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UNIDAD DIDÁCTICA I:

CATEGORÍAS Y TEORÍAS DE LA
CIENCIA POLÍTICA
TEMA 1: CATEGORÍAS Y TEORÍAS DE LA CIENCIA POLÍTICA

1.Introducción.

2.Ciencia y objeto.

3.Teoría e investigación.

3.1. El comportamiento político como objeto científico


3.2. Reflexiones sobre el pensamiento político
3.3. Condicionantes de la libertad
3.4. La ciencia interior
3.5. El tiempo en la teoría política.

4.Investigación empírica.

4.1. El concepto de enfoque


4.2. Elección de estrategias de investigación.
4.3. Conceptos a utilizar.
4.4. Problemas y métodos de investigación

5.Principales enfoques de investigación empírica.

5.1. Teorías y métodos


5.2. Las teorías clásicas

 Maquiavelo (1469 - 1527)


 Hobbes o la protección del estado absoluto (1588 - 1679)
 Locke o los fundamentos de la teoría liberal (1632 - 1704)
 El método compartido de Montesquieu (1689 - 1755)
 La teoría utilitarista de Bentham (1748 - 1842)
 Marx y el materialismo dialéctico (1818 - 1883)
 Racionalidad y dominación en Max Weber (1864 - 1920)
 La lógica experimental de Pareto (1848 1923)

5.3.Teorías y enfoques modernos

 Formalismo
 El conductismo. Cultura política y poder
 El funcionalismo
 La teoría general de sistemas
 La visión informática
 Teoría de los juegos
 Unidad y estrategia. La teoría de la elección racional o pública
 Política de grupos
 Temas y conceptos
 Análisis comparado
 El grupo interno
 Los grupos y la lógica de la acción colectiva
 Cambio social y movilización
1. INTRODUCCIÓN

La preocupación por la política, por los asuntos públicos, es muy antigua. Los
puntos de referencia de las cuestiones relacionadas con el “bien común” o la “buena
vida de los ciudadanos” son, la tradición griega - polis - y la tradición hebrea, a
través de la reflexión bíblica. Ambas tradiciones fueron sintetizadas en la Edad Media
por Maimónides y por Santo Tomás de Aquino, pero sobre todo, durante la Reforma,
con la emancipación de los conceptos de armonía y comunidad, se abrió el camino al
pensamiento revolucionario, a la crítica del poder sin comunidad con el que se han de
enfrentar los ciudadanos.

Dentro del campo de la política se suelen distinguir dos temas de estudio:

 Elaborar grandes teorías o reflexiones.


 Construir instrumentos adecuados para comprender la vida política en su
mecánica cotidiana.

Desde la Edad Media el estudio del Estado, en tanto que conjunto de


instituciones y reglas que rigen la administración de los poderes de la comunidad se
convirtió en un objeto central para la ciencia política. Sin embargo, la complejidad de la
vida contemporánea llevó a superar el excesivo empeño que se había puesto en la
centralidad de los estados. Gracias al descubrimiento del inconsciente por Freud, se
llegó a la conclusión de que en los espacios internos de cada individuo hay sustancia
política ya que, por ejemplo, la memoria y el olvido ejercen funciones reales en su
comportamiento político cotidiano.

2. CIENCIA Y OBJETO

La ciencia política es una rama más del conocimiento, es un saber moderno. El


término se refiere a un trabajo especializado, que cumple con las condiciones de rigor,
objetividad y experimentación propias de las ciencias modernas. Ello no significa que
la ciencia política fuera inexistente hasta el siglo XX, sino todo lo contrario, sin
embargo, la ciencia política como actividad investigadora y con un estatus reconocido
por los científicos aparece y se consolida en el siglo XIX, con la aparición de la
actividad empírica llevada a cabo por departamentos o facultades creados y
profesionalizados con ese objeto a partir de 1875.

 Creación de la School of Political Science Association en la Universidad


de Columbia.
 1903 American Political Science Review.
 Institut des Sciences Politiques de París.

En el contexto académico español, la consolidación de la ciencia política tiene


lugar a partir de la posguerra. En un principio, las ciencias políticas y su estudio
estaban íntimamente ligadas al derecho público y de la historia de las instituciones.

La cultura política liberal fomentó la aparición de una visión formalista de la


política, esto es, la consideración de la sociedad como un entramado de relaciones
entre los individuos y los grupos que van dejando un rastro jurídico en el que se
reflejan las vicisitudes y las relaciones de poder. Asimismo, las relaciones sociales se
materializan en organizaciones formales e institucionales, Formas, en el sentido en
que estas formas se hacen imprescindibles para entender el comportamiento de la
sociedad. Una de las formas supremas sería la Nación-Estado. Por ello, la
sistematización y proliferación de los estudios políticos surgirá asociada a la Teoría de
los Estados, o Staatlehre. La ciencia política cada vez más ha ido tendiendo a la
formalización y a su presentación como ciencia experimental, sobre todo en América,
a partir de la Segura Guerra Mundial con el triunfo espectacular de este tipo de
ciencias.

3. TEORÍA E INVESTIGACIÓN

Como toda ciencia moderna, la ciencia política presenta una línea de estudios
especulativos y otra de aplicaciones prácticas de los conocimientos que va generando.
Dentro de los trabajos teóricos se distinguen:

 Gran reflexión sobre los eventos políticos y las circunstancias que los
producen.

 Indagación reflexiva que se plantea la construcción de elementos teóricos


como herramientas heurísticas para llegar a conocer las claves de la
conducta y vida política.

