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Jürg Willi
Terapia Familiare, 23 de Marzo de 1987, 27-30
Traducción: Fernando Carrasco
Esta idea no ha sido confirmada hasta hoy por los datos clínicos. Presupone que el
comportamiento individual sea virtualmente independiente de los factores
relacionales. Desde mi punto de vista, es sobre todo la estructura de la relación la
que determina si prevalecerá un comportamiento enfermo sobre el sano o al revés.
El comportamiento individual es diverso según las relaciones en el que se expresa.
El concepto de “colusión”:
una integración entre el enfoque sistémico y psicodinámico en la terapia de pareja J. Willi
Historia personal y psicopatología individual son, por tanto, profetas en los que no se
puede confiar porque cada pareja desarrolla sus propias dinámicas relacionales.
3ª.- Por eso en la Terapia de Pareja es importante hacer frente a los temas relativos
a la díada, los miedos, las necesidades, las expectativas y las perspectivas de
crecimiento. Todo esto es todavía más importante en el tratamiento de parejas
que están en vías de separación, porque el insight y la comprensión de estos
puntos puede facilitar el proceso de separación y la posibilidad de hacerse libres
y disponibles para nuevos vínculos.
4ª.- El sistema pareja se puede romper, el familiar no; los hijos pueden cambiar la
relación con los padres, pero no pueden anular la relación con ellos.
las normas y los valores hace muy difícil a los cónyuges desarrollar ideales de pareja
mutuos y distintos que permitan una buena identificación y faciliten el nacimiento de
estructuras definidas en el sistema.
Hoy en día hay una gran confusión entre normas, ideales, valores, reglas y
estructuras de la vida de pareja, lo cual conduce inevitablemente a sensaciones de
inseguridad, inadecuación, ansiedad, vergüenza y culpa. Estos sentimientos, a su
vez, refuerzan la confusión entre valores, reglas y estructuras. Por ejemplo, ambos
cónyuges pueden desear intimidad y franqueza recíprocas y al mismo tiempo
rechazar la idea de un compromiso continuo en la relación que exigiese inversiones
emotivas muy altas. Pero la falta de inversión crea celotipia que a su vez lleva a la
evitación de la inversión emotiva.
El concepto de colusión (22, 23) tiene que ver con este tipo de interacción emotiva.
Está basado en las ideas de Henry Dicks (3) y en conceptos sistémicos. Conceptos
parecidos han sido propuestos por Bowen, Meissner y Gurman (2, 9, 4).
PAREJAS COLUSIVAS
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El concepto de “colusión”:
una integración entre el enfoque sistémico y psicodinámico en la terapia de pareja J. Willi
Los miembros de una pareja pueden sentirse atraídos y al mismo tiempo repelidos
por un tema que puede ser al mismo tiempo fascinante y molesto. La polarización
funcional de los roles conduce a posiciones en las cuales los miembros se integran y
se completan el uno con el otro al mismo nivel relacional.
En una pareja con una estructura oral, el amor es definido en términos de ofrecer y
recibir cuidados y atención. Las díadas sádico-anales están caracterizadas por
temas que giran en torno al binomio autonomía-dependencia. En un nivel fálico, el
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El concepto de “colusión”:
una integración entre el enfoque sistémico y psicodinámico en la terapia de pareja J. Willi
amor tiene el significado de conseguir y ofrecer prestigio social, mientras que las
relaciones narcisistas están caracterizadas por tensiones hacia la armonía y la
simbiosis. Estos temas constituyen –a menudo inconscientemente- la base sobre la
cual se estructuran las relaciones de pareja.
Los modelos de comportamiento en las parejas muy neuróticas son muy rígidos. En
una relación de este tipo, cambiar roles significa romper la construcción defensiva
recíproca y hacer emerger en consecuencia los miedos reprimidos. Las díadas
neuróticas tienen un nivel de adaptación muy bajo, una discreta capacidad de
crecimiento y pueden volverse muy fácilmente disfuncionantes. Allá donde son
amenazadas, tienden a polarizar el comportamiento cada vez más, excediendo el
comportamiento habitual o actuando la negación inicial de complementariedad de
roles.
Relaciones narcisistas-simétricas
A menudo se separan, y terminan por llevar una vida solitaria y aislada o empiezan
otras relaciones, renovando así la ilusión de ser capaces de implicarse seriamente
en una relación.
El seguimiento realizado con parejas que han estado en terapia desde hace 5 a 16
años en nuestro servicio, indica que los miembros presentan todavía trastornos del
carácter de tipo neurótico, pero han aprendido a manejar estas tendencias dentro de
las relaciones, de forma que evitan y previenen el surgimiento de escaladas
destructivas. No entran en colusión, es decir, no dan vida a interacciones en las
cuales cada miembro está obligado a actuar un comportamiento siempre más
regresivo o progresivo, forzando al otro a la posición complementaria.
Hoy en día es muy difícil obtener una clara organización de la pareja porque también
los psicoterapeutas contribuyen a la persecución de ideales irrealizables.
Por ejemplo, hay personas que hace difícil la propia vida llevando lo que se ha
llamado un “matrimonio abierto”. En terapia a menudo niegan los celos y el dolor
acarreado por la relación del partner con una tercera persona, y a menudo ellos se
encuentran a su vez a un tercero por venganza y no por necesidad, entrando así en
una escalada recíproca.
