You are on page 1of 2

LA CELEBRACIÓN DEL DÍA DE MUERTOS

EN LA HUASTECA
La estancia se llena del color de la flor de los cuatrocientos pétalos, por los pasillos se respira el
aroma del copal, mientras que en la cocina se preparan los manjares a ofrendar. Por la ventana se
ven las personas que van y vienen pues todos se alistan
para el Xantolo, una celebración que es reminiscencia de la
tradición prehispánica de honrar a los muertos. Es aquí
donde la muerte cobra vida. Xantolo en lengua náhuatl
quiere decir “Día de Muertos” y significa para la zona
Huasteca del país (integrada por el norte de Veracruz, el sur
de Tamaulipas, la Sierra Gorda de Querétaro y algunas
regiones de los estados de San Luis Potosí e Hidalgo), la
celebración más importante. En las siguientes líneas quiero
describir cómo se lleva a cabo dicha tradición al noroeste del estado de Hidalgo en el Municipio de
Huejutla de Reyes (uno de los lugares que conforman la Huasteca).

Todo comienza el día de San Juan (24 de junio) cuando los


campesinos salen al campo para regar la semilla de la flor
de cempasúchil. Cuando llega el 29 de junio las familias
acuden a la plaza para comprar guajolotes, gallinas y cerdos
que pondrán a engordar y después guisarán en tamales,
moles y caldos para compartir con vivos y muertos. Las
mujeres dan inicio al bordado de servilletas y manteles que
se ponen en el altar. Pocos días antes de la llegada del
xantolo, las familias se reúnen para la molienda del
chocolate que ofrecerán y beberán durante la celebración. A
lo lejos se escuchan el repicar de las campanas
acompañado del sonido de juegos pirotécnicos. De esta
manera el pueblo se entera que sus muertos están entre
ellos.

El 30 de octubre, también conocido como


“Domingo grande”, se realizan las últimas
compras. El mercado luce en su mayor
esplendor con montones de naranjas,
mandarinas, chiles secos y frescos,
cacahuates, calaveritas de azúcar,
jarrones, canastas y caballitos de barro que
se venden en los puestos. Ese mismo día
por la tarde, las familias comienzan a
levantar el arco. Éste se compone de
otates (o cañas de azúcar) que se sujetan a
la mesa. Después se cubre con palmilla,
ramilletes de flor de cempasúchil y mano
de león. A la mitad del arco se cuelga la
fruta, pan de muerto con forma humana y
las canastas llenas de cacahuates y dulces.
La mesa se decora con manteles bellamente bordados y al centro suele colocarse la imagen de un
santo, las fotos del ser querido, platones con galletas, dulces, cacahuates, pan, calaveras de azúcar,
nueces y tablillas de chocolate. A cada extremo de la mesa se disponen dos jarrones. También se
ponen velas, así como un tronco al cual se le hacen orificios para colocar las ceras. El 31 de octubre
a las doce del día se reciben las almas de los difuntos pequeños. Este día la ofrenda consiste en
caldo y tamales que deben ser sin picante, además de chocolate con pan. El 1 de noviembre se
reciben a los difuntos adultos con lo que más les agradaba en vida, donde ya se pueden incluir
guisos picosos, cerveza, aguardiente y tabaco en hoja. Para atraer el alma de los muertos se realiza
el camino de flor de cempasúchil desde el altar hasta la puerta de la casa que queda impregnado del
olor del copal que se mantiene encendido porque se dice que éste purifica el alma. Cabe mencionar
que el color de la flor representa al sol dador de vida y la fecundidad.

En las calles se sabe que son días de fiesta pues se escuchan los alegres acordes del violín, jarana
y la quinta huapanguera que acompañan las danzas de los huehues (viejos), quienes representan a
las almas. Todo es celebración y gozo pues las lágrimas se convierten en sonrisas. Las ánimas que
no tienen una casa a dónde llegar, cuentan con un lugar en las ofrendas de cada hogar donde se les
dedica una cera a su nombre junto con un vaso de
agua.

Se dice que las ofrendas son personalizadas debido a


que no solo se colocan los platillos favoritos del
difunto, también se incluyen, en el caso de los
hombres, sombreros, machetes y morrales, mientras
que a las mujeres, ollas, molcajetes e hilos para
bordar. Todo debe ser nuevo, pues así lo marca la
tradición.

Al amanecer del día 2 de noviembre, los pobladores


de Huejutla de Reyes acuden al campo santo para
llevar su ofrenda a la tumba y convivir con sus difuntos
por última vez en el año. Después de las doce del día
nuevamente se escuchan las campanas y los juegos pirotécnicos como señal de que nuestros
difuntos regresan a descansar. La celebración del Xantolo concluye pero no se olvida, pues forma
parte de nuestras raíces y los vivos, gustosos se prepararan para festejar a sus seres queridos el
próximo año.

You might also like