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Juan José Botero Intencionalidad y representacion Husser! y Searle* Conferencia dictada por el profesor Juan José Botero en la Facultad de Filosofia, El doctor Botero es Licenciado en Filosofia de ta Uni- versidad Nacional de Colombia y doctor en Filosofia de ta Universi- dad de Lovaina. Actualmente es profesor en la Universidad Nacional de Colombia y del Colegio Mayor de Nuestra Sefiora de! Rosario. Este texto pretende sOlo establecer un paralelo entre la teoria de la Intén- cionalidad de Husserl, tal como se encuentra expuesta sobre todo en la quin- ta de sus Investigaciones Légicas, y \a teor{a de la intencionalidad avanzada re- cientemente y de manera enteramente independiente de antecedentes husser- lianos por el filésofo norteamericano John R. Searle’. Con esto deseo signi- car que no es mi intencién abordar de manera profunda ni critica el tema, ni la relacion —que el titulo puede sugerir— entre lo que se llama ‘’fenomenolo- gia’ y aquello que se conoce como “filosofia anal{tica’’. * Texto de la conferencia dictada en la Universidad del Rosario en Noviembre de 1985. Una primera versién, en francés, fue leida en Conferencia en la U. de Lovaina, en Mayo de 1984, 1. Cfr. E. Husserl: Logische Untersuchungen. Max Niemayer (Halle), 1913. Trad. esp. de M. Garcia Morente y José Gaos. Madrid, Revista de Occidente, 1929. Se cita: L.U.,o I.L. J.R. Searle: “What is an Intentional State?” in Mind, LXXXVIII (1979). "Mind and Language"’. Documento presentado 8 la conterencia del Instituto Internacional Ue Filosofia celebrada en Oslo de! 3 al & de septiembre de 1979 (Texto sin publicar: mimeografiado con la menci6n: “First Draft for Oslo Conference’. Agradez- co aM. Jean Ladriere el haberme facilitado copia del trabajo. J.J.8.C.). “The Intentionality of Inten- tions and Action’, in Haller, R. (ed.) Language, Logic and Philosophy. Proceedings of the 4th. Interna- tional Wittgenstein Symposium. Hélder-Pichler-Tempsky (Vienna) 1980. “Intentionality and the Use ‘of Language’, in Margalit A (ed.) Meaning and Use. Reide! (Dordrecht) 1979. ““The Background of Meaning”, in Searle, Kieter-& Bierwisch (eds) Speech Act Theory and Pragmatics. Reidel (Dordrecht) 1980. “intentionality and Method", in The-Journal of Philosophy, LXXXIII (1981). intentionality. ‘An Essay on the Philosophy of Mind. Cambridge University Press (Cambridge) 1983. : : Revista del Colegio Mayor de Nuestra Sefiora de! Rosario Comenzaré con una caracterizacién esquematica de la teorfa propuesta por Searle. Enseguida describiré, también de manera esquematica, las grandes Ifneas de la teorfa husserliana en la quinta investigacién logica. Con esto apa- recerd, espero, el papel central que en ellas juega la nocion de representaci6n, asi como los problemas surgidos de este hecho. Finalmente esbozaré una re- flexion acerca de lo que me parece constituye el principio de estos problemas, a saber, la circularidad de laexplicacion que tal empleo de la nocién de repre- sentacién genera en ambas versiones. 1 SEARLE: DEL LENGUAJE A LA MENTE 1.1 Antecedentes El concepto de Intencionalidad tiene, como se sabe, una larga historia que se remonta a la filosoffa escoldstica. Pero su tematizacién contemporanea se apoya sobre todo en dos vertientes: la version ofrecida por el fildsofo F. Brentano a fines del siglo XIX, y la sistematizacion fenomenoldgica de este concepto llevada a cabo por E. Husser!, discfpulo dei primero? Podemos considerar que la teorfa de la Intencionalidad de J. R. Searle se inscribe, no en {a tradicién brentaniana, sino en la de la interpretacién de esta tradicién llevada a cabo por filésofos ““anal{ticos” siguiendo el impulso del llamado “linguistic turn”. Esta interpretacién se centra en la posibilidad de combinar dos elementos presentes, aunque de manera un tanto ambigua, en Brentano:. la Intencionalidad como marca de lo “mental”, y la Intencio- nalidad como intensionalidad? El intento mas acabado por reunir en una explicacién estos dos elementos se le debe a R. Chisholm * . Aunque su tentativa no dio los resultados espe- 2. Cfr. F. Brentano: Psychologie vom empirischen Standpunkt. Leipzig, 1924. Cfr. A Gurwitsch “Husserl’s Theory of Intentionality in Historical Perspective”, in E.N. Lee & M. Mandelbaum (eds). Phenomenology and Existentialism. Johns Hopkins Press (Baltimore), 1967. Cfr. J.N. Mohanty: The Concept of Intentionality. Warren H. Green (St. Lous), 1972. 