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Animales acuáticos
Animales aéreos
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CUENTOS
EL OJITO
Cuento Corto Infantil para niños y niñas, creado por: Maile Madera
Ésta era la historia de una niña llamada Saulis.
Un día común, Saulis se despertó y salió corriendo.
EL GATO DORMILON
Había una vez un gato muy dormilón que se pasaba los días y las tardes enteras echado en el sofá. Siempre se
preguntaban que es lo que hacía para quedar tan exhausto, pero nadie lo veía haciendo otra cosa que no fuera
descansar.
Una noche su dueño tuvo la idea de ir a buscarlo y ver si también dormía toda la noche, pero mientras bajaba la escalera
pudo verlo… ahí estaba él, sentado frente al acuario, viendo cómo dormía la tortuga. Sólo se quedó allí mirando en
silencio a su gato, despierto y sereno estaba cuidando el sueño de su amiga tortuga.
Al día siguiente pudo verlo como de costumbre, durmiendo en el sofá y entonces pudo comprender el porqué de su
sueño durante el día, pero no notó que la tortuga también lo cuidaba desde su sitio.
FIN
EL SEÑOR ZAFIRO
Había una vez un señor con un nombre muy bonito, se llamaba Zafiro. A Zafiro le gustaba vender papaya, zapotes, etc.
Él era un hombre honrado y trabajador, le gustaba ayudar mucho a las personas que lo necesitaran. Era investigador
del núcleo de las células y los números de matemáticas.
Realizaba estas labores porque quería ser alguien en la vida. Realmente, lo que más le gustaba y tenía el gran sueño de
ser escritor y lo consiguió gracias a su tesón, a su continuo trabajo duro, su esfuerzo y su afán de superación.
FIN
EL POLLITO INQUIETO
Había una vez un pollito al que su madre y sus cuatro hermanos le llamaban “El Inquieto”, ya que siempre se aislaba en
algún rincón de su corral buscando aventuras, y cuando era la hora de comer o dormir, le ordenaban con energía para
que volviera pronto.
Cierto día, la mamá gallina, juntó a sus cinco pollitos para ir a dar un paseo por el bosque, era tan divertido el paseo que
no se dieron cuenta que no estaba con ellos “El Inquieto“. Cuando se dieron cuenta de su ausencia, optaron por
repartirse y tomar decisiones distintas para así buscarlo más rápido.
Después de mucho tiempo de búsqueda y de haber recorrido un largo tramo del bosque, los hermanos y la mamá gallina
le llamaba gritando sin parar. Uno de los pollitos escuchó que por encima de los árboles recorría en raudo vuelo, un
gavilán hambriento. Al pollito le entró el pánico, porque su hermano había sido cazado por el ave rapiña. Se fue corriendo
en busca de su mamá y sus hermanos para pasarle la voz del peligro. La madre gallina una vez alertada por su hijo, les
ordenó a todos que se camuflaran dentro de las ramas para no ser vistos por el gavilán.
Santilin
Santilin es un osito muy inteligente, bueno y respetuoso. Todos lo quieren mucho, y sus amiguitos disfrutan jugando con él porque es
muy divertido.
Le gusta dar largos paseos con su compañero, el elefantito. Después de la merienda se reúnen y emprenden una larga caminata
charlando y saludando a las mariposas que revolotean coquetas, desplegando sus coloridas alitas.
Siempre está atento a los juegos de los otros animalitos. Con mucha paciencia trata de enseñarles que pueden entretenerse sin dañar las
plantas, sin pisotear el césped, sin destruir lo hermoso que la naturaleza nos regala.
Un domingo llegaron vecinos nuevos. Santilin se apresuró a darles la bienvenida y enseguida invitó a jugar al puercoespín más
pequeño.
Lo aceptaron contentos hasta que la ardillita, llorando, advierte:
- Ay, cuidado, no se acerquen, esas púas lastiman.
