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22 DE ENERO DE 2018
UNIVERSIDAD DEL VALLE
MANGUA, NICARAGUA.
CAPITULO I
CEREMONIAL. ETIQUETA.
El Ceremonial Público es el conjunto de fórmulas que exteriorizan la vida de relación entre los
Estado. Por lo que ha sido considerado como “la galantería de los Estados” puesto que constituye
las formas de cortesía que se observan en las relaciones de los Jefes de los Estados o de sus
representantes.
El Ceremonial Público ha sido definido también en una forma más detallada, “como el conjunto de
normas que regulan las relaciones entre las autoridades y/o Agentes Diplomáticos pertenecientes a
distintos Estados, cuando ellos entran en contacto recíproco personalmente o por correspondencia,
en ceremonias y actos sociales, o en cumplimiento de las funciones que les son propias”.
Es usual que muchas de estas normas tengan su origen en el Derecho Interno, basado en costumbres
y tradiciones; pero se pretende que puedan combinar con éxito el recuerdo del pasado y la
conservación de viejas tradiciones con modernas existencias del presente y la previsión del futuro
respetando siempre la filosofía política de los Estados. En estos casos los Estados son libres de
establecer normas según su soberanía, pero, al hacerlo, deberán respetar las disposiciones de
Derechos Internacional existentes sobre la materia. Como consecuencia de lo anterior, las normas
protocolares reflejan las tradiciones, maneras de ser, conceptos de cortesía, etc., propias de cada
pueblo, y por esto puedan diferir entre sí al ordenar las manifestaciones externas de los actos
reglados; pero por su finalidad común de servir a la vinculación internacional armónica y por su
necesaria adecuación a normas pre-establecidas de Derecho Internacional, conservan siempre en
lo esencial una similitud o paralelismo evidente.
El Ceremonial Extranjero abarca todo lo relativo a los llamados Honores Reales, a las Dignidades,
Títulos, Rango y Precedencia entre los Estados y sus Jefes, comprendiendo asimismo la
correspondencia de éstos y lo que se refiere a cumplimientos en la recepción y viajes de los Jefes de
Estado.
El Ceremonial de Cancillería llamado también Protocolo, tiene por objeto dar exacto cumplimiento
a las reglas generales que deben observarse en la redacción de los actos y oficios diplomáticos de
cualquier naturaleza. El Ceremonial de Cancillería señala los títulos y los calificativos
correspondientes a los Estados, a sus Jefes y a sus Representantes; la medida de los honores y el
rango a que tienen derecho y, finalmente, las fórmulas de cortesía consagradas internacionalmente.
Es decir, el Ceremonial de Cancillería es el que se sigue en los actos internos del Ministerio de
Relaciones Exteriores en lo referente a la comunicación escrita, o a las regulaciones establecidas por
alguna regla, norma escrita o tradicional.
Estas son las tres divisiones que venían aceptando los tratadistas, pero últimamente hay quienes
piensan que el Ceremonial Público simplemente hay que dividirlo en Ceremonial Público Externo e
Interno.
El Ceremonial Público Externo comprende todas las relaciones de los Jefes de Estados, incluyendo
la forma en que se van a redactar las cartas, credenciales y toda clase de mensajes que se dirigen
entre ellos.
EL Ceremonial Público Interno es el que va abarcar las relaciones de los diplomáticos con el gobierno
incluyendo la forma de redactar las notas verbales, las notas escritas y los tratamientos.
La división de los conceptos establecidos por Pradier Fodere, fueron mantenidos por varios autores
a lo largo del tiempo; pero, conforme a los conceptos modernos, en que proliferan las instituciones
públicas y privadas, los organismos internacionales, gubernamentales y no gubernamentales,
Estados con instituciones distintas, esa clasificación ha perdido actualidad y se considera que
pueden reducirse a tres términos:
- Protocolo
- Ceremonial
- Etiqueta
Protocolo- Procede del latín protocollum, y este del griego protokollon, primera hoja encolada y
pegada a un documento para darle autenticidad. Compuesto: Proto, al principio; y la raíz Kolla: cola,
pegamento.
