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El término sadismo fue acuñado originalmente por el psiquiatra de origen austríaco-

alemán Richard von Krafft-Ebbing en su clásico estudio sobre las desviaciones


sexuales Psychopathia Sexualis, de 1886. Krafft-Ebbing fue el primero en ofrecer
una clara descripción de esta entidad clínica: “El sadismo es la experiencia de
sensaciones sexuales placenteras (incluido el orgasmo) producidas por actos de
crueldad, castigo corporal afligido a la propia persona u observado en otros, ya sean
animales o seres humanos. También puede consistir en un deseo innato de humillar,
lastimar, herir o incluso destruir a los demás con el fin de crear placer sexual en uno
mismo”.

Krafft-Ebbing basó el término sadismo en el aristócrata francés Donatien Alphonse


François (1740-1814), conocido como Marqués de Sade, quien escribió diferentes
obras en donde se describía de forma explícita este tipo de conducta sexual. Las
obras más importantes de Sade, Las 120 jornadas de Sodoma y La filosofía en el
tocador, ofrecen docenas de descripciones. y referencias al sadismo quien también
escribió sobre “un deseo innato de humillar y herir” característico de todos los seres
humanos, y especuló con la idea de que esta fuerza sádica era estimulada por la
vergüenza o la timidez innata de las mujeres y era especialmente problemática si el
hombre era hipersexual.

Estas primeras descripciones del sadismo sexual se fundamentan principalmente


en el componente físico. No obstante, Eulenberg, en 1902, ya había incluido el
concepto de dolor psicológico como forma de humillación en la conceptualización
del sadismo sexual. Por su parte, Sigmund Freud —el padre del psicoanálisis—
consideraba en su obra Tres ensayos sobre teoría sexual que “La sexualidad de la
mayor parte de los hombres muestra una mezcla de agresión, de tendencia a
dominar, cuya significación biológica estará quizá en la necesidad de vencer la
resistencia del objeto sexual de un modo distinto a por los actos de cortejo”.

De esta forma, Freud entendía que el sadismo comprendía desde una posición
activa y dominadora con respecto al objeto sexual hasta la exclusiva conexión de la
satisfacción con el sometimiento y maltrato del mismo, si bien únicamente
consideraba como desviación sexual el maltrato extremo. Finalmente, podemos
destacar que Freud consideraba el sadismo como la parte activa de una misma
perversión, siendo el masoquismo la parte pasiva, de manera que “un sádico es
siempre, al mismo tiempo, un masoquista, y al contrario. Lo que sucede es que una
de las formas de la perversión, la activa o la pasiva, puede hallarse más desarrollada
en el individuo y constituir el carácter dominante de su actividad sexual”.
Por otro lado, las teorías psicodinámicas postularon que el sadismo sexual se
desarrollaba en el individuo a partir de fijaciones en las primeras etapas de su
desarrollo psicosexual, al igual que de una pulsión de muerte innata descrita por
Freud en su obra Más allá del principio del placer, de
1920. De este modo, en el psicoanálisis, la términos sadismo anal (rasgos de
personalidad tendientes a la violencia, agresión y hostilidad), sadismo oral
(fantasías de agresión mediante la boca y los dientes, como por ejemplo
mordeduras) y sadismo fálico (interpretación en la etapa fálica del desarrollo de la
relación entre sexualidad y violencia) eran utilizados frecuentemente aunque no se
corresponderían con la concepción actual del término sadismo sexual.
El sadismo sexual tiende a ser:

 Trastorno crónico.
 Comienza en la adolescencia o al principio de la edad adulta.

Los pensamientos sexuales y fantasías sádicas son relativamente frecuentes entre


la población general.

En la actualidad la personalidad sádica implica un conjunto de rasgos y


comportamientos que afecta a todas las relaciones sociales y no sólo a las sexuales.
Como pasa con la psicopatía, este trastorno abarca todos los ámbitos de la
psicología del individuo: cognitivo, afectivo, interpersonal y conductual. Es probable
que exista una relación entre el sadismo sexual y la psicopatía. Entre los asesinos
en serie esta relación parece ser más probable.

