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EL MATERIALISMO

DIALÉCTICO
Y LOS PARADIGMAS DE
KUHN*
Marcelo Fuentes (1996)

En medio de la profunda crisis en que hemos caído los marxistas luego del derrumbe del
muro, nos hemos sentido obligados a presentar debate frente a un sinnúmero de
problemas que, desde las ciencias en general, y de las sociales y humanísticas en
particular, se han suscitado. De este modo nace VIª Tesis que, humildemente, pretende
rescatar las bases de una teoría "pasada de moda".

Uno de los temas hemos decidido abordar es lo que se da en llamar el Paradigma de


Kuhn (extraído de la obra de Thomas Kuhn, especialmente de su libro "LAS
ESTRUCTURAS DE LAS REVOLUCIONES CIENTIFICAS"). En la literatura
marxista hay pocas referencias al tema (en realidad sólo hemos encontrado notas
aisladas). Es decir, que no se lo ha refutado con la firmeza que el mismo requería y, una
vez más, viejas ideas fueron contrabandeadas dentro del espíritu científico.

La idea central de este artículo es tratar de analizar algunos conceptos que aparecen en
el libro de Kuhn, a la luz de la teoría materialista dialéctica.

Thomas Kuhn es un físico norteamericano que se dedicó a la historia de la ciencia y que


en 1962 publicó su obra fundamental, ya citada. El libro ha sido traducido al castellano
en 1971, y aquí, desde la aparición del gobierno alfonsinista y en los claustros
universitarios fue difundiéndose frente a la pasividad ideológica marxista. De este
modo, la veloz propagación de sus ideas, y junto a un sinnúmero de autores que en
dicha época postulaban teorías similares, se ha formado una gran camada de estudiantes
siguiendo estos postulados. Además en dicho libro hay una considerable cantidad de
ejemplos que abonan sus hipótesis y son mayoritariamente ejemplos tomados de la
física, la química, la astronomía, lo cual deja la sensación, luego de haberlo leído, de
conocer en profundidad la historia de dichas ciencias. Esto exime a sus seguidores de
ponerse en la incómoda tarea de abocarse al estudio de sus conclusiones y de esta
manera refutan a los científicos habiendo consultado solamente la obra de Kuhn. Esta
obra crea un efecto psicológico importante, pues la forma de redactar, la "estatura" del
autor (hipervalorizada), y el manejo de esas disciplinas, ponen en un serio aprieto a los
críticos de su obra. Nuestro texto se orientará a la crítica de la noción general de
paradigma. Sin embargo se verá un libro posterior de Kuhn, en el cual se desdice de
muchas de sus hipótesis. Así el veneno relativista que se inocula asociado al nombre de
Kuhn, ni siquiera es sostenido por su autor.
Se sabe que uno de los tres frentes en los cuales lucha el marxismo es el ideológico los
otros dos son el político y el económico, (CONSULTAR TRES PARTES Y TRES
FUENTES DEL MARXISMO de V. I. Lenin). Veremos en este artículo cómo es que,
con la reproducción de la teoría de Kuhn, se ataca (directa o indirectamente) a la teoría
materialista dialéctica.

Kuhn plantea desde el principio que: "Mi objetivo fundamental es demandar con
urgencia un cambio en la percepción y la evaluación de los datos conocidos". En
nuestro país ha logrado el consenso y la adhesión de gran número de intelectuales, se ha
hecho sentido común. Es decir que el autor ha logrado, en gran medida, su propósito.

Esquemáticamente se puede decir que los paradigmas son “realizaciones científicas


universalmente reconocidas, que durante cierto tiempo, proporcionan modelos de
problemas y soluciones a una Comunidad Científica”. De acuerdo con esto, los
paradigmas serían como moldes o bases sobre los cuales se apoyan los científicos para
la formulación de problemas y la búsqueda de sus correspondientes soluciones. Cuando
la ciencia se desarrolla dentro de un paradigma, Kuhn dice que es ciencia normal. Pero
en el momento en que un paradigma es reemplazado por otro, nos encontramos ante una
revolución científica.

CONCEPTO DE CIENCIA, ANALISIS GNOSEOLOGICO

La ciencia normal es, como dijimos, toda la producción científica que se elabora dentro
de un paradigma.

La primer pregunta que nos hacemos es: ¿Qué es la ciencia? Partiendo de esta premisa
se podrán resolver toda una serie de equívocos y de interpretaciones que, desde el punto
de vista de Kuhn y analizadas en sus últimas consecuencias, nos llevarán al relativismo,
al subjetivismo o al agnosticismo.

Kuhn no asume la responsabilidad de brindar, sintéticamente, su definición sobre la


ciencia. Sin embargo, diversos interpretadores de su trabajo se animaron a ir más allá,
proponiendo las conclusiones a las que necesariamente se arriba luego de una detenida
lectura. Por ejemplo en el libro “INTRODUCCION AL CONOCIMIENTO
CIENTIFICO”, de Guibourg, Ghigliani y Guarinoni (obligatorio para los estudiantes del
C.B.C. de la U.B.A.), dice, en la pág. 189: "En cada época, pues, es el consenso de los
científicos el que determina qué es la ciencia". ¡Menos mal! en su pretensión de
objetividad, el relativismo cede “democráticamente” la palabra a los científicos, para
que “descifren” el sentido de ese concepto. En esta cita vemos un abismo entre la
ciencia, su método, su objeto y el conocimiento de la realidad, su posible aplicación y el
poder explicativo (predictivo) que pueden lograr las ciencias sobre la naturaleza. Desde
nuestro punto de vista, la ciencia se opone a lo que llamamos fe religiosa, pues aquí la
única manera de permanecer dentro de sus límites es la creencia. En la ciencia, en
cambio esta creencia juega un papel no determinante, puesto que en definitiva será la
contrastación con la práctica social la que decidirá si una teoría científica es correcta o
no.

A. Chalmers en "¿QUÉ ES ESA COSA LLAMADA CIENCIA?" expresa: "La


característica que distingue la ciencia de la no ciencia es, según Kuhn, la existencia de
un paradigma capaz de apoyar una tradición de ciencia normal". Debemos objetar

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también esta afirmación, porque la línea divisoria entre ciencia y no ciencia es, a nuestro
entender, el poder describir cómo se produce un fenómeno y, lo que es lo más
importante, por qué sucede (explicación y predicción). Es decir que la conexión de la
realidad con nuestros conocimientos es de fundamental importancia, pues de aquí se
derivará cual es nuestro basamento gnoseológico.

Haremos, ahora, una breve incursión en la gnoseología, para retomar luego el análisis
científico.

Existen en la teoría del conocimiento o gnoseología dos posturas fundamentales: la


idealista y la materialista. De acuerdo con la primera la conciencia o el pensamiento es
un ente espiritual que se autogenera y desarrolla, siendo la realidad objetiva (materia)
una expresión de ese desarrollo. Es decir que la materia existe gracias a que hubo una
conciencia que la generó (por ejemplo Dios, o la Idea Absoluta en Hegel). También el
idealismo puede expresarse en una fuerza espiritual que da vida a todos los objetos o en
un complejo de sensaciones que produce al mundo físico. Variedad extrema del
idealismo, es el solipsismo. Según esta teoría, (que quiere decir sólo yo mismo),
sostenida por un obispo inglés llamado George Berkeley, la materia no existe fuera de
nosotros, los objeto exteriores no son más que ideas que nos creamos; estas ideas,
obviamente, no están fuera de la mentes humanas.