En Roma se llamaba protocolo al sello impreso o escrito en el papel destinado a extender actas
públicas. Las leyes de Justiniano prohíben quitar o cortar el protocolo de las cartas que designaba el
año en que se había fabricado el pergamino y el nombre del oficial que lo había despachado.
Investigadores han encontrado que: Por los años 450 los dignatarios del Imperio de Oriente llevaban
en las ceremonias públicas grandes libros cuadrados que contenían las instrucciones del Emperador
para la administración de las Provincias, cuyos libros estaban encuadernados en cuero verde, rojo,
azul o amarillo, cerrados con correas o corchetas y adornados de varillas de oro horizontales o
formando rombos con el retrato del Emperador pintado o dorado en las tapas.
Ese dato les lleva a pensar que esos libros fueron los verdaderos protocolos o protos kollos, es decir,
los primeros miembros u originales y no lo que se ha considerado la primera hoja encolada sobre
todo porque, en esa época no se encolaban las encuadernaciones, sino que se cosían con bandas de
cuero o de metal.
Por otro lado una de las aceptaciones que el término Protocolo tiene en el Diccionario de la Real
Academia Española de la Lengua es el de “Reglas ceremoniales establecidas por ley o costumbre”.
Es de notar que en los Reglamentos de Protocolo y Ceremonial que dictan los Estados no
contemplan una definición de lo que deba entenderse por Protocolo o por Ceremonial. Las
definiciones dadas a estos dos términos han sido formuladas por los autores que han escrito sobre
este tema, y como es lógico conforme a la idea que cada uno tiene sobre la materia.
El Protocolo ha sido definido como “regla ceremonial diplomática o palatina establecida por decreto
o costumbre”. Diplomática, cuyo significado ciencia o conocimiento de los intereses y relaciones de
unas naciones con otras, implica el marco estatal e internacional en que se aplican esas reglas.
Según este concepto el protocolo sería el conjunto de normas que deberán observarse en la
celebración de un acto y que constituye la base y el fundamento de la ordenación que debe existir
en él.
El término palatina se refiere originalmente a la casa, al palacio, a la vivienda de los reyes y por
extensión a su gobierno interno, para pasar con el tiempo a designar a la corte núcleo aglutinador
del poder en torno al soberano, que en las monarquías absolutas no parlamentarias se hace
extensivo al reino. De ahí ha pasado a ser el conjunto de personas que intervienen en los asuntos
del Estado, y con el tiempo al órgano representado por la voluntad popular.
Según esta interpretación, la regla palatina se refiere a la que regula lo interior, “la casa”, la
interestatal, frente a la regla diplomática que regula lo exterior, lo extra estatal. Incluiremos aquí
por lo tanto los actos públicos oficiales en el ámbito interno de los Estados que habíamos excluidos
de estar comprendidos en el término diplomática: en nuestro país los de las administraciones
territoriales, los tres poderes y la jefatura del Estado.
Podemos deducir por tanto de todo ello como primera conclusión que el emisor de la comunicación
protocolaria es única y exclusivamente el Estado.
En vista de lo anterior, lo más apropiado sería definir, en sentido estricto, el Protocolo como la
compilación de normas que rigen las relaciones entre los gobiernos y entre las autoridades estatales
y los representantes diplomáticos y de otras instituciones. Definición que, en cierta forma, resume
Pradier-Foderé al decir que “el protocolo es el código de la cortesía internacional”.
Protocolo se ha llamado a ciertos anexos a los trabajos principales, para aclarar un tratado o para
ampliarlo y que se somete a determinadas normas más o menos similares a las del tratado.