En unas ocasiones, la formalización teórica es previa al trabajo experimental y


en otras, a través del trabajo empírico se podría llegar al sustento teórico. El
afianzamiento de la politología profesional no fue fácil ya que en un primer momento
hubo de desmarcarse de otras actividades a las que había estado profundamente
ligada (derecho, historia, filosofía..). Hubo de demostrar que la nueva actividad se
hacía necesaria porque su área de interés no estaba cubierta y porque sus métodos
de investigación eran nuevos. Resultó de suma importancia la fundación de la política
comparada.

3.1. El comportamiento político como objeto científico

El objeto de la ciencia política es el estudio del comportamiento de los


individuos en la polis, mediante el establecimiento de técnicas de observación
objetivas o instrumentos científicos diseñados al efecto. Para que la ciencia política
fuera reconocida como ciencia moderna por la comunidad científica, era necesario
demostrar que se basaba en la observación, el registro objetivo de los datos,
elaboración de conclusiones sobre presupuestos explicitados y publicación de
conclusiones accesibles al resto de la comunidad científica, desterrando la tendencia a
expresar nuestras reflexiones de forma literaria ya que esto daría lugar a varias
interpretaciones y dichas reflexiones no podrían ser contrastadas por medio de un test
científico. Especial importancia tuvo la aparición del conductivismo, o surgimiento de
trabajos de algunos maestros que afirmaban la necesidad de estudiar la conducta
humana mediante técnicas de observación y registro plenamente objetivas.

A esta tarea contribuyeron en gran medida los intelectuales europeos


emigrados a EEUU, ellos eran las personas idóneas para llevar a cabo esta tarea ya
que habían absorbido todas las ideas de la tradición filosófica alemana y habían
asistido a las confrontaciones ideológicas que se habían venido produciendo desde la
Revolución Francesa hasta finales del siglo XIX, el surgimiento del psicoanálisis, el
afianzamiento de otras ciencias como la Economía y la Sociología, habían
experimentado el fracaso de la República de Weimar, un fin e inicio de siglo muy
violento, las dos guerras mundiales, etc. Tanta violencia en países que se suponían la
cumbre de la civilización moderna hizo que llegaran a plantearse que algo estaba
fallando en la cultura occidental.
3.2. Reflexiones sobre el pensamiento político

 Teoría: una teoría es una herramienta intelectual que se utiliza para explicar
los hechos que el hombre se encuentra a través de la vida, es una
construcción humana. Su fin es explicar los fenómenos de la naturaleza y los
generados por el hombre.

 Ciencia: se encarga de formular incógnitas y darles respuesta. Para ello


construye teorías con las que poder seleccionar los fenómenos, ordenarlos y
encontrar una explicación satisfactoria.

A su vez, las ciencias pueden clasificarse en dos ramas:

Ciencias duras: las que se ocupan del estudio de los fenómenos de la


naturaleza, en definitiva, de lo externo al hombre.

Ciencias blandas: su objeto de estudio son las causas de los hechos


sociales, donde el hombre es juez y parte, investigador activo y a su vez
objeto de estudio.

Para algunos investigadores, el hombre sólo puede ser objetivo cuando estudia
algo externo a él ya que de otro modo, los juicios de valores o pre-juicios,
condicionan su percepción del objeto de estudio. Sin embargo, oros investigadores
sostienen que siempre que el hombre estudia un fenómeno, ya sea externo o
intrínseco a él mismo, sus aproximaciones siempre están condicionadas por algún tipo
de ideas o juicios, aunque sean vagos, por lo que sostienen que los prejuicios son
generales a todas las ciencias. Sin dar la razón a ninguna de las partes, bien es cierto
que las ciencias corren el riesgo de empantanarse en prejuicios y perder objetividad.
Es obvio que la aproximación de un investigador al estudio de la composición de una
roca no sea igual que si el objeto de estudio es el hombre y los sentimientos que
afectan directamente a nuestras vidas.

Algunos investigadores sostienen que hay que dejar de lado todo prejuicio y
buscar métodos neutrales puramente técnicos; otros replican que incluso las ciencias
experimentales poseen su propia metafísica.

La acción humana pretende:

 Comprender por qué ocurren los hechos


 Construir un mundo real distinto del que existe y del que los hombres son y
serán siempre parte.

Según esto, el hombre no sólo analiza el mundo para comprenderlo sino


porque su trabajo, ya sea manual o intelectual, construye ese mundo del que forma
parte.

En una comunidad política, el hombre siempre busca la satisfacción a una serie


de necesidades, como son el comer, la compañía, la protección... A cambio debe
contribuir en muchas tareas comunes como en el pago de impuestos, educación,
participación política. Cada hombre podría enumerar una cantidad diferente de
acciones que le empujan a cooperar. Cada época histórica, cada tipo de sociedad da
primacía a unos valores sobre otros: the common concern.
Cuando un individuo nace, se encuentra en un mundo ya organizado, donde
hay un conjunto de individuos que llevan ya tiempo conviviendo juntos, que ya han
establecido sus propios valores, sus costumbres y sus formas de organización. Este
es el pasado histórico de la comunidad.

La forma más avanzada que se conoce de convivencia en comunidad es el


ESTADO, o conjunto de instituciones y reglas que rigen la administración de los
poderes de la comunidad. La forma de Estado ha surgido después de muchos años de
experimentación histórica acumulada en la vida de los pueblos europeos. Sus
objetivos principales son:

 Garantizar la supervivencia de la comunidad.


 Racionalizar la situación de la “auctoritas” generada por la comunidad.
 Hacer posible la realización de estas tareas por personas concretas en
cualquier época.

La perdurabilidad del Estado permite ir acumulando mejoras o defectos que cada


época pueda incorporar. Cada época ha dejado su huella.

