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TRUJILLO, BRITO GARCIA

MONASTERIOS, CHOCRON, LERNER


CABRUJAS, CHALBAUD

LOS SIETE
PECADOS CAPITALES

AVARICIA
GULA
LUJURIA
PEREZA
ENVIDIA
SOBERBIA
IRA

Monte Avila Editores


ALGUNOS COMENTARIOS
DE LOS AUTORES

Me piden que escriba 15 palabras sobre la avaricia… ¡son


muchas!
Manuel Trujillo

En esta soledad regida por la dieta, la gula es el único pecado


que todavía produce remordimientos.
Luis Brito García
Mamacita… Mamacita… Mamacita… Mamacita…
Mamacita…Mamacita…Mamacita…Mamacita…
Mamacita… Mamacita… Mamacita…
Rubén Monasterios
Hay perezas y Perezes que podrían parecer parsimoniosos pero
pecan como cualquier paisano pretencioso.
Isaac Chorón
“La envidia” de este espectáculo, acaso podría llamarse también
“La añoranza de los mesoneros”, porque se trata de una envidia
vista de lejos, como un sueño. La real, burocrática, la
conocemos todos
Elisa Lerner
Dedicatoria: a José Ignacio Cabrujas por ser la única persona
interesante que he conocido.
J.I.C
La ira es un pecado fastidioso e incómodo, antiestético y
desagradable. Por eso prefiero la lujuria.
Román Chalbaud
Manuel Trujillo
La avaricia
PERSONAJES

EL
ELLA
ABUELO
HIJO
DOCTOR

(CANCION ACERCA DE LA AVARICIA)


La avaricia
es un pecado
capital
que a ninguno
que a ninguno
le hace mal.

Ava, Ava,
Avaricia,
¡que delicia,
que delicia!

Guarda plata
guarda el oro
mi Señor
para luego
cuando muera
¡mios son!

Ava, Ava,
Avaricia,
¡que delicia,
que delicia!

Mas, no todo
lo que brilla
va al arcón.
Son latidos,
sentimientos,
corazón.

Ava, Ava,
Avaricia,
¡que delicia,
que delicia!

Y es por eso
que presento
mal o bien
la Avaricia
que practica
cada quien.

Ava, Ava,
Avaricia,
¡que delicia,
que delicia!

(Al finalizar la canción, entra Ella empujando un sillón de ruedas donde


reposa un viejo: el Abuelo)

EL: ¿Y bien?... ¿Cómo lo encuentras hoy?


ELLA: No sé qué decirte… Míralo tú.
EL: (Se aproxima al Abuelo lo mira detenidamente. El Abuelo abre los
ojos, hace un leve movimiento, y suelta unos gruñidos. El, gritando) ¡Papa!
¿Cómo te sientes?
ABUELO: (Responde con gruñidos. Durante un transcurso de la pieza,
solo “hablara” con gruñidos)
ELLA: (ansiosa) ¿Qué ha dicho?
EL: No he entendido bien… (gritando) ¡Papa, querido papa!... ¿Te sientes
mejor o peor?
ABUELO: (Gruñidos)
EL: Si, si… Comprendo.
ELLA: ¿Qué, que te ha dicho?
EL: Regular, se siente regular.
ELLA: Maldito viejo… Es un verdadero Matusalén.
EL: Por favor… recuerda que es mi padre…
ELLA: (Mientras empuja al Abuelo hacia un sitio donde se supone que da
el sol) ¿Y qué?... ¿Acaso tú también no deseas que acabe de una vez?
EL: Bueno, es cierto… Pero ya lo ves: está a punto.
ELLA: Si, desde que nos casamos está a punto. Pero a puntos
suspensivos…
EL: No te inquietes. No le doy ni siquiera un mes… Qué mes… Una
semana apenas.
ELLA: Menos mal que, por su avaricia, el mismo adelanta el final.
EL: Algo tenemos que agradecerle. Se ha negado totalmente a que lo vea
un médico, diciendo que es dinero perdido. Así es que, un poco de
paciencia y de consideración, en cualquier momento…
ELLA: Vaya momento…Son, al menos, casi veinte años que esperamos
ese momento. (Al abuelo, gritándole para que oiga) ¿Se encuentra bien
aquí, querido suegro?...
(Aparte suave) Matusalén, viejo avaro, tabla de Moisés…
EL: Cuidado, te puede escuchar…
ELLA: Que va a escuchar, si esta mas sordo que el muro de los
lamentos… (se inclina sobre el Abuelo y grita) ¡Querido y amado, suegro!
¿Está bien aquí?
ABUELO: (Se mueve, medio levanta la cabeza y suelta sus gruñidos)
ELLA: ¡Ay, Santo Cielo, nunca podre entender que es lo que dice este
maldito viejo!...
EL: Ha dicho que esta bien ahí, que ya le llega el calorcito del sol, y que te
da las gracias.
ELLA: No se, pero tengo la impresión que tu y el se burlan de mi… Si, eso
es: tienen veinte años burlándose de mi.
EL: Pero, mi amor… ¿Cómo puedes pensar semejante cosa? ¿No sabes
que yo también estoy harto? ¿No hemos sacado juntos las cuentas de lo que
me dejara en herencia?... ¿No hemos hecho planes para el futuro?... Dos
casas en la ciudad… una de verane… un automóvil para ti, otro para mí y
uno para nuestro hijo… el yate… los viajes.
ELLA: Y pensar que todo eso lo hemos podido hacer hace tanto tiempo…
Oh, jamás podre olvidar el día de nuestra boda, cuanto se negó dar un
centavo para la fiesta , diciendo que no deseaba romper la tradición de que
fueran los padres de la novia los que se encargaran de pagar… ¡No he visto
en mi vida ser más Avaro!
EL: ¿Y de que te quejas?... Precisamente, debido a esa avaricia, es que
pronto dejare de estar vendiendo cacharros y porquerías de amas de casa…
Y tú podrás viajar a tus anchas, que es lo que siempre te ha gustado.
ELLA: Que Dios te oiga… Pero el maldito viejo sigue ahí… Míralo, una
piltrafa humana tomando el sol… ¿Merece eso seguir viviendo?
EL: Por favor, por favor, es mi padre…
ELLA: Lo que creo es que no quiere morirse por no darle a comer a los
gusanos… ¡Que avaricia, Dios mío, que avaricia!... Si por mí fuera, lo
dejaría ahí hasta que cogiera insolación…
EL: ¡Caramba!... No es mala idea…
ELLA: ¿Cómo?
EL: No nada… Ten en cuenta que es mi padre y que yo soy su único hijo.
ELLA: Bueno… Resignación, como decía Job.
HIJO: (Entrando. Su vestimenta y maquillaje pueden recordar un poco al
protagonista de “La Naranja Mecánica”) Bendición pe, bendición eme…
¿Cómo sigue el starrio yajudo?
EL: ¿Qué diablos es eso de pa y eme y de… de…? ¿Cómo fue que dijiste?
HIJO: Starrio Yajudo, es decir, viejo judío… La Naranja Mecánica, papi
Naranja mecánica.
EL: ¿Qué Naranja Mecánica , ni que starrio cojudo…!
HIJO: Yajudo, papa…
EL: Bueno, lo que sea… No olvides que yo soy tu padre y él es tu
abuelo…
ELLA: Y yo su madre…
HIJO: Por favor, mis brothercitos, mis panas burdas, dejen ese rollo que
les puede dar una pasión…
EL: ¿Y eso, también es de “La Naranja Mecanica”?...
HIJO: No, papi… Eso es de Sabana Grande.
ELLA: Bueno, bueno me dejan ese agite y vamos a ver lo del pure… ¡Ay,
hijo mío, eso como que se contagia!
ABUELO: (Gruñidos)
EL: Vean… Parece que…
ABUELO: (Mas gruñidos y algunos movimientos)
ELLA: ¿Le estará llegando la hora?... ¡Por fin, Dios mío, por fin!
EL: (Aproximándose y gritando) ¡Papa, querido padre de mi alma, ¿Qué
tienes? ¿Qué quieres? ¿Cuáles son tus últimas palabras?
ABUELO: (Gruñe)
ELLA: ¿Y…?
EL: Tiene ganas de hacer pipí…
ELLA: ¡Oh, Santo Cielo, la que se va a morir soy yo!... (Se aproxima al
Abuelo y lo empuja fuera de escena) ¡Veinte años , Dios mío, veinte años
en esto, porque el maldito ni siquiera se ha querido pagar una enfermera!...
EL: Hijo mío, ¿Qué opinas tú? ¿Qué está cerca ya?
HIJO: Tu eres su hijo papi… Tu lo comprendes mejor que yo… Por mí,
que el starrio se snufe cuando quiera.
EL: ¿Se qué…?
HIJO: Que el pure estire la pata, papi.
EL: Recuerda hijo mío, que tienes un Ford en tu futuro. Y debes colaborar.
HIJO: Si… No está mal una pata de goma.
ELLA: (Regresando con el Abuelo) ¡Ay, ay, ay… No aguanto más. ¿Tú
sabes lo que ha hecho el maldito viejo en el baño? De pronto se me ha
colgado de un seno y ha empezado a mugir como un toro enfurecido!
HIJO: (Riendo) No me digas, mami, que todavía el viejo quiere practicar
el mete y saca.
EL: ¡Niño!... ¡Estás hablando con tu madre, la que te dio el ser!
ELLA: (Colocando al Abuelo en su anterior sitio) Dígame eso: sádico
después de viejo.
ABUELO: (Suelta tremendo alarido, estira las manos hacia Ella, se
contorsiona en la silla y queda estático, con la cabeza desgonzada)
ELLA: (Dando un salto , asustada, separándose del Abuelo) ¡Coño!