El materialismo, en cambio, sostiene que la conciencia es sólo una consecuencia del


desarrollo de la materia, de la realidad, expresada en el pensamiento humano que tiene
como base material al cerebro. En este sentido es que se afirma, desde las posiciones del
materialismo dialéctico, que el pensamiento es el reflejo de la realidad objetiva.

Este es el problema fundamental de la filosofía: la resolución de qué es lo primario y


determinante, si la conciencia o la materia. Dependerá de esta respuesta cuál es el
camino que seguirá un filósofo.

Pero existe una posición que se pretende intermedia: el agnosticismo. Desde esta
particular visión, la realidad objetiva existe pero es incognoscible; el pensamiento
humano es incapaz de develar la esencia de los fenómenos ajenos a él. Sólo nos
contentaremos con describir la naturaleza, pero no debemos tratar de explicarla, porque
esto, desde el agnosticismo, es un intento inútil. Hemos dicho que se pretende
intermedia, pues como dijo Lenin "rascad al agnóstico y tendréis al idealista".

Kuhn, en los capítulos referentes a la ciencia normal intenta demostrar cómo es que los
científicos dedican la mayor parte de sus esfuerzos a sostener el paradigma vigente. Esto
implica que la ciencia sea una actividad que no se enfoca de cara a la realidad. También
nos hace pensar que su postura es, en lo relativo a la posibilidad de conocer, la de un
agnóstico. Todas estas hipótesis nuestras son corroboradas por el mismo Kuhn, en su
apéndice de 1969. “A menudo se considera que una teoría científica es mejor que sus
predecesoras, no tan sólo en el sentido en que es un instrumento para descubrir y
resolver enigmas, sino también porque, del alguna manera, constituye una
representación mejor de lo que en realidad es la naturaleza. A menudo se oye decir que
las teorías sucesivas crecen aproximándose cada vez más a la verdad. Generalizaciones
aparentes como esa no sólo se refieren a la solución de enigmas y a las predicciones
concretas derivadas de una teoría, sino, antes bien, a su ontología, es decir, a la unión de
las entidades con que la teoría cubre la naturaleza y lo que realmente está allí”.

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"Quizás haya alguna manera de salvar la idea de 'Verdad' para su aplicación a teorías
completas, pero esta no funcionará. Creo yo que no hay un medio, independiente de
teorías, para reconstruir frases como ‘realmente está allí’; la idea de una unión de la
ontología de una teoría y su correspondiente ‘verdadero’ en la naturaleza me
parece ahora, en principio, una ilusión" (pág. 314).

Vale la pena detenernos en esta interesante frase, puesto que lleva implícitas
consecuencias gnoseológicas fundamentales. En el primer párrafo, expresa, de forma
inequívoca, que el avance científico no es concomitante con el acercamiento del
conocimiento humano hacia la verdad, y esto se debe a que no existe "la unión de las
entidades con que la teoría cubre la naturaleza y lo que realmente está allí". No hay
posibilidad de acercarse a través de la ciencia al conocimiento de la realidad objetiva.

En el párrafo siguiente, Kuhn agrega "Creo yo que no hay un medio independiente de


teorías, para reconstruir frases como ‘realmente está allí’. La única vía que el científico
posee para conectarse con la realidad material, exterior a sí, son las teorías.”
Nuevamente se olvida del criterio de la práctica, que será el único que nos garantice la
objetividad (o no) de nuestros conocimientos.

Además, si son sólo teorías disímiles las que compiten sobre la visión de una misma
realidad, esto nos lleva a la idea kuhniana de la “incomensurabilidad” de los diferentes
paradigmas, tema que será tratado más adelante.

Niega, entonces, la posibilidad de conocimiento científico por parte del ser humano.
Este se halla “condenado" a cambiar algún problema práctico que se genere dentro de la
ciencia, pero de ninguna manera será factible una unidad entre el hombre (lo subjetivo)
y la naturaleza (lo objetivo). ¡¡Pero este señor nos confunde!! ¿Será el mismo qué
expresó lo siguiente en sus SEGUNDOS PENSAMIENTOS SOBRE PARADIGMAS?
"Enunciados de alto nivel teórico como la ecuación de Schrödinger o la segunda ley de
Newton, no se relacionan con la naturaleza sólo a través de sus consecuencias sino
también de un modo directo, durante su tránsito desde el esquema de la ley hasta el caso
particular apropiado" (pág. 73). ¡Con esto desilusiona a su grey!

Por otra parte Kuhn no está de acuerdo con la noción de verdad, la cual implica la
correspondencia entre el pensamiento y la realidad.

Dentro del Materialismo Dialéctico el problema de la verdad ocupa un lugar destacado


Marx y Engels sostuvieron una lucha implacable contra aquellos que negaban la verdad
así como con los que sostenían que lo único importante era buscar "verdades eternas”
como Eugene Dühring. Lenin se ocupa en su MATERIALISMO y
EMPIRIOCRITICISMO de destruir las nociones relativistas de la verdad. Hoy en día es
moneda corriente (y es hasta “progresista") afirmar que la verdad no existe, que es sólo
un juego de poderes (Nietzsche y Foucault), que es un consenso de subjetividades o que
cada punto de vista depende de la ideología que sostenga ese individuo. Todo este
palabrerío tiene como misión relativizar los conocimientos adquiridos por la
humanidad.

Para el marxismo, en cambio, existe un mundo objetivo, más allá de nosotros, los
humanos. Dicho mundo es cognoscible y las proposiciones que se adecuen a él serán
verdaderas. Y estas casi siempre serán parciales (o relativas) ya que en sí mismas,

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contienen granos de verdad absoluta. ¿Y cómo comprobamos que estas proposiciones
son verdaderas? Pues en la práctica. Es el criterio de la práctica el que nos confirmará la
veracidad de nuestros pensamientos, criterio que es impreciso, falible como para no
absolutizar los conocimientos, pero es lo bastante preciso como para verificar, a cada
paso, la existencia de la realidad objetiva y el conocimiento de ella, de forma cada vez
más profunda.

Kuhn, aferrado a la lógica tradicional, aplica un relativismo extremo y al hacerlo


transita los caminos del agnóstico, negando metafísicamente toda posibilidad de verdad.
Para él la verdad es un término inutilizable, pues la ciencia siempre encontrará que una
teoría no era completamente verdadera.

¿Cómo refutaba Lenin estas posturas en 1908? "Todas las antiguas verdades de la física,
incluso las que eran consideradas como fuera de discusión e inmutables, se han revelado
como verdades relativas; es decir, no puede haber ninguna verdad objetiva
independiente de la humanidad. Así razona, no sólo todo el machismo (adeptos a la
teoría de Ernest Mach. N. del A.), sino todo el idealismo ''físico'' en general. De la suma
de verdades relativas en el curso de su desarrollo se forma la verdad absoluta; las
verdades relativas son imágenes relativamente exactas de un objeto independiente de la
humanidad; tales imágenes llegan a ser cada vez más exactas; cada verdad científica
contiene, a despecho de su relatividad, elementos de verdad absoluta. Todas estas tesis
que son evidentes para cualquiera que haya reflexionado en el ANTIDÜHRING de
Engels, están en chino para la teoría ‘moderna’ del conocimiento" (pág. 345).

