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Elementos Históricos de América colonial.

Costumbres De La Época y vestuario Europeo

Las clases sociales altas, de familias pudientes organizaban en sus casas o altos, tertulias que eran reuniones en las que
se invitaban a sus amistades escuchaban música, se conversaba, se bailaba, se reunían en una gran sala iluminada con
muchos candelabros, y se vestían con sus mejores ropas, allí se servían comidas típicas como empanadas, pastelitos, etc.

La música que escuchaban era suave como por ejemplo el minué que se ejecutaba en el piano. Las damas usaban
vestidos largos hasta los pies armadas con enaguas de volados, confeccionados generalmente por ellas mismas
ayudadas por sus esclavas. Las telas eran traídas de Europa. También llevaban peine tones con delicadas mantillas,
abanicos y sombrillas para protegerse del sol. Los sastres en esa época eran muy escasos y en el interior no existían. Las
señoras también confeccionaban la ropa de sus maridos y de sus hijos. Los caballeros se vestían con sacos de levita,
camisas con volados, pantalones angostos o polainas, galera y bastón con puño de metal.

Algunas de las costumbres de aquella época por ejemplo era reunirse por las tardes en el patio de las casas a tomar
mate, se servían por ejemplo mate amargo para los hombres, llamado cimarrón el cual estaba preparado en una
calabaza curada con yerba y para las damas se servía mate dulce también cebado en una calabacita pero curado con
azúcar quemada. La colonia en América se inició con la conquista europea a partir del siglo XV, que impuso su moda en
ese lugar del mundo.

En pleno Renacimiento, se utilizaban atuendos lujosos y bordados. Los hombres usaban trajes cortos, sombreros
elegantes y zapatos con puntas. Las mujeres, usaban faldas que se ensanchan hacia los pies, con grandes encajes, que
incluían la camisa. Debajo de esta se usa un jubón, para realzar el busto. Se utilizaban para su confección, la seda, la lana
de oveja y las pieles.

La sociedad colonial

Luego de la Revolución Industrial, la industria textil cobró gran auge. Hubo mayor producción de telas, a precios
accesibles. Las ropas típicas masculinas, del antiguo régimen eran los pantalones cortos y ajustados, y las prominentes
pelucas. Los sans culottes de la Revolución Francesa impusieron el pantalón largo y dejaron de usarse las pelucas. Los
nobles y burgueses, para sus reuniones sociales usaban frac, y como ropa de calle, la levita, consistente en una chaqueta
larga, ajustada al talle. Pegada al cuerpo usaban camisas, de lienzo, más gruesas para diario y más finas, para vestir en
grandes ocasiones. Todo atuendo se acompañaba de bastón. La cabeza era cubierta con un sombrero de copa
redondeada, alto, y de alas abarquilladas, que en Argentina, Chile y Uruguay, recibió el nombre de galera. Las medias se
reemplazaron por botas.

Las pelucas también fueron abandonadas por las mujeres, que comenzaron a recoger sus cabellos, adornándolos con
alguna joya, cintas o con peinetas de carey o metal para sostener los rulos o bucles. Estas peinetas fueron haciéndose
más grandes hasta configurarse el peine ton. Sobre estos elevados peinados, se colocaban cofias o mantillas. Sus
vestidos eran vaporosos, de amplias faldas, que aumentaban su volumen con el uso del miriñaque, una enagua
sostenida por arcos metálicos, que se colocaban debajo de la falda, y de talle alto. Las mujeres de la nobleza y la
burguesía usaban corsé, para estrechar su cintura.

Las mujeres del pueblo vestían simplemente faldas largas, blusas con altos cuellos, y como abrigo, un mantón.