3.3. Condicionantes de la libertad

Los ciudadanos, cuando nacen, se ven inmersos en una comunidad que les
viene impuesta, ya que estaba establecida cuando ellos alcanzaron el uso de la razón.
Se ven dotados de una serie de responsabilidades y obligados por unos compromisos
que no adquirieron. Dadas las características de la especie humana, vivir significa vivir
asociado o en comunidad.

La presunción de autonomía personal: al ciudadano se le hace preciso


entender su situación política para saber cómo actuar, en la mayoría de los casos,
tendrá que fiarse de lo que le enseñen y en muy contadas ocasiones, lo descubrirá él
directamente. Cada individuo encontrará razones a lo que ve y a lo que pasa: la visión
o concepción del mundo: entendimiento con que un individuo afronta su existencia
política. La realidad es que la libertad no existe en el sentido de que el hombre no
puede escoger su propia visión del mundo ya que la mayor parte le viene impuesta a
través d ella tradición histórica.

Ideologías: son todo ese conjunto de explicaciones que ofrecen una visión del
mundo con mayor o menor coherencia.

3.4. La ciencia interior

El ser humano tiende a aferrarse a las ideologías y ello es susceptible de que


ocurra de generación en generación.

Los liberadores modernos se dieron cuenta de que los efectos del principio de
dominación en lo público se traducían dentro de la persona en obediencia psicológica,
comprendieron que el individuo estaba bajo el control absoluto del grupo. Para la
modernidad, las puertas por las que se introduce la opresión externa del individuo son
la infancia y la pertenencia al grupo. La infancia y la soledad son las grandes
debilidades del hombre. La mente es traída al mundo pasivamente pero debe afrontar
la muerte a solas y con plena responsabilidad.
El descubrimiento del inconsciente empezó como una exploración en el alma
del ego y como una lucha por la independencia. Desde la Ilustración las ciencias
sociales habían estado siempre trabajando hacia una sociedad racional hasta que
Freud, hacia 1900, asestó el más duro golpe al racionalismo con el descubrimiento del
inconsciente como concepto científicamente formulado y con unas terapias mentales
más poderosas. Uno de los puntos más controvertidos de la política moderna es su
pretendida secularización.

Las terapias psíquicas del siglo XX han aportado a la humanidad el


descubrimiento de espacios internos en los grupos humanos, pero no han podido
demostrar que en esos espacios del mundo interno del individuo hay sustancia
política: espacios políticos internos.

3.5. El tiempo en la teoría política

La mayoría de los teóricos insisten en explicar la historia de la política en lugar


de hacer teoría política sobre el presente.

El Marqués de Cordoncet considera que en la cultura moderna la sabiduría es


acumulativa, fluye en cadenas de causas y efectos, es acumulativa de una forma
ordenada. El hombre puede viajar en el tiempo viajando por la superficie del globo. En
el viaje humano a través de las edades se puede leer el pasado. Por eso, viajar
geográficamente alrededor del mundo tiene, para la mente moderna, la validez mental
de un viaje a través del tiempo, de este modo el tiempo resulta dominado por el
hombre moderno.

Según Cordoncet, la perfectibilidad del hombre es indefinida y cada siglo que


pasa añade nueva ilustración a la de los siglos precedentes. Esta visión significa una
especie de igualitarismo cronocrático que se impondrá en todo conocimiento de la
historia de la teoría política. Los politólogos, entregados a hacer historia, tienden a
creer que como conocen el pasado con detalle les es más fácil explicar el presente
pero la realidad no es así, carece de base filosófica y antropológica el militarizar el uso
del tiempo y el encadenamiento conjunto de los fenómenos temporales. Por tanto, la
cronocracia tiene difícil su supervivencia. Partiendo de las ideas de Freud sobre el
inconsciente humano, donde no hay pasado, ni presente, ni futuro, podríamos decir
que la memora y el olvido en política son funciones reales, entre otras cosas porque
sólo existe política actual. La política es siempre algo activado en el juego
trascendente de la vida y la muerte que ello implica. Hay que apartarse de la visión
cronocrática.

4. INVESTIGACIÓN EMPÍRICA

4.1. El concepto de enfoque

El hombre se encuentra dentro de un gran universo y a la vez siente que hay


otro ámbito mucho más complejo, que es donde se encierra su yo. Aparentemente, las
regularidades de este mundo son caóticas y la tarea de la ciencia consiste en
interpretar razonadamente la experiencia a través del descubrimiento de
generalidades válidas u su consecuente aplicación a acontecimientos particulares. En
toda descripción hay implícito un trabajo de descripción y de interpretación. La labor
del científico consiste en seleccionar elementos de la experiencia, interpretarlos y
extraer una consecuencia generalizadora.
Frente a la sistematización inductiva, el investigador deductivo rechaza el
encontrar esas generalidades necesarias para la explicación científica válida en la
observación empírica y trata de encontrar dichas deducciones lógicas buscando
principios o axiomas que, al ser evidentes por su propia naturaleza, no requieren
demostración. De este modo, la elaboración de un sistema teórico queda asentada tal
y como decía Einstein, por la intuición del autor, que es quien decide por qué ha
utilizado precisamente estos presupuestos y no otros. Evidentemente, no se puede
estudiar ningún enfoque de investigación sin antes explicitar con claridad los criterios
básicos con que se pretenden evaluar.

4.2. Elección de estrategias de investigación

En el trabajo empírico nunca van a solas las ideas o los esfuerzos del
investigador, sino que aparecen acompañados de los detalles concretos de
financiación y adecuación a los medios. Es importante saber evaluar los ingredientes y
el alcance de un trabajo del mismo modo que el decidirse con criterios racionales
sobre qué método utilizar.

