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MALAQUÍAS #3 – ¿ESCUCHARÁN?

(MALAQUÍAS 2:1–9)
EL IMPACTO DE LOS MAESTROS
Bien, ¿recuerdan en sus vidas quién era su maestro favorito, o
su mejor maestro? Yo solo recuerdo una de de mis maestras de
la escuela. Se llamaba la Sra. Hitchcock. Tenía pelo largo, rojo,
usaba lentes; le gustaba vestirse de rojo, y manejaba un
Volkswagen Escarabajo rojo. Tenía una gran personalidad,
súper alentadora, y la quería mucho, me gustaba, la disfrutaba,
la apreciaba.

Le preguntaba a Gracie ayer cuando salimos a buscar un árbol


de Navidad. Y le pregunté: «¿Quién fue tu maestro favorito?».
Ella recuerda todos los maestros que tuvo en la escuela. Yo solo
recuerdo uno: La Sra. Hitchcock.

¿Cuál es el peor maestro que usted tuvo? No les diré el nombre


de mi peor maestro, pero les contaré la historia. Era un maestro
a punto de jubilarse que había colgado los hábitos un poco antes
básicamente.

Y este maestro llegaba con un termo lleno de café reforzado. Era


una un poco de café con mucho licor. Y no era muy buen
maestro de primera hora. En la segunda hora, tampoco era muy
buen maestro, pero se ponía más alegre. Para la cuarta hora
balbuceaba palabras ininteligibles, pero era un maestro muy
entretenido. Para la sexta hora, estaba roncando boca abajo en
su escritorio, desmayado de tanto tomar licor. No, no fui
educado en casa.

Y es sorprendente porque los maestros pueden impactarnos


para bien o para mal. Un buen maestro puede cambiarnos
mucho la vida, al igual que uno malo. Un maestro malo puede
enseñarnos cosas que tenemos que desaprender el resto de
nuestras vidas.

Aprendemos cosas en la vida mediante la experiencia, pero la


mayoría las aprendemos mediante la instrucción. E incluso no
sabemos interpretar ni responder a las experiencias sin la
enseñanza.

ESTUDIANTES, DISCERNAN BIEN


Y la Biblia tiene muchas enseñanzas, tiene muchos maestros,
muchas amonestaciones y exhortaciones para los maestros, y en
un sentido más general también para los padres, los abuelos, las
tías, los tíos, los líderes de grupos pequeños, los líderes del
Ministerio Estudiantil, del Ministerio para Niños, trabajadores,
ancianos, diáconos, entrenadores, otros hermanos, maestros de
escuela, autores que nos inspiran, mentores, pastores,
predicadores.

Y en estos tiempos tecnológicos tenemos a nuestra disposición


más maestros y más enseñanzas que en cualquier otro momento
de la historia del mundo. Eso significa que los estudiantes
deben discernir si son buenos o malos maestros, y que los
maestros deben dar ejemplo de amara Dios, y amar a las
personas, y no amarse ellos mismos y usar a la gente y usar a
Dios, sino amar a Dios y a la gente.

Hoy nuestra instrucción se centrará más que todo en los


maestros: vamos a aprender sobre los buenos maestros y los
malos maestros. Los buenos maestros enaltecen a Dios y
ayudan a las personas. Los malos maestros enojan a Dios y
dañan a las personas.

Y no todos los maestros en la Biblia son buenos maestros. Hay


malos maestros. Conocerán a algunos hoy en Malaquías 2:1-9.

¿CUÁL ES EL TONO DE LA BIBLIA?


Mientras buscan ese pasaje en sus Biblias, quiero que entiendan
el tono del escrito. ¿Cuántos de ustedes han malentendido una
comunicación, carta, correo electrónico, o mensaje de texto, por
no discernir el tono? No venía acompañado de expresión facial
ni emoción, y como usted no tenía acceso a ello, malinterpretó
la información.
Al leer la Biblia, es importante entender no solo el contenido de
lo que se dice sino entender el contexto en que se dijo para que
no sean tan solo palabras, sino el tono y la expresión facial del
Señor, si me permiten esa metáfora, y del autor humano
mediante el cual Él está obrando.

Y cuando se trata de la Biblia a veces es como una boda,


¿verdad? La información es súper emocionante, todos la
celebramos, Jesús está vivo, el pecado ha sido perdonado,
alguien fue sanado, viviremos para siempre en el cielo: son
cosas sensacionales.

Segundo, algunas porciones de la Biblia son como un funeral:


murió alguien, Sodoma y Gomorra fueron destruidas, vino el
diluvio en tiempos de Noé, asesinamos a Dios en una cruz, y el
cielo se oscureció, y fue un funeral. Hay otras porciones en que
es más como un salón de clase. No son porciones
emocionalmente altas ni bajas, sino muy consistentes:
«Necesitan aprender esto, saber esto, pensar en esto, trabajar
en esto». Proverbios como ese.

Esto es lo que necesitan saber sobre las relaciones, el dinero, el


matrimonio, el sexo, y las inversiones, y deben aprender y
reflexionar en estas cosas. Oh, ya veo. Es como un salón de
clase. Tengo que captar eso y tenerlo en cuenta.

A veces el tono de la Biblia se parece más al discurso de un


entrenador de fútbol después del primer tiempo. ¿Cuántos
hombres aquí han jugado fútbol americano? Todavía recuerdo,
aunque nunca había jugado fútbol americano, apenas califiqué
para el equipo de preparatoria, más que todo para quedarme
parado en la línea lateral.

Creo que era nuestro primer encuentro. Al final del primer


tiempo íbamos perdiendo. Entramos al vestuario, y el
entrenador era un hombretón con un bigote enorme, casi como
el de una morsa; se puso de pie y perdió los estribos, y
sonrojado empezó a decir cosas que no puedo les puedo repetir:
«Vamos a la guerra, caballeros. Vamos a la guerra. Tienen que
estar dispuestos a morir por esto». Y como éramos
adolescentes, «¡A la carga!». Estaba todo emocionado, salimos
corriendo del vestuario… «¡Los vamos a matar!» ¿Saben? Y hay
porciones de la Biblia que son así. Las leemos y pensamos: «¡A
la guerra, muchachos! Vamos, ¡arriba!».

IMPONENTE Y EXIGENTE
Pero no siempre. Otras veces la Biblia suena más a un sargento
instructor. ¿Alguno de ustedes ha tenido formación militar?
¿Para cuántos de ustedes el entrenamiento militar no fue así?
Llegaron, y el sargento instructor les dio un abrazo cuando se
bajaban del bus, les sobó la espalda y les dijo: «Cuéntame cómo
es tu papá. ¿Has tenido problemas con tu padre? Háblame de
sus experiencias. ¿Hay algo particular que quieres que ore por
ti? ¿Puedo hacer algo para que tengas una estadía más
cómoda?»

¿Ganó el derecho a ser escuchado y de darle consejos a usted en


su vida? Le dijo: «¿Sabe qué? No quiero forzarte. Lo primero
que tenemos que hacer es forjar una relación de confianza para
que yo pueda darte consejos». No, le dijo: «¡Cállese gusano, y
párase allá!». «Oh, sí señor. Está bien, está bien», ¿saben?

Y dan órdenes, y son exigentes, y a veces la Biblia es así. Y pasa


lo siguiente: Los predicadores temáticos suelen escoger un tono
con el que se sienten más cómodos y después enseñan porciones
de la Biblia que se acoplan a esa categoría emocional.

Si vamos a estudiar libros enteros de la Biblia, vamos a ver


mucha variedad. Hoy en realidad no es un sermón de bodas,
sino más bien el sermón de un sargento instructor, ¿ven? Así
que les van a gritar y Dios va a decirles cosas intensas, fuertes, y
difíciles; pero óiganme bien, les habla con amor. Dice en el
capítulo 1, verso 2: « Ese es el estandarte, la bandera izada sobre
todo el libro.