Lo que sucede en el cerebro es que las personas sádicas, comparadas con las que
no lo son, tienen una mayor activación de ciertas partes cerebrales cuando observan
imágenes que reflejan sufrimiento.
Confesiones de un paciente sádico.

“El deseo de hacer daño no es lo esencial, lo importante es tener dominio total sobre
la otra persona, convertirla en objeto indefenso de nuestra voluntad, convertirnos en
dueños absolutos de esa persona, en su Dios, hacer con ella lo que queramos.
Humillarla y esclavizarla son medios para conseguir ese fin, y el objetivo radical más
importante es hacerla sufrir porque no existe mayor poder sobre una persona que
el de infringirle dolor para obligarle a padecer sufrimientos sin poder defenderse,
este es el verdadero impulso sádico”.
Trastorno de sadismo sexual
Criterios diagnósticos

A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y


recurrente derivada del sufrimiento físico o psicológico de otra persona, y que se
manifiesta por fantasías, deseos irrefrenables o comportamientos.

B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables con una persona


que no ha dado su consentimiento, o los deseos irrefrenables o fantasías sexuales
causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras
áreas importantes del funcionamiento.
Especificar si:

En un entorno controlado: Este especificador se aplica sobre todo a individuos que


viven en una institución o en otros ámbitos en los que la oportunidad de dedicarse
a comportamientos sexuales sádicos es limitada.

En remisión total: El individuo no ha cumplido sus deseos irrefrenables con una


persona sin su consentimiento, y no ha existido malestar ni problemas sociales,
laborales o en otros campos del funcionamiento durante al menos cinco años en los
que ha estado en un entorno no controlado.
Características diagnósticas

Los criterios diagnósticos del trastorno de sadismo sexual pueden aplicarse tanto a
los individuos que admiten libremente este interés parafílico como a aquellos otros
que niegan categóricamente cualquier tendencia sexual a someter a sufrimiento
físico o psicológico a otras personas a pesar de haber pruebas objetivas de lo
contrario. Los individuos que abiertamente reconocen su marcado interés sexual
por someter a sufrimiento físico o psíquico a terceras personas son denominados
"individuos que lo admiten". Si estos individuos refieren también problemas
psicosociales debidos a sus preferencias o deseos sexuales de someter a
sufrimiento físico o psicológico a otras personas, pueden ser diagnosticados de
trastorno de sadismo sexual. Por el contrario, si los individuos que lo admiten
refieren no sufrir malestar, ejemplificado por la ausencia de ansiedad, obsesiones,
culpa o vergüenza a causa de sus impulsos parafílicos, estos impulsos no suponen
un obstáculo para alcanzar otras metas personales y los antecedentes psiquiátricos,
legales o confesados indican que no actúan de esa manera, entonces puede
confirmarse que tienen interés sexual en el sadismo, pero no cumplen los criterios
para ser diagnosticados de trastorno de sadismo sexual.
Entre los ejemplos de individuos que niegan cualquier interés por el sufrimiento
físico o psicológico de otras personas están aquellos que se sabe que han infligido
dolor o sufrimiento a varias personas en diferentes ocasiones pero que niegan
cualquier deseo irrefrenable o fantasía relacionada con dicho comportamiento
sexual y que pueden asegurar que dichos episodios de agresión sexual fueron no
intencionados o de naturaleza no sexual. Otros individuos pueden admitir episodios
precedentes de comportamiento sexual en los que se ha infligido dolor o sufrimiento
a personas sin su consentimiento, pero no refieren ningún interés sexual
significativo o continuado en el sufrimiento físico o psicológico de terceras personas.
Desde el momento en el que niegan tener deseos irrefrenables o fantasías de
excitación sexual en relación con el dolor o sufrimiento, estos individuos también
negarán sentir malestar subjetivo o deterioro psicosocial por causa de sus impulsos.
Estos individuos pueden ser diagnosticados de trastorno de sadismo sexual a pesar
de su negativa a aceptarlo. El comportamiento recurrente constituye un argumento
clínico para la presencia de la parafilia de sadismo sexual (al cumplir el Criterio A) y
simultáneamente demuestra que ese comportamiento de motivación parafílica
causa malestar, daño o riesgo de daño clínicamente significativo en terceras
personas (al cumplir el Criterio B).