4.3. Conceptos a utilizar

Cuando un investigador adopta una perspectiva de investigación, impulsado


por una fe en el éxito de su proyecto y por unas convicciones teóricas más o menos
conscientes, se materializa en una triple consecuencia:

 Conceptualización coherente.
 Presentación de problemas centrales a resolver y necesarios para encontrar
las respuestas buscadas.
 Métodos concretos a utilizar y rechazo de los no válidos para conseguir su
meta.

En la base de estas tres etapas subyacen los principios axiomáticos en los que
se apoya la sistematización del autor. Cuanto más claras tenga las ideas el autor,
cuanto más transparente sea su formalización y la explicitación de los presupuestos,
más rendimiento obtendrá del equipo de trabajo y del dinero invertido. Einstein llegó a
reconocer que al fondo del diseño teórico se encuentra siempre un conjunto de
principios indemostrables, percibidos intuitivamente a través de una cierta empatía o
“Einffühlung”, llamada “Intellectual Love” por Popper.

Existen unos criterios concretos para evaluar la aptitud del sistema conceptual
que se plantee utilizar cuando se va a realizar un trabajo:

1) Criterio de precisión: los conceptos claves de un aparato conceptual,


incluidos en un enfoque teórico deben estar definidos ajustadamente. Por
tanto, habrá que evitar:

 La ambigüedad o confusión producida al definir un concepto de modo que


varias personas lo puedan entender de diferente manera.
 Ambivalencia que se produce cuando un concepto está definido de tal forma
que el mismo observador podría encontrar en un fenómeno político dos
contenidos diferentes, teniendo motivos en ambos casos para entenderlo así.
 Definir los conceptos sólo verbalmente al estilo diccionario, refiriendo una
palabra a otra y ésta a su vez a otras en cadenas sin fin ni respuesta.
 Falta de parsimonia teórica o defecto que se produce si se abusa del número
de presupuestos básicos axiomáticos indemostrables.

2) Criterio de conductividad: los conceptos básicos de un sistema deben


conducir a la elaboración de una teoría potente con fuerte capacidad de
explicación científica. En este sentido, los conceptos que intentan representar o
describir un fenómeno pueden ser:

 Clasificatorios: o conceptos tipológicos.- Aquellos que nos describen algo


diciéndonos a qué clase pertenece (comunes en Biología).
 Analíticos: describen el fenómeno expresando las partes de que consta
(comunes en Química).
 Universales: expresan el fenómeno mediante dimensiones continuas en las
que todo fenómeno tiene una posición. Representan realidades encontradas
en todas las cosas (Ej.: temperatura). Si sólo se utilizan conceptos
clasificatorios, la conductividad es escasa y su nivel de profundidad teórica
será bajo. En el grado analítico y en el universal, el grado de conductividad
es cada vez mayor.

4.4. Problemas y métodos de investigación

Será decisiva la capacidad del técnico, su formación y su lucidez, también


serán importantes sus orientaciones ideológicas, sus inhibiciones e incluso sus
manías. Normalmente, una buena propuesta teórica se caracteriza sobre todo por su
capacidad para hacer las preguntas adecuadas de la forma idónea.

Toda propuesta de proyecto debe presentarse con un presupuesto de


investigación por escrito. Previamente habrá que hacer una valoración de los
diferentes enfoques del trabajo experimental de modo que se pueda hacer un buen
uso del dinero entregado al investigador para tal fin. Los recursos y la financiación del
proyecto son un bien limitado y habrá siempre que plantearse cómo usarlos de la
forma más idónea.

5. PRINCIPALES ENFOQUES DE INVESTIGACIÓN EMPÍRICA

5.1. Teorías y Métodos

Las estadísticas, los sondeos de opinión y las encuestas son utensilios


fundamentales para darle un carácter científico a las investigaciones sociales, pero el
objeto básico de estudio en éstas, el ser humano y su comportamiento, no permite ser
entendido desde ángulos tan reduccionistas.

En la actualidad, la ciencia política (sobre todo la americana) padece de un


exceso de acumulación de datos y estudios específicos, existe un desequilibrio entre
teoría e investigación entendida como acumulación. Según R. Dahrendorf, la
pretensión de la ciencia empírica es siempre teórica y la investigación experimental
sólo tiene su justificación lógica como medio de control de las hipótesis derivadas de
dichas teorías.

Los inicios de la ciencia política se sitúan en Maquiavelo, cuando comienza a


darse una interpretación desideologizada de los hechos y surge el primer intento de lo
que podríamos considerar una teoría política basada en lo factual.
5.2. LAS TEORÍAS CLÁSICAS

MAQUIAVELO (1469 - 1527)

La teoría política moderna comienza en el Renacimiento y en el análisis que


Nicolás Maquiavelo hace del poder y del Estado. Su aproximación realista significó
una ruptura con la tradición medieval que durante muchos siglos había entendido la
política como algo inseparable de la religión y la moral. Con Maquiavelo el poder se
convertirá en un mecanismo de estudio a través de las técnicas o principios de posible
aplicación universal. Fundamentándose en la observación de los hechos y en su
convicción de que la naturaleza de los hombres es constante e inalterable en muchos
sentidos, Maquiavelo construye una teoría capaz de predecir y explicar las realidades
políticas. “El Príncipe” es un manual práctico para gobernar y mantener el poder sin
caer en las trampas y los engaños de los hombres. Según Maquiavelo, la religión y la
moral pueden ser utilizadas para consolidar el poder pero el funcionamiento de éste es
ajeno de aquéllas. Aunque sean inmorales, los fines políticos justifican siempre los
medios empleados.

