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LOS SIETE
PECADOS CAPITALES
AVARICIA
GULA
LUJURIA
PEREZA
ENVIDIA
SOBERBIA
IRA
EL
ELLA
ABUELO
HIJO
DOCTOR
Ava, Ava,
Avaricia,
¡que delicia,
que delicia!
Guarda plata
guarda el oro
mi Señor
para luego
cuando muera
¡mios son!
Ava, Ava,
Avaricia,
¡que delicia,
que delicia!
Mas, no todo
lo que brilla
va al arcón.
Son latidos,
sentimientos,
corazón.
Ava, Ava,
Avaricia,
¡que delicia,
que delicia!
Y es por eso
que presento
mal o bien
la Avaricia
que practica
cada quien.
Ava, Ava,
Avaricia,
¡que delicia,
que delicia!
ELLA
EL
EL: El primer día desde la estación meteorológica del Polo Norte vimos las
bolas de fuego que quemaban la superficie de los continentes y evaporaban
los océanos. Sentimos Ira.
ELLA: El segundo día desde la estación de observación biológica del Polo
Sur captamos las emisiones de la radio donde los líderes nos explicaban lo
necesario de la guerra y lo glorioso del triunfo. Sentimos Soberbia.
El: El tercer día supimos que los hombres condenados a morir por la
radiación saqueaban y despilfarraban los tesoros y morían sobre lechos de
monedas de oro y agonizaban sobre tejidos de platino. Sentimos Avaricia.
ELLA: El cuarto día oímos que los supervivientes se entregaban a orgias
mientras se desprendía su piel y hacían fosforescentes sus líquidos vitales.
Sentimos Lujuria.
El: El quinto día supimos que toda obra del hombre había sido destruida y
que todo aquello que quisiéramos tener debía ser hecho de nuevo. Sentimos
Pereza.
ELLA: El sexto día supimos que todos habían muerto sentimos envidia.
EL: El séptimo día no supimos nada más. Sentimos hambre. (Se miran).
EL: Nunca se conoce uno mismo hasta que se le acaban los víveres.
Cuando eche a caminar supe que solo encontraría a los que pudieron
esconderse en los refugios más profundos, y que todos estarían saliendo
movidos por los mismos motivos que yo. El primero que encontré fue el
Gran Mariscal Generalísimo Estratega Héroe, y quiso comprarme con una
colección de medallitas y nombramiento de Soldado Desconocido.
ELLA: ¿Y cómo estuvo?
EL: Un poco rancio, pero nutritivo. (Se pule varias medallas en la solapa)
ELLA: El primero que yo encontré fue un Gran Líder Caudillo Presidente
Jefe Guía y Padre de los Pueblos, y me ofreció inscribirme en el Partido
hacerme Secretaria de Reclutamiento y Adoctrinamiento y Organización.
El: ¿Y cómo estuvo?
ELLA: (Chupándose los dedos) Indigesto, pero suficiente.
EL: Yo me encontré también al tipo ese, como se llama, Presidente de la
United Monopolistic Property, propietario de la Universidad Oil, accionista
del Trust del Agiotistic International Bank, y el hombre me ofrecía
paquetes de acciones y royaltis y datos para jugadas en la bolsa y
participaciones como socio y me firmaba cheques.
ELLA: ¿Y cómo resulto?
EL: Grasiento, pero muy gustoso. (Eructa)
ELLA: Pues yo me encontré en un montón de ruinas al viejito este. Su
santidad lo llamaban, con muchos trapos dorados y un gorro enjoyado y un
bastón con la punta enrollada. Me ofreció el perdón de los pecados y la
resurrección de la carne y la vida perdurable.
EL: ¿Y cómo estuvo?
ELLA: Mal, porque tragándome los dedos se me atoro un anillo con un
zafiro y estuve a punto de ahogarme. Sabía a vino malo y pan sin levadura.
(Hace sonar un enredijo de ornamentos sacros)
EL: Y cuando estaba a punto de desfallecer me encuentro con el Gran
Doctor Académico Master Summa Cum Laude P.H.D, que invento el
demoledor de continentes y que ofreció repartirse conmigo el premio Nobel
si lo ayudaba a inventar una bomba que acabara con las nebulosas
espirales. (Agita medallas académicas)
ELLA: ¿Y cómo estuvo?
EL: Detestable. Cada día que pasa, los supervivientes están más flacos.
¡Puaj!
ELLA: ¡Puaj! Si ya hemos acabado con todos los que habían detrás,
entonces debemos ser los últimos.
EL: Uno de nosotros será el último.
