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Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Licenciatura en educación básica con énfasis en Ciencias Sociales


Marcela Aragón Salazar. Código: 20132155541
RAE: José Benedicto Novoa.

La hybris del punto cero: Ciencia, raza e ilustración


en la Nueva Granada. Santiago Castro Gómez

El enfoque poscolonial encontrado en la obra que aquí se profiere, da cuenta de los vínculos
y demás procesos que existen entre el proyecto colonial y el proyecto ilustrado como
proceso de universalización del mundo desde ‘el punto cero’, la colonialidad del poder
como la sustitución de los saberes nativos en la Nueva Granada por las dinámicas culturales
legítimas Europeas que serían re-localizadas tanto mediante un imaginario colonial de
blancura y limpieza de sangre como a través del control biopolítico impuesto desde el siglo
XVI y que empieza a consolidarse en el siglo XVIII a causa de las reformas borbónicas y la
apropiación de estas en las colonias.

 Proceso de universalización del mundo desde el punto cero.


El ‘punto cero’ como lo denomina Castro Gómez se basa en un imaginario científico
ilustrado, que pretende una separación radical entre el sujeto investigador y el objeto de
conocimiento para ubicarse en un lugar epistémico externo que estudie al objeto bajo
ningún sesgo con independencia de la propia forma de ver la realidad de quien lo estudia,
debido a que las consideraciones propias por parte del sujeto son consideradas
‘precientíficas’ y especulativas. Es por esto necesario desprenderse de la concepción
mitológica del hombre y formular leyes que al igual que en el cosmos puedan regir la
naturaleza humana. El planteamiento ilustrado es desentrañar de estructuras particulares,
aspectos que permitan la construcción de leyes generales que posibiliten una
universalización de la realidad. “La representación verdaderamente científica y objetiva es
aquella que puede abstraerse de su lugar de observación y generar una mirada universal
sobre el espacio” (pág. 60)

El encuentro europeo con subjetividades distintas en las nuevas Europas fue la justificación
de la expansión mundial de estos discursos pues el conocimiento válido debe distanciarse
cualquier tradición cultural en particular, con el punto de vista “de que no es posible
adoptar ningún punto de vista” (pág. 59). La idea de Dios: observar sin ser observado es lo
que permite identificar la categoría que Castro Gómez denomina ‘La hybris del punto cero’
Traducida en términos griegos como la soberbia (hybris) del fenómeno ilustrado o punto
cero entendido como el punto neutro: la pretendida objetividad desde donde se pretende
analizar al objeto de estudio. Entendido también desde el autor como el ‘no-lugar’ desde
donde se ubican para efectos de dicha investigación, el desconocimiento de una
espacialidad explica el autor es característico del discurso colonial dado que la modernidad
es considerada la continuación en una línea temporal como la superación de un estado de
atraso pero se desconoce su simultaneidad en el espacio con la colonialidad funcionando
como estrategia de control de la misma. La manera de encontrarse con la modernidad es
mediante la colonialidad -no a través del paso de peldaños a escalar. Es sólo hasta
aproximadamente después de la mitad del siglo XX Latinoamérica ingresa al terreno de la
modernidad, y con ello también el surgimiento de las ciencias humanas propiamente dichas.

El autor hace referencia a la distinción entre ‘Centro étnico’ y ‘Centro geométrico’


haciendo énfasis en que la separación es especialmente occidental ya que en las culturas
antiguas al dibujar el centro del mundo lo hacían desde un foco cultural que a juicio
colectivo o personal era el centro y entorno a tal centro se desarrollaba la organización
social, para estas perspectivas el lugar de observación y análisis no permanecía oculto o
inexistente. Con el establecimiento de leyes universales para el cosmos, se origina una
cartografía del nuevo mundo que requiere del distanciamiento del centro étnico y
acercamiento enfocado hacia una perspectiva universalista. “una representación hecha
desde el centro étnico es precientífica pues queda vinculada a una particularidad cultural
específica” (pág. 60).

