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Se conocen como heridas por arma de fuego aquellos efectos lesivos que producen sobre el
organismo los disparos realizados con armas cargadas de diversos tipos de pólvora u otros
explosivos. Para su análisis sistematizado estudiaremos, en este orden:
x- armas de fuego
X- elementos que integran los disparos
X- la morfología de las heridas por arma de fuego
X- los problemas médico- legales que se plantea en estas heridas
las armas de fuego que intervienen en las peritaciones médico-legales pueden diferenciarse
por su constitución en:
a) ARMAS TÍPICAS: se engloban bajo esta denominación todas las armas comerciales
fabricadas en serie por las distintas marcas.
b) ARMAS ATÍPICAS: son armas irregulares e improvisadas, que resisten a toda descripción.
Unas veces se fabrican caseramente con tallos huecos o con llaves grandes; otras veces se
trata de viejos mecanismos, a menudo transformados o arreglados. Su carga es muy irregular
y, a menudo, de efectos brutales. Tienen un gran valor diagnóstico, pues son casi exclusivas del
suicidio.
1.- PÓLVORA
La pólvora constituye la mezcla explosiva que comunica su fuerza de propulsión al proyectil.
Pero también puede obrar sobre el blanco por sus productos de combustión: gases de
explosión, llama, granos de pólvora no quemados y negro de humo.
1.1 Gases de explosión.
Son conocidos sus efectos y acción violenta cuando existen en gran volumen. En las heridas
por arma de fuego no intervienen los gases de explosión cuando tienen plena libertad de
expansión. Es decir, no actúan más que en los disparos en que la boca del cañón contacta con
el blanco (disparos a boca de jarro) o cuando el disparo se hace en una cavidad cerrada (ej. En
la boca)
Los destrozos que producen los gases de la explosión se hallan en razón directa de la carga de
pólvora, de la potencia del arma y de la dirección del tiro; al parecer, el único activo es el tiro
perpendicular al blanco.
La resistencia de la piel desempeña, asimismo, un papel considerables; si puede deprimirse
con entera libertad, se ennegrece, pero no se lesiona; si su depresión se halla limitada por un
plano óseo subyacente, sufre lesión están señaladas como los tejidos situados debajo; si el
plano óseo está inmediatamente subcutáneo, la piel se desgarra y revienta, quedando a
menudo trituradas las partes intermedias y fracturado el hueso; si el plano óseo se halla más
lejano, la piel se hiende, dando un orificio en forma de ojal bastante regular y las partes
blandas subyacentes a la piel quedan trituradas; si el lano óseo está muy lejano, la piel puede
perforarse como por la acción de una bala y los músculos subyacentes son asiento de
considerables destrozos.
Por efecto de los gases de explosión de la pólvora se explican los destrozos que causan los
disparos en la boca (suicidio), saltando en pedazos las mejillas, el esqueleto de la cara y
cráneo. El mismo en los tiros a muy corta distancia en la cabeza y con fuertes cargas (fusil de
guerra y escopeta de caza).
1.2.- Llama
Un cono de llama, procedente de la deflagración de la pólvora, sale del cañón durante el
disparo. El alcance de este cono es escaso (igual que la longitud del cañón en los fusiles
antiguos y mucho menor en las armas modernas) su actuación se manifiesta, pues solo a corta
distancia, sobre todo en los revólveres. Las pistolas automáticas, con munición cargada con
pólvoras piroxiladas, apenas dejan salir llama por la boca de fuego.
La llama obra sobre la piel, los pelos y los vestidos de un modo por lo común ligero, pero
pueden causar quemaduras extensas en vestidos de fibras sintéticas e incluso incendiarlos. En
ocasiones es difícil deslindar la acción de la llama respecto la del taco.
1.3.- Granos de pólvora
Los granos de pólvora que no han llegado a arder salen del cañón formando un cono también
de escaso alcance que, por lo tanto, no obrara sino a corta distancia. Estos granos se incrustan
en la piel y se dibujan a corta distancia. Estos granos se incrustan en la piel y se dibujan en ella,
dando una figura cuya forma y dimensiones corresponden exactamente a las de la base del
citado cono en su intersección con el plano del cuerpo que sufre el disparo.