Así que, por el hecho de que Dios use palabras fuertes no


significa que no vengan de un Padre amoroso. Él nos dice en
Malaquías que Él es nuestro Padre y que nos amó desde el
comienzo. «Los amo. Soy su Padre». Y cuando Papá les dice
algo un poco intenso, debe ser porque está muy apasionado,
porque es muy importante, y porque hay sentido de urgencia.
Y óiganme bien, el Dios de la Biblia no suele usar este tono todo
el tiempo con todas las personas, pero lo conserva la mayoría
del tiempo para los hombres, sobre todo para los que son
líderes. Dios sube el volumen para los varones líderes. Eso es lo
que hacemos en Mars Hill, ¿verdad? Les grito más a los
hombres que a las madres solteras, ¿verdad? Y aquí Dios va a
subir el volumen, y es para todos, pero sobre todo los hombres
en general, y concretamente para los líderes. ¿Están listos?
Empecemos.

LOS MALOS MAESTROS BÍBLICOS DAÑAN A SUS


FAMILIAS
Lo primero que aprendemos es que los malos maestros bíblicos
dañan a sus familias. Malaquías 2:1-3: «Y ahora, para vosotros,
sacerdotes», los sacerdotes del Antiguo Testamento son como
los pastores. Tenían el templo, tenemos la iglesia. Tenían
sacerdotes, tenemos pastores. Así es.

Líderes espirituales. «Es este mandamiento». Concretamente


para los varones líderes del pueblo de Dios. «Si no escucháis, y
si no decidís de corazón dar honor a mi nombre», no se trata de
ustedes, «—dice el Señor de los ejércitos—», el Dios que reina
sobre los ángeles y los demonios, «enviaré sobre vosotros
maldición, y maldeciré vuestras bendiciones».

Los hijos son una bendición. Él va a maldecir sus bendiciones. «


Y en verdad, ya las he maldecido, porque no lo habéis decidido
de corazón´. He aquí, yo reprenderé a vuestra descendencia».
Son malos maestros de la Biblia. ¿Cómo se volvieron malos
maestros de la Biblia? Y somos capaces de hacer esto, somos
susceptibles a esto. Les dice dos cosas: Cerraron los oídos y
endurecieron el corazón. Cierran los oídos: no escuchan. ¿

A quién debemos escuchar? ¿Qué debemos escuchar? ¿Qué


áreas o aspectos de nuestra vida cuando Dios nos habla de ellos
por medio de su Palabra, por medio de nuestra conciencia, por
medio de alguien más, decimos: «no quiero oír eso», no me
hablen de…cualquier cosa: dinero, relaciones, actitud, sexo,
teología, o lo que sea, no me hable de eso; no quiero oír nada de
eso; no tengo oídos para eso»? Y tienen el corazón
empedernido. Dios dice: «No decidís de corazón». La

Biblia conecta nuestro corazón con nuestros oídos, ya que


necesitamos ambos oídos para escuchar para aplicar la verdad a
nuestro corazón cuando la escuchemos. Con frecuencia,
resistimos la verdad no porque no la entendamos, sino porque
no nos gusta. Es como un niño que se tapa los oídos o se pone
los audífonos, o tatarea: «La, la, la, la», haciendo mucho ruido
para ahogar la voz de su padre; o se marcha, diciendo: «No voy
a escucharte». Eso es lo que estos hijos adultos de Dios están
haciendo, sobre todo los pastores, los líderes. Y dice que habrá
consecuencias para su familia, que sus hijos serán malditos y
serán reprendidos. Malditos y reprendidos.

Con tanto en juego pensaríamos que sus hijos sentirían la


urgente necesidad de hacer bien las cosas, pero no lo hacen
porque temen el cambio y el conflicto. Tapamos los oídos y
cerramos el corazón porque no queremos cambiar y no nos
gusta el conflicto. No queremos cambiar el significado: «Yo soy
como soy. Estoy bien así. Me gusta así. Cuesta mucho cambiar.
¿Sabe cuánto me costaría cambiar?».

CUANDO ES MALO EVITAR UN CONFLICTO


¿Cuántos de ustedes tienen áreas en su vida a las que Dios no
puede hablar porque no quieren cambiarlas? No están
escuchando. Y Dios quiere que estos líderes cambien para que
sean agentes de cambio y les enseñan a otros lo que significa
cambiar. Pero estos líderes no quieren cambiar ni decirles a
otros que cambien, en parte porque produce conflicto.

Y lo demuestran al entrar en conflicto con Dios. Dios dice:


«Quiero que cambien y que ayuden a esta gente a cambiar», eso
es lo que los líderes deben hacer. Y le dicen: «Dios, no queremos
cambiar y tendremos conflicto contigo, y no vamos a decirles a
este pueblo que cambie porque tendrán conflicto con nosotros».

Óiganme bien. Si en su vida se compromete a resistir el cambio


y a evitar el conflicto, terminará donde ellos están. Y ahora
están afectando e infectando a sus hijos. Ahora sus hijos serán
malditos y serán reprendidos. Tengo cinco hijos. En este
momento soy todo oídos para con Dios.

Y algunos de ustedes han vivido con el mito de que son


individuos y las decisiones que toman no afectan a otros. Y las
mismas personas que dicen eso muchas veces están amargadas
contra sus padres y dicen: «Las decisiones que ellos tomaron
impactaron mi vida y estoy muy enojado por eso, pero como
individuo las decisiones que tomo no afectan a nadie más.

Eso hacen los hipócritas ciegos. Ven claramente cómo los


pecados ajenos los afectaron pero rehúsan ver cómo sus
pecados afectan a otros. Cierran los ojos. Y aquí Dios trata de
abrir sus ojos diciendo: «Lo que están haciendo está afectando
su legado, sus hijos, su bendición».

Y algunos de ustedes se mostrarán emocionalmente renuentes a


esto por esta razón. Pensarán que es injusto. Al leerlo pensarán:
«Mi papá estaba manejando borracho y detuvieron a sus hijos.
Eso no es justo. ¿Por qué deben castigar a los hijos por lo que
hizo el padre?

Y esto es lo que pasa con los ateos cuando critican la Biblia


diciendo: «Dios no es justo. Dios es injusto. Dios es malo. Dios
está enojado. Dios es duro. El Dios del Antiguo Testamento es
un ogro».

La única manera de asumir esa actitud es asumir


incorrectamente que toda la familia es inocente. Pero no lo es.
¿Alguna vez han visto a una familia hacer algo juntos? Aquí
habla de los sacerdotes. Provienen de ese linaje. Los va a llamar
levitas que se remontan a los comienzos del Antiguo
Testamento a un hombre llamado Leví.

Y el sacerdocio generalmente era un negocio familiar. El papá


era el sacerdote, tenía hijos, estos se volvían sacerdotes. De sus
hijos nacen sus nietos y ellos se vuelven sacerdotes. Están en
esto juntos. No están en la nómina. No son parte del personal.
Participan en los mismos eventos. Enseñan la misma doctrina.
Todos trabajan juntos.

LA RAZÓN QUE DIOS ESTÁ TAN DISGUSTADO


Dios no puede decirles simplemente: «Mamá y papá están muy
equivocados». Mamá y papá están guiando la familia, pero la
familia los está siguiendo de cabeza por el despeñadero. Y estos
no son todos niños, son adultos que deberían saberlo, y tienen
acceso a las mismas Escrituras y al mismo Espíritu Santo.

¿Por qué está tan disgustado Dios? ¿Por qué está tan enfadado
Dios? ¿Por qué trata de llamarles la atención Dios? ¿Por qué les
alza la voz? ¿Por qué usa un tono intenso? Porque los ama,
porque se preocupa por ellos, porque están a punto de tener una
crisis. Un señor me dijo una vez: «Un padre nunca debe alzar la
voz con sus hijos». Le dije: «¿Y si la casa se está quemando?».
Hay situaciones de urgencia.

Eso es lo que sucede en Malaquías 2 y por eso está tan


preocupado Dios. La próxima semana lo veremos en más
detalle. Traigan un casco, ¿de acuerdo? Será intenso. La
siguiente porción, Malaquías 2:10-16, esto es lo que están
haciendo los pastores. Se casan con mujeres creyentes. A
medida que van envejeciendo, se divorcian de sus esposas
creyentes por cualquier motivo para casarse con una mujer
impía, más joven, más sexy e incrédula, con la que han estado
adulterando, y continúan siendo los pastores.

