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Vislumbres de nuestro Dios

Guía de Estudio de la
Biblia
Contenido
(Lecciones de la Escuela Sabática)
Introducción ....................................................................... 2
1. El Dios triuno ................................................................. 5
Edición para adultos 2. En el principio ............................................................. 12
3. Dios como Redentor .................................................... 19
Enero - marzo 4. El Dios de gracia y juicio .............................................. 26
de 2012 5. La santidad de Dios ..................................................... 33
6. Dios el Legislador ........................................................ 40
Autor:
7. Señor del sábado..........................................................47
Jo Ann Davidson 8. El cuidado de la creación ............................................. 54
Dirección General: 9. La Biblia y la historia .................................................... 61
Clifford Goldstein 10. La promesa de la oración ............................................ 68
Dirección editorial: 11. Dios como artista......................................................... 75
Marcos G. Blanco
12. Historias de amor ........................................................ 82
Traducción y redacción:
13. La promesa de su retorno ............................................ 89
Rolando A. Itin
Diseño:
Las Guías de Estudio de la Biblia son preparadas por la oficina de las
Nelson Espinoza Guías de Estudio de la Biblia para Adultos de la Asociación General de
Ilustraciones: los Adventistas del Séptimo Día. La preparación de estas guías ocurre
Lars Justinen bajo la dirección general de una comisión mundial de evaluación de ma-
nuscritos para la Escuela Sabática, cuyos miembros actúan como consul-
tores. Las lecciones publicadas reflejan las sugerencias de la comisión,
de modo que no representan exclusivamente la intención del autor de
ellas.

Colección Guía de Estudio de la Biblia


GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS (Sabbath School Lessons),
(USPS 308-600). Spanish-language periodical for first quarter, 2012. Volume 117, No. 1. Published quarterly by the Pacific
Press® Publishing Association, 1350 North Kings Road, Nampa, ID 83687-3193, U.S.A. Subscription price, $10.20; single
copies, $3.99. Periodicals postage paid at Nampa, ID. POSTMASTER: Send address changes to GUÍA DE ESTUDIO DE
LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS, P.O. Box 5353, Nampa, ID 83653-5353. Printed in the
United States of America.

TEXTO Y DIAGRAMACIÓN: CASA EDITORA SUDAMERICANA.


IMPRESIÓN Y DISTRIBUCIÓN: PACIFIC PRESS® PUBLISHING ASSOCIATION.

DERECHOS RESERVADOS.
COPYRIGHT © 2012, BY PACIFIC PRESS® PUBLISHING ASSOCIATION.
SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE FOLLETO SIN EL PERMISO DE LOS EDITORES
INTRODUCCIÓN

VISLUMBRES
DE NUESTRO DIOS

¿Q uién puede ver las fotos enviadas por el telescopio Hubble y no mara-
villarse por la belleza del cosmos? Asombrado por la famosa foto de la
“Galaxia del Sombrero” (M104), un escritor declaró: “¿Cómo puedo comenzar
a ahondar en el conocimiento, el poder, el razonamiento, las verdades y los
propósitos que constituyen la Galaxia del Sombrero (que es una de miles de mi-
llones de otras galaxias)? Aquí estamos, tan pequeños y tan aislados, un granito
de polvo en la creación, con tanto ante nuestra vista pero tan infinitamente más
allá de nuestro alcance”.
Más asombroso que el universo mismo, sin embargo, tiene que ser su Ha-
cedor, porque solo algo mayor que el universo pudo hacerlo.
Por supuesto, como adventistas del séptimo día, el Dios al que adoramos
y servimos es aquel que hizo el universo: todo lo que existe, desde la Galaxia
del Sombrero hasta los quarks que constituyen toda la materia en ella, y todo lo
demás también.
Es en este contexto, del Señor a quien adoramos y servimos, que nuestras
lecciones de este trimestre harán un poco de “teología”, un término técnico que
quiere decir “estudio de Dios”. Después de todo, ¿no es importante saber acerca
del Dios a quien adoramos, servimos y en quien confiamos, aquel al que se nos
llama a amar con “todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas,
y con toda tu mente” (Luc. 10:27)?
El cuadro de Dios que nos ofrece la Biblia es muy amplio. Es cierto, se su-
braya el amor de Dios, una y otra vez, pero hay mucho más acerca de él que él
quiere que sepamos. Por ejemplo, en las Escrituras se encuentran centenares de
nombres para Dios. Cada uno de ellos podría darnos una comprensión más pro-
funda e inteligente del gran Dios del cielo y de la Tierra. Es muchísimo más que
un Santa Claus bonachón en el cielo que nos reparte ayuda cuando la pedimos.
(Un jugador profesional de póquer recientemente ganó millones de dólares en
un torneo, y ¡luego agradeció públicamente a Jesús por ello!)

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Este trimestre consideraremos a Dios. Miraremos diferentes aspectos de él
como se nos han revelado y qué significan para nosotros en un nivel práctico.
Comenzaremos con algunos temas “básicos”, tales como la Trinidad, la ense-
ñanza asombrosa de que Dios es un Dios y, no obstante, está compuesto por
tres Personas. De allí, enfocaremos a Dios como el Creador, la doctrina que
forma el fundamento de todo lo que creemos. Luego, lo veremos en su obra
de redención; porque, en un mundo caído, ser creado no es suficiente. Nece-
sitamos también ser redimidos. Además, consideraremos a Dios como un Dios
de gracia pero también como un Dios de juicios. Entonces, observaremos su
santidad, su ley y el sábado, todo lo cual surge de la esencia de su carácter y nos
ayuda a comprender más acerca de cómo es Dios.
Y también veremos algunos otros aspectos de Dios en los cuales no se
piensa muy a menudo, tales como el Dios de la belleza, de la historia y aun del
romance. Entre otras cosas, tales como la oración y la ecología (es decir, que-
remos considerar algunos aspectos prácticos de lo que significa servir a nuestro
Señor), veremos también la gran promesa de Dios de su segunda venida, que
nos lleva a la culminación de la historia y al fin de la terrible experiencia de la
humanidad con el pecado.
Dios es grandioso (después de todo, ¡él creó –junto con todo lo demás– la
Galaxia del Sombrero!). En contraste, somos tan pequeños. Cuán agradecidos
deberíamos ser, entonces, por cada detalle de luz que él arroja en nuestro ca-
mino. Este trimestre veremos algo de esa luz. Depende de cada uno de noso-
tros, individualmente, cuán fielmente caminamos por este sendero.

Jo Ann Davidson es profesora de Teología en el Seminario de la Universidad


Andrews, en Berrien Springs, Michigan, EE.UU.

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CLAVE DE ABREVIATURAS

BJ Biblia de Jerusalén
CC El camino a Cristo
CN Conducción del niño
CS El conflicto de los siglos
DTG El Deseado de todas las gentes
Ed La educación
Ev El evangelismo
HHD Hijos e hijas de Dios
MS Mensajes selectos, 3 tomos.
NVI La Biblia, Nueva Versión Internacional
OE Obreros evangélicos
PP Patriarcas y profetas
RH Review and Herald [Revista Adventista, en inglés]
ST Signs of the Times
TM Testimonios para los ministros

Nota: Las referencias a citas del espíritu de profecía y otras obras se ex-
presan de la siguiente manera y significan:
HAp 316 = Los hechos de los apóstoles, página 316.
CBA 6:1.067 = Comentario bíblico adventista, tomo 6, página 1.067.
MS 1: 278–282 = Mensajes selectos, tomo 1, páginas 278 a 282.

BIBLIOGRAFÍA
ADCOM, 1995. Comisión Administrativa de la Asociación General de la
Iglesia Adventista del Séptimo Día, que fue publicado en el Congreso de la
Asociación General realizado en Utrecht, Holanda, del 29 de junio al 8 de
julio de 1995.
Gingerich, Owen. God’s Universe. Cambridge, Mass.: Harvard University
Press, 2006.

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Lección 1: Para el 7 de enero de 2012

EL DIOS TRIUNO

Sábado 31 de diciembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Deuteronomio 6:4; Fili-


penses 2:6; Mateo 28:19; Génesis 1:26, 27; Juan 14-16.

PARA MEMORIZAR:
“Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el
Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de
nuestro Señor Jesucristo para vida eterna” (Jud. 20, 21).

PENSAMIENTO CLAVE: Las Escrituras hablan de la divinidad y la unidad


de la Deidad.

LA PALABRA TRINIDAD no aparece en la Biblia, pero esta doctrina (Dios es uno y,


sin embargo, está constituido por tres “Personas”) es básica, pues trata de quién
es Dios, cómo es, cómo actúa y cómo se relaciona con el mundo. Y que Cristo
sea Dios es esencial para el plan de salvación.
En la Biblia, hay tres tipos de evidencias del Dios triuno: 1) evidencias de la
unidad de Dios; 2) evidencias de que hay tres Personas que son Dios; 3) indi-
cios, en el texto, de la triunidad de Dios.
Las distinciones entre Dios, Cristo y el Espíritu Santo, en la Biblia, deben
comprenderse como la forma en que Dios es en sí mismo, por difícil que sea
captarlo. “Los eternos dignatarios celestiales –Dios, Cristo y el Espíritu Santo–”
(Ev 447) son iguales pero no idénticos ni intercambiables.
Aunque al principio de nuestra historia hubo algunas dudas, nuestra iglesia
ha tomado una posición firme. La Creencia Fundamental Nº 2 dice: “Hay un
Dios: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la unión de tres personas coeternas”.

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Lección 1 // Domingo 1º de enero

LA UNICIDAD DE DIOS
El sistema de creencias de los antiguos hebreos era rigurosamente mono-
teísta: “mono” que significa “uno”, y “teísta”, de la palabra griega para “Dios”,
queriendo decir que hay solo un Dios verdadero. Esta posición es invariable a
través de todo el Antiguo Testamento. Hay solo un Dios, el Dios de Abraham,
Isaac y Jacob, y no muchos dioses, como creían las naciones y las tribus que
rodeaban a los hebreos. En este sentido, la religión de la Biblia es singular.

¿Cómo habla Dios de sí mismo en Éxodo 3:13 al 15? ¿Cómo implican


estos versículos la unicidad de Dios?

La unicidad (cualidad de ser uno) de Dios también se encuentra en el texto


de Deuteronomio 6:4, que los judíos llaman “la Shemá”. Recibió este nombre
porque la palabra inicial, la orden “Oye”, en hebreo, es la palabra “shemá”. Esta
afirmación es una de las grandes verdades acerca de Dios, que el pueblo de
Israel debía creer y enseñar a sus hijos.

“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Deut. 6:4). Compa-
ra este versículo con Génesis 2:24: “Por tanto, dejará el hombre a su pa-
dre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. ¿Qué nos
dice que la misma palabra hebrea para “uno” aparezca en ambos textos?

La misma palabra, ejad, para “uno”, se usa para Dios en la Shemá de Deu-
teronomio 6:4. La palabra ejad, para unicidad, no implica una suma matemá-
tica sino, en cambio, una unidad compleja. Aquí, algo se afirma acerca de una
unidad de partes diferentes. El esposo y la esposa han de ser “uno” (ejad) de
acuerdo con Génesis 2:24, así como en Deuteronomio Dios es “uno”.

¿De qué modo el Nuevo Testamento habla acerca de la unidad de Dios?


Sant. 2:19; 1 Cor. 8:4.

¿De qué forma el comprender a Dios como “uno” nos ayuda a evitar las tram-
pas de la idolatría en cualquiera de sus formas? ¿Por qué debemos adorar solo
a Dios? ¿Cómo puedes erradicar cualquier “ídolo” de tu propia vida?

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Lunes 2 de enero // Lección 1

LA DIVINIDAD DE CRISTO
La divinidad del Padre rara vez se discute. Al cuestionar la Trinidad, algunos
desafían la divinidad de Cristo. Si Jesús no fuera eterno y plenamente divino, el
plan de salvación estaría muy comprometido (ver la sección del jueves).

¿De qué modo Pablo, una vez un estricto fariseo, habla acerca de la
divinidad de Cristo? Fil. 2:6.

Para un fariseo cuyo cimiento acerca de la unidad de Dios es el Antiguo


Testamento, esta es una afirmación asombrosa, porque revela el compromiso
de Pablo con la divinidad de Cristo.
El libro a los Hebreos –escrito a judíos que eran sólidos monoteístas, como
Pablo– contiene afirmaciones fuertes que subrayan la divinidad del Hijo de
Dios. En Hebreos 1:8 y 9, la naturaleza divina de Cristo está expresada en
forma explícita.
Pero, más importante que la revelación de la divinidad de Cristo es la auto-
conciencia de Jesús. Él no recorría Jerusalén con un coro que proclamaba su
divinidad. No obstante, los cuatro evangelios incluyen muchas evidencias que
revelan cómo se veía él a sí mismo. Jesús afirmó poseer lo que correspondía solo
a Dios: habló de los ángeles de Dios como de sus ángeles (Mat. 13:41); afirmó
perdonar pecados (Mar. 2:5-10); y afirmó tener el poder de juzgar al mundo (Mat.
25:31-36). ¿Quién podía hacer esto, apropiadamente, fuera de Dios?

Jesús aceptó la adoración de diversas personas: Mat. 14:33; 28:9; Luc.


24:50-52; Juan 9:35-38. Compara sus acciones con las de Pablo (Hech.
14:8-18). ¿Qué revela acerca de su divinidad el hecho de que Jesús aceptó
esta adoración?

Durante su juicio, se lo acusó de pretender ser el Hijo de Dios (Juan 19:7;


Mat. 26:63-65). Si Jesús no se consideraba a sí mismo Dios, esta era una opor-
tunidad básica para que él corrigiera ese error. Pero no lo hizo. De hecho, en
su juicio ante Caifás, afirmó su propia divinidad bajo juramento. En la Biblia
tenemos evidencias muy sólidas de la divinidad de Cristo.

Medita en la vida de Jesús y concéntrate en el hecho de que él era Dios mismo,


el Creador del universo. ¿Qué nos dice la Biblia acerca del amor de Dios por el
mundo? ¿Por qué deberías obtener mucho consuelo y esperanza de esta verdad
asombrosa?
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Lección 1 // Martes 3 de enero

EL ESPÍRITU SANTO
Si Dios puede ser “uno” en las dos Personas del Padre y del Hijo, añadir
una tercera Persona a la Deidad no debería presentar mayores dificultades: ha-
blamos acerca del Espíritu Santo.

Lee Génesis 1:2. ¿Qué se dice del Espíritu Santo tan temprano en el
registro bíblico?

¿De qué modo Mateo 28:19 llama la atención a los tres miembros de
la Deidad?

Cuando Jesús indicó cómo bautizar a los nuevos creyentes, mencionó a las
tres Personas. Esta fórmula bautismal se usa en la mayoría de los bautismos
cristianos actuales. La persona que ha elegido seguir a Jesús es bautizada en el
“Nombre” (en el griego es singular, no plural), aunque incluye a las tres Personas,
que se ven como Uno.
En el bautismo de Jesús, las tres Personas estuvieron juntas. Lee la descrip-
ción en Marcos 1:9 al 11. Marcos dice que los cielos se “abrieron” (vers. 10) (se
traduciría mejor con “se rasgaban”, BJ). Él menciona a los tres Miembros de la
Deidad en una majestuosa revelación de Dios, que afectó incluso la naturaleza.
Así como con Jesús, la obra del Espíritu Santo está vinculada con las acciones
de Dios. Repasa las siguientes descripciones de las acciones del Espíritu Santo:
1. Cuando el ángel anunció el nacimiento de Cristo, le dijo a María que su
hijo sería llamado “santo” porque el Espíritu Santo vendría sobre ella (Luc. 1:35).
2. Jesús afirmó que el Espíritu del Señor estaba sobre él, ungiéndolo para
predicar (Luc. 4:18).
3. También afirmó que echaba fuera los demonios por el Espíritu de Dios
(Mat. 12:28).
4. El Espíritu, que continuaría la obra de Cristo después de su partida, es otro
Consolador de la misma clase (Juan 14:16).
5. Jesús sopló el Espíritu Santo sobre sus seguidores (Juan 20:22).
6. Los nuevos cristianos tendrían tanto la morada del Espíritu Santo en ellos
(Juan 14:17) como el Espíritu de Cristo (Gál. 2:20; Col. 1:27).

Cristo y el Espíritu Santo están íntimamente vinculados en su ministerio.


Además, hay referencias bíblicas que identifican al Espíritu Santo como Dios.
Lee Hechos 5:1 al 11. ¿Cómo nos ayuda este incidente a comprender la divi-
nidad del Espíritu Santo?

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Miércoles 4 de enero // Lección 1

EN UNIDAD E IGUALDAD
Si bien la Biblia es muy clara respecto de que Dios es uno (ejad), ella tam-
bién habla acerca de la pluralidad de Personas. Los eruditos y los estudiantes
de la Biblia, a través de los milenios, han visto, en muchos textos del Antiguo
Testamento, poderosas evidencias de la naturaleza plural de Dios. Esta verdad,
como muchas otras, se ve más plenamente revelada en el Nuevo Testamento.

Lee Génesis 1:26 y 27. ¿Cómo se revela aquí la pluralidad de Dios?

Esta combinación de plural y singular cuando se refiere a Dios también apa-


rece en Génesis 11:7 y 8, en la construcción de la torre de Babel. Dios mismo
habla otra vez. Se menciona a “Jehová”, pero habla como uno de un grupo
(verbos en plural).

Lee Isaías 6:8. ¿De qué forma ves la pluralidad del “Señor” también
aquí?

En el Nuevo Testamento, ¿cómo exalta Pedro, en el sermón de Pentecostés,


a Jesús dentro de la Deidad? (Ver Hech. 2:33.) Pedro, un devoto judío mono-
teísta y, por ello, creyente en un Dios, proclama la plena divinidad de Cristo,
ahora en el cielo. En su carta a los exiliados judíos de la dispersión, Pedro otra
vez comunica evidencia de la naturaleza triuna de Dios. (Ver 1 Ped. 1:1-3.)

¿Cómo incluye Pablo la pluralidad de Dios al describir el proceso de la


salvación? 2 Cor. 1:20-22. (Ver también 2 Cor. 13:14.)

Con nuestras mentes finitas y, además, caídas, esta enseñanza no es fácil


de captar plenamente. Estamos tratando aquí con la naturaleza de Dios, el
Creador del universo. Cuán necio sería pensar que podríamos comprenderlo
completamente; como seres humanos, en especial, no comprendemos “com-
pletamente” casi nada. Medita aun en las cosas más sencillas que puedes
pensar. ¿Cuántos aspectos de ello quedan más allá de tu captación? ¿Cuánto
más si es algo tan grandioso como la naturaleza de Dios mismo?

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Lección 1 // Jueves 5 de enero

LA TRINIDAD Y LA SALVACIÓN
El Evangelio de Juan se ocupa de la naturaleza de Dios y parece estar muy
consciente tanto de la unicidad de Dios como de que está constituido por tres
Personas.

Lee la oración de Cristo en Juan, capítulos 14 al 16. ¿Cuántas referen-


cias hay a las tres Personas de Dios? ¿Cómo nos ayudan estos pasajes a
comprender esta verdad?

Aquí está la concentración mayor de referencias a Dios como tres Personas


coiguales, y a la dinámica interna en la Trinidad. La doctrina de la Trinidad no
es una especulación abstracta, sino la conclusión obtenida por el estudio de
la Biblia.
La divinidad de Cristo es importante. Si Cristo no fuera plenamente Dios, él
pasaría nuestro castigo a otro, en vez de tomarlo sobre sí mismo. El evangelio
enseña que Dios en la cruz cargó con los pecados del mundo. Cualquier otra
cosa le quitaría su poder a la expiación.
Piensa en esto: si Jesús fuera un ser creado, y no plenamente Dios, ¿cómo po-
dría él –como criatura– soportar la ira de Dios contra el pecado? ¿Qué ser creado,
por exaltado que fuera, podría salvar a la humanidad de la violación de la Ley?
Si Jesús no fuera divino, la Ley de Dios no sería tan sagrada como Dios
mismo; si su violación pudiera expiarla un ser creado, solo sería tan sagrada
como un ser creado. El pecado mismo no sería tan malo, si bastara la muerte
de una criatura y no la del Creador. El hecho de que requirió que Dios mismo,
en la Persona de Cristo, remediara el pecado es una evidencia de cuán serio
es el pecado.
Además, la seguridad de la salvación viene por lo que Cristo hizo –y no por
nuestras obras–, pues Dios mismo pagó la penalidad por nuestros pecados.
¿Qué podríamos hacer nosotros para añadir algo a esto? Si Cristo fuera creado,
tal vez podríamos añadir algo. Pero Dios, el Creador, se sacrificó por nuestros
pecados... y sería casi una blasfemia creer que podríamos hacer alguna cosa
para complementar aquel sacrificio. Por eso, si Cristo no fuera divino, la expia-
ción estaría fatalmente comprometida.

Piensa: el Creador del universo murió en tu lugar para que tengas vida eterna.
¿Cómo puedes obtener esperanza y seguridad de esta verdad asombrosa? A la
luz de esto, ¿qué otra cosa realmente importa?

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Viernes 6 de enero // Lección 1

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: En la doctrina de la Trinidad, no encon-


tramos tres roles diferentes en una Persona (eso sería modalismo). Tampoco
hay tres dioses en un conjunto (eso es triteísmo o politeísmo). El Dios único
(“Él”) es también, e igualmente, “Ellos”; y “Ellos” están siempre juntos, coope-
rando estrechamente. El Espíritu Santo ejecuta la voluntad del Padre y del Hijo,
que es también su propia voluntad. Dios revela esta verdad sobre sí mismo en
toda la Biblia.
Algunos luchan con la divinidad de Cristo porque, en la Tierra, Jesús se
subordinó a la voluntad del Padre. Muchos piensan que es una “prueba” de que
era menos que el Padre. Pero esta realidad no refleja la naturaleza de la Deidad,
sino cómo operaría el plan de salvación. Jesús vendría a la humanidad, llegaría
a ser “obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:8). Y “aunque era
Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y [...] vino a ser autor de eterna
salvación para todos los que le obedecen” (Heb. 5:8, 9). Estas afirmaciones
revelan que la subordinación de Jesús resultó de la Encarnación, que era vital
para el plan de salvación. Solo prueban que él es plenamente divino y eterno.
“ ‘Y será llamado su nombre Emanuel [...] Dios con nosotros’. ‘La luz del
conocimiento de la gloria de Dios’ se ve ‘en el rostro de Jesucristo’. Desde los
días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre; era ‘la imagen de
Dios’, la imagen de su grandeza y majestad, ‘el resplandor de su gloria’. Vino a
nuestro mundo para manifestar esta gloria” (DTG 11).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. Algunos pioneros adventistas lucharon con la doctrina de la Trinidad. Hoy,
la iglesia tiene una posición firme sobre esta doctrina. ¿Cómo nos revela, este
cambio en el tiempo, la naturaleza progresiva de la verdad? Tú mismo ¿cómo
has crecido en tu comprensión de la verdad? ¿Qué creencias sostuviste una vez,
que hoy ya no aceptas?
2. Juan 8:58 dice: “Jesús les dijo: De cierto [...] Antes que Abraham fuese, yo
soy”. ¿Cómo revela este texto la divinidad de Cristo?

RESUMEN: Para profundizar nuestro amor por el grande e infinito Dios,


para servirlo y adorarlo, debemos captar lo que él nos dice acerca de sí mismo.
La Trinidad es un misterio, pero en la Biblia los “misterios” son verdades pro-
fundas que un Dios infinito nos revela a un nivel finito. Por eso, podemos hablar
de Dios con seguridad solo desde nuestras rodillas. “Oye, Israel: Jehová nuestro
Dios, Jehová uno es” (Deut. 6:4).

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Lección 2: Para el 14 de enero de 2012

EN EL PRINCIPIO

Sábado 7 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 19:4; Job 38:4-7; Deu-
teronomio 32:10, 11; Salmo 19; Juan 1:1-13; Romanos 5:12; Isaías 66:22.

PARA MEMORIZAR:
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que
hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean princi-
pados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (Col. 1:16).

PENSAMIENTO CLAVE: La doctrina de la creación en seis días literales


es fundamental para todo lo que creemos.

¿PUEDE HABER DOS IDEAS más distintas de los orígenes que el creacionismo
bíblico y el evolucionismo ateo? El primero presenta una creación planificada,
pensada, sin dejar nada al azar. En contraste, en el evolucionismo es todo azar.
Según el informe bíblico, todo fue creado con un propósito; Dios tenía una meta
final. Una premisa del evolucionismo es que no hay meta final, ninguna fuerza
dirige la vida. Las mutaciones y la selección natural (productos del azar) operan
ciegamente, conservan lo que funciona y descartan lo que no. El informe bíblico
enseña que los seres humanos fueron hechos a imagen de Dios. El evolucionismo
enseña que derivan de algún primate que precedió al homo Sapiens.
Veremos cómo la creación es la base de toda la verdad bíblica que sigue. Si
la creación no es correcta, todo lo demás estará equivocado. Por eso es tan vital
para la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

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Domingo 8 de enero // Lección 2

LA SEMANA DE LA CREACIÓN
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gén. 1:1). ¿De qué
manera este inicio convierte la Biblia y el evolucionismo en mutuamente
excluyentes?

