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Las ilustraciones de este número

son obras de Alejandra Loiseau


(Buenos Aires, 1975; desde 1991
reside en España)

Consejo de dirección:
Revista de cultura

71
Carlos Altamirano
Año XXIV • Número 71 José Aricó (1931-1991)
Buenos Aires, Diciembre de 2001 Adrián Gorelik
ISSN 0326-3061 / RNPI 159207 María Teresa Gramuglio
Hilda Sabato
Beatriz Sarlo
Sumario Hugo Vezzetti
Consejo asesor:
Raúl Beceyro
1 José Nun, El enigma argentino Jorge Dotti
Rafael Filippelli
5 Max Welch Guerra, Jordi Borja, Buenos Aires en Federico Monjeau
perspectiva: Berlín y Barcelona Oscar Terán
Directora:
17 Andrea Giunta, Museos entre lo público y lo Beatriz Sarlo
privado Diseño:
Estudio Vesc y Josefina Darriba
21 Rafael Filippelli, A propósito de Mizoguchi Difusión y representación comercial:
Darío Brenman
27 Beatriz Sarlo, Fogwill, la experiencia sensible Distribución: Siglo XXI Argentina
Composición, armado e impresión:
32 Nora Catelli, Teoría feminista y experiencia Nuevo Offset, Viel 1444, Buenos Aires.
literaria
Este número se ha editado con el apoyo
del “Plan de Promoción a la Edición de
36 Renato Ortiz, Estudios culturales, fronteras y Revistas Culturales”, de la Secretaría de
traspasos. Una perspectiva desde Brasil Cultura y Medios de Comunicación,
Presidencia de la Nación.
41 Noé Jitrik, Carlos Altamirano, Adrián Gorelik, José Suscripciones
Luis Romero, un clásico. Sobre “Latinoamérica: Exterior: 60 U$S (seis números)
las ciudades y las ideas” Argentina: 24 $ (tres números)
Punto de Vista recibe toda su
correspondencia, giros y cheques a
nombre de Beatriz Sarlo, Casilla de
Correo 39, Sucursal 49, Buenos
Aires, Argentina.
Teléfono: 4381-7229
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El enigma argentino

José Nun

1
Argentina vuelve a presentarse como
un enigma pero ahora al revés. Sucede
que, según dicen los papeles, “somos”
ya una democracia representativa; sólo
que, al mismo tiempo, el país se subde-
sarrolla activamente en lo económico y
en lo social (des-monetización, des-
salarización, des-industrialización, des-
ocupación, des-nacionalización, des-
igualdad, des-protección, des-nutrición,
de-crecimiento del producto, etc.).
En una palabra, antes la moderniza-
ción no nos condujo a la democracia. Y
hoy en día la democracia está muy lejos
de llevarnos a la modernización. La
palabra excepcional, se sabe, tiene dos
acepciones: una, designa lo que se apar-
ta de la norma; la otra, algo extraordina-
rio o muy bueno. Desde hace mucho
tiempo, venimos siendo excepcionales
únicamente en el primer sentido. Más
allá de que se crea o no en las teorías de
la modernización, éste es el gran miste-
1. Un enigma al revés rrollo político (instalación de un régi- rio argentino a descifrar.
men constitucional de democracia re-
En los años cincuenta, cuando se difun- presentativa). Nuestro país contaba ya
dió desde los Estados Unidos el con niveles muy apreciables de desa- 2. ¿Pista falsa?
paradigma teórico-ideológico de la rrollo económico y de desarrollo social;
modernización, Argentina apareció sin embargo, su desembocadura políti- A esta altura, vale la pena considerar un
como un enigma. Según la narración ca había sido el populismo peronista y elemento que, según se lo mire, puede
que se desprendía de ese paradigma, los no la democracia representativa (como convertirse en un tercer enigma o en la
países atravesaban tres grandes etapas ocurrió, digamos, en Uruguay o en clave para solucionar los dos restantes.
históricas, que podían en parte super- Chile). Éste era el enigma a despejar y Este otro elemento es el peronismo.
ponerse: primero, la del desarrollo eco- Gino Germani y otros se empeñaron en Porque, curiosamente, las dos “excep-
nómico (monetización, salarización, resolverlo, con varia fortuna. cionalidades” argentinas que dejé ano-
industrialización, crecimiento del pro- Medio siglo más tarde (y en tiem- tadas se dieron bajo gobiernos de idén-
ducto, etc.); casi simultáneamente, la pos en que las viejas interpretaciones tico signo político. En los años 40 y 50
del desarrollo social (urbanización, que nos llegaban del Norte han recupe- fue el justicialismo de Perón; en los
secularización, alfabetización, nuevos rado fuerzas bajo el previsible nombre años 90, el justicialismo de Menem. Por
valores, etc.); y, por último, la del desa- de teorías de la “neomodernización”), eso cuesta eludir la tentación de consi-
derar el peronismo menos como un incorporación de los trabajadores a la mo puede encontrarse una parte muy
componente de los enigmas que como vida pública, que fue el mayor mérito significativa pero de ningún modo toda
su principal responsable y, en todo caso, del peronismo, ni se correspondió con la explicación de los enigmas que dejé
una incógnita en sus propios términos. una afirmación de las instituciones y las planteados más arriba. Será útil e im-
Pero es una tentación que conviene prácticas republicanas ni supuso un pro- portante estudiar en algún momento
eludir, siquiera en parte. Primeramente, ceso de construcción de ciudadanía en cuál es el peso relativo que se le debe
porque el peronismo original ni estuvo clave individualista y liberal, a la mane- asignar en tal explicación a una serie
precedido ni tampoco fue reemplazado ra de las democracias occidentales. Pero, bastante compleja de causas, tanto na-
por un régimen democrático. Esto es reitero, esto tampoco sucedía antes del cionales como internacionales. Pero
que nuestra vieja excepcionalidad no peronismo ni pasó en el par de décadas sugiero desde ahora como hipótesis de
comenzó ni terminó con él. Y luego, que vinieron después. trabajo que le resultará poco productivo
porque el último peronismo, a su vez, Me gustaría añadir que siempre he a quien lo haga intentar descubrir res-
no sustituyó a un gobierno que estuvie- pensado de Perón que fue un oportunis- ponsables únicos de un drama que hace
se modernizando al país y ha sido rele- ta con un par de principios bastante rato que se ha trasmutado en tragedia.
vado por otro que ahonda cada día más firmes; y por eso hubo ciertos paráme-
nuestra involución. O sea que nuestra tros que marcaron su acción por años y
nueva excepcionalidad también parece que los Montoneros, por ejemplo, nun- 3. Las alternativas
2 trascender el peronismo. ca supieron entender. En esto consistió y el factor Primo Levi
Seguramente, habrá peronistas que justamente una de sus diferencias más
se ofendan ante cualquier intento por notorias con Menem, que no sólo ha ¿Cómo se sale de la situación en la que
vincular en el análisis a Perón y a sido y es sino que hasta se ha preciado nos encontramos? Obviamente, no se
Menem. Pero hay algo que resulta ya de ser un oportunista sin principios. Es sale si se mantiene la política económi-
indiscutible: no existió ni existe tal cosa verdad que entre un presidente y el otro ca actual, que viene de ser masivamente
como el verdadero peronismo. Fue mediaron muchos años, muchos horro- repudiada en las últimas elecciones le-
siempre un movimiento con múltiples res y muchos cambios en el país y en el gislativas. Parece lógico: en veinticin-
caras, en cuya gran amplitud residieron mundo. Insisto, no obstante, que de co años de dominio neoliberal directo o
tanto su fortaleza como su debilidad. Y todas maneras también Menem encar- indirecto, el ingreso real de los argenti-
nadie lo supo mejor que Perón, que na la continuidad con una de las ver- nos se ha estancado mientras que en los
alababa la importancia de la organiza- tientes históricas del peronismo, la del veinticinco años anteriores había creci-
ción pero sólo en la medida en que populismo conservador y provinciano, do casi un 67 %. Claro que, además, ese
tuviese como eje el verticalismo y se ése en el cual el caudillo del lugar goza estancamiento del último cuarto de si-
hallara subordinada a su liderazgo, que del derecho casi absoluto de fijar la ley glo (transformado ahora en franca de-
actuaba como cemento de las diversas y de dispensar castigos y favores y no presión) oculta una fenomenal redistri-
fracciones. Por eso el peronismo de conoce ataduras morales o ideológicas bución regresiva de los ingresos y de la
Menem puede ser motivo de una lucha para acumular todo el poder y la rique- riqueza, que más que duplicó el nivel de
interna entre sectores del movimiento za posibles, en connivencia con sus polarización social y situó las remune-
pero no de una crítica semántica. familiares, amigos y cortesanos. raciones de los directivos de las grandes
Y bien: Perón estuvo claramente En este sentido, durante los gobier- empresas que operan en el país entre las
inscripto en la tradición caudillesca de nos menemistas se produjo un vacia- más altas del mundo (en promedio, sólo
la Argentina y no en la de nuestros miento sistemático del muy módico un 20 % por debajo de las de los Estados
frágiles y titubeantes ensayos republi- carácter republicano que había adquiri- Unidos y muy por encima de las de sus
canos. Por otra parte, comenzó su acer- do el régimen político desde 1983. La colegas europeos). Mientras tanto, la
camiento al poder en un país donde la intensidad inusitada de tal fenómeno sociedad se ha ido dualizando y frag-
Constitución venía sirviendo de pobre estuvo sobredeterminada tanto por las mentando al extremo, en medio de la
disfraz a la dictadura y en una época en propias tradiciones del peronismo a las pobreza, el desempleo, la subocupación,
la cual existía tan solo un puñado de cuales me referí como por el auge local la marginación y/o el exterminio de
democracias representativas en el mun- de un neoliberalismo salvaje, que de niños y de viejos, la desintegración
do y, más aún, el futuro no parecía hecho redefinió la libertad política ex- institucional, etc.
pertenecerles precisamente a ellas sino clusivamente en términos de la elimi- ¿Es que, acaso, no hay alternativas?
al fascismo o al comunismo. Pero repi- nación de trabas a la libertad de merca- Hoy en día, insinuarlo siquiera se ha
to que su estilo de hacer política reco- do. Es importante tener en cuenta esto vuelto un insulto a la inteligencia. Sin
nocía aquí sobrados antecedentes, por último porque permite comprender que embargo, lo siguen sosteniendo así el
más que sería él quien los llevaría a su hoy continúe y se profundice el proceso gobierno, varios de los grandes grupos
culminación al mismo tiempo que los de decadencia y de crisis en que se económicos y financieros, sus consul-
dotaba de contenidos de masa nove- encuentra embarcado el país aunque ya tores a sueldo y los políticos que temen
dosos, en el marco de sus ideas sobre la no sea un peronista quien lo esté presi- enemistarse con ellos. Más aún: uno de
justicia social, la comunidad organiza- diendo. los empresarios que más ha lucrado (y
da y la grandeza nacional. Con lo que la Reitero, entonces, que en el peronis- disfrutado) en estos años acaba de pe-
dirle públicamente al ministro Cavallo empleo, la cual “nace directa o indirec- ne ser realistas y darse cuenta de que, en
que repita su hazaña de 1982 y estatice tamente de la insuficiencia en la provi- las actuales circunstancias, resulta en
la deuda privada de las corporaciones. sión de bienes públicos, desde la segu- verdad una tarea muy difícil. Es cierto
¿Por qué no si él, como muchos de sus ridad jurídica hasta la salud, la educa- que se han venido multiplicando en el
cofrades, se han acostumbrado a que la ción y la paz social”. Por eso, cambiar la país los focos de resistencia, que el
Argentina es un lugar donde siempre situación requiere que se promueva ante Frente Nacional de Lucha contra la
llueve para arriba? ¿Qué tendría de sor- todo una redistribución progresiva de la Pobreza constituye un esfuerzo extraor-
prendente que se le hiciera caso si vivi- riqueza y del ingreso, generando un dinario y que son numerosos los mili-
mos en uno de los poquísimos países aumento de la demanda efectiva que tantes y los sindicalistas abnegados o
del mundo donde en plena recesión se reactive la economía en el menor plazo los escritores y los periodistas valien-
suben los impuestos y las tarifas, se posible; pero ciertamente exige mucho tes. Pero se requiere introducir una nota
bajan los salarios y se recortan los más más que esto. de cautela y deseo formularla.
que insuficientes planes sociales? Vuelvo a subrayarlo. Se sabe ya bas- Pienso en una observación durísima
Por supuesto que las alternativas tante bien qué es lo que hay que hacer e que dejó escrita Primo Levi y que
existen y se conocen, lo cual no equiva- incluso lo recomiendan con insistencia transcribo: “Es ingenuo, absurdo e his-
le a decir que haya soluciones rápidas e empinados expertos extranjeros; la cues- tóricamente falso creer que un sistema
indoloras para una economía que se tión que se vuelve central es determinar infernal como el Nacional Socialismo
halla tan maltrecha como la nuestra. Tal quién lo va a hacer. Una redistribución santifica a sus víctimas; por el contra- 3
como señalaba el Dr. Julio Olivera en la progresiva de la riqueza y del ingreso, rio, las degrada y hace que se le parez-
presentación del denominado Plan Fé- por ejemplo, no se realiza por decreto can”.
nix, la causa principal de nuestros ma- por dos razones que, en rigor, son una: Guardemos toda la debida distancia
les no hay que buscarla ni en los gastos ningún político firmará ese decreto en que se quiera con el fenómeno siniestro
excesivos del sector público ni en los ausencia de una fuerza social moviliza- de que habla Levi pero no desaprove-
desequilibrios de las cuentas externas. da que se lo exija y se lo imponga. chemos la lección que surge de sus
Éstos resultan, en todo caso, efectos Y si construir ese quién no es en palabras. La experiencia la confirma
derivados de la falta de producción y de absoluto una meta irrealizable, convie- suficientemente, como lo muestra el
fracaso de las ilusiones que depositó perior a ella. El ejemplo que ponía era el por ocupar presuntas posiciones de po-
Gorbachov en la perestroika. Han trans- de la decadencia del Imperio Romano. der genera una consecuencia conocida:
currido aquí demasiados años de arbi- Creo que la Argentina atraviesa des- o se cede en los principios (la vida
trariedades, de corrupción, de nepotis- de hace bastante tiempo por un período pública degrada) o se abandona la lucha
mo, de desprecio por la justicia, de semejante, de ésos que, al decir de (la vida pública expulsa). Pocos testi-
mafias a todos los niveles, de inseguri- Gramsci, “no hacen época”. Por eso monios tan penosos –me tocó conocer
dad en el trabajo o en la calle, de sálvese adquieren prestigio tan rápidamente algunos de cerca– que el de muchos
quien pueda, de impunidad y de pre- quienes exhiben una conducta intacha- jóvenes militantes progresistas que lle-
mios a los pícaros como para imaginar ble (y lo pierden con igual velocidad gan a puestos oficiales y son absorbidos
que, de pronto y en medio de una des- cuando flaquean). Por eso también las casi de inmediato por la lógica de un
composición social semejante, pueden denuncias honestas y arriesgadas de las sistema que los convierte en “operado-
florecer masivamente en la Argentina prácticas corruptas y mafiosas se trans- res pragmáticos”, que apelan a la retó-
la solidaridad y los altos ideales. El formaron en estos años en un valor rica de la astucia para justificar sus
malestar y la bronca no son lo mismo político de tanta significación. ambiciones personales y defender lo
que la voluntad de cambio y, mucho El problema es no entender este indefendible.
menos, democrática. Y aunque esta punto cabalmente y, peor aun, confun- Convengamos en que, una de dos, o
voluntad existe y estoy convencido de dir los niveles de acción. Le sucedió a la presente situación es gravísima o no
4 que va en aumento, sería “ingenuo, Chacho Álvarez, que cimentó su fama a lo es. Si no lo fuera, se entendería que
absurdo e históricamente falso” supo- través de una “política testimonial” que, los políticos llamados progresistas
ner que los malos ejemplos no cunden y de la noche a la mañana, pasó a desde- aceptasen ceñirse exclusivamente al
que la miseria, el temor y el sufrimiento ñar en nombre de una supuesta “política juego de la pobre democracia represen-
no degradan a sus víctimas. Máxime de poder”. Así le fue; y así le irá proba- tativa que tenemos, negociando con
cuando la composición de los sectores blemente a otros que incurran en erro- mayor o menor éxito algunas reformas
populares es tan heterogénea y frag- res similares. parciales. Por mi parte, estoy convenci-
mentada y son tan escasas todavía las No estoy sugiriendo, aclaro, que do de que la situación es gravísima y
instancias de representación genuina una política progresista deba agotarse exige remedios de fondo, acordes con
capaces de dar forma, de expresar y de en la prédica moral. Digo, en cambio, esta gravedad. Por eso la democracia
unificar sus demandas. Para construir que, como siempre, es necesario efec- representativa sigue siendo indispensa-
se pueden emplear muchos tipos de tuar ante todo un buen diagnóstico del ble pero ya no basta. Y ello no única-
materiales. Pero es decisivo no confun- campo de relaciones de fuerzas y de la mente porque se ha vuelto una demo-
dirse y saber cómo y con qué se em- trama compleja de elementos que lo cracia de muy baja calidad, que para
prende la construcción. estructuran en un momento dado para millones de argentinos no posee legiti-
Quizás éste haya sido finalmente recién después decidir los pasos tácti- midad sustantiva alguna. También por-
uno de los grandes (y más costosos) cos que se adoptarán a fin de aproxi- que el deterioro es tan generalizado que
errores de Marx. Cuando afirmaba que marse a los objetivos de libertad y de reclama con urgencia una gran dosis de
en el vientre de la vieja sociedad se igualdad que se persiguen. inventiva democrática a fin de construir
estaba gestando la nueva, no advirtió Y agrego que, a mi juicio, la princi- y de articular desde abajo la fuerza
que era altamente probable que el hijo pal ofensiva de la militancia de izquier- social de una nueva ciudadanía. Ello no
de una madre muy enferma tampoco da tiene que librarse hoy a nivel de base, implica abandonar las luchas sindicales
fuese muy sano. No es ésta una invita- en un esforzado y nada sencillo proceso o partidarias sino reconocer que, libra-
ción a la desesperanza sino una adver- de reconstrucción moral, de elabora- das a sí mismas, no están en condicio-
tencia estratégica. Los entusiasmos in- ción colectiva de alternativas compren- nes de revertir una situación que, segu-
fundados –ya lo aprendimos– condu- sibles de mediano y largo plazo y, desde ramente, empeorará todavía más.
cen al desastre. luego, de organización. En cambio, en Alguien (creo que fue Ambrose
el plano de la política parlamentaria, la Bierce) dijo que la paciencia es una
fase que atravesamos resulta eminente- forma menor de desesperación, disfra-
4. Moralität mente defensiva, de afirmación de po- zada de virtud. En estos momentos, me
siciones y de protección a ultranza de parece de todos modos preferible a esa
Hegel, que criticó con tanta fuerza el los derechos civiles, políticos, econó- otra forma mayor de desesperación que
subjetivismo individualista de la micos, sociales y culturales de la pobla- es la impaciencia por las candidaturas y
Moralität kantiana y le opuso a ella la ción. Desde luego que es de la índole de por los cargos, que termina no llevando
importancia primordial de la Sittlichkeit este plano que haga falta definir conti- a ninguna parte por más seguro que uno
o “ética objetiva” –propia de la vida nuamente acuerdos y alianzas; sólo que se sienta –o lo hagan sentirse– de su
pública–, reconocía, sin embargo, que éstas deben respetar tanto los principios poder de convocatoria.
en ciertos períodos históricos la vida que se han fijado como los tiempos que
pública podía vaciarse de espíritu a tal se necesitan para instalarlos en una so-
punto que la Moralität era susceptible ciedad tan dañada como la nuestra.
de constituirse en algo éticamente su- De lo contrario, el apresuramiento Buenos Aires, 27 de octubre de 2001
Buenos Aires en perspectiva: Berlín y Barcelona

