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L a entraña miserable miente siempre;no salva nunca. Lazarillo ciego y pérfido, lleva y estrella
en la muralla.
Cuando se obedece al corazón se va al abismo.
El corazón tiene veleidades altruistas.
Y la única verdadera virtud en el mundo es el Egoísmo.
Es la única verdadera porque es la única útil.
Obedece a tu cerebro. No obedezcas nunca a tu corazón.
Piedad es Caridad y Caridad es Amor.
Amor es Proteo. Como Visnou cambia de formas. Como el alma oriental tiene avatares.
Teme las transformaciones del Amor que son el Amor mismo. Y la Piedad es una de ellas.
E
l hombre es animal ingrato por naturaleza y por temperamento. La carga que soporta
menos es la de la gratitud. Es muy fuerte para sus hombros de Insecto Rey. Perdona más
fácilmente un bofetón que un beneficio. Por eso se le ve practicar más esa forma de
cobardía que se llama el olvido de las ofensas, que esa forma noble de la memoria: el recuerdo del
favor.
La ingratitud es la independencia del Corazón, dice el ingrato.
Y el hombre, por vil que sea, tiende siempre a la Libertad.
R especto a los hombres: húyelos o domínalos. La soledad o el Poder. Respecto a las mujeres:
sedúcelas y domínalas . No extraigas de ese fruto sino el Placer y el Olvido.
El hombre, como todo animal bravío, es hecho para ser dominado y explotado.
La mujer como la multitud, es hecha para ser cortejada, seducida, y dominada.
El que no procede así, será el esclavo de los hombres y el juguete de las Mujeres.
Llorará tarde la desventura del Bien.
Interroga tu corazón en este trance, y no equivoques los términos del dilema.
¿Amas, o deseas, a esa mujer que se ha alzado como una evocación del Mal en tu camino?
Analiza tu sentimiento como hombre. No lo obedezcas como bestia.
¿Deseas la hembra? ¿Su carne te seduce? ¿Amas a esa mujer? ¿Su suerte te interesa?
E
l Amor es la más fuerte expresión del egoísmo. Y, en la Mujer, amar es una forma de
amarse. No ama nunca al hombre por el hombre sino, por ella. Es una y la satisfacción de
sus sentidos, una vanidad de su corazón, un objeto de lujo, un útil, un capricho, una
crueldad.
B ajas la cabeza, Hete ahí vencido a tu turno por el eterno femenino, Te atraerá, te seducirá, te
utilizará, te alejará, te tomará o te eliminará, según sus exigencias de destino y de función.
Y
sabe que siempre será lo mismo, cualquiera que sea el plano en el cual te encuentren con
la Mujer. Ella no te toma nunca por ti, te toma por Ella, no te toma nunca sino para Ella.
Desde que la amas eres su propiedad, eres su esclavo.
Nada hay más risible que la mentida autoridad del hombre sobre la mujer.
Es un sueño de una ingenuidad grotesca, de una vanidad conmovedora y pueril.
¿
¡Sedúcela!
Qué es bella, qué es joven, deseable como una fruta primaveral, turbadora como un sueño
de placer? Ahí habla tu carne. Satisfácela. ¿Qué es huérfana, sola, desamparada, inquietante
como el misterio, pura como un rayo de Sol?
Ahí empieza a hablar el sentimiento. ¡Ten miedo a tu corazón!.
Su belleza, su juventud, te llevarán al placer y del placer, al hastío. ¡Avanza!
Su aislamiento, su misterio, su desgracia, te llevarán al Amor y del Amo id al Dolor. ¡Detente!
Busca su cuerpo. No busques su alma.
El alma de una mujer es un abismo. Y el abismo atrae. No te inclines sobre el.
El labio de una mujer miente siempre. No le interrogues con sed de Verdad.
Hártate de sus besos y su carne. Serás saciado.
No te hagas sediento de Misterio: morirás de sed desconocida.
La sed del alma es insaciable.
La sensación palpita, se satisface y muere.
El sentimiento no se satisface jamás. Es incolmable.
No pidas al Amor sino la sensación. Serás satisfecho y feliz.
No despiertes el buitre silencioso que duerme en tu corazón, no lo despiertes.
Ama con los sentidos. No ames con el sentimiento.
¿ Qué te importa el pasado, la vida y el dolor de una Mujer si solo la deseas y no la amas? ¿Qué
puede añadir el misterio de su vida al encanto de sus formas?
Si te interesa su desgracia. ¡Ten cuidado! Es el principio del Amor.
La Mujer es fuerte porque es débil.
El Dolor es una fuerza. Por el camino del Dolor se va el Amor.
Detente y estudia el sentimiento que te asalta.
¿ Es la Piedad? ¡Retrocede! Vuélvete del Propileo. No llegues nunca al Ara. ¡Allí está la Diosa,
la Temida!
S
i lo que te asalta es el deseo, avanza y vence. Escanciado el licor rompe la copa. Y con el
último peso apura el último sorbo. ¡El vino del Placer en rojo cáliz! ¡Cuán distinto al
veneno del amor! El vino del placer es la ambrosía de la vida. El jugo del amor es la leche
de la higuera infernal, el néctar deletereo de la Muerte. Apura el vino, arroja el vaso, y apártate del
festín, ebrio aun, antes de que el hastío del hartazgo te sorprenda.
Si la amas, ¡apártate! Huye de ella como de un incendio.
Si solo la deseas. ¡Sedúcela! ¡Sedúcela!
Marcha hacia ella como a un combate.
No interrogues nada de su vida ¡Gózala!
No pidas al placer el pasado ni el porvenir. El placer es el presente. Gózalo.
E n una mujer el pasado es triste o necio; el porvenir Olvido y Muerte. ¿Para qué evocarlos?
¿Qué hacen esos fantasmas al pie del lecho en que se viola el presente?
No los evoques. Goza tu placer.
La vida es corta y el placer es raro. ¡Apresúrate a los goces de la vida!
A
spira el perfume del lirio ¿qué te importa el fango en que naciera? ¿Preguntas al néctar la
abeja que lo acendró? ¿Preguntas al violín que te deleita, qué corteza de árbol le dio vida?
¿Preguntas al vino que te embriaga, qué manos podaron la viña en que nació?
Y la Mujer es perfume y armonía y licor. Deleita, encanta y embriaga. Gózala hasta dejarla
exhausta de perfume, hasta arrancarle la última gota del vino capcioso del Amor.
Y, después, bota la flor marchita, rompe el arpa sin sonido, haz pedazos el cáliz ya vacío.
Y, tiende tus sentidos a nuevos perfumes, nuevas músicas, nuevas embriagueces de la vida.
El bosque de Afrodita, siempre en flor, te brindará sus músicas sagradas.
¡Goza!¡No ames!
¡Ten cuidado a tu corazón! Ten cuidado.