3. Para una explicacién de la manera como este doble problema se inscribe en una vertiente de la tra: dicion “analitice”, cfr. J.W. Cornman: “Intentionality and Intesionality”. Philosophical Quarterly. XII, 1962, Segin Cornman, una interpretacién del problema de la Intencionalidad deberia reforzar dos pilares de la corriente neo-positivista: el de la explicacién fisicalista de los fendmenos mentales, y el de lereduccién de todo lenguaje intensional a proposiciones extensionales. 4, Cir. R. Chisholm: “Sentences about Believing’, in Minnessota Studies in tha Philosophy of Scien- ce, vol II, Un. of Minnesota Press (Minneapolis), 1967. “intentionality”, in P. Edwards (ed.): The Encyclopedia of Philosophy. McMillan (N.Y.), 1967. 10 : | | | : : Intencionalidad y representacion nec ee rados, abrié la via para un estudio de los estados psiquicos, 0 mentales, como fuentes de intensionalidad. En particular, permitié una importante discusion acerca del estatuto légico de las actitudes proposicionales, expresiones que reportan estados psfquicos y que no se conforman a los tests clasicos de ex- tensionalidad. Una consecuencia de esta discusién es el tratamiento especifi- co que desde entonces se emplea para estas expresiones, y que tiene en cuen- ta el hecho decisivo de que su “’rareza’’ logica tiene que ver con su naturaleza “mentalista’’, en el sentido de que ellas expresan estados mentales tales como: creencias, deseos o intenciones. 1.2 La version de Searle J.R. Searle hace parte de esta tradicion, pero la manera como se ocupa de! problema es completamente novedosa con respecto a ella y llega a conclusio- nes a veces completamente opuestas a las clasicas. En su teorfa de los Actos de Lenguaje, Searle se encuentra con actos que expresan estados mentales, entre ellos muchos que tienen la forma de las actitudes proposicionales. Una de las reglas constitutivas de ios actos de len- guaje, la “regla de sinceridad”, especitica el estado mental expresado por’ca- da uno de estosactos, Por ejemplo, la promesa expresa una intencion; la orden expresa un deseo; la asercién una creencia, etc. De manera general, al realizar uno de estos actos de lenguaje con un contenido proposional, el locutor ex- ~ presa un cierto estado mental relativo a ese contenido. El estado mental ex- presacio constituye la condicién de sinceridad del acto* Por otro lado, la nocion de significacién alrededor de la cual Searle cons- truye su teoria sigue la linea de Wittgenstein al vincularla esencialmente con un estado mental, la intencién de significacién, elemento de base para la explicacion. Dicho de otra manera, la significacion no tiene que ver en prime ra instancia con las frases ni ningtin otro objeto sintactico, sino con un locu- tor que tiene un estado mental especifico, a saber una intenci6n de significar, un ‘querer decir” (to mean) algo. Volviendo, afios més tarde, sobre esta teorfa, Searle reconoce que en ella _ se encuentra subyacente una teor/a de los estados mentales, pues la caracteri- 5. Cir. J.R. Searle: Speech Acts. An:Essay on the Philosophy of Language. Cambridge University Press (Cambridge). 1969. “A Taxonomy of IIlocutionary Acts”, in K. Gunderson (ed)-Language, “Mind and Knowledge. (Minn. Studies on the Ph. oh Science. vol. VI!) 1975. 11 Revista dot Colegio Mayor do Nuestra Sefiora del Rosari zacion de los actos de lenguaje esta hecha sobre la base de los estados menta- les expresados, y que en consecuencia una correcta filosoffa del lenguaje de- beria constituirse como una rama de la “filosofia del espiritu’’ (Philosophy of Mind), que estudia precisamente ta naturaleza de los estados mentales. En efecto: el objetivo de la filosofia de! lenguaje, para Searle, consiste en responder a la pregunta: écémo las palabras se refieren al mundo? Ahora bien, puesto que las palabras, por sf solas, no establecen ning&n vinculo ni relacion con el mundo, la pregunta se transforma en: écdmo el locutor se refiere al mundo por medio de las palabras que emplea? Y para responder a esta pregunta se elabora la teorfa de los actos de lenguaje, Pero es claro que ella slo permite dar cuenta de la relacién