En otras ocasiones se ha llamado protocolo a las actas que se van levantando cuando hay una
reunión internacional. Esta se estableció cuando en el congreso de Viena 1815, en las diferentes
sesiones se levantaba una carta y al conjunto de estas actas se le llamó el Protocolo de la reunión.
Por muchos años se le llamó Protocolo a lo que hoy le llamamos acta final de la reunión, pero
también Protocolo se llama a la colección ordenada de las escrituras matrices de los abogados o de
los consulares.
La razón de aplicar el Protocolo lo mismo a las grandes solemnidades sociales, militares o políticas,
nacionales o internacionales es que la aplicación de aquellos detalles que parecen insignificantes
hace derivar consecuencias agradables, un bienestar en las relaciones de las personas, una
satisfacción interna al sentirse objeto de una delicada atención.
El Protocolo cuando es acertado, natural y auténtico, revaloriza y embellece cuanto toca. Por eso,
respetar sus normas, aplicarlas y dejárselas aplicar es un signo de nobleza que afecta a todos. Por
otra parte se debe tener presente que el observar las normas de protocolo tiene por fin permitir a
las personas reunirse tranquilamente, permanecer juntas durante cierto tiempo sin fricciones ni
discordias. Gran parte de la vida de relación no es en sí placentera; al emprenderse por razones de
trabajo, u otras parecidas, la amabilidad se resiente. Igualmente importante es el hecho de que no
está en la naturaleza humana sentirse totalmente a gusto en un entorno que sea desconocido, o
rodeado de extraños; es necesario una posición de seguridad para que la tranquilidad y la relajación
resulten posible. Ahí precisamente el papel que juega el conocimiento de las normas de protocolo:
estimular la confianza personal mediante el conocimiento de las normas que rigen la relación oficial
o social y reducir los malos entendidos cuando, unos y otros, actuamos en forma correcta. Lo
expresado anteriormente confirma que el protocolo refleja una cortesía, un respeto entre las
personas. Aún cuando, en veces, la norma oficial de protocolo es contraria a las normas de cortesía
social. En el protocolo oficial, cuando se asiste a un acto, la persona que ostenta el cargo ocupa lugar
delante de su consorte. Sin embargo, es una reunión de tipo social, el hombre si sitúa después de
su consorte. En una recepción oficial, para recibir, la persona que ostenta el cargo se coloca primero
luego su consorte; mientras que un reunión de tipo social la consorte es la que saluda en primer
lugar a los invitados y luego su marido.
4º La Heráldica, arte del blasón, que explica y describe los escudos de armas de personas, linajes,
estados o ciudades.
El Ceremonial tuvo su origen en las ceremonias religiosas que se realizaban mediante un conjunto
de formalidades estrictas, prescritas en la liturgia.
Francisco Marín Calahorro destaca la importancia del Ceremonial y el Protocolo en el marco de las
relaciones internacionales y diplomáticas expresando los conceptos siguientes: “Las relaciones
entre Estados se basan en el respeto a dos principios fundamentales, igualdad jurídica y reciprocidad
de trago, y a un tercero complementario, el de representación. Concepto, éste último, que hace
realidad el hecho de que cada Estado personifica sus acciones a través de aquéllas que lo encarnan
físicamente y es identificado públicamente mediante ciertos símbolos (bandera, escudo, etc).
“Estos principios se han materializado en normas que especifican las condiciones que ha de darse
para que esas relaciones se produzcan de forma pacífica, con criterios de amistad y respeto mutuo
entre sus representantes. De ahí, la gran importancia que tienen el ceremonial y el protocolo en los
actos que se desarrollan en el marco de las relaciones internacionales y diplomáticas, deben reflejar
el respeto a la soberanía, al honor y a la dignidad de cada Estado. Lo que obliga a cuidar las
formalidades – honores, tratamientos, etc.- Que rigen el Ceremonial y el orden y la jerarquía que
establece el Protocolo. El buen desarrollo de una relación no se basa solo en cuestiones de fondo,
sino también en el lenguaje, las buenas formas y la corrección en el trato. Toda acción o
manifestación ofensiva, para los símbolos y personas que le representan, puede interpretarse como
extensiva al Estado en su conjunto. Por ello, los Gobiernos y las organizaciones internacionales
cuidan con esmero la preparación de reuniones de trabajo para los grandes acontecimientos. El
respeto a las formas, las demostraciones de amistad, la solemnidad de los actos, el contenido de los
discursos, el desarrollo de las recepciones, las atenciones personales y la concesión de honores y
condecoraciones con instrumentos de medidas para comprobar el nivel de calidad y las relaciones
entre dos o más Estados.