El sadismo sexual "recurrente" contra personas sin su consentimiento (varias


víctimas, diferentes en cada ocasión) puede ser interpretado, como norma general,
como la existencia de tres o más víctimas en diferentes ocasiones. Un menor
número de víctimas puede también satisfacer el criterio si se dan varios casos de
infligir dolor y sufrimiento a la misma persona o si hay pruebas que confirman un
interés claro o preferente por el dolor y el sufrimiento de varias personas. Nótese
que la multiplicidad de víctimas, como se ha sugerido anteriormente, es una
condición suficiente pero no necesaria para el diagnóstico; los criterios también
pueden cumplirse si el individuo reconoce un intenso interés sexual por el sadismo.

El marco temporal del Criterio A, que indica que los signos o síntomas de sadismo
sexual deben haber persistido durante al menos 6 meses, debe entenderse como
una pauta general, no como un umbral estricto, con el fin de asegurar que el interés
sexual por infligir dolor y sufrimiento a personas sin su consentimiento no es
meramente transitorio. Sin embargo, el diagnóstico debe realizarse si hay un
período más corto, pero claramente continuado, de comportamiento sádico.
Características asociadas que apoyan el diagnóstico

El uso frecuente de pornografía que ilustre el acto de infligir dolor o sufrimiento es,
en ocasiones, una característica asociada al trastorno de masoquismo sexual.
Prevalencia

La prevalencia del trastorno de sadismo sexual en la población se desconoce y se


basa, en gran medida, en individuos evaluados en el contexto forense. Dependiendo
de los criterios del sadismo sexual, la prevalencia varía ampliamente, del 2 al 30 %.
Entre los agresores sexuales condenados civilmente en Estados Unidos, menos del
10 % presenta sadismo sexual. Entre los individuos que han cometido homicidios
con motivación sexual, la tasa de sadismo sexual varía del 37 al 75 %.
Diagnóstico diferencial

Muchas de las afecciones que podrían incluirse en el diagnóstico diferencial del


trastorno de sadismo sexual (p. ej., trastorno de personalidad antisocial, trastorno
de masoquismo sexual, hipersexualidad, trastorno por consumo de sustancias) se
presentan a veces también como diagnósticos comórbidos.

Por tanto, es necesario evaluar cuidadosamente los signos del trastorno de sadismo
sexual teniendo presente la posibilidad de otras parafilias u otros trastornos
mentales como parte del diagnóstico diferencial. La mayoría de los individuos que
son activos en las redes comunitarias que practican comportamientos sádicos y
masoquistas no expresa ninguna insatisfacción con sus intereses sexuales, de
manera que su comportamiento no cumpliría los criterios del trastorno de sadismo
sexual del DSM-5. El interés por el sadismo, pero no el trastorno, puede tenerse en
cuenta en el diagnóstico diferencial.
Comorbilidad

La comorbilidad conocida del trastorno de sadismo sexual se basa en gran medida


en individuos (casi todos varones) condenados por delitos en los que se realizaron
actos sádicos contra personas sin su consentimiento. Por tanto, esta comorbilidad
podría no aplicarse a todos los individuos que nunca entablaron actividades de
sadismo con personas sin su consentimiento pero que cumplieron los criterios
diagnósticos del trastorno de sadismo sexual en base al malestar subjetivo causado
por sus intereses sexuales. Entre los trastornos que suelen ser comórbidos con el
trastorno de sadismo sexual se incluyen otros trastornos parafílicos.
El tratamiento de las parafilias suele utilizar intervenciones psicoterapéuticas
basadas principalmente en técnicas conductuales/cognitivas o regímenes médicos
basados en el uso de hormonas o de medicamentos psicotrópicos. La orientación
cognitivo-conductual explica la adquisición y mantenimiento de las parafilias a
través de los paradigmas del condicionamiento y de la formación de esquemas
cognitivos (Muse, 1996).

