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TEMA 1.1.
LA IMAGEN CONTEMPORÁNEA: UN CONTEXTO
INTRODUCCIÓN
Parece que a estas alturas del siglo XXI, podemos afirmar que las imágenes ya no son lo que
solían ser. Por supuesto, sigue habiendo imágenes «tradicionales» - fijas o en movimiento,
figurativas o abstractas - pensadas sólo para ser contempladas. Pero las imágenes de hoy son
mucho más que eso: las imágenes de hoy pueden estar en cualquier lugar, y no sólo en cualquier
lugar en el que haya una pantalla.
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SEMANA 1. Aproximaciones a la Cultura Visual .
Tema 1.1. La Imagen Contemporánea: Un Contexto.
No es sólo que puedan ser «realistas» hasta extremos insospechados, es que pueden integrarse
en la realidad con si fuesen un elemento más.
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Nuestras imágenes ya no son necesariamente superficies planas que representan algo: pueden
tener profundidad.
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Las imágenes hoy en día tienen la capacidad de auto-producrise y transformarse sin límites, de
respondernos, de interactuar con nosotros, de moverse…
Por supuesto, estos son sólo algunos ejemplos de cómo y qué puede ser una imagen hoy en día,
de hasta dónde están llegando las tecnologías de visión; unos ejemplos que en muchos sentidos
desafían lo que nos viene a la mente cuando pensamos en el concepto «imagen» o sus vínculos
con el arte o los medios de comunicación.
Y, sin embargo, estos ejemplos representan sólo una pequeña parte de lo que supone la relación
entre imagen y tecnología en la sociedad contemporánea, a nivel de circulación de lo visual -
todas estas imágenes y vídeos están extraídos de plataformas de información de acceso público -
y de las funciones y efectos políticos, éticos, epistemológicos, etc. asociados a la imagen
tecnológica actual.
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Podemos intuir que este contexto plantea retos, no sólo a nivel de estético y de análisis, sino
también en cuanto a las herramientas conceptuales y las formas de aproximarnos a la imagen. En
este capítulo vamos a profundizar en la realidad de la imagen contemporánea para definir algunos
de los rasgos que la caracterizan y a acercarnos a algunas de las respuestas teóricas que se han
dado a estos retos.
Ver Vídeo
Este vídeo no sólo nos hace un rápido recorrido por la historia de la imagen tecnológicamente
mediada - en la que profundizaremos en próximos temas - sino que también nos da una idea
bastante clara de nuestra relación actual con la imagen. Ya, el teórico Michel Melot, en su Breve
Historia de la Imagen nos dice que:
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«Un tejido de imágenes envuelve nuestro mundo desde que entramos en lo que
Régis Debray denomina la videosfera, esta era en la que la imagen es más fácil
de producir que un discurso. Las imágenes nos devoran, nos acosan. Estamos
sumergidos, inmersos en la imagen. Las pantallas integradas en los teléfonos
móviles han cambiado el uso de la fotografía y las cámaras de vigilancia
funcionan sin reflexionar. Las imágenes son consumidas in situ o transmitidas sin
demora, demasiado numerosas para merecer ser conservadas, tan numerosas
que pronto no habrá ningún gesto nuestro que no haya constituido el objeto de
una imagen, como antaño de una simple palabra»
Según las estadísticas, hay más de 2 millones de imágenes en los servidores de Google; que
cada minuto se suben a Youtube 300 horas de vídeo; y a Instagram 100 fotos por segundo.
Resulta prácticamente imposible calcular cuantas imágenes vemos en un día: en páginas Web, en
vallas publicitarias y escaparates, en las pantallas del metro, de los cajeros, de nuestro teléfono
móvil, en la televisión, en la prensa. Incluso el texto se ha convertido en imagen a través sistemas
de representación como los logos de marca.
Además, como se sugiere en el vídeo, hoy en día, casi siempre hay alguien observando y
grabando, somos más vistos que nunca y nosotros mismos nos convertimos en imagen; la vida es
presa de una progresiva y constante vigilancia visual, se desarrolla en la pantalla; toda nuestra
vida, desde el trabajo y el ocio a la memoria están reguladas por una experiencia más visual y
más visualizada que antes. En este sentido, pensadores actuales como Flusser, Debray, Kamper
o Grosskalus plantean que hoy ya no vivimos exclusivamente en el mundo, sino sobre todo en las
imágenes: en las imágenes que hemos hecho del mundo, de nosotros mismos y de otras
personas.