(Los tres se quedan mirando al viejo inmóvil)

EL: Parece que…


HIJO: … exploto
ELLA: (Aun nerviosa) Entonces… entonces… listo.
EL: Si, Parece que está listo.
HIJO: Bueno, hay que ver si reventó o no reventó
ELLA: Si, hay que verlo…
EL: Estar seguro… (A ella) anda, ve a ver…
ELLA: Yo, no… No es mi padre, es el tuyo. Ve tú.
HIJO: Iré yo. (Se aproxima, se inclina sobre el viejo) Nada… El pure está
tieso, retieso. Rigor mortis… ¡duro!
EL: ¡Eureka!... Digo, pobrecito… Ya era hora.
ELLA: Que Dios lo acoja en su seno…
EL: Amen.
HIJO: ¿Y ahora, que hacemos?
ELLA: Pues… informar que esta muerto.
EL: Es necesario un médico. ¡Rápido, un médico!
ELLA: ¿Un medico?... Y para que, si ya está muerto.
El: Oh, mujer, que poca imaginación tienes, Necesitamos un médico para
que certifique su muerte.
ELLA: Si, claro, un médico. Haberlo dicho antes.
HIJO: Aquí mismo, en la esquina, hay un consultorio. Si quieren…
EL: ¡Corre hijo, corre a buscarlo! (Sale el Hijo) (A ella) Al fin, mujer,
tendremos las casas, los automóviles, el yate los viajes…
ELLA: Al fin, al fin… (Se abrazan)
EL: ¡Feliz año nuevo, mi amor!... ¡Oh, ya no se ni lo que digo!
ELLA: No fueron en balde estos veinte años.
EL: Todo, en la vida, tiene su premio.
ELLA: Así es, así es… Strigimi forte, amore mio… (Entra el Hijo, tose
fuertemente, para que vean que viene acompañado del médico)
HIJO: Aquí está el doctor.
EL: Mucho gusto, doctor… Tenemos una desgracia en casa. Mire usted…
(Le señala al viejo)
ELLA: (Gimoteando) Si, doctor… Una verdadera desgracia… Dio un grito
y se ha quedado así… Parece que ha muerto…
DOCTOR: Veamos, veamos… (Examina al viejo. Luego levanta su rostro
lentamente) Mi más sentido pésame.
EL: Oh… Cuanto me ale… (Recibe un codazo de Ella)… Cuanto me
conmueve, oh, oh, oh… (Gimotea)
ELLA: (Gimoteando también) Oh, oh,oh… Tan bueno que era… tan
desprendido… tan generoso… Parece mentira que la gente así se muera…
El: ¿Y de que ha muerto, doctor?
DOCTOR: Ha muerto de una enfermedad incurable: de viejo.
ELLA: Oh, ya lo decía yo, que iba a morir de viejo…

(Se escuchan unos gruñidos. Es el viejo que al parecer no ha muerto. Se


mueve un poco. El Hijo, que se encuentra a su lado, le tapa la boca y trata
de que no se mueva)

DOCTOR: ¿Qué fue eso?


ELLA: (Que se ha dado cuenta de lo que pasa) ¿Decía usted algo, doctor?
DOCTOR: Me pareció haber oído algo así como… como…
ELLA: No, no he oído nada. (A El) Y tu, ¿Has oído algo?
EL: (Que también entra en el juego) No nada. Bueno doctor, le estamos
muy agradecidos… Ahora solo falta que usted certifique su muerte.
DOCTOR: Si, claro, ya me olvidaba. (Extrae una libreta y pluma. Nuevos
quejidos ahogados del viejo, que lucha por liberarse del Hijo) ¿No han
oído?... Creo que…
ELLA: No, no hemos oído nada. Sin embargo, puede ser que el viento…
Usted sabe, a veces el viento suena.
EL: Si, debe haber sido el viento. Por favor, doctor, no se moleste ahora.
Haga el certificado más tarde y nosotros pasaremos a recogerlo.
DOCTOR: No, si no es molestia…

(Él y Ella lo van empujando hacia la salida)

ELLA: Vamos, doctor, que lo estarán esperando sus pacientes.