El puercoespín pidió disculpas y triste regresó a su casa. Los demás se quedaron afligidos, menos Santilin, que estaba seguro de
encontrar una solución.
Pensó y pensó, hasta que, risueño, dijo:
- Esperen, ya vuelvo.
Santilin regresó con la gorra de su papá y llamó al puercoespín.
Le colocaron la gorra sobre el lomo y, de esta forma tan sencilla, taparon las púas para que no los pinchara y así pudieran compartir
los juegos.
Tan contentos estaban que, tomados de las manos, formaron una gran ronda y cantaronfelices.
FIN
Las moscas.
En un frondoso bosque, de un panal se derramó una rica y deliciosa miel, y las moscas acudieron rápidamente y ansiosas a devorarla.
Y la miel era tan dulce y exquisita que las moscas no podían dejar de comerlas.
Lo que no se dieron cuenta las moscas es que sus patas se fueron prendiendo en la miel y que ya no podían alzar el vuelo de nuevo.
A punto de ahogarse en su exquisito tesoro, las moscas exclamaron:
- ¡Nos morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de placer!
El Patito Feo
La mamá Cisne cuidaba sus huevos con infinita ternura cuando iba a buscar comida, escondía sus huevos en un arbusto. Un día, un
terremoto hizo que uno de sus preciados huevos rodara y rodara hasta un establo, cerca de un estanque.
La señora Pato, quien tenia tres huevos para empollar, se sorprendió mucho al ver que cerca de su nido había un huevo más, pero
decidió cuidarlo y empollarlo como si fuera suyo. El día llegó, los polluelos comenzaron a picotear sus cascarones, la señora pato
estaba muy emocionada, dos de sus patitos ya habían salido; el tercero fue otro lindo polluelo de color amarillo. Cuando el cuarto
huevo comenzó a romperse la madre y los pequeños estaban emocionados por conocer al nuevo integrante de la familia. Tremenda
sorpresa se llevaron cuando salió un polluelo de un extraño color gris y un pico negro azabache.
La madre y los polluelos, a pesar de su marcada diferencia, lo aceptaron y lo amaron hasta que un día, tras varias burlas de parte de los
animales vecinos, apodos como “patito feo” y risas por ser diferente, decidió ir en busca de la respuesta a una pregunta que se hacia
constantemente: ¿Qué soy yo?
Sus aventuras en la búsqueda de su identidad fueron variadas, probó suerte en un gallinero, en donde lo picotearon hasta que salió
huyendo aterrorizado; también fue a la casa de los flamencos, pero en seguida se dio cuenta que no encajaba en ese lugar de aves tan
altas… Hasta que llego a un estanque escondido entre arbustos y los vio: Un ave preciosa nadando en el estanque, seguida por dos
polluelos idénticos a el, en seguida supo que él formaba parte de esa especie. Se lanzó como pudo al estanque, y por instinto comenzó
a nadar hacia ellos. La sorpresa y la alegría de la mamá cisne fue inmensa, por fin tenia de vuelta a su preciado bebe. El pequeño cisne
vivió feliz y se convirtió en un ave hermosa y majestuosa.
El fantasma travieso
Anita era una de esas niñas a las que les encantaba fantasear con la idea de encontrarse con alguno de los fantasmas que aparecían en
sus libros. Tan convencida estaba de su existencia, que cada noche de Halloween salía de casa con la esperanza de tropezarse con
alguno mientras pedía caramelos junto a sus amigas.
Una de esas noches, mientras descansaba plácidamente tras recorrer todo el barrio recolectando golosinas, un extraño ruido la
sobresalto de madrugada. Extrañada ante aquel sonido, se asomó temerosamente por encima de las sábanas, descubriendo en el centro
de su habitación la espectral figura de un fantasma.
Aterrada ante aquella inesperada visita y para evitar que el fantasma pudiera hacerle algo, se escondió debajo de las sábanas, hasta que
su visitante hubo desaparecido.
