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La catarata es la primera causa de ceguera en el mundo. No se cura con medicamentos, pero las
intervenciones quirúrgicas son rápidas y eficaces.
Para ello el doctor Rafael Barraquer, Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad
Autónoma de Barcelona, España, (UAB) y especialista en Oftalmología. Obtuvo el doctorado en
1987 con la calificación de “Cum Laude”.
También profesor e investigador, el doctor Rafael Barraquer, que ha publicado gran número de
monografías y artículos científicos en prestigiosas revistas especializadas, y ha obtenido múltiples
premios y distinciones, nos abre su quirófano para explicar en qué consisten y cómo se tratan las
cataratas.
La cirugía de esta enfermedad permite la recuperación de una visión normal e incluso mejor de la
que se había tenido en mucho tiempo.
Hay muchos tipos de cataratas, la más frecuente y habitual es una catarata relacionada con la
edad, con el envejecimiento, y por tanto aunque la causa no es totalmente conocida, está
relacionada con los procesos de oxidación, y el envejecimiento es oxidación, ahí está la clave
fundamental.
En definitiva, cualquier efecto que haga que la lente del ojo, el cristalino, deje de ser trasparente y
deje de funcionar.
¿Cuál es la incidencia de las cataratas en las patologías oculHay cataratas secundarias con
problemas específicos, ya sean enfermedades del ojo o sistémicas, sabemos que los diabéticos
tienen cataratas con más frecuencia y hay problemas concretos con enfermedades como las
inflamatorias dentro del ojo, las uveitis dan lugar a cataratas, o en el caso de gente joven incluso
como distrofia muscular, enfermedad hereditaria que a menudo provoca cataratas. Y por supuesto,
un accidente o un golpe, un traumatismo por electrocución puede dar lugar a cataratas.
Con la operación se recupera una visión como la anterior o incluso mejor al disponer de una
corrección óptica intraocular.
La cirugía de catarata ha ido por dos caminos, primero la seguridad, ligada a sistemas para extraer
de forma eficiente el contenido de la catarata a través de entradas cada vez más pequeñas para que
la cirugía sea lo menos traumática y agresiva.
Hasta hace unas décadas se hacía una incisión grande que requería una serie de puntos, de forma
que la operación que ahora hacemos en 10 minutos, se realizaba en 40/50 minutos; eso obligaba a
la cicatrización y al riesgo para el paciente si se daba un golpe o hacia un esfuerzo, se podía romper
un punto.
En la actualidad se trabaja con entradas muy pequeñas, de apenas dos milímetros, autosellantes,
que no requieren sutura.
El otro camino son las prestaciones, las lentes intraoculares han progresado, han ido mejorando la
calidad óptica. El cristalino sirve para enfocar. Hasta hace una década, las lentes que se implantaban
eran unifocales, con una sola distancia, lejos, y obligaban a tener gafas de cerca, para leer por
ejemplo. Se ha avanzado en lentes multifocales, para cerca y lejos, e incluso trifocales, con la
prestación de visión en distancias intermedias, como el ordenador.
Pero en realidad, los intentos de los años 90 no llegaron a ser muy efectivos: En los últimos cinco
años han aparecido otros láseres, porque hay muchísimos… el láser que estamos utilizando ahora sí
es efectivo, pero solo para ciertas partes de la operación, como cualquier instrumental: lo que hace
unas tijeras no lo hace una pinza, y el láser de lo que es capaz es de hacer una serie de cortes con
mucha precisión, por ejemplo abrir el cristalino en círculo, esto el láser lo hace con toda exactitud.
Al paciente se le explica el procedimiento, que es lo que puede esperar y lo que tiene que hacer
antes y después de operarse. Afortunadamente, la cirugía de catarata ha ido simplificando el
postoperatorio porque la incisión es más pequeña y más segura; es más difícil que surjan
complicaciones, pero, lógicamente, al paciente se le dan instrucciones para que en los primeros días
sea prudente.
La medicación postoperatoria también se ha simplificado, algún pequeño protector antibiótico o
antiinflamatorio, pero cada vez menos días y más suavemente.
Un aspecto que en los últimos años ha ido aumentando más es el problema de la sequedad ocular,
el ojo seco y la mala calidad de la lágrima, y aunque no sea un tema grave, cuando se pasa por un
proceso quirúrgico hay que insistir en estar atentos para utilizar lágrimas artificiales o lubrificantes