En las colonias, las familias más adineradas e influyentes, imitaron las costumbres y la moda europea, adaptándolas a la
idiosincrasia local, siendo la ropa uno de los modos de mostrar el status social, al que la persona pertenecía.
Así, a mediados del siglo XVIII las damas de la colonia, pertenecientes a la elite, a la usanza europea, cubrían su cuerpo
con una camisa sumamente adornada con encajes, con mangas amplias y voladas, sujeta por un corsé, que estrechaba la
cintura. Sobre ella se colocaba el jubón, especie de chaleco, que llegaba con sus mangas hasta los codos, con amplio
escote, y adherido al cuerpo, destacando sus líneas. Sobre éste se colocaba la cotona, de tela transparente, que unía la
parte delantera y la trasera con cintas atadas.

Todavía para ser más suntuosa la vestimenta, se colocaban collares de perlas, muchas veces con el símbolo de la cruz.
Bajo la falda llevaban enaguas, a veces más de una o dos, con volados y puntillas en la parte inferior, que se apreciaban
al levantarse la pollera o faldellín, sumamente adornada.

La última prenda que se destacaba sobre la pollera, era el delantal, muy trabajado, generalmente en forma coincidente
con los ornamentos de las mangas.

Toda la parte inferior del atuendo era levantada por el miriñaque. Sobre la cabeza y los hombros lucían un manto o chal.
El calzado era de tela muy fina, como sedas, con hebillas, y con detalles en hilos de oro o plata. Las medias eran de seda,
y llegaban hasta encima de las rodillas. Para sostenerlas usaban porta ligas.

Los cabellos con rizos, bucles y/o trenzas se ornamentaban con cintas, alfileres de plata, flores frescas y el peine ton, que
sujetaba este elaborado peinado, que a su vez era sostenido por el manto. Los hombres también adoptaron la moda
europea, a veces usando colores que mostraban su filiación política. De todos modos, aunque recargada, las prendas
masculinas permitían mayor posibilidad de movimientos, ya que debían caminar y montar a caballo, por lo cual los
pantalones eran generalmente anchos y el calzado eran botas. La ropa masculina que describimos antes propia de la
usanza europea, se reservaba para grandes ocasiones. En el campo, la indumentaria era mucho más sencilla, tanto el
estanciero como sus peones usaban camisas, sobre las cuales colocaban un poncho para resguardarse del frío. Sus
pantalones eran anchos, llamados calzones, y usaban botas de potro.

Educación y Cultura

Una vez que España conquistó y sometió a los pueblos originarios de América procedió a eliminar sistemáticamente las
manifestaciones culturales de los pueblos americanos y en su lugar se implantaron elementos socio- culturales de
España y Europa en el continente. La resistencia cultural de nuestros antepasados permitió que sobrevivieran muchas
manifestaciones y tradiciones precolombinas durante el período colonial, empero, en el mayor de los casos esas
tradiciones se entremezclaron con los rasgos culturales españoles formando a una cultura mixta, híbrida, sincrética en
América, dominada por la influencia española.

Durante el período colonial, la Iglesia Católica fue la institución más poderosa en la transmisión de valores culturales. Su
influencia se denotaba profundamente sobre el mundo artístico e intelectual, ya que controlaba la enseñanza formal y
dominaba casi todos los instrumentos de expresión cultural. En efecto desde principios de la colonización, España
procuró trasplantar su patrón cultural a las colonias americanas y fue precisamente, a través de la iglesia, que se logró
ese propósito. En este sentido, en el aspecto educativo, desde el inicio de la colonización se instituyeron en el Nuevo
Mundo Escuelas y universidades similares a las que existían en España y acordes con el sistema educativo imperante en
Europa. En ese tiempo la creación de instituciones educativas incumbía a la Iglesia y a las autoridades del Estado. Así el
sistema educativo de América experimente la creación de Universidades, Colegios y Escuelas.