MATERIALISMO y EMPIRIOCRITICISMO.

Sin embargo el Kuhn de 1962 nos 'refuta' con esta aguda información, "pocas personas
que no sean realmente practicantes de una ciencia madura llegan a comprender cuánto
trabajo de limpieza (...) deja un paradigma para hacer, o cuan atrayente puede resultar la
ejecución de dicho trabajo. Y es preciso comprender esos puntos. Las operaciones de
limpieza son las que ocupan a la mayoría de los científicos durante todas sus carreras.
Constituye lo que llamo aquí ciencia normal. Examinada de cerca, tanto históricamente
como en el laboratorio contemporáneo, esa empresa parece ser un intento de obligar a
la naturaleza a que encaje dentro de los límites preestablecidos y relativamente
inflexibles que proporciona el paradigma". La naturaleza, por tanto debe "encajar"
dentro de la teoría científica. No existe posibilidad de una relación de adecuación.

"Una parte del trabajo teórico normal, aunque sólo una parte pequeña consiste
simplemente en el uso de la teoría existente para predecir información fáctica de valor
intrínseco" (pág. 61). “Los Bernoulli, Euler, Lagrange, Laplace y Gauss, realizaron
todos ellos parte de sus trabajos más brillantes en problemas destinados a mejorar la
concordancia entre el paradigma de Newton y la naturaleza"(pág. 64), son claros
ejemplos de la miopía de Kuhn con respecto a la ciencia. Si bien es cierto que estos
autores trabajan con los mismos postulados básicos o filosóficos (paradigmas), sus
estudios sirvieron para la creación de un nuevo paradigma, a través de un salto
dialéctico, hasta llegar al fin a un nuevo reordenamiento de los principios explicativos,
los cuales a su vez serán reformulados una y otra vez, pero siempre desde una base
distinta, en donde habrá cada vez mayor adecuación a la realidad. Basta con decir que
sin la Teoría de la Relatividad no hubiesen sido posibles los viajes espaciales, y si el

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nacimiento de la mecánica cuántica se hubiese retrasado, también se hubieran dilatado
todas las aplicaciones nucleares.

Si nos quedamos en el estricto campo de la ciencia, no relacionándolo con las


necesidades sociales, el error metodológico se pagará caro al llegar a las conclusiones
relativistas a las que se arriba (insistimos, ineludiblemente) con Kuhn.

Partiendo de esta base Kuhn desvirtúa todo el papel que la ciencia juega dentro de la
sociedad. En una definición del concepto ciencia debemos incluir la relación existente
entre ésta y las necesidades sociales y cómo las teorías que se gestan dentro de la
ciencia tengan estrecha relación con la realidad objetiva. Por lo tanto introduciremos la
definición que hacen Kedrov y Spirkin: "La forma superior de los conocimientos
humanos; es un sistema de conocimiento en desarrollo, los cuales se obtiene mediante
los correspondientes método cognoscitivos y se reflejan en conceptos exacto cuya
veracidad se comprueba y demuestra a través de la práctica social. la ciencia es un
sistema de conceptos acerca de los fenómenos y leyes de mundo externo o de la
actividad espiritual de los individuos, que permite prever y transformar la realidad en
beneficio de la sociedad; una forma de actividad humana históricamente establecida,
una "producción espiritual", cuyo contenido y resultado es la reunión de hechos
orientados en un determinado sentido, de hipótesis y teorías elaboradas y de las leyes
que constituyen su fundamento, así como de procedimientos y métodos de investigación
("LA CIENCIA", Kedrov y Spirkin, pág. 7).

Hace tiempo que la ciencia ha perdido el consenso y la estima de muchos autores


neoprogresistas. Diversas corrientes se han encargado de minimizar y relativizar el
papel que juega dentro de una sociedad determinada y justifican y avalan su postura
exponiendo numerosos ejemplos que, desde su particular perspectiva darían por tierra
con las "ilusiones científicas". De esta manera y siguiendo un recorrido deductivo, sus
conclusiones inevitablemente terminan justificando la noción de que la ciencia es un
invento de las clases dominantes que se utiliza en su exclusivo beneficio. ¿Y cuál es la
forma de rebelarse ante esto?, pues dándole la espalda a la ciencia, no utilizando todo lo
que ella puede brindar a favor del pueblo. Pero para combatir a la burguesía, ¿no
debemos utilizar un arma de extraordinaria eficacia, como es la ciencia, y revertir
cualquier intento de falsear la verdad, que sólo beneficiará a las clases dominantes? Ya
Marx y Engels demostraron contundentemente que materialismo dialéctico fue
construido sobre la base de los avances de la ciencia, y sólo así han podido fabricar el
inmenso edificio de su teoría. Y a quienes digan que ellos han sido víctimas de la
"ilusión" debemos contestarles que el marxismo es ciencia, porque se apoya en datos de
la realidad, puede describir las condiciones sociales y puede predecir, en base a leyes el
comportamiento de diversos fenómenos, como por ejemplo la tendencia de
concentración de más capitales en cada vez menor cantidad de manos. En definitiva si al
materialismo dialéctico lo privamos de la ciencia, solamente quedarán en pie las ruinas
de un viejo sistema filosófico que solo podrá declamar, tal como reza una consigna
política "otro país es posible", sin clarificar de forma concreta qué es lo que se quiere
decir.

La definición que hemos brindado es, como toda definición, un esqueleto, una
estructura de un edificio a la que falta agregarle los materiales que le den forma. Es, en
resumen, una abstracción y una generalización de todo el curso de la ciencia, en la que,
obviamente, no se tienen en cuenta todos los aspectos accidentales que ayudan también

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a proporcionar una noción de tal concepto. Pero uno de los principios metodológicos
fundamentales del marxismo es el que nos habla de la unidad de lo histórico y lo lógico.
“La correspondencia de lo histórico con lo lógico jamás resulta completa ni absoluta”
“la historia se desarrolla con frecuencia a saltos y en zigzag”, escribió Engels. Y si
intentamos reproducir en el conocimiento todos los pormenores de la historia "no sólo
se recogerían muchos materiales de escasa importancia, sino que habría que interrumpir
muchas veces la ilación lógica", puesto que en la lógica de las ideas, de los conceptos,
no se refleja cualquier conexión sino solamente la necesaria, la que está regida por
leyes" ("El MÉTODO DIALÉCTICO DEL CONOCIMIENTO Sheptulin, pág. 166). De
este modo consideramos necesaria la introducción del concepto ciencia. Los elementos
de dicha definición nos alertan de las pretensiones de Kuhn, de confinar a la ciencia sólo
a la tarea de los científicos, sin relacionarla con la sociedad. Cuando Kedrov y Spirkin
dicen que “es un sistema de conceptos acerca de los fenómenos y leyes del mundo
externo o de la actividad espiritual de los individuos”, se traza una línea divisoria entre
el agnosticismo pregonado por Kuhn (y anteriormente expuesto en este trabajo), y la
posibilidad de conocer la realidad, premisa básica de la gnoseología marxista. Es por
otra parte “la forma superior de los conocimientos”, lo cual nos habla de que dichos
conocimientos no sólo se producirán para el beneficio de la humanidad, sino que
también se refieren a la realidad objetiva, la cual es cognoscible.