Max Welch Guerra, Jordi Borja

Las ciudades siempre se han compa- las relaciones con otros mundos ur- urbana en París y participó activamen-
rado con otras ciudades en un proceso banos no desde el esplendor sino des- te en la gestión de Pasqual Maragall
intenso hecho de contactos culturales, de la decadencia. Max Welch Guerra en Barcelona en los años del boom
viajes de intelectuales, de técnicos o es chileno y se formó en ciencia polí- urbano español. Es profesor univer-
simplemente de miradas, imágenes, tica y urbanismo en Alemania, donde sitario y consultor urbano interna-
representaciones del progreso o la vir- ejerce la actividad académica y par- cional; en Buenos Aires integró el
tud. Buenos Aires ha mirado mucho y, ticipa en los debates públicos sobre equipo de cooperación para el pri-
siempre a su manera, ha asociado la ciudad a través del Stadtforum, mer plan de Puerto Madero en 1989 y
cada momento de esplendor con di- importante en las discusiones recien- hasta la actualidad ha continuado
versas referencias del imaginario in- tes sobre la reconstrucción de Berlín; asesorando en diferentes aspectos a
ternacional. En estas conversaciones actualmente está en Buenos Aires, los gobiernos de la Ciudad. Las en-
con dos especialistas europeos se dirigiendo la Cátedra Walter Gropius trevistas fueron realizadas por Adrián
buscó volver a poner a Buenos Aires (DAAD-FADU-UBA). Jordi Borja es Gorelik en septiembre de 2001 en
“en perspectiva”, para pensar ahora catalán, se especializó en sociología Buenos Aires.
Max Welch Guerra: “En la ciudad europea, el protagonismo rápidamente fue capitalizada por el sis-
público no se ha puesto nunca en cuestión” tema político para quebrar el poder del
bloque industrialista, bloque formado
por la central sindical, la gran industria
de la construcción, los bancos semi-
estatales que financiaban los emprendi-
mientos, en un marco de corrupción. El
sistema fordista de producción de la
ciudad había sido un gran negocio y el
bloque de intereses que se benefició
Punto de Vista: ¿Qué significa hoy en tada, fuera de los sistemas establecidos con él perdió su hegemonía. Berlín fue
día una política urbana reformista? La en las ciudades “normales”, un campo el caso referencial para el resto de Ale-
crisis de la planificación tradicional de cultivo de mucha innovación y lu- mania Federal y también tuvo sus efec-
fue la crisis de la asociación automáti- chas urbanas, como las tomas de casas. tos en Alemania Oriental, donde los
ca de las transformaciones urbanas Pero lo llamativo para Alemania es que movimientos alternativos estaban si-
con una idea de progreso. Fue la crisis ese movimiento comenzó a recibir el guiendo el proceso muy de cerca. Toda
del estado, de sus métodos autoritarios apoyo de instituciones importantes, la energía desplegada por los ilegales
6 de gestión del territorio. Una crisis que como el gremio de los profesores o la fue aspirada por el sistema político, en
se prolonga por lo menos desde finales iglesia evangélica, lo que supuso un un proceso de integración y cooptación
de los años sesenta y que ha producido quiebre extraordinario de la legalidad, muy típico de la sociedad alemana.
ya diferentes respuestas. ¿Cómo se ha una desestabilización que no se produ- Ahí cambia todo el discurso progre-
replanteado a partir de esa crisis, en cía desde el nazismo. Quebró la manera sista sobre cómo hacer ciudad. Desapa-
Berlín, y más en general en Europa, la fordista de producir ciudad a través de rece lo que, en Alemania Oriental, se
idea de reformismo? la permanente destrucción y construc- llamaba la ideología de las toneladas,
ción de grandes superficies. para la que 1000 kilómetros de calle son
Max Welch Guerra: Un modo de en- Este es el aporte berlinés a los cam- un progreso mayor que 500 kilómetros
tender el desarrollo de la reflexión ur- bios en el pensamiento urbanistíco pro- de calle. Ahí comienzan a observarse
banística en este punto es ver cuáles gresista: un quiebre económico y cultu- con atención los procesos y se impone
fueron las diferentes “ciudades-refe- ral, sintetizado en el “small is beautiful” la idea de que, por lo general, los cam-
rencia”, qué experiencias de transfor- que se generaliza entonces. Pero, lo que bios más cautelosos son cambios más
mación urbana se convirtieron cada vez se conoce menos es el giro hacia una justos. Esta disposición a percibir los
en paradigmas de aquello que debía forma de mejorar la ciudad con mucha “detalles” también abre el discurso pro-
entenderse por reformismo. Podría de- gestión directa, con mucha interven- gresista al reconocimiento de la dife-
cirse que, así como en los años 70 todos ción social, en el intento de adaptar el rencia, en ciudades que estaban incor-
iban a buscar inspiración a Bolonia, en proceso de renovación de cada barrio, porando diversas comunidades extran-
los 80 la ciudad fue Berlín Occidental y de cada cuadra, a las condiciones de sus jeras que comienzan a ser respetadas en
hacia fines de los 80 y principios de los habitantes concretos. Todo ese proceso sus idiosincrasias.
90, Barcelona. Se trata de ver de qué ha quedado emblematizado en las ex- Bien, es justamente esta escala de
fueron símbolo estas ciudades, qué eta- periencias de la IBA (Internationale pensamiento lo que se modifica con
pas marcaron para las ideas de cambio, Bauausstellung), en la Berlín Occiden- Barcelona. Berlín demostró la necesi-
por qué se fue a ellas a buscar lo nuevo. tal de los años 80, de la que han trascen- dad de pensar en pequeña escala, en el
Por primera vez en Europa, Bolonia dido las obras más notables de los ar- barrio, pero hacia finales de los años
comenzó a salvar, en forma sistemáti- quitectos más conocidos (y hubo mu- 80 Barcelona mostró cómo incorporar
ca, tanto los monumentos, el patrimo- chas). La IBA es el resultado de una todo eso en una perspectiva que pensa-
nio clásico y culto, como el parque intensa participación social y afectó ra la ciudad en su conjunto: se
edilicio en su totalidad junto con sus cuestiones urbanas de pequeña escala, sistematiza toda la ciudad, desde la
habitantes: apareció la idea de preser- completamente al margen de las mar- transformación a gran escala hasta el
vación socio-espacial que alimentó una quesinas arquitectónicas. No fueron tarro de la basura de la parada de colec-
nueva relación del urbanismo con la solamente las ideas de algunos arqui- tivos. Este aspecto tuvo una importan-
historia y la sociedad. Berlín Occiden- tectos geniales o de políticos hábiles, cia inmensa. Volvimos a discutir sobre
tal fue muy diferente, porque se con- fue un nuevo rumbo económico, políti- la ciudad en su totalidad. Pero hay otro
vierte hacia mediados de los años 70 en co, cultural, espacial y urbanístico im- aspecto de Barcelona que adquirió peso
un campo de experimentación social. puesto por un amplio espectro social. más tarde y que creo que es una de las
Hasta la caída del muro, Berlín fue una Posible, evidentemente, por el finan- razones para la atracción que ejerce
ciudad completamente “artificial”, que ciamiento público que sólo podía obte- ese modelo también en América Lati-
recibía una enorme cantidad de subsi- ner una ciudad subvencionada como na. Se trata de un quiebre histórico en el
dios estatales y, por otra parte, tenía una Berlín Occidental. urbanismo: por primera vez el proyecto
concentración altísima de gente no adap- Toda esa movilidad social inicial socio-urbanístico, que durante todo el
siglo XX había estado dedicado a las Es que uno de sus objetivos era atraer contraparte, en el florecimiento de los
grandes masas, a la población en su unas capas medias que habían fugado negocios privados con resultados de
totalidad, a mejorar las condiciones de de la ciudad en los años setenta fragmentación social y urbana. En ese
vida del promedio, por primera vez se desfinanciando por completo las políti- sentido, la sensación es que este tipo de
dirige a las capas medias, a transformar cas públicas, ya que trabajaban y usa- transformación que se aglutina en tor-
la ciudad para (y a través de) las capas ban la ciudad, pero pagaban sus im- no a la reivindicación cultural de nue-
medias. Nada lo retrata mejor que cuan- puestos afuera. Ahí es donde la “recu- vos sectores sociales en la ciudad, pue-
do en el barrio viejo se echa abajo una peración” de la ciudad, con preserva- de llegar a ser un lujo europeo, genera-
manzana para construir una plaza con ción histórica y renovación del espacio do por los importantes márgenes de
un estacionamiento subterráneo: se baja público adquiere, en muchos casos eu- intervención que tiene la política euro-
la densidad también para poder disfru- ropeos, otro sentido. pea incluso dentro de las limitaciones
tar mejor de la preservación de los sec- de la globalización. Todos esos ejem-
tores históricos que quedan en pie (es lo Efectivamente, y ahí es donde se produ- plos, Bolonia, Berlín, Barcelona, aquí
que allí se llama el proceso de “espon- cen transformaciones enormes en la aparecen con enormes distorsiones, ya
jamiento”), se crean espacios estupen- discusión sobre lo que se llama común- que el fondo sobre el que se recortan es
dos, se permite llegar con el auto y mente sub-urbanización, que es un nom- totalmente diferente.
estacionar en plena ciudad vieja de bre que abrevia el problema, porque no
Barcelona. Esta actualización de la ciu- se trata solamente de que algo se va para Sí, es cierto. Incluso aquí ni siquiera se 7
dad la hace atractiva para la clase media afuera sino de que también cambian los conocen los aspectos más importantes
local y para la que viene de afuera, el centros. Entonces, frente a la renova- de esos ejemplos, sino que hay una
turismo. Una clase media de origen ción urbana progresista, cautelosa, cul- lectura muy selectiva, sobre todo muy
muy progresista, con gran porcentaje ta, de Berlín, aparece Barcelona con un marcada por la arquitectura. En Améri-
de universitarios. Ese es otro aspecto proyecto de ciudad completa y flexible, ca Latina estos temas se discuten en
importante: el componente académi- con una gran cantidad de instituciones revistas de arquitectura, no se ven como
co de estos movimientos innovado- que actúan en cada barrio, convirtién- algo urbanístico, no se habla de que
res, indispensable para entender el dolo en un escenario urbanístico dife- tanto en Barcelona como en Berlín,
caso de Barcelona y también el de rente pero articulado. Si se le suma la todo comienza con la infraestructura
Berlín. invitación a arquitectos de renombre, la técnica, con el equipamiento técnico de
La gran novedad es que por primera receta parece completa. Eso, desde lue- la ciudad. Donde más plata gastó Ale-
vez un nuevo urbanismo progresista go, tuvo una inmensa influencia tam- mania, después de la caída del muro,
presenta la ventaja de que también lo bién sobre Berlín. En ese momento co- fue en la renovación de infraestructura.
aceptan los “otros”, los enemigos jura- menzaba la euforia de que en pocos Por eso Alemania Oriental tiene hoy
dos de la planificación tradicional, los años más Berlín se mediría sólo con una infraestructura más desarrollada que
inversores privados, las cámaras de New York y Tokio, quizás con Lon- la occidental: purificadoras de agua,
comercio, los políticos liberales, etc. dres, que en pocos años íbamos a ser desagües, fibra óptica. Todo se hizo
Aunque me parece importante hacer cinco o seis millones de habitantes y no nuevo. La ciudad del socialismo, no
una distinción, porque no se puede de- tres y medio como ahora, y la mayoría solamente en Alemania Oriental sino
cir realmente que sea un urbanismo estaba de acuerdo con esa perspectiva en mayor medida aún en los otros socia-
neoliberal. Lo clásico neoliberal es lo magnificada. Ello implicaba gastar pla- lismos europeos del siglo XX, descuidó
que se hacía en aquel tiempo en Lon- ta a manos llenas para preparar el boom completamente el mantenimiento de la
dres: la completa cesión a la iniciativa que se venía. Y, efectivamente, los dos infraestructura urbana.
privada para gestionar la ciudad. Bar- primeros años después de la caída del
celona da otra respuesta, le otorga mu- Muro hubo un inmenso boom. Como las ciudades latinoamericanas...
cho más protagonismo a la ciudad como Es un consuelo, podríamos decir en-
espacio público y, consiguientemente, Esta secuencia: Bolonia, Berlín, Bar- tonces que acá siempre tuvimos ciuda-
al urbanismo público. El protagonismo celona, muestra una serie de ideas y des socialistas sin saberlo...
público es de nuevo importante, hablar transformaciones que, siendo europeas,
de la ciudad también, tanto como hacer no han sido ajenas a Buenos Aires. Por Hay efectivamente un inmenso pareci-
buena arquitectura o, por lo menos, momentos da la sensación de que, con do en muchos aspectos. El caso de Pra-
convocar a arquitectos conocidos, dis- todos los componentes que caracteri- ga, una de las ciudades con el mejor
cutir sobre arquitectura, presentarle a la zan todavía a Buenos Aires, especial- nivel de vida de la Europa socialista, es
opinión pública proyectos interesantes: mente su clase media, hay posibilida- sintomático. El tercio del agua potable
ese es el atractivo de Barcelona. Lo des de analogía. Sin embargo, no es así. se perdía hasta hace pocos años en
contradictorio es el contenido que atien- En las últimas décadas, Buenos Aires alguna parte, se perdía por ahí. El socia-
de prioritariamente a las clases medias, devino una ciudad más y más “latinoa- lismo no se preocupaba por renovar
que define la perspectiva urbanística mericana”, lo que se advierte en el los desagües ni las cañerías de agua
sobre toda la ciudad fundamentalmente colapso de su infraestructura y en la potable. En Alemania Oriental, des-
en su beneficio. decadencia del espacio público y, como pués de la reunificación, esto se hizo de
manera bastante intensa, con gigantes- en Buenos Aires, y pongo Buenos Aires geógrafos urbanos, economistas regio-
cas inversiones. Desde luego que tam- como caso extremo, porque fue la ciu- nales, urbanistas–. Segundo, los políti-
bién fue un negocio para la industria dad menos desigual de América Latina, cos, que han incorporado los temas ur-
occidental. Se gastaron miles de millo- se dio un proceso de fragmentación banos a su agenda y, por añadidura, han
nes de marcos para renovar la infraes- social y desaparición del estado. A tal aprendido a delegar decisiones en aque-
tructura y había un consenso: los orien- punto que pedir hoy políticas activas de llos cuerpos técnicos. Tercero, la po-
tales lo querían, los occidentales esta- igualación social aparece con el grado blación, que tiene una muy desigual
ban ganando plata con eso y se estaba de radicalidad con que podía aparecer participación en temas de la ciudad en
modernizando el país. Pero, además, es hace veinte años la idea de revolución. general, pero una inmensa participa-
fuerte la idea en Alemania, y en parte En la ciudad europea funciona un dis- ción en los asuntos locales. Cuarto, los
también en la Unión Europea, de que se positivo económico-productivo, que especialistas en la universidad y tam-
debe mantener un protagonismo públi- afecta aspectos cotidianos de la vida y bién los que están fuera del aparato
co en el desarrollo espacial (no sólo la gestión urbana, que tiene entre sus estatal, y que no son sólo urbanistas,
urbano) para lograr una coherencia so- claves la tendencia a la igualación so- sino también, por ejemplo, los periodis-
cio-territorial. También en aras de la cial no como filantropía, sino como tas especializados, que tienen una gran
competitividad: se busca evitar desni- mecanismo interno de la reproducción. intervención. Es un colectivo que dis-
veles demasiado grandes para que no Se trata de una sociedad que planifica cute permanentemente sobre la ciudad
8 haya sectores críticos que puedan des- a largo plazo y con continuidad un uso de forma muy conflictiva, pero que va
moronar la economía de toda una re- social racional de los recursos. La pe- generando consensos sólidos, de modo
gión europea. Por ejemplo, a los países culiaridad de Buenos Aires es que pa- que cuando se producen grandes giros,
orientales candidatos a la Unión Euro- rece una ciudad que, en términos rela- como el que mencionamos, de la reno-
pea, se les exige para su ingreso que tivos, sigue teniendo recursos impor- vación brutal a la renovación cautelosa,
desarrollen una política urbano-regio- tantes y sigue teniendo algunos secto- están incluidos en un proceso de cam-
nal. Yo lo estudié en el caso de Praga: se res sociales con capacidad y con ideas, bio colectivo donde hasta la Democra-
le exige que se entienda con las comu- pero que no logran cambiar esta ten- cia Cristiana, un partido de derecha,
nas aledañas, si no lo logra, no entra. De dencia de decadencia. Y ahí entra el asume la programática de la IBA.
algún modo se puede hablar de una tema de la política. ¿Cómo se hace Para que eso ocurra debe garanti-
europeización desde arriba: exigencias, política en un lugar y en otro? zarse el libre acceso a una abundante
por un lado, y facilitación de recursos, información pública: los políticos y el
por el otro, además de medios muy Hay diferencias históricas, desde lue- sector administrativo de la planifica-
flexibles para adquirir los conocimien- go. Por ejemplo, el hecho de que Berlín ción urbana y regional proporcionan
tos que permiten responder a las exi- sea el producto de la reunión tardía de constante información a los profesio-
gencias. El protagonismo público, en diferentes comunas que ya existían, con nales independientes de la universidad,
ese sentido, no se ha puesto nunca en patricios locales, con toda una tradición a los periodistas especializados, a los
cuestión. Hay también programas espe- anterior a la constitución del estado grupos de iniciativas civiles, ecologistas,
ciales para áreas rurales: en el mapa de moderno, de política comunal, de inje- etc. De tal forma que el gobierno puede
las inversiones públicas, el territorio de rencia comunal en asuntos de desarro- aprovechar el potencial crítico para,
Alemania Occidental, una de las regio- llo espacial. Creo que es una primera e primero, experimentar cómo se recibi-
nes más ricas de Europa, está práctica- inmensa diferencia con América Lati- ría una propuesta, cuáles serían los as-
mente cubierto con programas espacia- na, donde primero llegó el estado y pectos que podrían dificultar su realiza-
les de fomento social y de infraestructu- después la ciudad. El segundo punto ción; una especie de sistema de alarma
ra implementados por la Unión Euro- que me parece importante es mucho previa que detecta inmediatamente los
pea. Pienso que afuera de Europa mu- más reciente y me llama mucho la aten- conflictos. Y segundo, para nutrirse de
chos no se han percatado de que la ción aquí en Buenos Aires: la ausencia ideas innovadoras. Porque, por ejem-
Unión Europea es un territorio con un de debate social sobre los temas de la plo, los ecologistas saben perfectamen-
régimen de desarrollo espacial basado ciudad. Cuando se discute política de te bien que en tal ciudad de Holanda se
en un protagonismo público –y estamos desarrollo urbano en Berlín, en Europa hizo tal cosa con las bicisendas, y a
hablando de una concepción de urba- en general, quien discute es un colecti- través de las críticas de esos grupos, que
nismo y de planificación regional que vo inmenso, en un mecanismo en el que nunca se quieren integrar, rápidamente
se va extendiendo con la integración de intervienen de modo articulado por lo el gobierno se entera e introduce las
más países. menos cuatro actores. Primero, los de- modificaciones, con lo cual también los
partamentos de planificación de las co- integra. Eso forma un mecanismo de
Esta es una diferencia que conviene munas, o de la ciudad entera o de los innovación permanente, basado en el
puntualizar: un capitalismo urbano- estados federados, cuyos funcionarios libre acceso en todo momento a todo
territorial que, por razones también de son técnicos relativamente independien- tipo de informaciones.
productividad, fomenta una serie de tes de la política coyuntural, que no
decisiones públicas que tienen que ver cambian con cada elección, especiali- Ese tipo de participación plural en el
con la nivelación social. Mientras que zados en temas espaciales –pueden ser debate, acá sería identificado con la
imposibilidad de realizar transforma- Y la fracción que quiere disminuirlo, das de clase media. Pero, qué ocurre
ciones efectivas, una especie de poster- formado por los vecinos que reclaman con los sectores más bajos de la pobla-
gación ad eternum de toda decisión y de porque frente a sus casas pasan dema- ción; ¿cómo se hace una política urba-
toda política. ¿Cómo se articula un siados autos, por los ecologistas, y por na para sectores carenciados? Aquí
debate tan amplio e intenso con la toma un grupo de tecnócratas que saben que aparece, entre otras cosas, la cuestión
de decisiones? Porque deben ser deci- la ciudad no puede resistir material- de la vivienda. Es notorio en los barrios
siones que a muchos no van a gustarles, mente más autos. Esta discusión se ha viejos de Berlín , desde los años ochen-
que afectan intereses. desarrollado a lo largo de toda la década ta en el oeste, con el IBA, y en los
del 90 y yo diría que poco a poco fue noventa en Berlín Oriental, que la polí-
Bueno, muchas veces no se realizan las ganando la fracción que quiere dismi- tica de mejoramiento de los barrios ha
cosas. Pero no diría que es un rasgo nuir la cantidad de automóviles, angostar tendido a fijar la población previa,
negativo de este modelo de acción. En las calzadas y poner más tranvías. Los disminuyendo en lo posible, con subsi-
parte, hay cosas que no se realizan, que ecologistas se quejan de que todavía no dios para el arreglo de las viviendas, el
la discusión pública no resuelve. Sí, es se ha impuesto su opinión, pero todos riesgo de la gentrificación. Este pro-
parte del modelo. Pero existe una agen- han madurado en la discusión, y el blema es nuevo para Buenos Aires, una
da bastante definida de lo que hay que conjunto de la sociedad hoy entiende ciudad que se modernizaba pareja-
hacer, gracias a los grandes acuerdos que, por lo menos en ciudades grandes, mente, aunque con desniveles, pero
públicos logrados con el mismo mode- es preciso disminuir el tráfico de vehí- donde la movilidad social era la carac- 9
lo, que van armando una trama de larga culos. Creo que aquí influye también el terística común. Ahora los barrios que
duración que acompaña muchas discu- terror a la ciudad americana, a que el se modernizan se gentrifican, y los que
siones puntuales. Además, está muy deterioro de los espacios públicos vaya no, se tugurizan. ¿Cómo abrir esa pin-
generalizado un sistema de participa- a dividir a nuestra ciudad en ghettos. za de hierro, sin los recursos que
ción que excede lo que prevé la ley (los tuvo Berlín? Y en un contexto en el
casos en que se exige formalmente un ¿Cómo convive ese terror con el que se han terminado prácticamente
procedimiento de participación en la americanismo que uno nota en la po- las políticas estatales de vivienda
toma de decisiones, como la aproba- blación común en Alemania, y que se ve colectiva.
ción de planes urbanísticos). Por ejem- en la gran difusión de modelos de con-
plo, cuando los políticos no se pueden sumo, los shoppings, la vida de los Bueno, también en Alemania se han
poner de acuerdo, cuando hay dos mi- suburbios, con la pequeña casita y el terminado las políticas de vivienda co-
norías fuertemente encontradas, cuan- auto, etc., etc.? Es evidente que hoy la lectiva. La tarea del momento es la
do un alcalde se va dando cuenta de que “ciudad europea” representa, como preocupación por los barrios modestos
los costos políticos de imponer su posi- dice Corboz, apenas una ínfima parte de antes de la Primera Guerra y por los
ción, aunque tenga la mayoría, serían de la realidad urbana europea; los cen- productos del urbanismo moderno de la
inmensos; en casos de desorientación, tros históricos, compactos, son un por- última postguerra, sobre todo en Ale-
se amplía el campo de discusión, se centaje mínimo del territorio realmen- mania Oriental, con la intención de
demora el proceso pero se aúnan crite- te urbanizado. estabilizar la población afectada por la
rios y después se llega a una decisión en cesantía y preservar un patrimonio cons-
la cual por lo menos se disminuye mu- Hay diferentes opiniones: quienes de- truido muy importante.
cho el grupo de perdedores, de tal forma fienden la ciudad compacta, europea, Respecto de la renovación de vi-
que después de tomarse la decisión es por llamarla así, y quienes dicen que no viendas viejas, tampoco hoy, con me-
mucho más débil el grupo que pretende se puede evitar una suburbanización a nos recursos que en los 80 y los prime-
bloquearla. Desde luego, hay cosas la norteamericana; pero, incluso éstos, ros 90, es posible garantizar que se va a
importantes que no se pueden decidir a diferencia de lo que ocurre en los seguir preservando la población origi-
por participación ciudadana. Pero hay Estados Unidos, también plantean la naria. En Berlín Oriental, en Mitte, en
una inmensa difusión de actividades necesidad de la administración pública Prenzlauer Berg, hay claros procesos
participativas incluso allí donde la ley del territorio. Es decir, los terrores de la de gentrificación. Hoy, en barrios de
no las prevé (aunque la ley prevé mu- ciudad norteamericana son los de la gente modesta, se busca, a través de
chísimas). falta de administración de la interciudad programas focalizados y muy flexibles,
Por supuesto que existen grandes y el abandono del espacio público de comprometer a la población con sus
temas en los que se arman bloques de los centros tradicionales. En esto influ- barrios y sus viviendas, crear una iden-
opinión e intereses inconciliables, y que ye la percepción (también por parte de tidad con su espacio público. En mu-
se van tramitando conflictivamente a lo los políticos de derecha) del costo fiscal chos casos se emplea a jóvenes habitan-
largo del tiempo, como sucede con el que tiene la dispersión de la textura de tes de esas viviendas para que realicen
tema de los automóviles. Está la frac- la ciudad y el abandono de los centros tareas de cuidado de las plazas aleda-
ción que quiere facilitar el tráfico de por las clases medias. ñas, por ejemplo, y así, con políticas
automóviles a toda costa, el Automóvil micro, se logran avances. Incluso por-
Club de Alemania, la Democracia Cris- Como bien decías de Barcelona, todos que se crean instancias de participación
tiana y un sector populista de derecha. estos ejemplos suponen típicas deman- democrática en la toma de decisiones
locales para una población que, por ser del subte, una solución magnífica, pero siga mejorando el flujo vehicular priva-
extranjera, no tiene derecho a voto. Así muy cara. ¿Cuál es la razón por la que se do, construyendo o manteniendo ca-
se construye una identidad y se estabiliza decide realizar un subterráneo y no una lles. Mientras que en Berlín, y en la
el barrio. Con medidas urbanísticas no red de tranvías, que se construye con mayor parte de las ciudades europeas,
se puede cambiar la sociedad, ni hacer mucho menos dinero, es más flexible y el tema del automóvil se ha planteado
modificaciones estructurales; pero la genera una estructura mucho más con claridad como una disyuntiva de
estabilización de un barrio tiene un sen- reticular? La única razón es que el tran- hierro, y en ella el progresismo opta
tido de justicia y es un camino para vía le quita espacio de calzada al auto- claramente por disminuir los espacios
producir alguna transformación, con móvil. Entonces, el consenso sobre el para el automóvil. Abordar en serio este
pocos medios. subterráneo es una respuesta oportunis- problema desde la perspectiva del aho-
Hay otro tema, muy novedoso para ta para ocultar que se quiere seguir rro fiscal, entonces, obliga a replantear
los sectores de izquierda, pero que inci- incrementando el tráfico de autos en la toda la cuestión del transporte público,
de directamente en el bienestar del con- ciudad a costa de fondos públicos. En que afecta la vida de la población, espe-
junto de la población urbana: el ahorro Praga sucede lo mismo: también entre cialmente de sus capas más pobres. Y es
fiscal como instrumento para imponer gente progresista e innovadora, persiste una reivindicación novedosa en el
reformas progresistas. En el ejemplo la concepción de que la política de progresismo, que tradicionalmente pen-
del transporte se ve muy claro. Aquí en transporte debe tener, por supuesto, la saba que todos los problemas debían
10 Buenos Aires me sorprende el consen- meta de que mucha gente use la loco- resolverse, simplemente, con mayores
so que tiene la política de ampliar la red moción pública, pero que a la vez se gastos públicos.
Jordi Borja: “Las reformas son posibles cuando parten de parece más difícil que se resuelvan des-
la voluntad político-intelectual de una transformación más de un punto de vista adecuado para la
ciudad. Y así tantas cosas: la conver-
radical de la sociedad” sión del Warnes en un gran shopping
center, la novedad de los rascacielos –
las llamadas “torres country”– rom-
piendo la trama urbana, etc. Es decir
que ya en ese período que podría haber
sido interesante, no solamente por la
figura de Grosso, sino porque era un
Punto de Vista: Buenos Aires ha tenido Jordi Borja: Mi relación con Buenos momento de recuperación de la activi-
ya una larga e intensa relación en te- Aires comienza en los años 80. Y una dad económica en la ciudad, allá por los
mas de pensamiento urbano con Espa- constante que he visto desde entonces, primeros años del menemismo, las co-
ña; con Madrid al comienzo de la de- y que tal vez pueda explicar parte del sas no funcionaron. Yo creo que el
mocracia y luego decididamente con problema que mencionas, es la debili- balance no es positivo. Hubiese podido
Barcelona: proyectos de colaboración, dad del liderazgo político, en un sentido ser, pero no lo es. Y lo que vino después
consultorías, encargos directos. Podría amplio de la palabra, como dirección no ha revertido la situación.
decirse que la renovación del pensa- intelectual de la política en un proyecto La autonomía no ha modificado el 11
miento urbanístico a partir de los años de ciudad. El período alfonsinista estu- hecho de que asumen el gobierno de la
80 se dio en Buenos Aires a través de la vo completamente marcado por lo in- ciudad equipos que están pensando en
experiencia española y a través más mediato, por la crisis económica, así otra cosa, a los que la ciudad no les
específicamente de algunas figuras que es difícil evaluar sus políticas para importa. Más allá de lo que me parezca
como vos, que partieron de esa expe- Buenos Aires. El intendente Saguier De la Rúa como personaje político e
riencia y produjeron un modelo, diga- murió muy pronto, y tampoco se puede intelectual, fue evidente desde el pri-
mos, de exportación, lo que se ha dado evaluar, ni en un sentido ni en otro, el mer momento que utilizaba la ciudad
en llamar “planeamiento estratégico”. período de Suárez Lastra, que me pare- como trampolín. Y me temo que con el
Ahora bien, pasó bastante tiempo, se ció lleno de buenas intenciones pero sin equipo actual, con Ibarra al frente, está
sucedieron diferentes gestiones urba- posibilidades de desarrollar una políti- pasando lo mismo: Ibarra sale en los
nas que mantuvieron en esencia los ca más o menos sistemática. Por otra periódicos casi más por sus batallas
mismos planteos, y quizás ya sea posi- parte, fue una etapa marcada por cues- internas en el Frepaso y en la Alianza
ble y necesario hacer un balance de esa tiones de tipo político-administrativas, que con proyectos concretos de ciudad.
experiencia de contacto cultural y téc- no había proyectos urbanos potentes. Esto se nota mucho en la falta de con-
nico. En ese sentido, queda la sensa- En este sentido, el único líder político vicción que ponen de manifiesto los
ción de que aquellos discursos y prác- ciudadano que yo he conocido en esta líderes políticos al hablar de la ciudad.
ticas tan renovadoras que implicó en su ciudad es Carlos Grosso, que sí tenía un Cuando esto ocurre, cuando no hay
momento Barcelona, con su reivindi- cierto proyecto de ciudad, no solamen- proyectos y convicciones fuertes sobre
cación cultural, la apelación a la ar- te en los discursos sino incluso al deci- la ciudad, todo vale, más allá de la
quitectura de la ciudad, la idea de una dir cierto tipo de acciones: Puerto Ma- honestidad o las buenas intenciones del
ciudad flexible y por partes frente a la dero, la descentralización de la ciudad, gobernante (tengo razones para pensar
abstracción planificadora, se convir- etc. Por circunstancias por todos cono- que Ibarra y su equipo son gente hones-
tieron en Buenos Aires, y aparentemen- cidas, este período terminó mal y perso- ta y bien intencionada). Todo vale a la
te en América Latina, en la coartada nalmente creo que no sólo terminó mal, hora de admitir las inversiones y los
“progresista” de una modernización sino de una manera injusta respecto del proyectos. ¿Con qué criterio se eva-
conservadora, en meras justificaciones mismo Grosso, que se convirtió en el lúan? ¿En qué marco global se los in-
ideológicas para un neoliberalismo chivo expiatorio de todo un sistema, corpora? Si eso no existe, se termina
urbano salvaje. De un discurso com- evidentemente criticable. A partir de aceptando cualquier cosa, es decir, aque-
plejo sobre la ciudad y lo público, aquí entonces, los mismos proyectos que llo que se impone por capacidad de
quedó apenas la idea de la ciudad como hubieran podido ser importantes y posi- presión privada. Esto no sucede sola-
lugar para los negocios privados, la tivos, o bien no se llegaron a realizar, o mente en Buenos Aires. Muchas perso-
ciudad como empresa. Hubo un fuerte bien se pervirtieron. La perversión de nas que hemos estado vinculadas a la
empobrecimiento de ese imaginario y, Puerto Madero, que era una oportuni- gestión de Barcelona, y nos sentimos
al mismo tiempo, una funcionalidad a dad tan fantástica, degradada en simple aún vinculados por razones históricas,
ciertos procesos de caída de la gestión ocasión para buenos negocios priva- políticas y personales a sus responsa-
pública y fragmentación social y urba- dos, es lamentable. Años después de bles actuales, estamos haciendo allá la
na. Entonces, primero quiero ver si que la operación se puso en marcha, los misma crítica: cuando se carece de un
compartís esa sensación e, inmediata- problemas de inserción con la ciudad y proyecto fuerte de ciudad, el sector pú-
mente, qué balance hacés de todo ese de polivalencia del área no solamente blico está incapacitado para definir un
proceso. están por resolverse sino que cada vez marco de condiciones para los promo-
tores y los ciudadanos. Entonces se como organismo social. Desde ese su- dos: los nuevos discursos urbanísticos
invierte la ecuación, y el poder público puesto se le dio mayor juego al merca- son en parte transoceánicos, pero tam-
se convierte en un aparato pasivo, a la do. Pero aquí, desde el comienzo, con bién son producto de la nueva situación
espera de que los inversores hagan cual- esos mismos discursos se justificó la de democracia en Argentina. Buenos
quier cosa en cualquier lugar. Barcelo- desaparición lisa y llana del estado; Aires es entonces una ciudad con tantas
na también tiene como Buenos Aires una desaparición parcial y tendencio- potencialidades, tiene en aquel momen-
una estructura heredada muy potente, sa porque continuaron fortísimas polí- to una clase política de origen democrá-
desde el punto de vista de la trama, las ticas públicas dirigidas a los sectores tico, con sectores profesionales e inte-
avenidas, los sistemas de plazas, que más concentrados. ¿Qué es, si no, en lectuales también muy activos. Siem-
permite la polivalencia de usos y tam- sus resultados económicos, Puerto pre he relativizado mucho, para Buenos
bién la heterogeneidad social, que per- Madero? Aires pero también para España, la im-
mite un espacio público muy rico. En portancia de nuestra contribución, me
los últimos años, todo ese tejido no se En este momento a mí me resulta muy refiero al grupo de Barcelona, y creo
está desarrollando. Lo que se prepara difícil hacer un balance completo de que se ha exagerado la importancia de
para el nuevo acontecimiento del 2004, toda la gestión Grosso, o de otras ges- instrumentos como el “planeamiento
proyectos como Diagonal al Sur, etc., tiones. Solamente quiero remarcar dos estratégico”. Por una razón: cuando lle-
generan la sensación de que alguien ha cosas. Primero, que en sus inicios el ga la democracia a España y se ponen
12 tirado sobre la ciudad distintas torres discurso sobre la ciudad de Grosso y su en marcha procesos interesantes de
que son simplemente emblemáticas del equipo es el único que he escuchado en transformación urbana, no únicamente
capital privado, sedes de empresas, sin Buenos Aires con una cierta potencia y en Barcelona ni únicamente en Madrid,
ninguna continuidad con el tejido urba- con una cierta claridad respecto de lo no fue porque hubiéramos inventado
no y social. Y lo mismo está pasando en que es la ciudad y de la importancia cosas nuevas o especiales. Nuestro
Buenos Aires, que por otra parte es una política de un proyecto urbano. Y se- mérito fue que hicimos cosas que la
ciudad que tiene seguramente la trama gundo que, es cierto, desde el primer ciudad hacía tiempo se había plantea-
urbana más potente de América Latina. momento hubo tanto un sistema políti- do, que cumplimos con un programa
co propio del país y de la ciudad, como largamente consensuado. El pensamien-
Me gustaría volver un momento al tema una visión de cómo hacer la apertura, to sobre la ciudad, como todo pensa-
de Grosso porque ahí hay un núcleo que llevaba implícito muchos de estos miento sobre las realidades sociales, es
importante respecto de mi pregunta resultados. Una visión en la que se un pensamiento histórico, acumulativo.
inicial sobre la transformación de las trataba de “hacer cosas”, como decían Y cuando a finales de los años 70 llega-
ideas urbanísticas en su viaje algunos dirigentes de entonces, sin im- ron al gobierno de Barcelona líderes
transatlántico de España a Buenos Ai- portar qué cosas ni cómo hacerlas. En como Pasqual Maragall, junto a toda
res. Más allá de que tenemos un balan- ese contexto, Puerto Madero significaba, una generación que venía procesando
ce diferente de la gestión de Grosso, por ejemplo, venderlo al mejor postor. críticamente la cultura urbanística, se
creo que en el aspecto específico de las Además, se produjo la suma de dos sabía muy bien lo que se tenía que
propuestas para la ciudad ya estaba el factores distintos. Uno, la orientación hacer. El plan general metropolitano
germen de su fracaso local. En el mis- capitalista ultraliberal del período, con nos daba un marco bastante aceptable.
mo sentido en que puede decirse que la un capitalismo tanto local como inter- Era un plan de 1974, diseñado todavía
corrupción –por poner un nombre de- nacional muy voraz, muy egoísta, sin con Franco en el poder; pero en él
masiado genérico– estuvo indisoluble- ninguna mentalidad ciudadana ni so- intervino un conjunto de profesionales
mente ligada al modo en que se dio la cial, completamente inmediatista. La progresistas incrustados en la adminis-
apertura económica en Buenos Aires y otra, una conducción local organizada tración; terminó aprobándose en 1976,
en el país; digamos, fue el modo en que en función de recaudar fondos para la ya como producto de la transición, con
se reformularon las relaciones entre el actividad política. Creo que en ese sen- una hegemonía de ideas progresistas y
estado y el mercado en los 90, no una tido Carlos Grosso ha sido más víctima planificadoras, en absoluto neoliberales.
aberración puntual y marginal en un que otra cosa, en la medida en que Ese plan fue el marco dentro del cual
proceso que podría haber tenido otros estaba obligado a ser el principal recau- fuimos decidiendo los proyectos secto-
resultados. Entonces, con los discursos dador, por lo menos en la ciudad, de riales que debían impulsarse estratégi-
urbanísticos pasó algo análogo: hoy fondos para la corona. camente. Desde ya, no creo que todo
aparece con claridad que todas las haya sido perfecto. Se ha criticado a
novedades que introdujo el “planea- Bueno, creo que Grosso cumplió esa veces un exceso de diseño o de preocu-
miento estratégico” europeo partieron función con bastante entusiasmo, pero pación por dar una imagen vendible, de
allá del supuesto fundamental de un esta es otra discusión. El tema me pare- marketing urbano. Puede ser, aunque la
estado que seguía siendo fuerte, que ce importante en el sentido de poder apuesta por la calidad, la belleza y el
seguía controlando las riendas de las establecer qué pasa en el traslado de diseño, especialmente en los barrios
políticas urbanas y territoriales, que los discursos. populares, creo que es una virtud. Más
seguía preocupado por garantizar un criticable me parece la tendencia re-
funcionamiento solidario de la ciudad Pero es que no hubo solamente trasla- ciente a ofrecer pedazos de ciudad a
promotores privados que generan pro- Es cierto, y eso está pasando ahora ese proceso. Lo que se ha hecho en
ductos aislados. En los años 80 y 90, en también en Europa. De todas formas, Puerto Madero viene inspirado muy
cambio, la cantidad y la calidad de los volviendo al caso español, creo que un lateralmente por la experiencia en Bar-
proyectos sectoriales realizados logra- elemento importante fue que la gente celona; en la primera propuesta (la que
ron transformar los barrios populares que llegó a la gestión, tanto a nivel dirigieron desde allá Joan Busquets y
de lo que hasta entonces era la periferia político como profesional, venía de una Joan Alemany y desde aquí Alfredo
o la Barcelona de los suburbios. Y más cultura de izquierda, de la que no rene- Garay) había una incidencia directa,
recientemente la Ciudad Vieja. Prime- gaba. Eso implica entender que las re- pero lo que se ha hecho después tiene
ro se siguió una estrategia de espacios formas están vinculadas a ciertos valo- poco que ver. Y no me refiero al concur-
públicos y equipamientos y luego se res e incluso a una cierta voluntad inte- so posterior del que salió el proyecto
continuó con el transporte y la renova- lectual de transformación más radical final (con un equipo dirigido por Juan
ción habitacional. Y aunque para mí no de la sociedad. Alguien dijo que sola- Manuel Borthagaray), porque tampoco
es lo más significativo, se ha mejorado mente se hacen reformas si tienes ideo- se lo ha respetado en el desarrollo real.
la calidad de vida del Ensanche, la típi- logía revolucionaria, porque es tan difí- Ha habido una degradación completa,
ca Barcelona de las clases medias, a cil hacerlas... En este sentido, hay dos producto de lo que se ha permitido
través de pequeñas actuaciones en el cosas que distinguen el caso de Barce- hacer y de lo que se ha decidido no
espacio público, la mejora de la calidad lona frente al de Buenos Aires. Uno, hacer. Y de eso no se puede culpar a los
del transporte público y la normativa que en ningún momento los responsa- discursos o a las propuestas iniciales. 13
para mantener la mezcla de usos tercia- bles de la gestión cambiaron su esque- Pero, además, creo que en América
rios y residenciales. Si acertamos fue en ma para decir “Ahora somos liberales” Latina ha habido algunas otras expe-
la decisión, porque se trató de proyec- Y dos, que había ciertas ideas básicas riencias más exitosas en las que hemos
tos movilizadores de una transforma- de un proyecto de ciudad, más o menos intervenido directa o indirectamente yo
ción más general. La idea de la “ciudad orgánico, que no se modificaron nunca. mismo u otros profesionales de Barce-
por partes” busca materializar la urba- Por ejemplo, una propuesta como la lona. El plan Rio cidade, los planes de
nística en arquitecturas concretas, en que hizo el gobierno de Buenos Aires mejora y consolidación de las favelas
soluciones específicas, pero no supone para su candidatura olímpica en el 2002, (Favela bairro) son muy interesantes.
la ausencia de plan, o la desarticulación en Barcelona sólo la habría hecho la O la propuesta que hizo Río como pre-
de la ciudad, la ruptura de su necesaria derecha, y quizás tampoco; a nadie con candidata a los juegos olímpicos: allí la
solidaridad. Esos proyectos estratégi- tradición de izquierda se le hubiera ocu- colaboración con la cultura de Barcelo-
cos eran para nosotros muy obvios, rrido concentrar toda la renovación ur- na fue útil, sobre todo en el intento de
porque estaban en el marco de un Plan. bana entre el Puerto Madero y la Costa- producir una relación más operativa
Esto no pasaba en Buenos Aires. nera Norte, en la zona más rica de entre el planeamiento y los proyectos
Buenos Aires. Sólo los especuladores concretos de ciudad; o el objetivo de
Quizás uno de los principales aciertos proponen esas cosas. Uno hubiera po- democratizar la gestión de la ciudad y
de la experiencia de Barcelona es lo dido discutir variantes más o menos combatir los desequilibrios tremendos
que podría llamarse su reformismo rea- radicales, ver si era posible hacerlo ha- forzando estructuras locales intra-ur-
lista, en el sentido de que la crítica a la cia el sur, en el eje del Riachuelo, no sé, banas (como puede ser la descentraliza-
planificación tradicional no se centró pero siempre la pregunta que hubiera ción). En esos casos me parece que ha
tanto en el hecho de que el estado presidido la discusión es qué es lo me- habido alguna transferencia positiva. Y
planificaba, sino en que lo hacía de jor para ordenar y reequilibrar la ciu- lo mismo podría decir de Bogotá, don-
modo abstracto, en su incapacidad de dad, no para que algunos hagan nego- de contribuimos a elaborar un plan es-
pensar la ciudad real. El reformismo en cios seguros. En Barcelona nos pareció tratégico que ponía en contacto una
cambio se aplica a entender y modifi- importante abrir el debate urbanístico variedad de instituciones de la sociedad
car procesos reales de la ciudad, reales hacia temas que antes la izquierda no civil que nunca se habían comunicado.
también en el sentido de su capacidad planteaba, como la participación del Otros ejemplos son las propuestas que
de incorporar los procesos de la socie- mercado, pero siempre tuvimos muy hicimos para el Centro Cívico de San-
dad y el mercado, a partir de instru- claro que el papel del urbanismo no es tiago de Chile, para la reforma política
mentos públicos consolidados. Pero, ponerse a su servicio, sino en todo caso de México D.F. o para el ABC de la
como todo reformismo, en su aplica- utilizarlo. Creo que estas diferencias periferia de San Pablo. Las experien-
ción específica no puede sino ser ad explican en parte las polémicas y los cias han sido múltiples. Y si en algunas
hoc, en el sentido en que lo es la medi- desencuentros en América Latina. se cumple eso de que las ideas, que
cina: un medicamento que cura a un De todos modos, y aun aceptando tuvieron buenas aplicaciones en Barce-
paciente, a otro lo mata. La sensación este diagnóstico sobre los problemas en lona y en otras ciudades españolas, en
es que al funcionar aquí como argu- la transferencia de los discursos, creo América Latina han sido utilizadas para
mento en pro del desmantelamiento del que eso es sólo una parte, y que deben el peor neoliberalismo urbano, en otras
estado, el mismo discurso del refor- ser añadidos dos argumentos comple- no. Así que, en primer lugar, yo creo
mismo realista, quedó como un craso mentarios. En primer lugar, no se puede que hay una parte que ha sido positiva.
realismo de mercado. hacer sólo una lectura negativa de todo Y en segundo lugar, la crítica que hace
14