EL: Si, si, cumpla con su deber… Después nos da el certificado. No
estamos apurados. (Al fin se lo llevan)
HIJO: Ay, puretico, perdóname, pero un automóvil, es un automóvil…
EL: (Regresando) ¿Y ahora que hacemos? El viejo, oficialmente esta
muerto, pero… ¿Sigue vivo, hijo?
HIJO: Vivito y coleando…
ELLA: Dios mío… Ahora si es verdad que la hemos hecho
El: En fin… ¿Qué hacemos?
ELLA: Pues… si está muerto… si el medico ha certificado que está
muerto… tiene que seguir muerto. De lo contrario nos pueden acusar de
falso testimonio…
EL: … O de estafadores, que es peor… (Se miran los tres en silencio)
Hijo… Hijo mío, queridísimo hijo mío… ¿No se te ocurre algo?
HIJO: Pues… no se… a lo mejor con un pito.
ELLA: ¿Un pito?...
HIJO: Un pito, un tabaco, un pase de mafafa…
EL: ¿Mafafa?...
HIJO: Marihuana, papi… marihuana… ¡Caramba, que padres tan incultos
tengo!
ELLA: Entonces… quiere decir que con marihuana…
HIJO: Si… no se me ocurre otra cosa. Con un buen pito, podría darle un
buen yeyo, un pason…
EL: Bueno , si no hay otro medio…
ELLA: … que se cumpla la voluntad de Dios.
HIJO: (Prepara un pito de marihuana. El viejo, al principio, se niega a
fumar. Lo obligan. Luego es el viejo quien se lanza a fumar
desesperadamente) ¡Quien iba a pensarlo!... Miren al pure, pues… (Los
tres esperan el resultado. El viejo comienza agitarse. Lanza gruñidos) Ya
está en plena trona. (Le echa una chupada al resto del pito. A sus padres)
¿No quieren una chupadita?...
EL: (Sin dejar de mirar al viejo) No, gracias.
ELLA: No, gracias.
ABUELO: (De pronto se levanta de la silla. Da unos extraños saltitos)
HIJO: ¡Que nota mas buena!
ABUELO: (Cae inerte)

(Los tres se aproximan. Lo revisan minuciosamente)

HIJO: Ahora si es verdad que reventó…


EL: Hijo… ¡eres grande!
ELLA: ¡Una maravilla!...
EL: No puedes negar que eres hijo mío… (Lo besa)
ELLA: (Besándolo) Y mío también…
HIJO: Gracias, pa, gracia, eme… No es para tanto. ¿Entonces, lo del carro
va firme, no?
EL: ¿El carro?... Ah si, el automóvil. (Se ha sentado en el sillón de ruedas
del Abuelo) Habrá que pensarlo… Tu sabes, hijo, lo peligroso de un
automóvil.
ELLA: Ah, ya me veo viajando a Paris…recorriendo mundo…
EL: Con calma, mujer, con calma… Eso cuesta caro… Y ya ves, todos los
días secuestran un avión… (Mientras dice eso va tomando la forma de
sentarse del abuelo)
HIJO: Y una moto… También quiero una moto…
EL: ¿Una moto?... Ni pensarlo… Cada tres horas, según la estadística,
muere un motociclista.
ELLA: Oh, y el yate, el yate; ¡un crucero por el Caribe!...
EL: Nada, nada de eso… ¿Saben ustedes lo que cuesta mantener un yate?
Y hay que pensar en el porvenir…
Guardar el dinero… Tener reservas… guardar el dinero… guardar el
dinero… guardar el dinero…

(Se va oscureciendo mientras lo repite como una letanía. Música de la


canción)
Luis Brito García
La gula
PERSONAJES

ELLA
EL

Ella y El, con trajes desharrapados, hechos, de restos heterogéneos.


Aparecen por los lados opuestos del escenario, y comienzan un conteo
regresivo que es al mismo tiempo una escuela musical.

ELLA: Siete seis cinco cuatro tres dos uno (Buuuuummmmm)


EL: Siete seis cinco cuatro tres dos uno (Bummmmmmmm)

(Pantomima de caída al suelo y revolcamiento. Se levantan, sacudiéndose


los escombros. Cada uno se apercibe de la presencia del otro. Desde los
lados opuestos del escenario, recitan)

EL: El primer día desde la estación meteorológica del Polo Norte vimos las
bolas de fuego que quemaban la superficie de los continentes y evaporaban
los océanos. Sentimos Ira.
ELLA: El segundo día desde la estación de observación biológica del Polo
Sur captamos las emisiones de la radio donde los líderes nos explicaban lo
necesario de la guerra y lo glorioso del triunfo. Sentimos Soberbia.
El: El tercer día supimos que los hombres condenados a morir por la
radiación saqueaban y despilfarraban los tesoros y morían sobre lechos de
monedas de oro y agonizaban sobre tejidos de platino. Sentimos Avaricia.
ELLA: El cuarto día oímos que los supervivientes se entregaban a orgias
mientras se desprendía su piel y hacían fosforescentes sus líquidos vitales.
Sentimos Lujuria.
El: El quinto día supimos que toda obra del hombre había sido destruida y
que todo aquello que quisiéramos tener debía ser hecho de nuevo. Sentimos
Pereza.
ELLA: El sexto día supimos que todos habían muerto sentimos envidia.
EL: El séptimo día no supimos nada más. Sentimos hambre. (Se miran).
EL: Nunca se conoce uno mismo hasta que se le acaban los víveres.
Cuando eche a caminar supe que solo encontraría a los que pudieron
esconderse en los refugios más profundos, y que todos estarían saliendo
movidos por los mismos motivos que yo. El primero que encontré fue el
Gran Mariscal Generalísimo Estratega Héroe, y quiso comprarme con una
colección de medallitas y nombramiento de Soldado Desconocido.
ELLA: ¿Y cómo estuvo?
EL: Un poco rancio, pero nutritivo. (Se pule varias medallas en la solapa)
ELLA: El primero que yo encontré fue un Gran Líder Caudillo Presidente
Jefe Guía y Padre de los Pueblos, y me ofreció inscribirme en el Partido
hacerme Secretaria de Reclutamiento y Adoctrinamiento y Organización.
El: ¿Y cómo estuvo?
ELLA: (Chupándose los dedos) Indigesto, pero suficiente.
EL: Yo me encontré también al tipo ese, como se llama, Presidente de la
United Monopolistic Property, propietario de la Universidad Oil, accionista
del Trust del Agiotistic International Bank, y el hombre me ofrecía
paquetes de acciones y royaltis y datos para jugadas en la bolsa y
participaciones como socio y me firmaba cheques.
ELLA: ¿Y cómo resulto?
EL: Grasiento, pero muy gustoso. (Eructa)
ELLA: Pues yo me encontré en un montón de ruinas al viejito este. Su
santidad lo llamaban, con muchos trapos dorados y un gorro enjoyado y un
bastón con la punta enrollada. Me ofreció el perdón de los pecados y la
resurrección de la carne y la vida perdurable.
EL: ¿Y cómo estuvo?
ELLA: Mal, porque tragándome los dedos se me atoro un anillo con un
zafiro y estuve a punto de ahogarme. Sabía a vino malo y pan sin levadura.
(Hace sonar un enredijo de ornamentos sacros)
EL: Y cuando estaba a punto de desfallecer me encuentro con el Gran
Doctor Académico Master Summa Cum Laude P.H.D, que invento el
demoledor de continentes y que ofreció repartirse conmigo el premio Nobel
si lo ayudaba a inventar una bomba que acabara con las nebulosas
espirales. (Agita medallas académicas)
ELLA: ¿Y cómo estuvo?
EL: Detestable. Cada día que pasa, los supervivientes están más flacos.
¡Puaj!
ELLA: ¡Puaj! Si ya hemos acabado con todos los que habían detrás,
entonces debemos ser los últimos.
EL: Uno de nosotros será el último.