A la mañana siguiente, cuando todos estaban desayunando, corrió a contarles a sus padres la terrible experiencia vivida durante la
noche. Una visión a la que sus padres no quisieron darle demasiada importancia en principio, ya que los fantasmas no existen, pero
que tuvieron que aparentar creer, ante la insistencia de la pequeña de mostrarles cómo se desarrollaron los hechos.
Para evitar que aquello se alargara demasiado, todos subieron al cuarto de la pequeña. Mientras Anita les contaba lo que pasó,
descubrió con gran sorpresa que el fantasma le había robado sus chucherías. Antes de que sus padres pudieran consolarla, apareció su
hermano mayor con un gran dolor de barriga. Un dolor que sus padres tomaron por algo mucho más grave y que en realidad era una
enorme indigestión por comerse todos los dulces de su hermana.
Y es que, como muy bien estáis pensando, el fantasma no era otro que el hermano de Anita, disfrazado como tal, para robarle a su
hermana todas sus golosinas.
La Cenicienta
Pese a que la historia que todos conocemos de Cenicienta parece ser bastante atinada y ha convencido al buen público durante
generaciones, no es la verdadera. Aquí les cuento cómo fue la historia en realidad.
Su padre le había puesto Clara porque cuando la vio por primera vez sus ojos despedían un resplandor inusual para una bebé tan
pequeñita: era como si todo el cielo se reflejara en ellos.
Pero la vida de esta niña estaría marcada por un terrible designio: la pérdida de su madre fue un acontecimiento que la marcó a fuego y
modificó profundamente su carácter.
A los 8 años Clara le anunció a su padre que se retiraba del mundo, que no deseaba saber nada del sol, de la vida radiante de la aldea,
del mercado de los domingos. Nada pudo hacer su padre para impedirlo.
Clara se refugió en el sótano de la enorme casa y se sumió en el más profundo aislamiento. Los niños del pueblo la apodaron
Cenicienta porque al espiarla desde un hueco que había entre los muros tan solo podían ver una figura grisácea que se movía por los
rincones.
El único que tenía permiso para ver a la niña era su padre que, cada tarde, bajaba a darle un beso en la frente y recordarle que ahí
afuera seguía el mundo y una vida esperándole. La tristeza cada vez pesaba más sobre sus ojos paternales, hasta que un días los cerró
por completo.
La muerte de su padre fue un nuevo golpe en la ametrallada vida de Cenicienta, y sus consecuencias espeluznantes. Gertudris, la mujer
que su padre había tomado por segunda esposa, obligó a Cenicienta a subir a la superficie y la condenó a realizar las tareas de la casa,
teniendo que servir tanto a ella como a sus hijas: Anastasia y Griselda. Cenicienta no tuvo más remedio que obedecer.
Durante meses Cenicienta fue la sirvienta de las tres malvadas mujeres hasta que su cuerpo no pudo más. Una noche, mientras
Gertrudis dormía, Cenicienta se acercó hasta su lecho a hurtadillas y le rebanó el cuello, sin darle tiempo a nada. Lo mismo hizo con
las dos hermanastras, para volver a su refugio en las profundidades del sótano.
Cuando los vecinos descubrieron a las mujeres muertas y encontraron la casa vacía no supieron de qué se trataba y fueron a ver cómo
se hallaba Cenicienta. El sótano estaba completamente vacío. Nadie jamás volvió a ver a Cenicienta y se dice que en las noches de
lluvia se escucha un llanto estremecedor por el bosque.
FABULAS
EL adivino
Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De repente se le acercó un vecino, anunciándole que las puertas de
su casa estaban abiertas y que habían robado todo lo que había en su interior.
El adivino levantose de un salto y salió corriendo hacia su casa, desencajado y suspirando, para ver lo que había sucedido.
Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr le dijo:
-Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué no has previsto lo que te sucedería a ti?
El adivino no supo qué responder.
Moraleja: no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el futuro de los demás. Tan sólo pretenden estafarnos y
quitarnos nuestro dinero.
