es un problema no resuelto. Porque, para tales personas, Dios es un misterio tremendo, E ante el que se siente respeto y l temor, pero no la cercanía y el n amor que se deben experimentar ante un ser o querido. Por eso, para quienes piensan de esa m manera, la religión es una especie de pesadilla o b incluso una carga intolerable. Se va a misa por r temor, se reza por temor, se dejan de hacer ciertas e cosas porque Dios me puede castigar, y así p sucesivamente. Y la cosa llega a ser tan grave en r algunos casos, que hay quienes piensan que o serían mucho más felices si supieran que Dios no pi existe. Esto ocurre, con relativa frecuencia, en la o intimidad secreta de algunas personas. d e En otros casos no es temor lo que se siente ante D Dios, pero sí un desconocimiento profundo. No se io sabe ni quién es Dios ni cómo es Dios. Es más, se s, tiene el convencimiento de que nadie puede saber p algo cierto sobre Dios. De donde se sigue que Dios a es el gran desconocido y, con mucha frecuencia, el r gran ignorado. La religión entonces se convierte en a una serie de prácticas, más o menos rutinarias, lo que se realizan sin alegría y, por supuesto, sin s amor. c ri Pero el problema de Dios es más profundo. st Porque, como ha escrito acertadamente M. Buber, ia Dios es "la palabra más vilipendiada de todas las n palabras humanas. Ninguna otra está tan o manchada de todas las palabras humanas. s, Ninguna otra está tan manchada y tan dilacerada... e Las generaciones humanas han cargado el peso s de su vida angustiada sobre esta palabra y la han P dejado por los suelos; yace en el polvo y sostiene a el peso de todas ellas. Las generaciones humanas d con sus disensiones religiosas han dilacerado esta r palabra; han matado y se han dejado matar por e ella; esa palabra lleva sus huellas dactilares y su . sangre... Los hombres dibujan un monigote y Y escriben debajo la palabra 'Dios', se asesinan unos e a otros y dicen hacerlo en nombre de Dios... s Debemos respetar a aquellos que evitan este f