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INTENCIONES

ACCION DE GRACIAS POR LOS 112 AÑOS DE NUESTRO COLEGIO


POR LA JORNADA DE LA VIDA CONSAGRADA

Saan Francisco de Campeche, Cam. Febrero 2 de 2018


Según dice el Directorio para la piedad popular y la Liturgia, en el n. 123: “La fiesta del
2 de Febrero conserva un carácter popular. Sin embargo es necesario que responda
verdaderamente al sentido auténtico de la fiesta. No resultaría adecuado que la piedad
popular, al celebrar la Presentación del Señor, se olvidase el contenido cristológico, que
es el fundamental, para quedarse casi exclusivamente en los aspectos mariológicos; el
hecho de que deba “ser considerada …como memoria simultánea del Hijo y de la Madre”
no autoriza semejante cambio de la perspectiva; las velas, conservadas en los hogares,
deben ser para los fieles un signo de Cristo “luz del mundo” y por lo tanto, un motivo
para expresar la fe...”
Los orientales llaman a esta fiesta Hipapante-El Encuentro. El Señor, niño, es presentado en
el Templo. Simeón y Ana, movidos por el Espíritu Santo, dan testimonio de lo que es
Cristo. Simeón dice que será Luz de los pueblos; por eso las candelas. Hoy se clausuran
las solemnidades de la Manifestación o Epifanía del Señor.

Antífona de Entrada
Cfr. Sal 47, 10-11
Meditamos, Señor, los dones de tu amor, en medio de tu templo.
Tu alabanza llega hasta los confines de la tierra como tu fama.
Tu diestra está llena de justicia.

SALUDO
(EN LA PARTE DE ATRÁS DE LA CANCHA, DONDE INICIA LA PROCESIÓN DE
ENTRADA)
V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
Monición del celebrante
Después dice una monición introductoria al rito, invitando a los fieles con estas
palabras u otras semejantes:
V. Queridos hermanos: Hace cuarenta días, celebramos con júbilo el
nacimiento del Señor. Hoy conmemoramos el día dichoso en que Jesús fue
presentado en el templo por María y José, para cumplir públicamente con
la ley de Moisés, pero, en realidad, para venir al encuentro de su pueblo
que lo esperaba con fe. Impulsados por el Espíritu Santo, vinieron al
templo aquellos dos santos ancianos, Simeón y Ana, e iluminados por el
mismo Espíritu, reconocieron al Señor y lo anunciaron jubilosamente a todos.
Así también nosotros, congregados en la unidad por el Espíritu Santo,
venimos al encuentro de Cristo en la casa de Dios.
Lo encontraremos y reconoceremos en la fracción del pan, mientras llega el
día en que se manifieste glorioso.
Los fieles tienen las velas en la mano. Mientras se encienden las velas, se puede hacer un
canto. Después el sacerdote bendice las velas, diciendo, con las manos extendidas:
V. Oremos.
Dios nuestro, fuente y origen de toda luz, que en este día manifestaste al justo
Simeón la Luz destinada a iluminar a todas las naciones, te pedimos
humildemente que te dignes recibir como ofrenda y santificar con tu
bendición + estas velas que tu pueblo congregado va a llevar para
alabanza de tu nombre, de manera que, siguiendo el camino de las virtudes,
pueda llegar a la luz inextinguible. Por Jesucristo, nuestro Señor. R.
Amén.

Se entona un canto apropiado (El Señor es mi luz y mi salvación… u otro)


Al llegar al altar, el sacerdote lo besa, se dirige a la sede y se entona el canto del
Gloria.

Terminado el himno del Gloria el celebrante dice la Oración Colecta.

ORACIÓN COLECTA
V. Oremos.
Dios todopoderoso y eterno, suplicamos humildemente a tu majestad que
así como en este día fue presentado al templo tu Unigénito en su
realidad humana como la nuestra, así nos concedas, con el espíritu
purificado, ser presentados ante ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos. R. Amén.