Esta figura es circular y el diámetro, variable en los disparos perpendiculares, siendo, en
cambio, semicircular u oval en los tiros oblicuos. Los granos de pólvora se incrustan en el plano
de intersección cutáneo según el estado en que se hallaban, ya dispersos, ya en masa. Siempre
es más discreta la incrustación, a paridad de distancia, con la pólvora piroxilada, que deja
escapar menor granos de pólvora sin arder.
1.4.- Negro de Humo
En los disparos a boca de jarro o a quema ropa el humo produce un depósito, separable por el
lavado, cuyo color es el de la pólvora, es decir, negro cuando se emplean las pólvoras antiguas
y gris verdoso con las piroxiladas
2.- TACO
La acción del taco, cuando existe, se ejerce solamente en los disparos a corta distancia.
Siempre es mucho menos importante con las armas moderas perfeccionadas, en las que el
taco es muy reducido, que con las armas antiguas cargadas por la boca, cuya carga exigía
grandes tacos. De las armas modernas casi únicamente las escopetas de caza llevan tacos en
su munición, en forma de arandelas o discos de cartón, parafina, etc., que separan los distintos
componentes del cartucho; un taco separa la polvora de los perdigones y otro cierra la boca
del cartucho.
El taco obra doblemente: como proyectil y como cuerpo en ignición. Es raro observar su acción
como proyectil, si bien en estos casos adquiere gran importancia médico-legal, pues la
presencia de un taco puede proporcionar valiosos indicios a la instrucción.
Con mayor frecuencia produce lesiones como cuerpo en ignición. Encendido por la llama del
disparo. Su acción llega a prender fuego a los vestidos de la víctima y cuerpos combustibles
que rodean el blanco. En ciertos casos, la acción del taco en ignición y la de la llama se asocian
hasta un punto muy difícil y aun imposible de diferencia.
3.- PROYECTIL
El proyectil, único o múltiple, es el agente más importante de las heridas por disparos de arma
de fuego. Ya hemos indicado sus principales variedades. En cuanto a sus efectos. Constituyen
el objeto de la descripción del apartado.
Por sus sensibles diferencias estudiaremos sucesivamente las heridas producidas por proyectil
único (bala) y las causadas por proyectiles múltiples (perdigones) de las primeras
distinguiremos las heridas de bala de las armas ordinarias y las causadas por proyectiles de alta
velocidad
De manera esquemática, hay que considerar en estas heridas un orificio o herida de entrada,
un trayecto y una herida de salida (eventual)
A) HERIDA DE ENTRADA
generalmente es única por cada disparo, si bien puede ser múltiple, como en el caso de una
mama péndula atravesada por el disparo y que alcanza el tórax después, a cuando el proyectil
atraviesa el brazo antes de alcanzar el tronco, o perfora sucesivamente los dos muslos, o la
victima levanta su mano como para detener el disparo. También pueden producirse varios
orificios de entrada si la bala se fragmenta antes de alcanzar el blanco, al chocar con un cuerpo
duro.
En lo relativo a los caracteres de las heridas de entrada hay que considerar aisladamente el
orificio de su contorno llamado habitualmente tatuaje
B) ORIFICIO
la forma es, generalmente, redondeada u oval. En el vivo es excepcional que sea totalmente
circular, pues siempre hay una deformación conforme a la dirección de las fibras de la región,
como ocurre en las heridas punzantes. En las heridas hechas a gran distancia, el orificio adopta
la forma de un ojal o hendidura lineal que recuerda muy próximamente las heridas por
instrumentos punzantes o cortopunzantes. Por el contrario, en los disparos realizados a corta
distancia la forma de la herida presenta un aspecto desgarrado, como de estrella, debido a la
acción de los gases, que se difunden con violencia bajo la piel.
Las dimensiones ofrecen alguna variedad, dependiendo de la forma del proyectil, de la
distancia a la que se hizo el disparo y de la fuerza viva que aun empujaba la bala al llegar a la
piel. En el caso más común de los proyectiles cilindrocónicos, las dimensiones del orificio son
menores que el calibre dela bala, pues ésta, al alcanzar la piel. La hunde y distiende a modo de
un capuchón o dedo de guante que se perfora en su vértice. Al recuperar el tegumento la
posición normal, el orificio se restringe. La diferencia entre el diámetro del orificio y el calibre
de la bala es tanto más acentuada cuando más elástica es la piel del sitio herido, más espesor
tienen las partes blandas y más escasa sea la velocidad del proyectil, todo lo cual favorece la
distensión cutánea y la sucesiva retracción. En los disparos a corta distancia el orificio es, en
cambio, sumamente grande por los efectos explosivos ya citados, dependiendo entonces este
factor de la carga. Aun sin esos efectos explosivos en los disparos próximos, por lo tanto con el
proyectil animado de gran fuerza viva, el orificio suele tener un diámetro análogo al del
proyectil o a un algo superior por el movimiento vibratorio de aquel transmitido a los orificios
en el momento de su producción, que amplía las dimensiones de esta.