Cuando aquí se habla de que la ciencia es en beneficio de la sociedad, no nos olvidamos


de que en estos momentos es utilizada, por ejemplo, con fines militares para ahondar
más la brecha entre el imperialismo y la clase obrera. Pero así como la ciencia es usada
por la burguesía, dado que es una forma de producción humana, también lo son todas
las demás manifestaciones culturales y toda la producción ideológica. Repetimos: de lo
que se trata entonces, no es de abominar de la ciencia ni de toda la producción cultural.
Solamente debemos saber utilizarla para el desarrollo y bienestar general en un sistema
político socialista, además de la apropiación del conocimiento para la lucha
revolucionaria.

Queremos aquí aclarar las características del positivismo. Los autores de esta corriente
filosófica se autoproclaman los paladines de la ciencia y el progreso. Sin embargo, por
expresar los intereses de la burguesía, interpretaban los hechos como simples datos de
nuestros sentidos y se negaban a reconocer que tras los datos sensoriales lo que se
percibe es la realidad objetiva. Rechazaron la significación científica de la filosofía,
adoptando en sociología una postura reaccionaria de la armonía entre las clases y
desarrollaron la concepción biológica y psicológica del desarrollo social. Evidentemente
esta corriente está en las antípodas del materialismo dialéctico y hoy quienes pretenden
homologar a las dos teorías no hacen más que confundir las disidencias esenciales que
diferencian a una y otra.

En VIª Tesis manejamos la hipótesis de que el viejo Principio de Autoridad,


mediante el cual en la Edad Media se justificaron atrocidades humanas y
anticientíficas, se ha cambiado por el Principio de Novedad, según el cual lo nuevo,
sea verdadero o no, sea constructivo o no, pasa a abolir lo viejo por el simple paso
del tiempo. Hoy hay que "remozar" al marxismo, hay que "cambiar" sus aspectos
“dogmáticos”, en fin de cuentas, hay que "lavarlo", para bastardearlo, para hacerlo
inofensivo. Sabemos que el marxismo no es un dogma y que por eso mismo necesita de
permanente alimento científico; se lo debe contrastar siempre con la práctica y se debe
criticar los aspectos oscuros y también los que no pudieron ser corroborados.

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REVOLUCIONES CIENTIFICAS

Profundizaremos en la noción de Revolución Científica. Leemos en la pág. 149: "Las


revoluciones científicas se consideran aquí como aquellos episodios de desarrollo no
acumulativo en que un antiguo paradigma es reemplazado, completamente o en parte,
por otro nuevo e incompatible". Es este el párrafo que sintetiza más claramente la
dirección del trabajo de Kuhn, y esto es así, teniendo en cuenta que ha sido una de las
ideas que más se han impregnado en la conciencia de la intelectualidad. Veamos, pues,
qué conclusiones se desprenden de aquí.

Si es verdad que con las revoluciones científicas no se acumulan los logros anteriores (a
pesar del subterfugio introducido con la palabra "desarrollo” que, como Kuhn mismo
dice, no significa progreso), quiere decir que la ciencia no sirve más que para
alimentarse a sí misma y en un momento determinado.

Desde el punto de vista de la dialéctica sabemos que para que un fenómeno se encuentre
en el estado en que se halla hoy (como por ejemplo la ciencia) hacen falta hechos
anteriores de los cuales se haya desprendido. ¿Qué queremos decir con esto?, pues que
nada surge ex nihilo, de la nada, sino que, en este caso la ciencia, nace y se desarrolla
manteniendo los aspectos positivos y desechando los negativos. La palabra alemana
"aufheben", tomada de Hegel, nos ubica justamente en este campo. Dicho concepto
implica supresión (se elimina el escalón precedente de desarrollo), contención (se
rescata todo lo positivo) y superación (a partir de lo anterior). Entonces una teoría y una
práctica científicas suprimen, contienen y superan a la precedente. De ninguna manera
la descarta, sino que recupera los elementos positivos. En el método dialéctico el error
aparece como un momento evolutivo de la verdad. Es decir que se eleva sobre la base
de la anterior. Es indispensable abordar el tema desde el punto de vista histórico, y
poner especial énfasis en que los acontecimientos extraordinarios, allí donde se
derrumban viejos esquemas científicos, están sujetos a leyes que obligan a estudiar
cómo es el paso de las antiguas teorías a las más modernas. Es decir que debemos
observar el desenvolvimiento histórico de la ciencia desde el punto de vista de su
origen, funcionamiento y desarrollo. Solo así tendremos una noción acertada de las
“revoluciones científicas”. Tomemos el ejemplo varias veces utilizado en el texto, de las
diferencias entre Einstein y Newton. Cuando el primero elabora la teoría de la
relatividad, cambian un cúmulo de visiones sobre viejos temas de la física
(mecanicista). Sin embargo, por no nombrar más que uno solo de sus aspectos, sigue
vigente uno de los descubrimientos más celebres de la ciencia: la ley de gravedad. Otro
ejemplo: desde tiempos remotos quiso el hombre investigar sobre los cuerpos celestes;
dado que la tecnología y la teoría astronómica estaban insuficientemente desarrolladas,
los griegos observaron que los planetas describían extraños recorridos, puesto que,
mirados desde la Tierra, dichos cuerpos trazaban trayectorias onduladas y, a la vez, se
movían según órbitas circulares. Esta idea fue sostenida desde el año 230 a.C. hasta el
año 1540, en que Copérnico, mediante publicación de su libro De las revoluciones de
las esferas celestes, lanzó la idea (o mejor la resucitó), de que los planetas giran
alrededor del Sol y no de la Tierra, como se creía. Este científico polaco se nutre de la
tradición griega para poder realizar su revolucionario descubrimiento. Y fue así como
basado en la doctrina de los pitagóricos Filolao, Aristarco, Ekfantos y Heráclides
Póntico) ha podido lanzar la idea del movimiento de la Tierra alrededor del Sol y sobre
sí misma. Los cálculo, hechos por él allanaron el camino para Johanes Kepler quien, en
base a cálculos realizados sobre la órbita de Marte, descubrió que dicho planeta se

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mueve alrededor del Sol, siguiendo una trayectoria de elipse. Dedujo, de este
descubrimiento, que los demás planetas también describían el mismo movimiento. Pero
ningún científico podía explica por qué se producía dicho movimiento, a pesar de haber
brindado numerosas hipótesis. Por fin, en 1687, Newton descubre la ley de gravitación
Universal, según la cual los planetas giraban alrededor del Sol mediante elipses porque
la atracción solar hacía que ellos describieran ese movimiento. Fue a partir de este
momento que además de brindarse una explicación para los fenómenos observados, se
podía predecir, con bastante exactitud, cuál sería la ubicación de un planeta en un
momento determinado. Pero siempre se encontraban diferencias mínimas en estos
cálculos, que era preciso corregir. Fue necesario que pasaran más de dos siglos para que
Einstein (1915) realizara esas correcciones y pudiera finalmente calcular con precisión
la ubicación planetaria, dado que él demostró que el recorrido de las elipses no pasaban
siempre por el mismo sitio, sino que describían más bien, una figura parecida a una
roseta.