El león rugía de la rabia ante el atrevimiento del mosquito y a pesar de sus intentos por matarlo, el mosquito lo picaba en
diferentes partes del cuerpo, hasta que el león demasiado cansado se derrumbó en el suelo.
El mosquito sintiéndose victorioso, retomó el camino por donde vino. En poco tiempo el mosquito se tropezó con una tela
de araña y vencido se vio también.
Moraleja: No existen nunca peligros pequeños, ni tropiezos insignificantes.
La liebre y la tortuga
Una vez, una liebre se burlaba de las patas tan cortas y de la lentitud al caminar de una tortuga, sin
embargo, esta no se quedó callada y se defendió lanzando una risa y diciéndole a la liebre: – Puede que
seas muy veloz amiga liebre, pero, estoy más que segura de que podré ganarte una carrera.
La liebre, sorprendida por lo que le dijo la tortuga, aceptó el reto sin pensarlo dos veces, ya que ella
estaba muy segura de que ganaría a la tortuga a ojos cerrados. Entonces, ambos propusieron a la zorra,
que fuese ella quien señalase el camino y la meta.
Días después, llegó el esperado momento de la carrera, y al sonar la cuenta de tres, se inició la carrera de
estos dos contendientes. La tortuga no dejaba de caminar y caminar, pero a su lento paso, avanzaba
tranquilamente hacia la meta.
En cambio la liebre, corrió tan rápido que dejó muy atrás a la tortuga. Al darse la vuelta y ya no verla, la
liebre vió seguro su éxito sobre la carrera y deicidió echarse una siesta.
Poco después, la liebre despertó y vió si por atrás seguía sin llegar la tortuga, pero al mirar hacia la meta,
vió a la tortuga muy cerca de la final, y en un intento desesperado por correr lo más veloz que pudo, la
tortuga llegó y ganó.
Moraleja: la enseñanza es que las metas se consiguen poco a poco, con trabajo y esfuerzo. Aunque a
veces parezcamos lentos, el éxito llegará siempre.
También nos muestra que no tenemos que burlarnos de las personas por sus defectos físicos, ya que
pueden ser mejores en otros aspectos.
Esta fábula tiene un gran valor educativo, ya que hacer las cosas bien hechas es importante en la
educación y para ello es necesario ser pacientes.
El león y el ratón
Érase una vez un león que estaba descansando en la selva, después de un día de caza. Era un día
caluroso y solo le apetecía dormir.
Cuando se encontraba más cómodo, llegó un ratón haciendo mucho ruido. El león era tan grande que ni si
quiera se percató, pero el ratón empezó a subir por su nariz.
El león se despertó con muy mal humor, empezó a gruñir, y agarró al ratón, preparándose para comerlo.
“¡Perdóname!” suplicó el pobre ratón. “Por favor déjame ir y algún día seguramente te lo pagaré”.
Al león le resultó divertido pensar que un ratón podría alguna vez ayudarlo. Pero fue generoso y
finalmente lo liberó.
Algunos días más tarde, mientras acechaba a una presa en el bosque, el león quedó atrapado en la red de
un cazador.
Era incapaz de liberarse y rugió fuerte para pedir ayuda. El ratón reconoció la voz y acudió rápidamente
para ayudarlo. Mordió una de las cuerdas que ataban al león y este se liberó.
Entonces el ratón dijo:
“Incluso un ratón puede ayudar a un león”.
Moraleja: no menosprecies lo que pueden hacer los demás. Aunque parezca lo contrario todos te pueden
ayudar.
ADIVINANZAS
1. As no soy,
as no fui,
as no seré
hasta el fin.
Respuesta: el asno.
3. Antes huevecito,
después capullito,
más tarde volaré
como un pajarito.
Respuesta: la mariposa.
9. No lo parezco y soy pez,
y mi forma la refleja
una pieza de ajedrez.
Respuesta: el caballito de mar.