El problema de Maquiavelo no es legitimar el poder sino mantenerlo basándose


en la fuerza y la astucia, ya que estos son los únicos elementos capaces de explicar la
caída de imperios y gobiernos. De esta forma, Maquiavelo lo que pretendía era
enseñar cuáles son los mecanismos del gobierno, cómo se puede consolidar y
fortalecer el Estado y qué errores llevan a la decadencia y a la ruina. En este sentido,
la modernidad de Maquiavelo, paralela a la incipiente revolución copernicana, retoma
la secularización anunciada por Aristóteles y Marsilio de Padua, y la lleva a los
umbrales de la ciencia positiva.

Maquiavelo considera que la fuerza es el único medio para incrementar y


mantener el poder. Ya que la ambición natural de los hombres y de los estados hace
que tras las fronteras amenace siempre la hostilidad de la guerra, la educación y el
oficio del príncipe deberá estar dirigido a conocer el arte de la guerra, ya que
descuidar este oficio conduce directamente al fracaso.

En “El Príncipe”, Maquiavelo distingue entre las “buenas leyes” y las “buenas
armas” como ingredientes fundamentales para la consolidación de cualquier Estado.

Por “buenas armas” Maquiavelo entiende las fuerzas nacionales permanentes y


disciplinadas de ciudadanos que aman su nación, no ejércitos de mercenarios
dispuestos a venderse al mejor postor.

En la filosofía maquiavélica existen dos abstracciones teóricas ineludibles: la


fortuna y la virtud. Frente a la imprevisibilidad del azar (fortuna) Maquiavelo propone la
virtud, o combinación compuesta por la fuerza, el valor, la capacidad de resolución, la
inteligencia, la astucia y la estrategia. El objetivo fundamental de los escritos de
Maquiavelo es la capacidad de imposición y de reconocimiento por los demás y este
punto nos adentra en una dimensión clave de la política y del mundo actual. “El
Príncipe” puede ser visto como un gran tratado para el arte de la manipulación de la
imagen, no es necesario ser bueno y honrado sino parecerlo. Para Maquiavelo,
siempre hay una razón de Estado que justifica y en ocasiones hace necesario el
empleo de la violencia y la crueldad. Es en este punto cuando se pregunta si vale más
ser amado que temido. Debido a la condición pesimista del florentino, concluirá que
vale más ser temido que amado ya que la naturaleza del hombre le hace ser ingrato y
tardan mucho menos en agredir al que aman que al que temen porque el amor lleva al
exceso de confianza y a la falta de respeto. Sin embargo, el temor no debe convertirse
en odio o desprecio hacia el príncipe.

“Como los hombres son malos y no mantendrán su palabra contigo, tampoco tú


estás obligado a mantenerla con ellos”.

Maquiavelo es un claro antecedente de cualquier concepción realista de la


democracia. Según Maquiavelo, la opinión de la mayoría debe ser despreciada ya que
la capacidad crítica e intelectual de la masa es casi inexistente.

“El vulgo es reducido siempre por la apariencia y por los acontecimientos; ¿y


no es el vulgo lo que constituye la muchedumbre?”.

HOBBES O LA PROTECCIÓN DEL ESTADO ABSOLUTO (1588 - 1679)

El método de Thomas Hobbes se basa en los nuevos modelos científico-


matemáticos que, a partir de las precisas mediciones de Galileo, llevarán a cabo la
revolución científica iniciada por Copérnico en el Renacimiento. Estos planteamientos
son paralelos a la eclosión de la burguesía como clase social considerada.

Hobbes entiende la política y al propio ser humano como una parte más del
universo mecánico inteligible al lenguaje matemático. Esta visión del mundo implica un
materialismo radical ya implícito en las primeras páginas de su obra más
representativa, “Leviatán”. Para Hobbes, la vida es como un movimiento artificial en el
que el cuerpo humano funciona como un mecanismo parecido al de un reloj. Para él,
esta visión de la política, desde un ángulo de reducción y secularización le hace
justificar el absolutismo como algo útil y necesario en la tierra, escapando de todo tipo
de trascendencia metafísica o religiosa implícita en el derecho divino de los reyes que
hasta entonces había sido la visión tradicional. Hobbes tiene una visión del mundo
mecanicista.

Según Hobbes, todos los hombres comparten por igual una sed insaciable para
ambicionar quejas y poder y al ser escasas, les enfrentan a un conflicto que
inevitablemente les conduce a la muerte. A diferencia de las abejas o las hormigas que
cooperan por instinto, Hobbes advierte que los hombres inevitablemente tienden a la
agresividad y a la destrucción. Según él, dentro de esa guerra violenta y egoísta no
puede existir la propiedad ya que “sólo pertenece a cada uno lo que pudo coger
durante un tiempo y lo supo retener”. Tampoco es posible la industria ya que el fruto
de la misma es inseguro, ni la agricultura, ni la navegación, ni las artes, ni la
sociedad... Tal y como lo entiende Hobbes, “el hombre es un lobo para el hombre” que
no reparará en matar o robar al prójimo a no ser que un poder superior le castigue o
atemorice hasta obligarle a cambiar su perversa conducta natural.

En contraposición al estado de naturaleza (guerra de todos con todos), la


sociedad civil sólo es posible fundando el Estado, por tanto, la sociedad u organización
artificial (contra natura) de todos los súbditos sometidos al poder civil del Estado se
convierte en el polo opuesto de la guerra. Bajo el poder soberano, el Estado garantiza
la paz ya que sin él no hay sociedad entre los hombres sino un mero estado natural de
desconfianza y terror. Por ello, la gran solución que el hombre ha creado para su
propia conservación es el Estado todopoderoso en la tierra, la idea de un dios mortal
que aterrorice a los ciudadanos (Leviatán: monstruo bíblico). Para Hobbes, la
naturaleza humana está compuesta por dos tendencias: la razón y la pasión.
La pasión, a modo de impulso, lleva a los hombres a desear y a conseguir los
bienes y privilegios del prójimo. La razón les hace pensar que sin duración y sin
seguridad los bienes deseados no tienen sentido porque no pueden disfrutarse.
Mientras que la pasión enfrenta a los hombres, la razón les hace pactar, por ello, se
ven llevados a convenir un contrato que implica la renuncia a todos los derechos que
poseían en su estado de naturaleza para entregárselos a un soberano que, a cambio,
les garantice el orden y la seguridad.