Sencillamente lo que Kuhn niega es que la acumulación sea la fuente de los


conocimientos posteriores. “La adquisición acumulativa de novedades no sólo en
realidad es rara, sino también en principio, improbable”. No quedan escondites en
donde pueda refugiarse Kuhn. Es innegable que Einstein como punto culminante, es el
desarrollo de todos los descubrimientos anteriores. ¡Pero este señor...! ¿Será el mismo
que expresa…? -"Si se quiere concebir el desarrollo de la ciencia según el modelo
arbóreo evolucionista usual, creo que no sólo es posible, sino muy fácil, hacer lo
siguiente: especifíquese un conjunto de criterios que permita decidir a un observador
neutral cuál de dos teorías, referentes al mismo aspecto de la naturaleza, fue la posterior
(la más evolucionada) y cual la anterior. En la evolución biológica tales criterios
incluyen la especialización y la articulación; criterios similares podrían servir también a
la ciencia. En este sentido el desarrollo científico constituye un proceso unidireccional e
irreversible y no supone una concepción relativista" (pág. 77 SEGUNDOS
PENSAMIENTOS SOBRE PARADIGMAS). ¡Con esto desilusiona a su grey!

Sin embargo nosotros no adherimos a la idea de que todo lo anterior sea válido.
Justamente (y ya lo hemos visto en los ejemplos) ponemos el acento en que el camino
de la ciencia está plagado de contradicciones y que, si bien en algunas ocasiones hay
ciencias que luego de un cambio radical de postura mantienen y reconocen como
propios elementos de las teorías anteriores, en otros casos el cambio es tan radical que
no quedan rastros de las teorías anteriores.

La idea de la acumulación es, en Kuhn, una protesta contra la tesis positivista, según la
cual la ciencia, por sí misma, y dentro de sus estrechos marcos (es decir, sin influencias
exteriores), posibilitaba el avance social. Había una valoración hipertrofiada del papel
de la ciencia, y dentro suyo, de la experiencia. No se relaciona en absoluto con las
condiciones sociales imperantes en cada momento y en cada lugar. Además se opone a
la teoría de Karl Popper sobre la historia de la ciencia. Según este, el cambio de una
teoría científica aceptada por otra diferente, depende de la solidez lógica de esta última
y de la consiguiente comprobación empírica, motivo por lo cual la primera de las teorías
deberá ceder el paso a la segunda. Sin embargo, de acuerdo a las características de cada
una de estas teorías, no hay grandes diferencias, puesto que ambos niegan que se pueda
conocer la esencia de la naturaleza. Además ninguna de las dos posturas sale del
pantano de suponer que una teoría no guarda relación alguna con la anterior. Donde se
carga las tintas en la obra de Kuhn es en el concepto de paradigma, el cual hace alusión

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al trasfondo filosófico de las posturas teóricas, aunque esto ya fue claramente expuesto
por Engels en su DIALECTICA DE LA NATURALEZA. Por lo tanto, quienes
reclaman originalidad para las ideas de Kuhn, sólo demuestran una malhadada
ignorancia.

El físico danés Niels Bohr sostiene el Principio de Adecuación, según el cual las teorías
que explican un fenómeno, con la aparición de otras teorías nuevas, más generales, no
desaparecen como algo falso, sino que se incluyen en la nueva teoría como caso
especial y conservan la importancia en dicha parcela.

Einstein, por su parte, escribió en más de una ocasión que "la teoría clásica le
proporcionó muchos elementos útiles, exhortaba a mostrar el máximo de prudencia a la
hora de revisar sus enunciados e insistió en la necesidad de conservarla. Estaba
convencido en cuanto a que era necesaria la continuidad de todas las etapas de
desarrollo de la física" (Andreiev Obra cit. Pág. 342).

Al respecto Kuhn dice "esas dos teorías son fundamentalmente incompatibles... sólo
puede aceptarse la teoría de Einstein reconociendo que la de Newton estaba
equivocada". ¿Que nos quiere hacer creer el Sr. Kuhn? Que la sucesión de
conocimientos y teorías científicas no llevan un encadenamiento, ni que se suceden
unos a otros. La revolución científica, para Kuhn (igual en Bachelard), anula, de un
plumazo, todo lo anterior. Ya hemos expuesto cómo es que en la teoría de Newton
existen "granos de verdad" o verdades relativas y solo así nos podemos acercar al
conocimiento. Pero según Kuhn una u otra teoría tendrá razón, pero como en definitiva
ninguna de las dos teorías es “completamente” verdadera, de ello se deduce que ninguna
podrá serlo, por lo tanto la verdad no está en ningún lugar.

Este error se deriva de la aplicación del tercero excluido de la lógica formal, según la
cual existiendo dos proposiciones acerca del mismo fenómeno, no pueden ser
verdaderas las dos. La inexactitud de Kuhn consiste en que ve a las dos teorías como si
constasen de un sólo razonamiento. Entonces desde el punto de vista kuhniano ¿a qué
conclusión se arriba cuando sepamos (como sucede hoy) que aspectos de dicha teoría
resultaron ser falsos? Pues que ninguna teoría, en definitiva, fue, es o será verdadera.

Engels en el ANTIDÜHRING escribió, "Tomemos por ejemplo, la conocida ley de


Boyle, según la cual, permaneciendo invariable la temperatura, el volumen de los gases
varía en razón inversa a la presión a que se encuentran sometidos. Regnault se encontró
con que esta ley no era aplicable a ciertos casos. Si hubiera sido un filósofo de la
realidad, hubiera tenido que decir: la ley de Boyle es mutable; no es por lo tanto, una
auténtica verdad, es decir, no es, en general verdad, es decir, es un error. Pero con ello
hubiera cometido un error mucho mayor que el error contenido en la ley impugnada; su
granito de verdad habría desaparecido como en un montón de arena en la inmensidad de
su error; habría convertido un resultado originalmente exacto en un error a cuyo lado la
ley de Boyle, con la migajita de error a ella adherida, resplandecería como una verdad.
Pero Regnault, como hombre científico que era, no se dejó llevar de semejantes
puerilidades, sino que siguió investigando, hasta descubrir que la mencionada ley, en
general, sólo era aproximadamente cierta y que dejaba de serlo, sobre todo, al tratarse
de gases que bajo presión pueden convertirse en fluidos, y más concretamente, a partir
del momento en que la presión se acercaba al punto que provocaba la fluidez" (pág. 77
OBRAS ESCOGIDAS, MARX Y ENGELS, Ed. Ciencias de Hombre).

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La dialéctica nos permite conocer la realidad, su historia y cómo los hechos surgen unos
de otros (incluida la ciencia). En cambio el punto de vista opuesto es el metafísico,
desde el cual se tiene la noción de que los objetos y fenómenos de la naturaleza no
tienen conexión entre sí, que la historia (incluida la ciencia) sólo es una sucesión
temporal de hechos inconexos. Y esto es profundamente reaccionario.

Kuhn, en su protesta contra los positivistas ha “tirado al niño junto con el agua de la
bañera” puesto que al afirmar que la acumulación no es el ideal de la ciencia, que en
cada momento la ciencia no se parece en nada al paradigma anterior, olvida que, además
de los saltos cualitativos que se producen, existe todo un periodo acumulativo que
permite que se generen esos saltos. Como hemos dicho, no ve lo absoluto en lo relativo.