“Pero no es solo en los grandes eventos donde brilla el protocolo. El ejercicio de la diplomacia, en
su acción cotidiana, se rige por normas de carácter universal, acuñadas con el paso de los siglos, que
aseguran que los representantes de cada Estado disfrutaran del tratamiento, de los honores y de
las garantías que le son reconocidas legalmente; una infracción deliberada a esas reglas se traduce
de inmediato en una desconsideración hacia el Estado soberano que representa”.
Jean Serres dice que “El Ceremonial crea la atmosfera para las relaciones y el Protocolo codifica las
reglas que gobiernan el Ceremonial dando a cada participantes las prerrogativas, privilegios e
inmunidades que les corresponden”.
Etiqueta. Fue el primer término que se empleó para referirse al ceremonial o la forma de proceder
en la Corte Francesa, por eso lo hacen derivarse de la palabra Etiquette en Francés. Esta palabra
Etiquette tiene orígenes en el griego de stichos y éste en el origen primitivo que significa ordenar,
pero a su vez tiene connotaciones con el inglés stick que significa clavar, fijar y del alemán stikke
que tiene el mismo significado que el inglés.
Aparte del origen etimológico ¿De dónde viene esta palabra etiqueta?
Se originó en Francia. Se llamaba etiqueta a lo que nosotros le llamamos etiqueta, que son los
cartoncitos que se ponen en una caja para señalar su contenido. Después a esa palabra se le vino
dando amplitud y resulto que cuando iban a presentar a alguien en la Corte del Rey le daban una
etiqueta en la que se consignaba las normas que debía observar y las que no debía observar.
Los mismos franceses discuten acerca de su origen y dicen que no es propiamente de ahí de donde
nació el término de etiqueta, sino simplemente el jardinero mayor del Rey Luis XIV sembraban unos
viveros en el palacio Versalles y los nobles y las gentiles damas cuando se paseaban no se fijaban y
estropeaban los viveros. El jardinero había puesto un rotulo pidiendo que no los estropearan, pero
nadie le hacía caso. El jardinero consiguió que el Rey dictara un real acuerdo, diciendo que se debían
respetar las normas establecidas en la etiqueta de los jardines, de ahí resultó que los franceses
vinieron diciendo que el respeto a una norma contenida en una etiqueta es lo que señala el
comportamiento que debería observar una persona, no sólo en el jardín sino en las relaciones
generales.
Después la Etiqueta vino cediendo el lugar al término Protocolo. La Etiqueta la vinculan mucho con
los trajes. El matrimonio de la Fulanita fue de etiqueta, porque fueron de smoking.
Otros califican la etiqueta, dentro del plano social, como las normas de conducta que rigen las
relaciones sociales en la vida privada del comportamiento de las personas. Es decir, las normas de
cortesía que hay que observar en la vida privada. Evelia Porto de Mejía dice que “la Etiqueta es la
expresión formal de los buenos modales, sin los cuales es imposible vivir en comunidad”.