Por tanto, la sumisión absoluta es el precio que deben pagar los súbditos al
soberano por haberles salvado de su destructivo estado de naturaleza. Mediante el
contrato se renuncia a la libertad y a cualquier derecho que pudiera poner en peligro la
paz, de modo que los hombres se convierten en autores y autorizan al soberano, el
actor ligándose y responsabilizándose en todos sus actos, convirtiéndose así la
persona artificial en representante de sus autores.

Hobbes presupone una aplastante mayoría de voluntades en favor del contrato.


El contrato hace al soberano el verdadero fijador de la justicia y de la moral ya que lo
justo y lo bueno pasan a definirse como lo coincidente con la voluntad del soberano. El
soberano es el único poder legislativo y el Estado la única fuente de derecho; incluso
en los asuntos de índole espiritual o religiosa es el soberano quien tiene la máxima
autoridad.

LOCKE O LOS FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA LIBERAL (1632 - 1704)

John Locke es el principal teórico del liberalismo, por su teoría de la división de


poderes y por el hincapié que hace en los conceptos de libertad y propiedad. Su
influencia es enorme en el continente americano y en todos los autores liberales
posteriores a él. Su insistencia en respetar determinadas parcelas individuales harán
de él un preludio claro de la mentalidad burguesa aunque sus apreciaciones acerca
del trabajo también podrían fundamentar cualquier teorización socialista.

Como Hobbes, parte del estado de naturaleza para explicitar al ser humano,
pero a diferencia de él, para Locke éste es un periodo en el que los hombres debieron
gozar de perfecta libertad para ordenar sus actos y para disponer de sus propiedades
y personas como mejor les parecía, sin necesidad de pedir permiso y sin depender
dela voluntad ajena.

Para Locke, el derecho a la libertad es fundamental y la necesidad de


autoconservación no conoce otro límite que la ley natural, que gobierna el estado de
naturaleza y que debe entenderse como la voluntad de dios. Nadie debe dañar a otros
en vida, salud y libertad. Todos los hombres están dotados de razón y libertad
suficiente para conocer el mundo y esto debe encaminarles a cooperar con los demás
en la conservación de sus derechos.

Para Locke, es conveniente el paso del estado de naturaleza a la sociedad civil


ya que cuando al hombre le asiste la razón, le asiste también el derecho de imponer a
los demás su cumplimiento. La razón coincide con la ley, el hombre, al interpretar la
ley para sus asuntos propios deviene en juez y parte, lo que implica que juzguen con
parcialidad y se dejen llevar por la pasión y la venganza. Ya que en el estado natural el
agraviado carece a menudo de la fuerza suficiente para mantener la ley, el paso a la
sociedad civil es conveniente. Para Locke, el estado de naturaleza es un estado de
paz, benevolencia y ayuda mutua.
Los hombres tienen derecho a su autoconservación. Según Locke, dios entregó
a los hombres la tierra y sus productos para que dispusieran de ello a su conveniencia,
para su sustento y bienestar, y aunque pertenecen a la humanidad en general, es
posible que algunos de ellos intenten apropiarse indebidamente de lo de los demás.
Según Locke, un hombre puede apropiarse de algo en la medida en que deje
suficiente y de igual calidad para los demás. La apropiación justa está limitada por el
trabajo ya que la cantidad de tierra que un hombre sea capaz de cultivar coincidirá con
lo que pueda considerar como propia. Para salvaguardar la propiedad, los hombres se
asocian en una sociedad civil, renunciando a su propia defensa y al poder de castigar
los delitos contra la ley natural mediante un consentimiento tácito, haciendo dejación
en la sociedad de las facultades que tenían en el estado de naturaleza y desde ese
momento la sociedad se encargará de su protección dictando las normas precisas
para el bien de la misma y castigando a los infractores de éstas. Esta transmisión de
derechos y funciones a la sociedad se caracteriza por la condicionalidad y la limitación:
el hombre entrega los derechos individuales de los que gozaba a cambio de los
beneficios, o en función de los que espera obtener. La sociedad los recibe
fiduciariamente y se los entrega al gobierno que se convierte en fideicomisario de la
sociedad, de forma análoga a como ésta lo es del sujeto. Así, el gobierno
desempeñará su tarea pensando en el bien de la comunidad. Llevar este propósito
permite revocar el mandato. El poder legislativo se convierte en el organismo más
importante de la sociedad civil ya que su propósito es la salvaguarda del derecho y a
propiedad.

El poder legislativo es el poder supremo pero ello no le exime de varias


restricciones concretas, como son el que sus normas no se pueden modificar para
casos concretos, sus normas deben presidir el bien de la comunidad, tampoco puede
arrebatar a nadie sus propiedades. En suma, no puede vulnerar los derechos
naturales. “La ley natural subsiste como norma eterna de todos los hombres sin
exceptuar a los legisladores”. Subordinado al poder legislativo está el poder ejecutivo,
encargado sin interrupción y de manera constante de la ejecución de las leyes
vigentes en la comunidad.