Ahora veamos el significado político de nuestra visión. El nacimiento del materialismo


dialéctico, gracias al genio de Marx y Engels, se produce por la transformación de la
filosofía de Hegel y Feuerbach (quienes a su vez se basaban en otros autores,
refutándolos o ampliándolos), en quiénes se reconoce la construcción de la dialéctica
como forma superior del conocimiento (Hegel), y el intento materialista por
desembarazarse del viejo idealismo, aunque no logrado totalmente, ni de manera
dialéctica (Feuerbach).

Al escribir El Capital fue necesario que Marx: tuviera que conocer al detalle todas las
doctrinas económicas existentes en ese momento (A. Smith, Ricardo, Proudhon, etc.),
pero el dato novedoso, que hace cambiar la visión completamente sobre cuál era el eje
de las ganancias capitalistas (estamos hablando de la plusvalía), no desecha todo el
camino que necesariamente tuvo que recorrer Marx para arribar a dicho descubrimiento.
En su artículo “DEL SOCIALISMO UTOPICO AL SOCIALISMO CIENTIFIC0”
Engels muestra de qué manera el ideario político y humanístico de ellos se nutre de las
observaciones previas de Saint Simon, Fourier y Owen, sin los cuales, seguramente, no
hubiese sido posible arribar a las conclusiones que, sobre política, sostenían Marx y
Engels.

Juan Samaja, destacado epistemólogo argentino dice sobre el tema "la relación entre la
no-ciencia y la ciencia es una relación de negación dialéctica, es decir, de anulación,
conservación y superación (aufheben, en la terminología hegeliana), en donde tanto se
verifica la discontinuidad del salto cualitativo (que Bachelard llama "ruptura
epistemológica") cuanto la continuidad en la acumulación y el progreso.

“Las teorías científicas no surgen como las islas coralíferas, por acumulación milenaria
de, sedimentación de conocimientos, ni surgen como las nuevas ciudades fundadas por
hordas conquistadoras que previamente han arrasado con todos los ocupantes anteriores.
Surgen por un mecanismo más semejante a la embriogénesis en donde la acumulación,
por segmentación, produce en momentos definidos, reconfiguraciones bruscas, en las
cuales las estructuras anteriores han quedado conservadas como contenidos
incorporados en un nuevo contexto de desarrollo y transformación. Estamos frente a un
mismo organismo, y si él resulta irreconocible, es sencillamente porque se ha
reconstruido a partir de un principio superior: su nuevo punto de partida tiene un
contenido viviente y actuante que no es otro que aquella historia transformada en una
'abreviatura' de un nuevo texto.”

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“Esto debe ser tenido siempre en cuenta, esencialmente porque cuando una teoría está
más o menos elaborada y estructurada se muestra con una paradójica apariencia de
autosuficiencia, como si se hubiera generado desde sí misma” (Samaja, J.
“DIALÉCTICA DE LA INVESTIGACION CIENTIFICA” pág. 24).

PARADIGMAS

Ahora nos ocuparemos del paradigma. Ya hemos visto, cómo en palabras de Guibourg,
Guarinoni y Ghigliani, es “el consenso de los científicos el que determina qué es la
ciencia”. Esta definición cabal, sin eufemismos, viene a llenar el vacío que Kuhn y sus
acólitos extranjeros y nacionales se encargan de minimizar, pero siempre después de
que esa idea haya prendido en la cabeza de sus "alumnos". Además las rectificaciones
que se presentan de este trabajo no se encuentran al alcance de todos, como hemos
dicho en la primera página de este artículo.

Dentro del espectro relativista, que ha tomado el poder sobre la mente de un amplio
sector del neoprogresismo, esta afirmación de que la ciencia es sólo consenso de
subjetividades, no es extraño. Inmediatamente surge una pregunta: ¿será posible que la
burguesía imperialista dependa de las “subjetividades” de los científicos? Firmemente
creemos que por lo menos desde hace 60 años a esta parte o bien los Estados o las
grandes corporaciones, y las más de las veces ambos, financian, manejan y dirigen los
trabajos científicos. No hay lugar para innovaciones libres; el científico tiene diversos
compromisos que cumplir, y quien no lo haga, queda fuera del circuito.

Analizando este último problema irrumpen otras preguntas: ¿Para qué sirve la ciencia en
Kuhn? ¿Es sólo tomada como un hobby? Según Kuhn, la ciencia, dentro de un
paradigma, tiene necesariamente una estructura circular: un paradigma cambia por otro,
el cual es mantenido por toda la comunidad científica a través de la ciencia normal,
hasta que nuevamente aparece otro paradigma que barre con el anterior, del cual no
queda absolutamente nada en pie. Este círculo se rompe por fuerza en el momento en
que las necesidades sociales empiezan a asomar su voz. La realización práctica de la
ciencia, su aplicación, es un "fantasma" en el libro de Kuhn, no aparece. Inclusive en un
apartado de la pág. 46 dice "En las ciencias (aunque no en campos tales como la
medicina, la tecnología y el derecho, cuya principal razón de ser es una necesidad social
externa)...". ¿Qué es esto? ¿La física la sociología, la química, etc., etc.... no existen por
una “necesidad social externa”? ¡¡Si se hubiesen enterado antes, los científicos se
hubieran dedicado a otra tarea!! Sin rodeos: el grueso de la ciencia se alimenta a sí
misma. Pero sabemos que en los países imperialistas (EE.UU, Alemania, Japón,
Francia, etc.), se forman grandes centros de investigación, con injerencia casi directa del
Estado (como quedó mencionado) y de empresas, dentro de los cuales trabajan en
conjunto una cierta cantidad de especialistas. Por ejemplo podemos citar a todo el
personal involucrado en el área armamentista, la investigación sobre genética, SIDA,
Informática, etc. Hoy de estos grupos se esperan y exigen nuevos descubrimientos, en
una carrera donde el que sale segundo, pierde millones.

Dentro de este contexto, podemos considerar que en la ciencia existen tres tipos
principales de investigación. El primero de ellos son las investigaciones teóricas
fundamentales, donde hay búsqueda de ideas, vías y métodos de conocimiento con el fin
de elaborar hipótesis, teorías y leyes. Quizá podríamos homologar esta forma a los
paradigmas, puesto que son aquellos que darán las pautas para poder desarrollar la

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ciencia y dentro de que parámetros. La segunda forma son las investigaciones teóricas
orientadas hacia un objetivo determinado, cuyo fin principal es establecer una división
entre conocimientos comprobados y conocimientos hipotéticos. Por fin, el tercer tipo
son las investigaciones y estudios aplicados, las que se orientan directamente a la
práctica, a la aplicación concreta. Existe una interrelación entre las diversas partes de la
ciencia, lo que nos demuestra que no hay lugar dentro del campo científico para
dedicarse "libremente" a él. Hoy mismo, bajo el paraguas del “paradigma” de Einstein,
con su teoría de la relatividad, vemos que ocurren los tres tipos de investigación y, sobre
todo en el segundo se ha verificado que hay partes correctas de la teoría y que ya
alcanzaron aplicación práctica (demostrando así la veracidad de dichas hipótesis), y
otras que debieron ser desechadas porque eran falsas. En la ciencia actual la principal
característica es que se anticipa a la producción. En un principio fue a remolque de las
necesidades sociales, pero hoy la ciencia se transformó en la madre de la producción. Y
prueba de ello es que diversos procesos industriales nacieron en laboratorios científicos.