PRIMERA LECTURA
De la carta a los hebreos. 3,1-4

H ermanos: Todos los hijos de una familia tienen la misma sangre; por eso,
Jesús quiso ser de nuestra misma sangre, para destruir con su muerte al
diablo, que mediante la muerte, dominaba a los hombres, y para liberar a
aquellos que, por temor a la muerte, vivían como esclavos toda su vida.
Pues como bien saben, Jesús no vino a ayudar a los ángeles, sino a los
descendientes de Abraham; por eso tuvo que hacerse semejante a sus
hermanos en todo, a fin de llegar a ser sumo sacerdote, misericordioso con
ellos y fiel en las relaciones que median entre Dios y los hombres, y expiar así
los pecados del pueblo. Como él mismo fue probado por medio del
sufrimiento, puede ahora ayudar a los que están sometidos a la prueba.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

R. El Señor es el rey de la gloria.


Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos,
porque va a entrar el rey de la gloria. R.

¿Y quién es el rey de la gloria?


Es el Señor, fuerte y poderoso,
el Señor, poderoso en la batalla. R.

Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos,


porque va a entrar el rey de la gloria. R.

Y ¿quién es el rey de la gloria?


El Señor, Dios de los ejércitos, es el rey de la gloria. R.

R. Aleluya, aleluya.
Tú eres, Señor, la luz que alumbra a las naciones y la gloria de tu pueblo, Israel.
R. Aleluya.

V. El Señor esté con ustedes


R. Y con tu espíritu.
V. Del santo Evangelio según san Lucas 2,22-40
R. Gloria a ti, Señor.

T
ranscurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de
Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será
consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de
tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de
Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el
cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del
Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban
con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en
brazos y bendijo a Dios, diciendo:
“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías
prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado
para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de
tu pueblo, Israel”.
El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras.
Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño
ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo
que provocará contradicción, para que queden al descubierto los
pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el
alma”.
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era
una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada, y tenía ya
ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de
noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel
momento dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que
aguardaban la liberación de Israel.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y
fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

HOMILIA…
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos a Jesús, el Señor, que, para cumplir la ley de Moisés, quiso ser
presentado en el templo, y pidámosle que, como sacerdote compasivo,
ruegue por nosotros y con nosotros, sus hermanos:
R. Jesús, ilumina nuestra vida.

- Por la Iglesia y sus ministros, para que sean verdadero testimonio


de Jesús, luz que ilumina a todos los hombres en medio de las
dificultades, y los guíen hacia Él, que es Camino, Verdad y Vida.
Oremos

- Por nuestro colegio, en su aniversario 112, para que siga


fomentando una educación integral y de calidad, basada en los
principios y valores del evangelio, plasmados en el Modelo
Educativo Yermista, y logre que cada uno de sus alumnos lleguen
a ser auténticos cristianos que formen sociedades más justas y
fraternas. Oremos.

- Por todos los hombres y mujeres que han consagrado su vida al


servicio de Dios y de la Iglesia en las congregaciones religiosas,
institutos seculares y sociedades de vida apostólica; para que el
Señor les conceda ser fieles a su llamado y puedan dar testimonio
de la vivencia de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y
obediencia. Oremos.

- Por nuestros adolescentes, para que iluminados por la luz de


Cristo puedan reconocerlo en medio de sus vidas y logren
discernir entre tantas verdades aparentes, reafirmando su
identidad cristiana y tomen conciencia de su dignidad como
personas que vivan conforme a los valores cristianos. Oremos

- Por cada uno de nosotros, para que viviendo de acuerdo al


evangelio de Jesucristo, nos convirtamos en promotores de la paz
en nuestros ambientes y busquemos siempre el bien común.
Oremos.
- Por cada uno de nosotros, para que conozcamos mejor a Jesús, y
nos dejemos iluminar y guiar por Él, manteniendo puros nuestra
mente y corazón; y así podamos convivir con quienes nos rodean
en un ambiente de amor y respeto. Oremos

SACERDOTE: Señor, Dios todopoderoso, que, en el final de su camino,


realizaste los deseos santos de los ancianos Simeón y Ana, escucha nuestra
oración y haz que también nuestros ojos puedan contemplar al Salvador
en el templo eterno de tu gloria. Él, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
R. Amén.

