You are on page 1of 5

Prédica: Juan 14,15-21

Un laico sentía una gran admiración hacia San Buenaventura,


impresionado por sus conocimientos. Un día, no pudo contenerse, y le
dijo:

– ¡Dichoso eres, padre Buenaventura, eres maestro de teología y


conoces tantas cosas que yo ni siquiera entiendo…! ¡Eres Dichoso! El
santo sonrió y dijo.

– Mira, hijo, si una ancianita ignorante ama a Dios más que yo y hace
su voluntad con mayor amor que el mío, créeme, es más dichosa que
yo con toda mi ciencia.

TEXTO BÍBLICO. Juan. 14,15-21

“Amar a Jesús, es ser obediente a su Palabra, y Él nos da el


Espíritu Santo”

En el Evangelio encontramos a Jesús, dando las últimas instrucciones a


sus discípulos y amigos más íntimos.

Jesús quiere dejar claros algunos puntos importantes de su relación


con los discípulos porque Él ya no iba a estar con ellos. Ellos le verían
otra vez en su resurrección, pero sólo temporalmente, hasta la
ascensión a su Padre.

El evangelio se abre y se cierra con las mismas palabras: la


proclamación e invitación al amor, amar al Señor. Prédica: Evangelio de San Juan 14, 15-21

Jesús dice claramente que el amor a Él, si es verdadero, lleva a la


obediencia de los mandamientos: si no hay obediencia, no tenemos el
amor; ella nos revela si amamos de verdad o sólo aparentamos amar,
el don del Espíritu Santo es fruto de ese amor y de esta obediencia.
Entonces Amar a Jesús es LA OBEDIENCIA a los 10 Mandamientos de
la ley de Dios, mandamientos que Jesús resume en dos, “Amarás al
Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu

1
mente y con todas tus fuerzas y el segundo es semejante, Amarás a tu
prójimo como a ti mismo de estos dos mandamientos depende toda la
ley y los profetas.” De acuerdo a ésta interpretación del Señor Jesús,
los mandamientos pueden ser resumidos en una palabra “AMAR”, en
consecuencia Jesús nos deja el mandamiento del amor “Ámense
unos a otros como yo los amo a ustedes”

Es una exigencia fuerte de amor al prójimo, ya que la única forma de


conocer y Amar a Dios es a través del prójimo.

Por tanto poner en práctica los mandamientos es tomarse en serio y


con fe el conjunto de sus enseñanzas dejándose conducir por Él.

Podemos decir palabras bonitas, describiendo el amor que sentimos


por Jesús y el agradecimiento que tenemos por todo lo que ha hecho
por nosotros, pero más allá de las palabras, hay un hecho que se tiene
que concretar para demostrar realmente el amor que tenemos a Jesús,
y este es: SIENDO OBEDIENTES A SU PALABRA.

Podemos decir que amamos a Jesús, pero mientras no obedezcamos


su Palabra, nuestras frases solo serán eso: “frases”, que realmente no
demuestra el verdadero amor a Jesús.

Amar a Jesús no es tener un uniforme que me identifique como


cristiano, amar a Jesús no es tener grandes conocimientos, el amor por
Jesús se demuestra, no se publica, podemos pasar la vida gritando a
los cuatro vientos que amamos a Jesús, pero si con nuestra vida no lo
Prédica: Evangelio de San Juan 14, 15-21
demostramos, esas palabras son vanas y mentirosas, demostramos el
amor a Jesús cuando perdonamos a aquel que nos ofende, cuando
damos la mano al que nos rechazó, o aquel que nos necesita,
proclamar bendición sobre los que nos aborrecen, demostrar nuestro
amor tiene que ver con MORIR a nosotros mismos y SOMETERNOS a
su Palabra, Dios quiere que le demostremos nuestro amor por él, no
haciendo cosas extraordinarias, sino tan simple como GUARDAR SUS
MANDAMIENTOS. Como dice el salmo:

2
“A mí me agrada hacer tu voluntad, Dios mío; ¡llevo tu
enseñanza en el corazón!”
El amor que tenemos por el Señor fortalece nuestra voluntad, fortalece
nuestra alma, para poder andar fielmente en sus caminos,
obedeciendo sus mandamientos y Él nos da el Espíritu Santo.

Jesucristo describe al Espíritu Santo como OTRO Defensor. Aunque


Jesús se marchaba, Él realmente no los dejaba solos. Él enviaría a
OTRO consolador, es decir, alguien que haría todo lo que Él hacía
cuando estaba con ellos, En otras palabras, tener el Espíritu Santo es
tener a Jesús. El Espíritu Santo hace lo que Jesús hizo con sus
discípulos cuando Él estuvo presente físicamente, Provee a todos los
cristianos la instrucción y consuelo que daría la presencia personal de
Jesús...” es decir: Unifica en medio de la diversidad, abre los oídos,
abre el corazón, santifica, enseña, guía, reprende, consuela, es un
consejero, un amigo. Y de esto podemos aprender, en parte, lo que es
la función del Espíritu. Por eso es llamado OTRO DEFENSOR. El primer
Defensor era Jesús en su presencia física.