Y los hijos de estos pastores piden a su papá que oficie sus


bodas con incrédulos, y su papá lo hace. Y estos hijos piden a su
papá que bendiga su relación de convivencia y de dormir juntos
y su papá lo hace. Y los otros líderes de la iglesia deciden: «Nos
gustaría tener una esposa como trofeo en vez de un matrimonio
exitoso, ¿por qué no cambiamos nuestras esposas por un par de
opciones?». Y el pastor dice: «Me parece bien. ¿Quiénes somos
para juzgar? Creemos en la tolerancia, en la diversidad, y en un
Dios de amor». Y todos empiezan a divorciarse, y todos cometen
adulterio, y los solteros salen con personas incrédulas, y todo
eso empieza con la corrupción en las altas esferas.

Imagínense si yo llegara y les dijera esta semana: «Grace y yo


tenemos 43 años y conocí una chica de 22 años y otra de 21 años
y la voy a cambiar a ella por esas dos chicas. Vamos a
divorciarnos, pero eso está bien. Seguiré predicando la semana
entrante, traigan sus Biblias. Oh, a propósito, las chicas con las
que me voy a ir no son cristianas. Y ya hablé con mis hijos y
quiero que ellos se casen con mujeres no cristianas. Y mis hijas
pueden casarse si quieren con no cristianos. Y hablé con unos
ancianos de la iglesia que no se sienten muy satisfechos
sexualmente y van a buscar novia y a divorciarse. Y todos los
solteros que cohabitan y se acuestan juntos, si quieren pueden
tomar la clase prematrimonial. Acabamos de editar nuestro
currículo y a Dios le parece bien todo lo que estamos haciendo».
Sí o no, ¿eso conlleva enormes consecuencias?

Es exactamente lo que está pasando en Malaquías. Lean más


adelante la semana entrante hasta el final de Malaquías 2. Dios
dice: «No, no me parece bien esto. Esto está mal. Están
arruinando su matrimonio. Están arruinando su iglesia. Están
arruinando su familia. Están arruinando su legado. Están
deshonrando mi nombre. No podemos alcanzar a nadie si están
perdidos». Es urgente.

Bien, les diré esto. Como líder, vivo bajo una carga de
responsabilidad. Todos los líderes deben vivir bajo esa carga de
responsabilidad, y cuando no lo hacen dañan a sus familias.

LOS MALOS MAESTROS DE LA BIBLIA SE DAÑAN


ELLOS MISMOS
Segundo, los malos maestros de la Biblia se dañan ellos mismos.
Antes de leerlo, esto es muy intenso. En la siguiente sección, la
cabeza de algunos de ustedes que son religiosos va a estallar,
¿de acuerdo? Si están sentados junto a una persona religiosa,
inclínense hacia delante porque les va a estallar la cabeza dentro
de un minuto.

Y como persona religiosa usted dice: «Nunca debemos decir


cosas infames o malas, o usar palabras malas», pero aquí Dios
las usa y sus cabezas estallan porque se creen más santos que
Dios. ¿Debemos leer juntos la Biblia? ¿Sí o no, Mars Hill?
¿Debemos leer juntos la Biblia?

A ver, ¿qué dice Dios? «Os echaré estiércol a la cara». ¿Cuántos


de ustedes no esperaban que dijera eso? ¿Cuántos de ustedes
llevan mucho tiempo en la iglesia, y pensaron: «Nunca escuché
el sermón sobre echar estiércol en la cara. Nunca lo escuché.
Nunca me tocó ese».

¿Cuántos de ustedes pensaron: «No vi ese VeggieTales.


¿VeggieTales habrá recogido ese tema? No, no creo que lo hayan
recogido». Estuve en una iglesia bautista, teníamos un gráfico
de franela No teníamos un…en nuestro gráfico de franela para
ponerlo en sus caras. Es incómodo, ¿verdad? Eso fue hace 2.500
años. Entonces era más apropiado que ahora.

¿Cuántos de ustedes, si sus hijos dijeran esto, les pondrían una


barra de jabón en la boca, ¿verdad? Si tuvieran dos hijos y uno
mirara al otro y dijera: «Voy defecar en tu cara», usted diría:
«No puedes decir eso». Está en la Biblia. Lo leí en Malaquías. Es
bíblico. Algunos de ustedes de inmediato lo buscan en hebreo y
dicen: «¿Qué significa estiércol en hebreo?». Tratan de buscar
una salida porque piensan: «No me gusta lo que esto implica.
Necesito una salida». Significa estiércol, heces, mojones, caca.
Sí, eso es lo que dice.

Algunos de ustedes dirán: «No puedo creer que haya dicho


eso». Está en el Libro. Ahora saben por qué algunas personas no
predican sobre libros enteros de la Biblia. «¿Qué hacemos con
eso? Le damos la vuelta, lo esquivamos. ¿Piensan que fue un día
extraño para Malaquías? –Malaquías. –Sí, Señor. –Necesito que
escribas unas cosas. –¿En serio? Está bien. ¿Y qué tal los
sacerdotes, acaso no pueden hacerlo ellos? –No, es que es para
ellos. Busca algo con qué escribir, hijo. –Muy bien, de acuerdo
Padre. Está bien, está bien.

Y Malaquías se sienta y dice: –Estoy listo, Señor. Estoy listo,


estoy listo. ¿Qué quieres que escriba? –Bien, quiero que les
digas… ¿estás listo, hijo? –Sí, estoy listo, Papá. ¿Qué quieres
que escriba? –Bien, escribe esto: «¡Os echaré estiércol a la
cara!». –¿En serio? ¿Vamos a hacerles eso? ¿En serio? Es el
primer libro que escribo. ¿Tengo que empezar con eso? Oh, esto
será muy popular en Twitter. No puedo creerlo. O sea, este
Tweet será horrible. ¿Estás seguro, Señor, porque la cobertura
celular allá afuera es terrible. Pensé que dijiste estiércol. Oh, ¿sí
dijiste eso? Oh, de acuerdo, ¿devengaré regalías por escribir este
libro? –No. –¿En serio? Ah caray. ¿Entonces qué quieres que
haga con él? –Quiero que hagas una gira para presentar el libro.
Vamos a llamarlo: Gira para echar estiércol en la cara. Irás de
una ciudad en otra y les gritarás a las personas, y les dirás que
yo les echaré estiércol a la cara.

¿Cuántos de ustedes si anunciaran ese puesto en Craigslist, no


lo tomarían? Dirían: «Buscaré otra carrera». Buscamos un
profeta loco que no le tema a las heces. O sea, es un texto
extraño, ¿amén? Sí.

¿Cuántos de ustedes se adelantaron a la lectura y sabían lo que


iba a decir, y por eso están aquí? Dijeron: «Me muero por ver lo
que hará con esto». Dios no se vale mucho de este lenguaje. No
es como una festividad para untarse la cara de estiércol,
¿verdad? Dios usa un lenguaje fuerte muy pocas veces y solo en
casos extremos en que la gente no está escuchando, ¿entienden?
Y ustedes los jóvenes no vayan a decir: «Eso es. Tengo un pasaje
que habla de excremento y lo voy a usar». No hagan eso, ¿de
acuerdo? Él no lo hace siempre. Es un caso muy particular
porque las circunstancias terribles, pero usa palabras malas
para las cosas malas.

«Os echaré estiércol a la cara, el estiércol de vuestras fiestas, y


seréis llevados con él. Entonces sabréis que os he enviado este
mandamiento para que mi pacto siga con Leví —dice el Señor de
los ejércitos—. Mi pacto con él era de vida y paz, las cuales le di
para que me reverenciara; y él me reverenció, y estaba lleno de
temor ante mi nombre. La verdadera instrucción estaba en su
boca, y no se hallaba iniquidad en sus labios; en paz y rectitud
caminaba conmigo, y apartaba a muchos de la iniquidad. Pues
los labios del sacerdote deben guardar la sabiduría» — él es un
maestro— «y los hombres deben buscar la instrucción de su
boca, porque él es el mensajero del Señor de los ejércitos».