El Génesis comienza con Dios en acción como Creador. No da ninguna ex-


plicación ni presentación, Dios está allí. Lo más cercano a una prueba de la
existencia de Dios podría ser el sentimiento del salmista: “Dijo el necio en su
corazón: No hay Dios” (Sal. 14:1).
Los eruditos notan una habilidad artística asombrosa no solo en el acto
mismo de la creación, sino también en cómo se lo presenta en la Biblia. Génesis
1:2 introduce la organización de las obras de Dios: “Y la tierra estaba desorde-
nada y vacía”. En los tres primeros días él “dio forma” a lo que estaba desorde-
nado, y en los otros tres días “llenó” lo que estaba “vacío”.
O sea, la luz creada el día uno es completada el día cuatro con el sol y la
luna (hizo también las estrellas, Gén. 1:16). El aire y el agua que habían sido
atendidos en el día dos se llenaron con las aves y las criaturas acuáticas en el día
cinco (Gén. 1:6-8, 20-23). La tierra seca separó las aguas, y luego fue llenada con
vegetación, el día tres (Gén. 1:9-13), y se completó con los animales terrestres y
los seres humanos el día seis. Finalmente, todo fue evaluado como “bueno en
gran manera” y celebrado por Dios mismo el séptimo día (Gén. 2:1-3).
Esto no deja ningún lugar para el azar. Por el contrario, los textos enseñan
que todo fue planificado y llevado a cabo.

De acuerdo con los siguientes textos, ¿quiénes creyeron en el informe


bíblico de la creación?
Mat. 19:4

Éxo. 20:8-11

1 Tim. 2:13

Isa. 40:26

Toda la Biblia testifica que, cuando Dios creó el mundo, el Creador dijo y
existió, así como lo describe Génesis 1 y 2. Las Escrituras no dejan espacio para
especular en este asunto. Uno puede escoger la creación o el evolucionismo,
pero la honestidad no permite mezclar las dos ideas. Los textos mismos no nos
dejan esa opción.

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Lección 2 // Lunes 9 de enero

EL CORAZÓN DEL CREADOR


El drama de la semana de la creación es extraordinario. Cada día el Creador
habla para que existan sistemas y formas de vida que sorprenden a los cientí-
ficos. Dios mismo se refiere al gozo enorme de esa semana.

¿Qué le dice Dios a Job acerca de su entusiasmo al crear la Tierra?


Job 38:4-7.

Un indicio del gozo del Creador en esa primera semana ya se encuentra en


Génesis 1:2: “Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”. Los eru-
ditos bíblicos aprecian cada vez más la fina elaboración literaria del Pentateuco
(los cinco primeros libros de la Biblia), escrito por Moisés. Aquí, cuando Moisés
describe que el Espíritu de Dios “se movía” (literalmente “revoloteaba”) sobre la
faz de las aguas en el inicio de la creación, él elige una palabra que solo usa una
vez más, en Deuteronomio 32, en su sermón de despedida a Israel.

¿Cómo usa Moisés la palabra “revolotear” esta segunda vez? Deut.


32:10, 11. (Ver también Mat. 23:37.)

Piensa en cómo las aves preparan su nido. Imagínalas cómo revolotean


sobre sus pichones, trayéndoles comida y enseñándoles a volar. Moisés, al
cuidar ovejas durante cuarenta años, habrá visto esto cada primavera, y habrá
aprendido del tierno cuidado de Dios. Bajo la inspiración, describió esas emo-
ciones en el corazón del Espíritu Santo mientras construía el “nido” para los
seres humanos.
El informe de la creación, en contraste con los diferentes modelos de evo-
lucionismo –que describen nuestro origen como la operación de fuerzas que
compiten entre sí–, revelan a un Dios que ama y cuida su creación, y que la
diseñó con un propósito y con mucho cuidado. No hay nada impersonal en la
creación, nada sin un propósito. El amor estaba allí, desde el mismo principio.
Qué contraste con el evolucionismo, que enseña que el amor, de algún modo,
surgió solamente después de millones de años de violencia egoísta. El amor mo-
tivó la creación, y el amor estará allí cuando esta versión dañada de la creación
sea renovada.

Medita en las maravillas de la naturaleza. ¿Cómo ves manifestarse el gran amor


de Dios en ella?

14
Martes 10 de enero // Lección 2

LOS CIELOS CUENTAN


Los Salmos contienen muchos cantos de alabanza al Creador que cuentan
el júbilo por las “grandes obras” de Dios.
El Salmo 19. El progreso del pensamiento es audaz. David describe la
gloria del cielo y del sol abrasador. Compara el sol con un novio que sale para
su boda y un atleta que se adiestra (vers. 1-6). Luego, vincula el esplendor del
sol con la perfección de la Ley de Dios, y con los grandes actos creativos de
Dios (vers. 7-11).
El Salmo 92. Este “canto para el sábado” se inicia con la adoración de un
corazón agradecido. Quien estudia “las obras de tus manos” y “tus obras” en
los Salmos (o en cualquier otro libro bíblico) notará las alabanzas del mundo
creado, incluyendo la Biblia. Y, cuanto más aprendamos de las obras creadas
por Dios –sea en los detalles estudiados con un microscopio, o la estrella o
la galaxia más distante con un telescopio, o cualquier criatura animal (sea
que nade, vuele o camine)–, tanto más nos sorprenderemos por la actividad
creativa de Dios. Los científicos siguen aprendiendo, no solo de las diferentes
plantas y animales, sino también de todos los sistemas de la compleja red de la
vida. Cuanto más estudian, tanto más sorprendente aparece todo.

“La mandíbula, claramente, no es un ejemplo de diseño inteligente;


más bien, es una adaptación imperfecta que ha ocurrido como resultado
de la selección natural, operando con los materiales que tiene a mano
para reformar y acortar el hocico de un mamífero para transformarlo en
una cara”.–Owen Gingerich, God’s Universe, pp. 98, 99. ¿En qué punto
importante se equivocó este “cristiano” que trató de mezclar el evolucio-
nismo con un concepto cristiano del mundo?

El mundo creado revela el amor y el poder del Creador. Pero ha sido devas-
tado por el pecado, como vemos en los trastornos causados por la gran contro-
versia: enfermedad, muerte, desastres naturales. Nada ha escapado en la crea-
ción terrenal; incluso ningún ser humano. Y no obstante, aun en medio de esta
devastación, podemos ver el amor del Creador. La clave es concentrarnos en lo
bueno. Por ejemplo, vemos un cerezo atacado por una plaga que destruye todo
el fruto, pero ella no puede borrar el amor y la bondad revelados en el árbol
mismo, que señalan al carácter del Creador.

15
Lección 2 // Miércoles 11 de enero

LA CRUZ Y LA CREACIÓN
Lee Juan 1:1 al 13. ¿Cómo vincula Juan la creación con la cruz? ¿Por
qué estas dos enseñanzas son inseparables?

En numerosos lugares, la Biblia vincula a Dios el Creador con Dios el Re-


dentor, un lazo que provee más evidencias que el evolucionismo no puede
conciliar con la Biblia, especialmente con la enseñanza de la cruz. En el evolu-
cionismo, ¿qué hubiera sucedido? Dios habría descendido hasta ser un mono
antropoide –formado por el doloroso ciclo asesino de la selección natural–,
para abolir la muerte, “el postrer enemigo” (1 Cor. 15:26). Pero ¿cómo la muerte
puede ser el “enemigo” si, de acuerdo con el modelo evolucionista, fue uno de
los métodos que Dios eligió, supuestamente, para crear a los seres humanos?
Dios debió de haber “gastado” muchos homínidos, para finalmente conseguir
hacer uno a su imagen. Esto significaría, entonces, que Jesús vino para salvar
a la humanidad del mismo proceso que él, como Creador, usó para crearlo en
primer lugar. Si esto suena ridículo, es porque es ridículo.

Lee Romanos 5:12. ¿Cómo nos ayuda este texto a comprender cuán
vital es, para todo el plan de salvación, una lectura literal del informe de
Génesis sobre la creación?

¿Cómo explican la idea de la caída, tan claramente bíblica, los que procuran
unir el evolucionismo con la Biblia? ¿Usa Dios procesos violentos, egoístas y el
dominio de los fuertes, a fin de crear un ser moralmente sin fallas y abnegado,
que luego “cae” a un estado de violencia, egoísmo y dominio de los fuertes –una
condición de la que tiene que ser redimido– para afrontar el castigo final?
Otra vez, lo absurdo de esta posición la descarta totalmente. La única ma-
nera de que la Cruz tenga lógica, de que sea necesario un Salvador para redimir
a la raza caída, es que los seres humanos hayan “caído”, y una “caída” implica
un descenso; significa que fuimos de algo bueno a algo no tan bueno. Esto tiene
lógica si se entiende literalmente el Génesis. Con el evolucionismo, no tiene
nada de lógica. De hecho, la idea del evolucionismo transforma la caída y la
cruz en una burla.

16
Jueves 12 de enero // Lección 2

LA CREACIÓN Y LA RECREACIÓN
¿Qué hermosas promesas se encuentran en los siguientes textos? Isa.
65:17; 66:22; 2 Ped. 3:13; Apoc. 21:4. Además, ¿cómo se vinculan con la
creación, revelada en los capítulos iniciales del Génesis?

Toda la esperanza cristiana descansa sobre las promesas de un cielo nuevo


y una Tierra Nueva, sin la devastación que el pecado trajo a este mundo. Sin
esa promesa, no tenemos ninguna esperanza. La promesa de vida eterna es
maravillosa, pues queremos un mundo sin los horrores, dolores y chascos de
este mundo. ¿Qué podría ser peor: la muerte eterna que espera a los que no
serán salvos o una vida eterna en un mundo en el que la miseria fuera la regla?
Todo esto nos lleva a hacernos algunas preguntas interesantes con respecto
a los orígenes y a cómo Dios actuó en el proceso de la primera creación, des-
crita en Génesis 1 y 2. La pregunta es: ¿serán la Tierra y el cielo nuevos creados
por mandato divino? Es decir, ¿será como se describe en el Génesis: Dios habla
y en un tiempo muy breve la vida aparece sobre la Tierra ya formada y desarro-
llada, sin nada dejado al capricho o el azar?
O, en cambio, ¿significará que la vida, otra vez, tiene que soportar los
“gozos” y rigores de la selección natural y la supervivencia del más apto, du-
rante millones de años, hasta que aparezca un nuevo mundo, “en [el cual] mora
la justicia” (2 Ped. 3:13)?
Después de todo, si Dios hubiera elegido usar la evolución la primera vez
que creó este mundo, ¿por qué habría algo diferente la segunda vez?
Es una idea absurda que Dios vaya a usar la evolución para re-crear los
cielos y la Tierra, y es una evidencia más que señala lo absurdo de que el
mundo haya sido creado de ese modo. No hay dudas: la cruz, la Redención, y
la promesa de un cielo nuevo y una Tierra Nueva son temas inseparablemente
ligados al informe de la creación literal, narrado en el Génesis.

Imagínate cómo habrá sido nuestro mundo en su belleza original, y cómo será
cuando sea creado de nuevo. Nuestras mentes apenas pueden comenzar a
captar cómo será aquello. ¿Qué hay en este mundo que valga más de lo que
se nos promete?

17
Lección 2 // Viernes 13 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: En todo su ministerio, Elena de White se


mantuvo inflexible en su rechazo de la teoría de la evolución.
Escribió: “Es la peor clase de deslealtad; para muchos que profesan creer en
el registro de la creación, es deslealtad disfrazada” (ST, 20 de marzo de 1879).
“¿Consentiremos nosotros, por el privilegio de rastrear nuestra ascendencia
a través de gérmenes, moluscos y monos, en desechar esa declaración de la
Santa Escritura, tan grandiosa en su sencillez: ‘Y creó Dios al hombre a su
imagen, a imagen de Dios lo creó’? (Gén. 1:27)” (Ed 130).
“Cuando el Señor declara que hizo el mundo en seis días y descansó en
el día séptimo, se refiere a días de 24 horas, que ha señalado con la salida y la
puesta del sol” (TM 136).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. Otro problema en el intento de mezclar el evolucionismo con la Biblia es
la resurrección de los muertos. ¿Será ese un proceso instantáneo, en “un abrir y
cerrar de ojos” (1 Cor. 15:52)? Algunas personas han estado muertas por miles
de años; no queda nada de ellos. No obstante, si Dios puede re-crearlos en un
instante, ¿por qué usaría la evolución para crearlos la primera vez?
2. Contrario al concepto popular, Charles Darwin trabajó en su teoría de la
evolución desde una premisa teológica. La expresó así: “Me parece que hay
demasiada miseria en el mundo. No puedo convencerme de que un Dios bené-
volo y omnipotente hubiera creado intencionalmente [la avispa parásita] con la
intención expresa de que se alimentara dentro de los cuerpos vivos de orugas,
o que los gatos jugaran con los ratones”. Por supuesto, “un benévolo y omnipo-
tente Dios” no hizo tales cosas. ¿Qué está mal en la suposición de Darwin, y
cómo crees que influyó sobre él para originar una teoría tan equivocada sobre
los orígenes de la humanidad?
3. Como clase, pasen un tiempo en la naturaleza, para gozar de las diversas
maravillas del mundo creado. Al hacerlo, observen el daño que ha producido el
pecado, y procuren distinguir entre lo que fue creado y lo que el pecado le ha
hecho a la creación. ¿Por qué es importante recordar siempre esta distinción?

RESUMEN: A pesar de los muchos intentos de mezclar el concepto bíblico


de la creación del mundo con la teoría del evolucionismo, las dos enseñanzas
son totalmente opuestas. Los cristianos deben mantenerse firmes acerca de la
historia literal de la creación; si esta desaparece, el plan de salvación desapa-
rece con ella.

18
Lección 3: Para el 21 de enero de 2012

DIOS COMO REDENTOR

Sábado 14 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 1:18; Génesis


3:15; Romanos 16:20; 1 Pedro 1:19; Marcos 10:32-45; Mateo 27:46.

PARA MEMORIZAR:
“El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabi-
duría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza” (Apoc. 5:12).

PENSAMIENTO CLAVE: El Dios triuno no solo es el Creador, sino tam-


bién nuestro Redentor.

LIGADA CON DIOS como Creador, está su función como nuestro Redentor. El
pecado es hostil a lo creado, y solo el Creador podía resolver el problema. Y lo
hizo Jesucristo.
“Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, ha-
béis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efe. 2:13). Los pecadores
somos redimidos por el Señor no por nuestras obras, sino por su gracia mani-
festada en la cruz; Cristo cargó con la ira de Dios para que no tuviéramos que
soportarla. Eso, en esencia, es el plan de salvación.
Pablo les dice a los corintios que “la palabra de la cruz es locura a los que
se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1
Cor. 1:18). El escándalo de la cruz es absurdo al pensamiento humano: Dios,
el infinito, el santo Creador, se sacrifica en favor de sus enemigos declarados,
¡tomando sobre sí mismo la penalidad por sus pecados! La expiación es tan
profunda que solo podemos captar algo de ella. Más allá, el pensamiento se
detiene y solo podemos adorar.

19
Lección 3 // Domingo 15 de enero

EN LA CRUZ
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pe-
cadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:8). ¿Qué nos dice este texto?

En la cruz, en forma humillante e inconcebible, Dios triunfa sobre el ene-


migo y lo avergüenza. El amor, la justicia y la compasión se funden en un acto
singular. Dios perdona a los pecadores al pagar él mismo el precio del pecado
y al recibir la penalidad de ese pecado. En el Calvario, Dios revela cuán costoso
es el perdón.
Cristo no murió para que Dios nos amara. El amor del Padre es la fuente de la
expiación, y no la consecuencia (Juan 3:16, 17). Dios no nos ama porque Cristo
murió por nosotros; Cristo murió por nosotros porque Dios nos ama. Cristo no
murió para que el Padre amara a los pecadores. Ese amor estuvo eternamente
en el corazón de Dios. Nota cómo él insiste en esta verdad en Juan 3:16 y 17, y
en Juan 16:26 y 27.
Es una tragedia que hayamos perdido mucho del conocimiento de Dios,
contra quien hemos pecado. No sentimos necesidad de arrepentirnos porque
no pensamos haber ofendido a Dios con nuestros pecados. Podemos llegar a
ser insensibles a la realidad de cuán malo es el pecado. El sentimentalismo
religioso moderno minimiza la repugnancia hacia el pecado; y, como este ya
no nos molesta, es difícil darnos cuenta de que el pecado despierta la ira de un
Dios santo.

Pablo no tiene miedo de hablar de la ira de Dios. ¿Cómo la expresa en


Romanos 1:18?

Esta declaración establece el tono para un largo tratamiento de la incli-


nación al pecado, que Pablo sigue analizando en los dos capítulos siguientes
(hasta Romanos 3:20).
Un aspecto del evangelio es que Dios es tanto el triunfador sobre el pecado
como la víctima de él. Y, como resultado de este doble rol, nuestro Dios puede
guardar su pacto con quienes lo quebrantan. El amor de Dios no conduce a una
tolerancia del pecado, sino a una victoria sobre él. Como Dios es amor, él se
opone al pecado y al mal, porque estos corrompen y destruyen a sus amados
hijos. La muerte de Dios en la cruz es el precio que su amor pagó por tomar el
pecado con seriedad y seguir amando a los pecadores.

¿Cuán seriamente tomas el pecado en tu vida? ¿Qué criterios usas para justi-
ficar tu respuesta?

20
Lunes 16 de enero // Lección 3

EL EVANGELIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO


¿Cuándo se dio la primera promesa de salvación, y qué significa ella?
Gén. 3:15.

El lenguaje es notable. Adán y Eva pecaron. Ahora, el gran conflicto les


es anunciado mediante el fuerte lenguaje de la “enemistad” entre dos bandos.
Esta es una promesa para los corazones humanos atraídos ahora por el pecado.
También se nos asegura que este gran conflicto no será eterno, porque la ca-
beza del enemigo un día será aplastada. En estos versículos, no solo se revela
por primera vez la gran controversia, sino también se nos dice cómo terminará.

Pablo tomó ánimo de Génesis 3:15. ¿Cómo lo expresa en Romanos


16:20? ¿Qué punto está presentando?

En Génesis 22:1 al 19, Moisés presenta un cuadro muy gráfico de la


expiación. ¿Qué podemos aprender, en esta narración, acerca de la futura
expiación de Cristo?

Nota las muchas menciones del “padre y del hijo” y de cómo van juntos a la
montaña a sacrificar. El hijo lleva la leña; y el padre, los instrumentos del sacri-
ficio (fuego y cuchillo). Isaac, mucho más joven que su padre, podría haberlo
vencido en el sacrificio en la montaña. Pero vemos dos milagros: el padre que
entrega a su hijo, y el hijo que entrega su vida.
Esta es una representación de la muerte sacrificial de Cristo en nuestro
favor. La escena, aunque emocionante, fue solo un pálido anticipo del tiempo
cuando, siglos más tarde y sobre otro monte cercano, otro Padre ofrecería a su
Hijo. Pero esta vez, no habría un animal para morir en lugar del Hijo. El Hijo
mismo moriría sobre el altar. El Padre lo entregaría y el Hijo daría su vida.
Allí, en el monte Moria, el mundo recibió una poderosa imagen (pero to-
davía es solo una imagen) del plan de salvación y de lo que cuesta la redención
de la humanidad caída.

21
Lección 3 // Martes 17 de enero

LA SALVACIÓN EN ISAÍAS
En el camino a Emaús, Jesús expuso a los dos discípulos la expiación,
“desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas” (Luc. 24:27). ¿Qué mate-
riales proféticos pudo haber incluido Jesús en su estudio de la expiación?

Es muy probable que, entre los profetas, Jesús se haya referido a Isaías.

Lee Isaías 53, que habla del “siervo sufriente”. Describe los detalles
incluidos allí que nos ayudan a captar mejor la expiación de Cristo.

En este capítulo, sobresale la sustitución que realizó el Siervo Sufriente.


Nota todas las veces que paga el precio por los pecados de otros. Una y otra vez
aparece este tema, y nos enseña que el centro de la salvación, de la expiación,
es la muerte de Jesús en nuestro favor. Hemos violado la Ley de Dios, y no po-
demos hacer nada para resolver el problema. Todas nuestras obras buenas no
pueden cruzar el abismo entre nosotros y Dios. El único camino para salvarnos
era que Jesús pagara el precio en nuestro lugar, y luego nos ofreciera su per-
fecta justicia, que reclamamos por fe.
Si nuestras obras hubiesen podido ponernos en armonía con Dios, Jesús
no habría tenido que morir. Pero él murió, y con su muerte logró hacer la ex-
piación. Necesitábamos esa prueba para ver que no podemos ganar nuestra
salvación; la salvación, en cambio, es un don de la gracia.

Lee 1 Pedro 1:19, y 2:21 al 25. ¿Cómo aplica Pedro partes de Isaías 53
en su explicación de la muerte expiatoria de Cristo en nuestro favor?

Isaías 53 presenta la explicación teológica más clara de la cruz, mostrando


en forma inequívoca lo que la cruz representa. Muestra a Cristo muriendo por
nosotros, cargando sobre sí el castigo que nosotros merecemos.

Lee Isaías 53 y piensa en las escenas finales de la vida de Cristo. Al


hacerlo, recuerda que allí se describe a nuestro Dios, el Creador. ¿Cómo
podemos lograr que nuestra mente capte esta sorprendente verdad?

22
Miércoles 18 de enero // Lección 3

LOS EVANGELIOS Y LA CRUZ


A pesar de la encarnación de Cristo, su enseñanza profunda y los milagros
que realizó, estos no son el centro de la vida de Cristo. En cambio, el pensamiento
dominante de Jesús es el de dar su vida. Por más milagrosos que hayan sido su
nacimiento y su ministerio, la gran misión de la vida de Cristo fue su muerte.
En los cuatro evangelios, Jesús procura preparar a sus discípulos para su
muerte. Pero, su devoción por Jesús y la esperanza de un Mesías político les
impidieron comprender lo que Jesús les decía.

Lee Marcos 10:32 al 45. ¿Cómo describió Jesús su ejecución tan próxi-
ma? (vers. 33, 34). ¿Qué había de malo en el pedido de Santiago y de
Juan? (vers. 35-37). ¿Cuál fue la aguda respuesta de Jesús? (vers. 42-45).

La noche antes de morir, Jesús celebró la Pascua con sus discípulos. Luego,
los instruyó para que ese evento fuera conmemorado hasta su regreso. La or-
denanza de la Comunión, instituida por el Señor mismo –y el único acto con-
memorativo que él autorizó–, no es un recordativo de su encarnación, de sus
milagros o de su predicación; es un recordativo de su muerte. Cristo quiso ser
recordado por su muerte.
En los informes de los cuatro evangelios acerca de la vida de Jesús, los eventos
que rodearon su crucifixión reciben el mayor énfasis. El asombroso milagro de la
Encarnación y el nacimiento de Jesús son mencionados solo por Mateo y Lucas
en dos capítulos cada uno. Marcos y Juan omiten comentarios sobre el naci-
miento de Cristo, y comienzan sus evangelios con Jesús como adulto.
Los cuatro escritores de los evangelios, sin embargo, enfatizan la última
semana de la vida de Cristo y su muerte. Repasa las narraciones, y notarás que
la concentración está en la última semana de la vida de Jesús, que lo lleva a
su muerte. Esto abarca desde un tercio hasta casi la mitad de los textos en los
evangelios. Cada lector está “forzado” a prestar atención indivisa al gran acto
redentor de Dios.

Considera tu vida, tu pasado, tus errores, tus pecados. . . ¿Crees honestamente


que has hecho algo, o podrías hacer algo, para expiar ese pasado? ¿Por qué,
entonces, la muerte de Jesús en tu favor debería ser el centro de toda tu vida?
¿Qué esperanza tendrías sin ella?

23
Lección 3 // Jueves 19 de enero

EL CLAMOR EN LA CRUZ
El sentimentalismo que a veces pasa por cristianismo en nuestros días (en
un intento de que el evangelio se conforme al pensamiento moderno) impide
captar la expiación de Cristo. Pero debemos reconocer que aquello que di-
gamos de Dios no puede hacer justicia a Dios, especialmente en el tema de la
expiación. Debemos evitar la tentación de reducir la muerte de Jesús a solo “un
ejemplo de amor abnegado”. Claro que lo fue pero, como pecadores, se necesi-
taba más que eso para redimirnos. Dios tenía que cargar sobre sí mismo el peso
total de su ira contra el pecado.

En la cruz, Jesús clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desam-
parado?” (Mat. 27:46). ¿Cómo debemos entender esto? ¿Qué decía Jesús,
por qué, y cómo este grito nos ayuda a comprender lo que costó salvarnos
del pecado?

“El Señor de gloria estaba muriendo en rescate por la familia humana. [...]
Sobre Cristo, como sustituto y garante nuestro, fue puesta la iniquidad de todos
nosotros. Fue contado por transgresor, a fin de que pudiese redimirnos de la
condenación de la ley. [...] El Salvador no podía ver a través de los portales de la
tumba. [...] Temía que el pecado fuese tan ofensivo para Dios que su separación
resultase eterna. [...] El sentido del pecado, que atraía la ira del Padre sobre él
como sustituto del hombre, fue lo que hizo tan amarga la copa que bebía el Hijo
de Dios y quebró su corazón” (DTG 700, 701).
Jesús dirigió esta oración a “Dios” en lugar de al “Padre”. Los clamores de
Cristo desde la cruz no eran para hacer ver por lo que atravesaba y demostrar
que él nos amaba. Este es Dios mismo muriendo la muerte que el pecado traería
sobre nosotros de no ser así.
Tres de los evangelios registran que Jesús clamó en alta voz desde la cruz
mientras moría. Estos fuertes gritos se mencionan en Hebreos: “Y Cristo, en los
días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al
que le podía librar de la muerte” (Heb. 5:7). No hay afirmación, en todos los
evangelios, que rivalice con este grito de desamparo de Jesús en la cruz; y, en
ese clamor, obtenemos una vislumbre de lo que Dios mismo estuvo dispuesto a
pasar a fin de darnos la salvación.

