TEOLOGÍA I TEOLOGÍA FUNDAMENTAL KEVIN ARTURO OZETA MUÑOZ SÍNTESIS EL HOMBRE, SER PARA LA FE
El hombre es llamado a creer, es un ser para la fe. Por la credibilidad el hombre
adquiere el carácter objetivo de la fe, y por la racionabilidad adquiere el carácter subjetivo. Fe y razón, por lo tanto, no son dos caracteres que se oponen entre si, sino que se necesita uno del otro para alcanzar la plenitud del conocimiento divino. Sin embargo, el aspecto de la credibilidad y la racionalidad no se identifican. La apologética manualistica establecía la fe como un acto de asentimiento intelectual, por lo tanto ésta debía ser aceptada por la inteligencia humana. Por ello era necesario que la revelación presentara pruebas, como lo son los milagros y las profecías, para identificar que era una auténtica revelación divina y así poder ser creída como verdadera; este era el juicio de credibilidad utilizado en la apologética en sus manuales. Ahora bien, existe en el hombre una raíz de la fe en su psicología. Las raíces antropológicas de la credibilidad no justifican la fe, sin embargo, la psicología humana ayuda al hombre a descubrir la relación que existe entre él y su destino último en la fe. Es decir, existen manifestaciones que son raíces de la fe en cuanto que preparan al hombre para la fe, pues el hombre en su naturaleza tiene la necesidad de lo trascendente y de la relación con Dios, y es imposible negarla pues sería violentar su ser mismo. La fe es un acto totalmente libre del hombre, por lo tanto esta no puede ser puramente racional, sino razonable, ya que al momento de racionalizar la fe esta carecería de libertad. Por ello, la fe en la apologética manualista, como busca demostrar la revelación, limita la libertad de la fe. En cambio, la razonabilidad de la fe busca dar razón de la misma, adquiriendo una certeza moral en la que la fe puede mantener un vinculo con la razón. Esta certeza moral depende de la disposición del sujeto y de los motivos por los cuales el sujeto cree. Es decir, la certeza moral debe ser por el amor de conocer. Amor y conocimiento deben, entonces, enriquecerse mutuamente. Así mismo, es importante y fundamental la disposición del sujeto por dejarse convertir por la fe, pues esta característica forma parte de la certeza y vida moral como presupuesto, pues es necesaria la conciencia de la necesidad de salvación de la propia persona por medio de la revelación. Este itinerario que conduce al hombre hacia la fe puede ser de dos maneras distintas; el método Experimental y el Teológico. El primero responde al modo como las cosas suceden al sujeto concreto, de este itinerario se tiene noticia en cuanto al testimonio vivido de los mismos sujetos concretos. En cambio, el teológico esta constituido por realidades que están presentes en los todos los accesos a la fe, y como tiene principios teológicos esenciales, su validez es general. De este itinerario encontramos algunos elementos que integran su proceso como lo son los preámbulos de la fe (verdades religiosas y morales naturalmente conocidas), la predicación del Evangelio (solo se llega a la fe por lo anunciado en el Evangelio, pues la fe es respuesta y aceptación de la palabra y persona de Jesucristo), los signos de credibilidad (gracias a ellos el acto de fe se aleja del voluntarismo o fideísmo) –más específicamente la significavidad- (que brota del encuentro del hombre con Jesucristo), y por último el deber de creer (al creer se cumple el deber moral del hombre)