(Se miran con incomodidad, todavía distantes)

ELLA: De repente uno se da demasiada cuenta de que tiene una boca.


EL: Todo esto es la consecuencia lógica de la invención de la mandíbula.
Desde que apareció, los seres vivientes no han hecho otra cosa que
entredevorarse, hasta que aparecieron los más eficaces mordedores, los
hombres.
ELLA: Mandíbulas con lógica.
EL: Después vinieron los grandes partidos, los grandes ejércitos, los
grandes estados.
ELLA: Mandíbulas con Ideología.
EL: Hasta que sobre la tierra solo hubo dos grandes juegos de mandíbulas
y cada uno intento tragarse al otro y se hicieron pedazos.
ELLA: Y quedamos nosotros.
EL: Dos miserables colmillos.

(Se miran. Pausa)

EL: (Sacando una cantimplora) ¡Brindemos por el tiburón! (La


cantimplora esta vacía)
ELLA: (Sacando otra cantimplora) ¡Brindemos por la araña! (También
descubre que la cantimplora esta vacía. Ambos se miran con atención.
EL: Puedo ofrecerte la muerte rápida e indolora. Puedo ofrecerte la lógica
que te permita resignarte, y estos son los dos mejores regalos que jamás ha
podido dar el hombre.
ELLA: Puedo ofrecerte el alivio y el olvido que es el realidad lo único que
se quiere. La vuelta al cobijo entre mis piernas y oscuridad que buscas y
este es el regalo de la mujer. Quieres rendirte y ceder. ¿Verdad que
quieres?
EL: Mira, tengo las manos fuertes y seguras.
ELLA: Mira, tengo una voz armoniosa aunque un poco ronca. Podría
cantarte hasta que olvidaras el tiempo y lloráramos. Hasta que no quisieras
otra cosa que oir mi canto y acercarte a mi aunque tuvieras que arrojarte a
las aguas.
EL: Schubert vendió cada lieder por el equivalente de medio Kilo de
mantequilla.
ELLA: Podría contarte fantasías que te hicieran amar lo que no existe y
que te decidirían a suspender mi muerte mí y una noches, y aun
eternamente.
EL: La traducción de la historia de Aladino se hizo por dos kilos de
morcilla.
ELLA: Inventariamos juegos y yo fingiría que te resisto y tu fingirías que
me persigues. Te haría morir mil veces y volver a la vida. Y dejarías todo
por el trance que soy capaz de darte.
EL: (Ovillandose, solloza) ¡Basta! ¡Basta! Sabes que no puedo matarte. El
silencio comenzaría a caer sobre mi desde todas las direcciones del espacio.
Y para siempre. El silencio.
ELLA: (Acercándosele por la espalda, saca un fémur y lo alza para
golpear) Al fin…. juntos… y solos… (Una red la envuelve,
repentinamente)
EL: (Salta sobre Ella. Lucha atroz. Empieza a estrangularla) El deber de
toda trampa… es fingirse… inofensiva… hasta que la presa… se acerque…
confiada… mandíbulas…con lógica… mandíbulas… mandíbulas…
silencio… (Alarido final. Inmovilidad. Silencio)
EL: (Dejando caer el cuerpo de la mujer) Ahora no tengo apetito.
Ruben Monasterios
La lujuria
PERSONAJES

CURA
MUJER
CORO

Música en oscuro. Luces y aparece el Cura de pie, en el centro del


escenario. A su lado, una silla.
Mientras el Cura canta la primera parte de la “Canción de la Lujuria” el
Coro, en off o en el foso, emite quejidos y suspiros lascivos ad libitum;
durante la segunda parte apoya con gritos lastimeros, ayes y suplicas.

CURA: (Recitando, dramático)


La lujuria es un estado
de la conciencia humana
que se caracteriza
por un comportamiento… a la romana.
(Entra la música. Cantado)
La libido se exalta,
estalla, se alborota,
las normas se relajan,
la moral queda rota.
La pasión se desborda,
cual rio tumultuoso,
la carne se enfebrece…
¡Es algo tormentoso!
Hay gritos y susurros,
dulcísimos quejidos,
suspiros leves, risas,
aullidos y gemidos.
Deviene desgarrado
el intimo ropaje,
queda así preparado
monstruoso maridaje.
Dejan al descubierto
las tibias oquedades,
los sitios donde anidan
las peores maldades.
Carnes duras, turgentes
abren todas las rutas.
¡Dios mío, Dios mío!
¡Que mujeres tan putas!
En el marco terciopelo
el húmedo agujero
aguarda listo, inquieto,
el embate certero.
Los nervios están tensos,
la sangre coagulada,
sudor hirviente brota
la carne macerada.
El inmenso obelisco
esta tenso y arqueado;
resulta evidente
que va a ser enterrado.
Le muerden un botón,
agoniza la paloma,
el ruge como un león:
¡Es Sodoma , es Sodoma!

II

Desde el punto de vista religioso


es un sucio pecado
que empaña el alma y condena
ala más feroz pena,
a la que lo comete y a su amado.
Dicen los Santos Padres que en el infierno
el lujurioso sufre el peor castigo:
Tricel, diablo malvado,
con un falso candente anda armado
y lo introduce por el agujero
que tiene en el lujurioso trasero,
debe ver cómo le hacen lo mismo a su cuñado.
Mientras tanto, hormigas a millones
te devoran el sexo, hasta los riñones.
Pues dicen las Sagradas Escrituras
que por donde gozaste, sufrirás las torturas.