Es evidente que los tiempos cambian y las normas de cortesía evolucionan. En el siglo XVI el
elegante saludaba ceremoniosamente y las reverencias exageradas eran una exigencia de la buena
crianza. Hasta existían profesores especializados que se encargaban de enseñar a los jóvenes
aristócratas la manera de saludar en cada caso. Las plumas de los sombreros barrían el suelo en
perfecta rubrica. Francisco López Nieto, al referirse a los usos sociales, nos dice que “Muchas veces
estos usos producen al individuo, como observa Julián Marías, pautas de comportamiento que nos
permiten prever la conducta de los individuos que no conocemos, y obligan al individuo a vivir a la
altura de los tiempos. Pero, en ocasiones, y en determinadas esferas sociales, suponen auténticas
normas de conducta de las que hoy no se pueden prescindir, pues este protocolo privado o etiqueta
social ya no es cosa que pertenece al mundo diplomático o de la aristocracia, sino que, a un
determinado nivel social, parece necesario para no fracasar en las relaciones con los demás. El
sociólogo Armando de Miguel, para el que estamos, sin duda, “ante un reverdecimiento de la ética
de las formas” señala que los preceptos de la buena educación no tienen la formalidad de las normas
jurídicas, pero llevan también aparejadas su sanción: el ridículo. Y el periodista José María Carrascal
ha subrayado que seguimos necesitando maneras para seguir siendo humanos”.
Sobre el tema que estamos tratando es procedente recordar las palabras de la Reina de España,
Doña Sofía, cuando prologo “El Libro del Saber Estar”: “La educación, los buenos modales y el estilo
en el trato con los demás no son, de modo alguno, patrimonio exclusivo de un grupo reducido de
ciudadanos, ni, mucho menos, algo anticuado o pasado de modas”…
La etiqueta al incluir a las normas de comportamiento y de relación entre las personas comprende
el concepto de cortesía que es un término derivado de la palabra “corte”, una de cuyas acepciones
indica el lugar donde habita el rey y su sequito; pero, en el presente se reduce a un estilo de
comportamiento basado en tres expresiones fundamentales: “por favor”, “gracias” y “perdón”. En
concreto las normas de comportamiento entre las personas es lo que constituye una buena
educación y se basa en el respeto a los demás. Es decir, observar el refrán que aconseja: “No hacer
ni decir a los demás nada que no quieras que te hagan o te digan a ti”. Este es un principio de la ley
llamada del intercambio o de la reciprocidad según la cual nadie puede dar siempre o recibir siempre
porque tal actitud no conduce siempre a la armonía social. El vocablo etiqueta ha quedado
relacionado con un comportamiento digno. Por eso, algunos lo definen como el conjunto de reglas
de decoro que guían el comportamiento humano.
Los japoneses son realmente exigentes con las reglas de cortesía. Tienen numerosos colegios
especializados para enseñar a los ejecutivos cómo comportarse con la clientela. Consideran que las
reglas de cortesía tienen un valor económico de primera importancia.
Libros Antiguos sobre Etiqueta y Ceremonial: La primera enseñanza, no escrita en la mayoría de los
casos, son los consejos paternos pero que para muchos autores por las complicaciones de la vida
moderna ya han sido olvidados. Los investigadores consideran que las más antiguas recopilaciones
de normas de ceremonial, a nivel universal, fueron realizadas por CHOU KUNG, el fundador de la
dinastía china CHOU, que vivió en el siglo XII antes de Cristo. Estas recopilaciones sirvieron de base
los siguientes libros:
I I-li. Este libro en su mayor parte, constituye una guía para un funcionario de baja categoría en lo
que respecta a normas del ceremonial que debe observar y con tal fin desarrolla en forma detallada
las normas de etiqueta. Según Jorge Blanco Villalta, esta detallada elaboración de las normas de
etiqueta “poseía un valor profundo: inculcar el sentido del autocontrol, de actuar en forma
ordenada y correcta, valorado las acciones y los gestos, creando en la mente una sensibilidad agua
acerca de todo lo que implica honor, nobleza y dignidad y, por oposición, desechar lo que era bajo,
innoble e indigno”.
II Chou-li. Era un libro que contenía el Ceremonial practicado durante la dinastía Chou.