24
Viernes 20 de enero // Lección 3

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “¡Oh, cuán deficiente, cuán incapaz soy


de expresar las cosas que arden en mi alma con referencia a la misión de Cristo!
[...] No sé cómo hablar ni cómo describir con la pluma el gran tema del sacri-
ficio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder vivo con el cual
los recibí. Tiemblo por temor a empequeñecer el gran plan de salvación al usar
palabras ordinarias” (MS 3:130).
“La infinita misericordia y el amor de Jesús, el sacrificio hecho en favor de
nosotros, nos demanda la más seria y solemne reflexión. Deberíamos espa-
ciarnos en el carácter de nuestro querido Redentor e Intercesor. [...] Cuando
así contemplamos los asuntos celestiales, nuestra fe y amor serán más fuertes,
y nuestras oraciones cada vez más aceptables a Dios, porque se mezclarán más
y más con fe y amor. Serán inteligentes y fervientes. Habrá una confianza más
constante en Jesús, y una experiencia viva y diaria en su poder para salvar com-
pletamente a todos los que van a Dios por medio de él” (CC 88).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. En la Biblia, Dios se describe como amante de los pecadores y también
como extremadamente airado contra el pecado. Algunos cristianos tratan de
tomar una expresión o la otra como una representación de la naturaleza de
Dios. ¿Por qué esto no es necesario? ¿Por qué el amor de Dios por los pecadores
es una de las razones por las que él está airado contra el pecado?
2. El amor de Dios no es como el afecto que nos tenemos unos a otros. ¿Qué
nos enseña acerca del amor divino el acto de Cristo como Salvador?
3. ¿Cómo tu comprensión de la santidad de Dios, en contraste con nuestra
pecaminosidad, te ayuda a comprender por qué costó tanto nuestra salvación?
4. Medita en la historia de Abraham e Isaac en Génesis 22. ¿De qué otras
maneras nos ayuda a comprender la naturaleza del sacrificio de Cristo? ¿De qué
maneras apenas hace justicia a lo que debía simbolizar?

RESUMEN: Desde las primeras páginas del Génesis, la Biblia nos señala
hacia la muerte de Cristo en la cruz, donde él moriría la muerte del pecador a
fin de redimirnos de la destrucción eterna que producirá el pecado. Aunque
la Biblia usa diferentes símbolos y metáforas para explicar la muerte de Cristo,
en el centro de todo ello está su sustitución, gráficamente expresada en Isaías
53. Para probar que las obras no pueden salvarnos, tenemos la muerte de Dios
mismo en la cruz. Después de todo, ¿qué más podríamos los seres caídos
agregar a esto?

25
Lección 4: Para el 28 de enero de 2012

EL DIOS DE GRACIA Y JUICIO

Sábado 21 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Corintios 3:13; 2 Corin-


tios. 5:10; Génesis 3, 6; Juan 3:17-21; Apocalipsis 14:6, 7.

PARA MEMORIZAR:
“Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea
buena o sea mala” (Ecl. 12:14).

PENSAMIENTO CLAVE: El juicio de Dios es tan difundido en la Biblia


como el tema de la salvación; de hecho, las dos enseñanzas están muy
entretejidas.

UN SOLDADO ESTABA A PUNTO de ejecutar a un hombre de edad, quien era solo


culpable de pertenecer a una raza y religión “equivocadas”. Cuando el soldado
levantó su arma, su víctima dijo: “¿Sabes que hay un Dios en el cielo que ve
todo, y que un día te juzgará por tus actos?”
Pero el soldado disparó al anciano, quien murió.
Este es un ejemplo de una sociedad secularizada. No de un Gobierno se-
cular (un Gobierno que no promueve ninguna religión), sino de una sociedad
secularizada, donde las normas son las reglas de la sociedad misma. Es una
sociedad sin sentido de lo trascendente, ni de una autoridad superior, o de una
norma moral mayor que la humana, donde los hombres ocupan el lugar de
Dios, y donde el único juicio que una persona afronta es el humano.
Según la Biblia, el anciano estaba en lo cierto: hay un Dios en el cielo, que
ve todas las cosas y que traerá todo a juicio.
Exploremos este aspecto del carácter de Dios y veamos que, aun en el juicio,
Dios revela su asombrosa gracia.

26
Domingo 22 de enero // Lección 4

EL DÍA DEL JUICIO


El tema del juicio divino está en toda la Biblia y, contrariamente a la creencia
común, el juicio no es opuesto a la salvación. Ambos temas están entretejidos
en todas las Escrituras.
Y no es de extrañar. El juicio y la salvación reflejan aspectos gemelos del ca-
rácter de Dios: su justicia y su gracia. Así, no debemos oponer la idea del juicio a
la de la salvación más que oponer la idea de la justicia de Dios a la de su gracia.
Eso sería robar la plenitud de ambas ideas y su carácter mutuamente comple-
mentario. Las Escrituras enseñan ambas; y necesitamos entender ambas.
También es interesante que el Nuevo Testamento hable más acerca del
juicio que el Antiguo Testamento.

Lee los siguientes versículos. ¿De qué tratan? ¿Quién es juzgado? ¿Qué
sucede en estos juicios? ¿Qué revelan estos textos acerca de la naturaleza
y la realidad del juicio divino?
Ecl. 12:13, 14

1 Cor. 3:13

2 Cor. 5:10

Heb. 10:30

Mat. 16:27

Apoc. 20:12

Apoc. 22:12

Mat. 12:36, 37

1 Ped. 4:17

Apoc. 14:6, 7

Esta es una pequeña muestra de textos que enseñan el juicio. Notemos que
muchos de los textos más explícitos del juicio divino aparecen en el Nuevo
Testamento. Este hecho va en contra de la idea de que el juicio es opuesto al
concepto del nuevo pacto de la gracia de Dios, que también enseña el Nuevo
Testamento. Esto debería mostrarnos que, sea como fuere que comprendamos
el juicio y entendamos la gracia, necesitamos verlos como verdades divinas que
operan juntas. Poner una en contra de la otra es entender mal el evangelio, algo
que consideramos la semana pasada.
27
Lección 4 // Lunes 23 de enero

EL JUICIO Y LA GRACIA EN EL EDÉN


Antes del pecado, no había necesidad de gracia porque no había nada que
perdonar. Lo mismo sucedía con el juicio: antes del pecado, no había nada
que juzgar ni que castigar. Tanto la gracia como el juicio surgen, en el contexto
humano, por causa del pecado de la humanidad.

Lee Génesis 3, el registro de la caída. ¿Cómo se revelan ambos temas,


el juicio y la gracia?

Satanás tuvo éxito en traer el pecado al mundo y, con ello, cambió todo.
Pero Dios se acercó, llamando: “¿Dónde estás tú?” Esta pregunta no debe ser
considerada condenatoria; era más una invitación a ir a él, quien los amaba. Era
un llamado a alejarse de su engañador y regresar a su Hacedor.
Nota también qué sucedió. Las primeras palabras de Dios en este mundo
caído fueron preguntas (ver Gén. 3:9, 11, 13). Luego, de las preguntas, lo primero
que Dios hizo fue declarar su juicio contra la serpiente. En el versículo 15, aun
en medio de su juicio contra la serpiente, ¿qué dijo Dios?
El versículo 15 es la primera promesa del evangelio. Tan pronto como él
declara su juicio contra la serpiente, le da a la humanidad el primer mensaje
de gracia, de salvación. Y solo después de la promesa del evangelio pronuncia
sus juicios contra la mujer y el hombre. Aunque ellos habían caído, lo primero
que Dios les dio fue la esperanza y la gracia, como un telón de fondo donde se
desenvolvería el juicio. De este modo, antes del juicio, la promesa de la gracia
se da a quienes quieran aceptarla.
Es demasiado tarde para Satanás; su destrucción está asegurada. Pero allí,
en medio del veredicto emitido sobre el hombre y la mujer, Dios da a conocer
su gracia.
Al comienzo mismo de la historia de la humanidad caída, surge una rela-
ción entre el pecado, el juicio y la gracia de Dios. Aunque Dios debe juzgar y
condenar el pecado, la promesa de gracia siempre está presente y disponible
para quienes quieran reclamarla para sí.

Menciona de qué manera podría Dios estar diciéndote: “¿Dónde estás tú?”
¿Qué estás haciendo que hace que te escondas de él? ¿Por qué el comprender
la gracia es un primer paso vital para escuchar su llamado a acercarte a él, y
alejarte del engañador?

28
Martes 24 de enero // Lección 4

EL DILUVIO
Los críticos de la Biblia insisten mucho en que otras civilizaciones antiguas
tuvieron sus propias historias de un diluvio. Alegan que la historia bíblica no es
original ni verdadera, sino apenas una copia de algún mito o leyenda previos.
Pero los que creen en la Palabra de Dios ven en estas historias una confir-
mación de la realidad del Diluvio. El Diluvio ocurrió, y el Génesis da el informe
inspirado de él. Este informe contrasta con las otras versiones, una de las cuales
dice que el Diluvio vino porque los humanos hicieron demasiado ruido en sus
fiestas nocturnas y perturbaron el sueño de los dioses.

¿Qué razones da el informe bíblico del Diluvio acerca del juicio que
habría de ocurrir sobre la Tierra? Gén. 6:5.

Que los seres humanos de entonces fueran tan malos que merecían la des-
trucción no es difícil de entender hoy ya que, en el mundo, el mal se vuelve cada
día peor. El concepto cristiano de la pecaminosidad de la humanidad, aunque
a veces es ridiculizado, se verifica constantemente. El hacer buenas obras no
nos hace buenos. Algunos criminales amaron a los niños, fueron generosos con
ellos y trataron bien a sus amigos. ¿Alguien los llamaría buenos por eso?

Aun en medio de la promesa pendiente de un juicio retributivo, ¿de


qué modo se reveló la gracia de Dios en el registro del Diluvio? (Ver Gén.
6:14-22; 2 Ped. 2:5.)

Al construir el arca, Noé advertía al mundo acerca del juicio. Nota que hubo
un período de gracia para que el mundo se volviera de sus malos caminos y
aceptara la salvación que Dios ofrecía. Elena de White escribió que “si los an-
tediluvianos hubieran creído la advertencia y se hubiesen arrepentido de sus
obras impías, el Señor habría desistido de su ira” (PP 84, 85). La construcción
del arca ofrecía, ante la destrucción inminente, un refugio a cualquiera que
atendiera a la advertencia, porque el juicio vendría. La gracia se ofreció a todos,
hasta que fue demasiado tarde y la puerta de la misericordia se cerró.

¿Cuán a menudo te ha revelado Dios su gracia? Probablemente, más veces de


las que puedes contar. ¿Cómo puedes rendirte a esa gracia y permitir que ella
te moldee a la imagen de Cristo?

29
Lección 4 // Miércoles 25 de enero

CONDENACIÓN Y GRACIA
Casi todos estamos familiarizados con Juan 3:16. No obstante, lo que el texto
del Evangelio dice a continuación permite darle forma y explicarlo aún mejor.

Lee Juan 3:17 al 21. ¿Qué afirma acerca del juicio? ¿Acerca de la gra-
cia? ¿De qué modo nos revelan estos versículos cómo actúan juntas la
gracia y el juicio?

La palabra original utilizada para “condenar”, en el versículo 17, también se


traduce en algunas versiones como “juzgar”. Sin embargo, claramente el con-
texto es de condenación, porque Dios ha dicho, en muchos otros lugares, que
el mundo será juzgado.
La gracia y el juicio aparecen en estos textos y están radicalmente entrela-
zados. El pecado, la oscuridad y el mal han producido la necesidad de un Dios
de justicia que juzgue y condene estas cosas. Al mismo tiempo, la gracia de Dios
ofrece una salida a quienes son culpables y van a Cristo por fe.
El que creyere en Jesús no es condenado. Es así de sencillo. La justicia de
Cristo cubre a esa persona, y ella está sin condenación, ahora y en el juicio.

¿Qué razones dan estos textos para la condenación?

De acuerdo con estos textos, el estado normal de la humanidad es el de


condenación, porque todos han pecado y todos merecen la muerte que resulta
del pecado. Estos textos destruyen la idea de que, después de la cruz, toda la
humanidad quedó automáticamente justificada. Por el contrario, después de
la cruz, todo el mundo condenado recibe la oferta de salvación por la muerte
expiatoria de Jesucristo, que es suficiente para cada ser humano. Todos están
condenados pero, por medio de la gracia de Cristo, los que aceptan la provisión
ofrecida son perdonados, justificados y redimidos por Jesús. La condenación
de ellos, mediante los méritos de Jesús, es cancelada, y ahora se mantienen por
su perfecta justicia.
En realidad, ¿qué significa la gracia separada de la perspectiva de conde-
nación? La idea de condenación implica un juicio, lo mismo que la idea de la
gracia. Si no hubiera un juicio (condenación), no habría necesidad de gracia.
Por eso, con más razón debemos ver la gracia y el juicio vinculados.

30
Jueves 26 de enero // Lección 4

LA HORA DE SU JUICIO
“Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de
ser manifestado, ni oculto, que no haya de saberse” (Mat. 10:26).

Mirando el mundo alrededor, podemos entender la idea de juicio y con-


denación. Cualquiera se da cuenta de que la humanidad está mal. ¿Quién no
puede ver el desorden y el desastre que hemos hecho? Un poeta escribió: “Lloré
cuando nací, y cada día muestra por qué”. ¿Quién no se identifica con esta idea?
¿Quién no ha sido víctima de lo avaras, egoístas y malvadas que pueden ser las
personas? ¿O quién, en algún momento, no fue avaro, egoísta y malvado?
Por eso, si Dios es justo, y si la justicia fuera su único atributo, ¿quién podría
pararse frente a él? Si Dios sabe nuestros asuntos secretos, aun nuestros actos
ocultos (Ecl. 12:14), ¿qué posibilidad tendríamos de salvarnos, aun los más pia-
dosos, en el día del juicio, cuando todo sea revelado?
Pero, nuestro Dios también es un Dios de gracia. El plan de salvación fue es-
tablecido para que cada ser humano pueda evitar la condenación que la justicia
de Dios demanda. Sin la gracia, estaríamos todos condenados por la justicia de
Dios. Nuestra única esperanza, ante un Dios justo, es la gracia.

Lee Apocalipsis 14:6 y 7. ¿Cómo revelan estos versículos el lazo entre


la justicia de Dios y su gracia? ¿Cómo son paralelos con lo que vimos en
Génesis 3, y cómo muestran la relación entre la gracia y el juicio?

Nota que, antes de la advertencia de que “la hora de su juicio ha llegado”, el


ángel proclama el “evangelio eterno”. Tiene que ser así; de lo contrario, el Juicio
condenaría a todos. Ninguno de nosotros tendría una oportunidad, porque
todos pecamos y violamos la ley de Dios. En este último mensaje de advertencia
al mundo, se proclama la gracia de Dios. De otro modo, el Juicio condenaría a
todos, sin excepción. Sin la gracia, ¿qué mensaje daríamos al mundo, fuera de
que Dios nos destruirá a todos, sin esperanza de escapar? Felizmente, el men-
saje que tenemos se fundamenta en el “evangelio eterno”.

¿Qué papel desempeñas tú en ayudar a difundir a otros este mensaje de juicio


y de gracia? ¿Qué más podrías hacer para esparcirlo (porque probablemente,
podrías hacer más)?

31
Lección 4 // Viernes 27 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: ¿De qué manera operan juntos el juicio


y la gracia? La inspiración lo revela aquí:
“Mientras Jesús intercede por los súbditos de su gracia, Satanás los acusa
ante Dios como transgresores. El gran seductor procuró arrastrarlos al escepti-
cismo, hacerles perder la confianza en Dios, separarse de su amor y transgredir
su ley. Ahora, él señala la historia de sus vidas, los defectos de carácter, la falta
de semejanza con Cristo, lo que deshonró a su Redentor, todos los pecados que
les indujo a cometer; y a causa de estos los reclama como sus súbditos.
“Jesús no disculpa sus pecados, pero muestra su arrepentimiento y su fe, y,
reclamando el perdón para ellos, levanta sus manos heridas ante el Padre y los
santos ángeles, diciendo: ‘Los conozco por sus nombres. Los he grabado en las
palmas de mis manos’” (CS 538).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. ¿De qué modo la cita anterior te ayuda a entender el lugar de la gracia en
el Juicio? ¿Cómo describe Elena de White al pueblo fiel de Dios, y por qué esto
es importante? ¿Cómo te ves descrito tú mismo aquí?
2. Imagínate parado delante de Dios con todo lo que alguna vez hiciste,
bueno y malo, expuesto ante todos. ¿Cómo te encontrarías? ¿Podrías ser capaz
de mantenerte ante Dios sobre la base de tus buenas obras, aun las que hi-
ciste por los motivos más sinceros y honestos? ¿Crees realmente que serían
suficientes para recomendarte ante tu Hacedor? ¿De qué manera tu respuesta
te ayuda a comprender la necesidad de la gracia?
3. ¿Cuál es la trampa espiritual-mortal de pensar que, por cuanto eres sal-
vado por la gracia, no importa lo que hagas? ¿Cómo puedes protegerte de no
caer en este engaño?
4. La gente a veces nos advierte acerca de la “gracia barata”. No obs-
tante, no hay tal cosa. La gracia no es barata: ¡es gratis! Lo incorrecto es que,
cuando la gente reclama esa gracia, trata de usarla como una excusa para
pecar. ¿Qué ejemplos de ese engaño puedes ver en el mundo cristiano o aun
en tu propia iglesia?

RESUMEN: Dios es un Dios de justicia, y la justicia demanda juicio. Dios


también es un Dios de gracia. Cuán crucial es que nosotros, como cristianos
adventistas del séptimo día, que proclamamos los mensajes de los tres ángeles,
comprendamos ambas verdades divinas y lo que ellas nos revelan acerca de
nuestro Dios.

32
Lección 5: Para el 4 de febrero de 2012

LA SANTIDAD DE DIOS

Sábado 28 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 11:10; Marcos 1:2;


Génesis 2:3; Job 42:5, 6; Lucas 5:1-11; Lucas 4:31-36; Isaías 6:1-3; Apoca-
lipsis 4:8, 9.

PARA MEMORIZAR:
“Exaltad a Jehová nuestro Dios, y postraos ante su santo monte, porque Jehová
nuestro Dios es santo” (Sal. 99:9).

PENSAMIENTO CLAVE: Las Escrituras prestan mucha atención a la san-


tidad de Dios. ¿Qué nos dice esta santidad acerca de cómo es Dios, y qué
significa para el plan de salvación?

UNA DE LAS PREMISAS FUNDAMENTALES de todos los escritores bíblicos es que


el Dios del cielo existe. Ninguno expresa la menor duda acerca de esto, ni in-
tenta demostrarlo. La existencia de Dios es algo dado, algo así como un axioma
en geometría.
Dentro de la Biblia, encontramos un extenso repaso de cómo es Dios y el
modo en que se relaciona con los seres caídos, a quienes él anhela redimir.
Esta semana nos concentraremos en la santidad de Dios, un aspecto de Dios
primordial en las Escrituras. Dios es amor y nos pide que lo llamemos “Padre”.
Dios es paciente, perdonador y cuida de sus hijos.
Según la Biblia, la santidad de Dios es fundamental para comprenderlo.
Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, la santidad de
Dios subyace a su autorrevelación. Este tema aparece en toda la Biblia.
Entonces, ¿qué significa que Dios sea santo? ¿Cómo describe la Biblia su
santidad? ¿Y cómo nosotros, seres no santos, nos relacionamos con un Dios así?

33
Lección 5 // Domingo 29 de enero

“ESCRITO ESTÁ”
Un estudio superficial de la historia de la iglesia basta para ver que es fácil
desarrollar ideas acerca de Dios y luego adorar esas ideas en lugar de adorar
a Dios. Como dijo el escéptico Voltaire: “Dios hizo al hombre a su imagen, y el
hombre ha devuelto el cumplido”. Podemos no percibir que comprendemos a
Dios en forma incompleta o incluso falsa.
Debemos volver a las Escrituras y comparar nuestro pensamiento acerca de
Dios con lo que se enseña en ambos Testamentos, pues Dios nos habla en ellos.
Algunos alegan que el Dios revelado en el Nuevo Testamento es diferente de el
del Antiguo Testamento. Como adventistas del séptimo día, no aceptamos esa
posición, ni es el concepto bíblico.

¿Qué frases repiten los profetas del Antiguo Testamento, una y otra
vez? Jer. 7:1-3.

Centenares de veces, los mensajes proféticos del Antiguo Testamento


incluyen la frase “así dice Jehová” o dichos equivalentes. Esto debería recor-
darnos que no solo el profeta está hablando por Dios, sino también Dios habla
por sí mismo mediante el profeta.
A su vez, en el Nuevo Testamento se hacen muchas referencias al Antiguo
Testamento. ¿Cómo se entiende el sacrificio de Jesús, si no es por el sistema
de sacrificios revelado en el Antiguo Testamento? ¿Cuántas veces Jesús y los
autores del Nuevo Testamento usaron el Antiguo para afianzar sus argumentos?
Todo el Nuevo Testamento encuentra su fundamento en el Antiguo. Toda las
Escritura –ambos Testamentos– fueron inspirados por Dios (2 Tim. 3:16).

¿Cómo nos ayudan los siguientes textos a ver el lazo que une el Nuevo
Testamento con el Antiguo? ¿Qué nos dicen acerca de cómo Jesús, y los
autores del Nuevo Testamento, consideraban el Antiguo Testamento? Mat.
4:4; 11:10; Mar. 1:2; 7:6; Juan 12:14, 15; Hech. 13:33; Rom. 3:10; Gál. 3:13;
1 Ped. 1:16; 1 Cor. 5:7.

Mark Twain una vez dijo que no eran las partes de la Biblia que él no compren-
día las que lo molestaban; eran las partes que sí entendía. ¿Quién no encontró,
algunas veces, secciones de la Biblia que lo molestaron? Dado lo que la Biblia
dice de sí misma (2 Tim. 3:16), ¿cuál debe ser nuestra respuesta frente a lo
que no comprendemos o que tal vez no nos guste? (Ver también 1 Cor. 13:12.)

34
Lunes 30 de enero // Lección 5

PARA SER PUESTOS APARTE


¿Cuál es la primera vez que el concepto de “santidad” (que viene de
la misma raíz traducida a menudo como “santificado”) se menciona en la
Biblia? Gén. 2:3. ¿Cuán importante es el hecho de que lo primero que se
consideró santo en la Biblia fue el tiempo?

Este texto nos da nuestra primera idea sobre la santidad. Muestra que algo,
en este caso el tiempo, es “puesto aparte” de lo que lo rodea. El séptimo día en
sí mismo no es diferente de cualquier otro período de 24 horas, de puesta de sol
a puesta de sol. Lo que lo hace diferente, “santo”, es que Dios lo declaró así. Él
lo apartó del resto de la semana.
La palabra hebrea para “santificó” significa “hacer santo” o “declarar santo”.
La santidad implica que algo es especial, “santo”, y esto lo sitúa aparte de lo que
no es santo.
Hasta cierto punto, entonces, esta idea debería ayudarnos a comprender la
santidad de Dios. Dios es puesto aparte de cualquier otra cosa en la creación. Es
trascendentemente separado, tan por encima y más allá de cualquier cosa que
podamos realmente captar. Ser santo es ser “otro”, ser diferente en una forma
especial, como el sábado.

¿De qué modo estos textos nos ayudan a comprender la santidad de


Dios en este contexto? Éxo. 15:11; 1 Sam. 2:2; Sal. 86:8-10; 99:1-3; Isa. 40:25.

Este concepto de santidad debería ayudarnos a comprender mejor la brecha


entre un Dios que es santo y una raza de seres que no lo son, una raza de pe-
cadores. Dios está separado de nosotros, no solo porque él es el Creador y no-
sotros los creados, sino también porque somos seres caídos. Todo esto tendría
que ayudarnos a entender lo que Cristo ha hecho por nosotros.

Si bien fuimos hechos a imagen de Dios, ¿de qué forma nos diferenciamos
radicalmente de él? ¿Cómo esas disparidades nos ayudan a entender nuestra
necesidad de un Salvador? Haz una lista de esas diferencias y llévalas a la
clase el sábado.
35
Lección 5 // Martes 31 de enero

ARREPENTIRSE EN POLVO Y CENIZA


Después de soportar sufrimientos inhumanos en manos de Satanás,
Job exclama a Dios: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.
Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:5, 6).
¿Qué nos dice esta reacción acerca de la santidad de Dios, en contraste
con la pecaminosidad humana? ¿De qué forma es anunciado el evangelio
en la reacción de Job a lo que él había experimentado?

El profeta Ezequiel, a quien Dios envía a Israel (aun cuando estaban cau-
tivos en Babilonia como resultado de su infidelidad), también experimentó la
augusta presencia de Dios. ¿Qué sucedió? (Eze. 1:28).
Jacob tuvo que huir de su casa después de engañar a su padre, Isaac, y a
su hermano gemelo, Esaú. ¿Cuál fue la reacción de Jacob después de su visión
nocturna: de la escalera hacia el cielo y Dios hablándole? (Gén. 28:16, 17).
Mientras Israel permanecía acampado en Sinaí, Dios otra vez descendió
en la nube sobre el monte y se reveló a sí mismo a Moisés. ¿Cómo reaccionó
Moisés? (Éxo. 34:8).
Daniel, otro profeta durante la misma cautividad babilónica de Israel, también
recibió grandes visiones de Dios mientras servía como alto oficial del Gobierno.

Aunque se le repitió a Daniel que él era amado en el cielo, ¿cómo


reaccionó Daniel cuando recibió una visión de Dios? ¿Por qué crees que
reaccionó así? Dan. 10:5-8.

Aun cuando estos hombres eran fieles, piadosos y justos –eran profetas–, su
reacción a la presencia de Dios fue de temor y adoración. No hay dudas de que
eso se debió, entre otras cosas, a que sintieron su propia indignidad y pecami-
nosidad en contraste con la santidad de Dios. En su propio modo, estos pasajes
sugieren la necesidad de un Salvador, un Sustituto, Alguien que cruce el abismo
entre un Dios santo y criaturas caídas y pecaminosas como nosotros. Gracias a
Dios, tenemos ese puente en Jesús.

Imagínate que tuvieras una experiencia similar a la de uno de los hombres men-
cionados arriba. ¿Cómo te parece que reaccionarías, y por qué?