Al otorgarse a sí mismos la posesión y la invención de un lenguaje científico neutro los


científicos ilustrados construyen una subjetividad ligada a predominar el conocimiento
científico valido y al estar desprovisto de un lenguaje abstracto y universal el conocimiento
indígena carece de toda validez; La Imposición de los valores culturales occidentales se
consideraran superiores a lo considerado como barbarie (tradiciones asiáticas, americanas y
africanas) Lo que hace a América el centro del discurso ilustrado en primera medida porque
allí fue su más grande reproducción como también porque el discurso ilustrado se valió de
estudios culturales que aportaron conceptos a la formación de sus disciplinas y principales
teorías.

Colonialidad del poder: sustitución de los conocimientos nativos.


Con la categoría Colonialidad del poder tomada de autores como Walter Mignolo y Aníbal
Quijano, Castro Gómez se ocupa de analizar que el proyecto de colonización en las nuevas
Europas no únicamente iba encaminado a la apropiación de las tierras de manera
económica, política o militar sino también este proceso adquirió una dimensión cognitiva
en el sentido del reemplazo y subordinación de los saberes, conocimientos y formas de
interpretación del mundo legitimas ya en las culturas indígenas antes de su llegada por un
saber absolutizado por la racionalidad científica moderna, lo que conduce a la producción y
asimilación e imposición de sus conocimientos considerados válidos en contraposición a
los saberes nativos -las lenguas y conocimientos indígenas –considerados como
antigüedades históricas que los ubica en un atraso temporal: la prehistoria occidental. Para
continuar con sus propósitos se data que mediados del siglo XVIII el rey Carlos III ordena
que no se hablara lengua indígena en ninguna de las colonias americanas tanto por razones
unificación lingüística como resultado de su concepción universalista como también para
acabar con la ignorancia, instruir a los indígenas en la lectura y la escritura para afianzar las
relaciones de poder.

El discurso ilustrado en Europa manifiesta que el hombre puede servirse de su propio


conocimiento sin auxilio de una autoridad exterior, pero paradójicamente se asume como
autoridad exterior para proveer de conocimiento a las colonias considerando que sus
pobladores no tienen la misma capacidad para abastecerse del conocimiento que estos
consideran necesario, lo que hace parecer que el enfoque desde donde se ubica la
ilustración es objetivo es el modo en que tanto el discurso científico como el geopolítico de
expansión se dieran simultáneamente pero aparentemente sin ninguna relación. Siendo que
el discurso ilustrado según Castro Gómez se empleó en las colonias con el fin de “luchar
por el control de los territorios claves para la expansión del naciente capitalismo” (pág.
22).

Así mismo la colonialidad del poder se caracteriza por no ejercer necesariamente la


dominación por la fuerza, esta se expresaba en actos de ‘violencia epistémica’ como la
encomienda; un proceso de evangelización y proyecto civilizatorio apoyado de la actitud
misionera de las elites criollas interesadas en la apropiación de tierras americanas como
nación y se valieron de la modificación cultural fundando una conciencia nacional en las
mismas para hacer de estos lugares su propiedad en respuesta a intereses propios para con
sus relaciones internacionales: la integración del imperio español al mercado mundial
donde el idioma oficial fue el castellano.

 El imaginario colonial de blancura.


Castro Gómez desarrolla esta categoría apoyado del concepto ‘Habitus’ de Pierre Bourdieu
relacionado directamente con la noción de capital cultural que supone que la acumulación
de cultura propia de una clase dominante tiene mayor peso en el mercado simbólico
cultural. Un Habitus de distanciamiento étnico y social con el 'otro colonial' desde una
relación de sujeto y objeto de estudio más no de igual, que da cuenta de un imaginario
colonial de limpieza de sangre no tanto desde su dimensión biológica sino más que todo en
su dimensión cultural: una superioridad desde las formas de comportamiento, de vestimenta
y las creencias hasta las formas de producir conocimiento y acceder a él.
Los criollos –elite de las colonias americanas- enuncian el discurso ilustrado y desde una
superioridad étnica se imponen sobre los nativos. Se expresa ‘La blancura’ como capital
cultural desde la cual se puede acceder a muchos privilegios incluido el acceso a los
conocimientos literarios y científicos de la época. La ilustración entonces no es enunciada
precisamente como en Europa desde el punto cero sino como estrategia de
posicionamiento social en las colonias.

