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CONTROL DE LA AGRESIÓN QUÍMICA

La manera más directa consiste en evitar el construir en ambiente agresivo, pero esto no
siempre puede llevarse a cabo, por lo que como regla general se debe procurar alguna
barrera que evite el contacto de los cloruros y sulfatos en solución con el concreto.

Esta protección puede llevarse a cabo con pinturas bituminosa, a base de caucho o pinturas
especialmente diseñadas para este tipo de agresión (normalmente del tipo epóxico), pero
que resultan usualmente soluciones caras.

Otra media es crear drenajes adecuados entre el concreto estructural y el suelo agresivo que
corten el flujo de la solución impidiendo el contacto entre ambos. Una medida conveniente
en este sentido consiste en emplear rellenos granulares de Tamaño máximo no menor de 1”
de granulometría abierta, que limitan la posibilidad de flujo por capilaridad entre el concreto y
el material de relleno.

Independientemente de lo anterior, lo básico para que se reduzcan las posibilidades de que


el concreto sea deteriorado por agresión química consiste en que el diseño de mezcla
considere una relación agua/cemento baja de modo de reducir su permeabilidad, emplear
agregados densos y utilizar cementos resistentes a los sulfatos como los Tipo II, Tipo V, Tipo
IP, Tipo IPM o añadiendo específicamente Puzolanas que al combinarse con la cal libre del
cemento reducen la formación de yeso.

La característica principal de los cementos resistentes a los Sulfatos consiste en un bajo


contenido de Aluminato Tricálcico (Máximo entre 5 a 8%) lo que disminuye la formación de
compuestos expansivos.

Los aditivos que contribuyen a reducir el agua de amasado ayudan a incrementar la


resistencia a los sulfatos, pero los acelerantes que contienen cloruros tienen un efecto
negativo por lo que se recomienda prohibir su empleo en estas circunstancias.

En la Tabla 12.3 se incluyen las recomendaciones que da el ACI con respecto al tipo de
cemento a emplearse para diferentes grados de exposición a Sulfatos (Ref. 12.2), siendo
importante tener en cuenta que den interpretarse a la luz de las condiciones reales de ataque
potencial para cada caso particular.
TABLA 12.3 REQUISITOS PARA CONCRETO EXPUESTO A SOLUCIONES CON SULFATOS

SULFATOS
SOLUBLES SULFATOS RELACIÓN
TIPO DE EN AGUA (SO4) EN TIPO DE AGUA/CEMENTO f´c
EXPOSICIÓN A (SO4) AGUA CEMENTO RECOMENDADA MÍNIMO
LOS SULFATOS PRESENTES RECOMENDADO (CONCRETO (kg/cm2)
EN SUELOS (p.p.m.) NORMAL)
(% EN PESO)

DESPRECIABLE 0 a 0.10 0 a 150 - - -

II, IP (MS), IS
MODERADA 0.10 a 0.20 150 a 1500 (MS), I (PM)(MS), I 0.50 280
(SM)(MS)
SEVERA 0.20 a 2.00 1,500 a 10,000 V 0.45 315

MUY SEVERA Sobre 2.00 Sobre 10,000 V + PUZOLANA 0.45 315

El hecho de que existan sulfatos en el suelo no significa necesariamente que atacarán al


concreto puesto que si se trata por ejemplo de un clima muy seco donde no hay posibilidad
de que entren en solución o esta posibilidad es mínima, es obvio que resulta antitécnico y
antieconómico especificar cemento especial cuando se pueden tomar precauciones mas
baratas y eficientes.
La agresividad por ataque de ácidos que ocurre en estructuras de uso industrial, se puede
tratar de combatir con precauciones similares a la de los sulfatos, pero existe el concreto que
pueda resistir indefinidamente el ataque de ácidos con alta concentración, por lo que lo usual
en estos casos es emplear recubrimientos especiales, como son los pisos epóxicos y
pinturas epóxicas, que adicionalmente necesitan un mantenimiento frecuente para garantizar
su efectividad.