a veces la izquierda de todo esto, es tan potencialidades de Buenos Aires y cuá- en Buenos Aires se dan casi todos: una
ideológica y tan doctrinaria que pierde les son tus críticas a la política urbana estructura urbana muy potente y muy
todo interés. Me refiero a las discusio- de no favorecerlas. adaptable, incluso a las demandas de la
nes que hemos tenido en Brasil con economía moderna; una trama urbana
Otília Arantes y Carlos Vainer, que Yo no estoy, ni mucho menos, conven- de calidad, que además favorece un
publicaron un libro contra el “pensa- cido de mi competencia para hacer este nuevo tipo de transporte público, por
miento único” del “planeamiento estra- balance crítico. Tengo la impresión de ejemplo, favorece la recuperación del
tégico”. Ellos parten del supuesto de que con Argentina, y en especial con tranvía o de formas de transporte no
que no se puede admitir ninguna incor- Buenos Aires, me pasa algo curioso: en contaminante; recursos humanos muy
poración de capital privado en la ges- los primeros viajes me parecía todo calificados; una sociedad civil activa y
tión urbana, porque todo capital priva- muy claro, pero cuanto más la conozco militante; una oferta cultural importan-
do es perverso, y en todas partes cumple siento que cada vez la entiendo menos. te. Hay muchas cosas. Entonces, ¿por
el mismo papel; a mí esta posición me Creo que Buenos Aires tiene unas po- qué no?
parece poco productiva para pensar los tencialidades tremendas, bastante ob- Creo que, aparte de las cuestiones
desafíos que enfrenta la ciudad. vias, al menos, en la ciudad-capital, la más generales del país, hay dos o tres
que depende del Gobierno de la Ciu- aspectos críticos específicos. Uno es el
Volvamos a Buenos Aires. Me gustaría dad. Si uno enumerara los “requisitos que ya mencionamos, la ausencia de
que sintetices cuáles son a tu juicio las del éxito” que debe cubrir una ciudad, liderazgo político ciudadano que se
manifiesta en falta de proyectos de ciu- cada mano), para que Corrientes fuera zón es más general, porque es evidente
dad pero también en la dispersión polí- utilizada como lo que debería ser, un que este país vive, por lo menos desde
tica, en la corruptela como sistema de paseo urbano. No es ni tiene que ser una la época de la dictadura militar, con
funcionamiento de todas las institucio- vía para atravesar rápido la ciudad. Para políticas tendientes a liquidar las activi-
nes que inciden en la ciudad; y digo eso hay múltiples alternativas; no puede dades productivas en función de favo-
corruptela para no hablar de corrupción ser que toda la ciudad esté a la dis- recer negocios especulativos. En espe-
económica únicamente, sino también posición absoluta del tránsito vehicular. cial eso es llamativo en la ciudad, que
de los pequeños clientelismos que en- En segundo lugar, Buenos Aires no tiene muchas potencialidades para la
turbian toda la vida institucional y polí- debería permitirse hacer algo que ya nueva economía productiva, pero en la
tica. Lo que se traduce también en la han hecho otras ciudades hace diez o que prevalecen con exclusividad las
incapacidad del sistema político de in- veinte años con pésimos resultados: operaciones especulativas, también en
corporar gente, ideas, que provengan encerrarse sobre sí misma, obviando la los organismos de gestión.
de fuera de él. Esto fue muy evidente en realidad metropolitana y regional. Este Finalmente, yo no creo que un dis-
la elaboración del Plan Urbano Am- es otro tema político. Resulta increíble curso sobre Buenos Aires pueda surgir
biental, que no dio lugar desde su inicio que en todo este tiempo no se haya hoy del sistema político. No es un tema
a procesos amplios de discusión. Hay podido crear una estructura de coordi- que figure en su agenda, y no creo que
un ejemplo muy claro y doloroso de nación entre el gobierno de la Nación, llegue a serlo. Un discurso sobre la
esta contradicción entre las potenciali- el gobierno de la Provincia, los munici- ciudad, y sobre la ciudad en su ámbito 15
dades urbanas de Buenos Aires y las pios de la Provincia y el gobierno de la metropolitano, se tiene que crear hoy,
políticas que se realizan: la calle Co- Ciudad, para acordar estrategias míni- en gran parte, desde estructuras socia-
rrientes. ¿Cómo puede ser que en esta mas. Aquí sí que hace falta un plan les e intelectuales externas al sistema
ciudad no haya habido desde hace años estratégico, con una estructura que hi- político local, y luego buscar en él apo-
una reacción de indignación por cómo ciera un seguimiento de este plan, aun- yo. Creo que se trata de impulsar deba-
se ha dejado degradar esa calle? Una que tuviera únicamente dos funciones: tes en la ciudad con los distintos actores
calle que podría ser el equivalente a lo coordinar los programas de inversión sociales e intelectuales, en la búsqueda
que es Broadway en Nueva York o la en relación a los proyectos estratégicos de nuevos horizontes para entender los
Rambla en Barcelona. No todas las ciu- acordados y gestionar ciertos progra- desafíos que se enfrentan. Lo que falta
dades tienen este tipo de espacios tan mas y ciertos servicios comunes. Por- en estos momentos no son respuestas
cargados de sentido; es una fortuna que la ciudad-capital tiene problemas puntuales, ver si convencemos a esta
tenerlo en Buenos Aires. Y sin embargo sociales, territoriales y funcionales gra- secretaría de que haga algo más, o a ver
se ha contemplado su degradación, no ves, pero claro que después está el salto si el Plan Urbano Ambiental lo conse-
tanto porque se hayan degradado los al Gran Buenos Aires, donde todos esos guimos concretar en tres o cuatro cosas.
cines, los teatros, los comercios, que en problemas cambian cualitativamente de Todo eso está bien, pero no cambiará
algunos casos se han renovado, sino por escala. Al Gran Buenos Aires no hay casi nada. Lo que hace falta es construir
desidia y por cobardía del gobierno de que verlo únicamente como un proble- un discurso político de ciudad, que tie-
la Ciudad. Desidia, por haber abando- ma heredado, sino como una oportuni- ne que tener en cuenta, por una parte, el
nado el mantenimiento del espacio pú- dad de futuro. Por ejemplo, a mí me área metropolitana, y por otra parte, no
blico, el mobiliario urbano, las veredas, indigna que el Aeroparque se trate como un proyecto u otro, sino la relación de
una serie de cosas que son tan fáciles de un problema de la ciudad de Buenos conjunto entre todos esos proyectos,
arreglar; y cuando se lanza la “Recupe- Aires, cuando en verdad no debería ser porque esa relación es lo que justificará
ración de la calle Corrientes”, se propo- pensado como un problema, y menos las decisiones que se tomen en cada
ne algo simplemente aparatoso, para lo aún de la ciudad: ¿cómo puede soste- uno. Lo que ocurre actualmente es que
que llaman a un arquitecto como Mi- nerse que la ciudad tiene que mantener se suceden acciones dispersas, en el
guel Angel Roca, que podrá ser muy a toda costa un aeropuerto dentro de su mejor de los casos bien intencionadas
interesante para muchas otras cosas, territorio? Se trata de un equipamiento y, en el peor, nefastas o planteadas
pero no para hacer un trabajo que nece- de escala regional, cuya localización desde una perspectiva estrecha, cuando
sita simplemente transparencia, un cui- debe ser parte de una visión general del no por sometimiento a grandes nego-
dado artesanal por los pequeños deta- funcionamiento de la metrópoli. Lo cios. Por eso me parece poco interesan-
lles del entramado material de la vida mismo respecto del subte: no puede te el modo en que se planteó el trabajo
pública. Al mismo tiempo, cobardía en plantearse un plan de extensión como de la Corporación del Sur: la idea de
no tener una política de tráfico, de cir- el que está en curso desvinculado de que con unos cuantos fideicomisos, y
culación, que permita regenerar la ciu- todo un sistema de transporte regional que vengan a invertir los que puedan, se
dad como tejido urbano y social. No urbano. pone en marcha un proceso de transfor-
tiene sentido que haya estas veredas Y esto se vincula con una tercera mación en una zona como ésa. Me pa-
estrechas y seis carriles de tres metros razón, ya que todos estos servicios rece realmente tan pobre respecto de los
cada uno para los autos; con cuatro involucran aspectos de la producción objetivos deseables, que quizás por eso
carrilles sobraría, incluso volviendo a en la ciudad: aquí falta una verdadera no despierte grandes entusiasmos.
las dos direcciones (con dos carriles para política económica de ciudad. Esta ra- Un nuevo discurso sobre la ciudad,
además de tener que tener en cuenta la ción política de los problemas urbanos. modo en que se trata en Buenos Aires
dimensión metropolitana y la articula- Es una sociedad civil que tiene una un tema como el Plan urbano ambien-
ción de grandes proyectos estratégicos, vinculación utilitaria con la política y, tal, que es uno de los temas caracterís-
tiene que tener en cuenta también una por eso, también fomenta esa brecha, ticos que permitirían elevar el nivel, y
nueva forma de gobierno. No puede ser histórica en Argentina, con el sistema aquí se lo ha desaprovechado. Del modo
que en Buenos Aires haya, por una político. La sociedad civil tiende a ver- en que se hizo más bien fomenta esa
parte, una inflación político-adminis- se como una víctima de la política, especie de corporativismo natural o es-
trativa (multitud de secretarías y subse- cuando en realidad la política es una pontáneo de las asociaciones de base.
cretarías que tratan los mismos temas expresión en todo caso de cómo esa Las sociedades de fomento, vecinales o
de forma desconectada o enfrentada) y, sociedad civil se organiza; y, en el caso de ese tipo, tienden a veces a una mirada
por otra parte, una mala y escasa articu- de la ciudad, es claro que tiende a miope de la realidad, enfocada en sus
lación con los colectivos sociales y pro- fragmentarse en intereses extremada- necesidades más inmediatas, lo cual es
fesionales de la ciudad. Mala por mente puntuales y territoriales, que lógico, y a un cierto conservadurismo
clientelar y escasa porque se atiende la replican las debilidades que anotamos formal y social. Eso está en la base de
formalidad de la consulta pero sin nin- en la política y el gobierno. Esto gene- estas organizaciones, pero hay allí po-
gún ánimo de incorporarla. Por ejem- raliza en todos los actores una visión tencialmente algo más. Ha habido mo-
plo, lo que ocurrió con el Plan Urbano administrativista de la ciudad, cuando mentos en que se ha elevado el nivel,
16 Ambiental: se iba a las asociaciones uno de los grandes logros de la nuevas incluso aquí mismo. Yo lo he visto en
vecinales, a veces de gran vitalidad y urbanísticas de los años 80 en Europa otras ciudades. En Barcelona, cuando
con voluntad de participación, con un fue incorporar una visión política, y de se iniciaron los movimientos populares
plan demasiado genérico y muy atado, ahí la importancia del espacio público. urbanos hacia los años 60, muchas ve-
y además ni siquiera se les entregaba la Aquí, las asociaciones que defienden ces planteaban reivindicaciones muy
documentación, solamente unas cuan- las plazas y los parques son asociacio- inmediatas. Pero en muy pocos años se
tas hojitas de resumen. ¿Qué discusión nes de “espacios verdes”, no son aso- llegó a un cierto consenso sobre el mo-
puede hacerse sobre esa base? La per- ciaciones de espacio público. Eso se delo de gobierno de ciudad que quería-
sona que iba en nombre del Plan Urba- expresa muy bien en la absoluta ausen- mos. Y si los proyectos políticos tuvie-
no Ambiental decía: lo toman o lo de- cia de la preocupación metropolitana. ron tanta aceptación es porque respon-
jan, y si no les gusta, pues, cuando haya Excepto los profesionales de la urba- dían a demandas latentes, aunque no
elecciones voten otra cosa. Así no se nística, no es posible encontrar a nadie hubieran surgido espontáneamente. Que
puede funcionar. que advierta que la ciudad no puede Barcelona tuviera un frente de mar, o un
encerrarse sobre sí misma. cierto planteamiento de los planes de
Evidentemente, la falta de calidad polí- reforma interior, fue algo rápidamente
tica de la ciudad, que la autonomía En todas partes es así. Lo que ocurre es acordado. Lo mismo con el tema del
tendría que haber comenzado a resol- que solamente una relación lo más espacio público; claro, de entrada lo
ver, está tramada por todos esos pro- articulada posible entre los segmentos que se planteó como demanda fue “yo
blemas. Pero yo no tengo una visión tan políticos, las organizaciones sociales quiero una placita cerca”. La visión de
optimista de la sociedad civil de Bue- de base más o menos territorial o secto- la ciudad como espacio público se con-
nos Aires, porque me parece que es de rial y los sectores que podríamos llamar sigue a través de un largo trabajo en el
la sociedad civil desde donde no salen intelectuales o profesionales, permite que debe entrar en juego todo el capital
demandas para producir esa traduc- elevar el nivel. Ese es el problema del intelectual y político.

milpalabras
letras y artes en revista
Prismas
Revista de historia intelectual
Anuario del Programa de Historia Intelectual
Graciela Speranza - Alejandra Laera de la Universidad Nacional de Quilmes
Martin Kohan - Marcelo Cohen - Gonzalo Aguilar

Número 2 / verano 2001


Nuevos realismos: literatura, cine, poesía, medios Salió el Nº 5, 2001
Terminal / Kuitca - Barthes y Boltanski / Artículos, lecturas y reseñas bibliográficas.
Perloff - Entrevista Spregelburd / Bardauil
Argumentos: la historia intelectual según Pocock.
milpalabras@yahoo.com.ar Dossier: el ensayo de interpretación nacional
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Sucursal 28 CP 1428,
Buenos Aires, Argentina
Museos entre lo público y lo privado

Andrea Giunta

17
durante la última década. El protago-
nismo de los museos, del coleccionismo,
del mercado de arte, que marcó el final
del siglo, se cumplió en la escena inter-
nacional y también se cumplió en la
Argentina, aunque no al margen de las
contradicciones que atraviesan este
medio cultural. La apertura del malba
fue anunciada por los debates que, du-
rante el último año, colocaron a este
espacio en la escena pública, retrasan-
4
do y amenazando, incluso, su apertura.