(El cura se sienta en la silla. Entra la Mujer, corre ansiosamente hasta el


Cura y queda potrada a sus pies. Canta)
MUJER: (Cantado)

Acusome, padre
de graves pecados…
¡He visto montañas
de todos parados!

CURA: (Cantado)

Me enternecen tus visiones,


me vienes a perturbar
cuando yo, querida niña,
reposaba en soledad,
entregado al suplicio
de la santa castidad.
Cuenta, niña,
tus ardores,
tus angustias,
tu pasión,
tus tensiones,
tus temblores,
tu dulcísima
emoción.

MUJER: (Recitando)

Se trata de un hombre, ¡Ahhhh!


(Cantando)
Después de tantos años de abstinencia,
de mantener mis muslos secos y cerrados,
después de toda esa continencia,
de años de oración, como alelados
(Recitado)
Se trata de un hombre, ¡Ahhhh!
MUJER: (Cantado)
Bellos es mi galán.
CORO: ¡Guao!

MUJER: Tiene algo de patán


pero a la vez, es exquisito y misterioso.
Tiene algo de francés,
y un poquito de Ingles,
¡es fabuloso!
CORO: ¡Guao!
MUJER: Me dice “Oui, madame”
“wlcome, welcome, sweet heart”
me baña de champan,
¡es glamoroso!
Me harta de caviar
me enjoya sin cesar,
me encama sin parar,
¡es un goloso!

CORO: (Prolongado)
¡Guaoooooooooo!

MUJER: (Recitado)
Con un hombre como ese,
cualquier mujer enloquece,
se estimula la aventura
y una, comete locuras.
¡Ay!, me provoca,
me disloca,
me enloquece,
me enternece.
(cantando)
nos conocimos algo de prisa,
cuando pase por su lado
desgrano galante sonrisa
y dijo:
¡Sea el Señor por siempre alabado,
mirad, sicarios,
el bello pompi que me ha parado!
(Recitado)
¡Ahhhh! Se trata de un hombre…
(Cantado)
Yo quiero ese trasero para mi
-dijo-
lo quiero para usarlo de almohadón,
pues parece relleno de plumón
de minúsculo pichón de colibrí.
O lo usaría como copa extraña
-dijo-
para beber mis vinos de Bretaña.
También podría usarlo como plato
-dijo-
para beber la sopa, yo y el gato.
CURA: (cantado)
¡Oh bellas frases de dulce poesía!
Denuncian un espíritu sensible, muy sutil;
con tanta galanura y suave cortesía
podría hacerse… ¡Agente de la Policía!,
pues tiene el porte noble y el aspecto viril.

MUJER: (Recitado)
¡Mi pompi es una joya, me ha convencido,
que no debía tenerlo tan reprimido!

CURA: (Cantado)
Basta ya de prolegómenos,
vamos al grano.
Cuéntame los fenómenos.
¡No exaltes más tu ano!

MUJER: (Recitado)
Se trata de un hombre, ¡Ahhhh!
Cuando nos conocimos
me llevo a comer helado.

CURA: (Cantado)
Debo advertiros que eso no es pecado.

MUJER: (Cantado)
¡Oh, si padre, si lo es!
Cuando en vez de la cucharilla,
para llevarte a la boca el bocado,
el hombre usa esa varilla que Dios le ha dado.

CURA: (Hablado, exclamativo)


¡Horror!
(Cantado, reflexivo)
Sabia yo de usos muy extraños,
por ejemplo: como tapón de baño,
pero jamás pensé la cosa mas sencilla:
¡Usarlo como cucharilla!
(Pausa, hablado, al publico)
¡Se los diré a Aquiles Nazoa!

MUJER: (Cantado)
Recuerdo ese exquisito momento,
sufro y palpito…
¡Oh padre!
Me vapuleo con su instrumento
¡Papaíto, papaíto!

CORO: (Quejidos lascivos)

CURA: (Cantado)
Hija, me has anonadado.

MUJER: (Cantado)
Comenzó por tocarme la rodilla.

CURA: (Cantado)
Sospecho que hay indicio de pecado.

MUJER: (Cantado)
Luego de acariciar mi pantorrilla.

CURA: (Cantado)
Se puso audaz, entonces, el amado.

(El cura se revuelve, inquieto, en su silla. A medida que se van alternando


los parlamentos a partir de ese momento, comienza a ponerse en evidencia
la erección del pene del Cura; primero, se nota un bulto debajo de la
sotana; luego, el gigantesco órgano viril sale por debajo del ropaje y se
proyecta, erecto y amenazante, hacia el público)

(La Mujer canta la “Balada de la Lujuria Satisfecha” o “Canción de la


Entrega Final”

“Balada de la Lujuria Satisfecha” o “Canción de la Entrega Final”

MUJER: (Canta, lánguida)


Suavemente, ¡ay!
acaricio mi vientre,
su mano tibia,
sobre mi piel serena…

MUJER Y CORO: Y yo sentí la sangre


correr entre mis venas,
como un torrente de amor,
como un torrente de amor.

MUJER: Su mano hábil


entre muslos morenos,
su lengua dúctil,
entre mis labios plenos…

MUJER Y CORO : (Estribillo)


MUJER: Su boca ardiente
busco la dulce rosa,
y, ave golosa,
me bebió toda entera…

MUJER Y CORO: (Estribillo)


MUJER: Ave ligera,
penetro en mi morada,
rompió la rosa
que entregue enamorada…
y así clavada como una mariposa
sentí morirme de amor…

CORO: Ella murió de amor…

MUJER: Sentí morirme de amor…

CORO: Ella murió de amor.

CURA: (Cantado , dramático)


¡Basta, mujer impía,
como me has dañado!
¡Por tu culpa me he hundido
en el turbio pecado!
¡Excomunión, penitencia, exorcismo, anatema!
(Suplicante)
¡Solo te pido ahora que termines mi pena!

MUJER: (Cantado)
¡Pues al infierno juntos,
ministro bien dotado!
Es claro lo que dijo
el abate Trincado:
Que aquel que con placer
al infierno se condena,
jamás volverá al mundo
como inquieta alma en pena.

(Música triunfal, de fin de fiesta. Oscuro) TELON


Isaac Chorón
La pereza domina a Tombuctú

PERSONAJES

LA PEREZA: Muy jean harlow.