ABRASIÓN
Se define la resistencia a la abrasión como la habilidad de una superficie de concreto a ser
desgastada por roce y fricción.
Este fenómeno se origina de varias maneras, siendo las más comunes las atribuidas a las
condiciones de servicio, como son el tránsito de peatones y vehículos sobre veredas y losas,
el efecto del viento cargado de partículas sólidas y el desgaste producido por el flujo continuo
de agua.
En la mayoría de los casos, el desgaste por abrasión no ocasiona problemas estructurales,
sin embargo puede traer consecuencias en el comportamiento bajo las condiciones de
servicio o indirectamente propiciando el ataque de algún otro enemigo de la durabilidad
(agresión química, corrosión etc) siendo esto último más evidente en el caso de las
estructuras hidráulicas.
. RECOMENDACIONES PARA EL CONTROL DE LA ABRASIÓN
Teniendo claros estos conceptos, es obvio que en la medida que desarrollemos las
capacidades resistentes de la capa de concreto que soportará la abrasión, lograremos
controlar el desgaste.
Se estima que la superficie aludida debe tener una resistencia en compresión mínima de 280
kg/cm2 para garantizar una durabilidad permanente con respecto a la abrasión, lo cual indica
que es necesario emplear relaciones Agua/Cemento bajas, el menor slump compatible con la
colocación eficiente, agregados bien graduados y que cumplan con los límites ASTM C-33
para gradación y abrasión, así como la menor cantidad posible de aire ocluido.
Al margen de estas precauciones previas a la producción, está demostrado que un elemento
fundamental en el resultado final lo constituye la mano de obra y la técnica de acabado.
Cuando se procede a realizar el acabado sin permitir la exudación natural de la mezcla, la
capa superficial se vuelve débil al concentrarse el agua exudada, incrementándose
localmente la relación Agua/Cemento.
Se considera que en condiciones normales, el acabado debe ejecutarse alrededor de dos
horas luego de la colocación del concreto y habiéndose eliminado el agua superficial.
La cantidad de energía que pone el operario en el proceso de acabado tiene relación directa
con el grado de compactación de la superficie habiéndose comprobado experimentalmente
una gran diferencia cuando éste trabajo se ejecuta con acabadoras mecánicas (de uso no
muy corriente en nuestro medio).
Es usual apreciar la costumbre generalizada de espolvorear cemento sobre la superficie
húmeda con objeto de “secarla” y terminar antes con el acabado, lo cual constituye una
práctica negativa si aún continúa la exudación, pues la película de cemento actúa como una
barrera impermeable reteniendo el agua y favoreciendo que disminuya localmente la relación
Agua/Cemento.
Si este procedimiento se efectúa luego de la exudación y se integra el cemento o un mortero
seco con el resto de la pasta, el efecto es muy beneficioso pues se consigue reducir
localmente la relación Agua/cemento e incrementar la resistencia, por lo que el concepto
básico está en la oportunidad en que se hace esto y no en la acción misma.
Otra precaución importantísima está constituida por la técnica de curado pues de nada sirve
tener materiales y un diseño de mezcla excelentes si luego no propiciamos las condiciones
para que se desarrolle la resistencia, y que son temperatura y humedad adecuadas.
El curado debe iniciarse inmediatamente después de concluido el acabado superficial
siendo recomendable mantenerlo no menos de 7 días cuando se emplea cemento Tipo I y
un tiempo mayor si se emplean cementos de desarrollo lento de la resistencia.
Otras técnicas de curado como el secado al vacío son mucho más eficientes en cuanto a
resultados, pero no constituyen soluciones que se puedan generalizar en nuestro medio por
su costo, por lo que es necesario aplicar las técnicas convencionales como son el riego
continuo o las “arroceras” que son alternativas simples y efectivas si se aplican bien y con
continuidad.
Una técnica probada mundialmente (Ref. 12.13) que mejora notablemente la resistencia a la
abrasión de las superficies de concreto consiste en emplear el denominado “concreto fibroso”
(Fiber concrete) del cual ya hemos hablado en el Capítulo 10.
Hay una variedad muy grande de tratamientos adicionales para lograr una superficie mucho
más resistente que la obtenida con un concreto standard, y par ciertos casos especiales no
hay otra opción que recurrir a ellos, sin embargo la recomendación principal es el no usarlos
sin antes evaluarlos en forma práctica. En el caso de productos del tipo que vienen listos
para su uso en obra, hay que tener cuidado pues los fabricantes no pueden cubrir con un
solo producto la infinidad de parámetros involucrados en lo que al concreto se refiere, luego
hay que aplicar las recomendaciones de ellos con sentido común y comprobar sus bondades
antes de incluirlos en las obras.

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