III Li-chi. Un libro considerado como el clásico de los ritos que recopila muchas de las enseñanzas de
Kung-Fu, llamado Maestro Kung, conocido en Occidente bajo el nombre de Confucio. Las
enseñanzas de Confucio fueron recopiladas por sus alumnos. En la época de Confucio ya se habían
perdido muchos textos del ceremonial chino y después de Confucio se perdieron parte de los textos
que él y sus discípulos habían recopilados.
Confucio pensaba “que si estuviera establecida una manera correcta de comportarse para todas y
cada una de las situaciones posibles, las tensiones y roces de los contactos humanos quedarían de
este modo suavizados en beneficio de todos”.
IV En Egipto en la antigüedad, nos encontramos con las Instrucciones del faraón Ptah Hotep a su
hijo sobre la conducta personal que se debe observar.
VI El Código de Romanoff: Formado por una serie de cuadernos conteniendo apuntes de Leonardo
de Vinci sobre comportamiento en la mesa, disposiciones de los invitados en la mesa de su señor
Ludovico de Sforza, forma de servir determinados alimentos, recetas de cocina, etc.
VII De Civitare. Autor Erasmo de Rotterdam que se ocupa de los hábitos personales, la apariencia
externa, conducta en la mesa, etc.
Erasmo de Rótterdam, en su obra De Civitare (“De la urbanidad en las maneras de los niños”)
publicada en 1530 y dedicada al niño de Enrique de Borgoña, aconseja “Es incivil lamerse con la boca
de limpiarse con la camisa los dedos untados; ha de hacerse más bien con paño o con la servilleta…
Si algo ha quedado pegado a los dientes, no ha de retirarse con el cuchillo ni con las uñas, a la
manera de los perros o gatos, no con la servilleta sino con una aguja de lentisco, con una pluma o
con los dos huesecillos que se separan de las patas de gallos o gallinas”.
VIII Mucho antes de Erasmo, en el siglo VIII, el sabio persa Eon Mogaffa daba a los jóvenes estos
consejos para comportarse debidamente en la mesa: “Hijo mío, cuando sean invitado a una cena,
no mires demasiadas veces hacia la cocina, no hacia los manjares que llevan a la mesa: sujeta con
firmeza las riendas del deseo, se dueño de ti mismo. Nunca seas el primero en extender la mano
para alcanzar la comida, no comiences a comer ante los otros. Tampoco seas el último en retirar la
mano del plato, no sea que los invitados te juzguen glotón o piensen que la gula es tu dueña y
señora, y el apetito la medida de tu personalidad. En tales ocasiones, evita las faltas de que te hablo
y considera la moderación como el pórtico imprescindible de la paciencia, la firmeza y la
ponderación.
IX Código de Hammurabi. Las primeras normas de protocolo escritas que se conocen están incluidas
en el Código de Hammurabi que data aproximadamente de 1750 a.c. y escrito en una estela de
basalto negro, descubierta por arqueólogos franceses en el año 1904. Sepultada en los restos de la
ciudad de Susa, capital que fue del imperio babilónico de Hammurabi, situada próxima a la
desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates. Actualmente se encuentra en el Museo de Louvre en
París.
El texto del Código contiene casi 300 artículos con normas que regulaban la vida de los ciudadanos
y no ciudadanos y contiene tres artículos con normas de protocolo:
El segundo establece la precedencia a todos los niveles ya sea por cargos como por corporaciones,
así como de los grupos sociales en los que estaba clasificada la población babilónica.
El tercero es una recomendación a los funcionarios encargados de las ceremonias de tratar con el
máximo respeto y cortesía a todos los ciudadanos del reino, cualquiera que sea su nivel personal o
social. Poner el mayor cuidado en realizar bien y de un modo justo los actos y ceremonias del reino,
porque contribuyen a la paz, prosperidad y felicidad de todos los súbditos. Y concluye diciendo
porque todos los babilonios, sea cual sea su situación personal y social, son hijos del Rey de
Babilonia.