PROCESIÓN DE OFRENDAS (MONICIONES)

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS


V. Que te sea grata, Señor, la ofrenda de tu Iglesia desbordante de
alegría, tú que quisiste que tu Unigénito te fuera ofrecido, como
Cordero inmaculado, para la vida del mundo. Él, que vive y reina por
los siglos de los siglos. R. Amén.

PLEGARIA EUCARÍSTICA
PREFACIO
El misterio de la Presentación del Señor
V. El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque al ser presentado hoy en el templo tu Hijo,
eterno como tú, fue proclamado por el Espíritu Santo
gloria de Israel y luz de las naciones.
Por eso, nosotros, al acudir hoy llenos de júbilo
al encuentro del Salvador, te alabamos con los ángeles y los santos,
diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo …
CONSAGRACIÓN
RITO DE COMUNIÓN
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 2, 30-31
- Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has puesto ante la vista
de todos los pueblos.

RITO DE CONCLUSIÓN
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
V. Señor, por este santo sacramento que acabamos de recibir, lleva a su
plenitud en nosotros la obra de tu gracia, tú, que colmaste las esperanzas
de Simeón; para que, así como él no vio la muerte sin que antes
mereciera tener en sus brazos a Cristo, así nosotros, al salir al encuentro
del Señor, merezcamos alcanzar la vida eterna. Él, que vive y reina por
los siglos de los siglos. R. Amén.

BENDICIÓN SOLEMNE
V. El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu.

V. Que Dios, quien misericordiosamente los llamó de las tinieblas a su luz


admirable, derrame su bendición sobre ustedes y fortalezca su corazón
en la fe, la esperanza y la caridad. R. Amén.
V. Y puesto que siguen confiadamente a Cristo, que hoy se manifestó en el
templo, como una luz que brilla en las tinieblas, que él haga que también
ustedes sean luz para sus hermanos. R. Amén.
V. Para que así, cuando termine su peregrinación terrena, reconozcan a
Cristo, el Salvador de los hombres y la luz de todos los pueblos, como lo
hizo el anciano Simeón, que con la guía del Espíritu Santo lo reconoció como
el cumplimiento de las promesas del Padre. R. Amén.

V. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo,


descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. R. Amén.
V. Pueden ir en paz.

(Se invita a los presentes a acercar sus imágenes de Jesús niño)


BENDICIÓN DE LAS IMÁGENES DE NIÑO DIOS
El celebrante, con las manos extendidas, invita a que abracen las
imágenes y dice la siguiente oración de bendición:

SACERDOTE:
Te bendecimos, Padre, amigo entrañable del género humano,
porque enviaste al mundo a tu Palabra,
para que, encarnándose en la Virgen purísima,
fuera nuestro salvador y nuestro hermano primogénito,
en todo igual a nosotros, menos en el pecado.
En Cristo nos diste el supremo modelo de santidad;
la Iglesia lo venera en su infancia
y, cuando lo mira como débil niño en la cuna,
lo adora como Dios todopoderoso;
cuando contempla su rostro, ve en él la expresión de tu bondad,
A ti, pues, Señor, te pedirnos humildemente
que tus hijos, al venerar esta imagen de Cristo,
tengan los sentimientos propios de Cristo Jesús y,
ya que son imagen del hombre terreno,
sean un día también imagen del hombre celestial.
Que tu Hijo sea para ellos, Padre, el camino por el que vayan hacia ti;
la verdad que ilumine sus corazones,
la vida de que se alimenten y vivan;
que él sea para ellos la luz que disipe las tinieblas del camino,
la piedra en la que descansen al fatigarse,
la puerta por la que sean admitidos en la nueva Jerusalén.

Continua ……….
Oh Dios, tú habitas en una luz inaccesible
y nos has amado tanto que, siendo invisible,
te nos has hecho visible en Cristo;
mira con bondad a estos hijos tuyos,
que hoy presentan esta efigie de tu Hijo,
y haz que al venerarla, se vayan transformando
en la realidad que esta imagen representa.
Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

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