36
Miércoles 1º de febrero // Lección 5

¡APÁRTATE DE MÍ!
El Antiguo Testamento es un registro de respuestas humanas a un Dios
santo. ¿Qué hay en el Nuevo Testamento? Algunos cristianos modernos alegan
que el Antiguo Testamento presenta un cuadro anticuado de Dios, porque es
severo y dispuesto a la ira, y que Jesús es el Dios de la gracia y el amor. Esta es
una visión distorsionada de la Biblia y del carácter de un Dios que no cambia.

¿Qué enseñan los escritores del Nuevo Testamento acerca de la santi-


dad de Dios? Lee Lucas 5:1 al 11. ¿Cómo muestra esto la consistencia entre
el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento acerca del tema?

Después de que estos pescadores trabajaron toda la noche sin éxito, Jesús les
proveyó una pesca milagrosa. La respuesta humana normal hubiera sido agra-
decer a Jesús por tan gran ayuda financiera. La respuesta de Pedro, en cambio,
fue diferente: muy parecida a la de los personajes del Antiguo Testamento.
“Pero Pedro ya no pensaba en los barcos ni en su carga. Este milagro, más
que cualquier otro que hubiese presenciado, era para él una manifestación del
poder divino. En Jesús vio a Aquel que tenía sujeta toda la naturaleza bajo su
dominio. La presencia de la divinidad revelaba su propia falta de santidad. Le
vencieron el amor a su Maestro, la vergüenza por su propia incredulidad, la gra-
titud por la condescendencia de Cristo, y sobre todo el sentimiento de su impu-
reza frente a la pureza infinita. Mientras sus compañeros estaban guardando el
contenido de la red, Pedro cayó a los pies del Salvador, exclamando: ‘Apártate
de mí, Señor, porque soy hombre pecador’” (DTG 212, 213).
¿Por qué esta reacción? Porque ya no estamos en el Jardín del Edén, donde
Adán y Eva daban la bienvenida a Dios en las tardes. Esta comunión cambió
después de la Caída, cuando la pareja huyó y se escondió. Desde entonces, no
ha cambiado mucho, y esta reacción está en todas las Escrituras. Siempre que
un ser humano se encuentra con el Dios vivo, hay temor al descubrir la inmen-
sidad de su pecaminosidad.

¿Cuándo fue la última vez que miraste bien tu propia naturaleza pecaminosa? Fue
un cuadro bastante horrible, ¿verdad? ¿Cuál es tu única esperanza, y por qué?
37
Lección 5 // Jueves 2 de febrero

CUANDO HABLAN LOS DEMONIOS


Lee Lucas 4:31 al 36. ¿Qué testimonio se da allí de la santidad de Cristo?
¿Por qué es importante que haya sido ese ser quien dio el testimonio? ¿Qué
lecciones puedes obtener de este incidente acerca de la santidad de Dios?

Los demonios, que son ángeles caídos, saben quién es Jesús, y aun ellos –en
su odio, rebelión y malicia– se ven obligados a reconocer que él es santo. Nota
que temían que Cristo los destruyera. ¿Por qué ese temor? Debe ser porque,
llenos de pecado, aun los demonios temen la santidad de Dios, así como los
seres humanos.
En el Apocalipsis, Juan describe una visión de Dios. Lee Apocalipsis 1:12 al
17. Juan, el apóstol que más sintió el amor de Dios, al encontrarse con el Dios
santo, respondió como los del Antiguo Testamento.
Además, los seres celestiales adoran a Dios en el Santuario celestial en forma
similar al cuadro descrito por Isaías siglos antes, en una visión (ver Isa. 6:1-3).

¿Qué oyó Juan que decían los seres celestiales alrededor del Trono?
Apoc. 4:8, 9.

Aunque Dios es amor y los seres celestiales lo adoran alrededor de su


trono, el canto de adoración no es: “Dios es amor, amor, amor”, ni: “Dios es
bueno, bueno, bueno”. En cambio, estos seres exclaman: “Santo, santo, santo
es el Señor Dios todopoderoso”. Aunque todo el cielo está involucrado en el
ministerio del amor de Dios y la salvación para este mundo, los seres celestiales
alaban la santidad de Dios. Como seres sin pecado, se maravillan ante su san-
tidad, pero no se esconden con temor, como lo hacen los seres caídos.
En las Escrituras, en todos los encuentros humanos con lo divino, lo que
vemos es que, frente a su santidad, los seres humanos se ven como realmente
son. Y eso es temible. En la Biblia, cuando las personas se encuentran con
Dios, no hay aplausos ni cantos frívolos, sino un arrepentimiento personal pro-
fundo. Cada uno admite su culpa personal, sin excusas y sin referirse a otras
personas. Cuán diferentes serían nuestras palabras, vidas y actos si todos vivié-
ramos con el sentido constante, no solo de la presencia de Dios, sino también
de su santidad.

38
Viernes 3 de febrero // Lección 5

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Mientras Cristo estaba ante la multitud


que traficaba en el Templo, “la confusión se acalló. Cesó el ruido del tráfico y
de los negocios. El silencio se hizo penoso. Un sentimiento de pavor dominó a la
asamblea. Fue como si hubiese comparecido ante el tribunal de Dios para res-
ponder de sus hechos. Mirando a Cristo, todos vieron la divinidad que fulguraba
a través del manto de la humanidad. La Majestad del cielo estaba allí como el
Juez que se presentará en el día final [...] tenía el mismo poder de leer el alma.
Sus ojos recorrían toda la multitud, posándose en cada uno de los presentes. Su
persona parecía elevarse sobre todos con imponente dignidad, y una luz divina
iluminaba su rostro. Habló, y su voz clara y penetrante –la misma que sobre el
monte Sinaí había proclamado la Ley que los sacerdotes y príncipes estaban
transgrediendo– se oyó repercutir por las bóvedas del Templo: ‘Quitad de aquí
esto, y no hagáis la casa de mi Padre casa de mercado’.
“Descendiendo lentamente de las gradas y alzando el látigo de cuerdas que
había recogido al entrar en el recinto, ordenó a la hueste de traficantes que se
apartase de las dependencias del Templo. [...] Nadie pretendió poner en duda
su autoridad. [...] Los oficiales del Templo, los sacerdotes especuladores, los
cambistas y los negociantes de ganado huyeron del lugar con sus ovejas y sus
bueyes, dominados por un solo pensamiento: el de escapar a la condenación
de su presencia” (DTG 131, 132).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. En la clase, repasen las respuestas que dieron a la última pregunta del
lunes. ¿Cuáles son las diferencias principales entre nosotros y un Dios santo?
¿Cómo se pueden erradicar algunas de esas diferencias?
2. Dado lo que vimos esta semana, es fácil darse cuenta de por qué la justifi-
cación y satisfacción propias, acerca de la condición espiritual de uno, son un
engaño peligroso. ¿Por qué?
3. Piensa en alguien que conoces y que parece “santo”: es decir, recto, ho-
nesto, puro, etc. ¿Cómo reaccionas ante esa persona? ¿Te hace sentir bien o
mal? ¿Por qué?

RESUMEN: Sería agradable concentrarse en el amor de Dios en vez de


hacerlo en su santidad, pero eso estaría lejos de la verdad. Necesitamos en-
contrarnos con la ardiente santidad de Dios hasta temblar ante él. Comprender
la santidad de Dios y nuestra pecaminosidad nos ayuda a entender qué es la
expiación, por qué la necesitamos y por qué es tan costosa.

39
Lección 6: Para el 11 de febrero de 2012

DIOS EL LEGISLADOR

Sábado 4 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hebreos 12:21; Romanos


7:8-13; Job 24:14, 15; Éxodo 16:4-30; Hebreos 8:10; 10:16; Romanos 13:8-10.

PARA MEMORIZAR:
“Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro
Rey; él mismo nos salvará” (Isa. 33:22).

PENSAMIENTO CLAVE: La Ley de Dios es una parte inseparable de toda


la Biblia. También es una expresión de su amor. Y así, cuando amamos,
revelamos la plenitud y la belleza de la Ley de Dios.

COMO ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA, a menudo oímos decir que la Ley es una
transcripción del carácter de Dios. (Entonces, como Dios no cambia, la Ley
–que revela su carácter– tampoco cambia.) Pero ¿qué significa que la Ley sea
una expresión del carácter de Dios?
Supongamos que vives en un país donde la palabra del rey es la ley. (“El
Estado soy yo”, dijo un rey de Francia.) El rey emite leyes que son represivas,
llenas de odio, injustas, discriminatorias, etc. Esas leyes ¿no representarían la
clase de persona que es el rey? ¿No revelarían su carácter?
Piensa en algunos de los déspotas del mundo. ¿Cómo revelan sus leyes la
clase de personas que fueron?
Si la Ley revela el carácter del Legislador, ¿qué revela la Ley de Dios acerca
de él? Cuando entendamos que la Ley de Dios es un cerco, una protección para
nuestro bien, comprenderemos mejor cómo es Dios.
Esta semana consideraremos la Ley y al Legislador.

40
Domingo 5 de febrero // Lección 6

LA LEY EN EL SINAÍ
Lee Éxodo 19:18 y 19; 20:18; Deuteronomio 5:22; y Hebreos 12:21. En
estos textos se describe la ocasión en que se dio la Ley en el monte Sinaí.
¿Por qué fue algo tan atemorizante?

“El pueblo de Israel estaba anonadado de terror. El inmenso poder de las


declaraciones de Dios parecía superior a lo que sus temblorosos corazones po-
dían soportar. Cuando se les presentó la gran norma de la justicia divina, com-
prendieron como nunca antes el carácter ofensivo del pecado y de su propia
culpabilidad ante los ojos de un Dios santo. Huyeron del monte con miedo y
santo respeto” (PP 318).
Hay algo muy poderoso en esta cita de Elena de White. Cuando se le pre-
sentó la Ley al pueblo, ellos se dieron cuenta “como nunca antes” de cuán malo
era el pecado y de su propia culpabilidad a los ojos de Dios.
Así, desde el mismo principio de la relación de pacto de Israel con Dios,
podemos ver una revelación del evangelio en la Ley. La Ley nunca tuvo la inten-
ción de ser un medio de salvación, aun en el Sinaí; más bien, era para mostrar
al pueblo su necesidad de salvación. Enseguida después de promulgar la Ley,
recibieron instrucciones de construir un santuario, que les revelaría el plan de
salvación. La Ley había de señalar a la gente la Cruz, y su necesidad de expia-
ción y redención. No es extraño, entonces, que temblaran ante la Ley, porque la
Ley les mostraba cuán pecadores y caídos eran ellos.

Lee Romanos 7:8 al 13. ¿Cómo revelan estos versículos esta verdad
vital? ¿Qué está diciendo Pablo que hace la Ley? Ver también Sal. 119:6.

En un sentido, Pablo está afirmando aquí lo que Elena de White escribió


que sucedió en el Sinaí. El problema no está en la Ley de Dios, sino con los
pecadores que han violado la Ley, como todos lo hemos hecho. Pablo está mos-
trando cómo la Ley está inseparablemente unida al evangelio, ya que la Ley nos
muestra cuán pecadores y caídos somos.

Lee Éxodo 20:1 al 17. ¿Tiemblas ante la Ley? La Ley ¿te produce convicción?
¿Cuáles son tus emociones al leer la Ley y compararte con ella?

41
Lección 6 // Lunes 6 de febrero

LA LEY ANTES DEL SINAÍ


Como todo adventista del séptimo día sabe, apenas hablamos de los Diez
Mandamientos y el Sinaí, escuchamos decir que los Diez Mandamientos se
dieron por primera vez a los judíos en Sinaí; por eso, son una institución judía o
del Antiguo Testamento, y no se aplican a nuestros días.
Hay numerosos problemas con esa teología ya que, si fuera cierta, ¿cómo
habría existido pecado antes del Sinaí, “pues el pecado es infracción de la ley”
(1 Juan 3:4)? El Génesis tiene sorprendentes testigos de la existencia de la Ley
de Dios mucho antes del Sinaí.
Génesis 1 y 2 describen la perfecta Creación de Dios. Génesis 3 registra
la caída de Adán y Eva. En el capítulo siguiente aparece el primer homicidio.
¿Cómo sabía Caín que era culpable de homicidio por asesinar a su hermano si
no había Ley?
Mucho antes del Sinaí, Dios mencionó el asesinato en el pacto que esta-
bleció con Noé después del Diluvio (Gén. 9:6).
En el libro de Job, el más antiguo de la Biblia, encontramos a Dios elogiando
dos veces la rectitud de Job. ¿Qué afirma acerca del carácter de Job? (Job 1:8;
2:3). Obviamente, existía una norma del bien y del mal. Job vivió muchos años
antes del Éxodo, y ni siquiera estaba en la línea del Pacto.

Lee Job 24:14 y 15. ¿Cómo nos ayudan estos versículos a comprender
qué incluía la norma del bien y del mal?

Cuando Abraham le mintió al rey Abimelec acerca de Sara, Dios lo re-


prendió por su falsedad. Y, aunque Abimelec no era un israelita, Dios le aplicó
la misma norma de pureza matrimonial que se encuentra en el Decálogo, y le
exigió que devolviera a Sara, a Abraham (ver Gén. 20:9).

¿Cuál es el testimonio que Dios le dio a Isaac acerca de su padre Abra-


ham? Gén. 26:4, 5.

En el hebreo, Génesis 26:5 usa cuatro palabras diferentes, mshmart, mzvot,


huqot, y torot (de Tora, “la ley”) para describir lo que Abraham obedeció. Entre
todos ellos, estaban los Diez Mandamientos.
Cuando Jacob, a pedido de Dios, regresó a Bet-el para edificar un altar al
Señor, sintió la necesidad de un reavivamiento de su clan. ¿Qué pidió a su fa-
milia que hiciera? (Ver Gén. 35:2, 3.)
La idea de que no había Ley hasta el Sinaí no tiene lógica a la luz de lo
mucho que la Biblia enseña acerca de la vida antes del Sinaí.
42
Martes 7 de febrero // Lección 6

EL SÁBADO ANTES DEL SINAÍ


Dios no reveló cómo comunicó su Ley a la humanidad antes del Sinaí, pero es
claro que el dar la Ley allá no era la exposición inicial al mundo de sus preceptos.
Muchas personas, obligadas a conceder este punto, alegan que fue solo el
mandamiento del sábado el que se dio en el Sinaí y que, por lo tanto, es exclu-
sivamente judío y no corresponde para los cristianos de hoy.
¿Cuánta validez tiene esta afirmación?

Lee Génesis 2:1 al 3. ¿Qué nos enseña este pasaje acerca del sábado
antes del Sinaí?

En Éxodo 5:1 al 5, la Biblia revela a Moisés y a Aarón luchando con Faraón


con respecto a dejar salir a Israel. El versículo 5 es especialmente iluminador.

Lee Éxodo 5:5. ¿Qué indicación hay allí acerca del sábado?

La respuesta de Faraón: “Les hacéis cesar de sus tareas” es bien clara. En


el lenguaje original hay varias palabras para descanso, pero el verbo que usó
Faraón deriva de la palabra para “sábado”. Faraón les dijo a Moisés y a Aarón:
“Ustedes los hacen sabatizar de sus labores”, una sugerencia de la realidad del
descanso sabático antes del Sinaí.
Sin embargo, una prueba concreta del sábado antes del Sinaí aparece en
Éxodo 16, cuando Dios proveyó el maná para Israel en el desierto. Este milagro,
que duró 40 años, comenzó antes de que los hijos de Israel llegasen al monte Sinaí.

Lee Éxodo 16:4 al 30. ¿Cómo demuestran estos versículos la existencia


del sábado (séptimo día) antes de la experiencia del monte Sinaí?

Nota las palabras de Dios a Moisés en el versículo 28: “¿Hasta cuándo no


querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?” Es una clara indicación de
que las leyes y los mandamientos de Dios existían antes de la revelación en el
Sinaí y de que, entre esos mandamientos, estaba el sábado del séptimo día. De
este modo, aunque algunas cosas especiales sucedieron cuando Dios dio la ley
en el monte Sinaí, los Diez Mandamientos mismos no eran nuevos.

¿Cómo es tu experiencia con el sábado? ¿Amas el sábado, lo temes o eres am-


bivalente acerca de él? ¿Qué puedes hacer para enriquecer tu experiencia con
el Señor mediante el don del sábado?

43
Lección 6 // Miércoles 8 de febrero

LA LEY Y LOS PROFETAS


Existe poca controversia acerca de la existencia de la Ley en el período pos-
terior al Sinaí. Los escritos del Antiguo Testamento están llenos de menciones
de la Ley. Y aunque, muy a menudo, hacen referencia a la transgresión de la Ley
por parte de Israel, y al subsecuente castigo, otros textos revelan la reverencia
y el gran amor que muchos de Israel tenían por toda la Ley, que incluía no solo
los Diez Mandamientos, sino también todas las reglas y los preceptos que Dios
les había dado.

¿Cómo exaltan la Ley los siguientes textos? ¿Qué actitudes revelan?


Isa. 48:17, 18

Sal. 119:69-72

Sal. 119:97-103

Jer. 31:33

Contrariamente a la creencia popular, los que entendían la función de la Ley


en Israel nunca la vieron como un medio de salvación. La religión hebrea fue
siempre una religión de gracia, aun cuando el pueblo se fuera de un extremo
al otro: de pisotear la Ley abierta y ostensiblemente, como en el período del
primer Templo, al legalismo extremo, como se ve en el tiempo de Jesús.
Entonces, ¿por qué ese amor a la Ley? Si comprendemos que la palabra “ley”
abarca no solo los Diez Mandamientos sino todas las enseñanzas del Antiguo
Testamento, en especial las de los primeros cinco libros de Moisés, entonces en-
tenderemos que ellos amaban el mensaje de salvación de gracia. Ellos amaban
“la verdad” como se les había revelado y como la habían captado. No era un
amor a las reglas, sino un amor a un conjunto de criterios y principios que, si los
guardaban, les abrirían el camino a muchas bendiciones y promesas, porque
Dios les había dado todo eso para su propio bienestar.
¿Es diferente hoy?

Piensa en todo lo que Dios nos ha dado como pueblo. ¿Qué podríamos hacer
para vivir en la maravillosa luz con que hemos sido bendecidos?

44
Jueves 9 de febrero // Lección 6

LA LEY EN EL NUEVO PACTO


Desde el comienzo, los principios de los Diez Mandamientos fueron dados
a la humanidad por el amor de Dios por las personas. La Ley siempre tuvo la
intención de ser una bendición. Tú obedeces la Ley, y eres protegido de los
daños del pecado; desobedeces, y afrontas las inevitables consecuencias de la
transgresión. ¿Quién necesita teología para saber cuán dolorosos son el pecado
y sus consecuencias? ¿Cuán a menudo podemos leer los resultados del pecado
en el rostro de quienes fueron devastados por él?
Aunque algunas secciones del Nuevo Testamento –específicamente en los
escritos de Pablo– tratan con quienes entendieron mal el propósito de la Ley,
los Mandamientos de Dios son presentados en el Nuevo Testamento en forma
positiva y elevadora.

Lee Hebreos 8:10 y 10:16 en sus contextos. ¿De qué modo se presenta la
Ley en estos textos? ¿Como algo relevante o como algo negado por la gracia?

Hay personas que procuran oponer la Ley al amor de Dios o a su gracia, con
la idea de que si, realmente amas, entonces niegas la Ley de Dios. En un sen-
tido, se podría alegar que el amor trasciende la Ley, que alguien que realmente
ama a Dios y a los otros revela los principios últimos de la Ley. Pero esto no es
una excusa para negar la Ley. Por el contrario, el amor cumple la Ley; es la Ley
expresada en su forma más pura.
Vendría a ser como las partes de un automóvil. Las partes no existen como
un fin en sí mismas; están allí para que el vehículo vaya de un lugar a otro. Ese
es su propósito, de modo que el automóvil pueda moverse. No obstante, si falta
alguna parte, el auto no puede funcionar. La Ley es como eso: no es un fin en
sí misma, pero es el medio para un fin, y ese fin es una profunda expresión de
amor a Dios y a los otros.

Lee los siguientes versículos. ¿Cómo nos ayudan a comprender el víncu-


lo entre el amor y la Ley? Rom. 13:8-10; Gál. 5:14; Sant. 2:8; 1 Juan 5:2, 3.

Medita en los vínculos entre la Ley de Dios y el amor. Guardar la Ley sin amor
¿a qué conduce? Amar sin guardar la Ley, ¿a qué conduce? Escribe tus pensa-
mientos y llévalos a la clase el sábado.

45
Lección 6 // Viernes 10 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Los diez santos preceptos pronunciados


por Cristo sobre el Monte Sinaí eran una revelación del carácter de Dios, y dan
a conocer al mundo el hecho de que él tiene jurisdicción sobre toda la heredad
humana. La ley de los diez preceptos del mayor amor que pueda presentarse
al hombre es la voz de Dios que habla al alma desde el cielo prometiéndole:
‘Haz esto, y no quedarás bajo el dominio y el gobierno de Satanás’. No hay nega-
ciones en esta ley, aunque así parezca. Su sentido es: ‘Haz esto, y vivirás’ [...] El
Señor ha dado sus santos Mandamientos para que sean un muro de protección
en torno de sus seres creados” (HHD 55).
“En la obra de la redención no hay compulsión. No se emplea ninguna
fuerza exterior. Bajo la influencia del Espíritu de Dios, el hombre está libre para
elegir a quien ha de servir. En el cambio que se produce cuando el alma se en-
trega a Cristo, está la más completa sensación de libertad. [...] Pero, cuando de-
seamos ser libertados del pecado y, en nuestra gran necesidad, clamamos por
un poder exterior y superior a nosotros, las facultades del alma quedan dotadas
de la fuerza divina del Espíritu Santo y obedecen los dictados de la voluntad, en
cumplimiento de la voluntad de Dios.
“La única condición bajo la cual es posible la libertad del hombre es que
éste llegue a ser uno con Cristo. ‘La verdad os libertará’; y Cristo es la verdad.
[...] La sujeción a Dios significa la rehabilitación de uno mismo, de la verdadera
gloria y dignidad del hombre. La Ley divina, a la cual somos inducidos a suje-
tarnos, es la ‘ley de libertad’ (Sant. 2:12)” (DTG 431, 432).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. Analicen las respuestas a las preguntas de la sección del jueves. ¿A qué
se parece el guardar la Ley sin amor? ¿Cuándo se manifiesta? ¿Cómo es el amor
sin la observancia de la Ley? ¿Qué clase de amor es? ¿Por qué ambos deben
estar unidos?
2. ¿De qué maneras revela la Ley el carácter del Legislador? ¿Cómo es Dios?
3. ¿Qué quiere decir Elena de White cuando, en la cita más arriba, habla
acerca de la Ley como la “ley de libertad”? ¿Cómo puede igualarse la obser-
vancia de la Ley con la “libertad”?
4. ¿Qué ejemplos podemos encontrar, en lo que nos rodea, de lo que sucede
cuando la gente viola la Ley de Dios? ¿Cuán poderoso es el testimonio de estos
ejemplos de valores y de la validez continua de esa Ley?

RESUMEN: La Ley de Dios es una expresión de su amor y, cuando amamos


como Dios nos ama, revelaremos la Ley en toda su belleza y poder.

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Lección 7: Para el 18 de febrero de 2012

SEÑOR DEL SÁBADO

Sábado 11 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis. 2:1-3; Éxodo 20:8-


12; Deuteronomio 5:12-15; Mateo 12:1-13; Juan 9; Juan 19:30.

PARA MEMORIZAR:
“El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado.
Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del sábado” (Mar. 2:27, 28).

PENSAMIENTO CLAVE: El séptimo día, sábado, nos dirige a Jesús,


nuestro Creador y nuestro Redentor, de muchas maneras.

“EN EL PRINCIPIO ERA EL VERBO, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él,
nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz
de los hombres... Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a
este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo
no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron. Mas a todos los que
le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni
de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:1-13).
Estos versículos están señalando a Jesús como Aquel que hizo “todas las
cosas” y como Aquel que da salvación a los que “creen en su nombre”. Esto
es, Jesús como Creador y Jesús como Redentor. Y ambos aspectos vitales se
encuentran en el mandamiento del sábado.

47
Lección 7 // Domingo 12 de febrero

EL SÁBADO EN EL GÉNESIS
Una de las grandes verdades de la Biblia es que en el Edén, un lugar perfecto
creado por un Dios perfecto, el séptimo día fue puesto aparte y hecho santo. El
sábado nos viene desde entonces. El sábado es una de las verdades bíblicas
fundamentales y fundacionales.

¿Qué cuatro acciones de Dios están registradas en Génesis 2:1 al 3, al


crear el sábado?

Dios creó un día, el séptimo; descansó en ese día, lo bendijo y lo santificó,


lo que significa que lo hizo santo, lo puso aparte para un uso santo. ¡Cuán fas-
cinante es que Dios mismo “descansó” en el séptimo día! ¡Cuán seriamente
debemos tomar ese día, ya que Dios mismo descansó en él!
Génesis 2:3 también afirma que el Creador “bendijo” el séptimo día así como
había bendecido a los animales y al hombre el día anterior (Gén. 1:22, 28). Dios
se refiere a esa bendición del sábado en el cuarto mandamiento del Decálogo,
donde vincula el sábado de la creación con el sábado semanal.

Nota cuántas veces se repite la frase “el séptimo día” en Génesis 2:1 al 3.
¿Qué importancia tiene esta repetición?

Tres veces se menciona ese día específico. Con eso se acentúa la natura-
leza extraordinaria del sábado, y lo separa del resto de la semana. Debemos
recordar que Dios no hizo especial ningún otro día. La bendición destacada es
para el séptimo día.
Con la creación del sábado en el séptimo día, Dios terminó su obra creativa.
Tomó siete días y los organizó en una semana. Este ciclo semanal se observó
en todas las Escrituras y la historia. Dios demuestra así su poder, no solo sobre
el espacio y las cosas del espacio, sino también sobre el tiempo. No podemos
controlar una hora, o siquiera un minuto. El tiempo invariablemente avanza,
más allá de nuestras maquinaciones. Cuán importante es que aprendamos a
confiar en Dios en la pequeña cantidad de tiempo que tenemos sobre la Tierra.