Según Castro Gómez el discurso de la limpieza de sangre se expresa en el siglo XVI desde
una visión aristócrata cristiana es considerado como la primera clasificación mundial, y por
lo tanto como el primer discurso universalista de la modernidad. Este se expandió por el
mundo en gran medida a causa de la colonización española desde la noción cristiana de las
‘castas’-designación a las personas de sangre mezclada-

El Eurocentrismo en este aspecto se data desde la antigua Grecia y su clasificación del


mundo conocido, el ‘Viejo mundo’ Asia, África, y Europa esta última como la civilización
y las restantes como la barbarie. En la edad media el cristianismo adopta esta clasificación
pero la modifica de acuerdo a sus creencias especificando que los hijos descendientes de
Noé asentados en África y Asia poblaron los continentes de desgracia ya que son los hijos
que deshonraron a su padre, y Jafet el restante, hijo amado de Noé asentado en Europa
pobló el continente de superioridad cultural y racial. Así pues el cristianismo se denominó a
sí mismo como la única sociedad del mundo portadora de la fe verdadera capaz de enjuiciar
a sus desiguales. Para la época del colonialismo el nuevo mundo se consideró como la
prolongación y expansión de la tierra de Jafet. Lo que permitió que los cristianos puros,
descendientes de Jafet que no hayan tenido contacto con las poblaciones fundadas por los
hermanos del mismo pudieran viajar a América para beneficio de su reproducción cultural
(hombre blanco, europeo, cristiano) noción incorporada en el habitus de los inmigrantes
que viajaron en ultramar hasta llegar al nuevo mundo.

Esto conlleva a la imposición de unas formas de vida predominantes pertenecientes al


imaginario de occidentalismo, considerado como “el más antiguo imaginario geopolítico
del sistema-mundo moderno/colonial” (pág. 57), al rededor del cual se construyen
diferentes subjetividades.

El Imaginario colonial de ‘blancura’ establecía el orden legítimo para todos y permitía la


permanencia de la jerarquía pues la pertenencia de un individuo a una de las castas era
equiparable con el trato que recibía. Para librarse de ser juzgado como “mancha de la
tierra” la elite estableció una clase de taxonomía que clasificaba respecto del mestizaje y
de allí se establecía un orden social. Para dar cuenta de cómo actuaba la ‘sociología
espontánea de las elites’ Castro Gómez cuenta sobre la clasificación de los 16 tipos de
sangre en el cual el nombre de cada ítem identificaba qué posición social ocupaba el sujeto
y qué tan cerca o tan lejos estaba del proceso de blanqueamiento al que querían llegar. No
hace falta hacer un profundo análisis para notar que los nombres entre más despectivos más
lejos estaban del proceso de limpieza de sangre hasta llegar a la realización de analogías
referentes a cruces de animales como lobo, albarazado, barcino y cambujo, siendo estos
nombres alusivos a tipos de sangre similares a las bestias.
Se consideraban razas puras a la india y la española pues la contaminación de la sangre se
daba esencialmente cuando contenía ‘elementos negros’ ya que quien había sido hijo de
una madre india o padre, podía adelantar su proceso de blanqueamiento reproduciéndose
con seres blancos, y entre mayor fuera el contacto con la raza negra mayor sería su
degeneración racial y social. Sólo quien llegaba a reproducirse durante cinco generaciones
con blancos era determinado de sangre limpia y se podría considerarse como criollo o
español, parte integral del habitus de la elite.