hombre-mundo por medio del lenguaje. La pregunta por la relacién espiritu (mind)—mundo, que sub- tiende a la primera, queda abierta. Lo que se encuentra en la teoria de los actos de lenguaje es una explica- cién de la capacidad que tiene el hombre de representar objetos y estados de cosas realizando determinados actos, los actos de lenguaje precisamente. Pero esta capacidad es una extensién de la capacidad mas fundamental que posee la mente de referir el organismo humano al mundo por medio de esta- dos mentales tales como creencias, deseos, 0 por medio de acciones, tales como los actos de lenguaje, 0, mas fundamentalmente, por medio de la per- “cepcidn. La filosoffa del lenguaje debe ser entonces una derivacién de fa filosofia del espfritu, en el sentido de que una explicacién de la capacidad de repre- sentacion lingiistica debe darse en términos de la capacidad de representa- cién mental. Ahora bien, esta capacidad mental no es a su vez derivada de formas més primitivas de representacion. La caracteristica que tiene el esp{- ritu de poder representer objetos y cosas en el mundo,es algo que le es intrinseco, segtin Searle. Y es a esta caracteristica a la que da el nombre de Intencionalidad. Entendida de esta manera, la Intencionalidad se encuentra siempre que tenemos que ver con fendmenos 0 cosas que representan otros fendmenos o cosas. As/, por ejemplo, no sdlo el lenguaje humano es intencional, sino también, por ejemplo, un mapa de América, una lista de supermercado, o el plano de un edificio. Sin embargo, todas estas son formas derivadas de Inten- cionalidad, y entre ellas el lenguaje serfa la mas fundamental. Decimos que un agente emplea una frase para hacer una asercién, o para hacer una pregun- ta, pero no decimos que ese mismo agente emplea sus creencias 0 sus deseos 12 Intencionalidad y representaci6n de esta manera; é! simplemente /os tiene. Dicho de otra manera, una frase es un objeto sintactico al cual se le han impuesto capacidades de representa- ci6n; pero las creencias, deseos y otros estados mentales, o intencionales, no son, como tales, objetos sintacticos, y sus capacidades de representaci6n no les son impuestas: ellas les son intrinsecas, El concepto de Intencionalidad, pues, delimita la clase de los estados men- tales que poseen la capacidad de representar cosas en el mundo, a los cuales llamamos Estados Intencionales (E!). 1.3 Caracteristicas de los El Searle analiza los El partiendo de ciertas analogias que se pueden estabie- cer entre ellos y los Actos de Lenguaje (AL). De este modo conforma un cua- dro de la Intencionalidad que se puede resumir en tres puntos: 1.3.1 Primero. La distincién bien conocida en los AL entre el contenido proposicional y ta fuerza ilocucionaria tiene su correspondiente entre los te todo El consiste en un contenido representativo presentado bajo un modo psicolégico. Asi como yo puedo ordenarle a una persona que salga déla habitacion, o predecir que ella saldra de la habitacién, o sugerirle que salga de la habitacién, yo puedo desear que esa persona salga, 0 esperar que salga de la sala, etc. En los AL, hay una distincién evidente entre el contenido proposicional, que esa persona salga de la sala, y \a fuerza ilocucionaria que acompaiia a ese contenido en cada acto (orden, prediccién, etc.) Lo mismo vale para los El, donde se puede distinguir entre el contenido representativo, “que esa persona salga de la habitacion”, y el modo psicoldgico (creencia, deseo, etc.) como esto es representado. En la teor{a de los AL, esta distin- tincién se representaba en la forma F (p),en donde F = fuerza ilocucionaria y p = contenido proposicional. En la tearfa de ios El, la distincién se puede representar en la forma S(r), en donde S = modo psicolégico y r = conteni- do representativo. Notemos la relacién que existe entre la condicién de sinceridad de un AL, la fuerza ilocucionaria del mismo, y el modo psicoldgi- co del estado mental expresado. 