Piensa en la marcha del tiempo, cómo nos lleva adelante, momento tras mo-
mento, día tras día y año tras año. Aunque no tenemos control sobre el tiempo
mismo, lo que podemos controlar es lo que hacemos con él. ¿Cuán bien usas
tu tiempo? ¿Qué cosas ocupan tu tiempo? ¿Cómo podrías usar mejor el poco
tiempo que tienes aquí?

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Lunes 13 de febrero // Lección 7

EL SÁBADO EN EL ÉXODO
Lee Éxodo 20:8 al 11. ¿Qué dice Dios que hagamos, y qué razón nos
da para ello?

Todos los que pertenecen a un hogar, incluyendo a los sirvientes y a los


trabajadores así como al “jefe”, descansarán juntos. El sábado es el gran ecuali-
zador, el nivelador de todas las desigualdades de la estructura social. Ante Dios,
todos los seres humanos son iguales, y el sábado es una manera singular de re-
velar esta verdad vital, especialmente en un mundo tan dominado por la estruc-
tura de clases que pone a algunos grupos “por encima” o “por debajo” de otros.
Este mandamiento es una unidad cuidadosamente estructurada:
A. Introducción: “Acuérdate del sábado para santificarlo” (vers. 8).
B. Mandato: “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra” (vers. 9).
C. Motivación: “mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios” (vers. 10a).
B1. Mandato: “no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni...” (vers. 10b).
C1. Motivación: “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el
mar [...] y reposó...” (vers. 11a).
D. Conclusión: “Por tanto, Jehová bendijo el sábado, y lo santificó” (vers. 11b).
(A) contiene, como afirmación inicial introductoria, el principio esencial
del mandamiento del sábado como un todo.
(B) Transmite el mandato positivo de ocuparse de trabajar seis días.
(B1) Da el mandato prohibitorio de abstenerse de toda obra en el sábado, in-
cluyendo a la familia, los animales domésticos y cualquier huésped en el hogar.
(C) y (C1) Suministran la motivación para los mandatos.
(C) Reconoce el factor del tiempo en la secuencia de seis días/séptimo día
al enfatizar que “el séptimo día es el sábado para Jehová tu Dios”.
(C1) Contiene la cláusula de motivación formal con la expresión “porque”.
Presenta la motivación detallada en términos de los seis días de trabajo de Dios
y su descanso en el séptimo día, que se basa directamente en el primer sábado
de la semana de la Creación.
(D) Es una cláusula independiente, que comienza con un “porque” o “por lo
tanto”, y también forma la conclusión. Las últimas palabras del Mandamiento,
“y lo santificó”, corresponden a la exhortación del inicio
(A) “Para santificarlo”. Ambos están vinculados con la santidad que Dios
otorga al sábado en Génesis 2:3.

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Lección 7 // Martes 14 de febrero

EL SÁBADO EN DEUTERONOMIO
Los adventistas del séptimo día estamos bien familiarizados con el man-
damiento del sábado que aparece en Éxodo; Dios lo dio de nuevo en Deutero-
nomio. Es fascinante que los mandatos aparezcan con un lenguaje muy similar,
pero no idéntico. Además, en Deuteronomio se da otra motivación, que no apa-
rece en Éxodo.

Lee Deuteronomio 5:12 al 15. Compáralo con Éxodo 20:8 al 11. ¿Qué
semejanzas y diferencias existen entre ambos? ¿Por qué estas diferencias
son importantes?

Aunque hay detalles iguales, hay un elemento y un énfasis nuevos. Ambos


mandamientos indican que los siervos deben descansar el sábado, pero Deute-
ronomio lo enfatiza más. El texto dice que se debería guardar el sábado “para
que descanse tu siervo y tu sierva como tú” (Deut. 5:14, la cursiva fue añadida).
Aquí se repite que el sábado ayuda a que el amo y el siervo estén en el mismo
nivel, ya que descansarán en el mismo día. El sábado ofrece a los siervos alguna
protección de su amo que podría hacerlos trabajar sin parar.
Por supuesto, esto plantea una cuestión interesante. Cuando se instituyó el
sábado al principio, era un recordativo de la Creación en un mundo no caído.
No había siervos ni siervas; tampoco menciona la esclavitud en Egipto, un sím-
bolo de la esclavitud al pecado, ni la liberación de esa esclavitud. Este nuevo
elemento fue añadido después de la caída; es decir, el precepto original fue
alterado para incorporar algo que originalmente no contenía.
Al principio, el sábado era un símbolo de la Creación; después del pecado,
además de ser un símbolo de la Creación, también lo es de la Redención, que
es un símbolo de la re-creación (2 Cor. 5:17; Gál. 6:15; Apoc. 21:1). La Creación
y la Redención están estrechamente ligadas en la Biblia; solo Dios el Creador
podía ser Dios el Redentor, y Jesús es ambos (ver Juan 1:1-14). Ambas versiones
de este mandamiento muestran que el sábado (séptimo día) es el símbolo de la
obra de Jesús, nuestro Creador y nuestro Redentor.

Piensa en la esclavitud del pecado. ¿Qué promesas de libertad tienes en Jesús?


¿Cómo puedes reclamarlas, y luego permitir que Dios las haga reales en tu vida?

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Miércoles 15 de febrero // Lección 7

JESÚS Y SU SÁBADO: Parte 1


Se escriben libros para mostrar que Jesús, cuando estuvo en la carne, indicó
a la gente que se apartara del sábado, ya sea hacia la adoración en domingo o a
reemplazar el séptimo día por un “reposo” más genérico en Cristo.
Estas opciones no se basan en los evangelios, que hablan de Jesús y el sá-
bado. La razón para tales libros es obvia: una necesidad de justificar el rechazo
del sábado por la mayoría de los cristianos desde los siglos XVII y XVIII. A su
vez, se alega que las curaciones de Cristo en sábado fueron precursoras de la
eliminación de ese mandamiento.
¿Qué diremos acerca de estos argumentos? Una mirada cuidadosa a lo que
Jesús hizo en sábado muestra lo contrario de lo que estos teólogos tratan de
obtener de los incidentes.

Lee Mateo 12:1 al 13, concentrándote específicamente en las curacio-


nes en sábado. Pregúntate: ¿Cuál es el contexto de esta curación? ¿Por
qué Jesús la hizo ese día? ¿Cuál es el punto principal que él presenta?

Tal vez el versículo que explica todo sea el 7. Todo el problema se centraba
en las personas, la misericordia, la bondad y el amor a otros. Guardado adecua-
damente, el sábado nos ofrece la oportunidad de mostrar misericordia a los que
tienen necesidades, más que las que tenemos en otros días cuando debemos
trabajar. El problema era que el sábado estaba cargado con una cantidad de
reglas hechas por los hombres, que llegaron a ser fines en sí mismas en vez de
ser medios para un fin: amar a Dios y a los demás. El amor, dice la Biblia, es el
cumplimiento de la Ley, y cualquier cosa que cambie la Ley para negar el amor
es algo que debe descartarse. El sábado había llegado a ser una ley sin amor,
es decir, crudo legalismo. Con las curaciones en sábado, Jesús estaba luchando
contra eso.
En la curación del ciego de nacimiento (Juan 9), vemos aplicada la Ley sin amor.
Si Jesús hubiera usado sus curaciones en sábado para indicar a la gente
que se apartara del sábado literal, ¿no sería una forma muy extraña de hacerlo?

Pregúntate: ¿En qué formas podemos manifestar la Ley sin amor? ¿Es posible
que seas culpable de hacer lo mismo?

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Lección 7 // Jueves 16 de febrero

JESÚS Y SU SÁBADO: Parte 2


“Consumado es” (Juan 19:30).
Jesús, por medio de sus milagros en sábado, demostró de qué trata real-
mente el sábado. Es un día para sanar y restaurar. Jesús tenía la intención de
que el sábado recordara el poder creador de Dios. De este modo, el sábado es el
día en que él libera a los cautivos (Luc. 4:31-37), hace caminar al inválido (Luc.
13:10-17; Juan 5:1-9) y restaura la vista al ciego (Juan 9).
Para Jesús, el sábado tiene más que ver con las personas que con las reglas.
Esto, en parte, fue la causa de su declaración de que el sábado fue hecho para
la humanidad, y no la humanidad para el sábado. Al mismo tiempo, como ya
vimos, si se observan adecuadamente, las reglas protegen a las personas.

Jesús no solo reforzó la validez y la importancia del descanso en sába-


do mientras estuvo vivo, también lo hizo cuando murió. Lee Mateo 27:57
al 28:1; Marcos 15:42 al 16:1; Lucas 23:52 al 24:1; y Juan 19:31 al 20:1.
¿Cuál es el punto común que plantean los cuatro evangelios? Más impor-
tante aún, ¿qué nos dicen acerca del sábado, especialmente en el contexto
de la pregunta sobre la validez del sábado?

Después de exclamar: “Consumado es” (Juan 19:30), es decir, después de


que su obra de Redención (en la Tierra) se consumara, ¿qué hizo Jesús?
Reposó en el séptimo día. ¿Suena familiar? ¿Dónde viste eso antes? Por su-
puesto, en Génesis 2:1 al 3. Después de la obra de la creación divina, él descansó
en el séptimo día. Ahora, después de su obra de Redención, hizo lo mismo.
Además, en lo que toca a que Jesús alejó a la gente del sábado, su ejemplo
de descansar en la tumba el sábado es, sin duda, otra manera extraña de plan-
tear su propuesta. Si al morir selló el Nuevo Pacto, y el Nuevo Pacto reemplaza
el sábado del séptimo día, resulta difícil la lógica de los que creen que el man-
damiento del sábado fue abolido en la cruz. Si hubiera sido abolido, ¿por qué
descansaría en el sábado inmediatamente después de la cruz?
Por eso, tanto en la vida como en la muerte, Jesús nos enseñó la continuada
validez del sábado y su importancia.

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Viernes 17 de febrero // Lección 7

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “¿Debía Dios prohibir al sol que reali-


zase su oficio en sábado, suspendiendo sus agradables rayos para que no ca-
lentasen la tierra ni nutriesen la vegetación? ¿Debía el sistema de los mundos
detenerse durante el día santo? ¿Debía ordenar a los arroyos que dejasen de
regar los campos y los bosques, y pedir a las olas del mar que detuviesen su
incesante flujo y reflujo? ¿Debían el trigo y la cebada dejar de crecer, y el racimo
suspender su maduración purpúrea? ¿Debían los árboles y las flores dejar de
crecer o abrirse en sábado?
“En tal caso, el hombre echaría de menos los frutos de la tierra y las ben-
diciones que hacen deseable la vida; la naturaleza debía continuar su curso
invariable. Dios no podía detener su mano por un momento, o el hombre des-
mayaría y moriría. Y el hombre también tiene una obra que cumplir en sábado:
atender las necesidades de la vida, cuidar a los enfermos, proveer a los meneste-
rosos. [...] El santo día de reposo de Dios fue hecho para el hombre, y las obras
de misericordia están en perfecta armonía con su propósito” (DTG 176, 177).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. Es fácil hoy mirar atrás, y burlarnos de la dureza y frialdad de esos lí-
deres religiosos que atacaron a Jesús por sus curaciones en sábado. Ellos, cier-
tamente, serán juzgados por sus actos. Pero, trata de ponerte en sus sandalias.
Estas reglas humanas estuvieron tanto tiempo en su religión que los líderes
pensaron que eran la esencia de la observancia del sábado; por eso, creían
que Jesús estaba violando el sábado. ¿Cómo nos sentiríamos si alguien viniera
hoy y, pretendiendo tener gran luz y verdad, tal vez aun haciendo milagros,
pensarámos que pisotea el sábado? ¿Cómo reaccionaríamos? ¿Qué lección im-
portante podemos aprender de este ejercicio acerca de saber cómo separar la
verdad de la mera tradición, y por qué no siempre esto es fácil de hacer?
2. Examina en la clase la idea de que Dios descansó después de su obra
de Creación y de su obra de Redención. ¿Por qué es importante este hecho
sorprendente?
3. Ponte en el lugar de alguien que cree que los milagros de Jesús en sábado
mostraban que él lo estaba aboliendo. Compara lo que él dijo e hizo con lo que
tú imaginarías que él haría si estuviera por hacer ese cambio. ¿Qué imaginas
que él habría hecho en forma diferente?

RESUMEN: La Biblia revela a Dios como el Dios del sábado del séptimo
día, la señal más básica de él como Creador y Redentor.

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Lección 8: Para el 25 de febrero de 2012

EL CUIDADO DE LA CREACIÓN

Sábado 18 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 1:25; 2 Pedro 3:10-14;


Génesis 2:15; Nehemías 13:16-19; Hebreos 1:3; Salmo 100; Génesis 1:26-28.

PARA MEMORIZAR:
“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo
labrara y lo guardase” (Gén. 2:15).

PENSAMIENTO CLAVE: ¿Cómo deberían los cristianos relacionarse con


el medioambiente?

¿QUÉ DEBERÍAMOS PENSAR, como adventistas del séptimo día, acerca del
medioambiente, ya que sabemos que esta Tierra está corrompida, seguirá co-
rrompiéndose, y un día será destruida en un gran lago de fuego? (“Y los ele-
mentos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán
quemadas” [2 Ped. 3:10].). Añadamos a esto el mandato bíblico de que el ser
humano “señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias,
en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Gén 1:26).
Tampoco es de extrañar que, muchas veces, nos hayamos preguntado cómo
relacionarnos con los problemas medioambientales.
Además, como mayordomos de los dones de Dios, ¿no tenemos la obliga-
ción de cuidar de la Tierra? ¿Acaso Dios no la creó y la encontró “buena en gran
manera”? Como pueblo, con un mensaje de Dios como Creador (Apoc. 14:6, 7),
¿no deberíamos decir algo acerca de cómo tratamos la creación de Dios?
Esta semana exploraremos lo que la Biblia dice acerca de algunas de estas
preocupaciones.

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Domingo 19 de febrero // Lección 8

¡EL MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN DE LA LANGOSTA DE MAR!


Hace años, una persona dedicada al medioambiente entró en un restau-
rante de productos del mar. Allí, en un gran tanque, había algunas langostas de
mar. Antes de mucho, una langosta estaría en el plato de un cliente, junto a una
papa bañada en queso.
Moviéndose sigilosamente, el medioambientalista, con una bolsa en la
mano, fue al tanque, tomó una langosta, la puso en la bolsa y salió corriendo.
Puso la langosta en otro tanque en su auto, y fue hasta la playa, Allí, un helicóp-
tero lo llevó sobre el océano, y luego devolvió la langosta al mar. ¡Un liberador
de langostas dio un nuevo golpe!
El hombre no estaba solo en su preocupación. Hay un sitio web llamado
“Lobster Liberator” [Liberador de langostas] que anima a salvar a las langostas
para que no se las coman los humanos.
El cuidado del medioambiente es una cosa, pero robar una langosta de un
restaurante y llevarla de vuelta al océano no parece lo adecuado, ¿verdad?
Sin embargo, ¿qué diremos de los adventistas del séptimo día y el ambiente?
Dejando de lado lo extraño de los liberadores de langostas, ¿cómo deberíamos
relacionarnos con las preocupaciones ambientales? Después de todo, Jesús ¿no
viene pronto? ¿Acaso nuestro mensaje no se refiere al concepto de que este
mundo se termina, que esta Tierra está corrompida y no durará mucho más?
Dada nuestra comprensión de la segunda venida, ¿cuán preocupados debemos
estar por la Tierra misma?

Lee 2 Pedro 3:10 al 14; Isaías 51:6 y 65:1; y Apocalipsis 21:1. ¿Qué
enseña la Biblia acerca de la suerte última de la Tierra? ¿Cómo debería
impactar esta enseñanza el modo en que miramos el medioambiente? ¿O
deberíamos considerarlo?

La Biblia es clara: esta Tierra no durará. Está destinada a ser destruida por
Dios, quien promete hacerla de nuevo, re-crearla, hacer “un cielo nuevo y una
tierra nueva”. Aunque eso no debiera ser una excusa para abusar del medioam-
biente, debería, al mismo tiempo, ayudarnos a protegernos de no hacer de la
Tierra y el ambiente un dios, como muchos lo han hecho. Hay extremistas, pero
necesitamos ser cuidadosos de no caer nosotros mismos en esos extremos.

Lee Romanos 1:25. ¿Qué mensaje deberíamos aceptar acerca de cómo mostrar
nuestra preocupación y cuidado por la creación?

55
Lección 8 // Lunes 20 de febrero

UNA DECLARACIÓN SOBRE EL CUIDADO DE LA CREACIÓN


¿Cómo considera la Iglesia Adventista del Séptimo Día el tema del medioam-
biente? Aquí hay una declaración oficial (1995).
“Los adventistas creen que la humanidad fue creada a imagen de Dios, y así
representan a Dios como administradores, para gobernar el ambiente en forma
fiel y fructífera.
“Lamentablemente, la corrupción y la explotación han entrado en la res-
ponsabilidad de la administración del dominio humano. En forma creciente,
los hombres han estado involucrados en una destrucción megalomaníaca de
los recursos de la Tierra, lo que resulta en sufrimientos extendidos, desarreglos
ambientales y la amenaza de cambios en el clima. Aunque la investigación cien-
tífica debe continuar, resulta claro, por las evidencias acumuladas, que el au-
mento de emisión de gases destructivos, el agotamiento de la capa protectora
de ozono, la destrucción masiva de los bosques americanos y el así llamado
“efecto invernadero”, todos amenazan el ecosistema de la Tierra.
“Estos problemas son principalmente debidos al egoísmo humano y a la
búsqueda egocéntrica de tener más y más, mediante la producción siempre
creciente, el consumo ilimitado y el agotamiento de los recursos no renovables.
La crisis ecológica está arraigada en la avaricia de la humanidad y en el rechazo
de la práctica de una buena y fiel administración dentro de los límites divinos
de la creación.
“Los adventistas abogan por un estilo de vida sencillo y saludable, en el que
la gente no participa de la rutina del consumismo ilimitado, la búsqueda ince-
sante de bienes y la producción de basura. Llamamos a respetar la creación, a
restringir el uso de los recursos del mundo, a evaluar de nuevo las necesidades
personales y a reafirmar la dignidad de la vida creada”.–ADCOM, 1995.

¿De qué modo estos textos nos ayudan a comprender esta declaración
de la iglesia? Gén. 1:1, 26; 9:7; Sal. 24:1; Sal. 100; Sant. 5:1, 2, 4, 5; Heb. 1:3

Quienes creemos que este mundo, la vida y los recursos son dones de Dios,
debemos procurar cuidarlo. Si la Tierra es un resultado del azar, podríamos ex-
plotar todo para nuestros propios fines. Pero, al comprender que Dios creó este
mundo y lo sostiene, debemos ser mayordomos responsables de ella.

¿Cómo impacta tu propio egoísmo en el modo en que tratas el medioambiente?


¿Está mal pensar: “Bueno, yo soy solo una persona; entonces, ¿qué importa?”

56
Martes 21 de febrero // Lección 8

EL CUIDADO DE LA CREACIÓN
El tema del ambiente, y de cuidarlo, no está indicado específicamente en la
Biblia. Hay muchos problemas específicos que la Biblia no atiende. Lo que hace
la Biblia es dar los principios que deberían aplicarse en todas las áreas de la
vida, y eso incluye el tema del medioambiente.

Piensa en Mateo 22:37 al 40. ¿Cómo podrían los principios que allí se
enseñan impactar en nuestra actitud hacia las preocupaciones ambienta-
les, especialmente cuando el mal uso del ambiente puede tener efectos
muy perjudiciales sobre otros?

Muy temprano en la Biblia, se dan indicaciones sobre el llamado a la hu-


manidad a ser mayordomos de lo que Dios le había dado a Adán. Aunque el
contexto es muy específico, es difícil ver por qué el principio no debería seguir
siendo válido.

Génesis 2:15 dice: “Tomó, pues, Dios al hombre, y lo puso en el huerto


de Edén, para que lo labrara y lo guardase”. ¿Cómo se ve aquí la manera
en que originalmente el hombre debía relacionarse con la Tierra?

Nota aquí la relación recíproca. Dios creó este hermoso medioambiente


para el hombre; le fue dado como un regalo, y Adán debía relacionarse con él:
debía trabajarlo y guardarlo. La palabra traducida “guardar” viene de la raíz he-
brea, smr, que significa “vigilar”, “preservar” o “proteger”. De este modo, desde
el mismo principio, aun en el mundo no caído, Adán fue llamado a ser mayor-
domo del ambiente en el que estaba ubicado. Dios no le dijo que lo explotara y
usara para sus propios fines egoístas, y sacara de él lo que pudiera. En cambio,
le dijo que trabajara en él y lo protegiera.
¿Qué razón tenemos para creer que este principio cambió? En realidad, si
esto es lo que Adán debía hacer en el mundo antes de que entrara el pecado,
¡cuánto más importante es ser un buen mayordomo del mundo después de que
este fuera dañado por el pecado!

¿Cuán consciente eres de los problemas ambientales? ¿Cuánto te preocupas


por ellos? ¿Cuán importantes son para ti? ¿O no tienen importancia? Trae tus
respuestas a la clase el sábado.

57
Lección 8 // Miércoles 22 de febrero

EL SÁBADO Y EL AMBIENTE
“El Seol y el Abadón [El sepulcro y la muerte, NVI] nunca se sacian; así
los ojos del hombre nunca están satisfechos” (Prov. 27:20). ¿De qué forma
la verdad de este texto impacta directamente en todo el tema del cuidado
de la creación y del peligro que la explotación plantea al medioambiente?

El problema con nuestro ambiente hoy tiene que ver con el “egoísmo hu-
mano y la búsqueda egoísta de más, y más, mediante la producción creciente,
el consumo ilimitado y el agotamiento de los recursos no renovables”. Es decir,
las personas hoy quieren más y más, y el único lugar de donde pueden conse-
guirlo es de la Tierra. Y el problema no son los recursos naturales; el problema
es que, no importa cuánto una persona obtenga, nunca es suficiente. ¿Cuándo
fue la última vez que escuchaste que alguien diga que tiene suficiente dinero?
En medio de todo esto, Dios ha dado a la humanidad el don del sábado.

Busca los siguientes textos acerca del sábado. Trata de pensar en ellos
en el contexto de la observancia del sábado –descansar de nuestro traba-
jo, de buscar ganar dinero y de hacer negocios–, que podría impactar en
el ambiente de una manera muy real para bien.
Éxo. 20:8-11

Neh. 13:16-19

Por cierto, el sábado trata acerca de recordar que Dios creó el mundo (y
pensar en cómo lo tratamos) pero, también, acerca del descanso de la bús-
queda de ganar dinero. Cuando observamos el sábado –al apartar de nuestras
vidas, intencionalmente, una séptima parte de cada semana y no perseguir el
dinero o los bienes–, no solo tenemos un recordativo semanal poderoso de que
la vida no está enfocada en juntar dinero, sino también nos abstenemos de acti-
vidades que, cuando se hacen en exceso, dañan nuestra Tierra.

¿De qué forma la observancia del sábado ha sido una manera de limitar tu
avaricia y tu deseo de poseer más? ¿Cuán a menudo la atracción del dinero te
tentó a violar el sábado?

58
Jueves 23 de febrero // Lección 8

EL DOMINIO DE LA HUMANIDAD
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos,
en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la
tierra [...]. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad
la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los
cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Gén. 1:26-28).

En estos versículos, tenemos las primeras referencias de la Biblia acerca de


cómo debía relacionarse la humanidad con el mundo creado. Léelos con ora-
ción y diligencia, pensando en la preservación de la creación y en las preocupa-
ciones medioambientales. Luego, responde las siguientes preguntas:

1. ¿Cuán completo era el control que debía tener la humanidad sobre


la Tierra?

2. ¿Qué significa sojuzgar la Tierra y dominar sobre todo lo que hay en


ella? ¿Hay algo en los textos que le da al hombre la licencia de abusar de
la creación y contaminarla?

3. Génesis 1:28 dice literalmente que debían “llenar la tierra”. ¿Cómo


podría entenderse esto en cuanto a cómo debía ser tratada?