1. En 1997 se convocó a un concurso internacio-


nal para el proyecto del malba que ganó el estudio
de los arquitectos cordobeses Gastón Atelman,
Martín Fourcade y Alfredo Tapia, quienes tam-
bién estuvieron a cargo del proyecto y de la direc-
ción de la obra. El jurado estuvo integrado por los
arquitectos: Sara Topelson (México), presidenta
de la Unión Internacional de Arquitectos; Mario
Botta (Suiza); Kenneth Frampton (Estados Uni-
dos); Norman Foster (Reino Unido); Joseph
Kleihues (Alemania); Enric Miralles (España);
Terence Riley (Estados Unidos); César Pelli (Ar-
La ciudad de Buenos Aires tiene un lebrar la colección que se exhibe en el gentina-Estados Unidos); Berardo Dujovne (Ar-
nuevo museo –malba: Museo de Arte malba: por primera vez podemos ver gentina) y José Ignacio Miguens (Argentina).
2. El reciclaje, merece subrayarse, no es una
Latinoamericano de Buenos Aires– y una selección de más de doscientas
condición de imposibilidad: Tate Modern, el nue-
esto merece, por muchas razones, cele- obras argentinas y latinoamericanas vo museo de arte moderno en Londres, se instaló
brarse. Por un lado, por la novedad que contemporáneas en un museo de la Ar- en el que era el edificio de electricidad. El proble-
importa que su edificio no sea el resul- gentina. Eduardo F. Costantini reunió ma es cómo se acondicionan los espacios a fin de
que éstos sirvan apropiadamente a sus nuevas
tado de un reciclaje más o menos exitoso durante varios años cuadros y escultu-
funciones.
sino de un proyecto concebido para el ras y, con la apertura del museo, su 3. Además de las salas de exhibición el malba
3
uso al que fue destinado, es decir, un colección ingresó al espacio público. cuenta con un auditorio, biblioteca, bar-restau-
1
museo. Basta recordar, para destacar En la primera quincena de funciona- rant y librería.
4. En septiembre de 1999 se pidió autorización al
lo inaugural de este hecho, que el Mu- miento, el museo convocó un promedio
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para techar
seo Nacional de Bellas Artes funciona de 2500 visitantes diarios. En el contex- la terraza. La legislatura aprobó el trámite pero los
en lo que era el edificio de aguas co- to de una realidad que día a día se vecinos de opusieron porque excedía la altura y la
rrientes o que el Museo de Arte Moder- anuncia como peor, este hecho no deja superficie máximas y por los “problemas de tránsi-
to” que podía provocar en el futuro. Al parecer, a los
no se instaló en el edificio que ocupaba de parecer una anomalía. Sin embargo,
2 vecinos les preocuparon más los inconvenientes
la fábrica de tabacos Piccardo. también podría considerarse el desen- que podía ocasionar un museo que el shopping que
Por otra parte, también hay que ce- lace de un proceso que se desarrolló se encuentra en la siguiente cuadra.
El espacio del museo es luminoso, facción que me produjo ver el “Rompe- los caminos que se diseñan para poner
transparente y sus salas ofrecen un re- cabezas” de Jorge de la Vega mientras su colección en contacto con el público.
corrido coherente y placentero. Es ex- ascendía por la escalera mecánica, anti- Las formas de hacer todo esto son dife-
tremadamente gratificante caminar por cipando la emoción de ver obras que rentes y no están al margen de la cons-
espacios que se pueden recorrer en una muchas veces había deseado ver juntas. trucción del poder cultural, tanto en
visita, donde las obras no quedan some- El concepto curatorial de la exhibición términos nacionales como internacio-
tidas a la arquitectura, pero donde ésta es opinable, pero sin duda permite que nales: ningún museo latinoamericano
tampoco desaparece. Podría hacer mu- el público que recorre estas salas acce- posee una colección comparable a la
chos comentarios acerca del montaje o da a una lectura posible del desarrollo del Louvre o del Museo de Arte Moder-
del guión curatorial de la exhibición del arte latinoamericano de este siglo. no de Nueva York. Por más que en el
inaugural (Arte en América latina) que La apertura del malba coloca una programa sobre el MNBA que se emite
organiza el orden de las obras y de los colección privada en el espacio público por cable, su director, Jorge Glusberg,
textos que las explican. El itinerario y lo hace con un proyecto que cumple no se canse de afirmar que este museo
que propone la exhibición suscribe el con las condiciones que desearíamos se encuentra en el circuito internacio-
relato modernista, pero la historia que que reunieran todos los museos de la nal, sabemos que está muy lejos de
aquí se ordena no se entreteje, estricta- Argentina. Muchos nos hicimos la mis- espacios como el Guggenheim (con sus
mente, a partir del desarrollo de la van- ma pregunta: ¿por qué no podemos ver sedes en Nueva York, Bilbao, Venecia,
18 guardia europea y norteamericana. Lo en las mismas condiciones las coleccio- Berlín y Las Vegas), la Tate Modern en
que se cuenta es la historia del arte nes –muchas de ellas excelentes colec- Londres, o el conjunto de museos en
moderno latinoamericano en un mode- ciones– de los museos nacionales o París. Pero dejemos de lado los museos
lo que rompe con la cronología de los provinciales? Lo que me preocupa de internacionales más famosos. Aun si
desarrollos nacionales para instalarse, este contraste es que subraya presu- comparamos la historia de los museos
plenamente, en 14 módulos organiza- puestos sobre los que se instalan posi- en Argentina con la de otros de
dos a partir de cortes estilísticos y temá- ciones que dominaron en el debate cul- Latinoamérica (países como Brasil,
ticos que trazan diversos mapas regio- tural de los últimos años. Posiciones Chile o Uruguay, construyeron edifi-
nales (el comienzo de la modernidad, el que, atravesadas por las consignas del cios destinados a funcionar como mu-
constructivismo, el paisaje regional, la neoliberalismo feroz que invadió todos seos), nos encontramos con una suce-
preocupación social, las poéticas los discursos durante la última década, sión de imposibilidades. Fundado en
surreales, el concretismo y el neo-con- suscriben la idea de que todo lo que no 1895, el MNBA circuló durante más de
cretismo, el cinetismo, el informalismo, puede hacerse en el espacio público treinta años por espacios provisorios
la nueva figuración, el pop, la últimas puede hacerse en el privado. Sin embar- para finalmente instalarse, como ya se-
décadas). Además de “Abaporú” de go, y a pesar de la falta de presupuesto ñalé, en un edificio construido como
Tarsila de Amaral o de “Manifesta- (razón que siempre se esgrime para depósito de agua de la ciudad. También
ción” de Antonio Berni, ejemplos cen- justificar el estado de muchos museos el Museo de Arte Moderno de Buenos
trales para el arte de Brasil y de Argen- que albergan colecciones públicas), no Aires fue, inicialmente, un museo “flo-
tina, tuve el placer de encontrar obras se hacen muchas cosas que podrían tante”: paradójicamente, al utilizar las
que nunca, o casi nunca, pude ver en hacerse, y no por falta de recursos, sino paredes de un barco que se desplazaba
Buenos Aires: las cajas cinéticas de por la más absoluta desidia. Voy a limi- por distintos puertos del mundo, hacía
Martha Botto, de Julio Le Parc o de tarme a un ejemplo paradigmático: el “realidad” el sueño internacionalista.
Abraham Palatnik, el “bólido” y los Museo Nacional de Bellas Artes. Qui- La precariedad y la ausencia de políti-
“metaesquemas” de Helio Oiticica, los siera proporcionar algunos materiales cas que marcan el origen de los museos
“bichos” de Lygia Clark, o la gran tela para la reflexión que no provienen de argentinos son condiciones que siguen
circular del cubano José Bedia. Me sor- largas investigaciones en archivos sino pautando el funcionamiento de estas
prendieron la “Cabeza de niño” de de observaciones sencillas, que pueden instituciones.
Siqueiros (especialmente los “chorrea- constatarse visitando algunas salas del A pesar de todo, quienes visitan
dos” de pintura en su cabello); “Libera- MNBA. Buenos Aires, quieren conocer el
ción” de Raquel Forner; “La mañana Existe un acuerdo convalidado por MNBA. Quieren ver, especialmente,
verde” de Wifredo Lam; los óleos y la historia de la cultura occidental acer- arte argentino y latinoamericano. Y no
dibujos tempranos de Matta; las líneas ca de cuáles son las funciones primor- es que no puedan encontrarlo en este
coloreadas sobre fondo blanco de Ale- diales de un museo: coleccionar y con- museo que, hay que destacarlo, tiene
jandro Otero; las 9 variaciones de Er- servar un patrimonio cultural –un con- una excelente colección de arte argenti-
nesto Deira; la “Convocatoria a la bar- junto de objetos que, obviamente, re- no, algo de arte latinoamericano y de
barie” de Luis Felipe Noé; “El hombre presentan determinada concepción acer- arte europeo y norteamericano. La co-
de siete colores” de Anita Malfatti; “La ca de qué es importante conservar–, lección es buena, y a través de ella el
civilización occidental y cristiana” de estudiarlo y difundirlo, es decir, abrirlo público podría conocer muchas cosas
León Ferrari y, por supuesto, la amplia al público. Las diferencias surgen cuan- acerca de la historia de la cultura argen-
selección de Xul Solar, Torres-García o do se analiza qué se conserva en los tina.
Juan Battle Planas. Recuerdo la satis- museos, cómo se conserva y cuáles son Voy a detenerme en algunos aspec-
19

tos que cualquier espectador puede ver malistas” que las obras); reparar la grie- Apenas iluminados, agarrados con
hoy, 30 de octubre de 2001, si recorre ta que hay debajo del cuadro de Burri; grampas, colgados sobre paredes su-
las salas del MNBA. Dejemos de lado retirar los restos de goma de carteles de cias y descascaradas, los cuadros que se
los espacios de venta que invaden el identificación que correspondieron a reúnen en estas salas parecen querer
ingreso al museo convirtiertiéndolo en montajes anteriores; ponerle un marco exhibir las pruebas de un proyecto fra-
una feria, los carteles que promocionan al cuadro de Pollock y quitarle las casado.
tarjetas de crédito o el bar improvisado grampas que lo atornillan a la pared; Si subimos al primer piso podemos
en el que una señorita vestida de rojo enderezar la escultura de Pietro Consa- hacer dos recorridos. Podemos ir hacia
nos ofrece un aperitivo. Quedémonos gra que alguien corrió de su posición la derecha y, atravesando el sector de
en la planta baja y entremos en la prime- original en el pedestal. También sería los aperitivos, ver la exhibición tempo-
ra sala a la derecha. A pesar del carácter bueno saber si es posible quitar las raria de Rodin: una buena exposición
aluvional de la colección internacional, marcas de agua que debe haber dejado organizada a partir de la excelente co-
formada, sobre todo, a partir de alguna inundación en el depósito del lección del MNBA y de obras prestadas
donaciones, lo que puede verse en estos museo sobre el “tajo” de Lucio Fontana. por el Museo Rodin de París. Este es
primeros espacios son obras de artistas Además, pensando en el público, sería uno de los mejores espacios del museo.
centrales para cualquier historia del arte útil proporcionarle alguna información No es ajeno a su mantenimiento el
internacional de posguerra: Pollock, sobre los artistas y sobre esta colección
Léger, Rothko, Tápies, Dubuffet, Saura, que se formó, casi en su totalidad, du- 5. Las obras de los artistas que estoy mencionan-
5 do no fueron donaciones. Pertenecen a la colec-
Picasso. Muchas cosas podrían hacer- rante los años sesenta, cuando la Ar-
ción Di Tella y fueron compradas por el gobierno
se con esta colección. Entre las más gentina tenía más razones que ahora nacional a comienzos de los años 70. Cfr. A.
urgentes, pintar las paredes sobre las para pensar que el arte nacional podría Giunta, “Poseer y usar la belleza: crónica de una
que cuelga (que parecen más “infor- instalarse en la escena internacional. colección”, Block Nº 5, Buenos Aires, 2000.
hecho de que allí se instalen las expo- tador que pretenda entender el signifi- improvisación arrojan ante sus ojos.
siciones curadas y financiadas por mu- cado de tal organización de las obras. Nada de lo que aquí describo pasa
seos de otros países. Frente a esta sala La confusión llega al extremo en la inadvertido en el medio artístico de
se encuentra la de arte argentino y lo sala siguiente donde, entre las pinturas Buenos Aires. Hay una anecdotario con-
que allí vemos es desolador. No por las de Cúnsolo, Lacámera, Guttero o Xul solidado sobre la actual dirección del
obras. Allí se exhiben uno de los pocos Solar se colgó una pintura de Ernesto MNBA. Pero ante la situación crítica
cuadros informalistas de Greco, “Intro- Sábato donada por la Fundación An- que atraviesa el país en áreas más ur-
ducción a la esperanza” de Luis Felipe dreani. Después de constatar la escasa gentes, como la política o la economía,
Noé o “El mudo”, de Distéfano. La calidad de esta pintura, no sólo cabe el tema no ocupa un lugar en el debate
colección, que reúne piezas centrales preguntarse por las condiciones en las público. La cultura es un rubro secun-
de Prilidiano Pueyrredón y Cándido que se aceptó tal donación, sino tam- dario, que se cubre con un buen número
López, también es fundamental para el bién por la decisión que llevó a colgarla de espectadores.
arte argentino del siglo XIX. El proble- entre las obras de aquellos artistas que La apertura del malba, un espacio
ma ya no radica exclusivamente en la fundaron la tradición del arte moderno donde la colección y las condiciones de
suciedad de las paredes o en el amonto- argentino. exhibición logran organizarse en un
namiento de cuadros, sino en tratar de La campaña de autopromoción con programa que funde placer y conoci-
comprender los criterios que organizan la que Jorge Glusberg respalda su ges- miento, vuelve más evidente el estado
20 las obras de este sector. Cuáles son las tión, no deja de destacar el caudal de deplorabe del Museo Nacional de Be-
razones por las que, entre “El despertar público que visita el museo. Y esto, hay llas Artes. No creo que tengamos que
de la criada” de Eduardo Sívori, “La que reconocerlo, es cierto. Pero ¿cómo aceptar que los buenos proyectos sólo
sopa de los pobres” de Reinaldo Giudici, se define el público de un museo? Si pueden llevarse adelante en el ámbito
“El regreso del malón” de Angel della sólo es un número, muchos otros espa- de la gestión privada. Más allá de sus
Valle o “Sin pan y sin trabajo” de Er- cios pueden ofrecer índices mayores condiciones de exhibición, la colección
nesto de la Cárcova, todos cuadros de asistencia: desde un shopping hasta del MNBA es fabulosa y, sin duda, es
paradigmáticos del arte argentino del la exhibición de animales en la Rural una de las que mejor condensa la histo-
XIX, se ubique “Un comentario grama- de Palermo. El número de espectado- ria artística de la Argentina. El contras-
tical”, instalación que el conceptualista res no es ni el único índice ni el más te entre estos museos podría servir tam-
norteamericano Joseph Kosuth realizó significativo para evaluar el éxito de bién para recolocar el debate sobre una
a partir de Rayuela de Julio Cortázar. un museo. Su función no es colgar serie de cuestiones que no se plantean y
Pasar de la pintura realista del XIX a las cuadros en las paredes, sin importar para las que tampoco se discuten pro-
paredes con comas y puntos de neón en qué condiciones se encuentren (ni puestas: para qué sirven nuestros mu-
intercalados entre las palabras del es- los cuadros, ni las paredes), y sin im- seos; en qué estado se encuentran sus
critor argentino podría ser una propues- portar qué materiales se ofrecen al reservas, sus colecciones y sus espacios
ta interesante si respondiese a alguna público para que, cuando salga del mu- de exhibición; qué busca y qué encuen-
planificación curatorial y no a la más seo, recuerde algo más que un amon- tra el público que los visita. Celebrar la
absoluta improvisación. Si para un es- tonamiento de impresiones retinianas. apertura del malba también es una bue-
pecialista que conoce la historia del arte El público de un museo no es una masa na oportunidad para restablecer el de-
argentino tal coexistencia resulta in- que recorre espacios sin más argu- bate acerca del estado en el que se
comprensible, no es difícil imaginar el mentos que aquellas obras que, a cada encuentran las colecciones y los mu-
desconcierto que puede sentir un espec- paso de su recorrido, el azar y la seos públicos.

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SAUL SOSNOWSKI

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A propósito de Mizoguchi

Rafael Filippelli

21
nos permitió ver entre el 7 y el 18 de
agosto de este año doce películas de
Mizoguchi correspondientes al período
que va desde 1936 hasta 1956, año de su
muerte.1
Pues bien, ahora también lo pode-
mos decir nosotros: Kenji Mizoguchi
es uno de los grandes cineastas de to-
dos los tiempos. Es más, junto a todo
Renoir, todo Rossellini y El Ciudadano
de Welles, es el origen de los procedi-
mientos cinematográficos que dieron
lugar a lo que más tarde se conoció
como cine moderno.

El autor

Kenji Mizoguchi nació en Tokio en


1898; su padre era carpintero y la fami-
lia de su madre, comerciantes de hier-
bas medicinales chinas. De su período
escolar, no se recuerda una gran pasión
Sabíamos algunas cosas. Como siem- uno de los más grandes de todos los por el estudio pero ya lo cautivaban el
pre, en primer lugar, a través de Godard. tiempos. Si bien los críticos, incluido diseño y la pintura.
Conocíamos la bella foto del propio Serge Daney, se refirieron a él como un Al terminar la guerra ruso-japone-
Godard dejando una flor sobre la tumba adelantado, Mizoguchi se nos dibujaba sa, el padre estaba quebrado económi-
de Mizoguchi. Leímos su artículo de como un cineasta para cineastas o, en camente; su hermana fue entregada en
1958 en Arts a propósito de una retros- cualquier caso, admirado por los mejo- adopción y él mismo colocado como
pectiva en la Cinemateca Francesa, dos res. El problema era que nosotros, acá aprendiz en un hospital del norte de
años después de su muerte. Ahí nos en la Argentina, aunque las habíamos Japón. Un poco más tarde, su hermana
informaba que Kenji Mizoguchi no sólo visto tempranamente, sólo conocíamos
era el más grande director japonés sino dos películas: La vida de O’Haru y
1. Se exhibieron: Elegía de Osaka (1936), Her-
que era tan importante como Murnau o Ugetsu. Es cierto que nos gustaban,
manas de Gion (1936); La historia del último
Rossellini. Para la misma época Jacques pero no alcanzaba para comprender del crisantemo (1939); Los leales 47 Ronin, parte I
Rivette, siempre fiel a su estilo jacobino, todo por qué ese cineasta merecía tan- (1941); Los leales 47 Ronin, parte II (1942); Una
escribía que el peor de los planos de tos elogios de otros maestros. geisha (1953); La vida de O‘Haru (1952); Ugetsu
(1953); Sansho, el gobernador (1954); Amantes
Mizoguchi era mejor que todo Kuro- Una vez más, la inquebrantable pa-
crucificados: una historia de Shikamatzu (1954);
sawa. En su momento Bergman, sión de Luciano Monteagudo como pro- Princesa Yang Kwei Fei (1955) y Calle de la
Antonioni y Tarkovsky lo consideraron gramador de la Sala Leopoldo Lugones, vergüenza (1956).
fue vendida como “maiko”2 a una casa des brumes), en Anna Christie de film, Utamaro O Meguru Gonin No
de geishas, lo cual, a pesar del infortu- Eugene O’Neill y Toge No Uta (Le Onna (Cinq femmes autour d’ Utamaro),
nio, le permitió conectarse con la aris- chant du col), en The beautiful demon fue sobre la sumisión del artista al po-
tocracia, tener un sueldo y una casa, de Lady Gregory. der político y la censura. Lo cierto es
convirtiéndose rápidamente en el sos- En 1925, Mizoguchi dejó de filmar que partir de ese momento comienza el
tén de toda la familia. y ocupó su tiempo en las casas de geishas período más personal de la obra de
A los quince años, Mizoguchi co- del barrio de Gion. Tuvo una relación Mizoguchi: desde 1947 hasta 1956, o
menzó a trabajar en un negocio de ma- amorosa con una sirvienta de Kyoto, se sea en los últimos nueve años de su
nufactura de kimonos, donde se fami- fue a vivir con ella y de su salario. Poco vida, realizó quince películas y logró el
liarizó con el dibujo de motivos tradi- más tarde, la sirvienta se hizo prostituta reconocimiento internacional.
cionales japoneses. Al año siguiente se y Mizoguchi volvió a su trabajo en los En 1954, Mizoguchi enfermó de
inscribió en una escuela de pintura oc- estudios. leucemia y murió el 24 de agosto de
cidental, sostenida por admiradores y En 1929 enfrentó un nuevo acto de 1956, en el momento en que se prepara-
difusores del impresionismo francés. censura: su film Tokai Kokiodaku (La ba para asistir a la presentación de su
Allí conoció el proceso de construcción symphonie de la grande ville) fue se- último film, La calle de la vergüenza,
de decorados, que la escuela realizaba cuestrado con la acusación de difundir en el Festival de Venecia. Dejó su últi-
para compañías de ópera y ballet. A los ideas de izquierda. Basado en textos de mo guión, Osaka Monogatari (Histoire
22 diecinueve años, su hermana le consi- Teppei Kataoka, Fussao Hayashi, d’ Osaka), que fue filmado al año si-
guió un nuevo trabajo como ilustrador Rokuro Asahara y Saburo Okada, quie- guiente por Yoshimura, uno de sus dis-
de un periódico. Escribía y publicaba nes se autodenominaban “escritores cípulos.
poemas que, según su biógrafo Kaneto proletarios”, contenía escenas donde
Shindo, fueron los mejores del Japón en los ricos maltrataban a desocupados
ese momento. Simultáneamente leía con que vivían en condiciones de extremo Las películas
admiración a europeos como Zola, hacinamiento.
Tolstoi y Maupassant. Decidido a conservar el máximo de A pesar de haber trabajado durante diez
En 1918, volvió a Tokyo y se instaló independencia artística posible, en 1934 años del período mudo del cine, recién
en casa de su hermana. No muy conven- fundó su propia compañía productora al fin de los años treinta Mizoguchi
cido de la necesidad de trabajar, fre- junto a su amigo Masaichi Nagata, des- alcanza plenamente su estilo y define su
cuentó la bohemia y los salones litera- de donde filmó su primer film sonoro: mundo poético. Los personajes femeni-
rios y comenzó a estudiar el “biwa”, un Orizuru Osen (La cigogne en papier). nos se convierten en el eje de todas sus
instrumento tradicional japonés pareci- A este período corresponde Elegía de películas en la medida en que, a través
do al banjo. A través de uno de sus Osaka, film que abrió la muestra de la de esas mujeres, logra presentar cabal-
maestros de biwa (que también era ac- Sala Lugones y que, por otro lado, cons- mente el conflicto de valores entre tra-
tor) se conectó con la industria cinema- tituye la primera colaboración de dición y transformación. Incluso en sus
tográfica, para esos momentos en ex- Yoshikata Yoda como guionista, que films de ambientación histórica (privi-
pansión. Conoció a Osamu Wakayama, se prolonga hasta el final de la obra de legiados durante los años de guerra),
director de moda del período, con quien Mizoguchi. A fin de los años treinta los personajes femeninos funcionan
comenzó a colaborar en algunos films. Mizoguchi es, junto a Ozu, un cineasta como elemento revelador de los meca-
A los 25 años, debutó como director. Su del mayor reconocimiento y fue nom- nismos de la sociedad y sus injusticias.
primer film Ai Ni Yomigaeru (Le jour brado Presidente de la Asociación de Durante ese período, la estructuración
où revit l’amour)3 desencadenó una tem- Directores de Japón. de las películas adquiere una fluidez y
pestad de protestas y fue censurado por Durante la guerra realizó seis films, una profundidad que en ese momento
sus “ideas socialistas”. Al margen de dos melodramas escritos por Yoda y parecían cualidad exclusiva de la litera-
sus “ideas”, Mizoguchi incluyó en las cuatro adaptaciones de historias feuda- tura. La protagonista de Elegía de
exhibiciones del film un procedimiento les. Después de la rendición de Japón,
que ya prefiguraba al vanguardista: en en 1945, acepta codirigir con Hiroshi
la sala de proyección, algunos actores Shimuzu y Masahiro Makino un film 2. Aprendiz de geisha.
3. Todos los films mudos de Mizoguchi están
glosaban la película e interpretaban las bastante cuestionado acerca del coraje
perdidos, salvo Tokio Kyoku (La marche de To-
voces de los personajes.4 de la armada japonesa: Hissio Ka (Le kio) y un fragmento de Taki No Shiraito (Le fil
Como sucede con Ozu y Kurosawa, chant de la victoire). En 1946, filmó blanc de la cascade). La traducción de los títulos
no partía solamente de la tradición ja- Joshei No Shori (La victoire des japoneses, de los films que no fueron proyectados
en la Argentina, fue tomada del francés, tal como
ponesa: de sus seis primeros films, cua- femmes), que fue rápidamente puesto
aparecen citados en: Jean-Pierre Jackson, Les
tro (todos ellos de 1923) están basados fuera de circulación. Se dice que el film contes de la lune vague après la pluie, París,
en obras occidentales: 813 Rupimono ilustraba, de una manera teatral, las Nathan; y fueron también cotejados con: Yoshida
(Une aventure d’Arsène Lupin de consignas del ejército de ocupación Yoda, Souvenirs de Kenji Mizoguchi, París, Petite
Bibliothèque des Cahiers du Cinéma, de donde se
Maurice Leblanc); Chi Toi Rei (Le sang americano sobre la instauración de la
han extraído también los datos biográficos.
et l’âme), en una traducción de Cuentos democracia y la emancipación de las 4. Se lo considera el primer antecedente del
de Hoffmann; Kiri No Minato (Le port mujeres. De todos modos, su próximo cine sonoro japonés.
Osaka, por ejemplo, recorre un camino donde aparezca la más amarga galería sión teórica (salvo la obra escrita de
complejo de la inocencia a la perdición, de personajes femeninos. El último pla- Eisenstein que, por otra parte, iba en
mientras que en Hermanas de Gion el no, que muestra el atavío de una pros- otro sentido bien diferente del de
personaje se desdobla: de las dos her- tituta niña es, seguramente, el más terri- Mizoguchi) era más precaria y estaba
manas, ambas geishas, una está defini- ble e indignado que haya dado el cine de menos destinada a cuestionar ciertos
tivamente entregada a la tradición mien- esa época. caminos que a afirmar los hegemónicos.
tras que la otra se rebela trágicamente. Sin embargo, es muy probable que Por el otro, si el período de descubri-
Y si bien, durante el transcurso del film, sea en el universo de las ilusiones mas- mientos, desvíos y cambios en el cine
se podría concluir que las simpatías culinas, en Ugetsu, donde se pueda en- de Mizoguchi se extiende desde 1936
están del lado de la primera, al final es contrar el resultado más alto, complejo hasta 1956, resulta evidente que su obra
observada con particular dureza. Esta y original de la obra de Mizoguchi. Uno concluye precisamente en el momento
tipología desarrollada a través de varia- de los personajes campesinos deja a su en que comienza el gran giro del cine
ciones estupendas, no sólo por su preci- mujer para hacerse samurai, la vuelve a moderno. Sobre todo, si se tiene en
sión psicológica sino también por la encontrar, después de muchas vicisitu- cuenta que los otros dos grandes
presencia de un ritualismo cruel, acom- des, en un burdel, violada por bandidos innovadores del mismo período, Renoir
pañará el resto de su obra hasta Calle de y, a partir de ahí, reanuda con ella el y Rossellini, filman respectivamente,
la vergüenza, su último film. Durante regreso hacia el campo. El otro, se deja el primero hasta 1969 y el segundo
los años de guerra y postguerra predo- cautivar por el fantasma de una mujer hasta 1970. Precisamente entre 1956 y 23
mina y se consolida este tipo de perso- ávida de amor y, también él, una vez 1970 se consolida por un lado la gran
naje. Si el fin de la guerra pone como que ha desaparecido el hechizo, regresa teoría del cine moderno y por el otro un
nunca de manifiesto el conflicto entre a su casa y a su esposa. Tal vez este film tipo de cine que tiene como anteceden-
lo nuevo y lo viejo, ambientar las pelí- sea una síntesis de las preocupaciones tes, entre otros, al de Mizoguchi. Me
culas en un período pretérito le permitía de Mizoguchi: por un lado la necesidad estoy refiriendo a lo que se ha dado en
a Mizoguchi, por un lado, eludir la de amor y la tragedia de la mujer y, por llamar las “nuevas olas” de los años
censura militar y, por el otro, instalarse el otro, el extravío y la incapacidad de sesenta, que en realidad comienzan unos
con mayor comodidad en la consolida- los hombres se contraponen dando lu- pocos años antes.
ción de un estilo cinematográfico. Al- gar a la búsqueda desesperada de un Como se dijo más arriba, el cine de
canzó durante esos años su madurez a orden que, desde la perspectiva de una Mizoguchi abre caminos en lugar de
través de composiciones complejísimas mirada desilusionada, nunca ha existi- cerrarlos. Resulta indudable que junto a
y muy controladas, de emplazamientos do y que por lo mismo, nunca podrá ser Renoir es el primer director que trabaja
amplios y figuraciones de gran elabora- “aquel de otros tiempos” (a modo de con la idea del plano secuencia, esto es,
ción estética, en las cuales la tensión digresión, a este film le debe casi todo resolver los momentos que tienen uni-
dramática nace de sutiles desplazamien- Los carabineros, de Godard). dad dramática y de acción en un solo
tos, del estremecimiento de la naturale- plano. La diferencia en Mizoguchi es
za y de los personajes y, finalmente, de que una vez que lo logra en varias pelí-
la aguda y continua percepción del Los procedimientos culas no se detiene, y explora otras direc-
malestar del personaje en su ambiente. ciones no necesariamente parecidas.
De todos modos, durante este período Los grandes cineastas modernos –y A medida que avanza en su oficio,
donde las grandes obras se multiplican, Mizoguchi es uno de ellos– trabajan de Mizoguchi descubre que el problema
poco importa que el ambiente sea histó- dos modos bien diferentes por no decir central no es el plano secuencia sino la
rico o moderno. La protagonista de La opuestos (tal vez esto sea extensible a autonomía de la cámara. Ya no se trata
vida de O’Haru va de caída en caída en otras artes): los que avanzan en una de recrear el espacio de la representa-
ambientes sociales muy diferentes en- dirección única y entonces su búsqueda ción ni de rodear con cierta discreción
tre sí, pero atravesados por una misma se concentra cada vez más sobre los el desplazamiento de los personajes;
lógica: la concepción de la mujer como mismos propósitos estéticos (Antonio- tampoco de ejecutar movimientos gra-
un objeto. Princesa Yang Kwei Fei (su ni), y los que construyen su obra a tuitos por los decorados para poder com-
única película color que potencia las través de rupturas y desvíos (Godard). pletar la acción. Mizoguchi compone
posibilidades expresivas y pictóricas Los primeros, en cada paso, “cierran” entre el movimiento de los personajes y
de Mizoguchi) es la travesía de un reco- los posibles caminos, y los segundos la cámara que los mira moverse un tipo
rrido sacrificial ofrecido a un hombre; y los “abren” en distintas direcciones. de relación musical de una riqueza y un
Amantes crucificados es una desgarra- Mizoguchi pertenece a estos últimos. rigor sin precedentes. La organización
dora historia de amor donde ambos Si se tiene en cuenta que a diferen- interior de los planos muy largos que
amantes se rebelan pero es la mujer la cia de otros cineastas más contempo- componen sus films, las formas del
que lleva más lejos la ruptura abando- ráneos, Mizoguchi desarrolla su obra ritmo, a través de las salidas y entradas
nando su clase por un subalterno, por un durante las primeras etapas del cine, de campo, la evocación permanente del
amor prohibido. Tal vez de su saga de sus descubrimientos y giros cobran fuera de campo visual y sonoro, acer-
prostituciones contemporáneas, sea en una importancia mayor. ¿Por qué digo can su composición a la forma sinfónica
su último film Calle de la vergüenza esto? En primer lugar, porque la discu- de la música.
24