NO ES UN CONTRATO, SINO UN PACTO


Habla de un pacto. Dios dice: «Hice un pacto con los levitas, los
sacerdotes, los líderes». Y un pacto es esto: Dios nos bendice y
nos da cargas. Las cargas requieren obediencia y van a ser
difíciles. Nos costará algo. Dios bendice y nos da cargas. Y las
bendiciones aquí son: «Te bendeciré a ti y a tu familia», pero la
carga es: «Serás mi mensajero. No te permito decir lo que
quieras. No te permito decir lo que piensas. Necesitas hacerme
eco de lo que he dicho».

Como un padre que enseña a su hijo a caminar. Papá dice algo y


el niño repite lo que dice Papá. Así aprendemos a hablar. Dios
dice: «Así será. Voy a decir algo y tú lo dirás al pueblo. Y cada
acción tiene su reacción. Habrá repercusiones contra ti. Tendrá
un precio».

O sea, exilian a los profetas, los marginan, los odian, los


asesinan. Eso conlleva una carga. La bendición es: «Te cuidaré a
ti y a tu familia». La carga es: «Necesitas ser mi mensajero».
Ellos quieren renegociar sus acuerdos y en un pacto eso no se
puede. No es un contrato, es un pacto. Y ellos decían: «De
acuerdo, Señor, ¿si decimos lo que queremos nos bendecirás
aún? ¿Trato hecho?».

La respuesta es no. Sería como un esposo y su esposa, al


casarse, los términos del pacto son de fidelidad. Si la esposa
mirara al esposo y dijera: «¿Qué te parece si tú guardas todos
tus votos y yo reescribo los míos, e incluyo novios y otras
cosas?». No, no podemos reescribir el pacto una vez que
estamos en él. Necesitan saber que el cristianismo es un pacto,
que Dios tiene una relación con su pueblo bajo los términos que
Él impuso, y que ustedes no son una excepción a la norma: no
pueden beneficiarse de las bendiciones como la vida eterna, sin
asumir las cargas y obligaciones y sin caminar fielmente con Él.
Es todo o no hay trato.

Y ellos querían recibirlo todo de parte del Señor sin darle nada
al Señor. Dios dice: «No». A consecuencia de invalidar el pacto,
Dios los amenaza con echarles estiércol a la cara. Y después van
a untarse los labios con eso, ¿no es cierto? Los labios que usan
para enseñar.

Y lo que Dios está diciendo es: «Por muy malo que les parezca,
su instrucción la dirigen a mí». Dios está diciendo: «Como lo
que dicen es estiércol, de paso untemos todo lo demás con
estiércol para que todos sepan que lo que sale de sus bocas es
puro excremento». Son palabras fuertes. Un par de cosas sobre
esto. Dios responsabiliza a los líderes porque los alumnos
siguen a su maestro, y si su maestro se tira por un precipicio,
eso no conviene a los alumnos.

VEO SUS CORAZONES Y ME DA ASCO


Segundo, Dios no solo ve lo externo, sino lo interno.
Externamente, si vemos estos profesionales religiosos, oh,
parecen ser tan santos. Antes de entrar al templo se lavan las
manos se cambian la ropa, hacen oraciones. Visitan a los
enfermos en el hospital. Sonríen. Tienen esos ojos convincentes.
Son tan compasivos.

Y Dios dice: «Veo sus corazones y me da asco. No me están


amando, me están usando. No están amando al pueblo, están
usando a las personas. Y las personas están confundidas porque
no pueden ver sus corazones. Lo único que ven son sus rostros,
por eso tomaré lo que tienen en su corazón y lo untaré en sus
caras para que la gente los vea como yo los veo».

Tercero, esto es el colmo. El sacerdote debía mantenerse limpio,


ritualmente hablando, para poder estar en la presencia de Dios.
¿Cuántos de ustedes han ido a pecar, y le han sacado las vísceras
a un pescado, o han ido de cacería y le han sacado las vísceras a
un animal, o como carniceros le han sacado las vísceras a su
propia carne? Lo primero que aprenden es que guardamos esta
parte y esta parte no. ¿De qué estoy hablando? No nos comemos
todo el pescado. Botamos ciertas partes del pescado.

Lo mismo en el sistema sacrificatorio. El sacerdote ofrecía


sacrificios de animales y los ofrecía al Señor, pero había partes
que eran ritualmente inmundas, partes sucias. Según la ley,
debían llevarlas fuera del campamento y quemarlas.

Y Dios está diciendo: «Voy a tomar esas partes inmundas y las


untaré en sus rostros porque ustedes son inmundos y los daré a
conocer como tal». Significa que están contaminados. Significa
que se han deshonrado. Significa que se han descalificado. Ya
no pueden ser sacerdotes.

Dios está amenazando aquí, y lo dice dos veces la palabra ‘si’


antepuesta. Les está dando la oportunidad de arrepentirse, pero
está diciendo: «Despediré a todos los sacerdotes. Todos quedan
sin empleo. Los expulsaré de mi presencia. Son antiguos
ministros míos. Me voy a deshacer de todos». ¿Por qué? Es el
colmo cuando alguien se hace daño, pero cuando les hacen daño
a los estudiantes, Dios lo toma muy en serio.

LOS MALOS MAESTROS DE LA BIBLIA DAÑAN A LOS


ESTUDIANTES
Ese es su siguiente punto que los malos maestros de la Biblia
dañan a los estudiantes. Malaquías 2:8-9: «Pero vosotros os
habéis desviado del camino». O sea, iban caminando por el
camino recto y ahora van por otro camino. «Habéis hecho
tropezar a muchos en la ley». Están haciendo tropezar al pueblo
con el pecado, la locura, y la rebeldía. «Habéis corrompido el
pacto de Leví —dice el Señor de los ejércitos—. Por eso yo
también os he hecho despreciables y viles ante todo el pueblo,
así como vosotros no habéis guardado mis caminos, y hacéis
acepción de personas en la ley». Un maestro de la Palabra de
Dios debe impartir vida y alimento al pueblo. Por eso fue que
Jesús miró a Pedro después de resucitar y dijo: «Pedro,
alimenta mis ovejas». El alimento que da Pedro es la enseñanza.

La enseñanza de la Palabra de Dios tiene que ser alimento y


sustento para que el pueblo crezca en semejanza a Cristo. Por
eso dice Pablo a un hombre joven que enseñe la sana doctrina, y
esa palabra sana literalmente significa saludable.

Dios está muy frustrado porque imagínense una madre que


cambia el pañal a su niño y se lo da a comer a su niño. No hay
alimento en eso. El niño va enfermarse y finalmente va a morir.
Algunos líderes espirituales son así. Alimentan al pueblo con
puro excremento y hace que el pueblo se enferme,
espiritualmente, y muera.

Y nosotros diríamos: «Oh, pero hay diferentes interpretaciones


y perspectivas, y pluralismo, y tolerancia, y diversidad, y
¿quiénes nos creemos para juzgar?, eso no es amoroso». Y Dios
dice: «Les diré qué es amoroso: No alimentar con excremento a
la gente, enfermándolos».
Y aquí habían subido a servir bandejas de excremento, estiércol,
mediante lo que Él califica como corrupción y parcialidad. La
corrupción, o sea: «Gano un buen salario y si les digo a estas
personas que están equivocadas dejarán de dar y empezarán a
irse, y podría afectar mi balance y hacerme la vida más difícil;
tendré que trabajar más duro, y no quiero hacer eso».
Parcialidad, o sea: «Oh, ¿es correcto o incorrecto? Pues,
dígame: ¿quién es usted? Si es rico y poderoso, puede hacer lo
que le dé la gana. Si es pobre e impotente, las normas son
distintas para usted. Tenemos diferentes normas para
diferentes personas porque mostramos parcialidad. Somos
parciales en ciertas doctrinas.

Oh, nos gustan ciertas doctrinas: Dios nos ama. No nos gustan
otras doctrinas: Dios está enojado con nosotros. Nos encantan
ciertas doctrinas: El cielo existe. Oh, pero otras como el
infierno, no nos gustan esas, por lo cual vamos a constituirnos
en editores de Dios y no en mensajeros de Dios. Queremos que
esto sea fácil para nosotros como líderes. Queremos convertir
esto en un trabajo». Y es sorprendente que aunque el libro tiene
2.500 años, los problemas no.