Jesús dice que el OTRO Defensor es el Espíritu de la verdad, que el


mundo no lo puede recibir “porque no lo ven ni lo conocen” Para
muchos, Jesús habrá pasado por este mundo como si nada hubiera
ocurrido: no porque Dios no envíe El Espíritu Santo para todos, sino
porque no son de Jesús. Los del mundo viven de otro espíritu, viven
para sí mismos, para su bienestar, sus intereses, su propia seguridad
Prédica: Evangelio de San Juan 14, 15-21
no puesta en Dios sino en el dinero y el poder. Esta incapacidad de
comunión con los demás los hace estériles para dar y recibir vida, no
dejarán rastro alguno en sus vidas. Viene en nuestra mente la
pregunta de Pilatos cuando Jesús le revela el sentido profundo de su
misión: "¿Qué es la verdad?”. Pilatos no entiende que "la" Verdad está
enfrente de él; no puede ver a Jesús el rostro de la verdad, que es el
rostro de Dios, Sólo quienes aman a Jesús podrán experimentar que Él
es la verdad y hace vivir.

3
Este “Espíritu de la verdad” “siempre está con y en nosotros”. No
estamos solos, lo escuchamos en nuestro interior, resplandece y actúa
en la vida de quien sigue los pasos de Jesús de manera humilde,
confiada y fiel. Si amamos a Jesús obedeciendo sus
mandamientos, Él nos da el Espíritu Santo, no nos deja
desamparados.

Jesús nos dice hoy: “no los voy a dejar huérfanos”, o sea, Él no nos va
a dejar sin padres, sin hogar, sin hermanos, afligidos, sin alimento, sin
amigos. Jesús nos hace conscientes de que no estamos solos, vendrá
el otro Consolador, El Defensor, El Paráclito, el Espíritu Santo para
instruirnos, acompañarnos, guiarnos y ungirnos.

Solo la vida guiada por el Espíritu agrada a Dios. En este momento de


nuestra vida nos debemos cuestionar, ¿de qué manera vivimos nuestro
discipulado de Jesús, con el Espíritu de Dios o con el espíritu del
mundo?

Los cristianos de hoy necesitamos una conversión, porque tenemos


una lealtad rutinaria y poco real a Jesús, un cristianismo sin
compromiso, nos conformamos que solo nos vean los domingos en la
Iglesia, manifestamos gozo y alegría en nuestros templos alabando el
nombre de Jesús, pero en nuestra vida nos hace falta el amor,
pidamos a Jesús por nuestra conversión, que seamos instrumentos del
Espíritu Santo que Él nos guíe y nos conduzca.

Si amamos a Jesús y hacemos su voluntad Él nos da el Espíritu Prédica: Evangelio de San Juan 14, 15-21
Santo, haremos vida sus enseñanzas, podremos amar y servir dando
la vida por los demás, haremos del mandamiento del amor, nuestro
estilo de vida, buscaremos siempre el bien de los demás,
anunciaremos el evangelio con nuestra vida, nuestra fe lo mostraremos
con nuestra manera de vivir y con nuestras actitudes, haremos de su
palabra nuestro alimento y nuestra fortaleza, el Espíritu Santo nos
introducirá a la verdad total, viviremos por Él y para Él.

4
El Papa Francisco decía: “tenemos que pedirle al Señor que nos
dé el Espíritu Santo y que nos dé el don de la sabiduría, de
aquella sabiduría de Dios que nos enseña a mirar con los ojos
de Dios, a sentir con el corazón de Dios, a hablar con las
palabras de Dios”.
Por medio del Espíritu Santo conocemos al Padre y conocemos a Jesús,
“Ustedes se darán cuenta que yo estoy en mi Padre y ustedes
están en mí y Yo en ustedes” nos dice Jesús, somos partícipes de
su gloria y santidad. Somos parte del plan de Dios para con el mundo,
nos corresponde dar a conocer esto que acontece en nosotros, damos
a conocer al Padre y al Hijo por medio del poder del Espíritu Santo.

Hermanos y hermanas “DIOS NOS AMA” Usted que nos está viendo y
oyendo no es casualidad, Dios tiene un propósito para su vida, solo
tiene que abrir su corazón para recibir al Señor Jesús, hacer su
voluntad y Él le dará el Espíritu Santo.

Somos una Iglesia del Espíritu Santo, nos unifica al cuerpo de Cristo,
morando en y con nosotros, nos consuela, fortalece y llena de
esperanza a este mundo que no quiere voltear los ojos al cielo, pero
Dios sigue trabajando entre la humanidad, su espíritu sigue activo
buscando que el hombre regrese al Padre por medio de su Hijo
Jesucristo. Dios jamás nos dejará solos, Él estará con nosotros
hasta el final de los tiempos. AMÉN

Prédica: Evangelio de San Juan 14, 15-21

You might also like