C) TATUAJE
Reciben este nombre las formaciones resultantes del disparo que se dibujan alrededor del
orificio de entrada y suministran importantes indicaciones diagnosticas médico-legales. Hay
que considerar en el tatuaje dos componentes: la cintilla de contusión y el taraceo o tatuaje
propiamente dicho.
La distancia entre los extremos de la cintilla corresponde al calibre real del proyectil.
1. La quemadura causada por la llama, que da lugar a una zona apergaminada, morena o
amarillenta y concéntrica al orificio, en la que se hallan quemados los pelos.
2. La incrustación de los granos de pólvora no quemados, más o menos separados entre sí
según la distancia del disparo y que pueden haber penetrado solo hasta la epidermis, o incluso
llegar profundamente a la dermis. La distribución de los granos con relación al orificio
constituye un buen elemento de juicio para determinar la dirección de los disparos.
3. El depósito de negro de humo de la pólvora que enmascara o difumina el resto del
tatuaje y que puede hacerse desaparecer por el lavado suave con agua. Este tercer elemento
del tatuaje ocupa una extensión mayor que el resto de los otros componentes.
Dentro del tatuaje hemos de distinguir una parte deleble, es decir, susceptible de desaparecer
por el lavado, constituida por el depósito de negro humo y los granos de pólvora situados
sobre la superficie de la piel o sólo ligeramente incrustados en la epidermis. A su vez, el tatuaje
indeleble está formado por los granos de pólvora firmemente incrustados en la dermis y la
quemadura producida por la llama, que resisten a la acción mecánica del lavado. CHAVIGNY,
por su parte, distingue, desde un punto de vista topográfico, la zona de esfumamiento, que
ocupa la parte periférica del tatuaje y que está constituida sólo por el depósito de humo, de la
zona de tatuaje propiamente dicho, compuesta por el depósito de humo, granos incrustados
en la epidermis, granos incrustados en la dermis y la quemadura de la llama. Como
consecuencia del lavado desaparecería la zona de esfumamiento y se modificaría en su color y
densidad, pero sin desaparecer totalmente, la zona de tatuaje propiamente dicho (signo de
CHAVIGNY).
D) HERIDAS ATÍPICAS
En algunas ocasiones, por mecanismos diversos, el orificio de la entrada de las heridas por
arma de fuego difiere sensiblemente de la descripción anterior, dando lugar a heridas atípicas,
Las principales son:
1. Simples contusiones producidas por balas muertas que no llegan a perforar. Se producen
también cuando el proyectil, que posee aún cierta fuerza viva, choca con obstáculos como
medallas, carteras, etc., al alcanzar el blanco.
4. Herida en boca de mina (HOFMANN). Se produce en los disparos hechos por el arma en
contacto con el blanco; los gases de la explosión penetran en la herida con la bala y refluyen al
encontrar un obstáculo óseo, originando un extenso estallido de la piel. La herida aparece
ennegrecida por el depósito de negro de humo y granos de pólvora que embadurnan las
anfractuosidades de la lesión.
E) TRAYECTO
El trayecto de las heridas por arma de fuego corresponde al recorrido de la bala en los tejidos,
puede ser único o múltiple, si la bala se fragmenta durante su paso por los tejidos. Por su
dirección se distinguen los trayectos rectilíneos, que siguen la dirección del disparo, y los
trayectos con desviación, por choques en huesos, sobre todo, que comunican a los proyectiles
direcciones sorprendentes, indescriptibles.
El calibre del trayecto no suele ser uniforme, sino que se ensancha debido a deformaciones
sufridas por el proyectil y, sobre todo, a consecuencia de las esquirlas óseas y cuerpos extraños
que la bala moviliza y arrastra a su paso. El interior del trayecto se llena de sangre, de modo
que en el cadáver el trayecto se reconoce por la línea sanguínea que arca el paso del proyectil,
PREDELIEVRE Y DESOILLE (1939) describen como hemorragia en T la infiltración hemorrágica
del trayecto complementada a la altura del orificio de entrada por una hemorragia en sábana,
de modo que un corte longitudinal de los tejidos siguiendo el trayecto ofrece aquella forma.