Y esto es así porque la estilización los cortes entre un plano largo y otro, El sonido
de los movimientos de cámara y la de generalmente, de la misma duración, se
los desplazamientos de los personajes tiene la impresión de que se ha cortado Mientras miraba La historia del último
se sitúan en un estricto nivel de igual- porque no había más película en la crisantemo, filmada en 1939, me decía:
dad, definiéndose mutuamente. La re- cámara. O lo que vendría a ser casi lo “Esta película es un año anterior a El
lación musical entre cámara, decorado mismo, porque ya no se tienen más Ciudadano”. ¿Por qué pensaba en eso?
y personajes, podría también homolo- ideas de por dónde seguir. Esto deter- Porque para cualquiera resulta evidente
garse a la del baile. Pero esta “danza” mina un estatuto bastante extraño, ori- que, a partir de ese film de Welles,
no se realiza entre la cámara y los ginal, dado que ni siquiera se crean cambian muy decisivamente ciertas
personajes, sino, más bien, entre los elipsis entre un plano y el siguiente: perspectivas del lenguaje del cine. Si
personajes y la prolongación de la cá- simplemente se comienza de nuevo. bien algunas de las cuestiones del film
mara que es el encuadre: la constante Pero se recomienza por la mitad, no por de Welles están presentes en La histo-
renovación de la imagen lograda a el principio. La secuencia continúa y el ria del último crisantemo, esto es, uso
través del reencuadre continuo, el trán- hiato permanece ahí como una marca del plano secuencia, la profundidad de
sito de personajes por zonas lejanas que no tiene explicación. campo (artificios visuales marcada-
del campo y los cambios de tamaño de Si todo el cine ha privilegiado, en mente manieristas) y la incidencia deci-
los planos, sobre todo en las salidas y uno u otro sentido, la función del corte siva de los decorados en los comporta-
entradas de personajes, constituyen el de un plano a otro, Mizoguchi, que se mientos de los personajes, el film de
hecho plástico fundamental de la esté- movía en un contexto de planos de muy Mizoguchi comienza a recorrer un ca-
tica de Mizoguchi. larga duración, privilegia la plástica mino que, sin duda, se va a tornar más
Para decirlo de otro modo: hay un interior del campo y detiene el plano evidente en La vida de O’Haru (1952),
momento en que Mizoguchi deja de cuando ya no tiene más que hacer con Sansho, el gobernador y Amantes cru-
interesarse por la continuidad espacial, él, pasando al siguiente como si se pa- cificados (ambos de 1954). Se trata de
y enfatiza su ruptura. Cuando aparecen saran las páginas de un libro. un uso revolucionario del sonido, más
no está necesariamente ligada a sus devenido primero en director de sonido
rasgos o cualidades, sino al espacio y luego en director de cine, además del
fuera de campo: a una cierta tensión en lazo orgánico que se establece entre
el campo visual generada en el fuera de estos dos aspectos de la banda de soni-
campo sonoro. Efectivamente, las ban- do, el mismo hecho de que se trate de
das de sonido de los films de Mizoguchi ruido sincrónico con la imagen, suscita
de los años cincuenta, si bien están otros lazos entre ésta y el complejo
configuradas por elementos diversos, sonoro que, por ello mismo, pasa, a
palabras, ruidos, música, siempre son veces imperceptiblemente, del fuera de
presentadas como un todo que posee la campo al espacio visible.
potencia de un único continuo sonoro.
Y si más arriba se pudo afirmar que el
uso del sonido por parte de Mizoguchi Planos y conflictos
era revolucionario es porque, en esa
época, aun los films más modernos tra- En los films de Mizoguchi hay más
bajaban el sonido como una redundan- conversación que acción, incluso en
cia, como una reduplicación de la ima- aquellos que, rápidamente, pueden lla-
gen visual. marse bélicos. En cualquier caso, lo 25
El gran descubrimiento de Mizo- original es el tratamiento de la cámara
guchi consiste, precisamente, en consi- en relación con el silencio y los diálo-
derar el sonido off (ruidos, palabras, gos. En escenas características de su
música) como una instancia que com- escritura, cuando un personaje entra en
pleta el fuera de campo de la imagen un decorado, la cámara permanece fija
visual y, en ese sentido, es un compo- hasta que el personaje se sienta y co-
nente de esa misma imagen. Esto, sobre mienza a hablar. De ahí en más, la
todo, si se tiene en cuenta que el fuera cámara se mueve muy lentamente du-
de campo sonoro de Mizoguchi no es el rante la conversación. Este casi imper-
de la relación de un conjunto con otro ceptible movimiento enfatiza la diná-
que lo prolonga, sino de una naturaleza mica de la escena y, generalmente, an-
que excede los estrictos espacios visua- ticipa una acción por venir. Pero lo más
les y da testimonio de una potencia que notorio es que ese movimiento sobre
no proviene de la prolongación de lo los diálogos tiende a desviar todo énfa-
visto. Mizoguchi comprende que los sis emocional llevando las palabras di-
sonidos off no independizados de la chas por un personaje sobre otro que va
precisamente del uso del sonido fuera imagen quedan sometidos a una nueva a ser incorporado gradualmente al en-
de campo. referencialidad: en este caso, no a la del cuadre. Este procedimiento produce una
Ya en el film del 39, algunas voces mundo exterior, sino a la del propio verdadera inversión del sistema narra-
de ambigua procedencia acompañaban campo visual. De este modo, a través de tivo del cine clásico, donde los planos
la conversación de los personajes cami- su heterogeneidad con la imagen vi- fijos sobre conversaciones filmadas a
nando en exteriores; el canto de un aya sual, los sonidos fuera de campo, sobre través de la técnica del campo y
incidía climáticamente sobre una con- todo la música, pierden su omnipotencia contracampo se convierten en “invisi-
versación tensa entre madre e hijo; un descriptiva, se vuelven dudosos, ambi- bles” en la medida en que nos fuerzan a
coro de niños (que no están en campo en guos, precisamente porque han roto su concentrarnos en el diálogo y las expre-
toda la secuencia) ritmaba la búsqueda dependencia con la imagen visual. Es siones de los personajes.
de su amante por parte del protagonista. muy probable que sólo desde Mizoguchi En Mizoguchi, cada plano fijo que
Si bien es cierto que un sonido evoca se pueda hablar definitivamente de ima- interrumpe el diálogo de los personajes
siempre una imagen (cosa que no suce- gen sonora. crea una nueva dinámica; cada segundo
de necesariamente al revés), esa evoca- Resulta claro que el carácter de la sin movimiento genera intensidad emo-
ción no es siempre precisa en relación música japonesa, sumado a nuestra con- cional y, por qué no, suspenso. Por lo
con su origen o a naturaleza. El cine dición de espectadores occidentales, general, en esos planos fijos la compo-
tiene una dificultad inherente a volver vuelve aún más evidente la sensación sición del encuadre está levemente
reconocibles ciertos sonidos si están de extrañamiento. Si bien esta música, desbalanceada como si estuviera a pun-
desprovistos del soporte explícito de la basada, entre otras cosas, en el predo- to de ser transformada en otra cosa.
imagen, salvo que sean aislados o fácil- minio de la percusión, hace posible una Incluso, esa misma composición, atra-
mente detectables, como vasos o ruidos relación “musical” con los ruidos, la vesada por diagonales y con personajes
de autos o de puertas u otros similares. insistencia sobre esta cualidad convier- colocados con cierto desequilibrio, en-
El gran descubrimiento de Mizoguchi te a Mizoguchi en un cineasta único. cuentra su “orden” en el momento en
es que la potencia evocadora del sonido Como afirma Michel Fano, músico que la cámara comienza a moverse. Es
más: los personajes que representan los personajes: imposibilitado de “ver litar la conexión de los sucesivos espa-
roles sociales no sólo son definidos por la emoción” en el rostro de los persona- cios.7 Por otro lado, el uso por primera
sus acciones sino también por las posi- jes, el espectador es convocado a ima- vez del fuera de campo sonoro que
ciones y movimientos de cámara. Un ginar los sentimientos. De modo tal que permite unir todo el espacio de la repre-
ejemplo: cuando en la segunda parte de Mizoguchi parece menos preocupado sentación, antes dividido entre lo que
Los leales 47 Ronin, Oishi, un guerrero por las reacciones individuales de Oishi era visible y lo que no. Y, finalmente, la
que ha jurado vengar la muerte de Asano, y su hijo mayor que por las que todo recurrencia de una posición relativa-
su señor, se encuentra con la esposa del padre e hijo pueden sentir, lo que le da mente elevada de la cámara que produ-
noble asesinado, el tratamiento es sig- a la escena una dimensión épica. Inclu- ce un efecto en perspectiva restringien-
nificativo al respecto. Al comenzar la so, si uno de los conflictos centrales del do el área de la escena, unido al mante-
escena, ella lo invita a acercarse para film es la relación entre las emociones nimiento del mismo ángulo a través del
iniciar la conversación. Oishi se acerca individuales y el respeto por los códi- emplazamiento frontal en el corte de
pero nunca cruza el umbral de la habi- gos tradicionales, la separación de Oishi planos contiguos.
tación, y la conversación se desarrolla de su familia está presentada como una Este último procedimiento no ha
con una evidente división física y sim- tragedia que resulta no tanto de la defi- sido analizado (que yo sepa) y, sin em-
bólica entre ambos. En uno de estos ciencia de los caracteres individuales bargo, es importante por el parentesco
planos se ve a la señora Asano, hablan- sino más bien de la inexorable lógica de que tiene con la puesta en escena del
26 do, aislada por el encuadre; la cámara la historia. teatro “a la italiana”. La construcción
retrocede para incluir a Oishi y, a partir Por supuesto que los conflictos en- de los decorados y la frontalidad de la
de ese momento, una y otra vez, los tre los deseos individuales y los límites cámara evocan la famosa “cuarta pa-
movimientos de cámara transforman el sociales son constitutivos también del red” o, lo que es lo mismo, la posición
énfasis de la situación, y cuando oca- drama occidental; la diferencia es que, del espectador. El emplazamiento fron-
sionalmente se vuelve a planos aisla- en Mizoguchi, los deseos se encuentran tal respeta –por así decirlo– la posición
dos, estos detienen la conversación. El subordinados a los códigos sociales. “limitada” del espectador; y los cortes
ethos de Mizoguchi es bien diferente al Un poco antes del final del film, cuando laterales a la acción, además de poner
del melodrama occidental: mientras los los guerreros hacen un harakiri masivo, de manifiesto que el espectador no pue-
films de Hollywood son conducidos la joven que ama a uno de los samurais de ver “desde las bambalinas”, generan
hacia las emociones de los personajes, implora verlo antes de su suicidio para la disrupción narrativa a la que nos
los de Mizoguchi son conducidos hacia la saber si realmente su amor era verdade- referíamos antes.
conclusión de un significado para el ro. La tensión entre el deseo de ella y la Godard, citado en el programa que
espectador: las vidas individuales son conclusión (que nosotros ya conoce- acompañó la muestra de Mizoguchi en
más significativas cuando se amalga- mos) es inevitable y, sin embargo, lo la Sala Lugones, ha dicho: “Si la poesía
man a los códigos de una cultura.5 último que vemos de ella no es su repo- se manifiesta en cada segundo, en cada
Un clima emocional cierra la pri- so emocional sino su propio harakiri. plano filmado, es porque Mizoguchi es
mera parte de Los leales 47 Ronin, capaz de describir una aventura que es,
cuando la mujer de Oishi abandona a su A modo de breve conclusión al mismo tiempo, una cosmogonía”. En
marido y se va con su padre y sus dos efecto, una cosmogonía es, precisamen-
hijos pequeños. La escena es descripta Mizoguchi fue el cineasta que llevó te, el establecimiento de un orden origi-
con uno de los planos más largos de la más lejos en su tiempo lo que poco nal, de una forma que domina todos los
obra de Mizoguchi. La cámara acom- después se convertiría en el problema materiales, todas las materias. Estas
paña de un interior a un exterior la central del cine moderno: la conexión notas intentaron mostrar la peculiari-
salida de la mujer de Oishi y su séquito; generalizada de los componentes del dad de los procedimientos de
el hijo mayor (que se queda con el espacio. A ese efecto contribuyeron Mizoguchi, y pensar cuál fue esa forma
padre) sale al camino para observar la varios procedimientos que definen una que ponía su orden original sobre los
partida; a los pocos instantes, Oishi poética pero también una técnica. En conflictos de explotación y sumisión
entra a cuadro, más cerca de cámara que primer lugar, el principio de distancia que lo obsesionaron.
su hijo, pero en un plano bastante leja- que se inhibe de superar el plano medio
no, también para observar a los que se y permite movimientos circulares de la 5. Cierta perspectiva crítica ha pretendido ver
van. Los viajeros entran a un bosque y cámara, no neutralizando la escena, sino en la obra de Mizoguchi un parentesco con el
en la extrema lejanía ya no se perciben por el contrario manteniendo y prolon- melodrama clásico americano, cosa que puede
sus movimientos. Ahí, cuando la esce- gando su intensidad hasta el final.6 En ser posible en Ozu, pero no en Mizoguchi.
6. Tema desarrollado por Gilles Deleuze en sus
na parece agotada, padre e hijo, de segundo lugar, su peculiar uso del pla- estudios sobre cine.
espaldas a nosotros, siguen observando no secuencia, que produce, como ya se 7. Noël Burch, en su trabajo Pour un observateur
en silencio, ya no la partida de sus seres ha dicho, una forma de la autonomía de lointain, siguiendo a Eisenstein, prefiere llamar a
queridos, sino el vacío. Es fácil señalar la cámara que, a veces a través de mo- esto “plano rodillo”. Su razonamiento es franca-
mente discutible, dado que lo lleva a opinar que
que se trata de una diferencia radical vimientos arbitrarios, extravagantes y se trata de un código clásico y homologa sus
con la clásica representación de las omniscientes, abandona la perspectiva movimientos de cámara al plano secuencia “a la
emociones a través del primer plano de subjetiva de los personajes para posibi- manera de William Wyler”.
Fogwill, la experiencia sensible

Beatriz Sarlo

27
quiera que lea, por ejemplo, un cuento
como “Japonés”).

Realismo 2

En la primera página de La experien-


cia sensible,1 impresa en bastardilla,
Fogwill no quiere evitar una polémica
interna a la literatura argentina. Denun-
cia la estética anti-realista que habría
prevalecido desde mediados de los se-
tenta. Por eso, sujetos a la moda anti-
realista, los lectores de una supuesta
primera versión de La experiencia sen-
sible quedaron insatisfechos, y también
su propio autor. Esa versión, que no se
perdió como le habría correspondido si
el humor de la época se hubiera impues-
to, es la que ahora se publica. Sin em-
bargo, no puede ser leída como la mis-
ma porque el tiempo ha marcado un
hiato entre los hechos de la historia y el
recuerdo que se tiene de esos hechos.
Realismo 1 Los pichiciegos todavía debe ser
En esta breve introducción a su no-
leída como la gran novela realista de los
vela, Fogwill, a la manera de James, se
En los meses inmediatamente posterio- ochenta, aunque decir eso sea bastante
coloca frente a dos cuestiones estéticas:
res a la guerra de Malvinas, Fogwill poco porque los ochenta quizás tengan
el realismo no como estilo sino como
hizo circular por varias editoriales una sólo esa novela realista, escrita como
un tipo de narración; y el desfasaje/
novela que recién se publicó al año hoy puede pensarse el realismo: una
desacuerdo inevitable entre lo narrado
siguiente. Leí en ese momento Los situación completamente imaginaria y su referencia. Toda La experiencia
pichiciegos, la representación más inte- cuyos hilos se prolongan hasta tocar las sensible pivotea sobre estos puntos es-
ligente, más arriesgada de la guerra y, coordenadas verdaderas de la guerra. tablecidos al comienzo.
junto a Las islas de Carlos Gamerro, su Una irrealidad ideológica y cultural- Hacia el final de la novela, se vuelve
mejor denuncia hasta hoy. Fogwill, que mente verosímil, sobre todo porque la al tema: la representación se construye
había mostrado que le resultaban senci- lengua de Los pichiciegos tiene un ajus- sobre tramos inseguros de recuerdos.
llos todos los ejercicios literarios al te preciso, marcas sociales nítidas (una Lo narrado es lo que “otro (diferente de
gusto de la época, escribió una narra- especie de lumpen-hemingway) y des- sus personajes) simula construir con los
ción que no renunciaba a la representa- cribe con una frialdad de manual técni-
ción ni se sostenía sobre primeros pla- co delirante (Fogwill hace esto con una 1. Fogwill, La experiencia sensible, Barcelona,
nos de autorreflexión y metadiscurso. facilidad que puede comprobar cual- Mondadori, 2001, 158 págs.
mundial con sus límites raciales, sus
ricos, sus apasionados, sus marginales,
drogadictos, prostitutas niñas, vigilan-
tes, sirvientes, sus indiferentes y sus
filósofos.
La experiencia sensible del casino
es de un orden absoluto, de extremo
control tecnológico, con circulaciones
definidas por un sistema central pater-
nalista, previsor, despótico y azaroso.
El Paradise de Las Vegas es un recinto
cerrado, hipervigilado, panóptico. Se
vive en condiciones de control comple-
to y se experimenta la contradictoria
sensación del azar permanente. En el
hotel-casino rigen leyes inapelables
(nadie puede apelar el veredicto de la
28 ruleta o el black-jack: esto es bastante
obvio) que requieren de un primer pac-
to (aceptar ser pasajero del hotel) para
que todas las consecuencias de ese pac-
to se impongan de un solo golpe. Bajo
la imagen de una deriva interminable
por salones, pasillos, corredores espe-
jados, dormitorios simétricos, audito-
rios, restaurantes temáticos y salas de
juego, el orden del recinto es secreto y,
por eso, inmodificable. Está además su
orden aparente, su reserva de significa-
dos fácilmente accesibles a los turistas
más distraídos: el Paradise, donde van
los argentinos, es un hotel “salvajemente
temático”. Se respira el aire artificial de
una atmósfera química donde el oxíge-
no y los perfumes son inyectados a
través de una máquina en movimiento
perpetuo; los huéspedes nadan en el
fragmentos de su voluntad, de su des- instalan los estilos de vida que hoy se agua enriquecida de las piscinas, y los
cuidada memoria y de lo que pudo atribuyen a la “nueva burguesía” ávida espejos de cristal fumé planchan las
suponer sobre sus rudimentarias emo- y vulgar. arrugas de la ropa y los rostros. Hacia el
ciones”. Por lo tanto, no hay ninguna final de la novela, el hotel ofrece a sus
seguridad en la empresa reconstructiva, huéspedes la arrebatadora kermesse de
ni siquiera cuando el narrador conoce Las Vegas un desfile de modelos top y animales.
un futuro que los personajes no pueden Por ironía, los personajes de La ex-
conocer en su presente, ni siquiera cuan- La experiencia sensible transcurre en periencia sensible salen de la Argenti-
do hay diferencias explícitas entre el Las Vegas. El lugar (decisivo en una na concentracionaria de la dictadura
punto de vista de quien sabe más y el de “novela de escenario”) ofrece una orga- para ingresar en el ocio reglamentado
quienes están hundidos en las peripe- nización espacial que tiene mucho de de una gigantesca explosión capitalista
cias del relato. Representar es un pro- alegoría. Se trata de la timba en su en medio del desierto, un resplandor
grama condenado al desacierto y la versión tardo-capitalista, el Paradise, atómico que no se extingue (de lejos
inestabilidad. Hay que ver qué se hace un hotel-casino igual a todos, verdade- Las Vegas muestra su fuego, sobre todo
con esta condena. ro campo de fronteras tan sólidas como si se llega de noche, por tierra, atrave-
Como sea, el acto reconstructivo de invisibles en el que se recluyen, como sando el páramo). En Las Vegas go-
un pasado muy próximo vale la pena monjes entregados a una sensualidad bierna un despotismo aceptado tempo-
sobre todo porque Fogwill encuentra hipnótica, los personajes. Las Vegas es rariamente y con alegría por sus habi-
claves significativas de uno de los pe- un sueño deforme de la razón, diseñado tantes, también temporarios. Para los
ríodos más degradados de la sociedad con todos los recursos de la razón técni- que llegan de la Argentina, ese mundo
argentina, cuando, quiérase o no, se ca. Es la taquigrafía de una sociedad totalmente administrado hasta en los
detalles cuya invisibilidad revela, de
todos modos, su importancia, debería
ser el reflejo glamoroso de un espacio
concentracionario que ellos (turistas de
la dictadura) no quieren ver en su país e,
incluso, postulan como no existente. Ir
a Las Vegas es el non plus ultra de la
repetición. El régimen del hotel-casino
escamotea su lógica. En este sentido es
como una gigantografía del capitalismo
(o del gobierno de los militares): siste-
mas que deben disimular los resortes
que los hacen posibles.
Los personajes de La experiencia
sensible salen de la Argentina de Videla,
en plan de vacaciones forzadas (en vez
de ir a su casa de Punta del Este, que se
han visto obligados a alquilar a un hom- 29
bre de la dictadura), para residir por un
mes en un campo de ocios administra-
dos. Esto es importante porque coloca
la novela de Fogwill fuera del realismo
sociológico (la gente habitualmente iba
a Miami) para ponerla en una dimen-
sión casi alegórica. Así, la novela no
necesita explicar la razón por la cual los
personajes saben que ésas fueron las
peores vacaciones de su vida. Si el
lector no se ha dado cuenta, la novela no
tiene nada más que decirle.