No debemos ser ingenuos. La adscripción o no a un paradigma es un condicionante muy


fuerte de las clases dominantes. Lo que no se produce en absoluto es el desarrollo
espontáneo de la ciencia.

Sin embargo, a pesar de lo siniestra que pueda parecer la ciencia presentada de esta
manera, pensamos que lo fundamental es quién es el que planifica, dirige y controla y
con qué fin. Obviamente e1 imperialismo sólo se encargara de usar a la ciencia en su
exclusivo beneficio. Distinto será en el momento en que la clase obrera se haga cargo de
esta tarea. Si no, basta con mirar a Cuba, y veremos que allí la salud y la ciencia, en
general, es producida en beneficio de todos.

Con respecto a aquel sector más influido por esta teoría (Ciencias sociales y
humanísticas), tenemos la idea de que es, cuanto menos, llamativa. Aquellas ciencias
que se ocupan del hombre y de la sociedad son las que están más comprometidas
ideológicamente. Creemos, por lo tanto que la adscripción a dichas ideas es o
equivocada o reaccionaria, puesto que de ninguna manera puede ser igual de verdadera
la teoría marxista de la sociedad y la de Francis Fukuyama, a pesar de que la última, en
mayor o menor escala se ha internalizado en el corpus científico sociológico. Lo mismo
puede decirse de la teoría de la plusvalía ¿es acaso tan "verdadera" como la teoría y
práctica privatista actual? Aunque Kuhn haya escrito su libro con ejemplos de la física,
la química y la astronomía, la influencia es mayor en aquellas ciencias más
comprometidas con la lucha ideológica. Y decimos que la adhesión es reaccionaria en
tanto quienes hacen uso consciente de las ideas de Kuhn pretenden hacer ver a la ciencia
como una "pura invención", sin base en la realidad y alejar a la intelectualidad
progresista de utilizarla en beneficio de la lucha revolucionaria. Es equivocada en esta
misma intelectualidad que creyó haber encontrado una trampa para poder burlarse de la
opresión capitalista.

¿SE PUEDEN COMPARAR LAS TEORÍAS?

Kuhn afirma que los paradigmas son "inconmensurables", esto es que ninguno se parece
al anterior, que no se tienen en cuenta y, lo que es más importante, que no se pueden
comparar. "Cuando los paradigmas entran, como deben, en un debate sobre la elección
de un paradigma, su función es, necesariamente circular. Para argüir en la defensa de
ese paradigma cada grupo utiliza su propio paradigma" (pág. 152). La adhesión a un

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paradigma, por lo tanto, la explica por diversas razones, entre las cuales podemos
encontrar principalmente causas psicológicas, presiones de la comunidad científica
sobre uno o varios sujetos díscolos, etc. Muy rara vez, según Kuhn, las teorías
científicas se ajustan al criterio de la práctica, noción que para los marxistas se convierte
en la esencial. Es muy posible, generalmente sucede, que las presiones directas o
indirectas de unos científicos sobre otros hagan que se retrase, momentáneamente, el
papel positivo que los avances científicos producen. Pero de esto no puede deducirse
que la dinámica de los cambios sea exclusivo patrimonio de un consenso de
subjetividades que nada tiene que ver con la aplicabilidad de la ciencia a las necesidades
sociales.

Una y otra vez Kuhn se "olvida" de la contrastación con la práctica: “La verificación es
como la selección natural: toma las más viables de las alternativas reales, en una
situación histórica particular. El hecho de si esta elección es la mejor que pudo hacerse
si se hubiera dispuesto todavía de otras alternativas o si los datos hubieran sido de otro
tipo, no es una pregunta que pueda plantearse de manera útil. No hay instrumentos que
puedan emplearse para encontrar las respuestas pertinentes" (pág. 227). En Principio, ya
hemos visto que no puede existir una “selección natural” excepto en el sentido en que
tal selección se dirija hacia la realidad objetiva. Pero como Kuhn aclara "no son
instrumentos que puedan emplearse para encontrar las respuestas pertinentes".
Obviamente las respuestas no aparecerán mientras se crea que sólo existen
enfrentamientos entre distintos paradigmas, sin que tengan en cuenta la naturaleza.

"La pretensión de haber resuelto los problemas provocados de una crisis, sin embargo,
raramente es suficiente por sí sola. Además, no siempre puede hacerse de manera
legítima. En efecto, la teoría de Copérnico no era más exacta que la de Tolomeo y no
condujo directamente a ningún mejoramiento en e1 calendario" (pág. 239). Como habrá
visto el lector, Copérnico fue el que redescubrió la rotación de la Tierra alrededor del
Sol y Claudio Tolomeo, astrónomo egipcio, sostenía la opinión contraria. Pero... ¡¡"la
teoría de Copérnico no era más exacta que la de Tolomeo"!! ¡Esto sí que es gracioso! A
los fines científicos es en absoluto imprescindible saber cuál es el cuerpo que gira
alrededor del otro, porque su interés no sólo se demuestra en la confección del
calendario. Y para hacer gala de su gran inconsecuencia y justificar su teoría, aún a
costa de la lógica interna de su libro, dice, ¡en la página siguiente!, "sesenta años
después de su muerte (de Copérnico), los telescopios descubrieron repentinamente
montañas en la luna, las fases de Venus y un número inmenso de estrellas cuya
existencia no se sospechaba siquiera, esas observaciones dieron a la nueva teoría
muchísimos adeptos” (pág. 240). ¿Cómo es que "existen" montañas en 1a Luna, fases
de Venus y estrellas? A esta altura señor THOMAS KUHN, historiador de las ciencias y
creador del “Paradigma” no nos merece el más mínimo respeto. Y mucho menos
aquellos que siguen parloteando (y canonizando) una teoría reaccionaria.

Respecto de porqué cada científico adhiere a un paradigma, Kuhn habla de las


motivaciones psicosociales. Estas, por sí mismas, harán que el rumbo de la ciencia
recorra caprichosos senderos. "La transferencia de la aceptación de un paradigma otro
es una experiencia de conversión que no se puede forzar"(pág. 234-235).

Es una práctica religiosa la que hace "convertir" a un científico de una "secta" en


adherente de otra. Kuhn utiliza en reiteradas ocasiones un lenguaje místico para
referirse, sobre todo a los momentos en que los científicos adoptan un nuevo paradigma.