La gran mayoría de las parafilias se manifiesta en la pubertad, dando la impresión


de que pueda existir una “ventana de oportunidad” por la cual el condicionamiento
a estímulos sexuales es especialmente propicio durante esta época de la
maduración. La resistencia de las parafilias a ser extinguidas por técnicas
puramente conductuales da la impresión de hallarnos ante condiciones adquiridas
en un periodo de desarrollo crucial cognitivo. Por tanto, el cambio de conductas
parafílicas suele requerir una intervención multimodal que interfiere con el
aprendizaje anterior por condicionamiento clásico, operante y social, mientras que
modifica esquemas básicos de la estructura cognitiva del individuo.

Mientras los tratamientos médicos tales como el uso de terapia hormonal (Depra
Provera) y medicamentos psicoactivos para reducir las tendencias sexual/agresivas
proveen un control temporal necesario sobre la conducta parafílica, el manejo a
largo plazo de la conducta sexual agresiva radica en conseguir cambios en la
personalidad del perpetrador. Estos cambios, para que sean efectivos, requieren
una psicoterapia de aproximación multimodal que conlleve la modificación de la
manera de pensar, sentir y actuar en el área sexual del paciente. Con este fin, el
tratamiento del abusador sexual empieza con una evaluación concienzuda en la que
los aspectos personales que han contribuido a la actuación sexual problemática del
paciente son evaluados y marcados para su cambio.

En el tratamiento del violador, se elabora un programa terapéutico especialmente


moldeado para cada individuo, con intervenciones en particular identificadas por el
procedimiento de evaluación y diagnóstico. No obstante, las intervenciones, en
general, suelen incluir:

1) Intervenciones designadas a cambiar las emociones ligadas al asalto sexual de


otros: Resolución a la rabia, odio, sentimientos agresivos. Refuerzo de las
capacidades de resistir impulsos, y de retrasar la gratificación. Cultivación de la
adquisición de las habilidades de dar y recibir afecto. Descondicionamiento de la
respuesta sexual realzada a violencia y humillación de otros.

2) Intervenciones designadas a cambiar las actitudes ligadas a la victimización de


otros: Refutación de ideas que llevan al perpetrador a justificar sus acciones.
Despejar las nociones de que la otra persona merecía e incluso deseaba estar
victimizada. Comprensión, a través del entrenamiento en empatía, de cómo se
siente al ser la víctima.

3) Intervenciones designadas a fomentar la conducta de apareamiento no coercitiva,


o sea, entrenamiento social en cómo iniciar una relación y cómo hacer avances
sexuales apropiados. Para obtener los cambios deseados, se pueden utilizar varias
técnicas, que incluyen:

1) Interacción grupal con víctimas de violación para acercar al perpetrador a


las profundas cicatrices que la violencia sexual deja en la víctima (Muse,
1993).

2) Técnicas de contracondicionamiento que enlazan conductas sexuales no


deseadas (imágenes sexuales con violencia) con consecuencias negativas
(encarcelamiento fantaseado); en ocasiones estímulos nocivos (oler sales
hediondas) también son enlazados para reforzar la aversión hacia la
respuesta no deseada. 3) Ensayos de habilidades sociales en el que el
paciente aprende, a través del ensayo de un papel, la expresión de forma
apropiada del afecto en la relación sexual.

4) Psicoterapia grupal/individual dirigida a situaciones y temas de preocupación


para reducir la sintomatología de depresión o ansiedad, y que refuerzan un nivel
personal de funcionamiento óptimo.

Sadismo sexual, fantasía y crimen en el agresor sádico (PDF Download Available).


Available from:
https://www.researchgate.net/publication/263714391_Sadismo_sexual_fantasia_y
_crimen_en_el_agresor_sadico [accessed Nov 29 2017].
file:///C:/Users/Dell/Downloads/DSM%205.pdf

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