1.3.2 Segundo. La distincién establecida entre los AL segtin la manera como el acto y las cosas en el mundo s2 acuerdan entre si, y que es uno de los principios de clasificacibn de los AL, encuentra también su correlato entre los El. Estos pueden distinguirse en funcién de lo que Searle ha |lama- do direccién de adecuacion ("direction of fit’). Asf, por ejemplo, hay actos que estan Ilamados a adecuarse a un mundo que existe de manera indepen- 13 Revista del Colegio Mayor de Nuestra Sefiora de! Rosario diente: por ejemplo las aserciones, declaraciones, descripciones, etc.: estas expresiones son |lamadas verdaderas 0 falsas seglin que sean o no conformes a las cosas en el mundo. Los actos de este tipo tienen la direccion de adecua- cién: palabras-mundo, en el sentido de que, por ejemplo, si la asercién no es cierta, es, por asi decirlo, !a asercién la que estd en el error, pues es ella la que debe hacerse conforme al mundo. Hay, por otro lado, actos como las Ordenes, las peticiones, o las promesas, que no estan Ilamados a conformarse a un mundo independiente, sino mas bien a realizar cambios en el mundo tendientes a hacerlo conforme al acto. Segiin que lo logren o no, no son Ilamados verdaderos 0 falsos, sino, por ejemplo, obedecido o desobedecido, si es una orden, o cumplido o incumpli- do, si es una promesa, etc. Los actos de este tipo tienen la direccién de ade- cuacién mundo-palabras, en el sentido de que, por ejemplo, si la orden no es obedecida, o si la promesa es rota, no es la orden, o la promesa, quien esta en el error, sino, por asf decirlo, el mundo, pues a éste corresponde adecuar- se a las palabras. Estas mismas distinciones son validas para los El. Si mis creencias son en- contradas falsas, son mis creencias, y no el mundo, las que estan erradas, lo que se muestra con el hecho de que yo puedo corregir la situaci6n cambian- ,do mis creencias. Pero si yo fracaso, por ejemplo, al realizar una intencion, o ¥en colmar un deseo, yo no puedo corregir la situacin cambiando simplemen- te mi intencién 0 mi deseo. Las creencias, como las aserciones, tienen la di- reccion de adecuacién mente-mundo (la mente debe adecuarse al mundo): ellas pueden ser verdaderas 0 falsas. Las intenciones y los deseos, en cambio, tienen la direccidn de adecuacién mundo-mente (el mundo debe ser adecua- do a mi estado mental). Notemos que también desde este punto de vista hay una relacion esencial entre la fuerza ilocucionaria, la condicidn de sinceridad, y el estado mental subyacente: la direccién de adecuaci6n del acto ilocucio- nario total es la misma que la de su condici6n de sinceridad. 1.3.3 Tercero. Los E!, como los AL, tienen condiciones de satisfaccién, que son internas al estado en cuestion y que son determinadas por el conte- nido representativo: este contenido representa lo que debe ser el mundo pa- ra que el estado mental sea satisfecho. Y la direccién de adecuacion es deter- minada por el modo psicolégico del El. Como se ve, en el centro de esta teoria de Ia Intencionalidad se encuen- tra la nocién de representacién. Decimos que fos E| representan objetos y estados de cosas en el mismo sentido en que decimos que los AL represen- 14 Intencionalidad y representacion — tan objetos y estados de cosas. Searle deja en una vaguedad conveniente esta nocién, lo que le permite utilizarla para cubrir en general las condicio- nes de satisfaccion. Asi, aplicada al lenguaje, recubre a la vez la referencia y la predicacién, asi como cualesquiera otras condiciones de satisfaccion. Del mismo modo, aplicada a los El recubre todo aquello que debe ser del ca- so para que el estado en cuestidn sea satisfecho. Esta vaguedad se justifica por el tipo de explicacion de la Intencionalidad que se propone ofrecer Searle. Cuando uno se pregunta lo que es un El, la pregunta se centra en las caracteristicas logicas de ciertos estados mentales, y no-en fa categor{a ontoldgica, u “6ntica’’, a la cual pertenece. Esto es deci- sivo, pues Searle pretende evitar las ambigiiedades de la formulacién brenta- niana (que habla aun de la “in-existencia”’ de los objetos intencionales) man- teniendo —hasta cierto punto— una especie de ‘‘neutralidad ontoldgica”’ fren- te a la manera como los estados mentales son realizados. Este modo de reali- zacion, en efecto, no es pertinente en lo que concierne a sus propiedades ldgicas, y por consiguiente tampoco lo es para su andlisis y descripcién. Ahora bien, estas propiedades légicas surgen del hecho de que los estados mentales son representaciones. El punto importante seria entonces que40s estados mentales, asi como los AL, tienen propiedades légicas, mientras