X El Tratado del Arte de Cortar con el Cuchillo. Libro escrito en el siglo XV por don Enrique de Villena
que ha sido calificado como un auténtico libro de etiqueta.
XI Las Cartas de Lord Chesterfield a su hijo Felipe Stanhope. A estas cartas se ha referido Simón
Bolívar en los términos siguientes: “La enseñanza de las buenas costumbres o hábitos sociales es
tan esencial como la instrucción; por eso debe tenerse especial cuidado en que aprenda en las cartas
de Lord Chesterfield a su hijo, los principios y modales de un caballero”. Bolívar acompañó estas
instrucciones para la educación de su sobrino.
XII Pedro IV de Aragón, llamado “El Ceremonioso” escribió un documento de Protocolo, titulado
“Ordenanzas hechas por el muy alto Señor Pedro IV, Rey de Aragón sobre el régimen de todos los
oficios de su Corte” que en el siglo XIV, reglamenta los movimientos de su corte, estipulando las
obligaciones de los funcionarios, desde el mayordomo general y extendiéndolas hasta el aguatero.
XIII Cocinero Secreto del Papa Pío V. Este libro fue escrito por Bartolomé Scapit, cocinero del Papa,
editado en 1570. Ha sido considerado toda una enciclopedia de la cocina del Renacimiento y ha
sido objeto de muchas ediciones. El libro incluye menús para todos los meses, consejos para la
disposición de la mesa y reglas para el servicio en los cónclaves.
Jorge G. Blanco Villalta, al hacer un recorrido por la historia de Protocolo, nos dice que “Tan antiguas
como las organizaciones sociales son las formas externas de la consideración y respeto hacia los
soberanos, altos dignatarios religiosos y jefes militares. Los antiguos faraónicos hablan del ritual que
ordenaba las ceremonias oficiales y las religiosas, del orden estricto en el que se desarrollaba la vida
de los gobernantes y las personalidades de la corte”. Conceptos que fundamenta José Antonio de
Urbina cuando narra “Los grandes reinos e imperios de la antigüedad tenían un protocolo muy
sofisticado. Sin embargo, como sus soberanos de carácter mítico eran dioses al tiempo que personas
(como ejemplo, los soberanos del antiguo Egipto) y sus religiones eran politeístas, su protocolo
frecuentemente se confundía con la liturgia eclesiástica… Tuvo que ser Constantino, el último de los
grandes emperadores romanos, quien al oficializar el cristianismo como religión del Estado trazó la
frontera entre lo que podríamos denominar “protocolo laico o del Estado”, y “protocolo religioso o
liturgia” de la religión cristiana, oficial del Estado. Desde ese momento, el protocolo, perdiendo sus
concomitancias religiosas, se hace laico; y el religioso se incorpora a la liturgia cristiana. Siglos
después, el cristianismo en sus diversas ramas tiene su verdadero protocolo”.
Hablando del antiguo Egipto, en “el libro de enseñanza de los escribas” e determina el orden
protocolario de autoridades y describe cómo deben realizarse los ritos y ceremonias que se celebran
en presencia del Faraón.
En el pueblo persa, en la época de Darío I, regia en la Corte una severa y bien organizada etiqueta y
ceremonial. El Rey no era accesible sino mediante una serie protocolaria de ceremonias. En el
Antiguo Testamento nos encontramos con el ceremonial que Salomón ordenó para el recibimiento
a la Reina Saba y la descripción de grandes banquetes. Los griegos practicaban normas protocolarias.
EJERCICIOS Y PRÁCTICAS:
3.- Después de haber visualizado el video sobre el Código de Hammurabi explique en un breve
párrafo su importancia en los Ceremoniales modernos, elaborando en un breve documento de
Word y enviándolo al mismo correo de su docente.
5.- Prepárese para exponer los puntos que más le llamaron la atención sobre el capítulo leído del
libro texto de la clase.