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“Los científicos individuales aceptan un nuevo paradigma por toda clase de razones y,
habitualmente, por varias al mismo tiempo. Algunas de esas razones (por ejemplo el
culto al Sol que contribuyó a que Kepler se convirtiera en partidario de Copérnico)
encuentran enteramente fuera de la esfera aparente de la ciencia" (pág. 237).
Nuevamente pareciese que la "creencia" en el Sol fuese homologable al conocimiento
cotidiano (no científico) de los pueblos primitivos respecto de los astros. Para rematar
tanta fe científica, Kuhn agrega “El hombre que adopta un nuevo paradigma en una de
sus primeras etapas, con frecuencia deberá hacerlo, a pesar de las pruebas
proporcionadas por la resolución de problemas. O sea, deberá tener fe en que el nuevo
paradigma tendrá éxito al enfrentarse a los muchos problemas que se presenten en su
camino, sabiendo sólo que el paradigma antiguo ha fallado en algunos casos. Una
decisión de esta índole sólo puede tomarse con base en la fe" (pág. 244). Entonces el
relativista reirá gozoso y dirá: -¡Así se habla, Mr. Kuhn! ¡Qué saben esos científicos!
¡Usted y nosotros nos hemos dado cuenta, hace tiempo ya, de que eso es todo una
mentira! ¡Ay, las fantasías que alimentan! ¡Que las teorías se asemejan y describen "lo
que realmente está allí"! ¡¿No se dan cuenta de que su creencia los lleva más allá de sus
posibilidades?! ¡¡¡Riámonos a coro, todos juntos, y dediquémonos a combatir, con todas
nuestras fuerzas, la ‘ilusión’ de los científicos!!!

Pero este señor ... ¿Será el mismo que expresa lo siguiente ... ?, “En LA
ESTRUCTURA DE LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS en particular el capítulo
diez insisto una y otra vez en que los miembros de distintas comunidades científicas
viven en mundos diferentes y que las revoluciones científicas cambian el mundo en que
se desenvuelve un científico. Desearía decir ahora que los miembros de comunidades
diferentes tienen presentes diferentes datos de un mismo estímulo" (pág. 29, pie de
página SEGUNDOS PENSAMIENTOS SOBRE PARADIGMAS). ¡Con esto el señor
Kuhn desilusiona a su grey...! ¿0 habrá que diferenciar, la obra "joven" de la obra
"madura" de Kuhn? Si es así, ¿por qué esconden esta última? Nos queda el sabor
amargo de saber que ha sido Kuhn, un "venerable" de nuestros intelectuales, el
destinatario de nuestras diatribas. ¡Pero quedarán en peor posición aquellos que
anacrónicamente siguen conservando la idea que ni el mismísimo Kuhn se cree!

Las teorías científicas son aceptadas, entonces de acuerdo a la teoría de los paradigmas,
no por la posibilidad de predicción que estas posean sobre los problemas concretos, sino
que es la creencia la que dominará sobre la mentalidad científica.

En definitiva, la teoría de Kuhn es relativista, puesto que la verdad para él no está en


ninguna práctica científica. Cada teoría, al aportar sus propios esquemas lógicos para la
discusión con otra, impide, según Kuhn, el conocimiento de cuál es la teoría correcta.

Para nosotros, la cuestión se resuelve en la práctica, tal como lo han dicho Marx y
Engels (1845, 1888 y 1892) o Lenin en 1908. En la IIª Tesis Sobre Feuerbach, Marx
dice "El problema de si se puede atribuir al pensamiento humano una verdad
objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica
donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poder, la
terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un
pensamiento aislado de la práctica es un problema puramente escolástico".

No es que no se tengan en cuenta los elementos relativos de cada teoría, pero este
relativismo está subsumido, comprendido dentro de la dialéctica. No se puede reducir

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los conocimientos a los aspectos relativos de él, históricamente condicionados, sino
que debemos tener en cuenta que siempre en cada teoría hay un elemento relativo
que posee porciones de verdad que nos van acercando infinitamente al
conocimiento cabal de la realidad objetiva. Es este un proceso que no reconoce
límites, donde no se establece la "culminación" del conocimiento.

La difusión de las propias ideas de Kuhn es un caso para analizar. Las mismas vienen de
la mano de otras teorías relativistas (Por ejemplo con respecto a la historia, a la política,
a la filosofía a la lingüística, etc.), y esto consideramos que tiene que ver con los
procesos reales que se han producido en nuestro país en los últimos 20 años: luego del
miedo instaurado por el Proceso, con más de 30.000 víctimas, la crítica al capitalismo
encuentra teorías adecuadas, al miedo por un lado, y a la protesta por el otro. De esto
surge un híbrido, una mezcla que arrojó como resultado que quienes adherían a la lucha
revolucionaria, se transformen, junto con sus ideas, adecuándose a la época actual. Es
decir que la noción de paradigma, de revolución científica, tal como las describe Kuhn,
no son producto de la solidez de sus argumentos, sino que son “imposiciones” que
nuestra cultura introdujo, a fin de alejar a la intelectualidad y consecuentemente al
conjunto del pueblo, de la lucha por establecer las bases de una sociedad mejor.

CONCLUSIONES

En este trabajo hemos querido demostrar cuáles son las falencias de la teoría de Kuhn,
de sus errores y aciertos. No nos hemos detenido en estos últimos pues el objetivo
nuestro fue, desde el principio, establecer las diferencias. Pero no seríamos verdaderos
materialistas dialécticos si no recuperáramos lo que dicha teoría sí posee de positivo.
Así debemos marcar cómo el concepto de paradigma tuvo la misión de recrear la noción
siguiente, que si una teoría es desechada, se construye otra, sin tener en cuenta el
sustrato filosófico o de postulados esenciales en que se apoya la ciencia en un momento
específico. Aunque ya lo hemos visto, hace más de 100 años Engels había planteado con
profundidad el tema. Kuhn refleja una parte de la realidad y la absolutiza, deformando
de esta manera a la ciencia. También creemos, como Kuhn, que el avance de la ciencia
se produce a través de revoluciones, aunque, lo hemos dicho ya, la acumulación de
logros teóricos o experimentales brindan la posibilidad a que esas revoluciones se
produzcan. Pero con lo que seremos implacables es con las nociones agnósticas,
relativistas y en definitiva idealistas con las que se topa el lector de Kuhn.

La lucha ideológica frente a estas teorías no es nueva y siempre cobra vigencia. Lenin
en una exquisita conclusión de su libro "MATERIALISMO Y
EMPIRIOCRITICISMO", que pareciese haber estado hecha a la medida de Kuhn
dice: "la inmensa mayoría de los naturalistas, tanto en general, como en particular
los de dicha rama especial, a saber: de la física, se sitúan invariablemente del lado
del materialismo. Una minoría de los nuevos físicos, bajo la influencia de la crisis
de la nueva física, que tan vigorosamente ha hecho resaltar la relatividad de
nuestros conocimientos, ha caído, por no conocer la dialéctica, a través del
relativismo en el idealismo. El idealismo físico actualmente en boga es un capricho
tan reaccionario y tan efímero como el idealismo fisiológico que no hace mucho
estaba de moda" (pág. 399-400).

El aprieto que sentimos al principio del artículo se fue transformando, lentamente, en


comodidad, puesto que estábamos frente a un "intocable" del neoprogresismo, que en

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definitiva resultó ser un enano comparado con los fundadores del marxismo. No hay
síntesis posible entre estas teorías, pues si no corremos el riesgo, varias veces sufrido,
de caricaturizar al materialismo dialéctico en beneficio de teorías burguesas. Por lo
tanto la revalorización de nuestra teoría es indispensable para la lucha revolucionaria.

BIBLIOGRAFÍA:

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 Versión, parcialmente, corregida y editada en enero de 2018. kv.

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