Teorías

Apenas la historia comienza (en el ae-


ropuerto de Miami, la familia Romano,
padre, madre, dos niños y niñera, espe-
ra el vuelo a Las Vegas), Fogwill la
interrumpe e intercala varias páginas
con teorías: sobre la extinción de la
culpa en la religión y en las institucio-
nes modernas; sobre los supuestos re- este olvido (al igual que otros olvidos lización torpe y desfigurada de sus ilu-
sultados de una encuesta realizada en- que luego vendrán) es precisamente la siones. Este es un tema de La experien-
tre niñas para ver cómo imaginan el de interrumpir la ilusión realista en el cia sensible: detrás de la ilusión no hay
más allá, los disparatados imaginarios momento en que una situación o un sino ilusión, sin fondo. La narración,
de la muerte calcados sobre las ilusio- diálogo pueden ser leídos como senci- que en cada punto parece recapitular
nes producidas por la estética de los llamente realistas. Difiriendo la acción, para interrumpirse nuevamente, está
medios. ya que las interpolaciones “olvidan” la intercalada con sucesivas “teorías”, al-
Como si fueran escalones con los narración, Fogwill se separa del estatu- gunas de ellas a cargo del narrador,
que alguien tropieza sin darse cuenta to realista lo suficiente como para indi- otras de Romano. La explicación del
hasta que ha caído al suelo, estas pági- car desde qué distancia ese estatuto hoy tonomoshi, una sociedad japonesa para
nas aforísticas sobre la condición cultu- es posible. la autoinmolación material y moral en
ral contemporánea interrumpen lo que Fogwill hace, con acritud, la crítica el juego, regida por una especie de
ha empezado a contarse. Difícilmente de las ilusiones de las capas medias. sorteo y licitación como los círculos
podrían ser leídas como reflexiones del Este es un terreno en el que se mueve cerrados para comprar autos, y también
protagonista; pertenecen a otra voz, la con la acidez de un disolvente: en la por deberes ciegos que son adjudicados
de un narrador que se ha olvidado, por familia Romano ni los chicos, ni los a la manera de “La lotería de Babilonia”,
un rato, de su historia. La función de padres pueden ser otra cosa que la rea- produce una especie de efecto alegórico
que no podría traducirse directamente diante de biología, forman un “mundo helados de Burger King, y Verónica se
en algo “real” pero que evoca modelos aparte”. ve ante la circunstancia de explicarles
de regulación excesivos y existentes. Verónica habla como un personaje qué es un convenio de exclusividad con
La función de las intercalaciones es de Puig del que hubieran fugado todas MacDonald’s. Verónica instruye a los
clara. La experiencia sensible trata de las represiones y quedara el deseo en niños en el abc del mercado, donde
evitar la identificación simple de los estado incandescente pero, al mismo ellos y sus padres se desplazan como
personajes y situaciones. Atenúa el “así tiempo, sometido a planificación y briznas de hierro atraídas por las mar-
era”, aunque Fogwill también dice que cuantificación. Sus monólogos son la cas (“Caalvin, Reevlon”, aúlla la madre
así fueron las cosas con personajes como realización material de la fantasía: no en el duty-free).
éstos. Sin embargo toma sus recaudos: hay represión sexual, no hay prohibi-
“A poco que un narrador ponga en ción. Sólo hay un vacío y límpido deseo
movimiento natural y vigile la evolu- multiplicado. Verónica es impermea- El dinero
ción de personajes como Critti, Roma- ble a cualquier dilema moral y está
no y sus hijos, si pretende mantenerse completamente suelta, en un ejercicio A la niñera se le pagan tres mil dólares
fiel a los paradigmas de la verdad, ter- de autonomía que es anterior a todo por acompañar a los chicos y ocuparse
minará componiendo las figuras de au- pensamiento sobre la libertad. Lejos de de los trámites de equipaje durante un
ténticos imbéciles. Sin embargo, la rea- toda deliberación excepto la que re- mes. Los mil doscientos dólares que
30 lidad no es imbécil, y a la vista de que en quiere el cumplimiento de su deseo, cuesta el alquiler semanal de un Jaguar
el mundo real estos personajes se des- Verónica está también lejos de cual- son “cinco centavos”. Estas son las ci-
empeñan con mayor eficacia, y que la quier refutación de lo dado. Es una fras de la Argentina durante la dictadu-
sociedad –no sólo la caótica sociedad conciencia plana, en un cuerpo excep- ra militar.
moderna, sino toda sociedad organiza- cional que se usa como máquina. Los tres mil dólares de la niñera son
da– los prefiera a la hora de repartir Lo interesante en el personaje de tan significativos como las comidas de
recompensas y de proponer figuras para Verónica es la soltura. Posee una gra- ostras y Pommery que al matrimonio
la emulación de sus semejantes, habría cia, una levedad un poco estólida, que argentino le parecen a precio de liqui-
que atenuar la perspectiva y renunciar otros ejercicios “modernos” de la liber- dación, las propinas de quince dólares,
por un momento a la ingenuidad de los tad como refutación del orden ignoran y el fastidio con que se mira a los mozos
relatos”. Critti, el amigo encontrado por completo. La gran escena erótica de cuando cuentan centavos para dar un
por los Romano casualmente en Las la novela, donde Verónica realiza los vuelto. “Ni me fijé”, responde Romano
Vegas, es una especie de conciencia actos que responden a un plan desenfre- cuando su mujer le pregunta cuánto
despierta sobre la naturaleza del régi- nado, es contada por ella como si no costó una cena. “Ni me fijé” es la con-
men militar en lo que respecta a los existieran barreras de lenguaje: habla sagración lingüística de una relación
caminos que ofrece para maximizar las hiperbólicamente sobre sexo, acumu- con el dinero para quien lo consigue
ganancias. A Romano le explica, como lando lugares comunes: “un negro de fácil, en años de dictadura. La fórmula
una especie de Settembrini degradado goma que coge como a motor”, “se la indica que las mismas personas que se
ante Hans Castorp, cuáles son las líneas chupo muerta a un viejo”. Verónica no mueven con el único aliciente de la
probables de un futuro: en plena dicta- usa ninguna de las lenguas que la li- ganancia rápida han adquirido un refle-
dura, lo ilustra sobre el posible regreso teratura atribuye al erotismo, sino una jo rastacuero (que todo el mundo re-
de la política y la necesidad que esa especie de dialecto (donde se escucha cuerda): “ni me fijé” habla de que sólo
política tendrá de cultivar las reglas del Lamborghini, Copi, Genet y la novela se calcula el dinero que se adquiere, y el
espectáculo. Romano, empresario “tur- pornográfica) donde todas las cosas son que se gasta queda mágicamente por
co-judío” no está en la posición ideoló- llamadas por su nombre. encima del cálculo.
gica de percibir lo que Critti (que tiene Los chicos, naturalmente, partici- La moneda es sólo un medio para
algunos millones más y por eso ha lo- pan de este mismo encanto idiota. Lo cuantificar el lucro, no para medir el
grado saber, o viceversa: porque sabe, primero que la nenita Magalí le dice a gasto. Es la torsión corrompida del
hizo algunos millones extra) le explica. sus padres: “¿Ustedes dos sabían que capitalismo, un capítulo de enajenación
Una línea de ese diálogo tiene la fijeza Verónica se vuelve loca por los negros moral peculiarmente argentino incluso
de un proverbio cínico: con los milita- porque tienen la punta del pito colora- si se lo mide respecto de los hábitos de
res se trata de darles algo de comer para da?”, es una pregunta cándida y trans- otros capitalismos. La frase “ni me fijé”
que se vuelvan mansitos. parente que tiene valor ejemplar. Co- tiene una significación suplementaria
nectados con Verónica de un modo que porque quien la pronuncia es un rico
pasa por alto a sus padres, envidiados cuyos soliloquios señalan una relativa
Un mundo aparte por sus padres precisamente porque sensatez en el mundo de negocios que,
tienen esa conexión, ellos plantean al de todos modos, tuvieron mucho de
Los hijos del matrimonio Romano y su final de la novela la única pregunta que insensato. Romano es un burgués cal-
niñera Verónica, una adolescente con da en el centro de la lógica del lugar que culador, que sabe abstenerse de ganar
una carrera como modelo si se le die- están visitando. Quieren saber porqué para no correr el riesgo de perder, un
ran las cosas y, por el momento, estu- en el hotel Paradise no se consiguen ave rara cuyos pensamientos colocan a
La experiencia sensible en un registro pueda extraer ni la absolución de una nan tan previsiblemente como puede
que no es el del costumbrismo mimético vieja forma de hacer negocios ni una terminar esa mezcla de muñecas Barbie,
que busca la exageración repetida para perspectiva blandamente moralista o tablas de skate, perfumes y escuelas
obtener un verosímil, sino en el de una irreflexivamente cínica sobre una me- bilingües en la que crecieron. Los dos
tipificación que prefiere cierto grado de cánica del capitalismo periférico en establecen una relación con Asia (una
excepcionalidad para evitar la repre- condiciones de dictadura. irónica hipótesis del porvenir): Chachi,
sentación banal y compacta. el varón, porque compra allá chips y
Romano tiene algunas grietas: por partes de computadoras para revender
su pasado de hijo de una familia de El futuro en la Argentina. Magalí, porque viaja a
origen árabe-judío de empresarios tex- la India para conocer al Sai Babba y se
tiles, llega desde la producción de bie- En la novela de Fogwill hay algunas somete a esa espiritualidad de materia-
nes materiales al mundo del showbiz y líneas impresionantes sobre la muerte: lizaciones que evocan el mercado (relo-
los servicios de imagen. Algo queda de “Romano, como todos los que lo siga- jes o pañuelos de marca) y sustancias
su pasado en una estrategia de empren- mos, encontró la misma escenografía que remiten al comienzo de la creación
dedor que saca cuentas, cubierta casi de la muerte, pero se vio enfrentando (cenizas y polvos). Esta vocación por
por completo por el nuevo estilo de una sala vacía, mudo, sin libreto y, a la Oriente conduce a los dos Romano ju-
burgués triunfante para quien todas las par de la luz yéndose, vio que se disol- nior a donde debe conducirlos: Chachi
facturas vienen en moneda chica. Ro- vía el decorado y desaparecían derecha vive con su mujer en un country, Magalí 31
mano es una bisagra en un capítulo e izquierda, no tuvo más delante ni los visita para contarles sobre la buena
monstruoso del capitalismo argentino. detrás, ni piso abajo: estaba solo y sos- nueva de las supersticiones espirituales
Y puede serlo porque la novela le da dos tenido por la visión –la sensación– de postmodernas. Como cuando eran chi-
caras: una, de serenidad relativa frente que cuando la última fuente de luz, cos, el mundo está hecho de vuelos
a la demencia social por la ganancia arriba, terminara de apagarse, no que- intercontinentales y límites culturales
inmediata; la otra, del insultante daría nada. Nada más: ni él.” El futuro infranqueables: no pueden ver más allá
dispendio de esos años locos donde la es eso, dice La experiencia sensible en del alcance de su mano. La paradoja
dictadura se creía tan estable como una un inesperado giro. De todos modos, final de los de su clase.
moneda sobrevaluada que halagaba el algo de ese giro estaba anunciado en Este futuro, ignorado por los Roma-
mito de una Argentina en el centro del una pregunta que se hacen Romano y no en 1978 cuando fueron a Las Vegas,
mundo (del cual se la expulsaba justa- Critti y no pueden responder: ¿por qué es perfectamente conocido por el narra-
mente por su régimen político y poco están allí, en Las Vegas, si el juego los dor de La experiencia sensible. Su inte-
después se la expulsaría por las conse- aburre y no entienden a los jugadores? ligencia y su saber le evitan que lo que
cuencias de la fiesta financiera). Roma- La pregunta indica esa dimensión fuera cuenta sea obvio o demasiado cifrado;
no es perfectamente significativo por de control en la que se mueven estos su perspectiva queda sin embargo bien
su oscilación entre alguna cualidad he- sujetos que, al mismo tiempo, parecen a la vista en el tono con que narra los
redada y un desenfreno presente. completamente al mando de sus vidas episodios más sorprendentes o alude al
Los pormenores con que la novela más o menos miserables. fondo brutal que sostenía el tinglado en
va probando este carácter son de un Ese futuro que el narrador conoce, esos años. Novela de la dictadura mili-
verosímil perfecto y el narrador los también incluye los años que siguen a la tar, La experiencia sensible muestra su
intercala con la ironía indispensable excursión por el Paradise de Las Vegas. verdad cultural y un mecanismo de su
para que de la historia de Romano no se Los chicos de la familia Romano termi- capitalismo monstruoso.

ESTUDIOS SOCIALES
Revista Universitaria Semestral
R E V I S T A D E H I S T O R I A Consejo de Redacción: Darío Macor (Director),
Ricardo Falcón, Eduardo Hourcade, Enrique
Año IX - Número 18/19 - Fines de 2000 Mases, Ofelia Pianetto, Hugo Quiroga
Nº 19 - Primer semestre 2001
Cine y fotografía - Entrevista a Laura Mulvey Escriben: Asensio • Buchbinder • Susana García •
y Luis Príamo / Arte y política / Raphael Samuel Ignacio García • Agustina Prieto • Follari • Alonso •
y el ojo de la historia Gonçalves Couto

ESTUDIOS SOCIALES, Universidad Nacional del Litoral, 9 de julio 3563,


Santa Fe, Argentina; telefax directo: (042) 571194
DIRIGIR CORRESPONDENCIA A: Casilla de Correo 353, Santa Fe, Argentina
Suscripciones: en Argentina, u$s 24.- (dos números).
Teoría feminista y experiencia literaria

Nora Catelli

32
te formal por el despliegue de diversas
y bastante tradicionales epopeyas de la
diferencia. Podría sostenerse que diver-
sas poéticas anteriores a las de la dife-
rencia operaron cambios tan significa-
tivos como éste; no obstante, lo que lo
hace singular es su carácter transversal
en relación con todas las otras pautas,
tanto estéticas como hermenéuticas.

1. Regiones del feminismo

La teoría feminista tiene muy diversos


desarrollos según la red continental de
la que se trate. Argentina muestra, como
algunos países europeos, una tenden-
cia a la segregación de los estudios de
mujeres, que parecen crecer al margen
de la historia y la crítica en sus distin-
tas vertientes. A pesar de que son no-
tables los efectos de la segregación,
pocas veces es sometido a examen el
¿Es posible razonar la literatura sin las obras que la ilustran tienden en desarrollo de la teoría feminista en su
tomar en cuenta la cuestión de los cambio a componer una vasta narración vinculación estricta con las peculiari-
géneros? ¿Es posible razonar la cues- epigonal de estilos y procedimientos dades regionales, tanto ideológicas
tión de los géneros incluyendo lo lite- convencionales. como filosóficas. Por eso es revelador
rario como exigencia formal? Lo que Los dos primeros rasgos no aluden que Judith Butler aluda a las propias en
sigue no pretende responder a tales directamente al problema del valor, su “Prefacio” de 1999 a la reedición de
preguntas, sino dibujar el paisaje que mientras que sí lo hace el cambio en la uno de los ensayos norteamericanos
las vuelve, quizá, reveladoras de ten- sociedad literaria, lo cual se ve en las de política del género más influyentes
siones en el campo del feminismo: solicitaciones inconscientes del mer- de la última década: “El género en
hipertrofia académica en algunas re- cado y en la rapidez con que la cues- disputa tiene sus orígenes en la teoría
giones y segregación en otras; enra- tión de los géneros ha contribuido a francesa, que es de suyo una construc-
recimiento teórico; y, por último, pro- producir una gama amplísima de obras ción estadounidense extraña [que] tien-
funda transformación de las exigen- femeninas y feministas más cerca del de a interpretar unidos, en una vena
cias estéticas de la sociedad literaria, folletín que de la literatura. Esto no es sincrética, a varios y varias intelectua-
en la que ha tenido lugar un cambio nuevo; lo nuevo es que la identidad de les franceses (Lévi-Strauss, Foucault,
radical. La teoría feminista pertenece género pueda sustituir la exigencia de Lacan, Kristeva, Wittig) que pocas
al núcleo del pensamiento más arduo; ese inalcanzable pero visible horizon- veces se aliaron y cuyos lectores en
Francia rara vez, o nunca, leyeron a los que se denominaba contenidismo o minemos un caso, en el que los dos
demás”.1 positivismo. rasgos mencionados –existencia de un
Imposible exagerar el poder de A finales de los setenta, en el caso suplemento de significados ocultos re-
irradiación de esa “construcción esta- de quien escribe estas notas, el momen- feridos a la relación de dominación
dounidense” que es la “teoría france- to inaugural del choque entre teoría entre masculino y femenino y relectura,
sa”; para esbozar estas notas acerca de literaria y feminismo tuvo lugar en Es- desde tal ángulo, de toda la tradición
la relación entre pensamiento feminista paña, a través de la lectura de Patricia occidental– se advierten con cierta cla-
y crítica en nuestro medio es necesario Meyer Spack (La imaginación femeni- ridad. Se trata de un cuento de Karen
recurrir a la comparación de nuestras na, 1975), Sandra Gilbert y Susan Gubar Blixen3 analizado por Susan Gubar en
construcciones con esa construcción (La loca en el desván, 1979) o Elaine “The Blank Page and the Issues of
estadounidense de la teoría francesa, Showalter (A Literature of Their Own, Female Creativity”. Gubar empieza
sobre todo porque tenemos in mente 1977). parafraseando el episodio ovideano clá-
otra teoría francesa previa y distinta a la sico de Pigmalión y Galatea, en el que
que describe Butler. Hay que evocar se exponen dos obsesiones masculinas:
una biblioteca argentina –americana– 2. Modelos críticos convertir el cuerpo inerte de la estatua
formada en los años sesenta en el cho- de marfil en cuerpo vivo gracias a la
que entre estilística e historia de la Dos criterios empezaban a circular en- caricia de dedos masculinos y dar vida
literatura, por un lado y estructuralismo, tonces. Primero, que en la literatura sin someterse a la humillación de de- 33
marxismo y psicoanálisis, por otro. En escrita por mujeres hay un suplemento pender de la vida que da la mujer.
esta intersección lo feminista no exis- de significados ocultos tras su sujeción A partir de este doble sueño, en tres
tía. Tan sólo El segundo sexo de Simone a un supuesto canon patriarcal, inde- páginas, antes de analizar el cuento de
de Beauvoir figuraba entre las lecturas pendientemente de su organización for- Blixen, Gubar brinda, con citas de per-
admisibles, aunque no se le atribuyese mal; y que es posible verificar esos sonajes, frases, metáforas de la ficción
posibilidad de penetración seria en la significados ocultos en cualquier texto o versos, un contingente de referencias
organización prestigiosa de la historia y fuese la que fuese su tradición, densi- que incluye los románticos ingleses,
de la crítica literaria. dad o saturación semántica: desde Corín Gerard Manley Hopkins, Simone de
Tras Simone de Beauvoir estaba Tellado a Virginia Woolf, desde George Beauvoir, Chaucer, Shakespeare,
Juliet Mitchell (Psicoanálisis y femi- Eliot a Delmira Agustini. George Eliot, Ezra Pound, H. D., Henry
nismo, 1974) una excelente y suspicaz Segundo, que releer la literatura de James, Virginia Woolf, Joseph Conrad,
exposición del aparato clásico freudia- las mujeres en busca de esos significa- T. S. Eliot, F. S. Fitzgerald, Ishmael
no, ya considerada con bastantes repa- dos ocultos, obliga a releer también la Reed, William Gass, Claude Lévi-
ros por los críticos de la época, para escrita y concebida (histórica o presu- Strauss, Jacques Derrida y Gayatri
quienes la relectura lacaniana de Freud miblemente) por un sujeto patriarcal de Spivak. De todos ellos extrae ejemplos
daba por caduca cualquier vía de acceso índole monolítica. No sólo quedaba en –figuras y sentencias– acerca del mo-
al psicoanálisis que no fuese a través de entredicho la literatura sino la organi- delo de escritura de la pluma y del pene
la analogía entre procedimientos zación académica del saber literario. –pen-penis–, actividad doblemente
lingüísticos y leyes del inconsciente. Para decirlo de otra manera: la columna masculina, frente a la página en blanco
No obstante, aunque mencione a De vertebral de los estudios literarios era femenina en la cual escribir se relaciona
Beauvoir y Mitchell, hay que señalar ofrecida a un dispositivo de interpreta- con la herida o castración.
que ninguna de las dos jugó en aquella ción transversal –la crítica feminista– El secreto está, se supone, en la
década (1969-1979) un papel impor- para el que no había sido pensada ni relación entre lienzo silencioso y silen-
tante en el modo de pensar la literatu- diseñada. Puede argüirse que ha habido cio elocuente; contar, en “The Blank
ra y sus límites, sólo concebible, por y hay otros dispositivos semejantes: Page” es revivir el silencio. Gubar su-
entonces, a partir de Lévi-Strauss, pero el conflicto que se hace patente en braya la figura del tejido de la página en
Jakobson, Althusser, Kristeva, Barthes, los géneros subyace a todos los otros y blanco para trazar la alegoría de la es-
Deleuze, Foucault y Derrida; a los que a la vez se expresa en ellos. critura femenina; el comentario acaba
se agregaron, al final de la década, En ese momento se somete la tradi- con alusiones a George Eliot, a Edith
Raymond Williams y Pierre Bourdieu, ción occidental en su conjunto a un Wharton, de nuevo a Virginia Woolf (el
cuyos nombres ya figuraban en los pri- aparato independiente, pero apoyado
meras antologías de textos estructura- en disciplinas de la interpretación in- 1. Judith Butler, El género en disputa. El feminis-
listas, junto con Genette.2 mediatamente anteriores a la crítica fe- mo y la subversión de la identidad [1990], Paidós,
México, 2001, pág. 11.
En la historia de las modas teóricas minista: el marxismo y el psicoanálisis. 2. Aunque puede argüirse que ya entonces se
en la que podrían inscribirse muchos Por contundentes razones el materialis- rompió abiertamente con la utilización excluyente
occidentales y americanos –no norte- mo histórico ha visto disminuido su de la alta literatura en la reflexión teórica, creo
americanos– ese corpus constituía un campo de irradiación, cosa que no ha que el recurso a los subgéneros así inaugurado
poseía un carácter heurístico y no tendía a reem-
instrumento de refutación de la corrien- sucedido con el psicoanálisis. ¿Se con- plazar la exigencia formal y estética de aquélla.
te dominante en los estudios literarios: virtió entonces la crítica feminista en 3. K. Blixen, “La página en blanco” en Ultimos
por un lado, la estilística; por otro, lo otra hermenéutica de la sospecha? Exa- cuentos [1957], Bruguera, Barcelona, 1982.
final de Al faro), Dorothy Richardson, nismo francés”. En ese momento la el estilístico-genérico, donde el estilo
Hilda Doolittle, Anne Sexton, Frida crítica feminista pasó del análisis de la “heterogéneo” sería la manifestación
Kahlo, Mary Elisabeth Coleridge, misoginia –del odio a la giné– al análi- del género marcado. Bajo el prisma de
Charlotte Brontë, Margaret Drabble, sis de la giné, y del análisis de la giné a lo circular-ejemplarizante la escritura
Sylvia Plath, Adrienne Rich, Tillie la teoría del género. La teoría feminista expresa la red temática de lo femenino;
Olsen, Mallarmé, Melville, la Virgen se transformó en teoría del género, y de bajo el prisma de lo estilístico-genéri-
María (y su inmaculada concepción, a nuevo la teoría del género recurrió al co, la escritura expresa la identidad de
la vez terrible y liberadora), las Carme- psicoanálisis. Y, por primera vez, a género.
litas, Santa Teresa, de nuevo George Jacques Derrida, que había esbozado, Hay un deslizamiento conceptual,
Eliot, Florence Nightingale, Gertrude en 1967, el programa de la desconstruc- sin embargo, que es necesario subra-
Stein, Hélène Cixous, Margaret ción en De la gramatología. yar: en el modelo circular-ejemplari-
Anderson, James Joyce, Katherine Este es el momento de formación zante lo femenino es punto de partida y
Mansfield y Denise Levertov. del así llamado “postestructuralismo”. de llegada, mientras que el recorrido es
Insisto en enumerar los autores cita- Resultado de esta fusión vertiginosa zigzageante y hasta imprevisible, como
dos no porque suponga que esta enume- son frases como la siguiente, en la que imprevisibles son las citas de Gubar. En
ración rebaje el ensayo de Gubar, al se define el sujeto patriarcal: “Lo que el modelo estilístico-genérico lo feme-
forzarlos a una coexistencia íntima más las feministas francesas llaman escritu- nino es el recorrido, pero el punto de
34 allá de toda cronología o geografía
lingüística imaginables, sino para mos-
trar cómo los textos reverberan unos
junto a otros y queda asegurada la co-
nexión temática. A través de las citas,
personajes, frases, episodios narrados,
diarios o cartas, se elabora un asunto
que es, al tiempo, un lazo retórico: el
asunto de la página en blanco como
escritura femenina.
Gubar utiliza el cuento de Karen
Blixen como ilustración: es el modelo
circular-ejemplarizante de la crítica fe-
minista. El texto se vuelve denso a
partir de un tema previo, su exposición
es convertida en segundo tema y éste se
ilustra a partir de un repertorio más o
menos recurrente de autoridades, que
empujan la exposición hacia el tema
previo.
El segundo modelo se reclama de
una prosapia que, a la vez, se superpone
a otra versión de ese mismo linaje. Julia
Kristeva y Luce Irigaray son sus prota-
gonistas. Aquí vuelve a aparecer el pro-
blema cronológico. En nuestro propio
ámbito, en los años setenta, ni Kristeva
ni Irigaray pertenecían a la crítica femi-
nista sino que formaban parte, respecti- ra femenina se concreta en un estilo partida puede ser el ciudadano James
vamente, del grupo Tel Quel y del psi- heterogéneo que deliberadamente so- Joyce, y el punto de llegada lo femenino
coanálisis lacaniano. Sus aportes –que cava todos los órdenes jerárquicos de en James Joyce. La crítica del género
llegaron más tarde a las universidades la filosofía racionalista masculina frac- atribuye rasgos fijos a la oposición en-
norteamericanas– se concretaban en una turando su idea de significación cohe- tre géneros pero no localizaciones fijas
red de conceptos de los cuales los más rente”.4 a quienes la expresan o practican. Con
importantes eran la teoría del texto como El conjunto de herramientas para la una salvedad: lo femenino no sólo es
productividad y el problema de la defi- teoría feminista resumido en la supues- género marcado, sino desideratum, algo
nición del sujeto basada en la teoría del ta “posición constructivista” es la unión
significante de Jacques Lacan. entre algo esencialmente femenino –un
4. Julie Rivkin y Michael Ryan, “Feminist
Pocos años después Julia Kristeva y estilo– y la escritura. Tras el circular- Paradigms”, en J. Rivkin y M. Ryan, eds., Literary
Luce Irigaray –además de Hélène ejemplarizante, esta unión compone el Theory; An Anthology, Blackwell, New York,
Cixous– se habían convertido en “femi- segundo modelo de la crítica feminista: 1998, pág. 830.
que se sitúa más cerca de la verdad que y madre fue necesaria, concluye Shorter, nes promueven.
del poder. para que empezara lentamente a dismi- Otra vez hay que adelantarse a las
De modo indirecto, esto muestra nuir la tasa de hijos por mujer, proceso objeciones: vastas zonas de la produc-
una de las debilidades de la definición que se desarrolla a partir de mediados ción literaria, se dirá, han ocupado an-
de lo patriarcal: al sustentarse en una del siglo XIX. Al mismo tiempo mejoró tes espacios limítrofes entre literatura
idea de sujeto que conlleva la de in- la alimentación femenina, siempre más alta –incluso en las más paródicas de
consciente, necesariamente debe admi- escasa que la de los hombres, y por sus versiones– y literatura de consumo.
tir una grieta en el propio discurso. No tanto aumentó la capacidad de supervi- Lo que revela la cuestión de los
se puede ser “postestructuralista”, como vencia de las mujeres. Lo que hace géneros en este aspecto es, sin embar-
proclaman Rivkin y Ryan, y a la vez Shorter es revalorizar la noción de án- go, una fractura conceptual en la teoría
aferrarse a una noción de lo patriarcal gel del hogar: subraya su carácter de que consagró el estatuto central de la
que no admita en esa noción la escisión freno ideológico –y por tanto físico– ya diferencia, construida a partir del ase-
inherente a cualquier experiencia de que exaltaba una mujer que fuera, sobre dio de diversas disciplinas, desde el
lenguaje: encapsular la “filosofía ra- todo, espiritualidad recogida y exenta psicoanálisis a la historia. Elaborar una
cionalista masculina” en una unidad de sexualidad. A partir de esa idealiza- formulación del sujeto atravesada por
que se pueda “deliberadamente” soca- ción se hizo concebible un ámbito en el la diferencia de los géneros supone acep-
var supone volver a una teoría del suje- que la brutalidad de la reproducción tar la separación entre las diversas posi-
to anterior a las formulaciones en las continua quedase, al menos, limitada ciones en que ese mismo ente consiste 35
que se sustenta la presunta unidad con- por una nueva visión, más restrictiva y y los discursos múltiples que lo susten-
ceptual del “postestructuralismo”. menos sometida, de lo femenino. tan. Pero en el caso que aquí se trata esa
Menciono estos rasgos no sólo para formulación ha servido para consagrar
mostrar el carácter inconcluso y por una figura que se realiza en una peripe-
3. Interpretación e historia ello dinámico de la teoría del género cia encantatoriamente unitaria: la de un
cuando se la pone en relación con diver- personaje tan monolítico como el suje-
Cabe otro ejemplo, ahora en el campo sas interpretaciones en la historia de las to patriarcal, tan premoderno en su pre-
de las relaciones entre teoría e historia: ideas sino, al mismo tiempo, para rei- sentación como éste.
se ha convenido casi universalmente en vindicar su necesidad: salvo excepcio- Tal sujeto no emerge de la experien-
que a comienzos del siglo XIX las con- nes, en nuestro medio la descripción de cia de la forma, sino que es sustituido
vicciones que cristalizan en el modelo las figuraciones y representaciones de por el testimonio directo de una serie de
del ángel del hogar supusieron, junto lo femenino suele ocupar un lugar personajes que se han independizado
con la notoria desigualdad de derechos tangencial en la enseñanza de la filoso- de la forma misma. La mujer escritora
consagrada por los códigos napoleó- fía e incluso en la historia de las ideas. –o cualquier otro de sus equivalentes,
nicos, un freno momentáneo a la libera- como el escritor o escritora gay o les-
ción de las mujeres. Esta idea, notoria- biana– son concebidos como soportes
mente extendida, ha sido discutida por 4. Horizonte formal existenciales, no estéticos, de peripe-
el historiador de la familia Edward cias diversas –doméstica, sanitaria, pi-
Shorter, quien sostiene que la conquista La pobreza académica regional del fe- caresca, bandolera o carcelaria–, reve-
de un espacio físico autónomo por parte minismo y el enrarecimiento concep- ses simétricos de esa “filosofía raciona-
de las mujeres tuvo lugar a partir de la tual son quizá consecuencias de la sepa- lista masculina” glosada más arriba. En
ruptura del vínculo estrictamente popu- ración entre historia y teoría, que deja cada una de estas vertientes se ofrece
lar y femenino en las costumbres del vastas zonas inertes, zonas que la cues- una máscara fabricada con los materia-
alumbramiento tradicional.5 Sólo con tión de los géneros volverían extraor- les de ese sujeto sedicentemente “soca-
la tendencia a alumbrar en los hospita- dinariamente dinámicas. Mucho más vado” y soldada con el pegamento de
les y con ayuda masculina se rompió el complicado es responder de los cam- los lectores de una franja cada vez más
vínculo de extraneidad maléfica que bios en la sociedad literaria –o en lo que sólida e internacional del mercado.
ligaba saberes ancestrales, comadronas queda de ella– frente al auge de algo
y mujeres en un ámbito oscuro (para que podríamos denominar relatos de
5. En A History of Women Bodies (Basic Books,
Shorter, el ámbito de la victimización género.
Inc., N.Y., l983) “No sostengo que mejores
completa) al que los hombres se sus- Desde dentro de la institución lite- histerectomías y técnicas de aborto fuesen la
traían. Y este espacio físico autónomo raria o, al menos, reclamándose como “causa” del feminismo[...] Sostengo, sin embar-
sólo pudo a su vez configurarse cuando parte de ella, estos relatos van sustitu- go, que el final de la victimización de las mujeres
fue una precondición del feminismo”, págs. xii-
empezó a arraigar, en las capas medias yendo esa exigencia estética aludida al
xiii. La postura de Shorter ha sido muy contesta-
urbanas europeas y americanas, cierta principio de estas notas; una exigencia da. Puntos de vista opuestos, respecto sobre todo
noción de freno al ancestral acceso con- que supone, incluso en nuestra época, al carácter nefasto de la pérdida de control de las
yugal irrestricto que convertía a las el rechazo de las seducciones de lo comadronas sobre el alumbramiento se encontra-
rán en Genevìève Fraisse y Michelle Perrot, eds.,
mujeres, ante sí mismas y ante los otros, identificatorio y la defensa de una re-
El siglo XIX (vol IV), en G. Duby y Michelle
en víctimas físicas y psíquicas. ticencia sistemática frente a la clausu- Perrot, Historia de las mujeres [1990-92], Círcu-
La idealización del papel de esposa ra del significado que estas seduccio- lo de Lectores, 1994, páginas 315 a 403.
Estudios culturales, fronteras y traspasos
Una perspectiva desde Brasil