CURA
MUJER
CORO
II
Acusome, padre
de graves pecados…
¡He visto montañas
de todos parados!
CURA: (Cantado)
MUJER: (Recitando)
CORO: (Prolongado)
¡Guaoooooooooo!
MUJER: (Recitado)
Con un hombre como ese,
cualquier mujer enloquece,
se estimula la aventura
y una, comete locuras.
¡Ay!, me provoca,
me disloca,
me enloquece,
me enternece.
(cantando)
nos conocimos algo de prisa,
cuando pase por su lado
desgrano galante sonrisa
y dijo:
¡Sea el Señor por siempre alabado,
mirad, sicarios,
el bello pompi que me ha parado!
(Recitado)
¡Ahhhh! Se trata de un hombre…
(Cantado)
Yo quiero ese trasero para mi
-dijo-
lo quiero para usarlo de almohadón,
pues parece relleno de plumón
de minúsculo pichón de colibrí.
O lo usaría como copa extraña
-dijo-
para beber mis vinos de Bretaña.
También podría usarlo como plato
-dijo-
para beber la sopa, yo y el gato.
CURA: (cantado)
¡Oh bellas frases de dulce poesía!
Denuncian un espíritu sensible, muy sutil;
con tanta galanura y suave cortesía
podría hacerse… ¡Agente de la Policía!,
pues tiene el porte noble y el aspecto viril.
MUJER: (Recitado)
¡Mi pompi es una joya, me ha convencido,
que no debía tenerlo tan reprimido!
CURA: (Cantado)
Basta ya de prolegómenos,
vamos al grano.
Cuéntame los fenómenos.
¡No exaltes más tu ano!
MUJER: (Recitado)
Se trata de un hombre, ¡Ahhhh!
Cuando nos conocimos
me llevo a comer helado.
CURA: (Cantado)
Debo advertiros que eso no es pecado.
MUJER: (Cantado)
¡Oh, si padre, si lo es!
Cuando en vez de la cucharilla,
para llevarte a la boca el bocado,
el hombre usa esa varilla que Dios le ha dado.
MUJER: (Cantado)
Recuerdo ese exquisito momento,
sufro y palpito…
¡Oh padre!
Me vapuleo con su instrumento
¡Papaíto, papaíto!
CURA: (Cantado)
Hija, me has anonadado.
MUJER: (Cantado)
Comenzó por tocarme la rodilla.
CURA: (Cantado)
Sospecho que hay indicio de pecado.
MUJER: (Cantado)
Luego de acariciar mi pantorrilla.
CURA: (Cantado)
Se puso audaz, entonces, el amado.
MUJER: (Cantado)
¡Pues al infierno juntos,
ministro bien dotado!
Es claro lo que dijo
el abate Trincado:
Que aquel que con placer
al infierno se condena,
jamás volverá al mundo
como inquieta alma en pena.
PERSONAJES
Cuatro musulmanes con mantos azul índigo y las caras pintadas de negro,
como los “negritos” de los music-halls, entran cada uno cargando una
gran palmera de papier mache, también muy de music-hall. Entran en
silencio, con su palmera al hombro y las colocan haciendo amplio semi-
circulo que se abre hacia el público. Salen.
Inmediatamente regresan cargando entre ellos una chaise-longue digna de
madame Recamier, cubierta por un velo transparente. Reclinada en el sofá
viene una mujer. Los musulmanes colocan el mueble casi en la boca del
escenario y luego levantan hacia atrás el velo. Se oye un gong al mismo
tiempo que se ve a la mujer. Es blanquísima, rubísima, vestida de blanco
satén o crepe de chine con la falda abriéndose a un lado para mostrar las
blancas piernas. Fulgurantes brillantes en las manos, cuello y orejas. Esta
reclinada un poco de medio lado, en pose de sirena o de marquesa, los
ojos y la boca roja entreabiertos, así permanecerá sin moverse jamás. Al
descorrer el velo que la cubre, los musulmanes salen.
Señora, madura y gorda, en traje de baño de una pieza, zapatos de baño y
gorra con flores en la cabeza. Lleva una toalla en la mano y viene
empapada y toda tímida.
AMANTE: ¿Aburrida?
ELLA: No…
AMANTE: ¿Qué quieres, querida? Son relaciones públicas. Si nos contrata
el hombre más rico de Tombuctú…
ELLA: Tombuctú…
AMANTE: Menos mal que aprendiste a pronunciarlo. Si nos ha contratado
para inaugurarle el único canal de televisión en todo el Sahara de Sur…
ELLA: Sahara…
AMANTE: Aunque nuestro verdadero propósito sea envenenarlo,
¡ENVENENARLOS!, según las instrucciones impartidas por la Gran
Alianza, ¡¡ENVENENARLOS Y ROBARLOS!!
