You are on page 1of 3

Teorías contractuales.

También son conocidas como “tesis del contrato original” y señala que esta teoría sostiene que el
fundamento jurídico del derecho de crédito es precisamente el contrato o acto celebrado entre el suscriptor
del título y el tomador; de esta manera si alguien firma un pagaré por el hecho de haber recibido prestada
una cantidad de dinero, misma que se obliga a pagar a través de él, la obligación entonces estará fundada en
un contrato de mutuo de dinero. Por tal motivo el tenedor el tenedor del pagaré podría presentarse a
reclamar el cumplimiento de la obligación derivada del préstamo de dinero. Al interior de esta tesis
encontramos dos más: la primera de estas señala que si el título circulare, el tenedor del mismo no sería
otra cosa que un derechohabiente del tenedor primigenio, en cuyo beneficio se extendió originalmente el
documento; y la segunda asegura que el tenedor del título de un crédito tiene un derecho independiente,
pero derivado del que tuvo aquel en cuyo favor se extendió el título en principio. El maestro Athié señala
que esta tesis y sus mencionadas variedades son ineficaces para explicar muchas situaciones en que no
existe un contrato original. Esta tesis apenas podrían explicarse como ciertos los casos en que el título de
crédito tuviera su origen de forma incuestionable en algún contrato o actos jurídicos semejantes. Esta tesis
difícilmente explica el derecho de crédito en plena circulación cuando es evidente que opera el principio de
la abstracción.

Teorías Intermedias.
Se dividen en dos grupos las llamadas dualistas y la de la apariencia jurídica. Ambas parten de dos
fundamentos, primero de la obligación cambiaria que nace del contrato originalmente celebrado y segundo
una obligación distinta cuando el título circula.
Los dualistas explican estas dos obligaciones distintas. La voluntad al suscribir es por un lado, obtener un
crédito y por otro, dar a la otra parte un título apto para la circulación. Así que cuando está frente a su
tomador inmediato, se encuentra en una relación derivada de un contrato y frente a los ulteriores tenedores, se
encuentra en una relación derivada de una voluntad unilateral. Las excepciones cambian en el mismo sentido,
frente a su tomador inmediato puede oponer todas las excepciones derivadas de la relación establecida entre
ambos. Frente los ulteriores tenedores del título son decisivos los términos del mismo, basándose
simplemente en la firma como fundamento de la obligación con los terceros. Error, vicios en el
consentimiento, etc. son irrelevantes para los ulteriores tenedores.
Los seguidores de la teoría de la apariencia explican que la segunda obligación se basa en que el ulterior
tenedor puede confiarse de lleno a la apariencia jurídica que resulta del documento.

Las Teorías Unilaterales


También llamada teoría de la creación, es la más aceptada actualmente. Para ella el título redactado y firmado
ya representa un valor patrimonial, que puede llegar a ser fuente de un derecho en cualquier momento. La
condición suspensiva se realiza al llegar el título a manos de una persona legitimada por el documento. En
caso de que el título designe una persona, esto sucede al llegar a sus manos, si el título es al portador, en
manos de cualquier tercero, sin importar que hubiere salido de manos del deudor involuntariamente. En este
caso, la ley garantiza la necesaria seguridad del comercio y considera la creación del suscriptor obligatoria.
5.4.1. La teoría de la emisión abstracta de Stobber y Arcangelli.
El derecho al título lleva consigo el derecho al título, poseo por que poseo, Es un derecho ambulatorio,
causado por la cosa.
5.4.2. Teoría de la creación de Kuntze.
La existencia y ejecución de los títulos se regula al tenor del documento y en la extensión que de él mismo
resulta. Esto significa que la redacción del título dará la medida de su contenido, extensión y modalidad del
documento.
5.4.2.1. Explicación de la teoría de la creación, a través de los artículos 8 y 71 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito.
Según Athié los principales expositores de esta teoría- de la creación- son Kuntze y Cosack, quienes señalan
que la sola suscripción del título de crédito basado en la firma de quien lo extiende, es motivo suficiente para
establecer la existencia del derecho contenido en el título, sin tener que averiguar cuál haya sido negocio, acto
o contrato que pudo originarlo y sin atender a la validez o invalidez de la causa generadora de la obligación;
ya que se afirma ha sido creado ya un valor económico y si un tercero lo llegará a adquirir, esa sola
apropiación constituye la esencia de la obligación del signatario.
Artículo 71.- La suscripción de un título al portador obliga a quien la hace, a cubrirlo a cualquiera que se lo
presente, aunque el título haya entrado a la circulación contra la voluntad del suscriptor, o después de que
sobrevengan su muerte o incapacidad.
Siegel, por su parte, dentro de esta corriente de ideas, simplifica la tesis afirmando que se trata de un caso de
declaración unilateral de voluntad, debido a que ha bastado la voluntad libre y unilateral del suscriptor para
obligarlo así en los términos del documento que elaboró, en función de la licitud para obligarse, fuera del
estricto campo de la contratación y de los casos en es la ley quien impone las obligaciones.
Es dentro de la teoría de la creación y de su variante de la voluntad unilateral, resultaría imposible que los
derechos de crédito se explicarán casualmente, como ya se ha visto, sin embargo, hay muchos casos en que
la explicación causal se impone. Además, tienen un valor por demás relativo y francamente insignificante.
Un hecho simplemente es todo suceso o acontecimiento, que no tiene consecuencias jurídicas y
que se puede llevar a cabo tanto por la naturaleza (un terremoto) como por el hombre (comer en
un restaurante).

Ahora bien, si ese hecho, produce consecuencias jurídicas de forma espontánea, estaríamos
hablando de hechos jurídicos.

Ejemplo, la muerte de una persona, cuya consecuencia jurídica sería todo el proceso hereditario,
pero ha sido un hecho involuntario.

Si por el contrario, ese hecho produce consecuencias jurídicas, a causa de la voluntad humana,
estaríamos hablando de acto jurídico.

Ejemplo, el matrimonio. La persona voluntariamente ha decidido contraer matrimonio que deriva en


una consecuencia jurídica como sería las obligaciones que contraen los esposos.

Con lo cual si te fijas la diferencia entre ambos radica en la voluntad.

Mientras que el hecho jurídico es algo involuntario, el acto jurídico es algo voluntario, pero los dos
producen consecuencias jurídicas.

El acto jurídico además, necesita la aprobación, es decir, debe reunir ciertos requisitos para poder
obligar al cumplimiento de los derechos por parte de aquellos que lo llevan a cabo, por ejemplo:

En el caso del matrimonio del que hablaba anteriormente, habría:

Unos requisitos de validez, que sería la capacidad que deben tener los contrayentes para
celebrarlo (deben ser mayores de edad)

Unos requisitos de existencia, que sería la voluntad, es decir que los contrayentes quieran celebrar
dicho matrimonio y que no actúen bajo ningún tipo de coacción.

Aunque la explicación continúa pareciéndose a un trabalenguas, espero que lo hayas descifrado.

You might also like