EL MÉTODO COMPARTIDO DE MONTESQUIEU (1689 - 1755)

En su obra principal, “El espíritu de las leyes”, Montesquieu intenta construir un


método para canalizar las instituciones, la legislación y los gobiernos de cada país
atendiendo a determinaciones físicas y culturales (clima, suelo, comercio, religión,
costumbres).

El método de Montesquieu supone que las leyes en su componente racional


tienen que actuar de forma diferente en las distintas comunidades humanas y, por
tanto, sus instituciones serán también diferentes.

En esta concepción de la ley subyace un marcado carácter relativista ya que


sugiere que cierto tipo de leyes, objetivamente, serán mejores o peores según las
condiciones de una determinada comunidad humana. Por ello, la filosofía política
implica un doble propósito ya que, por un lado quiere entender científicamente la
diversidad de leyes y costumbres humanas que determinan física y culturalmente a
una sociedad y de otro, pretende descubrir el tipo de gobierno más adecuado para
cada país en concreto. Por ello, las leyes y los gobiernos no pueden imponer modelos
abstractos utópicos sino que deben adaptarse a las circunstancias en que vive una
nación.
Montesquieu quiere llevar su sociología política a la altura de las ciencias
naturales. Para él, las causas físicas como el suelo, el número de población y, sobre
todo el clima, condicionan la cultura y el comportamiento humano.

Montesquieu es menos revolucionario que Rousseau pero su desprecio del


absolutismo debe entenderse como un intento de cimentar científicamente el marco
institucional de libertades que ya fue emprendido por Locke en el siglo XVII.

Para Montesquieu, las garantías de la libertad no están en la teorización o en la


búsqueda de una virtud cívica superior (como en la Antigüedad) sino en la
organización y delimitación funcional de las distintas instituciones del Estado.

Dividiendo el poder se garantiza y fortalece el régimen de libertades. A


diferencia de Locke, que consideraba que el poder judicial era una parte del poder
ejecutivo, para Montesquieu, debe constituir un poder distinto. De este modo, la Teoría
de la Separación de Poderes se convierte en un mecanismo garante de la libertad que
evita la concentración del poder. En “El Espíritu de las Leyes”, se refiere a los poderes
intermedios entre el rey y el pueblo como necesarios para evitar el abuso del poder
soberano. Los gobiernos que aspiran a garantizar la libertad, la paz y la unidad, se
consiguen fomentando la acción de los distintos grupos sociales. De este modo, con
su Teoría de los Poderes Intermedios, Montesquieu aporta una forma innovadora de
fomentar el pluralismo y la convivencia a través de las leyes.

LA TEORÍA UTILITARISTA DE BENTHAM (1748 - 1842)

La idea central del pensamiento y la obra de Jeremy Bentham afirma que la


mayoría de los grandes debates políticos han sido inútiles para la felicidad del
individuo. Para él, lo importante no son los intereses de la comunidad sino las
aspiraciones concretas de cada uno de sus integrantes.

Bentham reduce su teoría moral y política a una concepción sensualista en la


que el bien y el mal refieren al placer y el dolor. Para él, lo bueno es placer o felicidad
y lo malo es dolor, de este modo, una acción nos lleva a un resultado bueno o malo en
función de la cantidad de placer o dolor que nos aporte. Este determinismo psicológico
es importante para él ya que pretendía establecer un código de leyes que haría
virtuosos a los hombres. Para Bentham, el único principio político razonable es el de
intentar conseguir la mayor felicidad para el mayor número de personas. Todo lo que
se parte de este principio fundamental es mera especulación y no sirve para nada.
Para Bentham, las leyes deben estar diseñadas por un poder soberano que, siguiendo
los principios utilitaristas, haya alejado cualquier influencia del derecho natural o de las
ideologías. Igualmente, deben convertirse en ayudas desinteresadas para
proporcionar felicidad a los individuos. Toda la obra de Bentham se basa en la
búsqueda de “un sistema cuyo objeto fuera construir la fábrica de la felicidad con las
manos de la razón y la ley”.

A pesar de su visión hedonista e individualista, Bentham no identifica utilidad


con egoísmo ya que para él, la primera ley de la naturaleza es buscar la felicidad para
uno mismo pero también la felicidad nuestra se encuentra en la felicidad de los demás.

Para Bentham, la racionalidad y la fuerza lógica que desarrollarían los


individuos sobrepasaría las ideologías y los partidos políticos, sin embargo, su teoría
no resuelve el conflicto entre los deberes sociales y los deseos individuales.
La idea de la mayor felicidad para el mayor número supone que no todos los
deseos pueden ser satisfechos. Es ésta una visión realista de la democracia. Para
Bentham ya que existe una imposibilidad de consenso, los legisladores requieren
juicios de valor que dependen de situaciones históricas. Hay juicios mejores,
fundamentados en la razón y la experiencia, y juicios peores que provienen de la
irracionalidad y los prejuicios. Por ello, quiere apartarse de cualquier tipo de verdad
absoluta o evidente. Para él, los proyectos políticos deben plantearse en función de su
utilidad. El Estado debe encargarse de garantizar los principales objetivos y servicios
públicos. Bentham presupone en los seres humanos la capacidad racional que les
permitirá convertirse en sus propios abogados.

MARX Y EL MATERIALISMO DIALÉCTICO (1818 - 1883)

La principal contribución de Marx a la teoría política es su visión materialista de


la historia, especialmente de aquellas esferas económicas donde se articulan los
medios de producción. Para él el análisis político es superficial si no va acompañado
de una referencia adecuada de las determinaciones histórico-económicas ya que
cualquier sistema de producción que se ha dado en la historia lleva consigo una forma
determinada de distribución del producto económico y ello explica los cambios que se
puedan producir tanto en la política como en la cultura. Esta primacía económica sobre
lo cultural hace que la teoría marxista sea conocida como materialismo histórico.

