2007, Consultación

La Iglesia hacia su Plenitud

_______________________________________________________________________ Telese, Italia_____

El Evangelio del Reino de Dios

INTRODUCCIÓN

Tres palabras deberían definir nuestro concepto de la iglesia de nuestro Señor Jesucristo:

• CALIDAD
• UNIDAD
• CANTIDAD

Desafortunadamente, las estadísticas del crecimiento de la iglesia, por lo general, consideran

solo la cantidad. Hoy en día, parece haber una “fiebre” a favor de la cantidad, pero poca
mención de la calidad, y mucho menos aún de la unidad.

Debemos hacernos una pregunta básica e importante: ¿Qué es nuestra meta? Y debemos
añadir a esta pregunta otra más: ¿Qué es el objetivo de Dios?

Dios determinó su objetivo antes de la fundación del mundo. Nos escogió para ser santos
(Efe 1:4), y nos predestinó para ser como Jesús (Rom 8:29). Nos llamó para que seamos uno
con todos nuestros hermanos en Cristo, que seamos miembros de la misma familia.

Podemos afirmar con convicción: Dios está a favor de la cantidad, con calidad y en unidad.
El gran desafío hoy es crecer con estos tres parámetros.

Debemos acabar con la mediocridad. Cada fábrica importante tiene un departamento de

“control de calidad”. Es tiempo que nosotros tengamos lo mismo. Tenemos que monitorear la
calidad y el estilo de vida de nuestras congregaciones. Y debemos revisar con cuidado la
división actual de la iglesia en cada país y en cada ciudad.

CALIDAD
Según las Escrituras, Jesucristo quiere levantar una iglesia gloriosa y santa (Efe 5:26–27),
edificada con oro, plata y piedras preciosas (1Cor 3:11–15). Pablo aclaró el objetivo: “Todos
llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta
que se conforme a la plena estatura de Cristo” (Efe 4:13, NVI).

En términos prácticos esto significa una iglesia compuesta de familias que viven en armonía;

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maridos amables y sabios; mujeres sumisas, con un carácter tranquilo y afable. Hijos
respetuosos y obedientes; niños y niñas que llegan al matrimonio puros y vírgenes. Ancianos
honorables y respetados por la generación más joven. Niños criados en el amor y temor de
Dios. Obreros responsables, diligentes y leales. Mujeres virtuosas, de corazón alegre y llenas de
buenas obras.

Una iglesia gloriosa significa una clase singular de personas, formada por discípulos que
aprenden a ser humildes, pacientes, mansos, generosos, sinceros, buenos, felices, honestos;
discípulos cuyo estilo de vida incluye amar, perdonar, servir, confesar sus pecados, obedecer,
sujetarse a los que están en autoridad y pagar sus impuestos. Los discípulos de Cristo son
aquellos que confían en Dios, aman a sus prójimos, ayudan y comparten con otros, lloran con
los que lloran, regocijan con los que se gozan, viven en armonía con sus hermanos. No
devuelven mal por mal, soportan injusticias, dan gracias a Dios en todo, vencen la tentación,
viven en el gozo del Señor y oran sin cesar. Los discípulos dan testimonio de Jesucristo, forman
otros discípulos, contribuyen su dinero y bienes para servir a sus hermanos y, sobre todo, aman
a Dios con todo su corazón.

UNIDAD
En la medida de nuestro avance en la calidad, avanzaremos hacia la unidad, porque la unidad
es el fruto de la calidad. Cualquier discrepancia entre los dos es evidencia de inmadurez y
carnalidad (1Cor 3:1-4). Los hijos de Dios son hermanos en la misma familia, la familia de Dios.
La unidad no es opcional.

CANTIDAD
La calidad con unidad producirá la cantidad, porque Jesús dijo: “Padre… que todos sean uno …
para que el mundo crea” (Juan 17:21). Debemos restaurar al evangelio una credibilidad total
ante el mundo.

Les traigo buenas nuevas: ¡Llegaremos a ser UNO, y el mundo creerá!

No podemos negar que el objetivo del evangelio es producir esta calidad y unidad con
cantidad y tiene que ser el objetivo de nuestro ministerio.

Para poder avanzar hacia estas tres metas, les animo a revisar el mensaje que predicaron
Jesús y los apóstoles, y compararlo con el nuestro.

Pr. Jorge Himitian

Pastor de la iglesia Comunidad Cristiana de Buenos

Aires