SU AMANTE: Muy John Barrymore.
SEÑORA: Como cualquier tía.
SEÑOR: Como cualquier magnate subdesarrollado.
CUATRO MULSUMANES: Son músicos y también hacen los papeles de
Compositor, Periodista y dos Fotógrafos

Cuatro musulmanes con mantos azul índigo y las caras pintadas de negro,
como los “negritos” de los music-halls, entran cada uno cargando una
gran palmera de papier mache, también muy de music-hall. Entran en
silencio, con su palmera al hombro y las colocan haciendo amplio semi-
circulo que se abre hacia el público. Salen.
Inmediatamente regresan cargando entre ellos una chaise-longue digna de
madame Recamier, cubierta por un velo transparente. Reclinada en el sofá
viene una mujer. Los musulmanes colocan el mueble casi en la boca del
escenario y luego levantan hacia atrás el velo. Se oye un gong al mismo
tiempo que se ve a la mujer. Es blanquísima, rubísima, vestida de blanco
satén o crepe de chine con la falda abriéndose a un lado para mostrar las
blancas piernas. Fulgurantes brillantes en las manos, cuello y orejas. Esta
reclinada un poco de medio lado, en pose de sirena o de marquesa, los
ojos y la boca roja entreabiertos, así permanecerá sin moverse jamás. Al
descorrer el velo que la cubre, los musulmanes salen.
Señora, madura y gorda, en traje de baño de una pieza, zapatos de baño y
gorra con flores en la cabeza. Lleva una toalla en la mano y viene
empapada y toda tímida.

SEÑORA: ¿De veras no se quiere dar un chapuzón?


ELLA: (Pausa) No.

(Entra el Señor a tiempo para oír preguntas y respuestas. Viene en bata de


baño)

SEÑOR: Pero un trago si querrá…


ELLA: (Pausa) Si.
SEÑORA: ¿Seguro que no siente calor? ¿No preferiría…?
ELLA: (Pausa) No.
SEÑOR: ¿Qué le puedo ofrecer?
ELLA: (Pausa) ¿Que tiene?
SEÑOR: De todo.
ELLA: Felicitaciones.
SEÑORA: ¡Que graciosa! El pobrecito solo quiso decir…
ELLA: Ginebra.
SEÑOR: ¿Con agua tónica?
SEÑORA: O jugo de naranja natural. Son de aquí. Del invernadero.
ELLA: Técnica.
SEÑOR: Y bastante hielo, por supuesto.
SEÑORA: ¡Mi amor, por favor, por supuesto!
ELLA: (Gran pausa) ¿Por qué no lo trae?
SEÑOR: ¡Si, enseguida brindamos! (Sale)
SEÑORA: Yo debería cambiarme. Me siento…
ELLA: Pegajosa.
SEÑORA: No. Mojada. Húmeda. ¿Por qué pegajosa? El agua esta limpia,
créame. La piscina tiene un sistema de filtración que… que…
ELLA: Filtra.
SEÑORA: Exacto y constantemente… constante…
ELLA: Purifica.
SEÑORA: Exacto. Es el mejor sistema en el mercado. Lo inventaron en
Venezuela y cuando estuvimos allí lo trajimos. Estoy hablando mucho.
¡Cuantas piscinas no habrá usted conocido!
ELLA: Miles.
SEÑORA: ¡Y cuantas no habrá tenido!
ELLA: Cientos.
SEÑORA: Usted es maravillosa! Adoro su… su…
ELLA: Chispa.
SEÑORA: Exacto. Los periódicos y las revistas, a mi marido le llegan
todas, solo hablan de su belleza, de su talento, de sus riquezas, de su…
su…
ELLA: Maridos.
SEÑORA: No, no quise decir eso. Me parece horrible inmiscuirme en la
vida privada de la… de la…
ELLA: Estrellas.
SEÑORA: Gente. De la gente. Pienso que la vida privada es… no se…
es…
ELLA: Sagrada.
SEÑORA: Exacto. Usted siempre sable la palabra correcta. ¡La envidio!
ELLA: Lo siento.
SEÑORA: No, no quise decir eso; quise decir que debe ser maravilloso…
ser como usted, con todo el mundo a sus pies…
ELLA: Levántese
SEÑORA: Me arrodille sin darme cuenta. Es que usted inspira…
ELLA: ¿Deseo?
SEÑORA: No sé. A mí por lo menos, respeto.
ELLA: Y envidia.
SEÑORA: A lo mejor. Supongo que todas las mujeres del mundo nos
sentimos envidiosas de usted.
ELLA: Supongo.
SEÑORA: ¿Y usted cómo se siente?
ELLA: (Gran pausa) Cámbiese.
SEÑORA: Es verdad, agarrare una gripe.
ELLA: O pulmonía doble.
SEÑORA: No se mueva que ya regreso. (Sale)
ELLA: (Cerrando los ojos poco a poco) Uno… dos… tres… cuatro…
cuarenta… cuatrocientos… mil… cien mil… millones..

(Entra el Amante con larga boquilla y cigarrillo encendido. Se le acerca


por detrás, la besa en la frente y ella, sin abrir los ojos o moverse, le quita
la boquilla y fuma)

AMANTE: ¿Aburrida?
ELLA: No…
AMANTE: ¿Qué quieres, querida? Son relaciones públicas. Si nos contrata
el hombre más rico de Tombuctú…
ELLA: Tombuctú…
AMANTE: Menos mal que aprendiste a pronunciarlo. Si nos ha contratado
para inaugurarle el único canal de televisión en todo el Sahara de Sur…
ELLA: Sahara…
AMANTE: Aunque nuestro verdadero propósito sea envenenarlo,
¡ENVENENARLOS!, según las instrucciones impartidas por la Gran
Alianza, ¡¡ENVENENARLOS Y ROBARLOS!!
ELLA: ¿Qué?
AMANTE: ¿Cómo que qué? ¿No te parece que es preferible estar aquí y
no afuera den el desierto donde Harmatta…?
ELLA: Harmatta…
AMATA: ¡Nos soplaría vivos! ¡Bueno, a ti no te soplaría ni el viento
Harmatta ni un huracán ni el Diluvio Universal! ¡Eres una piedra! ¡Siempre
cansada!
ELLA: Siempre.
AMANTE: Es una pose.
ELLA: Una de miles
AMANTE: Todas iguales. ¡Vas de pose en pose y nunca te mueves, nunca
haces nada!
ELLA: ¿Nunca?
AMANTE: No me refería a eso.
ELLA: ¿No tienes ganas?
AMANTE: ¿Aquí? ¿Ahora? ¡Eso es todo lo que me faltaba, Evangelina
Pérez!
ELLA: También falta mi gin tonic. Dijo que me lo traería.
AMANTE: Claro, mientras te traigan tragos y te… ¡Feliz horizontal!
ELLA: Supina.
AMANTE: ¿Qué?
ELLA: Eso. Boca arriba. Horizontal.
AMANTE: ¡Si tus admiradores te conocieran como te conozco yo! ¡Se
mueren por La Pereza pero no conocen a Evangelina Pérez!
ELLA: Cuéntales.
AMANTE: ¡Si, me gustaría contarles, contarles especialmente a todos
estos mulsumanes! Si supieran lo siniestra que eres, serían capaces de
matarnos como lo hicieron con Laing.
ELLA: Esa es nuestra contraseña. Laing.
AMANTE: Si, nuestra contraseña, pero no sabes quien fue Laing.
ELLA: Enséñame.
AMANTE: Claro, soy yo quien se documenta antes de dar un golpe. A ti te
da lo mismo donde estas.
ELLA: Estoy en timbuctu… Sahara del Sur… junto al Harmatta…
oyéndote hablar de nuestra contraseña.
AMANTE: ¡De Laing!
ELLA: ¿Quién fue Laing?
AMANTE: Un inglés que se hizo pasar por nómada, esos que viven
errantes y no tienen domicilio fijo.
ELLA: Igual que yo.
AMANTE: Lo descubrieron y lo degollaron cuando lo vieron orinar de pie
y no en cunclillas a la manera de la gente del desierto.
ELLA: Mala suerte. Pobre Laing.
AMANTE: ¡Así que cuídate!
ELLA: Cuídate tú que orinas...
AMANTE: Aquí tengo el veneno. Lo echamos en los tragos y …
ELLA: Lo hecha tu y si orinas… (Hace un gesto de cuchillo atravesando
su cuello)