No nos gusta hablar en forma negativa de otras iglesias, pero


permítanme decirles que por el hecho de tener una cruz arriba
no significa que al entrar los escuchemos predicar a Cristo
desde el púlpito. Hay iglesias que odian el pecado, aman a
Jesús, y enseñan la Biblia. Hay muchas. Y hay muchas que
apestan a Malaquías capítulo 2.

PASTOR, VAS AL INFIERNO


Les daré un ejemplo, una ilustración de un instante en
Malaquías 2. Empezamos Mars Hill cuando yo tenía 25 años.
Empezamos a enseñar la Biblia, la mayoría de ustedes conoce la
historia del pequeño grupo comunitario, del estudio bíblico en
nuestro sofá que hicimos Grace y yo con unas doce personas.
Algunas de ellas todavía asisten a Mars Hill y los apreciamos.

Y los primeros 3 años éramos pequeños y no recibí salario, no


había entrada de dinero. No sabía si al fin podría dejar mi
trabajo alterno, el cual me parecía bien. Solo quería enseñar la
Biblia, por eso tenía un trabajo alterno. Entonces tuvimos a
Ashley, y Grace se quedaba en casa siendo madre, y yo
predicaba donde podía. Predicaba en el campamento para
jóvenes, en el ministerio estudiantil, en cualquier parte. Quería
trabajar más horas y aprender a enseñar la Biblia.

Y conseguí algo que me pareció un gran evento. Iban a pagar mi


vuelo a la Florida, lo cual me pareció grande, y me mandaron a
una conferencia nacional de la principal denominación
protestante liberal, de la cual yo no sabía nada porque de niño
no había sido protestante, sino católico.

Y querían que diera un seminario en grupos sobre cómo


alcanzar a la gente joven; y como yo era joven, estaba listo para
hacer eso aparentemente. Esto fue hace mucho cuando no tenía
canas en la barba y podía ingerir carbohidratos sin acostarme
antes de las 10. Fue hace mucho.

Cuando llegué, me habían programado varios sermones para


ese día, y empecé la primera en Romanos 1 con el tanque
reabastecido y listo para empezar. «No me avergüenzo del
evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el
que cree». Todo asciende y desciende, todo comienza y termina
con las buenas nuevas del Evangelio de Jesucristo. ¡El murió en
nuestro lugar por nuestros pecados! ¡Resucitó de la tumba!
¡Solo Él salva!».

Iba viento en popa. «Y tienen que predicarles esto a los jóvenes


para emocionarlos con Jesús». Y un pastor alzó la mano y dijo:
«¿Qué pasa si en realidad uno no cree eso?». Y dije: «¿Qué?». Y
él dijo: «La parte de la resurrección». Le dije: «¿Usted no cree
en la resurrección?». Y dijo: «Pues, no estoy seguro». Le dije:
«¿A qué se dedica?». «Soy pastor», dijo. Era como enseñar en
una conferencia para vegetarianos que no están seguros si
existen las verduras. O sea, ¿cómo? ¿Qué hace aquí? ¿Qué está
haciendo? ¿Cómo pudo entrar a este lugar? «Pues, no estoy
seguro si creo en la resurrección de Jesús. ¿Hay otra manera de
alcanzar a la gente joven?», dijo. Le dije: «Si usted va para el
infierno, no puede alcanzar a los jóvenes».
Pues bien, hoy por hoy esta es la versión santificada de mi
persona. Imagínense hace 15 años cómo me veía yo. Estaba dos
personas más atrás en la escala evolutiva, con la frente inclinada
diciendo locuras, ¿saben? Y le dije: «Usted va para el infierno.
No debería enseñarle a nadie. Si lo siguen a usted, lo seguirán al
infierno. Arderá en el infierno».

Y seguí echándole ganas frente a los demás pastores colegas


suyos. Y se fijaron que la audiencia no me estaba dando la
oleada de apoyo que yo esperaba. Y me miraban pensando:
«Mmm». Y les dije: «Bien, ¿cuántos de ustedes no están seguros
que Jesús resucitó de los muertos?». Y muchos pastores alzaron
la mano. Y les insistía más aún. «Todos ustedes van para el
infierno. ¡Van a arder para siempre!». Como si no pudiera dar
marcha atrás, ¿verdad? Iba hacia delante, saben.

Y pensé: «Voy a hace un llamado para recibir a Jesucristo. Y voy


a invitarlos a apartarse de su pecado. Haremos las de Billy
Graham aquí con los pastores. Será el mejor día de siempre.
Todos los pastores fueron salvos». Y dije: «Bien, ¿quién quiere
entregar su vida a Jesús?». No respondieron como yo había
pensado. Algunos sí se pusieron de pie pero para salir del
seminario que yo estaba enseñando, no para pasar al frente a
recibir a Jesús.

Enseguida entró una persona mayor de edad y dijo: «Mark,


agradecemos tu tiempo. Si quieres tómate el resto del día libre».
Y pensé: «Hombre, me faltan dos sermones». Y dijeron: «No,
no puedes».

Y hablaba con uno de los pastores sinceros después y le dije:


«Hombre, ¿cómo es posible que sea pastor si no cree en la
resurrección?». Yo tenía veinte y pico de años. No entendía eso.
Me dijo: «Medio me crié en la iglesia. Después fui al seminario
bíblico y conseguí un título. Y sabe, he leído mucho y no estoy
seguro si Jesús resucitó de los muertos, y tengo muchas
preguntas. Y cuando uno consigue el título del seminario, no
puede salir a buscar otro trabajo. No hay forma de pagar las
cuentas así. Y mis cuentas de retiro están reservadas, y estamos
viviendo en la casa de la iglesia, en la casa pastoral. Y sabe,
tengo mis beneficios, mi esposa está enferma, y todo lo tengo
comprometido. Y estoy tratando de hacer un buen trabajo y no
darme por vencido y ayudar a la gente».

Eso es lo que está pasando en Malaquías 2. Eso es lo que está


pasando en Malaquías 2, y la gente seguía el ejemplo de estas
personas que iban rumbo al precipicio.

Al decir esto no quiero dar esta impresión. Quiero tener cuidado


con esto. No estoy diciendo: «El mundo está lleno de malos
maestros de la Biblia, excepto yo», porque estaría enseñando
mal la Biblia. En realidad hay muchos maestros buenos de la
Biblia y hay otros que no lo son.

Algunos de ustedes están de visita. Necesitan encontrar una


iglesia. Dios moverá a algunos de ustedes, porque hay otras
iglesias que aman a Jesús y predican la Biblia, y los necesitan
mucho a ustedes para ayudarlos a crecer, y eso está bien. Dios
cambiará la institución académica o el trabajo de algunos de
ustedes. Los podcasters escucharán esto. Necesito conectarme
con una iglesia local. Porque nuestro trabajo no es predicar la
Biblia en la iglesia local y difundirlo al mundo para que las
personas dejen de dar importancia a su iglesia local.

5 CARATERISTICAS DE UN BUEN MAESTRO DE LA


BIBLIA
Dicho lo cual, me gustaría darles cinco características de todo
buen maestro de la Biblia, y las encontramos en Malaquías 2:5-
7. Y en verdad me encantan las personas a las que enseño, y
aunque nunca vuelva a enseñarles de nuevo quiero que
aprendan la Palabra de Dios. No importa necesariamente quién
está enseñando, lo que importa es lo que están enseñando. Y si
soy yo, genial; si es otro, genial. Siempre y cuando la Biblia esté
abierta y se trate de Jesús. Quiero que coman bien, ¿de
acuerdo?

Y estas son cinco características de un buen maestro de la


Biblia. Y les digo esto también porque algunos quieren enseñar
la Biblia. Quieren dirigir grupos comunitarios, grupos de
redención, el Ministerio Estudiantil, el Ministerio para Niños, el
Ministerio para Mujeres, la tutoría. Algunos quieren ser
diáconos, algunos quieren ser ancianos, algunos quieren ser
plantadores de iglesias, o lo que sea. Bien, deben aspirar a estas
cosas los que se sienten llamados a enseñar, y estos son los
rasgos que deben observar los que están bajo un maestro.