ELLA: ¿Qué?
AMANTE: ¿Cómo que qué? ¿No te parece que es preferible estar aquí y
no afuera den el desierto donde Harmatta…?
ELLA: Harmatta…
AMATA: ¡Nos soplaría vivos! ¡Bueno, a ti no te soplaría ni el viento
Harmatta ni un huracán ni el Diluvio Universal! ¡Eres una piedra! ¡Siempre
cansada!
ELLA: Siempre.
AMANTE: Es una pose.
ELLA: Una de miles
AMANTE: Todas iguales. ¡Vas de pose en pose y nunca te mueves, nunca
haces nada!
ELLA: ¿Nunca?
AMANTE: No me refería a eso.
ELLA: ¿No tienes ganas?
AMANTE: ¿Aquí? ¿Ahora? ¡Eso es todo lo que me faltaba, Evangelina
Pérez!
ELLA: También falta mi gin tonic. Dijo que me lo traería.
AMANTE: Claro, mientras te traigan tragos y te… ¡Feliz horizontal!
ELLA: Supina.
AMANTE: ¿Qué?
ELLA: Eso. Boca arriba. Horizontal.
AMANTE: ¡Si tus admiradores te conocieran como te conozco yo! ¡Se
mueren por La Pereza pero no conocen a Evangelina Pérez!
ELLA: Cuéntales.
AMANTE: ¡Si, me gustaría contarles, contarles especialmente a todos
estos mulsumanes! Si supieran lo siniestra que eres, serían capaces de
matarnos como lo hicieron con Laing.
ELLA: Esa es nuestra contraseña. Laing.
AMANTE: Si, nuestra contraseña, pero no sabes quien fue Laing.
ELLA: Enséñame.
AMANTE: Claro, soy yo quien se documenta antes de dar un golpe. A ti te
da lo mismo donde estas.
ELLA: Estoy en timbuctu… Sahara del Sur… junto al Harmatta…
oyéndote hablar de nuestra contraseña.
AMANTE: ¡De Laing!
ELLA: ¿Quién fue Laing?
AMANTE: Un inglés que se hizo pasar por nómada, esos que viven
errantes y no tienen domicilio fijo.
ELLA: Igual que yo.
AMANTE: Lo descubrieron y lo degollaron cuando lo vieron orinar de pie
y no en cunclillas a la manera de la gente del desierto.
ELLA: Mala suerte. Pobre Laing.
AMANTE: ¡Así que cuídate!
ELLA: Cuídate tú que orinas...
AMANTE: Aquí tengo el veneno. Lo echamos en los tragos y …
ELLA: Lo hecha tu y si orinas… (Hace un gesto de cuchillo atravesando
su cuello)
ELLA: Timbuctú
SEGUNDO MUSULMAN: Cincuenta grados
de musulmanes,
hermanos nuestros
por vida y muerte
ELLA: Timbuctú
TERCER MUSULMAN: Quiérela mucho,
amala mucho
a esta tu tierra
privilegiada:
ELLA: Timbuctú
CUARTO MUSULMAN: ¡Vivan los niños!
¡Vivan los cielos!
¡Y los camellos!
Que vivan todos en:
ELLA: Timbuctú
Soy así:
así soy.
Así soy:
soy así.
Y mal no me va
AMANTE: (Corriendo de un lado a otro para asegurarse de que todos
están dormidos y muertos) ¡Listo!
ELLA: ¿Los billetes?
AMANTE: En este bolsillo.
ELLA: ¿Las morocotas?
AMANTE: En este otro bolsillo
ELLA: ¿Las joyas?
AMANTE: Dentro de mis interiores.
ELLA: ¿Las cedulas?
AMANTE: Debajo de mi camisa.
ELLA: ¿Las pistolas?
AMANTE: Debajo de mi cinturón.
ELLA: ¿Qué más?
AMANTE: ¿Qué más va a haber? No me cabe más nada.
ELLA: Espera. ¿La daga?
AMANTE: Debajo de mi media izquierda.
ELLA: ¿Y los pasaportes?
AMANTE: (Tocándose el pecho) Aquí.
ELLA: Falta el jet.
AMANTE: No falta. Está en el jardín.
ELLA: ¿Y los motores?
AMANTE: Encendidos. No suenan porque…
ELLA: ¿Y si sonasen? Mejor vámonos cantando
(Agarra el micrófono):
Soy así:
ni más ni menos.
Soy así.