No hay dudas: la humanidad había de gobernar la Tierra bajo el poder y la


dirección de Dios. Esta declaración fue dada en el mundo anterior a la caída,
un mundo sin pecado, muerte ni sufrimiento. Esto debería enseñarnos que el
dominar la Tierra no significa una explotación violenta y un saqueo del mundo,
pues eso no habría ocurrido en el mundo antes del pecado, ya que sojuzgar y
dominar la Tierra no incluía el destruirla.
Por supuesto, mucho ha cambiado desde entonces: la caída, el Diluvio, la
maldición (Gén. 3:17-19) y la degeneración general causada por el pecado. No
obstante, estos textos no justifican el saqueo y la ruina del planeta mismo. Lo
que vemos en esos textos es la responsabilidad de la humanidad, como gober-
nantes del mundo, de cuidarlo porque Dios lo ha creado y era todo “bueno en
gran manera”.
59
Lección 8 // Viernes 24 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Al principio, Dios se revelaba en todas


las obras de la creación. Fue Cristo quien extendió los cielos y echó los ci-
mientos de la Tierra. Fue su mano la que colgó los mundos en el espacio, y
modeló las flores del campo. Él ‘asienta las montañas con su fortaleza’, ‘suyo
es el mar, pues que él lo hizo’ (Sal. 65:6; 95:5). Fue él quien llenó la tierra de
hermosura y del aire con cantos. Y sobre todas las cosas de la tierra, del aire y
el cielo, escribió el mensaje del amor del Padre.
“Aunque el pecado ha estropeado la obra perfecta de Dios, esa escritura
permanece. Aun ahora todas las cosas creadas declaran la gloria de su exce-
lencia. Fuera del egoísta corazón humano, no hay nada que viva para sí. No
hay ningún pájaro que surca el aire, ningún animal que se mueve en el suelo
que no sirvan a alguna otra vida. No hay siquiera una hoja del bosque, ni una
humilde brizna de hierba que no tengan su utilidad. Cada árbol, arbusto y hoja
emite ese elemento de vida, sin el cual no podrían mantenerse ni el hombre ni
los animales; y el hombre y el animal, a su vez, sirven a la vida del árbol, y del
arbusto y de la hoja. Las flores exhalan fragancia y ostentan su belleza para
beneficio del mundo. El sol derrama su luz para alegrar mil mundos. El océano,
origen de todos nuestros manantiales y fuentes, recibe las corrientes de toda
la tierra, pero recibe para dar. Las neblinas que ascienden de su seno riegan la
tierra, para que produzca y florezca” (DTG 11, 12).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. Como clase, repasen las respuestas que dieron a las preguntas finales de
la sección del martes.
2. ¿Cómo responderías a una persona que dijera: “Jesús viene pronto, de
modo que ¿por qué me preocuparía por el medioambiente?”
3. ¿Cómo podemos obtener un equilibrio correcto entre estar preocupados
acerca del ambiente y, al mismo tiempo, no quedar enredados en algunos de los
movimientos extremistas involucrados en los problemas ambientales?
4. Si tienes los recursos, investiga cuán beneficiosa es una dieta vegetariana
para el ambiente, en contraste con una que incluye carne. Analiza con el resto
de la clase lo que encuentres.

RESUMEN: Sin duda este mundo está llegando a su fin; no durará para
siempre. Y es cierto que Jesús viene pronto. Pero nada en esas verdades nos da
el derecho, o el mandato, de contaminar la Tierra. Como cristianos, deberíamos
procurar cuidar el mundo que nuestro Dios creó para nosotros.

60
Lección 9: Para el 3 marzo de 2012

LA BIBLIA Y LA HISTORIA

Sábado 25 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 104:1-9; Apocalipsis


1:1-3; 2 Pedro 1:21; Daniel 2; Apoc. 12:7-17; Romanos 16:20; 2 Corintios 5:17-19.

PARA MEMORIZAR:
“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que
ha de venir, el Todopoderoso” (Apoc. 1:8).

PENSAMIENTO CLAVE: Nuestro Dios obra en la historia y, por medio de


ella, nos ha dado poderosas evidencias para la fe.

¿ES LA HISTORIA HUMANA una serie de eventos sin significado o hay una meta
específica de acuerdo con un plan? La Biblia indica que esto último es lo cierto.
Los escritores bíblicos insisten en que Dios dirige la historia y se revela en ella.
Pero, no toda historia revela la voluntad de Dios: los humanos están libres
para hacer elecciones que influyen sobre ella. El punto es que, aunque Dios
obra por medio de la historia, él no es la causa de todo lo que sucede. Entonces,
a pesar de las maquinaciones de los seres humanos, Dios está allí, actuando, y
llevará la historia humana a un final grandioso y glorioso.
Los cristianos creen que los escritores bíblicos actuaron dentro del marco
que Dios les reveló, y que él los inspiró para registrar los eventos más signifi-
cativos en la historia humana. Dios ha provisto las interpretaciones de estos
eventos para que comprendamos lo que significan.
Esta semana, exploraremos cómo Dios ha actuado en la historia y por
medio de ella.

61
Lección 9 // Domingo 26 de febrero

EL PASADO Y EL FUTURO
La historia humana se enseña, en general, como la historia de las civiliza-
ciones. Los hechos importantes suelen ser los que afectaron el desarrollo de
esas civilizaciones. Algunos alegan que los asuntos humanos son, como el resto
de la naturaleza, esencialmente cíclicos, repitiendo sin fin el nacimiento, el cre-
cimiento, la madurez, la decadencia y la muerte, sin un comienzo o un final
importantes.
La esfera del reloj puede ser engañosa; mientras las manecillas giran y giran,
pueden dar la ilusión de que el tiempo avanza en ciclos. Pero esta no es la rea-
lidad. La vida humana corre sobre una línea, no por un círculo renovable. El
tiempo, de acuerdo con la Biblia, es una calle de una sola mano.

¿Qué afirman los escritores bíblicos acerca del comienzo y el fin de la


historia humana? Gén. 1:1; Job 38:1-7; Sal. 104:1-9; Apoc. 1:1-3, 19; 21:1-6.

La historia humana no es una serie sin fin de ciclos repetidos. Tuvo un


origen específico y tendrá un futuro glorioso. La historia humana tiene un punto
final, una meta. En general, no puedes estar seguro de cuál es la lección de una
historia hasta que llegas al fin de ella. Siempre puede haber sorpresas al final
y, en las mejores historias, las hay. ¿Cómo podemos nosotros, que estamos en
esta historia cósmica, conocer esa meta? Nosotros lo sabemos porque Dios, por
medio de sus profetas, nos la reveló.
Estamos hablando de la revelación. Dios conoce el futuro y todas las elec-
ciones posibles que los humanos pueden hacer libremente; y él nos ha dicho
cómo resultará al final, cualesquiera que sean las elecciones que hagamos.

¿Cómo se explica esta revelación en el Nuevo Testamento? 2 Ped. 1:21.

Si confiamos en la Palabra de Dios y lo que dice acerca de sí misma, po-


demos saber que Dios conoce el fin y que nos lo ha revelado. Él es el Dios del
pasado y del presente, pero también es el Señor del futuro. Por eso, podemos
confiar en que el futuro sucederá como él dijo que sería.

¿Cuán fácil es predecir el futuro? ¿Cuán a menudo te equivocaste? Las buenas


noticias son que Dios sabe todo lo que ocurrirá. ¿Cómo puedes encontrar con-
suelo al ver que un Dios de amor sabe todo lo que se te cruzará en el camino?
62
Lunes 27 de febrero // Lección 9

LOS PROFETAS COMO HISTORIADORES


Por toda la Biblia, los profetas usan la frase: “La palabra de Jehová” (o un
equivalente, como “Así dice Jehová”, “Dios dice”, etc.). Lo que ellos están di-
ciendo es: Yo no estoy hablando estas verdades: es Dios el que habla por mi
intermedio. Así que, es mejor que escuchen.

¿Cómo se revela esta idea en los siguientes versículos? Jer. 1:14-19.

Al lector se le permite ver el doloroso proceso histórico por el cual la ciudad


capital, Jerusalén, iba a ser entregada a los babilonios, en cumplimiento de las
predicciones de Dios sobre la suerte de Israel.
Los reyes humanos, por supuesto, raramente creyeron que la historia actuara
de esta manera. Ellos imaginaban que sus decisiones de gobierno dirigían la vida
pública. Pero Jeremías (y otros profetas) afirman otra cosa. Los gobernantes de
Israel descubrieron que el proceso histórico estaba llevando a la Nación hacia
la devastación y el exilio. El libro de Jeremías es un recordativo asombroso del
poder de la Palabra de Dios, que se cumplirá en eventos históricos.

¿Cómo testifican en forma similar Isaías y Nahum sobre este punto?


Isa. 14:24-27; Nah. 1:5-10.

Este poder infinito de Dios que se ve en la historia humana también se


exhibe en la naturaleza. El Salmo 104, por ejemplo, describe los procesos de
la naturaleza no como un mecanismo independiente que funciona en forma
autónoma, sino más bien como procesos en los cuales Dios está actuando en
todo momento. La Biblia no describe a Dios como que creó el mundo y luego
lo dejó solo, en completa sujeción a las leyes naturales. Las leyes naturales
forman parte, en realidad, del modo en que Dios sostiene al mundo; y todas
estas leyes existen solo porque él las creó y las mantiene.

Muchos científicos declaran que el mundo comenzó por accidente y que termi-
nará de esa manera. Por ello, no tiene mucho significado todo lo que transcurre
entre esos extremos (¿cómo podría haberlo?). ¿Por qué, en tu interior, sabes
que este concepto no puede ser correcto?
63
Lección 9 // Martes 28 de febrero

DANIEL 2 Y LA PROVIDENCIA DIVINA EN LA HISTORIA


Si los seres humanos no tuvieran libre elección, sería muy fácil para Dios
saber el futuro, dado que todas las acciones humanas estarían predetermi-
nadas. En el siglo XVIII, un francés ateo especuló que, siendo que todo en el uni-
verso, incluyendo las acciones humanas, estaba predeterminado por las leyes
naturales, si alguien pudiera conocer todas esas leyes y todas las posiciones
de todas las partículas del universo en un momento dado, esa persona podría
saber todo lo que ocurriría.
Pero los humanos tenemos libertad de elección. Dios nos hizo así. Como
tenemos la capacidad de amar, necesitábamos la libertad de elegir, porque el
amor forzado no es amor. Pero el poder de Dios es tan grande que, aun con la
libertad humana de elegir, él sabe perfectamente el futuro, más allá de las elec-
ciones libres que hagamos.

Repasa la profecía de Daniel 2. ¿De qué manera este capítulo es una


evidencia poderosa, una “prueba”, de que Dios conoce el futuro, incluso
el futuro muy lejano?

Este capítulo fue escrito más de 2.500 años atrás. La historia se ha desa-
rrollado exactamente como Dios predijo. En un sentido, esta profecía es más
importante para nosotros hoy que para quienes vivieron hace miles de años,
porque hoy, mirando hacia atrás, podemos ver que esos imperios llegaron y
pasaron, como se había predicho. Si hubieras leído esta profecía en el tiempo
de Medo-Persia, no habrías visto el surgimiento y la caída de los imperios que
lo siguieron. De este modo, la profecía tiene para nosotros un mayor significado
que los antiguos no podían apreciar.
Y lo sorprendente es que, a pesar de los millones de personas con libre
albedrío que vivieron durante las épocas descritas en Daniel 2, Dios sabía
exactamente, y con mucha anticipación, qué sucedería, qué reinos surgirían
y cuáles caerían.

El profeta Daniel estaba en lo cierto acerca del surgimiento y la caída de todos


esos reinos: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma, incluyendo su división en
pequeños poderes, que todavía existe hoy. El único reino que falta es el eterno
Reino de Dios (Dan. 2:44). Si, hasta ahora, él estuvo en lo correcto sobre todos
aquellos, ¡cuán necio sería no confiar en él sobre este último!
64
Miércoles 29 de febrero // Lección 9

EL GRAN CONFLICTO Y LA HISTORIA


No importa cuán caótico y fuera de control pareciera estar, la historia hu-
mana no se desarrolla en un vacío. Hay un drama, una lucha entre dos princi-
pios radicalmente diferentes: la gran controversia. Solo con ese trasfondo po-
demos comenzar a comprender la historia humana y lo que ella significa.

¿Cómo nos ayudan los siguientes textos a comprender la historia del mun-
do? Apoc. 12:7-17; Job 2:1, 2; Isa. 14:12-14; Gén. 3:15; Efe. 6:12; Rom. 16:20.

Satanás y la batalla son reales, y en la cruz él fue derrotado; y su destruc-


ción, asegurada.
“El cielo contempló con pesar y asombro a Cristo colgado de la cruz [...]. Sin
embargo, allí estaban los hombres, formados a la imagen de Dios, uniéndose
para destruir la vida de su Hijo unigénito. ¡Qué espectáculo para el universo
celestial! [...]
“Los agentes satánicos se confederaron con los hombres impíos para in-
ducir al pueblo a creer que Cristo era el príncipe de los pecadores, y para hacer
de él un objeto de abominación. [...]
“Satanás vio que su disfraz le había sido arrancado. [...] Se había revelado
como homicida. Al derramar la sangre del Hijo de Dios, había perdido la sim-
patía de los seres celestiales. [...] Estaba roto el último vínculo de simpatía entre
Satanás y el mundo celestial” (DTG 708, 709).
¿Por qué Satanás no fue destruido en ese momento?
“Los ángeles no comprendieron ni aun entonces todo lo que entrañaba la
gran controversia. Los principios que estaban en juego habían de ser revelados
en mayor plenitud. [...] Tanto el hombre como los ángeles debían ver el con-
traste entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas. El hombre debía
elegir a quién quería servir” (DTG 709).
Lo que enseñan la Biblia y Elena de White es que los eventos aquí sobre la
Tierra están vinculados con la gran controversia entre Cristo y Satanás. Esto
forma el telón de fondo para todo lo que sucede aquí, sea en nuestras vidas
o en el curso de la historia humana. Y las buenas nuevas son que, después de
la Cruz, la derrota de Satanás está garantizada y esta controversia terminará; y
con ella también terminarán el dolor, el sufrimiento, la violencia y el temor que
llenan la historia humana.

65
Lección 9 // Jueves 1º de marzo

LA CRUZ EN LA HISTORIA
¿Has notado que la historia del mundo se divide con un evento? Ese evento
no fue el surgimiento o la caída de algún gran imperio, ni el descubrimiento
de un nuevo continente. En cambio, la historia del mundo se dividió por el
nacimiento de un solo rabí que vivió en una parte oscura del Imperio Romano.
Muchos judíos nacieron para ese entonces, pero este único nacimiento fue la
señal que dividió la historia del mundo en sus dos mayores épocas.
Por supuesto, ese nacimiento fue el de Jesús en Belén.
En el contexto de Dios y la historia, podemos apreciar mejor la importancia
de la salvación. En la cruz –con el obvio fracaso de los seres humanos y de
la historia humana–, es donde se desenvuelve la historia del mundo. La Cruz
nos dice que, al perdonarnos y hacernos sus hijos, Dios ha abierto un futuro
nuevo para nosotros, en el que ya no necesitaremos arrastrar la enorme culpa
de nuestro pasado y presente. Esta culpa ha sido quitada por aquel que “llevó
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores” (Isa. 53:4).
La doctrina de la salvación puede expresarse en esta sola oración: Dios
cancela nuestra historia sin esperanza y, en su lugar, nos da su historia. Por
medio de él, la historia de la esclavitud al pecado se termina, y las manchas del
pasado no nos acusarán ni se burlarán de nosotros. Nuestra historia personal
condenatoria es reemplazada por la historia perfecta de Jesús. Así, él nos libera
de nuestro pasado y nos da la promesa de un futuro maravilloso. En la Cruz,
Dios garantiza que, sea cual fuere nuestra historia o lo que suceda en la historia
del mundo, tendremos un futuro nuevo y glorioso.

Lee 2 Corintios 5:17 al 19. ¿Qué hizo Jesús por toda la humanidad? ¿De
qué manera este evento cambió la historia humana?

Nuestros pecados fueron puestos sobre los hombros de un Dios que, vo-
luntariamente, murió cargando la culpabilidad humana y, en su lugar, nos dio
la salvación. Y, como clímax, nos dará una historia eterna con el Autor de la
historia. El destino de cada persona está involucrado aquí. La segunda venida
de Cristo será decisiva. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento
prometen un “cielo nuevo y una tierra nueva”.

Si has aceptado a Cristo, ¿cómo debería ser de diferente tu futuro, ya que tu


historia pasada no se usará para condenarte?

66
Viernes 2 de marzo // Lección 9

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “La Biblia es [...] la fuente de la verdad


eterna y una mano divina ha preservado su pureza a través de los siglos. [...]
Solo en ella hallamos un relato auténtico del origen de las naciones. Solo en
ella se da una historia de nuestra raza, libre de prejuicios u orgullo humanos.
“En los anales de la historia humana, el crecimiento de las naciones, y el
levantamiento y la caída de los imperios parecen depender de la voluntad y las
proezas del hombre. Los sucesos parecen ser determinados, en gran parte, por
su poder, su ambición o su capricho. Pero en la Palabra de Dios se descorre
el velo, y detrás, encima y entremedio de la trama y la urdimbre de los inte-
reses, las pasiones y el poder de los hombres, contemplamos los agentes del
Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente los consejos de la
voluntad de Dios.
“La Biblia revela la verdadera filosofía de la historia” (Ed 173).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. Los filósofos y los teólogos han debatido el tema del preconocimiento de
Dios y la libertad humana. Muchos los consideran incompatibles. Alegan que
no tenemos libre albedrío o que Dios no conoce todo el futuro. Pero ¿por qué
ambas posiciones son equivocadas? ¿Qué evidencia tenemos en la Biblia de la
libre elección y de que Dios conoce el futuro? ¿Por qué no se contradicen estas
dos ideas?
2. Satanás ataca duramente Daniel 2, porque provee una evidencia racional
de la existencia de Dios. Después de todo, ¿qué fundamento más firme puedes
tener para la fe que algo tan sólido e inmutable como la historia del mundo? El
engañador utiliza a los eruditos para alegar que Daniel 2 fue escrito alrededor
del año 165 a.C., mucho después de que varios de los eventos predichos en él
ya habían sucedido. Pero ese argumento es destruido por la profecía misma.
¿Cómo pudo Daniel predecir la ruptura de Roma para formar las naciones de
la Europa moderna, hecho que sucedió unos quinientos o seiscientos años des-
pués del año 165 a.C.? Si esta predicción asombrosa requirió un conocimiento
previo sobrenatural, ¿por qué no podríamos confiar en lo que dice el libro,
sobre la fecha en que fue escrito, en vez de aceptar una idea refutada por la
profecía misma? Dar una fecha tardía al libro de Daniel es tratar de quitarle sus
poderes proféticos. Este intento falla completamente.

RESUMEN: Por caótica que pueda parecer la historia del mundo, Dios
está obrando en ella para cumplir sus propósitos. La historia humana terminará
con la gloriosa segunda venida de Jesús.

67
Lección 10: Para el 10 de marzo de 2012

LA PROMESA DE LA ORACIÓN

Sábado 3 de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Colosenses 4:2; Romanos


12:12; Mateo 26:34-44; Hebreos 11:6; Santiago 4:2; Juan 14:15; 1 Tesaloni-
censes 4:3.

PARA MEMORIZAR:
“Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz” (Sal. 55:17).

PENSAMIENTO CLAVE: En muchos lugares de la Biblia, Dios nos llama a


orar, porque la oración es esencial en nuestro caminar con él.

ELENA DE WHITE nos dice lo siguiente sobre la oración: “Nuestro Padre celestial
está esperando para derramar sobre nosotros la plenitud de sus bendiciones.
Es nuestro privilegio beber abundantemente en la Fuente de amor infinito. ¡Qué
extraño que oremos tan poco! Dios está pronto y dispuesto a oír la oración
sincera del más humilde de sus hijos [...]. ¿Qué pueden pensar los ángeles del
cielo de los pobres y desvalidos seres humanos, que están sujetos a la tentación,
cuando el gran Dios lleno de infinito amor se compadece de ellos y está presto
para darles más de lo que pueden pedir o pensar y que, sin embargo, oran tan
poco y tienen tan poca fe? Los ángeles se deleitan en postrarse delante de Dios,
se deleitan en estar cerca de él. Es su mayor delicia estar en comunión con
Dios; y con todo, los hijos de los hombres, que tanto necesitan la ayuda que
solamente Dios puede dar, parecen satisfechos andando sin la luz del Espíritu
ni la compañía de su presencia” (CC 93, 94).
Esto resume todo, ¿verdad?

68
Domingo 4 de marzo // Lección 10

EL PODER DE LA ORACIÓN
Un día, un joven recibió una carta de un ex compañero de trabajo, que se
había jubilado varios años antes. Los dos operarios no se habían relacionado
bien: el mayor había tratado mal al otro. De todos modos, el que todavía traba-
jaba abrió la carta y comenzó a leerla. En ella decía: “Tú sabes, yo no entiendo
cómo opera la oración. Sin embargo, yo sé que debemos orar, y durante las
últimas semanas, al orar, llegué a convencerme de cuán mal te traté todo ese
tiempo. Estuve equivocado, en nada fui semejante a Cristo, y fui un muy mal tes-
timonio de mi fe. Yo sé que debería haber hecho esto hace mucho tiempo pero,
sinceramente, te pido disculpas. Tengo que reclamar el perdón de Cristo por lo
que hice, aunque no soy digno, y por eso te pido también tu perdón”.
De muchas, esta historia ejemplifica el poder de la oración. No es tanto con-
seguir que Dios mueva montañas, aunque eso puede ocurrir. Se trata de que él
puede hacer algo aun más milagroso: cambiar el corazón humano.
Como esa persona escribió, la oración no siempre es fácil de entender. ¿Por
qué pedirle a Dios algo, si él ya sabe todo? Dios ¿dejará de hacer algo a menos que
se lo pidamos primero? ¿Pueden nuestras oraciones cambiar lo que Dios hará?
Aunque no entendamos cómo opera la oración, una cosa es segura: sin ella,
nuestro caminar con Dios está destinado al fracaso.

Lee los siguientes textos. ¿Cuál es el punto que todos tienen en común?
Mat. 26:41; Luc. 18:1; 1 Tim. 2:8; 1 Tes. 5:17; 1 Ped. 4:7; Col. 4:2; Rom. 12:12.

Como cristianos, se nos dice que debemos orar y orar a menudo. Que no
podamos comprender cómo actúa la oración es otra cosa. La mayoría de no-
sotros no entendemos cómo actúan las cosas, sean sagradas o seculares. Si
esperáramos hasta que pudiéramos comprender plenamente todas las cosas
con respecto a nuestra fe, entonces no sería realmente fe. La misma palabra
fe implica que hay elementos que están más allá de nuestra comprensión. No
obstante, una cosa de la que cualquiera que ora consistente y fervientemente –y
de acuerdo con la voluntad de Dios– puede testificar es que la oración puede
cambiar nuestras vidas, y lo hace.

¿Cómo comprendes la oración? ¿Cómo ha impactado tu vida? ¿Dónde estarías


en tu caminar cristiano sin la oración?

69
Lección 10 // Lunes 5 de marzo

JESÚS, EL MESÍAS QUE ORABA


¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de Jesús y de la ora-
ción? ¿Cuál es el contexto de estos versículos?
Luc. 3:21, 22

Luc. 9:28, 29

Luc. 6:12, 13

Heb. 5:7

Mat. 14:23

Luc. 22:31, 32

Mat. 26:34-44

Jesús, el Hijo de Dios, el que no cometió pecado, no tuvo faltas; el que vivió en
perfecta armonía con la voluntad del Padre, tenía una poderosa vida de oración.
(Los versículos recién citados no incluyen la oración de Jesús en Juan 17.) Si Jesús
necesitaba orar a fin de tratar con las situaciones que afrontaba, ¿cuánto más lo
necesitamos nosotros? El ejemplo de oración de Cristo nos dice cuán central es
la oración en nuestra jornada con Dios. Es difícil imaginar que alguien tenga una
relación con Dios sin que esa persona ore. Si la comunicación es vital para man-
tener una relación con otras personas, ¿cuánto más si esa relación es con Dios?
Jesús nos da un ejemplo. A nosotros corresponde elegir seguirlo.

¿Cuán sistemática es tu vida de oración? ¿Cuán fácilmente te distraes y no oras?


¿Oras en forma permanente o solamente cuando estás en dificultades? ¿Cómo
puedes aprender a hacer que la oración sea más central en tu andar con Dios?

70
Martes 6 de marzo // Lección 10

LA ORACIÓN DE FE
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el
que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le
buscan” (Heb. 11:6). ¿Qué principios importantes nos enseña este texto con
respecto a lo que se requiere para orar, y qué significa eso para nosotros?

En un sentido, la oración es una manera de ir a Dios, de abrirse a él. No


oramos para que Dios sepa lo que necesitamos; después de todo, Jesús mismo
dijo que “vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros
le pidáis” (Mat. 5:8). Oramos porque la oración es una manera de ejercitar y
de fortalecer nuestra fe en Dios, y hacerla más real y práctica. ¿Quién no ha
experimentado cuando una oración ferviente y sin vacilaciones, ofrecida con
un sentido de dependencia y necesidad, ha aumentado su fe, y profundizado su
relación con Dios?
La oración es una manera de ayudarnos a vaciarnos del yo y morir cada
día. Es una manera de conectarnos con Dios en un nivel muy personal. Es una
manera de recordarnos que no somos propios, que hemos sido comprados por
precio y que, si dependiéramos solo de nosotros, caeríamos en este mundo, que
podría pisotearte en el barro y acabar contigo.

Muy a menudo escuchamos la frase: “Buscar a Dios en oración”. ¿Qué


significa ella para ti? Ver Dan. 9:3, 4; Zac. 8:21.

En gran medida, cada oración es un acto de fe. ¿Quién puede ver sus ora-
ciones extendiéndose al cielo? ¿Quién puede ver que Dios las recibe? A me-
nudo oramos sin ver resultados inmediatos; no obstante, continuamos teniendo
fe en que Dios nos oye y responderá de la mejor manera posible. La oración es
un acto de fe en el que vamos más allá de lo que vemos, sentimos o siquiera
entendemos plenamente.

¿Cuánto de tu vida de oración es un hábito estático, diferente de un hábito


profundo y sentido de todo corazón? ¿Cómo puedes abandonar lo primero y
llegar a lo segundo?

71
Lección 10 // Miércoles 7 de marzo

PORQUE NO PEDÍS
Una de las preguntas que a menudo hacen los que oran es: “¿Pueden mis
oraciones realmente mover a Dios para hacer algo que, de otro modo, él no
haría?” Es una pregunta lógica. Para responderla, todo lo que podemos hacer
es ir a la Palabra de Dios y ver qué dice.

Lee Santiago 4:2; Lucas 11:9 y 10; y Santiago 5:16 al 18. ¿Qué dicen
estos textos acerca de nuestras oraciones y las acciones de Dios?

Por mucho que nos cambie la oración, e impacte nuestra relación con Dios
y con los demás, la Biblia es muy clara al decir que nuestras oraciones están re-
lacionadas con lo que Dios hace. Pedimos y él responde, de una manera u otra.

