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Daniel Goleman y el modelo de la Inteligencia Emocional

Daniel Goleman es un psicólogo estadounidense que en 1995 publicó un libro llamado “La
inteligencia emocional, por qué es más importante que el IQ”. Toma este concepto de inteligencia
emocional de Mayer y Salovey, psicólogos que actualmente trabajan en universidades
norteamericanas.

La inteligencia emocional es la capacidad para percibir, expresar y valorar con exactitud las
emociones, generar sentimientos que faciliten el pensamiento, entender las emociones y el
conocimiento emocional y regular sensatamente las conductas emocionales de tal manera que
favorezcan el crecimiento intelectual y emocional.

Surge como reacción ante el exagerado valor que se le otorgaba al CI y en función de un profundo
estudio de la situación de vida actual: estudios sobre los efectos de la agresividad, la impulsividad,
la ansiedad sobre la conducta humana; reflexión sobre casos donde las emociones originan,
orientan y dirigen la conducta inteligente. Conocer los sentimientos de otras personas es, para
estos autores, una habilidad o capacidad.

Daniel Goleman dice que tenemos dos mentes: una que piensa y una que siente. Son dos formas
fundamentalmente diferentes de conocimiento que interactúan para construir nuestra vida
mental. La menta racional es la forma de comprensión de la que somos típicamente conscientes:
reflexiva, capaz de analizar y meditar. La mente emocional es un sistema de conocimiento
impulsivo y poderoso, a veces ilógico. Ambas mentes operan en ajustada armonía en su mayor
parte, entrelazando sus diferentes formas de conocimiento para guiarnos por el mundo. “Nuestros
sentimientos más profundos, nuestras pasiones y anhelos son guías esenciales y nuestra especie
debe gran parte de su existencia al poder que aquellos tienen sobre los asuntos humanos”.

La mente emocional es mucho más rápida que la mente racional y se pone en acción sin
detenerse, descartando la reflexión deliberada y analítica.

La mente emocional es nuestro radar para interpretar el peligro. Las emociones son impulsos para
actuar, planes instantáneos para enfrentarnos a la vida. Tienen una tendencia implícita a actuar.
Nos impulsan a responder ante acontecimientos urgentes. Cada emoción juega un papel singular.

Hay vías rápidas y lentas hacia la emoción. La rápida es mediante la percepción inmediata, la lenta
implica un pensamiento reflexivo. Así también hay emociones que son buscadas, como cuando los
actores buscan evocar sentimientos en sus espectadores, o cuando recordamos momentos en los
que revivimos distintas emociones.

La emotividad humana es amplia, de forma que cuanta mayor variedad de emociones


experimente una persona, mayor riqueza de pensamientos evocará.

La inteligencia emocional se apoya en cierta integración entre el afecto y la cognición a nivel


neurológico que sustenta su relación funcional y su mutua interacción en las manifestaciones de la
conducta inteligente3.

Autores cognitivos apoyan el concepto de Inteligencia Emocional. R. Sternberg reconoce (autor del
libro La Inteligencia Humana) reconoce la importancia que tienen las emociones en la inteligencia
práctica. La adaptación al ambiente, sostiene, implica un control constante de la vida emocional y
un conocimiento de las emociones de los demás.

H. Gardner, por su parte, destaca la necesidad de comprender tanto las emociones personales
como las de los demás individuos y de regular sus expresiones. Las dos inteligencias personales a
las que hace referencia dicho autor, la interpersonal y la intrapersonal, implica un desarrollo y
regulación directa de la inteligencia emocional.

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