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El que juega con candela...

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El caso del “fuego extraño”
Milton Acosta, PhD
... Continuación
Sin el ánimo de agotar todas las opciones exegéticas para este fuego, ofrecemos a continuación
algunas reflexiones en tres direcciones: el tipo de historia, lo típico de Israel y el tropo literario.
1. El caso del fuego extraño pertenece a dos grupos de relatos bíblicos: la fulminación de personas
ante objetos de culto y la descalificación de miembros de una familia sacerdotal (Nm 3 y 26). Levítico da
instrucciones para el oficio sacerdotal, y señala algunas formas indebidas de ofrecer sacrificios: ministros
despeinados, con ropas rasgadas, cabeza rapada y barba despuntada (Lv 21:5–6). Así es el culto
Cananeo, obviamente a dioses distintos a Yavé (cp Ez 44:17–21; Lev 19:27–28; 21:10).
Si los sacrificios se hacen para la expiación de los pecados, los sacerdotes no pueden hacer su labor
de cualquier manera. Y, si la narración no es secuencial, entonces Nadab y Abiú conocían las normas (1P
4:17), al igual que los hijos de Elí (1S 3). No estuvieron a la altura de su oficio.
En otra ocasión, 70 individuos mueren fulminados por mirar dentro del arca de Yavé (1S 6:19–20).
El hecho ocurre en una época cuando Israel ha convertido a Dios en un amuleto.1 Aquí también se
menciona la santidad de Dios. Es decir, se pretende adorar a Yavé con estructura de pensamiento
paganos. Vale la pena notar que muchos más fueron los casos que Dios toleró que los que castigó.
2. La injusticia existe, pero cuando veíamos en el colegio al reconocido estudiante indisciplinado
acompañado de la mamá rumbo a la oficina del rector, todos pensábamos en coro: “Algo hizo” (el
estudiante, no la mamá). A falta de información nos guiamos por el patrón y completamos la historia.
¡Que viva la hermenéutica posmoderna! El comportamiento típico de Israel (incluyendo a los sacerdotes)
nos alumbra el camino en este oscuro fuego. Así, el caso señala un asunto crucial de la fe bíblica: no
dejarse conformar a la cosmovisión circundante, ni pretender adorar a Dios con mentalidad pagana. Un
fuego extraño de hoy es la práctica que dice: “dame tu plata y Dios te la multiplicará”.
3. A la luz de todo lo anterior, parece que antes del fuego extraño está el humo de la teología pagana
evidente en comportamientos en el culto y más allá del culto. Siendo el fuego un elemento central, más
visible, y que es en últimas el que consume, cuece y consuma el sacrificio, es muy posible que “fuego
extraño” sea una metonimia (parte que representa un todo mayor) para referirse al culto pagano en
general y al cananeo en particular. Así las cosas, el problema es mucho más grande que el mero fuego.
Un ejemplo positivo de metonimia es hablar de “los hermosos pies que anuncian la paz” para referirse a
la paz, la victoria y la salvación de Dios (Is 52:7). Así como estos pies no difieren de otros que no
anuncian nada o que anuncian guerras o malas noticias, tampoco hay diferencia entre un fuego y otro.
Esto no niega el respeto a la norma sobre el origen del fuego, pero es posible que “fuego extraño” sea
más que la candela. Si no les importó la procedencia del fuego tampoco les importó el resto.
Finalmente, sostenemos que el relato del fuego extraño es confuso. Parece que ni el mismo Aarón
entendió por qué murieron sus hijos. Primero guardó silencio. Después preguntó (quizá sarcásticamente):
“Si hoy hubiera yo comido del sacrificio expiatorio, ¿le habría parecido correcto al Señor?” (Lv 10:19).
Más confundidos quedamos cuando Aarón hace una pregunta y el texto dice que Moisés quedó
satisfecho con su respuesta.
Aarón tenía sus debilidades; después de participar en la fabricación de un becerro de oro para que
Israel lo adorara, no reconoce su responsabilidad, como tampoco lo hizo Elí, otro sacerdote (Ex 32:1–6;
1S 3). Estamos pues ante un problema de la clase sacerdotal; ministros de comportamiento ambiguo que
no saben qué hacer con hijos torcidos. La crítica es entonces para los ministros y el escarmiento para
todos. Por la gracia de Dios, es extraño que sean chamuscados siempre, pero por la maldad humana no es
raro que los ministros de Dios ofrezcan fuego extraño, es decir, que hagan cosas que Dios no mandó.
Queda la duda de cómo los “consumió” el fuego porque al sacarlos del campamento los tomaron “por las
túnicas” (Lv 10:5); que sepamos, en ese tiempo no existían los trajes ignífugos de bomberos. Fin

1
Véase más detalles en Milton Acosta, El humor en el Antiguo Testamento (Lima: Ediciones Puma, 2009).
©2010Milton Acosta pidolapalabra1.blogspot.com Pido la Palabra 93

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