Renato Ortiz

36
mento de diferencias”, rico, complejo,
indefinido, capaz de revelar la diversi-
dad de nuestros itinerarios a lo largo de
la vida, y que sólo se cierre con nuestra
propia muerte. Pero si las representa-
ciones sobre mi trabajo son diferentes
“afuera” y “adentro” del Brasil, es pro-
bable que los lugares en que estas repre-
sentaciones son acuñadas expresen algo
acerca de la actividad intelectual que
desarrollamos y presuponemos como
dada, como objetivamente inmutable.
Soy incapaz de responder por completo
a las preguntas que elaboró la Universi-
dad de Stanford. Muchas de las cuestio-
nes tratadas me resultan relativamente
distantes, tal vez por ser brasileño, lati-
noamericano, lo que de cierto modo me
aleja de la lógica del campo universita-
rio norteamericano. Consideraré los
puntos que me parecen más relevantes,
y quizá, con una mirada algo extranjera,
pueda contribuir al debate en cuestión.
En una conferencia organizada por bargo, a pesar de estas pruebas, la ima- Los estudios culturales no existen
Hermann Herlinghaus en Berlín, en gen que tengo entre mis colegas brasi- en el Brasil como una disciplina especí-
1995, tomé conciencia por primera vez leños no se ajusta a esta definición. Para fica. Por cierto, el interés por lo que se
de que era un practicante de los estudios ellos soy, simplemente, sociólogo, produce, ya sea en Inglaterra, a través
culturales. Al año siguiente, en un se- antropólogo, aunque mis textos, leídos de la escuela de Birmingham, sea en los
minario realizado en Stirling (Escocia), y apreciados en distintas áreas –crítica Estados Unidos, estudios literarios,
del cual participaba Stuart Hall, esta literaria, arquitectura, geografía, co- posmodernidad, globalización, está pre-
sensación se reforzó, pues me encon- municación– no encajen bien en las sente entre nosotros. Pero los términos
traba allá, al lado de mis amigos Néstor fronteras académicas existentes. Per- del debate son otros. No sé si constitui-
García Canclini y Jesús Martín Barbe- sonalmente, no tengo ninguna angustia rán en el futuro una especialización
ro, como representante de algo que nun- identitaria, aun en tiempos de globa- académica ni sabría decir si eso sería
ca había imaginado. El cuestionario pro- lización, cuando muchos están preocu- realmente deseable. La verdad es que la
puesto por la Universidad de Stanford1 pados por el afán insensato de descifrar institucionalización del conocimiento
me cita como uno de los más “sobresa- su “yo” mayor. Creo con sinceridad que
1. El texto que publicamos, traducido por Ada
lientes” latinoamericanistas dedicados no deberíamos tener ningún documen- Solari, es la respuesta de Renato Ortiz a una
a los estudios culturales, lo que me to de identidad, que dice poco sobre encuesta organizada por la Universidad de
proporciona gran satisfacción. Sin em- nuestra individualidad, sino un “docu- Stanford.
en la esfera de las humanidades se en- particular? ¿Configuran un área especí- literatura). Sin embargo, ninguna de ellas
cuentra más o menos definida, consti- fica de conocimiento? La respuesta se propone modificar su estatuto
tuida por disciplinas y algunas activida- puede ser eventualmente positiva cuan- institucional. Se leen los textos, se culti-
des específicas tales como comunica- do los consideramos en el contexto de van autores, sin que el concepto de “co-
ción y artes. Aun en los institutos y las universidades norteamericanas, pero municación”, como área específica de
departamentos de letras, las divisiones negativa, o al menos ambigua, si mira- conocimiento o, si se quiere, de agrega-
tradicionales entre enseñanza e investi- mos hacia América Latina. En lo que ción de intereses, se vea amenazado.
gación parecen estar en vigencia sin concierne al Brasil, me parece que la Los estudios culturales se caracteri-
mayores problemas. Esto establece de penetración de los estudios culturales zan por su dimensión multidisciplinaria,
inmediato un “adentro” y un “afuera”, se lleva a cabo por los márgenes, es por la ruptura de las fronteras tradicio-
pues las preguntas sobre la posible rela- decir, para usar una expresión de nalmente establecidas en los departa-
ción entre “estudios culturales” y “estu- Bourdieu, en la periferia del campo mentos y universidades. Este es para mí
dios literarios”, el destino de los “estu- jerarquizado de las ciencias sociales, un aspecto altamente positivo del pro-
dios culturales”, su politización o no, particularmente en las escuelas de co- ceso de renovación de las ciencias so-
no son para nada universales. Éstos municación (lo que demuestra por cier- ciales. No hay dudas de que el movi-
siguen el ritmo de los cambios ocurri- to el conservadurismo de disciplinas miento de institucionalización del co-
dos en las universidades americanas, como la sociología, la antropología, la nocimiento durante el siglo XX se en-
pero difícilmente expresen la realidad 37
brasileña y, agregaría, latinoamerica-
na. En la introducción de mi libro O
próximo e o distante: Japão e a
modernidade-mundo (São Paulo,
Brasiliense, 2000) digo que la noción
de “estudios japoneses”, conocida como
japonología, sólo tiene sentido cuando
se aprecia la cultura japonesa desde el
exterior. Los japonólogos son investi-
gadores, preferentemente oriundos de
Europa y los Estados Unidos, cuya in-
tención es comprender la realidad de un
determinado país. Lo mismo pasa con
los brasilianistas y latinoamericanistas.
Son personas que se encuentran “fuera”
del Brasil y de América Latina, que
trabajan generalmente en instituciones
norteamericanas o europeas. Pero nin-
gún brasileño o latinoamericano se iden-
tificaría como un brasilianista o un
latinoamericanista, algo que sólo suce-
de cuando emigran a una institución
extranjera y se insertan en otro mercado
académico. En ese momento, su identi-
dad profesional se alterará. Por eso, no
hay japonólogos en el Japón ni latino-
americanistas en América Latina, sino
sociólogos, economistas, historiadores,
etcétera. Desde el punto de vista inter-
no, la realidad de las zonas geográficas
tiene poca consistencia (incluso teóri-
ca), y depende más de los influjos exter-
nos. A pesar de que la situación no sea
exactamente la misma –los estudios
culturales no coinciden con una zona
geográfica determinada–, ocurre algo
semejante, ya que el conocimiento está
marcado por la historia de los lugares
en los cuales es producido. ¿Constitu-
yen estos estudios una disciplina en
caminó muchas veces hacia una espe- Puede explorarse el tema de las fron- importantes en la reestructuración de la
cie de fordismo intelectual, en el que las teras también desde otro ángulo. La universidad. Con esto quiero decir que,
especialidades, las subdivisiones disci- comparación con los Estados Unidos es en un contexto de institucionalización
plinarias y temáticas (sociología rural, sugerente. Desde la década de 1920, restringido, las fronteras entre discipli-
antropología de la familia, partidos po- con la Escuela de Chicago, la sociolo- nas nunca lograron imponerse con la
líticos, etc.), alimentadas sobre todo en gía conoce en los Estados Unidos un misma fuerza y rigidez que en los Esta-
los momentos de celebración ritual, los intenso movimiento de institucionali- dos Unidos. No hubo ni tiempo ni con-
grandes congresos académicos, impli- zación. Introduction to the Science of diciones materiales para que esto ocu-
caron la preponderancia de un saber Sociology, de Park y Burgess, conside- rriera. Sin duda, estas fronteras existen
fragmentado en relación con una visión rada la pequeña biblia de los sociólogos en las universidades y en los centros de
más “globalizadora”, “totalizadora”, de de Chicago, se publicó en 1921. La investigación, pero son más porosas,
los fenómenos sociales (recuerdo que expansión de la enseñanza universita- fluidas, y permiten una interacción
para Marcel Mauss la categoría de “to- ria, la creación de departamentos e ins- mayor entre los practicantes de las cien-
talidad” era fundamental en la cons- titutos de investigación, multiplicarían cias sociales. Los pasajes de la filosofía
trucción del objeto sociológico). No se los nichos institucionales e incentivarían a la sociología, de las ciencias políticas
puede decir que el proceso de especia- el florecimiento de las diferentes áreas a la historia, de la antropología a la
lización haya sido enteramente negati- académicas. Ya en los años cuarenta, comunicación, de la sociología a la lite-
38 vo; de alguna manera posibilitó el aná- diversas escuelas de pensamiento, ratura, no son casos excepcionales, sino
lisis más detallado de ciertos “hechos”, funcionalismo, culturalismo, se presen- que constituyen más bien casi una regla
pero queda la impresión de que la tan como referencias teóricas impor- del campo universitario. Tal vez por
fragmentación existente no favorece tantes en el campo intelectual norte- eso, el ensayo, como forma de aprehen-
demasiado el perfeccionamiento del americano. En el Brasil, para emplear sión de la realidad, sobre todo en la
conocimiento y de que se vincula más un término caro a la intelectualidad tradición latinoamericana hispánica,
con los intereses de los grupos profesio- latinoamericana, la institucionalización haya sobrevivido al proceso de formali-
nales que rivalizan por subsidios de de las ciencias sociales es “tardía”. La zación de las disciplinas, puesto que su
investigación y posiciones de autoridad “escuela paulista” de sociología, per- propia naturaleza es no respetar la for-
en el campo intelectual. Sin embargo, sonalizada en la figura de Florestan malidad de los límites establecidos.
no se debe considerar la importancia de Fernandes, data de los años cincuenta. ¿El análisis de la cultura constituye
lo multidisciplinario como algo idénti- En ese momento existían por cierto un nuevo paradigma sistémico? Perso-
co al “fin de las fronteras”. Caeríamos otras disciplinas, como la antropología, nalmente, no estoy convencido de que
en la obviedad del sentido común que pero apenas de forma incipiente, desa- las ciencias sociales operen con para-
ha hecho alarde insistentemente, ya en rrolladas en puntos alejados y desco- digmas, en el sentido que Kuhn le atri-
el ocaso del siglo XX, del “fin” de las nectados del país, y practicadas por una buyó al término. Aun si se toma el
ideologías, del espacio, del trabajo, de cantidad bastante reducida de personas concepto de una manera más alusiva y
la historia. En este caso sería como (las ciencias políticas no existían aún abarcadora, como sinónimo de “refe-
sustituir una insuficiencia real por un como especialización). No hay que ol- rencia teórica”, mis dudas persisten.
falso problema. Las fronteras son nece- vidar que el desarrollo de una red uni- Recuerdo que algunos años atrás tuvo
sarias para la existencia de un saber versitaria de enseñanza era, hasta la lugar un debate semejante en relación
autónomo, independiente de las impo- reforma de 1968, también muy limita- con el área de comunicación. ¿Existe
siciones externas (religión, política, pro- do. En verdad, la institucionalización una “teoría de la información” distinta
vincianismo local, sentido común). El de las ciencias sociales se consolida en de las otras esferas de conocimiento?
enfoque multidisciplinario no es por los años setenta y ochenta con el sur- ¿Son las escuelas de comunicación el
consiguiente un valor en sí mismo, sino gimiento de un sistema nacional de lugar privilegiado de este “sistema
un valor relacional (esto es, se establece posgrado (maestría y doctorado) apo- epistemológico”? El resultado de esta
en relación con las “verdades” de las yado por los organismos de financia- polémica, hoy apagada por el tiempo,
disciplinas), y es necesario entonces miento federales (Capes, CNPq) y esta- no fue alentador. Me gustaría, sin em-
vincularlo con una cuestión anterior: en duales (Fapesp). Un panorama que hace bargo, retomar la cuestión, si es que la
qué medida favorece o no la realización que el Brasil sea actualmente un país entendí bien, a partir de una formulación
más adecuada del propio pensamiento. relativamente “privilegiado” en rela- distinta: actualmente, ¿la problemática
Si los estudios culturales proponen una ción con sus vecinos, pues en ninguno de la cultura encierra algo cualitativa-
solución multidisciplinaria, no es me- de ellos hubo un desarrollo tan intenso mente diferente respecto de las pers-
nos cierto que también pueden explo- de las redes universitarias de investiga- pectivas trabajadas anteriormente? Creo
rarse otras alternativas, por ejemplo, el ción. Al contrario de las dictaduras chi- que sí. La tradición de las ciencias so-
enfoque transdisciplinario. En este caso, lena, argentina y uruguaya, los milita- ciales, en sus diversas ramas, confinaba
los horizontes de las disciplinas surgen, res brasileños fueron “modernizadores”, la esfera de la cultura a ciertos géneros
no como un obstáculo que debe abolirse, es decir, impulsaron el crecimiento eco- específicos: en la literatura, al debate
sino como punto de partida para un nómico en los marcos de una política estético; en la antropología, a la com-
“viaje” entre saberes compartimentados. autoritaria, lo cual tuvo consecuencias prensión de las sociedades indígenas, el
folklore y la cultura popular; en la histo- excepción de la antropología culturalista miento dominante en el pensamiento
ria, a la reflexión sobre las civilizaciones norteamericana (confinada a los estu- sociológico (en el sentido más amplio
(hoy revigorizada por el surgimiento de dios de las sociedades indígenas y cam- del término) fue la consideración del
la globalización). Tanto en Europa como pesinas y a la aculturación) y del debate poder como algo preferentemente vin-
en los Estados Unidos, la sociología, sobre la cultura nacional en América culado con el universo de la política. Por
cuando se ocupaba del tema, lo restrin- Latina, la esfera de la cultura era consi- eso, temas como estado, gobierno, parti-
gía prácticamente a la esfera de la Kultur. derada no como totalidad, sino de forma dos, sindicatos, movimientos sociales,
La literatura y el arte disfrutaban enton- recortada según los temas y las discipli- se tornaron hegemónicos entre los cien-
ces de un estatuto privilegiado. El debate nas. Los estudios literarios tenían poco tíficos sociales. La cultura quedaba un
sobre el surgimiento de la cultura de que ver con los análisis sociológicos, la tanto al margen de todo ello. Otra vez,
masas en los Estados Unidos (años cua- antropología difícilmente dialogaba con ante este cuadro, puede verse a América
renta y cincuenta) tomaba el universo la dimensión “moderna” de la llamada Latina de manera diferente, pero es im-
del arte como referencia obligatoria, ya “cultura de masas”, y así de seguido. portante dimensionar las cosas para no
sea para criticarlo como “elitista” (los Actualmente, en contraposición a esta caer en malentendidos. El dilema de la
autores liberales vinculados a la idea de tendencia hacia la compartimentación identidad nacional llevó a la
democracia de masas y al mercado), sea del conocimiento, el universo de la cul- intelectualidad latinoamericana a com-
para valorizarlo (los frankfurtianos) tura pasó a percibirse como una encruci- prender el universo cultural (cultura na-
como último refugio de la libertad espi- 39
ritual. Se puede aun decir que el análisis
de los fenómenos culturales gozaba de
un prestigio “menor” en el campo inte-
lectual. Otros temas, partidos políticos,
estado, modernización, industrialización,
urbanización, eran vistos como “más
importantes” que los estudios referidos a
la cultura popular, a las religiones, etcé-
tera. Por cierto, la esfera de la “alta
cultura” permanecía ilesa, pues era con-
siderada como algo aparte, lo que garan-
tizaba su aura solitaria. También en
América Latina, con las debidas propor-
ciones, se reprodujo este movimiento.
Pero a diferencia de lo que se dio en
Europa y en los Estados Unidos, la aso-
ciación de la temática cultural con el
dilema de la identidad nacional fue una
preocupación permanente de la inte-
lectualidad. En este sentido, los análisis
realizados traspasaron los límites esta-
blecidos por las ciencias sociales euro- jada de intenciones diversas, como si cional, cultura popular, imperialismo y
peas y norteamericanas. La constitución constituyese un espacio de convergen- colonialismo cultural) como algo intrín-
de la nación implicaba una reflexión cia de movimientos y ritmos diferencia- secamente vinculado a las cuestiones
diferenciada. Sin embargo, en las trans- dos: economía, relaciones sociales, tec- políticas. Discutir sobre “cultura” era de
formaciones que tuvieron lugar en los nología, etcétera. No creo que pueda cierta forma discutir sobre política. El
años sesenta y setenta, con el proceso de existir, como se pensó en el pasado, una tema de la identidad encerraba los dile-
institucionalización de las disciplinas, “Teoría de la Cultura” (intención algo mas y las esperanzas referidos a la cons-
temas como desarrollo, modernización, ingenua de los antropólogos culturalis- trucción nacional. Dicho esto, es impor-
transición democrática, dependencia, tas), pero estoy convencido de que difí- tante sin embargo cualificar el contexto
tendrán un poder de convocatoria mu- cilmente este espacio de convergencia en el cual se trababa el debate y señalar
cho mayor entre los científicos sociales pueda circunscribirse a las fronteras ca- los cambios ocurridos desde entonces.
y el público más amplio. Es posible que nónicas de las disciplinas existentes. Primero, el surgimiento de una industria
la tradición marxista, tal vez de forma Otro aspecto se relaciona con la pro- cultural, particularmente en un país como
inconsciente, haya desempeñado en esto blemática del poder. Tradicionalmente, el Brasil, redefinió la noción de cultura
cierto papel debido a que la noción de las ciencias sociales tendieron a identifi- popular y despolitizó el debate anterior
“superestructura”, como reflejo o no de carlo con la política. Hay, evidentemen- (traté este aspecto de manera exhaustiva
la “infraestructura”, atribuía una posi- te, excepciones que confirman la regla; en mi libro A moderna tradição
ción secundaria a las manifestaciones por ejemplo, la sociología de la religión brasileira, São Paulo, Brasiliense, 1988).
culturales. De cualquier manera, con de Max Weber. Sin embargo, el movi- Segundo, el estado-nación era el presu-
puesto básico de la argumentación desa- nes tradicionalmente consagradas a “ha- tantes: el culturalismo y el relativismo
rrollada. Tercero, el movimiento de cer política”: gobierno, partidos, sindi- (en el pasado reciente existía aún el
institucionalización de las ciencias so- catos, movimientos sociales. Creo que “peligro” del economicismo, pero creo
ciales, incluso restringido, con la espe- se hace cada vez más clara la distinción que este es un aspecto, al menos por el
cialización de las disciplinas, incentivó entre poder y política, pues el poder, momento, relativamente abandonado).
la separación entre comprensión de la como algo inmanente a las sociedades, a La perspectiva culturalista tiende a en-
realidad y actuación política. Además, las relaciones sociales, no siempre se focar la comprensión analítica exclusi-
las transformaciones recientes despla- actualiza como política. Existen por con- vamente desde el punto de vista cultu-
zan la centralidad del estado-nación y siguiente mediaciones entre las mani- ral, dejando de lado un conjunto de
redefinen la situación en la cual se pro- festaciones culturales y las instancias dimensiones decisivas en la constitu-
ducen las ciencias sociales. Mucho de lo propiamente políticas. Sin ellas se corre ción de los fenómenos sociales: econo-
que se define como “crisis política” se el riesgo de “politizar” indebidamente la mía, política, tecnología, etcétera. Cabe
asocia con las restricciones impuestas a comprensión analítica, dejando de lado recordar que la antropología social bri-
su actuación. A partir del proceso de aspectos importantes, a veces definiti- tánica realizó muchas críticas a las in-
globalización, el estado-nación se ve vos, de la constitución de algunos fenó- suficiencias de la propuesta culturalista.
debilitado y se escinde el eslabón, antes menos sociales (estética, religión, etcé- Al reificar la noción de “cultura” se
afirmado, entre identidad nacional y lu- tera). De cualquier manera, concebir la pierde el tejido de significados consti-
40 cha política. El desplazamiento del de- esfera de la cultura como un lugar de tutivos de los fenómenos sociales. El
bate, desde la identidad nacional hacia poder significa decir que la produc- relativismo, caro a una visión antropo-
las identidades particulares (étnicas, de ción y la reproducción de la sociedad lógica tradicional, retorna con fuerza
género, regionales), refleja esa nueva pasan necesariamente por su compren- cuando nos enfrentamos con el proceso
tendencia. Incluso en el marco de los sión (lo que es diferente de la idea de de globalización y la formación de iden-
antiguos países “centrales” se puede decir “concientización”, muy en boga en tidades. Cada “diferencia” es vista como
que también las instancias tradicionales América Latina en los años cincuenta y un mundo autónomo, un “universo”
de la política pierden legitimidad al sesenta). Dimensión que se acentúa en el regido por reglas propias, esto es, “rela-
definirse casi exclusivamente en térmi- contexto de la globalización. tiva” en contraposición a las otras. Se
nos de las fronteras nacionales (el debate La reflexión sobre la cultura, en el olvida que toda diferencia está cons-
acerca de una posible “sociedad civil sentido amplio del término, enriquece truida socialmente, atravesada por rela-
mundial” es un síntoma de eso). Otro la comprensión de las relaciones socia- ciones de fuerza y, sobre todo, situada
cambio, que considero profundo, se re- les. Desplaza la mirada especializada y en contextos bien determinados: impe-
laciona con el modo en que comienza a abre los horizontes de las disciplinas rialismo, capitalismo, globalismo, et-
percibirse la esfera de la cultura. En hacia un conocimiento más abarcador cétera. El relativismo es en verdad una
América Latina, como señalé antes, era de la realidad. Existen no obstante algu- ilusión óptica, afirma de manera abs-
vista como un espacio de acción política, nos problemas que merecen señalarse. tracta la total independencia de las “di-
pero no necesariamente, como entende- Se trata de cuestiones antiguas en la ferencias”, cuando éstas son en verdad
mos hoy, un lugar de poder. Así, las bibliografía de las ciencias sociales pero denegadas por la historia (las diferen-
contradicciones existentes en el seno de que, con el desarrollo acelerado de los cias son jerarquizadas según las rela-
las manifestaciones culturales eran tra- estudios culturales, no deben ser olvi- ciones de fuerzas que determinan los
ducidas inmediatamente en análisis y dadas. Pienso que el análisis cultural intereses de los grupos sociales, unos
propuestas apropiados por las institucio- debe escapar de dos tentaciones cons- frente a los otros).