(Entran Señor y Señora vestidos de musulmanes y con las caras pintadas


de negro. El empuja un carrito con bebidas. Detrás le siguen los Cuatro
Musulmanes)

SEÑOR: ¡Aquí venimos, listos para todo!


ELLA: Menos mal. Sera más fácil.
SEÑOR: Traigo las bebidas, traigo a los músico, uno de ellos periodista,
otro fotógrafo, otro compositor , otro… ¡en fin otro! ¡Vamos a ensayar para
que esta noche todo salga perfecto! ¡Y todos, todos gocen del talento de la
Divina, de la Fabulosa, La Pereza!
SEÑORA: (Acercándose a Ella) ¿Qué tal se siente?
ELLA: ¿Periodista?
SEÑORA: ¿No me reconoce? Soy la dueña de la casa, su admiradora…
¡Ah! Es la ropa, pero usted comprende, las tradiciones son… son…
ELLA: Tradiciones.
SEÑOR: Periodista y fotógrafo: ¡manos a la obra!
PERIODISTA: ¿Qué le ha impresionado más de todo esto?
ELLA: Timbuctú.
SEÑOR: ¡Bravo! ¡Muy bien contestado! ¡Otra!
PERIODISTA: ¿Y que le gustaría conocer?
ELLA: Sahara del Sur.
SEÑORA: ¡Que diplomática! ¡Es un amor!
PERIODISTA: ¿Pero no le tiene miedo a nada de esto? Todos llegan muy
temerosos.
ELLA: Harmatta.
SEÑORA: ¡Conoce hasta el nombre del viento!
SEÑOR: ¡Por algo es La Pereza!
PERIODISTA: ¿Por qué la llaman La Pereza?
AMANTE: Su nombre de pila es Evangelina Perez, pero le quedo chiquito.
Ella se creció demasiado con su inmenso talento y arrolladora personalidad,
se desbordo como una fuerza primitiva a quien le gritaban: ¡La Pérez! ¡La
Pereza! ¡La Pereza!
PERIODISTA: No parece una fuerza primitiva.
SEÑORA: Porque es una gran dama.
PERIODISTA: No parece…
AMANTE: ¿Una pereza? ¡Es la Pereza! No una pereza.
ELLA: Menos semántica. Mi gin tonic.
SEÑOR: ¡Perdóneme, me había olvidado! ¡Caramba, el hielo ya se
derritió!
ELLA: Sin hielo.
SEÑOR: No, no lo permitiría. Querida, trae mas hielo.
SEÑORA: ¡En seguidita, en seguidita! (Sale levantándose el carrito de las
bebidas)
SEÑOR: Bueno, basta de preguntas ¡Ahora a ensayar!
ELLA: ¿Qué?
AMANTE: La Pereza jamás ensaya.
COMPOSITOR: Nosotros pensábamos…
SEÑOR: Es el director de combo y además mejor compositor…
COMPOSITOR: Que abriese el programa con algo nuestro.
ELLA: ¿Suyo?
COMPOSITOR: (Dándole un papel) Tenga, esta es la letra. Es muy
sencilla. Usted canta estas palabritas y nosotros cuatro coreamos Timbuctú.
ELLA: (Sin ver el papel) ¿De memoria?
COMPOSITOR: Son cuatro cositas.
ELLA: Igual a ustedes.
COMPOSITOR: ¿Cómo?
ELLA: Una cosita para cada uno.
COMPOSITOR: Perdón, no entiendo.
ELLA: Yo digo Timbuctú…
COMPOSITOR: Pero…
ELLA: (Monuna) Ande…
COMPOSITOR: Esa no era la idea. Así se pierde toda la gracia.
ELLA: (Acida) ¿Cual gracia?
SEÑOR: ¡Mi querida señora: nuestro eminente Compositor quiere decir
que no tendrá gracia…
ELLA: Entendí. Tendría gracia.
AMANTE: Ustedes no se imaginan lo que ella puede hacer con una sola
palabra.
ELLA: Timbuctu.
AMANTE: ¿Se fijaron como lo dijo? Esa es una de mil maneras.
ELLA: Timbuctu.
AMANTE: No es necesario que digas las mil maneras, querida.
SEÑOR: ¿Y eso es todo lo que cantara?
AMANTE: Por supuesto que no. Trajimos nuestra música.
SEÑOR: ¡Pues vaya y búsquela para que ensayen! ¡Vaya y búsquela
rápido!
ELLA: Laing.
SEÑOR: ¿Qué dijo?
AMANTE: No dijo nada. Ya regreso. No se preocupe. ¡Y a trabajar! (Sale)
ELLA: (Gran pausa) Maestro.
COMPOSITOR: (Acercándose) Señora…
ELLA: Toque.
COMPOSITOR: ¿Dónde?
ELLA: (Erizada) ¡No a mí! ¡Su música!
SEÑOR: ¿Lista?
ELLA: ¿Y mi gin tonic?
SEÑOR: Mi mujer fue a buscar hielo.
ELLA: ¿Fue muy lejos?
SEÑOR: Yo se lo traeré. (Sale)
COMPOSITOR: ¿Comenzamos?
ELLA: Comencemos.