Todo esto puede ser agravado por la presencia de un terapeuta que pide apertura
absoluta, sinceridad de sentimientos y de fantasías y busca la realización de una
relación muy íntima. Pero la diferenciación de las personalidades dentro de la pareja
necesita una clara delimitación de los ámbitos de cada partner, comprendida su
posibilidad de abrirse y compartir. Los miembros de una pareja deberían estar en
grado de comunicar sobre cualquier cosa que se refiera a su relación, pero deben
también saber aceptar la necesidad de un área personal y privada en otros campos.
Cada persona tiene que ver con áreas más fácilmente comprensibles por extraños
que por el propio partner.
A pesar del alto número de divorcios, el matrimonio está aún pensado en términos
de proyecto “de por vida” y tiene, por eso, una realidad y una historia propias.
Para un terapeuta individual puede resultar difícil pedir al partner regresivo que se
comporte de una manera más progresiva, desde el momento en que este tipo de
terapeuta ha aprendido a conseguir una regresión (terapéutica) todavía más sensible
que la que presentaba al principio el paciente. En mi opinión, sin embargo,
comportándose de una manera más autónoma las personas adquieren rápidamente
un mínimo de autoestima y están, por tanto, mayormente motivadas a seguir en
terapia.
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El concepto de “colusión”:
una integración entre el enfoque sistémico y psicodinámico en la terapia de pareja J. Willi
El uso del término “colusión” está generalmente considerado como una tarjeta de
presentación para una visión terapéutica de marca psicoanalítica, y de hecho el
subtítulo del artículo habla de una integración psicodinámica y sistémica. No está
fuera de lugar, por tanto, recordar a quién se debe este término y qué es lo que se
pretendía al principio con él.
Por lo que yo sé, el primero en usar el concepto de colusión fue Ronald Laing en su
famoso libro “El Yo y los otros” de 1969. Haciendo referencia a la raíz latina del
término, Laing usaba el término de colusión tanto con el matiz del “jugar” como con
la de “engañar”, y él lo consideraba un proceso interpersonal a través del cual se
expresa “una cooperación entre el yo y los otros... en el cual cada uno juega
voluntariamente al juego de los otros, incluso sin darse cuenta completamente”.
(Nota del traductor: en Derecho, la colusión es el acuerdo fraudulento entre dos parte y en perjuicio
del propio cliente.)
Se crea así, según Dicks, una personalidad conjunta o integrada que permite a cada
unidad el redescubrir aspectos perdidos de las relaciones objetales primarias
escindidas o reprimidas, y que son re-experimentadas en la co-implicación con el
cónyuge mediante identificación proyectiva”. El partner es, por lo tanto, tratado
según cómo se valora este aspecto del self: mimado, consentido, denigrado,
perseguido, etc.”.
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El concepto de “colusión”:
una integración entre el enfoque sistémico y psicodinámico en la terapia de pareja J. Willi
ya no es posible hablar de una patología del individuo, sino que es necesario mirar,
en cambio, en términos de una patología de la relación.
Los mecanismos defensivos a los que Dicks se refiere son precisamente aquellos
mecanismos primitivos subrayados por Klein: la idealización, la escisión y sobre todo
la identificación proyectiva, entendidas como mecanismos de funcionamiento
relacional útiles, dentro de ciertos límites cuantitativos (y no cualitativos) para la vida
y el mantenimiento de la colusión.
También para Willi la colusión es un juego inconsciente y recíproco entre los dos
partners, pero a diferencia de los que opinan los otros autores que se insertan en
esta corriente, para Willi es de naturaleza patológica, “organizado de manera
defensiva, dirigido a permitir la neutralización de miedos, la comprensión de
injusticias padecidas, la evitación o la capacidad de dominar situaciones
amenazantes”.
“En cada matrimonio, tanto el hombre como la mujer llevan sus partes masculinas y
femeninas y cada uno de los partner busca y confirma la masculinidad y la feminidad
del otro”. “Sucede, de esta forma, que en la dinámica de la pareja cada partner
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El concepto de “colusión”:
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considera al otro como una parte externalizada de sí, además de cómo un objeto
nuevo con el cual relacionarse”.
Este tipo de terapia que Willi nos propone pasa a través de la redefinición, y la
prescripción de tareas en casa tiene como objetivo el cambio comportamental y
cognitivo de los pacientes, la re-estructuración de modelos de interacción entre los
partners y la despolarización de los comportamientos. Willi afirma bien claramente
que no es un objetivo primario de este tipo de terapia el encarar conflictos profundos
o fijaciones neuróticas. Y su modo de concebir el funcionamiento de la pareja es la
prueba.
Nos encontramos, por tanto, frente a una terapia que podría ser considerada “de
solución de problemas” (Haley), aunque desde un punto de vista psicodinámico y no
estratégico-paradójico; una ulterior confirmación de esto nos viene dada por la
ausencia de referencias a las complicadas vicisitudes identificativas con los padres
de origen y con su relación de pareja, que también caracterizan la vida mental y
emocional de los partners conyugales.
Estas diferencias son, según mi opinión, fundamentales y hacen que Willi se sitúe
casi como un puente entre un enfoque comportamental y otro psicodinámico en la
terapia de pareja, dejando sin embargo una gran confusión al lector en torno a la
naturaleza y los objetivos de un enfoque más específicamente psicoanalítico.
Mayo, 1987
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El concepto de “colusión”:
una integración entre el enfoque sistémico y psicodinámico en la terapia de pareja J. Willi
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