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Los colombianos se rajaron en escritura

Para los colombianos cada vez es más difícil poder expresarse, ya sea plasmando una
idea o un escrito.

Para el autor el problema es que no saben de ortografía, e incongruencia en la forma


que redactan un texto.

En la vida cotidiana se ven ejemplos que los colombianos no se atemorizan de su


mala ortografía, empezando desde las redes sociales, pasando por la publicidad en la
calle, hasta en los informes de las empresas. De esta manera Piedad Bonnett muestra
su desagrado por trabajos presentados a un concurso de cuento, donde dice “el nivel
de escritura de los colombianos es pésimo”.

El problema debe radicar en el modo de cómo se enseña en los colegios.

En la mayoría de los casos, los estudiantes no ponen en práctica la lingüística y


escritura, porque quizás jamás le enseñaron como usarla, no podemos pedirle a un
estudiante que identifique los componentes de una lectura y/o texto.

Puede que, la culpa sea de los maestros de literatura, que no están capacitados para
llegar hasta los estudiantes, y no solo radica en ellos, si no que los maestros de las
demás materias no consideran la escritura como esquema de trabajo.

La dificultad no recae en el sistema educativo, si no en la forma que se enseña a los


estudiantes; todo parte del principio de los hábitos, y no de una enseñanza que
mortifica a los estudiantes.

Los estudiantes se aburren de escribir y piensan que la buena utilización de ella no les
sirve, estos deben saber lo majestuoso de poder comunicarse con ideas concisas.

Lo que verdaderamente está mal, es la forma en la que se lee. Si no le gusta, y no


sabe leer; es muy probable que no sepan escribir.

Las personas en general no leen detalladamente lo que escriben; no se paran un


momento a leer, y dejan tal cual.

Es muy complicado que a las personas que no tienen el hábito de leer, lo tomen tan a
la liguera, se trata de deleitarse y disfrutar de una buena lectura.

Una de los errores más comunes es utilizar el computador, este nos puede cambiar la
falta de ortografía, pero no va a unir ideas, ponerle sentido a una oración y conectar un
párrafo. Son demasiadas falencias, por culpa de la mala utilización de la tecnología.

Lo primero es aprender nuestra lengua, porque si se quiere aprender una diferente, es


muy difícil con las falencias que nuestro idioma nativo.

Así mismo, no son solo estudiantes ni personas del común quienes cometen errores;
hay empresarios, profesionales y políticos que no saben redactar.
No solo hay errores en los afiches de las calles, personas con sus tatuajes tienen
muchísimas faltas de ortografía.

Cuando un colombiano no entiende algo, no sabe manifestar sus palabras, e invocan


groserías para suplir la necesidad de terminar una idea.

Hay colegios encargados de fomentar la escritura, ortografía y jornadas de expresión.


Esto demuestra que los estudiantes aprenden con lentitud, pero los resultados llegan.

Los estudiantes quizás tengan buena lectura, y se puede notar en la calidad de


escritos que realizan.

Pueden crearse políticas públicas para el incentivo de los docentes para la enseñanza
de la escritura y ortografía.

Las personas deben entender; que escribir bien, no es algo complicado, que con eso
pueden definir sus ideas, poder argumentar. Una persona queda muy bien presentada,
con un documento bien escrito y definido.

El 70 por ciento de los estudiantes que enviaron el cuento, no saben escribir bien, no
saben ubicar la estructura de un texto.

El problema no es hablar hermoso, de eso no se trata la literatura.

La literatura ayuda a complementar al hombre, de allí nace la necesidad de indagar


más, buscar soluciones a las cosas.

Lo importantes es que lean muchísimo, de allí se aprende.

El problema es que los profesores tienen un sueldo miserable, que al no incentivar la


educación se presentan falencias como las que hemos nombrado desde el inicio del
texto.

La solución es que la familia se comprometa a incentivar la lectura, porque es la


familia que siempre acompaña a los jóvenes. De allí se podrá tener una juventud
educada.

Oscar Humberto Jiménez Suarez

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