que, por ejemplo, las piedras y los arboles no pueden tener propiedades ldgicas, puesto que los estados mentales, como las entidades lingilisticas y a diferen- cia de las piedras y los arboles, son represen taciones. Asi pues, para saber lo que es un E! con una cierta direccién de adecua- cién, no tenemos necesidad de conocer cuales son las propiedades materiales 0 psicolégicas de su realizacién (si se trata de modelos lingiiisticos, o de con- figuraciones neuronales, o de imagenes de algtin tipo, o de modificaciones de un “yo cartesiano”, etc.); todo lo que debemos saber es: primero, cudles son sus condiciones de satisfaccién; segundo, bajo cuales aspectos son represen- tadas esas condiciones en el contenido representativo; y tercero, cuél es el modo psicolégico del estado en cuestion. En la medida en que el contenido representativo nos da las condiciones de satisfaccién bajo ciertos aspectos, a saber aquellos bajo los cuales estan representadas, conocer lo segundo es ya conocer lo primero, y un conocimiento del modo psicolégico nos hace cono- cer cual es el sentido de la direccion de adecuacién entre el contenido repre- sentado y las condiciones de satisfaccién. Se puede sacar una conclusién de todo esto diciendo que la clave para comprender la Intencionalidad es la representaciOn, y que la clave para com- prender la representacion son las condiciones de satisfaccion. 15 Revista del Colegio Mayor de Nuestra Sefiora de! Rosario Ahora bien, la nocion de representacion es bastante vaga, y el modo como podemos comprenderla es el de referirnos analégicamente a los AL. Todo lo que podemos decir entonces es que ella es el contenido del El, el cual deter- mina un conjunto de condiciones de satisfacci6n bajo ciertos aspectos. Pero, claro esta, esta nocion nos lleva necesariamente a una explicacién de \a Inten- cionalidad que es claramente circular, puesto que ella misma es una nocioén intencional. Searle reconoce la existencia de este problema en su teorfa. Su respuesta consiste en establecer la imposibilidad de proporcionar un andlisis de \a \n- tencionalidad, es decir, proporcionar sus condiciones ldgicamente necesarias y suficientes en términos de nociones més simples: todo intento de explica- cién de la intencionalidad debe inevitablemente emplear nociones intencio- nales, Es esto lo que él !lama el “circulo intencional”, y la razon de la exis- tencia de este circulo se encuentra en el hecho de que la Intencionalidad es una caracter(stica de base, o fundamental, del espfritu. En otras palabras, la Intencionalidad es una caracteristica descriptiva, 0, en términos de Husserl, fenomenolégica, del espiritu, lo cual implica que toda descripcién de un El se encuentra desde el primer momento con que él es una representacion, de modo que si, para decirlo grdficamente, le “retiramos” la representaciOn, es el El mismo el que desaparece. yEsto se ve con mas claridad si comparamos lo anterior con las nociones se- ménticas. Conceptos tales como “sentido” y “‘referencia’’. en efecto, pueden ser explicados en términos no lingii{sticos, mientras que las nociones inten- cionales no pueden ser explicadas en términos no intencionales. 2 LA VERSION DE HUSSERL EN LAS I.L. El “circulo intencional” es también un problema al que se encuentra con- frontada la teoria husserliana de la Intencionalidad en la quinta de las |.L. Pero, a diferencia de Searle, Husser! ahonda més en la descripcién tratando de encontrar la manera de salir de él. Una representaci6n esquematica de esta teorfa nos permitird ver a la vez su parentesco con la de Searle y la manera como Husser! afronta el reto de la circularidad. 2.1 Un esquema descriptivo Primero que todo digamos que en Husserl se encuentra también !a preocu- 16 Intencionalidad y representaci6n pacién por mantener una posicién “ontolégicamente neutra'’ —que més tar- de sera justificada con la “Reduccién’— en relacién con los modos de reali zacion, o de existencia fisica, de los estados mentales (que Husser| denomina “actos”, expresion ambigua que trataremos de evitar aqui). Tratando de evi- tar el escollo de una explicacidn psicologista de las operaciones mentales pro- pias del pensamiento légico, Husser! define la esencia de los El de acuerdo con Brentano y de una manera muy proxima a la caracterizacion en términos de propiedades /égicas de esos estados que hemos encontrado en Searle: la esencia de los El se encuentra simplemente en el hecho de que ‘en la percep- cién alguna cosa es percibida, en la imaginacién alguna cosa es imaginada, en la asercién alguna cosa es asertada, en el amor alguna cosa es amada, etc.’"