Lee Génesis 18:22 al 33. ¿Cómo vemos que este principio actúa aquí?

Otra vez, cualesquiera que sean las dificultades filosóficas asociadas con
nuestra comprensión de esta verdad, Dios responde a las oraciones humanas.
Él dijo que lo hace, y tenemos que aceptar su palabra.

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y


oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos;
entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su
tierra” (2 Crón. 7:14). ¿Qué nos enseña este texto acerca de la oración?

Sin embargo, nota que Dios no sanará su tierra solamente porque ellos lo
pidan. Están llamados a orar, pero orar es solo un aspecto de un reavivamiento
general de su parte.
Tal vez, el ejemplo más importante de este principio es el siguiente: “Si con-
fesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Aquí vemos un vínculo sólido entre
la oración (en este caso, confesión) y la acción de Dios en nuestra vida. Confe-
samos nuestros pecados, y él los perdona: un proceso que también resulta en
la limpieza que hace de nuestra maldad. La idea clara que está implícita aquí es
que, si no oramos y no confesamos, no seremos perdonados. Sin duda, en estos
casos, Dios actúa en respuesta a nuestras oraciones.

72
Jueves 8 de marzo // Lección 10

CUMPLIR LAS CONDICIONES


Alguien está consumiendo una comida abundante, llena de grasa que baña
con una gaseosa. Termina su comida con una gran porción de helado de cho-
colate, cubierto con salsa de chocolate. Esa noche, antes de ir a dormir (con un
pequeño refrigerio antes de eso), se arrodilla para orar. Parte de su oración es:
“Señor, por favor, ayúdame a perder peso”.
¿Qué está mal en este cuadro?
Podemos esperar que Dios responda nuestras oraciones, pero hay cosas que
necesitamos hacer. Necesitamos vivir nuestras oraciones; es decir, necesitamos
hacer todo lo que esté de nuestra parte para que sean respondidas. Esto no es
humanismo, ni es mostrar falta de fe. Por el contrario, es parte de vivir por fe.
“Si toleramos la iniquidad en nuestro corazón [...] el Señor no nos oirá; pero
siempre será aceptada la oración del alma arrepentida y contrita. Cuando se
hayan corregido todos los pecados conocidos, podemos creer que Dios contes-
tará nuestras peticiones. Nuestros propios méritos nunca nos recomendarán al
favor de Dios: son los méritos de Jesús lo que nos salva, y su sangre la que nos
limpia; sin embargo, nosotros tenemos una obra que hacer para cumplir con las
condiciones de aceptación” (CC 95).
La autora no dice que tenemos que ser perfectos para que Dios responda
nuestras oraciones. Además, nuestra aceptación ante Dios no se basa en nues-
tros méritos, sino solo en los méritos de Cristo. Lo que ella dice es que necesi-
tamos una actitud de fe, humildad y entrega a la voluntad de Dios, para que él
pueda obrar en nuestras vidas.

¿Cómo nos ayudan los siguientes textos a entender lo que significa


“cumplir con las condiciones? Ver Heb. 10:38; Deut. 4:29; Luc. 9:23; Juan
14:15; 1 Tes. 4:3.

Tal vez, una condición necesaria para una vida efectiva de oración es
nuestro propio sentido de necesidad; de impotencia; de que somos pecadores
que necesitamos gracia, y que nuestra única esperanza está en el Señor. Ser
arrogantes, y estar seguros y llenos de nosotros mismos, es una receta para un
desastre espiritual.

¿Por qué cosas estás orando fervientemente? Mientras oras, pregúntate: ¿Qué
podría hacer en forma diferente, que me brindara la respuesta que quiero con
tanta desesperación?

73
Lección 10 // Viernes 9 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “La oración es el aliento del alma. Es el


secreto del poder espiritual. No puede ser sustituida por ningún otro medio de
gracia y conservar, sin embargo, la salud del alma. La oración pone al corazón
en inmediato contacto con la Fuente de la vida, y fortalece los tendones y los
músculos de la experiencia religiosa” (OE 268).
“Cuando no recibimos al instante las mismas cosas que hemos pedido, de-
bemos creer aún que el Señor oye y que contestará nuestras oraciones. Somos
tan cortos de vista y propensos a errar que, algunas veces, pedimos cosas que
no serían una bendición para nosotros, y nuestro Padre celestial responde con
amor nuestras oraciones dándonos lo que es para nuestro mayor bien: lo que
nosotros mismos desearíamos si, con visión divinamente iluminada, pudié-
ramos ver todas las cosas como realmente son. Cuando nos parezca que nues-
tras oraciones no son contestadas, debemos aferrarnos a la promesa; porque el
tiempo de recibir contestación seguramente vendrá, y recibiremos la bendición
que más necesitamos. Pero es presunción pretender que nuestras oraciones
sean contestadas siempre en la forma precisa y según la cosa particular que
deseamos. Dios es demasiado sabio para equivocarse y demasiado bueno para
negar algo bueno a los que andan en integridad. Así que no temas confiar en él,
aunque no veas la inmediata respuesta a tus oraciones” (CC 96).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. ¿Qué dices cuando alguien pregunta: “¿Por qué orar, si Dios sabe todas las
cosas por adelantado?”
2. ¿Quién no ha luchado alguna vez con el tema de las oraciones contes-
tadas y no contestadas? Por ejemplo, alguien ora para que su automóvil no se
rompa en un viaje y, cuando el auto no se daña, atribuyen las circunstancias
felices a las oraciones contestadas. Eso es bueno. Pero ¿qué dices a la persona
que también oró, en este caso para que su hijito no muriera, y sin embargo el
niño muere? ¿Cómo entendemos estas cosas? ¿Podemos entenderlas?
3. ¿Cuál es el lugar del Espíritu Santo en nuestra vida de oración?
4. Imagina que llega una persona nueva a la clase, y pregunta: “¿Pueden
enseñarme lo que significa orar? ¿Cómo debería yo orar? ¿Por qué debería orar?
¿Qué tengo que esperar cuando oro y qué no?” ¿Cómo le responderías?

RESUMEN: Sin duda, hay muchas cosas acerca de la oración que no cap-
tamos. Pero, los que oran saben de seguro esto: la oración cambiará su vida
hacia lo mejor.

74
Lección 11: Para el 17 de marzo de 2012

DIOS COMO ARTISTA

Sábado 10 de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 64:5-8; Salmo 51:10;


Hebreos 8:1-5; 1 Crónicas 23:5; Romanos 11:33-36; Hechos 9:1-22.

PARA MEMORIZAR:
“Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; que esté yo en la casa de
Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová”
(Sal. 27:4).

PENSAMIENTO CLAVE: ¿Dios como artista? ¿Qué significa eso? Y ¿qué


significa para nosotros?

HASTA AQUÍ HEMOS CONSIDERADO diversos aspectos de Dios: la Trinidad, la


santidad de Dios y a Dios como Redentor. Pero, en las Escrituras, hay un cuadro
de Dios que raramente llama nuestra atención, y es Dios como artista.
Muchas personas pretenden no tener interés en el arte. Muchos cristianos
saben poco de él o únicamente lo que les gusta, pero eso es solo conocimiento
propio. Otros reconocen que el arte existe, pero no lo consideran de valor o de
relevancia. A veces, las artes han sido denunciadas como irreligiosas y malas;
otras veces, la estética ha llegado a ser una “religión” secular con serios devotos.
Entre los escritores cristianos, rara vez se ha intentado relacionar el concepto
de “belleza” con las doctrinas cristianas centrales.
“La belleza es verdad, la verdad es belleza”, escribió el poeta John Keats.
Aunque Keats se sobrepasó en su concepto, Dios es realmente la Verdad, y la
Verdad es bella. La creación misma testifica que Dios es un artista y un amante
de lo bello.

75
Lección 11 // Domingo 11 de marzo

DIOS COMO ALFARERO


“Ahora, pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que
nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros” (Isa. 64:8).

¿Cuál es la primera vez en la Biblia donde Dios usa su habilidad de


trabajar con “barro”? Gén. 1:26, 27, 31; 2:7.

La Escritura comienza con Dios creando a los primeros seres humanos del
“polvo de la tierra”. En realidad, la palabra hebrea para “hombre”, adam, está
muy ligada a la palabra hebrea para “suelo”, o “tierra”, que es adamáh, un vín-
culo lingüístico que refuerza la habilidad de Dios como “alfarero”, ya que nos
formó de la arcilla del suelo. Es difícil de imaginar cómo un ser humano, con su
sangre, huesos, piel, nervios y todas las maravillosas partes de nuestro cuerpo,
puede haber sido formado del suelo. Nuestra existencia es un milagro que está
mucho más allá de nuestra comprensión.
En un sentido, la imagen de Dios como “alfarero”, al usar el barro para for-
marnos, difícilmente hace justicia a su creatividad y arte. Después de todo, ¿qué
alfarero puede tomar barro y hacer con ello una cosa viva y que respira?

Lee Jeremías 18:3 al 10, Isaías 64:5 al 8 y Salmo 51:10. ¿De qué modo
las imágenes de Dios como alfarero se usan en estos textos?

Estos versículos revelan la idea de cuán impotentes somos ante el poder de


Dios. En un sentido, somos como la arcilla en manos del alfarero; la arcilla no
está a cargo del trabajo.
Dios obra para recrear en nosotros su imagen y, aunque cuidará mucho
su creación física, ¿cuánto más cuidará la belleza de lo que él puede hacer en
nosotros? Para ello, debemos rendirnos, morir al yo y cooperar con Dios, quien
procura restaurarnos, tanto como sea posible, a la belleza espiritual y moral
originales que una vez tuvimos. Claro, las apariencias externas pueden ser her-
mosas, pero la belleza interior es la que realmente importa.

El escritor ruso Fiódor Dostoievski creó un personaje ficticio que tenía “un alma
bella”. ¿Cuál es tu idea de un “alma bella”, y qué cosas que haces o no haces
corresponden a ese ideal?
76
Lunes 12 de marzo // Lección 11

DIOS COMO ARQUITECTO


Después de que Dios liberó dramáticamente a Israel de Egipto, en el
monte Sinaí lo unió consigo en un pacto sagrado. Entre las instrucciones
que le dio, ¿cómo estaba incluida la belleza? Éxo. 25:1-9.

La primera mitad del libro de Éxodo detalla la liberación milagrosa de Israel


de Egipto. La segunda mitad trata temas que incluyen la belleza. En las instruc-
ciones divinas de Éxodo 25:1 al 31:11, relativas al Santuario, se da el “modelo”
para la tienda portátil, sus muebles y las vestiduras sacerdotales. Desde Éxodo
35:1 hasta el fin del libro, se encuentran instrucciones detalladas y el registro de
su realización exacta, que incluye toda la labor artística.
Estos detalles son una lectura algo tediosa para muchos cristianos mo-
dernos. Pero, agradó a Dios dar estas instrucciones a esclavos recién liberados
e incluirlas en las Escrituras.
En los primeros cinco libros de la Biblia, hay casi cincuenta capítulos que
registran que Dios proveyó no solo el modelo arquitectónico sino también
muchos detalles de su realización total. En el monte Sinaí, además del Decá-
logo, Dios dio instrucciones para la obediencia dentro del Pacto, y directivas
de cómo fabricar una estructura espléndida que involucraba casi cada tipo de
habilidad artística.
Dios fue el arquitecto, e inspiró a los aristas para realizar los detalles de la
decoración. Nada quedó librado al diseño humano.

El Santuario terrenal fue una copia. ¿Cuál fue el original, y qué nos
dice esto acerca del amor de Dios por la belleza? Éxo. 25:9; Heb. 8:1-5.

Si el Santuario terrenal era solo una “sombra” del celestial, resulta difícil
imaginar la belleza que debe existir en el Santuario real que Dios mismo hizo.

¿Por qué crees que era importante que el Santuario fuera tan hermoso? ¿Habrá
sido para darle al pueblo un sentido de respeto ante el poder y la grandeza
de Dios? ¿O para ayudarlo a sentir su propia necesidad ante tal grandeza? El
comprender la gloria del Santuario ¿cómo me ayuda a captar mejor el carácter
de Dios en contraste con nuestra propia pecaminosidad?

77
Lección 11 // Martes 13 de marzo

DIOS COMO MÚSICO


“Además, cuatro mil porteros, y cuatro mil para alabar a Jehová, dijo Da-
vid, con los instrumentos que he hecho para tributar alabanzas” (1 Crón. 23:5).

Trata de visualizar esa escena: ¡cuatro mil personas tocando instrumentos mu-
sicales en alabanza a Dios! Debió haber sido un culto de adoración sorprendente.
La expresión artística de Dios va más allá de las artes visuales. En las Escri-
turas, encontramos que la liturgia de Israel también fue inspirada por Dios. Dios
es un amante de la música hermosa.

¿Cómo describe el rey David su composición de salmos que Israel usa-


ba en la adoración? 2 Sam. 23:1, 2.

David tenía muy claro que era inspirado por Dios para escribir los himnos
que componía. Esto no significa que Dios escribió las palabras y la música, pero
nos habla de que Dios se interesaba en la clase de música que se tocaba.

Lee 2 Crónicas 29:25. ¿Qué nos dice del lugar de Dios en la música que
se ejecutaba en sus cultos de adoración?

En todo el Antiguo Testamento, cuando se habla de la adoración en el


Templo, la música está presente y es impresionante. Imagina, por ejemplo, la
atmósfera de adoración con el sonido de ¡cuatro mil instrumentos! Sin duda,
esa música no sería aburrida ni pesada.
Se podrían esperar dimensiones estéticas dentro de la adoración sagrada, ya
que en la historia de todas las naciones hubo una adoración tal a sus dioses.
Pero solo Israel insistía en que Dios mismo había diseñado cada aspecto de su
adoración, incluyendo la arquitectura, los muebles, las vestimentas sacerdotales
y hasta la liturgia. No hay dudas de que el diseño artístico es aprobado en la Pa-
labra de Dios. Cualquiera que rechaza la dimensión estética, o que niega que ser
un artista es algo relevante para un cristiano, lo hace en contra de las Escrituras.

Aunque no tenemos la música que acompañaba la adoración israelita, debió


haber sido hermosa y elevado sus almas hacia Dios. ¿Cómo actúa la música
hoy en nuestras iglesias? ¿Cómo podemos estar seguros de que hace lo mismo:
elevar nuestras almas a Dios, y no en otra dirección?

78
Miércoles 14 de marzo // Lección 11

DIOS COMO AUTOR


Los eruditos bíblicos quedan impresionados por la calidad literaria de la
Biblia. En algunas universidades seculares, se dan cursos de la Biblia como
literatura. La estudian, no como la Palabra de Dios, sino por su belleza literaria.
Como cristianos, podemos no solo gozar de la belleza literaria de la Biblia,
sino conocer también las verdades acerca de Dios, que son revelados en ella. La
construcción artística de los relatos y la poesía, influenciada por el Espíritu de
Dios (aunque escritos por los profetas), nos ayudan a comprender esas verdades.
El apóstol Pablo, por ejemplo, en su discurso teológico complejo, incluye va-
liosos elementos literarios. En los primeros once capítulos de Romanos, Pablo
da un informe amplio del evangelio. Repasa estos capítulos, y notarás los di-
versos temas que Pablo entrelaza.

Lee Romanos 11:33 al 36. ¿Qué está sucediendo aquí?

Como un caminante que llegó a la cumbre de una montaña, el apóstol –que


ha planteado el vasto panorama de la historia de la salvación– ahora estalla en
una alabanza y adora.
Pablo exhibe este ritmo literario en sus epístolas: un razonamiento teológico
con alabanzas a Dios, antes de concluir con consejos prácticos.
El Apocalipsis también contiene figuras literarias, a través de las cuales Dios
presenta la historia de la salvación. Se le muestra al lector un tapiz complejo de
palabras, frases y temas tomados del Antiguo Testamento, pero ahora entrete-
jidos en una tela completamente nueva. Apocalipsis tiene un estilo diferente del
que Pablo y los escritores de los evangelios usaron, ya que exhibe una estética
cuidadosamente estructurada alrededor de siete escenas del Santuario celes-
tial; y cada una permite un acceso más profundo a la corte celestial.
Dios podría haberle dado a Juan documentos históricos para su historia
de la salvación. En cambio, lo que encontramos son vistas pictóricas sorpren-
dentes que describen el gran conflicto entre Cristo y Satanás, ampliando la im-
ponente exhibición apocalíptica dada antes a Daniel y a Ezequiel.

Imagínate que lees la Biblia solamente como literatura. ¡No comprenderías su


sentido! ¿Qué lecciones podemos aprender acerca de cuán fácil es tener la
verdad ante nuestros ojos y pasarla por alto completamente?

79
Lección 11 // Jueves 15 de marzo

DIOS COMO ESCULTOR


Dios también es un escultor, pero no se limita al granito o el mármol. En
cambio, talla nuestros caracteres. Toma a un ser humano pecador y lo moldea,
lo talla y, con martillo y cincel, trabaja hasta que esa persona refleja algo de
la gloria celestial. Dios ha dado evidencias de esa habilidad. En la Biblia, en-
contramos que Dios toma a personas que podríamos pasar por alto, por no ser
atrayentes, y hace de ellas algo hermoso.

¿Quiénes son algunos personajes en la Biblia que necesitaban un poco


de escultura espiritual, por así decirlo? ¿Qué cambios necesarios se hi-
cieron en sus vidas? Por ejemplo, Jacob (Gén. 32:22-30); David (Sal. 51);
Pedro (Luc. 22:31, 32); Pablo (Hech. 9:1-22). ¿En qué otras personas pue-
des pensar, y qué cambios ocurrieron en ellos?

Otro buen ejemplo es María Magdalena. “María había sido [...] una gran pe-
cadora, pero Cristo conocía las circunstancias que habían formado su vida. [...]
Era él quien la había librado de la desesperación y la ruina. Siete veces ella
había oído la reprensión que Cristo hiciera a los demonios que dirigían su co-
razón y su mente. Había oído su intenso clamor al Padre en su favor. Sabía cuán
ofensivo es el pecado para su inmaculada pureza, y con su poder ella había
vencido. [...] Aquella que había caído, y cuya mente había sido habitación de
demonios, fue puesta en estrecho compañerismo y ministerio con el Salvador.
[...] María estuvo junto a la cruz. [...] María fue la primera en ir a la tumba des-
pués de su resurrección. Fue María la primera que proclamó al Salvador resu-
citado” (DTG 521).
La historia de la salvación está llena de creatividad divina, que restaura en
los hombres caídos la “imagen de Dios”. El evangelio no es una cirugía cosmé-
tica, sino un cambio de orientación de la vida, que es profundo en su limpieza
y poder embellecedores. Una novedad genuina es el resultado de una dinámica
interna que restaura la belleza en una vida caída, pecadora.

Tallar involucra golpear con el cincel, limar, tal vez aun quebrar algunas partes.
¿Qué áreas de tu vida necesitan ser talladas un poco más? ¿Cuánta resistencia
pones durante lo que no siempre es un proceso alegre?

80
Viernes 16 de marzo // Lección 11

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Si el poder convertidor de Dios es ex-


perimentado en el corazón de los miembros individuales, veremos el profundo
movimiento del Espíritu de Dios. Un mero perdón del pecado no es el resultado
único de la muerte de Jesús. Él hizo el sacrificio infinito no solo para que el
pecado pudiera ser eliminado, sino también para que la naturaleza humana
pudiera ser restaurada, hermoseada de nuevo, reconstruida de la ruina y dejada
en condiciones de estar en la presencia de Dios” (MS 6:11).
“Cuán ferviente y perseverantemente trabaja el artista para transferir al
lienzo una perfecta semejanza de su modelo. [...] Así también los padres debe-
rían trabajar para dar fuerza, pulir y refinar a sus hijos de acuerdo con el mo-
delo dado a ellos en Cristo Jesús. Así como el paciente artista estudia y trabaja,
y forma planes para hacer perfectos los resultados de su obra, así los padres
deberían considerar tiempo bien invertido el dedicado a preparar a sus hijos
para vidas útiles y capacitarlos para el Reino inmortal. El trabajo del artista es
pequeño y sin importancia, comparado con el del padre. El primero trabaja
con material inerte, con el cual produce formas bellas, pero el segundo trata
con un ser humano cuya vida puede ser modelada para bien o para mal, para
bendecir a la humanidad o para maldecirla, para salir a las tinieblas o para vivir
por siempre en un mundo futuro sin pecado” (CN 449).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. ¿Has desarrollado alguna habilidad artística? Mientras creabas algo, ¿re-
cordaste que ese acto de crear es una manera en la que estás reflejando la
“imagen de Dios”?
2. Mira la naturaleza a tu alrededor; aunque el pecado la ha contaminado
por mucho tiempo, ¿de qué forma testifica del poder creativo de Dios, de su
maestría artística y de su amor por la belleza? ¿Qué cosas en la naturaleza en-
cuentras verdaderamente hermosas?
3. Los cristianos siempre han tenido cierta ambivalencia acerca de las artes.
¿Por qué? ¿Cuáles son algunas de las trampas en el arte? Al mismo tiempo,
¿cómo podemos usar nuestros propios dones artísticos de modo que glorifi-
quen a Dios y hagan avanzar su Reino?

RESUMEN: Las habilidades de Dios como artista han sido menospre-


ciadas. Su mundo creado a menudo es apreciado, pero la expresión de sus
grandes habilidades artísticas se extiende más todavía. Dios quiere que los cris-
tianos sean una fuente de “belleza” en un planeta oscuro y moribundo.

81
Lección 12: Para el 24 de marzo de 2012

HISTORIAS DE AMOR

Sábado 17 de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 2:21-25; Éxodo


20:5; Isaías 43:4; 62:5; Cantares; Juan 2:1-11.

PARA MEMORIZAR:
“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te
he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jer. 31:3).

PENSAMIENTO CLAVE: ¿Cómo debemos entender el lado romántico


de Dios?

EL AMOR ES, TAL VEZ, el atributo que más recordamos de Dios, pero nunca
podremos sobreestimarlo. Mas hay un aspecto de su amor que no siempre con-
sideramos: Dios como un romántico.
Para tener una perspectiva adecuada de la naturaleza romántica de Dios,
necesitamos recordar el período de tiempo que muestra la Biblia. Cubre miles
de años de la historia humana y, como todos los libros de historia, la Biblia con-
tiene registros de reyes, guerras e intrigas políticas.
Ningún libro de historia registra todo lo que sucede. Lo mismo es cierto
de las Escrituras. Uno no encuentra registros históricos exhaustivos en el pe-
ríodo de tiempo que cubre la Biblia. Pero, lo más interesante es que Dios incluye
tiernos romances que él inspiró a los profetas a escribir. La pregunta es: ¿Por
qué Dios incluiría esa clase de historias de amor y de romance, en un libro
con tanta historia? ¿Qué dice esto acerca de su propia naturaleza y de cuán
importante considera el romance? Esta semana consideraremos por qué estos
informes están incluidos y qué podemos aprender de ellos.

82
Domingo 18 de marzo // Lección 12

EL PRIMER ROMANCE
“Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi
carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada” (Gén. 2:23).

En los capítulos iniciales del Génesis, encontramos el primer romance en


la Biblia. Adán y Eva fueron creaciones especiales de Dios. Tanto el hombre
como la mujer reflejaban su imagen (Gén. 1:26, 27). Ellos recibieron su vida
como resultado del increíble poder creativo de Dios. La complejidad de nues-
tros cuerpos físicos sigue siendo uno de los testimonios más poderosos de la
sabiduría y el poder de nuestro Creador.

El punto más obvio de este informe es cuán íntima y estrecha fue la relación
mutua entre ellos. Al crear a la mujer del cuerpo del hombre, literalmente son
la misma carne y sangre.
Adán, entonces, prorrumpe en lo que se suele llamar el “primer poema de
amor” de la Biblia, en el que reconoce cuán estrechamente están vinculados el
uno con el otro. En hebreo, la palabra para “hombre” que se usa en el versículo
23 es ish y la palabra para “mujer” es isháh, lo que muestra otra vez cuán estre-
chamente ligados estaban entre sí.
En el versículo 24, la Biblia dice que el hombre dejará a sus padres y se unirá
a su mujer, y que serán “una sola carne”, otra poderosa indicación de la inti-
midad prescrita para ellos. (Algunos se han preguntado: ¿De qué padres habla
la Biblia aquí, pues no había ninguno en ese entonces? Pero, Moisés escribió
este informe muchos siglos después de que sucedió, y él usó esta historia para
explicar lo que significaba el matrimonio.)
Finalmente, su desnudez también revelaba la intensa proximidad e inti-
midad que había en esa primera pareja.
Sea lo que fuere que ocasionaba originalmente esta relación, el amor ro-
mántico por cierto era una parte importante de ella. Dios no está en contra del
romance. Por el contrario, él nos creó como seres capaces de experimentarlo.
Parece un elemento básico con el que nos creó.

El amor romántico es un don maravilloso dado por Dios a la humanidad. Si


estás en una relación romántica adecuada, ¿qué puedes hacer para proteger
esa relación?

83
Lección 12 // Lunes 19 de marzo

ROMANCES BÍBLICOS
Aunque la Biblia cubre mucha historia, se toma el tiempo para describir al-
gunos romances. Hay un vínculo fuerte y afectuoso entre Abraham y Sara. Él no
la abandona después de sus largos años de esterilidad, y es solo por la presión
de Sara que Abraham toma a Agar como esposa sustituta. Los lazos de amor
entre Abraham y Sara eran fuertes. Considera Génesis 16.
Se necesitó un largo capítulo en Génesis para registrar el viaje de un siervo
de Abraham a fin de buscar una esposa para Isaac. A su regreso con Rebeca, el
informe incluye otra historia de amor. Ver Génesis 24.
Otro romance que ocupa mucho espacio en la Biblia es el de Jacob con
Raquel. Nota el cuadro del impulsivo Jacob con la cálida respuesta de Raquel.
Fuera del Cantar de los Cantares, no hay otro ejemplo en la Escritura de un
hombre y una mujer que se besan, ciertamente no antes del casamiento. Y si re-
cordamos que Dios es el autor de la Escritura, y por su inspiración se escribió el
libro del Génesis, vemos que Dios es un romántico, porque incluye en la Biblia
esta historia de amor y este beso. Ver Génesis 29. (Si tú estuvieras escribiendo
un libro de historia que abarca miles de años, cubriendo la creación de la hu-
manidad y su caída, ¿por qué incluirías este detalle romántico?) En el período
histórico del Génesis, debe haber muchas brechas. No obstante, Dios inspiró la
inclusión de estas historias de amor.