Si el proyectil no ha salido al exterior, se encuentra en la extremidad del trayecto cerrado, en
medio de un foco hemorrágico. Sin embargo la búsqueda del proyectil es a menudo muy
dificultosa, ya que pueda ocupar lugares inverosímiles por mecanismos no siempre bien
explicados. Para facilitar la localización de la bala se hace a veces necesario el concurso de los
rayos X. pero, pese a las dificultades que pueda haber, el perito médico no debe cejaren sus
esfuerzos hasta encontrar el proyectil, pues constituye un elemento de interés capital en las
actuaciones médico-legales. En ocasiones es aconsejable pasar los coágulos sanguíneos
encontrados en las cavidades (abdominal, torácica, etc.) por un tamiz, con el fin de encontrar
los proyectiles que a veces quedan englobados en ellos.
F) ORIFICIO DE SALIDA
Es inconstante por definición, no existiendo cuando la bala permanece en los tejidos. Su forma
y su tamaño varían mucho. Depende, ante todo, de los planos que atravesó la bala; si se trata
de un proyectil cilíndrocónico no deformado que atravesó sólo tejidos blandos, puede ser un
orificio circular u oval, de análogo diámetro o ligeramente superior que el de entrada, o incluso
puede adoptar la forma de una hendidura longitudinal; sus bordes suelen estar evertidos,
haciendo hernia esferulillas de grasa de tejido celular cutáneo, lo que no ocurre en el orificio
de entrada. Si la bala ha sido deformada, el orificio es mayor y más irregular, si el proyectil
atravesó tejido óseo, las esquirlas desprendidas y arrastradas salen con la bala, produciendo
grandes e irregulares heridas con desgarro y dilaceración de los tejidos.
Como el orificio de salida depende tan sólo en su producción del paso del proyectil (de dentro
afuera) y no intervienen los demás elementos del disparo, carece de cintilla de contusión y de
tatuaje, elemento negativo éste fundamental para el diagnóstico.
La ausencia de tatuaje no excluye necesariamente un orificio de entrada, ya que puede faltar
en los disparos a larga distancia y en los disparos próximos que radican en partes cubiertas de
vestidos, en los que quedan retenidos sus elementos integrantes. Mayor interés se concede a
la cintilla contusivo-erosiva, exclusiva de los orificios de entrada, en los que no faltaría nunca
prácticamente, sin embargo, investigaciones de MEXIXNER Y ROMANESE sobre todo, han
demostrado la existencia de orificios de salida rodeados de una clara cintila deseada y
pardusca, totalmente análoga a la propia de los orificios de entrada. MEIXNER, explica su
producción por un resquebrajamiento de la epidermis, que se deprime y estira excesivamente
al paso del proyectil, lo que permitiría su apegaminamiento pos mortal, con lo que asume el
aspecto característico. ROMANESE le atribuye a un mecanismo contusivo, pues solo la ha
encontrado Cuando la zona del orificio de salida está apoyada en objetos de cierta resistencia
(cinturones, carteras, placas) de modo que en el momento de su perforación por el proyectil la
piel choca contra algo sólido, contundiendo la epidermis.
Las heridas producidas por disparos de arma de fuego con proyectiles de alta velocidad tienen
las siguientes características:
1. Orificio de entrada. Suele ser de dimensiones normales con relación al calibre del
proyectil. Pero, en ocasiones, este orificio asume una forma estrellada, que recuerda la de los
disparos a boca de jarro con proyectiles ordinarios. Ahora bien, al examinar con atención el
orificio se observa que no tiene caracteres de tipo ``explosivo´´, ni efectos secundarios propios
de aquellos disparos: quemaduras, tatuaje dentro del orificio, etc.
1. Por parte del proyectil influyen su forma, el modo en que choca con el blanco, así como
su masa. Todos estos factores condicionan la desaceleración en el interior del cuerpo y dan
lugar a que la liberación de energía por parte del proyectil sea más elevada y más explosiva
La distancia a que se hizo un disparo de bala no puede resolverse con precisión, limitándonos
en la práctica a distinguir cuatro variedades de disparo, con acusados caracteres diferenciales.