°. El caracter comin a todos estos ejemplos es la direccionalidad de to- dos estos estados mentales, !a cual tiene en cada caso un modo especitico. Tenemos asi un esquema descriptivo de tipo searliano: la Intencionalidad como caracteristica de ciertos estados mentales de estar dirigidos hacia una objetividad, segun modos diversos. 2.2 Representacion y objetivacion . Husser! ofrece ‘atin una segunda caracterizacién de ios El, siempre en acuerdo con Brentano. Este decta a propésito de los 'fendmenos mentales”, que o bien son representaciones o tienen una representacién por base’. Es esta segunda caracterizacion la que nos coloca de inmediato en presencia del problema de la circularidad que ya hemos encontrado en Searle: se da cuenta de la Intencionalidad en términos de representacion, siendo la repre- sentacién un E!. Para comprender de qué manera Husser! intenta salir de este circulo, es conveniente proseguir el paralelismo con la teor{a searliana, lo cual nos dara al mismo tiempo una idea més 0 menos esquematica de la teoria de la Intencionalidad presente en las !.L. Una coincidencia ciertamente insdlita por lo precisa se encuentra entre la distincién establecida por Searle a propdsito de los AL entre la fuerza ilocu- cionaria del acto y su contenido proposicional, de una parte, y la distincién husserliana entre la cualidad y |a materia en \o referente a los estados menta- 6. LLU. (V), p. 366 ILL. (Vb. p. 171. 7. LU. (V), p. 370. ILL. (V).B. 174, 7 Revista del Colegio Mayor de Nuestra Sefiora de! Rosario les, por otra®. Toda vivencia intencional, segiin Husserl, corresponde a un cierto “tipo”, por ejemplo percepcion, deseo, etc. Lo que determina para cada una de ellas qué tipo de vivencia es, deberd ser una caracterfstica que tiene en comun con todas las vivencias intencionales del mismo tipo, por ejemplo, lo que tienen en comun todas las vivencias de percepcidn,o de deseo, como tales. A esta caracter{stica comin es a lo que Husser! llama la cualidad de la vivencia. Por el contrario, aquello que diferencia a dos vivencias intencionales del mismo tipo, por ejemplo a dos percepciones de dos objetos diferentes, es que tienen dos contenidos diferentes. Ese contenido es lo que Husser! llama la materia de la vivencia. La materia es entonces, no sdlo lo que distingue a dos | vivencias de la misma cualidad, sino lo que pueden tener en comin vivencias - de cualidades diferentes, por ejemplo una imaginacién acerca del planeta _ Marte y una creencia acerca del planeta Marte? . direccién objetiva de \a vivencia. Y Husserl es enfatico en sefialar que no es slo el objeto intencional lo que es asi determinado, sino también la manera como ese objeto es “intencionado”. En términos de Searle, esto corres: ponde a la determinacién de las condiciones de satisfaccién por parte del contenido representativo de los El. . Ahora bien, la materia en una vivencia intencional es lo que determina la EI problema, tal como Husserl mismo lo considera, consiste en suponer, con Brentano, que toda vivencia intencional tiene como materia una repre- sentacion, que es a su vez una vivencia intencional. Después de una larga vy sutil argumentacion, Husserl concluye proponiendo una nocién diferente de. “representacién” que permita mantener la tesis brentaniana, dado su caracter ; intuitivamente evidente!, pero evitando la circularidad implicada por ella. { 1 i 8. Esta coincidencia habia sido notada ya por J.N. Mohanty por lo menos en 1977: Cir. su “Husser!'s. Theory of Meaning”, in F. Elliston & P. McCormick (eds.): Hussorl, Expositions and Appraisals, Un. of Notre-Dame Press (London—ND.), 1977, p. 18-37 (nota 31). Como io hace notar H. Dreyfus en su “Introduction” a H. Dreyfus (ed,) Husserl, Intentionality and Cognitive Science, Bradford Books (Cambridge, Mass. —. London), 1982, p. 4, el articulo de Mohanty es anterior al trabajo de Searle “What is an Intentional State?” en el cual éste expone las anelogias entre los AL y los El 9. LLU. (V). p. 412. LL. (V), p. 218. 