Vuelve a las historias de estos romances. Cualquiera que sea el amor


que existió, estas historias son similares en todo el mundo. Estas personas
afrontaron muchos desafíos, y sufrieron con los errores de uno y otro. ¿Qué
cosas que hicieron mal trajeron tanto dolor y sufrimiento a esas relacio-
nes? Pero, más importante aún, ¿cómo podemos aprender de sus errores?

Lamentablemente, muchos han cometido errores similares, o aun peores. La


buena noticia es que Dios no solo perdona, sino también sana. Cualesquiera
que sean los errores románticos que hayas cometido, ¿cómo puedes aprender
a buscar el perdón y la curación que proviene de la cruz?

84
Martes 20 de marzo // Lección 12

EL AMOR DE DIOS
Desde el mismo comienzo del Génesis, vemos que el romance fue una parte
básica de la experiencia humana. Un hombre con una mujer; ese era el ideal de
Dios, el modelo de lo que había de ser el amor romántico.
También es fascinante ver cuán a menudo la Biblia usa imágenes del amor
y del matrimonio para describir la relación de amor que Dios quiere tener con
su pueblo. Nada puede ser más íntimo que la relación entre un esposo y una
esposa, excepto la relación personal de un individuo con Dios.

Lee Éxodo 20:5. ¿Qué palabra aquí revela los sentimientos de Dios
hacia su pueblo? ¿Cómo hemos de entender esa palabra en el contexto
de Dios?

Muchas veces, Dios expresa su celo por su pueblo. (Ver también Éxo. 34:14;
Deut. 4:24; Joel 2:18.) Los celos son un sentimiento que los amantes tienen
cuando creen que su amado no es fiel a ellos. Dios no es una “fuerza” imper-
sonal o insensible. Él es un Ser personal con profundo afecto por la familia
humana. Aunque nos cuesta entenderlo, Dios nos ama y, como le sucede a cual-
quier amante, le duele nuestra infidelidad.

¿De qué manera los siguientes versículos nos ayudan a comprender


los sentimientos de Dios hacia nosotros? Isa. 43:4; 62:5; Eze. 16:1-15; Jer.
31:3; Apoc. 21:9.

La Biblia enseña con claridad que Dios ama profundamente a los seres
humanos individuales. Este no es un concepto fácil de aprehender, porque el
concepto de Dios, Creador del universo, tampoco es fácil de captar. Si apenas
podemos apreciar el universo como un todo, ¿cuanto menos a Aquel que lo
creó? Pero, Dios no solo nos ha declarado su amor, sino también nos lo ha mos-
trado de muchas maneras. Por supuesto, la mayor muestra es la cruz y lo que allí
sucedió. ¿Qué más prueba necesitamos del amor de Dios por nosotros que esta?

Piensa en lo que significaría si Dios nos odiara, fuera indiferente o no nos


aceptara. Pero, la Biblia dice que Dios nos ama. ¿Qué significa esto para ti,
en lo personal, y cómo esta idea sorprendente influye sobre tu forma de vivir?

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Lección 12 // Miércoles 21 de marzo

UN LIBRO DE ROMANCE
Hay infinidad de libros que tratan el complejo tema del sufrimiento humano,
especialmente difícil para quienes creen en un Dios amante y todopoderoso
(para el ateo, el sufrimiento es apenas una parte de lo que significa vivir en un
universo sin Dios ni significado). Sin embargo, sin una comprensión de la gran
controversia entre Cristo y Satanás, la mayoría de esos libros no dicen mucho
(aun conociendo el drama cósmico, el tema del sufrimiento es suficientemente
arduo de comprender.)
El sufrimiento humano toca nuestras vidas, pero no olvidemos de que en la
vida también hay placeres. ¿Por qué los alimentos son tan sabrosos? ¿Por qué
tenemos las papilas gustativas adaptadas perfectamente para sentir los sabores
apetitosos en la comida? ¿Por qué el ojo humano es capaz de conectarnos con
tantos colores y matices, y hacernos gozar con ellos? ¿Por qué hay gozo en la
sexualidad en el matrimonio? No toda reproducción demanda placer sexual.
Algunas formas de vida se dividen en dos para reproducirse. Y hasta los seres
humanos recurren a métodos artificiales de inseminación que no involucran
placer. ¿Por qué tenemos las terminaciones nerviosas exactas necesarias para
sentir los placeres sensoriales, y aun el placer sexual?
La respuesta a todas estas preguntas es la misma: porque Dios nos hizo así.
Dios creó a los humanos para gozar también los placeres físicos.
Ningún libro de la Biblia trata este tema mejor que el Cantar de los Cantares.
Es un libro de puro placer romántico, que nos recuerda los placeres específicos
que Dios diseñó para los esposos. Las fuentes del amor romántico pueden en-
contrarse en Dios.

Repasa el Cantar de los Cantares. ¿Qué dice acerca de cómo Dios ve


los placeres sensuales en el contexto correcto?

Por supuesto, comparado con las prácticas vulgares y licenciosas de la cul-


tura actual, las ideas cristianas acerca del sexo y del matrimonio pueden pa-
recer pasadas de moda y restrictivas. Pero estos principios vienen de aquel que
creó nuestros placeres físicos y sabe cómo pueden gozarse al máximo. ¿Quién
sino Dios puede evaluar el dolor causado por el abuso de estos dones maravi-
llosos? ¿Quién no ha sido impactado de una manera u otra por su mal uso?

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Jueves 22 de marzo // Lección 12

JESÚS Y EL ROMANCE
Lee Juan 2:1 al 11. ¿Qué nos dice acerca de la actitud de Jesús hacia el
matrimonio y el amor romántico? ¿Qué significa el hecho de que él dio su
bendición en un bullicioso y largo casamiento judío usual en esa época?

Jesús acababa de regresar del desierto de la tentación, donde él mismo


bebió la copa de la aflicción. De allí fue a dar a la familia humana la copa de
bendición y a consagrar las cálidas relaciones humanas. Jesús, quien ofició en
la primera boda en el Jardín del Edén, realizó su primer milagro en una boda.
En los tiempos bíblicos, un casamiento judío era una ocasión festiva. Esta
fiesta en Caná duró varios días. Los rabíes y los estudiantes dejaban sus activi-
dades. Todos traían regalos, y la familia huésped suministraba comida, bebida
y diversión.
Que se acabara el vino era una catástrofe; y la madre de Jesús le describe la
emergencia a él. Ella ni sugiere nada ni es pasiva, solo les dice a los siervos que
hagan todo lo que él les dijera.
Jesús les dice a los siervos que llenen seis tinajas con agua. Los arqueólogos
dicen que, en ese tiempo, una tinaja podía contener entre 60 y 90 litros. Estamos
hablando, por lo menos, de cerca de 360 litros (unos 90 galones). Otros sugieren
unos 450 litros (120 galones).
Enseguida, el encargado de la fiesta felicita al novio, exclamando: “Todo
hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el
inferior: mas tú has reservado el buen vino hasta ahora” (Juan 2:10).
En un galón hay casi cuatro litros y, si cada litro rinde seis vasos, la cantidad
usada en esta recepción sería un total mínimo de 2.160 vasos. Eso significa,
entonces, 2.160 vasos del mejor vino para una pequeña fiesta en una aldea del
interior de Galilea. Jesús, en una boda, da lo mejor que ellos habían visto.
En este milagro vemos el poder creador de Dios, que, en el ministerio te-
rrenal de Jesús, se expresó primero en una boda.
El amor romántico y el matrimonio son, sin duda, dones maravillosos de
Dios. Debemos recordar que Jesús nunca se casó y, de este modo, dejó un
ejemplo que muestra que no todos tienen que casarse. Las personas solas
pueden vivir vidas llenas, productivas y gozosas, así como lo pueden hacer las
personas casadas.

87
Lección 12 // Viernes 23 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Tanto en el Antiguo Testamento como en


el Nuevo Testamento, el matrimonio es usado para representar la tierna y sagrada
unión que existe entre Cristo y su pueblo. Para la mente de Jesús, la alegría de las
festividades de una boda señalaba hacia el gozo del día cuando él llevará a casa
a su novia, a la casa del Padre, y los redimidos con el Redentor se sentarán para
compartir la cena de bodas del Cordero. Él dice: “Como un novio se regocija por
su novia, así tu Dios se regocijará por ti” (Isa. 62:5, NVI). “Nunca más te llamarán
Desamparada” (vers. 4), sino que “serás llamada ‘Mi deleite’ [...] porque el Señor
se deleitará en ti [...] Dios se regocijará por ti” (vers. 4, 5). “Se gozará sobre ti con
alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos” (Sof. 3:17).
La Escritura concluye con este mismo tema glorioso. Cuando Juan recibió la
visión de las cosas celestiales, escribió: “Y oí como la voz de una gran multitud,
como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que
decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos
y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y
su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino
fino, limpio y resplandeciente... Bienaventurados los que son llamados a la cena
de las bodas del Cordero... Estas son las palabras verdaderas de Dios” (Apoc.
19:6-9; la cursiva fue añadida).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. ¿Qué prácticas en tu sociedad y cultura pueden derivar en abusos de los
placeres físicos que Dios nos ha dado? ¿Cómo puedes ayudar a educar a otros,
especialmente a los jóvenes, acerca de los peligros de abusar de estos dones?
¿Cómo puedes mostrarles que, siguiendo los principios y las leyes que Dios nos
dio, se puede gozar mejor la vida que siguiendo las costumbres de la sociedad,
que van en contra de los principios de la Biblia?
2. En las leyes civiles que Dios dio a Israel, hay otro recordativo de la natura-
leza romántica de Dios. ¿Qué clase de luna de miel sugiere Dios para una pareja
recién casada? Deut. 24:5. ¿Cómo entenderemos hoy el tiempo del que se habla
allí? Para muchos modernos, Dios es solo un noble “ejemplo”, que se ha diluido
en un concepto útil para organizar la paz mundial. Las Escrituras insisten en
que Dios es un amante apasionado. Reflexiona sobre la diferencia que produce
esto en las distintas doctrinas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

88
Lección 13: Para el 31 de marzo de 2012

LA PROMESA DE SU RETORNO

Sábado 24 de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Pedro 3:1-10, 13; Juan 14:2,
3; Daniel 2:44; Hebreos 9:28; Hebreos 11; Apocalipsis 6:9-11; Lucas 12:42-48.

PARA MEMORIZAR:
“He aquí yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno
según sea su obra” (Apoc. 22:12).

PENSAMIENTO CLAVE: ¿Cuándo regresará Jesús? ¿Quién lo sabe? En


un sentido, no importa. Lo que importa, en cambio, es que lo haga.

A FINES DE LA DÉCADA DE 1990, muchos se preguntaban si el mundo lle-


garía al nuevo milenio. Vino el año 2000 y pasó. Algunos alegaron que 2001 era
el año del comienzo del siglo XXI. Pero, todavía estamos aquí.
De cualquier modo, los adventistas del séptimo día, a diferencia de muchas
otras tradiciones religiosas, creemos que la segunda venida de Cristo se acerca.
Aun en los noticieros seculares, cada tanto, los reporteros reflexionan sobre el
modo en que el mundo parece acercarse a una gran crisis, sea política, eco-
lógica, económica, militar, o una combinación de ellas. No se necesita ser un
erudito en el Apocalipsis para ver que el mundo parece balancearse entre una
catástrofe u otra.
Nada de esto debería sorprendernos: casi cada profecía bíblica que habla
del fin del tiempo pinta un futuro sombrío para el mundo antes de la segunda
venida de Cristo. Y ese es exactamente el mundo en el que vivimos hoy.
¿Cuándo volverá Jesús? No lo sabemos. Lo que sabemos es que él volverá,
y eso es lo importante.

89
Lección 13 // Domingo 25 de marzo

EL PRINCIPIO Y EL FIN
La condición humana es descrita correctamente en la Escritura, pero los
autores bíblicos no se desesperaron, pues sabían cuál es el resultado final. Los
últimos capítulos de Isaías y del Apocalipsis cuáles nos aseguran que el pe-
cado será destruido, y que el Reino de Dios será restaurado. Dios reveló a sus
profetas los “acontecimientos finales” que llevarán al desenlace de la historia
del mundo. Estos profetas vieron esa gravedad, pero vivieron con esperanza,
porque el remedio les había sido revelado.
Como ya vimos, si crees que el mundo comenzó por azar, también debes
creer que terminará por azar. Esto no deja mucha esperanza para los que están
entre el principio y ese final.
En contraste, la Biblia se refiere a una comprensión histórica literal de Gé-
nesis 1 y 2. Nada queda al azar en la Creación del mundo. Por eso, no sorprende
que la Palabra de Dios insista en un final literal de este mundo. Nada quedará
librado al azar aquí tampoco.

Lee 2 Pedro 3:1 al 10. ¿Cómo vincula Pedro los primeros eventos de
la historia humana con los finales? ¿Qué mensaje de esperanza podemos
tomar de este pasaje?

La creación inicial y la re-creación final están vitalmente vinculadas, y cada


una fortalece a la otra. Cuando estudiamos la doctrina de los eventos finales
(escatología), tratamos con los actos finales de Dios, que conducirán directa-
mente a la restauración del Reino.
Jesús claramente vincula el principio y el fin de las cosas consigo mismo.
Tres veces en el Apocalipsis (1:8; 21:6; 22:13), Jesús se refiere a sí mismo como
el Alfa y la Omega (la primera y la última letra del alfabeto griego). Más allá de
lo que quiera decir esto, nos muestra el poder de Jesús y su omnipresencia; nos
dice que Jesús estuvo al comienzo de todo y que estará allí al final. Podemos
confiar en él no importa dónde estemos entre esos extremos. Es una manera de
decirnos que, por caóticas que puedan parecer las cosas, él está siempre allí
para nosotros.

Algunos cristianos han abandonado la creencia en un regreso literal de Jesús y


una restauración sobrenatural del Reino de Dios en la Tierra. En su lugar, creen
que necesitamos construir el Reino. Medita en los intentos pasados de hacer
algo similar. ¿Por qué pensaríamos que algún futuro intento será mejor?

90
Lunes 26 de marzo // Lección 13

PROMESA Y EXPECTATIVA
Como los “eventos finales” se centran en el establecimiento del Reino de
Dios, siempre han sido una preocupación para los adventistas del séptimo día.
El tiempo del fin aparece en nuestro nombre: Adventistas del Séptimo Día, lo
que señala nuestra creencia en la segunda venida de Jesús.

¿Cómo expresa Pedro esta esperanza? 2 Ped. 3:13. ¿Por qué esta espe-
ranza es central para todo lo que creemos? Sin ella, ¿tenemos realmente
alguna esperanza?

Nuestras expectativas, a veces, nos chasquean porque no podemos con-


trolar los eventos futuros aunque tratemos de hacerlo. Nuestras esperanzas a
menudo no se cumplen. Los seres humanos afrontamos posibilidades y proba-
bilidades. Cada plan nuestro es tentativo. El desarrollo de la historia es compli-
cado y está sujeto a muchos factores como para permitirnos confiar en lo que
podamos decidir acerca de él. Y esta incertidumbre nos causa ansiedad.
Pero, los escritores bíblicos nos aseguran que no necesitamos desesperar;
Dios está en el control, y tenemos la promesa de su regreso y de lo que él hará
cuando vuelva.

Lee los siguientes versículos. ¿Qué esperanza y seguridad se encuen-


tran en ellos? ¿Qué énfasis diferente se encuentra en cada una de estas
promesas?
Juan 14:2, 3

Dan. 2:44

Hech. 3:20, 21

En estos textos, y en otros, se nos promete no solo el retorno de Cristo sino


también que un mundo y una existencia radicalmente diferentes nos esperan
cuando él regrese. Trata de imaginar cómo será eso. Estamos tan acostum-
brados al pecado, a la enfermedad, a la muerte, a la violencia, al odio, a la
pobreza, al crimen y a la guerra que no es fácil imaginar un mundo sin ellos. No
obstante, así es exactamente el mundo prometido que esperamos.
91
Lección 13 // Martes 27 de marzo

NUESTRA GRAN SEGURIDAD


Como cristianos adventistas del séptimo día, vivimos con la esperanza del
retorno literal de Cristo. Algunos grupos cristianos han abandonado esta espe-
ranza, la han puesto a un lado, o la han diluido y espiritualizado. Así, la segunda
venida llega a ser un asunto personal. Ellos podrán decir: La segunda venida se
realiza en nuestros corazones cuando cumplimos nuestro papel en la comunidad;
o Cuando amemos a otros como deberíamos, la segunda venida de Cristo se ac-
tualiza en nuestra vida. Aunque debemos amar a los demás y ser miembros útiles
en nuestra comunidad, estas experiencias no son la segunda venida de Jesús.
Desde nuestra perspectiva y nuestra comprensión del estado de los
muertos, es difícil imaginar lo que nuestra fe significaría sin el retorno físico
de Cristo y nuestra resurrección. Es un tema tan central de nuestras creencias
(otra vez, se refleja en nuestro nombre) que, sin él, todo nuestro sistema se
desmoronaría, porque todo lo que creemos y esperamos culmina en el regreso
literal de Cristo (Mat. 24:30); eliminamos eso, y nuestras enseñanzas nos llevan
a un callejón sin salida.

De todas las certezas que tenemos de la segunda venida, ¿cuál es la


mayor? ¿Qué evento único, más que cualquier otro, garantiza su retorno,
y por qué? Heb. 9:28; 1 Cor. 15:12-27.

La esperanza de la segunda venida de Cristo descansa sobre lo que él hizo


por nosotros en su primera venida. Después de todo, ¿de qué sirve la primera
venida sin la segunda? Se podría decir que la primera venida de Jesús y su obra
en ella son incompletas sin su regreso. La Biblia usa la metáfora del rescate para
referirse a la Cruz. Jesús dijo que “el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mat. 20:28). En la
cruz, Jesús pagó por nosotros el rescate completo y de una vez para siempre. Al
mismo tiempo, ¿de qué vale pagar un rescate si no buscas lo que fue rescatado?
Así como un padre humano iría a buscar al hijo por el que pagó un rescate,
también Jesús vendrá para buscar a aquellos por los que pagó un precio tan
elevado. Por eso, la primera venida de Cristo nos da la mayor certeza posible
sobre la segunda.

92
Miércoles 28 de marzo // Lección 13

“¿DÓNDE ESTÁ LA PROMESA DE SU VENIDA?”


Desde los comienzos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, creímos que
la venida de Cristo era inminente. Pero, todavía estamos aquí, por más tiempo
del que habíamos esperado. ¿Cómo debemos entender esta “demora”?
Ahora, debemos tener en cuenta que no somos los únicos cuyas expecta-
tivas de cuándo actuaría Dios no se cumplieron de acuerdo con lo esperado.
Eva, por ejemplo, pensó que la promesa de Dios de un Libertador (Gén.
3:15) se cumpliría con su primogénito. Lee Génesis 4:1. Una traducción literal
del pasaje diría: “He recibido un varón, Jehová”. Ella estaba equivocada; el hijo
fue Caín, no el Redentor, que vendría miles de años más tarde.
“La venida del Salvador había sido predicha en el Edén. Cuando Adán y Eva
oyeron por primera vez la promesa, esperaban que se cumpliese pronto. Dieron
gozosamente la bienvenida a su primogénito, esperando que fuese el Liber-
tador. Pero, el cumplimiento de la promesa tardó. Los que primero la recibieron
murieron sin verlo. Desde los días de Enoc, la promesa fue repetida por medio
de los patriarcas y los profetas, manteniendo viva la esperanza de su aparición
y, sin embargo, no había venido” (DTG 23).

Lee Hebreos 11. ¿Cuál es el punto principal del capítulo y cómo par-
ticipa en el tema de la demora? (Ver especialmente los vers. 13, 39 y 40.)

En toda la Biblia, hay ejemplos de personas que esperaron con ferviente ex-
pectativa. Considera a Abraham esperando al hijo prometido; a Israel en Egipto,
esperando su liberación. En los Salmos, se pregunta: ¿“Cuánto tiempo” hasta
que venga la liberación? Y no deberíamos sorprendernos, ya que Pedro es-
cribió, hace casi dos mil años: “Sabiendo primero esto, que en los postreros días
vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo:
¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los
padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de
la creación” (2 Ped. 3:3, 4).

¿Piensas que Cristo ya debería haber vuelto? ¿Te encuentras, a veces, desani-
mado por la “demora” o, incluso, dudando de la segunda venida porque todavía
estamos aquí? Medita en toda la evidencia que tenemos del retorno de Cristo,
pero no olvides que tu comprensión del tiempo es radicalmente diferente de
la de Dios.

93
Lección 13 // Jueves 29 de marzo

“¡HE AQUÍ, VENGO PRONTO!”


Que Dios no haya vuelto todavía es, sin duda, la base de algunos de los
consejos de Pablo a los tesalonicenses. ¿Qué aconsejó Pablo a la iglesia en
Tesalónica mientras esperaban el prometido regreso de Cristo? 2 Tes. 2.

Ciertos eventos debían suceder en la historia humana antes de que Jesús


regresara, pero la esperanza para el futuro era gloriosa.

El Apocalipsis, el gran libro de los “clímax”, también habla de una de-


mora. Al abrir el quinto sello, ¿qué exclaman las voces bajo el altar? Apoc.
6:9-11. ¿Qué implicancia tiene esto respecto del tema de la “demora”?

Lee Lucas 12:42 al 48. ¿Cómo nos ayuda este pasaje a comprender la
“demora”? Más aún, ¿a qué advertencia importante deberíamos atender
para no comenzar a sentir del mismo modo?

¿Qué diremos de los textos que hablan de que Jesús vuelve pronto? Por
ejemplo: “¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de
la profecía de este libro” (Apoc. 22:7).
Hasta donde llega nuestra experiencia personal, la segunda venida de Cristo
es tan “cercana” como nuestra muerte. Morimos, no importa cuánto tiempo dor-
miremos en la tumba –dos años, doscientos, dos mil–, cerramos nuestros ojos y
lo primero que sabremos al abrirlos es que Jesús ha regresado. Así, uno podría
alegar que, desde nuestra perspectiva personal, la segunda venida no demora
más que el espacio de una vida humana individual. Aunque la segunda venida
de Cristo misma es un evento universal literal que impacta a toda la Tierra, la
experimentamos solo como individuos.

Al pasar los años, ¿te encuentras cómodo en el mundo y sus cosas, y menos
concentrado en la realidad de la segunda venida? Si es así, probablemente no
estés solo. ¿Cómo podemos vencer esta tendencia, natural pero potencialmen-
te peligrosa? Llena tu respuesta a la clase el sábado.

94
Viernes 30 de marzo // Lección 13

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Otro año casi ha pasado a la eternidad;


unos pocos días más, y entraremos a un año nuevo. Hermanos y hermanas,
usen sabiamente las horas restantes del año viejo. Si de algún modo has descui-
dado tu deber, arrepiéntete ante Dios, y vuelve al camino del cual te desviaste.
Recuerda cuán breve es la vida asignada a ti. No sabes cuán pronto puede ce-
rrarse tu tiempo de gracia. No digas presuntuosamente: ‘Hoy y mañana iremos
a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos’. Dios puede
tener planes diferentes para ti. La vida es solo un vapor, ‘que se aparece por un
poco de tiempo, y luego se desvanece’. No sabes cuán pronto tu mano puede
perder su habilidad; y tu paso, su firmeza. Hay peligro en la demora de un mo-
mento. ‘Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que
está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y
vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual
será amplio en perdonar’” (RH, 23 de diciembre de 1902).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. En la clase, analicen las respuestas que dieron a la pregunta final del
jueves. Además, noten la paradoja de que cuanto más tiempo estemos aquí más
fácil es postergar el sentido del regreso de Cristo, pero más cercanos estaremos
de ese regreso.
2. ¿Cuáles son las razones por las que Jesús no regresó todavía? ¿Somos
responsables por esta “demora”? ¿Cómo justificas tu respuesta?
3. Para ti, ¿cuál es la razón más grande para confiar en la promesa de la
segunda venida?
4. Aunque la ciencia discuta el origen del hombre, muchos científicos notan
que las perspectivas a largo plazo para la humanidad, la Tierra y aun el uni-
verso, no son buenas. Predicen que el universo se quemará o colapsará sobre
sí mismo, sin dejar vida en parte alguna. Como adventistas del séptimo día,
creemos que las perspectivas a largo plazo para el universo son lo opuesto. Si
la ciencia ve tan mal el fin de todo, ¿por qué debemos pensar que su compren-
sión del origen de todo es más exacta? Esto es especialmente cierto cuando
la comprensión corriente de la ciencia de los orígenes está centrada en varias
fuerzas, incluyendo la evolución, que niegan un Creador o cualquier diseño
intencional o con un propósito en la creación misma. ¿Cuánto más equivocada
podría estar?

RESUMEN: Podemos tener muchas buenas razones para confiar en el re-


greso de Cristo, no importa lo que suceda.

95
Clamor
de libertad
(Cry For Freedom)

Alfredo
Campechano
El pastor Alfredo
Campechano
interpreta estos
últimos tiempos
como una época de
mucha esclavitud.
Esclavitud
emocional y
espiritual. Esclavitud
que llega a oídos de
Dios como un
clamor. Un clamor
que afecta a Dios.
El Dios que muy
pronto vendrá.

US$6.99
ISBN 10: 0-8163-9283-8
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