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Las Anticuecas de Violeta Parra

Cristián Díaz O’Ryan

Al centenario de su nacimiento, pareciera difícil poner nombres al trabajo de Violeta Parra.


Esto no sólo porque la cantora nacional ha sembrado una fértil obra que, a pesar de los años
de su silencio, sigue creciendo inexorablemente. Ni tampoco porque sus versos y acordes
sean las raíces de cada vez más voces que buscan cantar en su nombre. Más bien, si hay algo
inclasificable en su obra es porque, a pesar de que su voz acogió el canto de todos, en ella
brota un misterio que enrarece “lo común” y lo transforma en algo “otro”.
Es así que una vez conocida la recopiladora, nació la compositora; y, una vez asimilada esta
última, dio a luz a la pintora y la bordadora. Tanto en su vida como en su obra, siempre algo
inesperado se ha revelado ajeno a todo lo anterior, para luego mostrarse nuevo. Y en este
constante movimiento, “la tradición” ha deambulado hacia “lo moderno” y “lo moderno” ha
devenido en “tradición”. Así, gracias al ingenio de Violeta, una mazurca se hizo modérnica
y una cueca se volvió anticueca.
Si bien la “Mazúrquica modérnica” puede resultar familiar, muchos no saben que por el
término “Anticueca” Violeta nombró un conjunto de cinco piezas interpretadas en guitarra.
Y, mucho menos, que ellas junto a “El Gavilán” fueron las obras que la validarían como una
compositora ante los ojos de la academia. Pero, ¿qué son estas Anticuecas?
Eulogio Dávalos, reconocido guitarrista chileno, recuerda en su libro “Una leyenda hecha
guitarra” (2016) el momento en que Violeta le contó de estas obras, diciéndole: “como mi
hermano Nicanor tiene los Antipoemas, yo tengo unas Anticuecas”. En consecuencia, de
manera similar a las creaciones del antipoeta, estas cinco composiciones corresponden a una
elaboración musical que altera la forma rítmica y armónica de la cueca tradicional. Opción
que reniega de ésta como baile, pero, a su vez, permite experimentar con los parámetros que
la componen.
¿Una apuesta arriesgada?, tal vez. Porque, por un lado, esta abstracción radicó en el
desconocimiento y poca difusión que tuvo esta música hasta 1999, año que Warner Music
Chile las edita por primera vez en el álbum “Composiciones para Guitarra”. Anteriormente,
las “Anticuecas” sólo se debieron conformar con aparecer de manera parcial en un EP
grabado en 1957 – que incluye sólo las dos primeras- y después pernoctar por largos años en
un conjunto de grabaciones privadas.
Y, por otro lado, esta experimentación y desarrollo permitió que, gracias a su distanciamiento
del folclor conocido, los intelectuales y compositores comenzaron a cimentar su valoración
artística. No por nada Enrique Bello logró decir, años después de su muerte, que las
“Anticuecas” son una obra “digna de figurar entre las mejores composiciones de música culta
para este instrumento en cualquier parte del mundo”.
Esto, justamente, es lo que vuelve apasionante a la figura de Violeta. Porque más allá de las
clasificaciones que la academia o la industria puedan hacer sobre ella, siempre hay algo que
vuelve incómodo y tensiona a estos nombres. ¿Es acaso una folclorista? No lo pareciera
cuando declara en la revista Ecran: “para expresar mi dolor, ‘descubrí’ la música atonal”.
¿Una compositora culta? Ella replicaría: “Yo no sé música. De pronto mis manos juegan
sobre las cuerdas y toco algo nuevo”.
Estas “Anticuecas” se vuelven, pues, uno más de sus misterios. Una música iridiscente, que
cambia su color dependiendo del ángulo de quien mire. Para algunos devendrá “elevada”,
producto del genio capaz de sublimar lo folclórico. Para otros popular, fruto de una
espontaneidad arraigada en la memoria y sus palabras. Sea cual sea el caso, estos calificativos
no se vuelcan más que en grafías incapaces de asir su naturaleza. Una guitarra indócil, como
decía Patricio Manns, que transita entre conservatorios y escenarios, en grabaciones y voces,
pero, aun así, mantiene algo de sí oculta para revelarse nueva ante otros ojos.

Para escuchar:
- Violeta Parra – Composiciones para guitarra
- Mauricio Valdebenito – Música chilena para guitarra
- Pascuala Ilabaca – Pascuala canta a Violeta.

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