De la misma manera no sólo se legitimó una taxonomía biológica sino también una
axiológica, en la que los indios, como fueron derrotados militarmente por los españoles
quedaron en una inferioridad cultural respecto de estos. Ser indio significaba poseer un
carácter y una personalidad por ende inferiores ritos supersticiosos, prácticas sexuales
depravadas, formas de trabajo atrasadas y medicina especulativa e ignorante “La desviación
cultural con respecto al patrón dominante empezó a ser vista como un defecto natural
propio de la casta” (pág. 78). Los negros por su parte eran considerados de sangre viciada
biológicamente y no contentos con este prejuicio se creía que tenían la sangre doblemente
viciada debido a la combinación entre razas. Contribuyendo a la generación de estereotipos
étnicos y culturales atribuidos a una dimensión cualitativa, que hacía que se fundaran
prejuicios hacia la totalidad de los individuos pertenecientes a cada una de las razas lo que
conllevó al sostenimiento de las jerarquías existentes.

 El poder sobre la vida.


Desde el concepto de Biopolítica de Michel Foucault Castro Gómez desarrolla las
dinámicas de poder y control sobre la vida en la colonia y el intento de la corona española
con las reformas borbónicas por mantener su hegemonía en Europa para aumentar la
producción de riquezas. Michel Foucault define a la gubernamentalidad como el traspaso
del gobierno del ‘buen pastor’ “que velaba por las almas de sus súbditos” (pág. 96), a un
gobierno fundamentado en el modelo económico y la distribución racional de recursos en el
siglo XVIII.

España tenía el dominio absoluto sobre las colonias por lo tanto tenía muchas riquezas sin
embargo el proyecto tecnocrático de las reformas borbónicas consistía en modificar las
costumbres económicas de la población, cambiar hábitos ancestrales, por medio de unas
políticas formalizadoras para posicionar a España como optima competidora del mercado
en Europa. “A diferencia de los Habsburgo, los Borbones observan que la verdadera
riqueza de las naciones no está primariamente en los recursos naturales sino en los
recursos humanos” (pág. 99). El Proceso de formalización: Consiste en la fundación de
criterios abstractos de acción que no tengan que ver con la vida específica de la población
sino criterios impersonales y generales legalmente constituidos, actuando conforme a reglas
diseñadas por el Estado. De acuerdo a la tecnificación de las reformas borbónicas se dio la
necesidad de introducir a la ciencia donde el discurso científico más allá de cambiar la
perspectiva se afianzó más como discurso colonial.
Luchando los criollos contra la racionalidad del estado borbón, en sus reformas de carácter
impersonal tuvieron que ceder ante una descentralización de recursos a una parte del Estado
borbónico. Esto significó una lucha contra el imaginario tradicional de ‘blancura’ y contra
sus intereses económicos. Esta política de gubernamentalización del estado estaba
enfocada hacia la necesidad de generar sujetos productivos por medio de estadísticas que
permitieran determinar el estado de salud, de mendicidad, de natalidad y mortalidad, para
racionalizar la estructura imperial a través de burocratizar, instrumentalizar y formalizar el
estado borbónico, es decir, se querían implementar políticas basadas en el pensamiento
ilustrado para mejorar la productividad de toda la población de la Nueva Granada. Dicha
política estaba encaminada a vincular la población mestiza más rica, convirtiéndolos a
todos en sujetos productivos y nobles, por esto no son aceptadas en las elites criollas dado
que estas políticas atentaban contra su habitus de supremacía de raza y amenazaban toda
una organización social hecha desde el habitus criollo: el acceso a cargos públicos se daría
ya no se desde el linaje y la sangre limpia sino por meritocracia, espacio donde no sólo los
criollos podían acceder, por esta razón la elite criolla se opuso a estas biopolíticas borbonas
y terminó prolongando su discurso colonial por medio de dichas reformas.

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