10.L.U.(V), p. 415 LLL. (V), pp. 217-218 11. Ib. p. 454-455 (257-258). 18 Intencionalidad y representacion el El nuevo concepto de “representacién’’ sera simplemente el concepto de la objetivacién de algo para nosotros! . Si la esencia de la Intencionalidad viene de la direccionalidad hacia un objeto, entonces el fundamento de todo E! es el! aspecto que constituye su relacion objetiva. Por consiguiente, afirmar que todo E! es una representa- cién, 0 tiene por base una representacién, queriendo afirmar con esto su caracter{stica esencial, es lo mismo que atribuir a esta “reoresentacion”’ la direccionalidad propia a todo E!. En este sentido, pues, la “representacion’’ es aquel elemento constitutivo esencial de todo El que le confiere a éste su caracter intencional, es decir, su referencia a una objetividad Esta modificacién del concepto de representacién, por supuesto, pretende evitar lo que Searle ha llamado el “circulo intencional”’. Ahora bien, decir que toda vivencia intencional es un “‘mentar’” una objetividad gracias a que en ella algo “se objetiva para nosotros” no es realmente ofrecer una descrip- cién no intencional de la Intencionalidad. Pues la ‘‘objetivacion’’ ocurre pre- cisamente en la medida en que mentalmente estamos dirigidos ya a una obje- tividad. Dicho de otro modo, Ia constitucién del objeto intencional se realiza sobre la base de la referencia intencional como caracter{stica esencial d& la mente para la cual es posible que haya objeto intencional. 2.3 La posibilidad de salir del circulo Husserl llama al elemento de “objetivacién” en todo E! que viene a sus- tituir al concepto brentaniano de representacién, un acto objetivante. En cuanto actos, hacen parte ya de la conciencia intencional. Ahora bien, si la Intencionalidad es una caracteristica esencial, descriptiva (fenomenoldgica) de la conciencia, la Unica posibilidad de exp/icar esta Intencionalidad en tér- minos no intencionales consistiria en encontrar alguna cosa que funde, o ha- ga posible, la mencién intencional misma. Si con ta noci6n de ‘‘acto objeti- vante”’ se pretende explicar, “por fuera del circulo”, la intencionalidad, ten- dria que construirse como un concepto que no hiciera parte de las nociones con fas cuales caracterizamos la direccionalidad de la conciencia hacia el mundo. Para Husserl es claro que la conciencia intencional esta teleolégicamente 12.1b., p. 459 (267). 19 Revista del Colegio Mayor de Nuestra Sefiora del Rosar cats Re orientada hacia el conocimiento*? . Salir del “‘circulo intencional” es enton- ces posible a condicién de concebir la “direccién objetiva” como una carac- teristica esencial de la conciencia intencional anterior a su orientacién cog- nitiva. Los Hlamados “actos objetivantes” ser{an as{ actos o vivencias intencio- nales, que nos “hacen ver”, por decirlo asi, el objeto, que nos “dirigen”’ a él, pero primariamente de manera no-cognitiva. Dicho de otra manera, el ver cognitivo de lo dado tendria que fundarse sobre una relacion al objeto en la cual éste no sea ya un dado cognitivo. 3 GUNA INTENCIONALIDAD PRE-COGNITIVA? Me parece que el problema de lo que Searle ha Ilamado ei “cf{rculo inten- cional” desborda ampliamente el aspecto estrictamente ldgico de la circula- ridad de la explicacién. Pienso que se podria incluso decir que esta circulari- dad es un {ndice de algo fundamental que concierne a la Intencionalidad y que desborda el problema de la caracterizacion de sus propiedades ldgicas. Primero que todo, las dos teorfas que acabamos de evocar brevemente tienen una orientacién similar en cuanto ambas imprimen a la Intenciona- lidad un cardcter cognitivo. Esto es cierto en la medida en que las dos insis- ten en la naturaleza representativa del contenido intencional. Se trata, en los dos casos, de un contenido representativo que debe entrar en una relacién de conformidad con el mundo. Allf donde Searle habla de ‘‘satisfaccién’” del contenido intencional, Husser! habla de “cumplimiento’’ de la mencién o “intentio”. La diferencia estaria en que Searle incluye de una vez los casos en los cuales la direccién de esa conformidad va del mundo a la mente, mien- tras que Husserl los hace dar el rodeo por la percepcién interna antes de ad- mitirlos como estados intencionales