1. CARÁCTER

Dice en Malaquías 2:5-7 que Leví: «Me reverenció», dice Dios,


«y estaba lleno de temor ante mi nombre». El asunto con Leví
era que se preguntaba: «¿Qué dice esto acerca del Señor? Mi
manera de vivir, dice algo acerca del Señor». Nosotros diríamos
que él vivía coram Deo. Vivía ante el rostro de Dios. Malaquías
también era un hombre de carácter- Teme a Dios y ama al
pueblo. No tenían fundamento para decirle: «Cometiste
adulterio. Dejaste a tu esposa. No eres mejor que nosotros». No,
no pueden culpar a Malaquías de nada así porque aunque no
era perfecto era un hombre de carácter.

Bien, permítanme decirles esto. Quiero decirlo con cuidado.


Algunos de ustedes son unos perfeccionistas religiosos y fueron
lastimados por alguna autoridad espiritual o no quieren
someterse a ninguna autoridad espiritual. Encuentran cualquier
falla o defecto en cualquier líder. Incluso, si Jesús regresara,
ustedes dirían: «No me gustan sus sandalias. No me gusta su
aspecto. Parece un hippie, me recuerda a los izquierdistas. No
me gusta». Encuentran la manera de criticar a todos.

No les estoy hablando para darles permiso de ir a desacreditar a


los maestros para que sientan que son una autoridad autónoma
y que no están bajo ninguna otra autoridad. Aquí el problema
no era pequeño, eran el adulterio y el divorcio no bíblico, y
volver a casarse con mujeres no creyentes. Es enorme. No era
solo: «Tengo una crítica para este líder». Era algo enorme. El
carácter, el carácter, el carácter. ¿Está siendo fiel a su esposa?
¿Está robando dinero? ¿Está fuera de control?

2. CLARIDAD

O sea, entendemos lo que dicen. Dice de Leví: «La verdadera


instrucción estaba en su boca, y no se hallaba iniquidad en sus
labios». Sabían de qué estaba hablando. Falso o verdadero,
¿sabemos prácticamente todo lo que Malaquías estaba
diciendo?

¿Cuántos de ustedes al leer Malaquías dicen: «Pienso que Dios


está airado y que los sacerdotes son asquerosos. Eso fue más o
menos lo que aprendí». Bien. Recuerdo hace unos años había
un maestro nuevo, a la moda, muy prometedor, y todos decían:
«Hombre, tan creativo, tan genial, tan poético; cuenta historias
asombrosas, alucinantes, increíbles». Y yo pensaba: «¿Qué está
diciendo? ¿Qué está diciendo?». Y decían: «No sabemos, pero
es tan maravilloso».

Eso es un mojón espolvoreado, no una chocolatina. No hay nada


ahí. No tiene nada nutritivo, ¿verdad? Está bien ser un buen
comunicador, pero también necesita buen contenido. Claridad.

Bien, permítanme dejarlo claro. Hay un solo Dios; Él lo creó a


usted; usted pecó contra Él. Él le ama y vino en la persona de
Jesucristo a salvarle. Jesús vivió sin pecado, murió en la cruz en
su lugar, por sus pecados y a los 3 días resucitó de la muerte.
Ascendió, y está sentado ahora mismo en el cielo, y vendrá otra
vez a juzgar a vivos y muertos.

En última instancia, usted tiene dos alternativas: Cierra los ojos


y endurece su corazón; vive en su pecado, y comparece delante
de Él y va para siembre a los eternos y conscientes tormentos
del infierno, o abre los oídos, ablanda su corazón, confiesa sus
pecados, lo recibe como Señor y Salvador, y al morir cierra los
ojos y despierta viéndolo a Él cara a cara y a estar con Él para
siempre en el cielo. Claro.

O sea, no hay nada peor que cuando alguien abre un libro y sale
neblina. O sea: «No sé para dónde vamos». No veo de qué
estamos hablando. El tipo abrió el libro y salió niebla».
Claridad. Yo trato de hablar claro, y a todos no les gusta eso.

Mi personalidad, os sea en mi personalidad resurrecta, seré un


hombre dulce, ese hombre. Y por la gracia de Dios, estoy
volviéndome más dulce. Los que han estado aquí un rato les
contarán: «Es un tipo amable comparado con lo que era antes».
Pero yo nunca quiero apartarme de la claridad. Siempre me
siento frustrado viendo una entrevista en los medios, cuando el
entrevistador dice: «Bien, millones de personas están viendo.
¿Jesús es Dios?». Y contestan: «Pues, hay varias perspectivas, y
los críticos creen, y los jeroglíficos antiguos…». Y pienso: «¡Diga
que sí!», y golpeo el televisor y digo: «¡Diga que sí! ¡Vamos!».
«¿Qué pensará de mí la gente?». Que habló con claridad.

La labor del maestro bíblico no es siempre caer bien a la gente


sino siempre hablar claro.

3. CONSISTENCIA

Dice de Leví: «En paz y rectitud caminaba conmigo». Cuando la


Biblia usa el lenguaje de ‘caminar’, se refiere a un estilo de vida,
a caminar con Dios. No es caminar con Él un rato y después
caminar con la novia cuando su esposa no está mirando, y
después caminar a la iglesia a malversar dinero, y después dejar
el camino del ministerio porque se le dio la gana, y regresar a
ese camino a volver a pedir su trabajo. O sea, ese no es caminar
bien. «Caminó conmigo».

Eugene Peterson lo llama “La obediencia larga en la misma


dirección”. Así es, un verdadero maestro de la Palabra de Dios
no puede dar marcha atrás. Los otros dicen: «Amo a Jesús, y
ahora no; estoy caminando con Jesús, y ahora no». O sea,
tienen que seguir hacia delante.

Como Billy Graham: coherente. ¿De qué ha estado hablando


Billy Graham toda su vida? De la cruz de Jesucristo. Billy
predicó su último sermón hace poco. ¿De qué se trató? De la
cruz de Jesucristo. Bien hecho Billy. Alabo a Dios por Billy. Así
es, decimos: ¿De qué está hablando Billy? Del pecado, de Jesús,
y de la Salvación. ¿Algo más? Eso es todo. Y cuando muera,
Jesús le dirá: «Bien hecho, Billy. Tu vida fue coherente».

Algunos de ustedes se enamoran de lo nuevo y se aburren con lo


eterno. La clave es ser coherentes a largo plazo. Personas llegan
y me dicen: «Pastor Mark, lo que nos dijiste hoy, yo ya lo
sabía». Quizás tenga que escucharlo otra vez –por eso la Biblia
dice cosas más de una vez– o quizás alguien acaba de llegar y
nunca lo habían oído. Coherencia.

4. VALENTÍA
Dice que Leví: «Apartaba a muchos de la iniquidad». Esto
requiere valentía. Significa que, y aquí está, la mayoría de los
problemas doctrinales históricamente son de índole sexual, aun
en nuestros días. La gente quiere experimentar el sexo de una
forma contraria a la voluntad de Dios, y de repente lo plantean
como si fuera un problema teológico. Eso es lo que está pasando
en Malaquías. Los hombres dicen: «Quiero acostarme con esa
chica, no con mi esposa. Tenemos complejos teológicos». No,
tenemos complejos sexuales con implicaciones teológicas.
Tenemos complejos sexuales. Y cuando todos tienen deseos
pecaminosos, apartarse de su iniquidad, oh, eso requiere
valentía.

Solteros: No, no, no, no, no, y no pueden acostarse con otros, no
pueden convivir con otros. No son creyentes, no pueden salir
con ellos. No, eviten eso, eviten eso, eviten eso. Parejas casadas:
no, no, y no adulterio. No, no, y no a codiciar el cónyuge de otro.
No, no, y no a la pornografía. No, no, no, y no, eviten eso, eviten
eso, eviten eso, eviten eso. La gente se resiste porque sus malos
deseos pueden ser muy fuertes, y reorientarlos puede ser muy
complicado.

Falso o verdadero: ¿Malaquías tiene valentía? O sea, dice lo que


tiene que decir, tiene valor. Ustedes los jóvenes, óiganme bien.
No basta con ser valiente, hay que ser valiente en lo correcto.
Esa es la diferencia entre un soldado y un terrorista. Ambos son
valientes, pero se equivocaron de causa, al menos el terrorista.
Tan pronto digo valentía, hay jóvenes que dicen: «Sí, voy a
pelear con todos los líderes religiosos. Voy a ser como
Malaquías». No, no lo hará, no lo hará. Sea valiente para la
gloria de Dios y el bien de otros, no para su propia prepotencia.