Si es cierto que nuestra experiencia se desarrolla a través de la imagen, su importancia para
definir y transformar nuestras sociedades y culturas es fundamental, ya sea en un sentido positivo
- en términos de conocimiento, de acceso a la información, etc. - o negativo. De hecho, se ha
reflexionado muchísimo desde una perspectiva crítica sobre esta situación. Teóricos como como
Heidegger, quien definió la era moderna como la de la «imagen del mundo»; Debord, que hablaba
de la realidad contemporánea como una «Cultura del Espectáculo», o Baudrillard, que planteó las
nociones de hiperrealidad y simulacro para describir nuestra relación actual con la realidad,
comparten una visión negativa de los efectos de la imagen sobre la sociedad y la cultura que, más
recientemente se ha relacionado también con la globalización. Así, por ejemplo, Susan Back-
Morse se ha referido - en su artículo «Estudio Visuales e Imaginación Global» - a nuestra era de
las imágenes o nuestra cultura visual como la de un «mundo-imagen globalizado»:
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bajo la superficie de la imagen: sino ampliarla, darle definición, tiempo. En este punto emerge
una nueva cultura».
Dicho esto, una última reflexión fundamental: estamos insistiendo mucho en este curso en la
noción de «Cultura Visual», que ya hemos definido de forma genérica en la introducción general.
Pero ¿por qué hablar de cultura visual en la Era de la Imagen? ¿Por qué contraponer estos
términos?
Como se recoge en la cita de Melot y como ya hemos señalado, toda nuestra vida hoy en día está
reguladas por una experiencia más visual y más visualizada que antes. Nicholas Mirzoeff - uno de
los principales impulsores del término y el estudio de la «Cultura Visual» - nos dice, precisamente,
que nuestra actual era de la imagen no depende tanto de la imagen en sí como de lo visual. Para
él, esta «cultura de lo visual» se caracteriza por «el aumento de la tendencia a visualizar las cosas
que no son visuales en sí mismas». Dicho de otro modo, el mundo contemporáneo de las
imágenes, la cultura visual contemporánea, no depende de las imágenes en sí mismas, sino de la
tendencia moderna a plasmar en imágenes o visualizar la existencia. De hecho, la noción de
Videosfera propuesta por Debray hace referencia a la era de lo visual (de la forma latina video-
vedere) y no al medio vídeo como podría pensarse. Por ello, como veremos en el próximo capítulo
al hablar de metodologías para pensar la imagen contemporánea, veremos que es lo visual y su
construcción tecno-cultural lo que realmente permite profundizar en el estudio actual de la imagen.
Esta es una afirmación del teórico de la comunicación Josep M. Catalá, que nos dice que hoy en
día, sólo existen las imágenes, siempre en plural.
Como señalaba Paul Virilio, eminente teórico de la cultura contemporánea y la Cibercultura, en
una entrevista para la Televisión Española,
«Todas las imágenes son consanguíneas. No hay imágenes autónomas. La imagen mental, la
imagen virtual de la consciencia, no se puede separar de la imagen ocular de los ojos, ni se
puede tampoco separar de la imagen corregida ópticamente, de la imagen de mis gafas.
Tampoco se puede separar de la imagen gráfica dibujada, de la imagen fotográfica. Creo en un
bloque de imágenes, es decir, en una nebulosa de la imagen que reúne imagen virtual e
imagen actual. Les ruego me perdonen por hacer una lista de estas imágenes: imagen mental,
imagen ocular, imagen óptica, imagen gráfica o imagen pictórica, imagen fotográfica, imagen
cinematográfica, imagen videográfica, imagen holográfica, y por último, imagen infográfica.
Forman una sola y misma imagen»
Las imágenes contemporáneas difícilmente se perciben de forma aislada. Aunque las imágenes
pertenezcan a contextos o ámbitos diferentes, siempre se nos presentan conjuntamente,
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Para terminar, señalar una vez más que la articulación de este «ecosistema visual»
contemporáneo tiene que ver lógicamente, con la absoluta sobreabundancia y omnipresencia de
imágenes y en nuestra cultura. Un fenómeno que, a su vez, es inseparable de la condición
tecnológica de la propia imagen. Dedicaremos mucho tiempo en este curso a profundizar en la
relación imagen-tecnología, por lo que, de momento, vamos a dejarla como un aspecto implícito
de todo este contexto de la imagen contemporánea.