estrictos. Ahora bien, la naturaleza cognitivista de tales descripcidnes, que hacen de la Intencionalidad un concepto, para la una, de la filosoffa del espfritu, y pa- ra la otra, de una fenomenologia de la conciencia, no permite interrogarse adecuadamente sobre lo que esta implicado por el concepto de Intencionali- dad detras de su funcién de conocimiento. Aqui habrfa que resaltar el hecho de que Searle habla de la Intencionali- dad como aquello que le permite a/ hombre (y no a una conciencia) referirse 13.Cfr. le Via. IL. 20 Intencionalidad y representacion al mundo. Pues, en sentido estricto, esta referencia podria no ser exclusiva- mente una relacién de conocimiento. De hecho, en un articulo consagrado al sentido literal de las frases!* Searle reconoce que un EI se refiere a su ob- Jeto no sélo en el interior de una red compleja de otros E1, sino también, y sobre todo, contra un “‘telén de fondo” intencional, pero que no es de natu- raleza representativa, formado esencialmente por un conjunto de practicas, habilidades, en fin, por una cierta ‘‘familiaridad’’ con el mundo!* Esto sugiere claramente fa , posibilidad de concebir la Intencionalidad “representacional’’ sobre la base de una Intencionalidad ‘‘no-representacio- nal", esencialmente de naturaleza prdctica, por la cual entenderfamos las multiples maneras como somos, por decirlo asf, “‘en comercio’’ con ef mundo en nuestra vida cotidiana. La Intencionalidad de los estados mentales cogni- tivos seria entonces inevitablemente una Intencionalidad derivada de aquella que podrfamos liamar la “Intencionalidad de la cotidianeidad”’. Se podria pensar que la evolucién de la filosoffa de Husserl después de las |.L. se orienta también en esta direccién. En especial, se ha argumentado que la explicitacion de {a estructura de horizonte de la Intencionalidad, asi como la ampliacion de esta nocién en términos del “Lebenswe/t”, implica un Cam- bio de contenido del concepto en el sentido anotado!®. No obstante —pero no voy a defender ahora esta posicién-pienso que esta evalucidn no hace sino acentuar aun més el cardcter cognitivista de su concepcién de la Intenciona- lidad, en la medida en que el horizonte de todo “acto” es presentado alli precisamente como un sistema de vivencias intencionales, sistema que ade- mas se estructura segin reglas que rigen las operaciones de constitucién de la conciencia!?. No puedo extenderme més aqui sobre este aspecto de su teo- rfa, pero es evidente que posee un ligero “aire de familia’ que la vincula con las teorias que pertenecen a la “cognitive science’’, la cual se encuentra en la base de los trabajos contemporéaneos en “inteligencia artificial’’. Mas bien quisiera sefialar, para terminar, la direccién hacia la cual me pare- 14.Searle, “Litteral Meaning”, in Erkenntnis, XII, 1978. 18.Cfr. también a este respecto “The Background of Meaning”, in Searle, Kiefer & Bierwisch (eds.), op. cit. 16.Cfr. G. Hoyos: Intentionalitat als Verantwortung. M. Nijhoff (Den Haag), 1976. 17.Cfr. en especial las Cartesianische Meditationen, Husserliana, Band 1.M. Nijhoft (Den Haag), 1950. 21 ce que deber/a orientarse una parte al menos de la investigacién filos6fica so- bre el concepto de Intencionalidad. Creo que una vez que uno admite que la Intencionalidad de los estados mentales cognitivos tiene su fundamento en una Intencionalidad no-cognitiva, el problema de la Intencionalidad no con- cierne mas de manera exclusiva y primaria a una filosofia de espiritu. La in- vestigacion deber/a asignarse la tarea de aproximarse a estas formas primiti- vas de Intencionalidad y determinar, hasta donde sea posible, cuales son sus relaciones con la forma privilegiada de la Intencionalidad cognitiva. Claro esta, una radicalizacién de la interrogacién pondria al descubierto la naturaleza ontolégica de la Intencionalidad, en términos del modo de ser especifico del ente humano, como lo ha mostrado Heidegger. Pero pienso que esta no es la unica via posible. Creo, en particular, que seria interesante tratar de profundizar el estudio de las diversas maneras como el ser humano. vive su mundo, sacando a la luz las multiples formas como esta Intenciona- lidad originaria opera sobre nuestra referencia cognitiva a este mundo. ae

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