5. CRISTO

Todo buen maestro de la Biblia nos señala a Jesucristo. Si


olvidan todo lo que dije, y lo más probable es que olviden todo
menos lo de las heces, recuerden esto: un buen maestro de la
Biblia entiende que las Escrituras son para nosotros; no se
tratan de nosotros, se tratan de Jesús. Cada vez que abran la
Biblia sin proclamar a Jesús, no abren bien la Biblia. Malaquías
se trata de Jesús exclusivamente. Lo verán en las próximas
semanas y pueden adelantarse a la lectura. Malaquías 3: « Y
vendrá de repente a su templo el Señor a quien vosotros
buscáis».

Mmm, entonces el Señor se volverá hombre y caminará en la


tierra, e irá a un lugar llamado el templo que fue destruido en el
año 70 d. C., del continuo histórico. El Señor Jesús vendrá a su
templo. ¿Cómo sabremos que vendrá? Capítulo 4, al final de
Malaquías, un profeta como Elías vendrá a predicar
arrepentimiento y hará volver el corazón de la gente para la
venida de Jesús. ¿Cuál es su nombre? Juan el Bautista.

Y después Dios dice esto y no dice nada más por 400 años. Les
dice: «¡Prepárense para la venida de Jesús!». Y nos
encontramos en la misma posición que ellos. Ellos esperaban la
primera venida de Jesús. nosotros esperamos su segunda
venida. No sé si lo sabían, pero estamos esperando el regreso de
Jesucristo en que vendrá a juzgar a vivos y muertos. Ellos
esperaban su venida; nosotros esperamos su regreso. Y ellos se
aburrieron, fueron tentados, se volvieron indiferentes, y se
acomodaron y se fastidiaron.

Y Dios está tratando de llamarles la atención diciendo: «No, no,


no, no, y no todavía faltan 400 años. ¿Qué hay de su legado?
¿Qué hay de sus hijos y sus nietos? ¿Qué hay de las personas en
su grupo comunitario? ¿Qué hay de las personas en la iglesia?
¿Qué hay de aquellas personas? ¿Serán fieles? Cuando usted
muera y se vaya, ¿quién esperará el regreso de Jesús?».

Está tratando de levantarlos de sus circunstancias para que


pongan los ojos fijamente en el horizonte de oportunidades de
nuestro futuro. Y Jesús vino, y nos damos cuenta por qué Dios
estaba tan frustrado con los sacerdotes. Los sacerdotes eran el
referente hasta la venida de Jesucristo, nuestro Gran Sumo
Sacerdote, que vino a mediar entre Dios y el hombre. Eso es lo
que hacen los sacerdotes. Y Dios lo hace volviéndose hombre.

Estos sacerdotes no estaban mediando entre Dios y el hombre.


No eran santos; eran impíos. Necesitamos que Jesús sea
nuestro Mediador. Jesús también vino a enseñar. Ellos debían
enseñar, pero no eran buenos maestros. Jesús como rabino, fue
el Maestro Perfecto, y nos enseña que todas las Escrituras se
tratan de Él. Y ofrecían sacrificios pero eran sacrificios
mediocres. Y Jesús viene y se ofrece a sí mismo como sacrificio
perfecto en nuestro lugar, por nuestros pecados.

El propósito, entonces, del sacerdocio era augurar a Jesús como


Mediador, Maestro, Sacrificio. Como dice en Hebreos: nuestro
Gran Sumo Sacerdote. Y estos sacerdotes se valen de esta
oportunidad para corromper el ministerio que a fin de cuentas
pertenece a Jesús.

Óiganme bien, el ministerio pertenece a Jesús. El problema con


los sacerdotes fue que pensaron que el ministerio era de ellos.
Es el ministerio de Jesús. No podían hacerlo como ellos
querían. Tenían que llevarlo a cabo como Él quería. Mars Hill
no es mi ministerio, es el ministerio de Jesús. No es de ustedes,
no es nuestro, es su ministerio. Ellos perdieron de vista ese
objetivo. Lo perdieron de vista y como consecuencia no estaban
listos para recibir a Jesús en su venida.

Si me permiten, me gustaría fijar sus ojos hacia el horizonte.


Eso es lo que Dios está haciendo aquí. Trata de preparar a las
personas durante 400 años. No sé cuántos años serán hasta que
Jesús vuelva, pero desde ahora hasta entonces queremos
edificar y dejar un legado. Mirando hacia atrás y hacia delante,
los que conocen mi historia saben que no se trata de mi historia,
pero les daré unas cosas para que oren por mí.

MIRANDO HACIA ATRÁS


Dios me salvó a los 19 años de edad. Era un tipo religiosos,
moral, y espiritual, pero no conocía a Jesús. Era como los
varones en Malaquías. Decía que creían en Dios y que iba a
hacer lo que me diera la gana. Y cuando me volví cristiano a los
19 años de edad, Dios me habló en un retiro para varones de mi
iglesia. Y era una iglesia genial. Menos mal que no tuve que
desaprender muchas cosas que me enseñó mi primer pastor. Él
era espectacular.

Dios me habló. Me dijo: «Cásate con Grace, predica la Biblia,


entrena a los hombres, y planta iglesias», cuatro cosas. Dios no
habla en voz audible muy a menudo. Por eso, no estaba seguro.
Eso nunca me había pasado, y se lo dije a mi pastor. Le dije:
«Ben, esto fue lo que escuché. ¿Qué debo hacer?».

Porque no hay nada peor que un joven de 19 años ondeando una


bandera que dice: Jesús me dijo. Los que tienen 19 años dicen:
«Jesús me dijo. Jesús me dijo que serás mi esposa». No me
digas, ¿en serio? Pregúntele a su papá a ver si Jesús puso eso en
la bandera. O sea, vaya y pregúntele. Jesús me dijo que yo sería
un anciano de la iglesia. Jesús me dijo que demoraría 50 años.
Mmm, interesante que nos hubiera llamado al mismo tiempo. O
sea, no hay nada peor que alguien ondee una bandera que dice:
«Dios me dijo». Y si piensa que tiene una bandera que dice:
«Dios me dijo», llévela a un líder piadoso a ver si coincide con
usted en que Jesús le dio esa bandera.

Fui con mi pastor y con los ancianos y les dije: «Me parece que
Jesús me dijo esto, pero tú eres mi pastor, y no sé. ¿Qué
piensas?». Me dijo: «Voy a pensarlo, voy a orar, y después te
digo». Está bien, gracias. Después me dijo: «Me parece que
palabra del Señor. Eso es lo que debes hacer el resto de tu vida.
Oraré por ti». Está bien.

Empezó a hacerme discípulo y a animarme. Me dijo: «Se


supone que vas a enseñar la Biblia, pero no estás listo. Que vas a
plantar una iglesia, pero no estás listo en lo más mínimo. Que
debes casarte con Grace si ella acepta, y no estás listo». Y le dije:
«Bien, hay mucho que hacer». Por el hecho de que Dios lo llame
no significa que esté listo. Tenía mucho trabajo que hacer.

Me casé con Grace a los 21 años de edad, y el pastor ofició el


servicio. Nos graduamos, regresamos a Seattle. Estuve en el
ministerio universitario un rato. A los 25 años de edad empecé
la Iglesia Mars Hill en el otoño de 1996, y no estaba listo. Debí
haber esperado más. Debí prepararme mejor. Aprendía a volar,
saben, en el aire con los pasajeros. Los que llevan tiempo aquí
dirán: «Oh, sí, me enfermé mucho». Les diré por qué. Porque yo
era un piloto principiante. Debía haberme sentado en otra silla
con un piloto experimentado antes de pilotear mi propio vuelo,
pero Dios en su gracia no dejó que me estrellara contra los
árboles.
Empezamos la iglesia al mismo tiempo que empezó algo
llamado Internet. No sé si habrán oído hablar de eso. Se ha
disparado verdaderamente, eso del Internet. Y muchos de
nuestro grupo central trabajaban en una compañía que quizás
conozcan llamada Microsoft.