(Los Musulmanes tocan los primeros acordes pero se detienen. El


Compositor va y busca el papel que Ella tiene en sus manos. Comienza a
tocar y se van pasando el papel para que cada uno diga una estrofa)
PRIMER MUSULMAN: No hay nada igual
en toda la tierra
en todo el cielo
como mi amado:

ELLA: Timbuctú
SEGUNDO MUSULMAN: Cincuenta grados
de musulmanes,
hermanos nuestros
por vida y muerte

ELLA: Timbuctú
TERCER MUSULMAN: Quiérela mucho,
amala mucho
a esta tu tierra
privilegiada:

ELLA: Timbuctú
CUARTO MUSULMAN: ¡Vivan los niños!
¡Vivan los cielos!
¡Y los camellos!
Que vivan todos en:

ELLA: Timbuctú

(Amante, Señor y Señora, quienes han llegado al final de la canción,


aplauden sin mucho entusiasmo)

AMANTE: ¡Muy buena! ¡Una cancioncilla muy alegre!


SEÑOR: (Empujando el carrito de las bebidas) ¡Aquí están otra vez los
tragos!
AMANTE: ¡Ahora los sirvo yo! ¡Déjeme que los sirva yo!
ELLA: Laing.
AMANTE: Laing.
SEÑOR: No entendí. ¿Qué dicen?
ELLA: La, la, la, la… Ensayando.
AMANTE: (Entregándole un vaso) Toma. Este es el tuyo.
SEÑORA: (Viendo que Ella se ha tomado el trago de un solo golpe) ¡Ah
tenia sed!
ELLA: Todo este ensayar…
SEÑORA: Claro, la garganta… ¿Le sirvo otro?
ELLA: Sería recomendable.
SEÑORA: Ya se lo traigo.
ELLA: Sin tónica. Hielo y ginebra.
SEÑORA: Rapidito antes de que se derrita el hielo.
ELLA: O ginebra sola.
SEÑOR: Bueno, ¿Qué le pareció?
ELLA: Un poquito aguado.
SEÑOR: A mi también.
ELLA: Claro, el calor…
SEÑOR: Le falta algo…
ELLA: Al mío le faltaba ginebra.
SEÑOR: ¡No le hablaba de los tragos, señora! Me refería a la canción…
ELLA: En fin…
SEÑOR: ¿En fin qué?
COMPOSITOR: ¿Qué le pareció?
ELLA: Regia.
SEÑORA: (Trayéndole el trago que Ella enseguida toma) ¿Cómo regia?
ELLA: (Después de terminar de tomar) Marcial.
SEÑOR: ¿Cómo marcial?
ELLA: Como un himno nacional.
COMPOSITOR: No le entiendo.
AMANTE: La Pereza quiso decir que su melodía posee una universalidad
digna de un himno nacional.
ELLA: Y la letra, querido, no te olvides de la letra.
SEÑOR: Menos me gusto.
ELLA: Que difícil es usted de complacer.
SEÑORA: Hemos viajado
SEÑOR: Me pareció ramplona.
ELLA: ¿Dónde?
SEÑORA: Por los alrededores.
AMANTE: Tenga la música, maestro.
SEÑORA: Y a Venezuela.
ELLA: ¡Que lejos!
SEÑOR: Óigame, empresario, óigame, quisiera que parezca moderno, de
gran ciudad…
AMANTE: Parecerá.
ELLA: ¿Pecaminoso?
SEÑORA: ¿Venezuela? No, Caracas, me pareció muy simpática.
SEÑOR: La Señora me entiende.
SEÑORA: Nos entendimos muy bien con los venezolanos. Claro, el
petróleo…
ELLA: Llámeme La Pereza.
SEÑOR: Pensaba hacerlo.
ELLA: Uno de los pecados capitales.
SEÑORA: El petróleo…
ELLA: Les une.
SEÑORA: Eso es, ¿no es así, queridito? Somos como hermanos.
ELLA: Pero no parecen marido y mujer.
SEÑOR: Treinta años.
SEÑORA: Quise decir Venezuela y Timbuctú. Como hermanos. El
petróleo ¿Entiende?
AMANTE: Perdonen, pero mejor ensayamos. Con el calor, los músicos se
están durmiendo.
ELLA: Mejor.
SEÑOR: ¿No desea ensayar?
AMANTE: Por supuesto que desea. ¿Qué quieres cantar?
ELLA: “Soy así”
SEÑORA: Es el calor.
AMANTE: No. Es el título de la canción.
SEÑOR: ¿Cómo se titula?
AMANTE: “Soy así”
SEÑORA: ¿Usted también? Yo no entiendo nada.
ELLA: Mejor. Siéntese aquí. A mi lado. Usted quería. Pero primero…
(Dándole el vaso) Un chorrito más… de su petróleo.
SEÑORA: Si, sí.
SEÑOR: Mejor trae la botella.
ELLA: Me encantan los ejecutivos como usted. Siéntese aquí a mi lado.
AMANTE: Querida, toma el micrófono.
ELLA: Gracias ¿Listo maestro?
AMANTE: O cantas ya o…
ELLA: Canto.
SEÑORA: (Entregándole la botella) ¿Y dónde me siento yo?
ELLA: Aquí. Los dos juntitos. Recuéstense. Cómodos. Yo me levanto para
cantar.
AMANTE: ¿Puedes?
ELLA: Laing
SEÑOR: ¿Qué dijo?
AMANTE: Dio la señal. ¡Vamos, maestros!
ELLA: (Cantando)
Soy así:
ni mas ni menos.
Soy así:
hay suficiente.
Soy así:
eternamente.
Soy así.
Así soy:
Veleta al viento.
Así soy:
con lo que encuentro
Así soy.
no de repente.
Así soy.

Soy así:
así soy.
Así soy:
soy así.
Y mal no me va
AMANTE: (Corriendo de un lado a otro para asegurarse de que todos
están dormidos y muertos) ¡Listo!
ELLA: ¿Los billetes?
AMANTE: En este bolsillo.
ELLA: ¿Las morocotas?
AMANTE: En este otro bolsillo
ELLA: ¿Las joyas?
AMANTE: Dentro de mis interiores.
ELLA: ¿Las cedulas?
AMANTE: Debajo de mi camisa.
ELLA: ¿Las pistolas?
AMANTE: Debajo de mi cinturón.
ELLA: ¿Qué más?
AMANTE: ¿Qué más va a haber? No me cabe más nada.
ELLA: Espera. ¿La daga?
AMANTE: Debajo de mi media izquierda.
ELLA: ¿Y los pasaportes?
AMANTE: (Tocándose el pecho) Aquí.
ELLA: Falta el jet.
AMANTE: No falta. Está en el jardín.
ELLA: ¿Y los motores?
AMANTE: Encendidos. No suenan porque…
ELLA: ¿Y si sonasen? Mejor vámonos cantando
(Agarra el micrófono):
Soy así:
ni más ni menos.
Soy así.

Y sigue cantando mientras se van y cae el TELON

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