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tiempos Carlos Marx, cuando en sus diversos escritos filosóficos, políticos y económicos.
Nos señalaba que el capitalismo y todas las secuelas materiales y morales que trae esta,
convertiría a la fuerza de trabajo, en un trabajo esclavizado, un trabajo con un salario de
hambre y muerte. Y para garantizar esta situación los Estados como expresión de
intereses de clase, coadyuvarían con sus políticas económicas a tal situación. La
esclavitud asalariada, es igual o peor que la esclavitud vivida en los tiempos del Imperio
Romano. Ponen a la clase obrera en la órbita de una lucha y competencia desenfrenada,
dónde el mercado libre y la lógica de la mano invisible como lo señalaba Adam Smith es
una utopía y falsedad. La lucha de los que no tienen nada y lo tienen todo, es una lucha
sin cuartel. Partiendo de este hecho la dinámica y contexto actual, nos plasma esta
realidad en todas sus dimensiones, en lo cultural podemos ver la pugna entre los que
destruyen y los que protegen el medio ambiente. En lo político, entre los que detentan el
poder político y el gobierno, como representantes de una clase social y los desposeídos
de esta sociedad. En lo económico los que detentan los medios fundamentales de
producción y los que cuentan con solo su fuerza de trabajo y sobreviven vendiendo está.
Las luchas populares se intensifican a nivel planetario, en el caso del Perú; como no es
para sorprenderse el gobierno de Ollanta Humala como expresión y defensor de los
poderes facticos del país y de sus políticas neoliberales que viene direccionado por el
Imperio de los Estados Unidos de Norteamérica y el Fondo Monetario Internacional, viene
aplicando una conjunto de normas y el denominado “paquetazo” se lo echan a los
hombros de los sectores subalternos de la sociedad peruana. La ley universitaria como
parte de esta también, es parte de un conjunto de lineamientos de privatizar los derechos
fundamentales y barrer principalmente la organización social y popular. Ante esta última
situación como reacción, el gobierno crea dispositivos legales, para dar carta libre a los
órganos de represión, ya sea la policía o militares a matar impunemente a cualquier que
ejerza su derecho a la defensa de los derechos fundamentales. El presidente de la
República, Ollanta Humala, promulgó la ley 30151 que exime de toda responsabilidad
penal a los policías y militares que causen lesiones o la muerte a terceros en acción de
servicio. Como no recordar el caso del Fidel Flores, que fue asesinado a vista de todos,
su muerte y sus verdugos, los policías están plenamente reconocidos. Es así como actúa
y acciones que toman este gobierno de la “gran trasformación”, de la “”inclusión social”.
En ese mismo sentido vemos el hipócrita evento de la COP 20, donde los gobiernos de
Latinoamérica, que son los que dan puerta abierta a que las trasnacionales y monopolios
mineros actúen y expolien los recursos naturales del mundo y el planeta. Salen a luz
como los grandes defensores de los recursos naturales y medio ambiente, esto no es más
que expresión de la crisis de moral que se vive. En reacción a esta el pueblo peruano,
desde los diversos espacios organizativos, rechazaron y protestaron contra este evento.
La juventud desde los diversos momentos ha jugado un rol de suma importancia, un rol
histórico y político, fermento de las grandes trasformaciones sociales. En ese sentido la
violación o mantención de sus derechos laborales esta pugna, es nuestra tarea la
mantención y conquista de más derechos, que estén al servicio de las amplias mayorías.
El nuevo régimen laboral, no es un hecho aislado, es un hecho ligado a un plan
económico del sistema capitalista y de la aplicación del neoliberalismo, que se viene
vertiendo en los distintos países subyugados por el Imperialismo.
El nuevo régimen laboral para los jóvenes obreros y trabajadores del Perú, es una ley que
socaba todos los derechos y beneficios sociales obtenidos en gestas históricas
anteriores. Dejar sin CTS, sin derechos a utilidades y reducir sus vacaciones en lo
principal, significa en lo concreto que la clase dominante que detenta el poder político,
concibe a la fuerza de trabajo como una mercancía, y en ese sentido lo que busca es
reducir su costo de compra. El trabajo para estos es una pieza más del ornamento de
producción material de recursos, este factor de trabajo está fuera del hecho humano. Se
desenvuelve un proceso de “DESHUMANIZACIÓN” del factor fuerza de trabajo. Ello es
parte de la deshumanización de las relaciones sociales-humanas. Reflejo de las crisis en
que se encuentra este tipo de sociedad y su base económica, crisis que durará miles de
décadas.
CARLOS MERATY