Salimos braceando en nuestras tablitas de surf y de pronto vino


una ola enorme y empezamos a poner sermones en línea en los
años 90. En los años 90. En ese tiempo las iglesias tenían
ministerios ¿Recuerdan estas cosas? No tuvimos un ministerio
de audiocintas porque no nos alcanzaba la plata para comprar la
grabadora y la duplicadora. Y dijeron: «Los pondremos en
Internet a ver si hay alguien allá afuera».

Y sí había alguien. Y me sorprende que Dios fuera tan


misericordioso de permitirnos vivir un momento en la historia
en que la enseñanza bíblica puede ser difundida más lejos y más
rápido que nunca. Por eso les pregunté a los técnicos esta
semana ¿qué hemos hecho por la gracia de Dios? Y estimaron
que he predicado como 3.000 sermones y al menos 7 de ellos
fueron sensacionales. He predicado 15.000 horas. He predicado
21 libros enteros de la Biblia. Malaquías es el vigésimo segundo.
En enero empezamos Santiago, el vigésimo tercero.
Recogeremos una porción de Hechos después de la Pascua,
mientras trabajamos en el vigésimo cuarto libro.

He escrito o contribuido en 21 libros. Ni siquiera sé cuántas


guías de estudio he escrito. He escrito 1.400 blogs. Cada año
descargan mis sermones entre 15 millones y 18 millones de
veces. He tenido 16 millones de resultados en YouTube .
También hago entrevistas para el entrenamiento de líderes y
hago entrevistas en los medios de comunicación, mensajes de
conferencias, dicto clases, escribo artículos para Fox o CNN, o
para que me reciba, y estoy en los medios sociales también.

Siempre hemos creído en Mars Hill que la enseñanza bíblica


sobre Jesús es central y esencial, que una iglesia es más que un
sermón, y que una iglesia ciertamente no es menos que un
sermón. Es un sermón más una cantidad de cosas más que giran
en torno a amar y servir a las personas.
Quiero darles las gracias por dejarme enseñar estos 17 años.
Pienso que soy mejor de lo que era hace 17 años, y por la gracia
de Dios espero ser mejor dentro de 17 años y seguir enseñando
en Mars Hill. Vivo bajo una carga, que cometo errores, y a veces
me causa angustia y a veces me causa depresión. Me esfuerzo
todo lo posible, y a veces me equivoco y necesito rehacer las
cosas. Por favor oren por mí. Tengo bastantes críticos y podría
ayudarme si oraran un poco por mí.

Por la gracia de Dios, me encanta mucho poder hacer lo que


hago: enseñar la Biblia en la Iglesia Mars Hill. Me encanta que
podamos hacer campañas, edificar grupos comunitarios y la
vida de la iglesia en torno a la enseñanza de la Biblia. Si van a
poner alguna cosa como fundamento, pienso que la enseñanza
de la Biblia, acerca de Jesús, es como debe ser y así es como
debe empezar. Y les diré esto también: En Mars Hill, mi labor
principal es sacerdotal, si usamos el lenguaje de Malaquías.
Amar a las personas, organizar sistemas, tratar de ayudar a las
personas.

Fuera de Mars Hill, mi labor es más que todo profética, como


Malaquías. Decir cosas un poco incitantes y ver el hongo
atómico, ¿ven? ¿Alguno de ustedes ha notado eso? Y vivo en
esos dos mundos, pero no dejen que ese mundo los distraiga de
ninguna manera. «Ámense unos a otros, sean el pueblo de Dios,
y no pierdan el tiempo con argumentos estúpidos e insensatos»,
dice la Biblia.

Dicho lo cual, hace unos años cuando empezaba a enseñar en


Mars Hill, estuve con un grupo de pastores jóvenes quienes se
habían descarriado con doctrinas raras y aborrecibles en
nombre de lo genial e innovador. Y pensé: «No quiero tomar
parte en eso». Niegan el infierno y la Biblia y la resurrección. O
sea, ¡qué caray! De ninguna manera.

Era joven y carecía de entrenamiento, y traté de buscar un


seminario. Pero no pude encontrar uno en Seattle que me
emocionara mucho, y encontré el Seminario Western en
Portland, Oregón. Me subí a mi camioneta Chevy 1978, a la que
afectuosamente llamábamos Chuck the Truck. Me subí a Chuck
the Truck. Tenía baja relación de engranaje y no pasaba de 55
millas por hora; rendía solo 2 millas por galón, no tenía aire
acondicionado, regulador de velocidad, apoyabrazos, y era tan
ruidoso que en él no se podía hablar por teléfono.

Me subí a Chuck the Truck, mi conductor diario en ese


entonces, y manejé hasta Portland, Oregón al Seminario
Western. Me senté con un profesor y le dije: «Necesito más
entrenamiento bíblico», y me dijo: «He oído hablar de ti, y es
cierto». Le dije: «Pero no puedo dejar mi iglesia para asistir al
seminario», y me dijo: «Entonces desarrollaré un programa
para ti, y seré tu tutor, e investiré en ti». Se llamaba Gary
Breshears, y me enseñó mucho y trabajó en unos libros
conmigo.

Y fui el que más tiempo tardó en obtener su maestría de todas


las personas en la historia del universo. E iba una vez al mes en
Chuck the Truck por la mañana, y regresaba por la noche; lo
hice por muchos años para sacar mi maestría.

Mirando hacia adelante


Por fin saqué mi maestría y en parte mi esperanza era construir
un instituto bíblico en Mars Hill que durara más que todos
nosotros; algo para que cuando no estemos aquí y nuestros hijos
y nietos nos hayamos ido, sea un lugar que enseña la Biblia
fielmente, sólidamente, y donde preparamos maestros de la
Biblia. Esa era parte de mi visión hace 17 años cuando
organizamos la versión original de la Iglesia Mars Hill.

Me complace mucho reportar que Dios contestó todas esas


oraciones hace poco. Comenzando el próximo otoño,
ofreceremos educación acreditada para licenciatura, en Mars
Hill Bellevue, por medio de la Universidad Corban.
Empezaremos con un certificado de un año en Biblia y Teología,
y ya alcé la mano para ser uno de los profesores junto con otros.

También daremos la bienvenida al Seminario Western que


ofrecerá una maestría en divinidad plenamente acreditada (MA
y Mdiv) para educación teológica, en Mars Hill Bellevue. Estas
dos instituciones otorgarán los títulos. Tienen una larga historia
y una buena asociación. Seremos los anfitriones y también
participaremos en la institución.
Para los que desean aprender más de la Biblia, aquí está. Para
los que quieren volverse maestros de la Biblia en alguna
capacidad, aquí tienen. Estamos esperando la aprobación final
del Estado de Washington para todo lo referente a la
acreditación. Les pido que oren por eso. Estoy muy emocionado
por eso. Si desean más información, vayan a
MarsHill.com/Schools.

A la luz de eso, uno de los grandes problemas en Malaquías era


que quienes les estaban enseñando a los maestros lo estaban
haciendo mediocremente, y el pueblo sufrió por eso.

Tenemos por meta y esperanza crear un lugar de buena


enseñanza para formar buenos maestros, que enseñen cosas
buenas para que las personas tengan vidas buenas por la gracia
de Dios. Espero que eso los emocione, porque yo sí que lo estoy,
y quiero que dar la bienvenida a Corban y a Western.

UNA OPORTUNIDAD DE RESPONDER


Me pasé del tiempo, sé que no les sorprende, así que ahora
vamos a recoger nuestros diezmos y ofrendas para contribuir al
legado de nuestro futuro y a lo que Dios tiene para nosotros.
Además, participaremos en la Cena del Señor donde damos a
Dios lo peor que tenemos: nuestro pecado, y recibimos lo mejor
de Dios: la muerte de Jesús en nuestro lugar, por nuestros
pecados como nuestro Sustituto y nuestro Salvador. Y en esta
transición de nuestro tiempo de adoración, quiero que vean lo
que Dios está haciendo y espero que esto abra sus corazones.
Así que abran los oídos y los corazones y escuchen y vean lo que
Jesús está haciendo ahora.

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