En todos los casos, las universidades fueran creadas conforme al modelo de la Universidad de Alcalá de Henares, que
para ese tiempo era la más importante y prestigiosa de España. Dichos centros eran regidos tradicionalmente por la
iglesia Católica, particularmente por los Jesuitas y Dominicos, por ello, los cursos fundamentales se regían en base al
sistema Escolástico de enseñanza, que centraba toda la formación educativa en la Teología y la Jurisprudencia. En los
mismos, se enseñaba por lo tanto con mayor énfasis Gramática Latina, Retórica, Filosofía Jurisprudencia v Teología.
También los aborígenes debían recibir instrucción escolar. En América la creación de escuelas incumbía entonces a las
instituciones eclesiásticas y a las, autoridades del Estado. Había también escuelas privadas que impartían los primeros
rudimentos de educación. La corona que conocía la importancia de una formación escolar elemental, exigía para la
admisión como maestro, la prueba de cualidades morales y profesionales así como limpieza de la sangre. Para el siglo
XVIII aumentó considerablemente el número de escuelas primarias en las ciudades americanas. En general el
analfabetismo entre la población blanca en América, no era mayor que en metrópoli. Los indios y mestizos que vivían
lejos de, las ciudades españolas empero, no recibieron casi ninguna formación escolar.

Las escuelas superiores (colegios) fueron en su mayor parte establecimientos de los dominicos y más tarde de los
jesuitas. Tras la expulsión de estos, muchos de los colegios dirigidos por ellos pasaron a ser propiedad del Estado. Para
les hijos de los caciques y otros indios distinguidos, se crearon colegios especiales. Al término de la época colonial había
en América española 26 instituciones superiores dotadas de privilegios universitarios. A fines del siglo XVIII el nivel de la
enseñanza en el nuevo mundo parece haber sido apenas inferior al de Europa. Los libros impresos en Europa solían
ingresar a América en el año de su impresión, a pesar de las prevenciones que tomaba la inquisición contra la
divulgación de ideas no compatibles con la ortodoxia de la iglesia.

El racionalismo y la ilustración europea dejaron su influencia ante todo en la filosofía y las ciencias naturales. En los
diversos campos de la ciencia sobresalieron científicos eminentes. La eclosión de las ciencias llenó de orgullo patriótico a
los criollos. A partir de presentaciones religiosas fue surgiendo un teatro hispanoamericano, en la literatura destacan la
araucana y la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz en México. En resumen, los europeos trasplantaron con una celeridad
asombrosa a un continente recién descubierto el cristianismo y la -cultura antigua que constituyeron los cimientos de la
vida colonial en formación.

Consecuencias que se vivieron en América después del proceso histórico en cuanto a Mestizaje y
transculturación.

Una de las consecuencias de la transculturación fue el lenguaje y la religión. Si bien ambos por supuesto que existían
antes de la llegada española, eran muchos y muy diversos al igual que las religiones o creencias que si bien cumplían con
lo que los nativos americanos buscaban, no eran las mismas en cada región de América. Hablamos de una unificación los
"novo-españoles" o "novo-aztecas", "novo-mayas", "novo-incas", etc...

Por el lado de las consecuencias ideológicas se concibe por primera vez al continente como uno. Regido desde España,
los virreinatos vienen a dar una superestructura mucho mayor a la ya existente, y en muchos casos ya débil de los
antiguos imperios americanos.

La transculturización es el desarrollo y adopta con de culturas, en este caso se vio la mezcla de Gastronomía propia del
norte, centro y sur de América con España. También se dio el factor de aceptación o adopción de costumbres en toda
América, principalmente de centro América.

Causas de la destrucción y la casi desaparición de la raza indígena.

-exceso de trabajo: los indígenas trabajan casi todo el día.

-guerras: constantes guerras por terrenos ellos eran utilizados en la guerra y no tenían entrenamiento alguno.

-condiciones insalubres (higiene): dormían con suerte en un montón de heno y a la intemperie

-asesinatos: al llegar los colonizadores mataron a los indígenas que trataban de defenderse

-prostitución: las mujeres eran utilizadas como viles objetos para solo complacer sus placeres carnales.

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