1. Disparo a boca de jarro à es el que se realiza con la boca del arma en contacto con la
piel. Viene definido por la violencia de las lesiones y, especialmente, por los estallidos y
arrancamientos cutáneos producidos por los gases, que originan en conjunto la herida en boca
de mina, ennegrecida por la pólvora quemada.El diagnostico debe completarse con ciertas
investigaciones auxiliares:
b) Investigación del azufre, que aparece bajo la forma de sulfatos por transformación durante
la explosión de la pólvora. Permite distinguir la pólvora negra, antigua, de las pólvoras
piroxiladas (polvo sin humo) que no poseen azufre.
4. Disparo a larga distancia à están incluidos en esta variedad todos los disparos hechos a
distancias superiores al alcance de los elementos que constituyen el tatuaje, por lo que se
caracterizan morfológicamente por este carácter negativo: la ausencia de tatuaje. Pero en toda
la gran extensión comprendida como ``larga distancia´´, no se pueden hacer más precisiones;
la misma herida puede ser producida por un disparo hecho a 1 que a 500 m, e incluso de más
lejos si el arma tiene suficiente alcance. En estas heridas encontramos el orificio de entrada
rodeado por la cintilla contusiva-erosiva, sin ningún otro elemento más.
Si se trata de disparos hechos con perdigones, hay más posibilidades de precisar tipos
intermedios de distancia, aunque sin demasiada exactitud.
Lo mismo que en las heridas de bala, los elementos del tatuaje sirven para diferenciar los
disparos a corta distancia.
_ Pero, además, en los disparos alarga distancia, el grado de dispersión de los perdigones
proporciona indicaciones acerca de la cuantía de aquella. Como se ha comentado, los
perdigones salen por la boca de fuego agrupados formando bala y paulatinamente van
separándose, tanto más cuanto más alejados los consideremos . No obstante, siendo aquella
dispersión progresiva, los resultados que concede su consideración nunca pueden ser muy
exactos. El método recomendado consiste igualmente en realizar tiros de prueba con la misma
arma y munición idéntica a la del disparo problema, para buscar la máxima semejanza. Pero,
con todo, el método se presta a errores de muchos metros.
Para determinarla dirección de los disparos por arma de fuego, problema frecuente e
importante en los disparos de proyectiles únicos, cuya resolución permite a menudo
establecer la etiología del disparo y facilitar la reconstrucción del hecho, se utilizan diversos
elementos de juicio
En los disparos perpendiculares tiene forma de anillo completo, mientras que en los oblicuos
adopta una forma semilunar, estando la semiluna situada en el lado por el que vino la bala, por
ser este el que ha contundido.
2.3.- TRAYECTO
El sentido del trayecto marca la dirección del disparo, Pero para tomar en consideración este
criterio hay que distinguir varias posibilidades.
2.3.1. Heridas sin orificio de salida. El eje del trayecto, antes de posibles desviaciones, sirve
para marcar la dirección del disparo.
2.3.2. Heridas con orificio de salida. Vale la misma norma anterior. Pero para aplicarla hay
que diferenciar previamente el orificio de entrada del de salida, lo que no siempre es fácil. si el
orificio de entrada presenta caracteres netos, tal como se ha señalado en páginas anteriores,
el diagnostico se simplifica. Pero si es un disparo a la larga distancia y faltan los elementos del
tatuaje, existe la cintilla contusiva en el orificio de salida o se dan otras circunstancias en el
mismo sentido, hay que recurrir a elementos de juicios especiales.
Este diagnóstico posee un extraordinario interés forense. Aunque el tema se presta a amplias
consideraciones, nos limitaremos a indicar los elementos de juicio válidos para este problema,
atendiendo a su origen.
2. Estado de los vestidos. Con cierta frecuencia se observa en el suicidio que el disparo en
la región precordial va precedido de la separación de los vestidos para dejar desnuda la región
3. Localización de las heridas. El suicidio por armas de fuego tiene unos sitios de elección
para el orificio de entrada, lo que constituye un valioso indicio; sien, región precordial, frente,
boca, región submentoniana.
4. Numero de heridas. En el suicidio, lo general es que solo haya una herida. No obstante,
las pistolas automáticas permiten la realización de varios disparos aun cuando afecten órganos
vitales, por lo que nos es imposible que en el suicidio haya varias heridas, si bien siempre están
en la misma región y muy próximas entre si. En el homicidio, en cambio, puede haber varios
disparos y localizados en regiones distintas.