Así, las fuerzas productivas son los instrumentos de trabajo de los seres
humanos mientras que las relaciones de producción es el modo en que la sociedad se
organiza para utilizar dichas fuerzas productivas en tanto que crean diferentes
estructuras políticas divididas en clases. El cambio social e histórico viene propiciado
por el desarrollo de la infraestructura económica, y no tanto por la superestructura
política e ideológica. El carácter revolucionario de la teoría marxista se desprende del
presupuesto de que las fuerzas productivas han sido controladas por una minoría que
ha conseguido aprovecharse de la gran masa de población apropiándose de la
plusvalía o valor excedente. El trabajador vende su trabajo como si de una mercancía
se tratase quedando a expensas de la racionalidad del capital y sus criterios
orientados a reducir el coste al máximo. Esta situación es altamente conflictiva y
propicia la lucha de clases que hará protagonista revolucionaria a la clase proletaria.
Para Marx, el Estado, las creencias religiosas y nacionalistas son potenciadas desde
el poder económico como formas de dominación y la revolución proletaria debe
destruirlas. Partiendo de una situación de desigualdad, para Marx la ideología es el
conjunto de creencias que sirven para mantener el reparto desigual del poder
económico y político.

La teoría marxista estaba pensada para sociedades industrializadas, tipo


Inglaterra y EEUU. Él pronostica una revolución de la clase trabajadora que consistirá
en la instauración de una sociedad sin clases. Esta predicción debilita su método en lo
experimental y científico, la visión marxista es algo ingenua pero, aún así, es tal vez la
más influyente en el siglo XX.

RACIONALIDAD Y DOMINACIÓN EN MAX WEBER (1864 - 1920)

La obra de Max Weber puede entenderse como un intento de comprender los


aspectos técnicos y burocráticos del capitalismo. Su obra más importante es
“Economía y Sociedad” y aspira a conocer el presente remontándose con frecuencia al
pasado.
Para Weber su teoría política reside en los valores que la historia y la tradición
nos han ido inculcando. Según él, el trabajo del investigador científico debe basarse en
la formulación de juicios de hecho verificables y, en tanto sea posible, objetivos. Para
Weber el Estado es aquella institución que emplea la dominación atribuyéndose, ya
sea legítimamente o no, el monopolio de la coerción física. Los ciudadanos se
convierten en sociedad civil y son aquellos grupos de ciudadanos que aceptan la
dominación.

Para Weber será importante disminuir la presión del Estado, disminuir la


burocracia y someterla a un control político.

Partiendo de este presupuesto realista de la dominación, Weber constituye su


famosa Tipología de los Poderes sobre los diferentes tipos de dominación:

 Dominación carismática: se da en sociedades primitivas. El poder es


encarnado por el líder, aquél que consigue demostrar un poder trascendente y
extraordinario. A través de la magia o la religión se erige en un ser elegido
mediador entre la sociedad y dios (comunidad y fuerzas espirituales).

 Dominación tradicional: la comunidad reconoce y acepta el pasado como


base constitutiva del presente. El pasado se encarna en herederos que son
reconocidos como tales no por realizar algo extraordinario sino por tradición
ancestral (sacerdotes / monarcas).

 Dominación racional o legal: el Estado y la burocracia son el máximo poder


garantizador de la justicia y la eficacia.

En su libro, “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (1904), refleja el


contraste en la sociedad moderna del pasado religioso y el capitalismo. Weber señala
las semejanzas entre la ética calvinista y la ética del trabajo y el ahorro: renuncia a una
vida placentera, predestinación, represión de todo impulso sensual mediante el
trabajo, etc.

LA LÓGICA EXPERIMENTAL DE PARETO (1848 1923)

Partiendo de un principio cientificista, Vilfredo Pareto pretende desmitificar las


falacias de la sociedad moderna resaltando las contradicciones de la democracia y los
partidos a fin de proporcionar las bases de una teoría positivista y realista. Su obra
más importante es el “Tratado de Sociología General” (1916).

Pareto divide las acciones humanas en lógicas y no lógicas:

 Lógicas: acciones orientadas a un objetivo concreto para cuya obtención el


sujeto actúa siguiendo procedimientos racionales.

 No lógicas: falta de conciencia entre los medios y los fines (p. e.: rituales,
etc.).

Pareto se refiere con el término residuos a los instintos principales de la


naturaleza humana y existen dos tipos de residuos:

 Instintos de las combinaciones: capacidad de invención e imaginación.


 Persistencia de conglomerados: tendencia conservadora y temerosa.

Los residuos permanecen constantes a lo largo de la Historia y frente a ellos


están las derivaciones, que son irradiaciones potenciadas por la personalidad de los
líderes y por sus discursos. La propaganda y el poder persuasivo de la publicidad a
fuerza de repetirse acaban por aparecer como discurso “lógico - experimental”.

En definitiva, el método lógico-experimental paretiano pretende desmitificar


todas las ilusiones democráticas así como sus derivaciones ya que éstas son acciones
no lógicas que tienden a favorecer a unas elites que manipulan a las masas. De todos
modos, estas elites no se perpetúan en la historia sino que tienden a debilitarse y a
desaparecer.

A través de las derivaciones se organizan movimientos de fe colectiva que


terminan por derrocar a quienes ostentan el poder. Pareto considera necesaria la
ascensión al poder de elites fuertes y realistas que sustituyan el debilitamiento
progresivo al que conducen la masificación y los procedimientos democráticos. Junto a
Mosca, Pareto es considerado el creador del elitismo así como uno de los grandes
críticos de la democracia y el socialismo.

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