5. Dirección del disparo. Para que el suicidio sea admisible, la dirección del disparo ha de
ser compatible con la posición del arma empuñada por la víctima.
Normalmente los disparos suicidas llevan una dirección de derecha a izquierda y de delante
atrás. Esta dirección se invierte para los zurdos
6. Distancia a que se hizo el disparo. Para que un disparo sea considerado suicida, debe
haber sido hecho acorta distancia; esto es, desde la boca de jarro a la de quemarropa y hasta
la corta distancia en sentido estricto. Nunca podrá aceptarse la etiología suicida si la distancia
a que se hizo el disparo es superior a la longitud del brazo. Los más frecuentes entre los
disparos suicidas son los hechos a boca de jarro o a quemarropa.
7. Modo de estar empuñada el arma. Este signo está condicionado a la existencia de
espasmo cadavérico, muy frecuentemente en las lesiones por arma de fuego que interesan los
centros nerviosos superiores.
El modo en que queda sujeta el arma en la mano, resultado de este fenómeno cadavérico,
no puede simularse nunca, pese a colocar el arma en la mano de un cadáver y esperar la
aparición de la rigidez cadavérica, ya que el arma no queda ``cogida´´ como en vida.
8. Señales de pólvora en la mano del suicida. Al disparar un arma de fuego suele producirse
la proyección de partículas de pólvora por el orificio posterior del cañón o de la cámara de
explosión, que se incrustan en la mano que empuña el arma, en el espacio interdigital
comprendido entre el pulgar y el índice. ITURRIOZ, propuso en 1914 la investigación de estas
partículas mediante la realización de un guante de parafina, que se hace cubriendo la mano
con una capa de parafina, que se hace cubriendo la mano con una capa de parafina fundida a
40 °C o poco más. Por el calor se abren los poros y las partículas de pólvora son captadas por la
parafina, en donde se revelan con el reactivo de GRIESS-LUNNCE para los nitritos o la
difenilamina sulfúrica (para los nitratos). En un estudio realizado en el departamento de
medicina legal de granada, se analizaron distintos métodos para extraer los restos de pólvora y
residuos metálicos de las manos del que dispara. Para los autores, el procedimiento ideal
consiste en limpiar la zona con una gasa o algodón impregnado en una solución de ácido
nítrico al 5 %. El análisis de los residuos se realiza por AA. También es útil para el estudio de los
granos de pólvora por microscopia electrónica del barrido, el empleo de cinta adhesiva.
9. Signos en la mano de sostén. PALMIERT (1964) Y TARSITANO (1941) han señalado
también la existencia de ciertos signos en la mano opuesta, que sostienen el cañón al
aproximarlo al blanco, para mejor asegurar la puntería. Consisten en ahumados, salpicaduras
de sangre, erosiones o contusiones en el dorso de los dedos, etc.
10. Otras lesiones presentes en el cadáver suministran igualmente indicaciones
diagnósticas; unas veces por corresponder a otros intentos fracasados de suicidios ( ej. Sección
de venas) y otras por indicar violencias dolosas anteriores al homicidio por disparo.
Balística
Es la ciencia y arte que estudia integralmente las armas de fuego, el alcance y dirección de los
proyectiles que disparan y los efectos que producen. La balística forense estudia ciertos
aspectos técnicos de los proyectiles, y sus efectos sobre tejidos biológicos, y su interacción con
otros objetos con el objetivo del esclarecimiento de presuntos delitos.
En el estudio de la balística forense se han establecido tres partes con arreglo al siguiente
criterio:
3.1. Balística interior: es la que se ocupa del estudio de los fenómenos que ocurren en
el interior del arma hasta que el proyectil sale por la boca del cañón.
3.2. Balística exterior: estudia los fenómenos que ocurren al proyectil desde el
momento en que sale del arma hasta que alcanza su objetivo.
3.3. Balística de efectos: estudia los daños producidos por el proyectil., tanto en el
organismo como en otras estructuras.
Esta última cuestión es la que mayor interés presenta desde el punto de vista del
estudio médico-legal que nos ocupa.
Con el fin de distinguir las consecuencias provocadas por las armas de fuego, resulta
necesario, en primer lugar, establecer la distinción entre las armas que producen un disparo
simple (un solo proyectil) y las que producen un disparo múltiple (varios proyectiles).