REVISTA IBEROAMERICANA
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Cultural, Casilla 50736, Correo Central, Santiago de Chile Pittsburgh PA 15260 USA
José Luis Romero, un clásico
Sobre “Latinoamérica: las ciudades y las ideas”

Noé Jitrik, Carlos Altamirano, Adrián Gorelik

41
En cuanto a la persona, qué decir de
José Luis Romero en la ocasión y frente
a quienes lo conocieron más y mejor
que yo, que lo vivieron más de cerca,
sea en convivencia sea en discipulazgo.
Para mí, fueron espaciados encuentros,
marcados siempre por su bonhomía, su
risa a flor de labios, su gusto por los
juegos de palabras, su arte de la conver-
sación de cuyo alcance y seducción da
cuenta, cuando lo evoco, mi memoria,
más fiel en este caso que en otros que se
me filtran y agotan. Un primer encuen-
tro hacia el remoto 1949, marginado él
de la Universidad, estudiantes ávidos,
yo y quizás Darío Cantón, de que no se
nos perdieran los maestros cuyos nom-
bres prometían un acceso a ese cielo
que se llama literatura y cuyos fulgores
eran raros en la casa en la que estába-
mos. Curiosa transformación que hace
la memoria: tengo ahora la impresión
de que él quería saber sobre nosotros
Un libro clásico, Latinoamérica: las ciudades y las ideas, editado por primera vez más que nosotros, por timidez, por ig-
en 1976, cuando las condiciones de su lectura eran poco menos que imposibles, norancia, sobre él. Luego fue en el 55,
vuelve ahora, una vez más con el sello de Siglo XXI Argentina. Transcribimos tres durante esa fugaz pero maravillosa y
lecturas, de Jitrik, Altamirano y Gorelik, hechas públicas en la Librería Gandhi duradera aventura que fue la Universi-
de Buenos Aires, en julio de 2001. dad: instalado en la utopía como en una
barca, creyó que yo podía compartir
una experiencia que nadie más que él
La virtud del escritor
estaba en condiciones de iniciar, con
esa mezcla de candor y de fuerza que
Noé Jitrik nos proporcionaba, a todos los que está-
bamos junto a él, una convicción, una
atmósfera de misión que no sólo es
inolvidable sino que tuvo un valor his-
La reedición de un libro que uno vio actualiza dos instancias, la de la perso- tórico pues preparó a la Universidad
gestarse y cuyo autor era un prójimo na –entrañable– y la de la lectura, que para lo que fue su mejor momento.
muy próximo, no sólo lo resucita, en el no puede sino resentirse, acaso modifi- Entonces no hablábamos de historia ni
doble sentido de la palabra, sino que carse, por el tiempo que transcurrió. de literatura pese a que eran esos len-
guajes los que nos ligaban: lo hicimos sí mismo el memorable Laprida según y en su miseria conflictiva. Creo que
cuando, precisamente, José Luis empe- el no menos memorable poema de hay en este procedimiento una teoría de
zó a escribir este libro, un poco antes de Borges, de encontrar su catastrófico la historia y de la historiografía que
que empezara la tormenta que nos arro- destino sudamericano, el latinoameri- sintetiza avances de la llamada “histo-
jó a todos por todas partes. Creyendo, canismo es todavía más significativo, ria social” y permite calibrar sus logros,
confiado, suponiendo, deseando que yo tiene la fuerza de un modo de resisten- en un ámbito en el que estudiar lo pe-
estuviera en condiciones de responder, cia, parece una apelación a lo negado y queño, como lo han hecho Vilar, la
me preguntó por novelas latinoameri- soslayado pero que, sin embargo, sería escuela de Oxford y otros, es un desafío
canas que tuvieran que ver con ciuda- un camino en medio de la creciente considerable considerando que en Amé-
des; mi ignorancia era entonces mayor desnudez semiótica que los vastos po- rica Latina predomina lo grande y lo
que ahora y su pregunta una manera de deres del universo nos destinan. Améri- pequeño es difícil de observar.
reemplazar un diálogo que los tiempos ca Latina es una distancia en el pensa- Detengámonos en este aspecto: la
ensombrecían. Que él sabía más lo prue- miento corriente, la diferencia prima elección del tema “ciudad” para hacer
ba el extraordinario despliegue de tex- por sobre la semejanza pero en Romero historia. Resuenan, detrás de su presen-
tos que se refieren a ese punto y que son, es una cercanía, un encadenamiento cia, ecos de varias tradiciones, en espe-
en su modo de tratarlos, como brotes que presenta, como historia, la historia cial la sarmientina, con toda su potencia
nerviosos, placas luminosas que indi- de una vulnerabilidad y, al mismo tiem- conflictiva, en lo que concierne a la
42 can un proceso, ése que el historiador po, la de una fuerza siempre detenida, Argentina. Romero parece manejarse
quiere rescatar y develar para mostrar siempre frustrada. al margen de la presión de ese tan con-
no sólo qué fue una historia sino cómo La segunda razón es que resplande- solidado esquema, esa especie de “for-
se percibe una historia. ce en esas páginas una virtud de escritor ma mentis” del facilismo intelectual, a
Antes, sin embargo, me había en- que anima y sostiene al historiador, así favor o en contra: no exalta los valores
contrado con José Luis varias veces, como ocurría con los grandes historia- de lo urbano frente al no-valor rural
una o dos en Pinamar –en su mitológica dores que no pretendían alcanzar los pero, en cambio, nunca deja de enten-
casita junto a la playa–, en Adrogué cielos de la ciencia y se contentaban der todo surgimiento de ciudad por re-
varias; la última, que no tenía el aspecto sólo con el rigor. Pero no es cuestión de lación con lo rural. Desde los primiti-
de serlo, fue en México: nos encontra- elegancia o de rigor en la expresión, o vos “castra” hasta las ciudades del de-
mos en el Hotel Roosevelt y las cosas ya de concisión o de dominio de las imáge- sarrollo republicano, pasando por las
estaban muy mal para todos, nuestras nes sino de esa otra cosa que ahora erecciones urbanas de la colonia, las
conversaciones estaban mechadas de solemos, acaso con vaguedad, llamar ciudades surgen en diapasón con el
pena y de frustración, nada bueno podía “escritura” y que supone un saber de la campo y se explican en virtud de una
esperarse y nada bueno vino; nunca operación que se ejecuta con las pala- dialéctica de fondo marxista pero que
más vi a José Luis Romero. bras y en ellas, sobre todo en ellas. En la no necesita explicitarse como tal ni
Pero advierto que mucho más no oposición entre quienes piensan que la sostener las felicidades del método
podría decir sobre la persona. ¿Podré escritura, y el lenguaje en general, son marxista. Campo y ciudad, en esa pers-
decir más sobre el libro, además de instrumento de otra cosa y quienes pien- pectiva, son presentados como ámbitos
decir lo que también todos saben, o sea san que el lenguaje es una materia y la conceptuales que se encarnan en figu-
que es un gran libro? Repetirlo sería, escritura una operación generatriz, Ro- ras retomadas, además, de imágenes
desde luego, bastante, pero una ética de mero parece inclinarse por este bando, que brinda la literatura, especialmente
la crítica no puede quedarse en la pura sin declararlo desde luego porque su la narrativa, menos la poesía que, sin
afirmación de un valor, cosa que, según relato es histórico y ese objetivo no se embargo, también, pero de manera in-
nuestras costumbres locales, sería sos- pierde de vista pero dándole a la escri- directa, ofrece formas urbanas, estruc-
pechosa o sospechable si se mira el tura la respiración que necesita para que turales en el lenguaje y a veces directas
mecanismo de la sospecha con objetivi- las ideas tomen forma y el aparato fun- en la referencia. Todo el libro crece en
dad. Hay que decir por qué es un gran cione proponiendo o postulando enti- la concreta recuperación de las relacio-
libro y, para ello, hay que ordenar las dades de conocimiento de otro nivel. nes entre ambos órdenes cuyos docu-
ideas que una lectura actual puede sus- La tercera residiría en el enfoque mentos se adivinan, en un no dicho que
citar. Encuentro tres razones, al menos, histórico mismo, ese salirse, sin temor, si por un lado sostiene una doctrina
para sostener tal afirmación. de la holística para encararse con un historiográfica, por el otro da cuenta de
La primera es que es un libro latino- núcleo único, en este caso la entidad o un saber macerado y consolidado. Ese
americano, lo cual, si fue significativo la estructura “ciudad” que, ordenando saber le permite apartarse de ortodoxias
cuando Romero lo pensó y lo escribió, la investigación, va dando cuenta de un discursivas e internarse en una discur-
pues no era corriente en la Argentina un proceso de alcances sugestivamente sividad propia, apta para entender la
pensamiento de ese corte, excepción globales: al entender el proceso de crea- dramaturgia de la conformación lati-
hecha de los misticismos americanistas, ción, instalación y desarrollo de las noamericana pero, sobre todo, para
de dudosa metafísica, que por entonces ciudades en América Latina vamos en- entender que el discurso historiográfico
circulaban, ahora, cuando la Argentina tendiendo, por inducción, América La- es también un hecho narrativo y de
está a punto, como se lo habría dicho a tina misma, en su grandeza propositiva escritura.
En los últimos años se ha discutido ca; ciertas observaciones remiten a sen- e injusticias.
la pertinencia y validez de los llamados timientos que aún hoy, tan lejos del La reaparición del libro de Romero,
“estudios culturales”; no ha sido difícil origen, podemos tener respecto de las tantos años después, es un aconteci-
admitirla en relación con temáticas po- monstruosas concentraciones en las miento: conserva los alcances de su
líticas, sociales o genéricamente cultu- cuales no podemos dejar de vivir sin propuesta, que acaso no pudieron ser
rales; menos clara ha sido su relación poder realmente vivir en ellas, ni noso- percibidos del todo en su momento, y la
con la literatura. En el primer aspecto tros ni millones de personas que pare- seducción de su gesto intelectual. Eso,
ciertos conceptos se abrieron paso con cen vivirlas muy lejos del proceso por precisamente, tan en cuestión en estos
algún éxito: el de hibridez, por ejemplo: el cual brotaron casi incontrolablemente momentos, tan disuelta esa dudosa ca-
para Romero las ciudades son el recinto en América Latina a medida que la tegoría, propone un reconcentramiento,
de la mezcla y la mutación, de razas, de demografía y la economía sentaban sus un volver a pensar más allá de urgencias
cultos, de culturas, de sexos, de modo reales en estos territorios, con su cauda discursivas que bien pueden ser puro
que su trato con ellas es como una de apropiaciones desmesuradas y su ruido, eso que, clásicamente, no lleva a
propuesta de estudios culturales que acumulación de feroces desigualdades ninguna parte.
mantiene relaciones con la literatura
pero no la avasalla, no la somete a ese
sistema de juicios tan frecuente en los
trabajos de los últimos años y según los 43
cuales lo que los textos proponen como
imagen aprovechable desaparece a fa-
vor de una condena, por lo general
política y personalizada, a los autores.
En el libro de Romero, a causa quizás
de la facilidad con que aborda su ex-
tenso relato, la literatura no es someti-
da y la historia, por contraste aparece
más rica, más saturada y significativa.
Las ciudades, desde las iniciales –la
primitiva Habana, la que hoy se llama
Antigua, cerca de Veracruz– hasta las
coloniales, México inclusive y luego
las nuevas, creadas como asentamientos
defensivos, y las que surgen como re-
sultado de desarrollos comerciales o de
cruces, hasta las fantásticas creaciones
como Brasilia, son estructuras que me-
recen descripciones, en las que elemen-
tos ideológicos y filosóficos, nociones
e ideas, operan constructivamente, con-
fieren fundamento a las creaciones ur-
banas pero también son espacios que
generan y o albergan imaginarios: el
pensamiento de la ciudad penetra en el
pensamiento de quienes viven en ella y
de quienes son sus excluidos, pero tam-
bién en los ritmos que van creando y en
las relaciones que se van articulando.
Las ciudades, sugiere Romero, surgen
también por metáfora, como consecuen-
cia de una necesidad designativa que
toma la forma de una red sobre la que se
asienta el pensamiento de un imperio
colonial.
Romero va de descripción a inter-
pretación; si la primera no es minimalista
sino esencialmente escenográfica, la
segunda procede por pinceladas en las
que es perceptible una tonalidad iróni-
Reserva irónica y pasión de América Latina a través de la variada
y multiforme peripecia de sus ciudades.
Carlos Altamirano Voy a apoyarme en una cita que para mí
resume mejor que ninguna otra el ca-
rácter de Latinoamérica: las ciudades y
las ideas, aunque, como dije antes, la
obra combina e integra elementos de un
modo que ninguno, tomado aislada-
mente, resultaría plenamente suficiente
para su definición: “En el fondo [este
¿Cuándo leí por primera vez este libro –cuál había sido el papel cumplido por libro] quiere puntualizar cómo juega el
de José Luis Romero? No cuando apa- las ciudades en el proceso histórico desarrollo heterónomo de las ciudades
reció en 1976, y circuló apenas adverti- latinoamericano– individualizará la con su desarrollo autónomo, entendien-
do en una Argentina que vivía la etapa perspectiva que hacía suya y que le do que en ese juego no sólo se elaboran
más sombría de su historia moderna, permitiría hallar un hilo conductor den- las culturas y subculturas urbanas sino
sino varios años después, cuando em- tro de un cuadro que podía parecer también las relaciones entre el mundo
pezaba a hacer mi camino hacia la his- caótico. “Para un historiador social, dirá, rural y el mundo urbano”.
44 toria de las ideas. Volví luego sobre el no hay duda de que el camino que hay Conectar a José Luis Romero con la
libro de Romero varias veces, aunque que seguir para encontrarlo es el que historia cultural no tiene, por supuesto,
por partes, según necesidades del mo- transitan las sociedades latinoamerica- nada de insólito. La publicación que
mento, y ahora, al hacerlo nuevamente nas a través de las singulares circuns- dirigió entre 1953 y 1956, Imago Mundi,
para esta presentación, mientras me tancias en que se constituyen y de aque- llevaba el subtítulo de Revista de histo-
detenía en las líneas que había subraya- llas, múltiples y a veces oscuras, en que ria de la cultura,1 y antes de asumir, en
do y en las anotaciones hechas al mar- se opera su constante diferenciación.” la Facultad de Filosofía y Letras de la
gen, sin reconocer ya enteramente el El punto de vista con el que se identifi- Universidad de Buenos Aires, la cáte-
sentido de mis propias marcas, me pre- caba, en suma, era el de la historia dra que denominaría de Historia Social,
gunté: ¿a qué familia historiográfica social. dirigía en la Universidad de Montevi-
pertenece Latinoamérica: las ciudades Aun con todos estos datos, no esta- deo un centro que se identificaba con el
y las ideas? ría seguro de incluir sin residuos en el nombre de Historia de la Cultura. La
Hay un hecho establecido: José Luis ámbito de la historia social este libro de conexión no se reduce a estos datos,
Romero introdujo la historia social en difícil clasificación. Muchos de sus te- obviamente, y pueden invocarse en el
el ámbito de los estudios universitarios mas pertenecen, sin duda, a la historia mismo sentido muchos de sus trabajos:
en la Argentina –la historia social tal social, pero otros se inscriben en los Bases para una morfología de los con-
como se configuró a lo largo de treinta dominios de la historia política, de la tactos culturales (1944), la mayoría de
años y tal como fue conocida en el historia de las ideas, de la historia urba- los ensayos incluidos en Argentina,
mundo. Basta tener a la vista la serie de na –la mediación entre esos temas es, imágenes y perspectivas (1956), El de-
los “Estudios monográficos”, cuader- justamente, una de las destrezas que sarrollo de las ideas en la sociedad
nos editados en rotaprint para los estu- Romero muestra en la composición de argentina del siglo XX (1965), Situa-
diantes de su cátedra, para reconocer, Latinoamérica... De tener que elegir, ciones e ideologías en América Latina
uno tras otro, los grandes nombres de la preferiría situar la obra en otro cuadro, (1981). Quiero ir más allá, sin embargo,
historia social: Marc Bloch, Henri el de la historia cultural. Pero antes de valiéndome de lo que escribí hace poco
Pirenne, Ernest Labrousse, Maurice continuar, permítanme que aclare que sobre el pensamiento histórico de Ro-
Dobb, Earl Hamilton, Pierre Vilar... no pretendo alimentar ninguna querella mero.
Igualmente, si nos remitimos a las fór- de supremacía entre historia social e En los textos que dedicó a la natura-
mulas que empleaba para referirse a su historia cultural. No sólo porque una leza de su disciplina es declarada su
ideal del conocimiento histórico, com- contraposición de ese tipo sería entera- deuda con los pensadores que entre las
probaremos que Romero hablaba de mente ajena a la idea que Romero se últimas décadas del siglo XIX y las
“historia total”, una expresión que tenía hacía de la “historia total”, sino porque primeras del XX, sobre todo en el ám-
el valor de una consigna para Lucien invocarla todavía hoy sería demorarse, bito de la cultura alemana, se propusie-
Fevre, uno de los fundadores de la Es- ya injustificadamente, en la postulación ron dar fundamento a las ciencias del
cuela de los Annales, la escuela por de rangos o en la idea de que detrás de mundo histórico –las llamadas ciencias
antonomasia de la historia social. En esos términos –historia social, historia del espíritu por oposición a las ciencias
fin, si volvemos a nuestro libro, Lati- cultural– se encuentran escuelas o de la naturaleza. En efecto: para Rome-
noamérica: las ciudades y las ideas, paradigmas unitarios, y no una realidad
encontraremos en el primer párrafo unas plural de enfoques e investigaciones.
1. Véase Oscar Terán, “Imago Mundi: de la
líneas que contienen una autodefinición Quisiera, entonces, sólo razonar bre-
universidad de las sombras a la universidad de
en ese mismo sentido. Después de enun- vemente este argumento: el autor nos relevo”, en Punto de vista, año XI, n°33, set.-dic.
ciar la pregunta que animaba el trabajo ha legado un ensayo de historia cultural 1988.
ro, quienes habían echado las bases to para lograrlo fue la ciudad”. En el vivir y un reducido conjunto de ideas y
epistemológicas del saber histórico eran principio fue la idea, podría decirse. de normas acuñadas en la experien-
Windelband, Rickert, Croce y, sobre “La sociedad urbana –compacta, ho- cia”. En otras palabras: también al
todo, Dilthey.2 Había extraído de ellos mogénea, militante– se constituía con- individualizar la sociedad rural y el
las premisas de su enfoque historio- formada por una ideología y era invita- sentido que tuvo la acción de sus habi-
gráfico, que hace de las culturas el ob- da a defenderla e imponerla sobre una tantes cuando obraron colectivamente
jeto propio del conocimiento histórico: realidad que se juzgaba inerte y amorfa.” como actores, Romero pondrá el énfa-
“Concebidas como totalidades, las cul- ¿Cómo llamará Romero a ese núcleo sis en los estilos de vida y la elabora-
turas y los grupos sociales que se defi- urbano que nacía de un propósito de ción ideológica de la experiencia.
nen por ellas, constituyen el tema pro- dominio sobre un ámbito que el con- Podría entresacar otros datos en fa-
pio de la ciencia histórica, en la medida quistador consideraba culturalmente vor de mi argumento, pero me parece
en que las objetivaciones en las cuales vacío? “Ciudad ideológica”. que los expuestos lo tornan al menos
trascienden significan etapas de un des- La historia que sigue será la del plausible, así que voy a concluir aquí,
envolvimiento”.3 En la estela de Dilthey, proceso de diferenciación que experi- con el añadido de dos observaciones.
lo que llamaba comprensión era el es- menta ese esquema inicial, propio del La primera relativa al hecho de que este
fuerzo por captar en la multiplicidad de ciclo de las fundaciones, proceso que libro, reconocido como un clásico, no
expresiones de una cultura (sea la de tiene sus capítulos en una serie de cons- sólo de la historiografía argentina, sino
una sociedad, sea la de un grupo parti- telaciones urbanas: las ciudades hidal- también de la latinoamericana, no ha 45
cular), la unidad que la engendraba. gas, las ciudades criollas, las ciudades tenido descendientes. Si hay un trabajo
“Por la vía del comprender, se llega a patricias, las ciudades burguesas y las en que resuena la tesis de Romero res-
reducir los fenómenos de superficie, ciudades masificadas. Por cierto, la pecto del papel de las ciudades en Amé-
los signos de las vivencias que les dan vida histórica latinoamericana no tuvo rica Latina, creo que es el ensayo de
origen, y se descubre, entonces, en la solamente actores urbanos y las ciu- Angel Rama, La ciudad letrada. La otra
realidad espiritual, una estructura que dades no fueron su único teatro; Ro- observación está referida al estilo. No
constituye el núcleo de una cultura his- mero deja ver ese otro espacio de ela- pienso tanto en el estilo literario, del
tórica: esa estructura como una concep- boración de la experiencia criolla –el que nos acaba de hablar muy bien Noé
ción del mundo”.4 campo. Retomando la interpretación Jitrik, sino del estilo intelectual, por así
Creo que fue sobre este fondo que Sarmiento volvió clásica en el decir, de Romero. Para caracterizarlo
culturalista que obró su recepción de la Facundo, observará que el movimien- no encuentro otros términos que los de
historia social. Entonces, volviendo a to de la Independencia activó la socie- sobriedad, contención y cierta reserva
Latinoamérica..., diría, para retomar mi dad rural, sus masas y sus jefes, que irónica para evitar que la pasión cívica,
argumento: todos los elementos de la irrumpirán en el escenario de las ciu- que reivindicaba para su labor
historia social (movimientos demográ- dades. “En el origen, Latinoamérica historiográfica, se convirtiera en la ex-
ficos, cambios económicos, estructuras había sido un mundo de ciudades. Pero cusa del patetismo.
sociales, conflictos colectivos), actúan el campo emergió de pronto y anegó
ya sea para aclarar, ya para ofrecer el esas islas”. Y al igual que la ciudad, el 2. Los escritos de reflexión teórica y metodo-
lógica han sido reunidos en José Luis Romero, La
contexto de esas formas históricas que campo aparecerá también como el foco vida histórica, Buenos Aires, Sudamericana, 1988.
Romero busca describir y comprender. de una ideología, “una ideología es- 3. José Luis Romero, Bases para una morfología
¿Qué formas? Mentalidades, estilos de pontánea, cuyos términos comenzaron de los contactos culturales, Buenos Aires, Insti-
vida, ideologías. Tomemos el ejemplo a hacerse precisos cuando se enfrentó tución Cultural Española, 1944, p. 11.
4. Ibid., p. 15.
del núcleo que opera como clave del con la ideología de las ciudades y se 5. Félix Luna, Conversaciones con José Luis
complejo proceso que se propone evo- desplegó afirmando una manera de Romero, Buenos Aires, Sudamericana, 1986.
car, la ciudad. Aunque la historia de
América Latina es, a la vez, urbana y
rural, la ciudad es el foco dinámico de Un optimismo urbano
esa historia, observa Romero, quien
había de reconocer que su obra hereda- Adrián Gorelik
ba la dicotomía del Facundo, aunque
no su esquema axiológico.5 Ahora bien,
¿cómo aparece originalmente la ciudad
en el territorio que había de ser el de
América Latina? Como fruto de una
visión e instrumento de una misión:
“Era una misión que sobrepasaba el Quiero felicitar a Siglo XXI por haber actual, aunque de un modo siempre
objetivo personal del enriquecimiento recomenzado su actividad editorial en peculiar: tanto hace veinticinco años
y la existencia personal del encomen- la Argentina con Latinoamérica: las cuando salió por primera vez y no se
dero. Debían cumplirla todos, y el ins- ciudades y las ideas, un libro que tiene hablaba de nada llamado “cultura urba-
trumento que se puso en funcionamien- la extraña virtud de ser cada vez más na latinoamericana”, como ahora, cuan-
do bajo ese nombre ya se ha desarrolla- dialécticamente, situaciones siempre cultural (no sólo latinoamericana) es
do un pequeño boom dentro de los completamente nuevas. Las ciudades le que los designios ideológicos se cum-
“estudios culturales”, el libro de Rome- dieron inequívocamente el perfil a los plan sólo en parte, esto significa que la
ro tiene la peculiaridad de mantenerse, territorios sobre los cuales se posaron. combinación de eso que se cumple con
por diferentes razones, desajustado. Pero el principal riesgo que buscaban el resto de la realidad que resiste cam-
Desde ya que surgió de un suelo abona- conjurar, de acuerdo al mandato de una bia todos los marcos presupuestos,
do por la creciente importancia que España que se veía a sí misma como una manteniendo características de la so-
venían asumiendo la ciudad y su histo- sociedad homogénea en lucha contra el ciedad preexistente pero completamente
ria en Latinoamérica desde los años diferente, el riesgo del mestizaje y la transfiguradas. El objeto de Romero es
cincuenta. Pero frente a una historio- aculturación, se convirtió en su caracte- identificar en la historia ideológica de
grafía básicamente monográfica, rística permanente. Uno de los temas las sociedades urbanas latinoamerica-
Latinoamérica... sigue siendo el único centrales del libro es, entonces, los nas la convivencia tensa entre represen-
emprendimiento que busca abarcar la mecanismos por los cuales la ciudad y taciones y realidades: entre lo que que-
historia cultural urbana del continente la realidad que la circunda se van a ir da del designio, incompleto y desmen-
desde la colonización hasta el siglo XX. modificando mutuamente, hostiles al tido, y la propia realidad que, en su
Un intento sólo posible por el enorme punto de que llegarían a conformar dos fracaso, llegó a constituir.
talento narrativo del autor, que organi- ideologías contrapuestas; en ese con- Por ejemplo, la ciudad hidalga es el
46 za una multitud de materiales, en su flicto, que es básicamente cultural y caso más perfecto, para Romero, de un
mayoría literarios, alrededor de una serie siempre se libra en las ciudades, se producto del desarrollo heterónomo:
de hipótesis, tan complejas como fir- define para Romero toda la historia ciudadela social y cultural que busca
memente articuladas. social y política latinoamericana. definirse como una Nueva Europa. Pero
Pero, tratándose de un libro único, Así constituye el libro el proceso de ese desarrollo heterónomo, los cam-
es importante entender ante todo qué histórico de las sociedades latinoameri- bios de la economía europea, también
historia cuenta, qué significa en él “his- canas como un proceso que va de la comienza a surgir en su interior una
toria cultural urbana”. Romero cuenta homogeneidad a la creciente diferen- nueva sociedad burguesa. Y es la socie-
una historia ideológica de las socieda- ciación: en el entrecruzamiento com- dad sui generis que en el campo ha
des urbanas en Latinoamérica, que es lo plicado y de resultados siempre impu- formado una también novedosa menta-
mismo que decir, en su acepción, una ros (y que siempre desmienten los de- lidad rural, producto por antonomasia
historia ideológica de Latinoamérica. signios de quienes quieren conducir- del desarrollo autónomo, la que va a
Porque ideología debe entenderse como los) de dos tipos de procesos de desa- robustecer a la antigua sociedad hidal-
forma social: cuerpo de creencias, ideas, rrollo. Los procesos de desarrollo hete- ga en su conflicto interior con la bur-
valores y estilos de vida que encarnan rónomos, es decir, el impacto de las guesa. Como señaló Tulio Halperin en
en diferentes grupos sociales y en dife- transformaciones económicas y las co- un bello artículo, en el libro de Romero
rentes localizaciones espaciales. Y la rrientes de ideas europeas, que siempre la burguesía criolla aparece fugazmente
ciudad, como la expresión auténtica del seguirán encontrando en las ciudades el para desaparecer, pero no porque haya
continente: desde el siglo XVI, Latino- ámbito propicio que señala su origen. sido derrotada, sino porque se confun-
américa es, para Romero, una proyec- Frente a los procesos de desarrollo au- de inmediatemente con viejas y nuevas
ción del mundo europeo, mercantil y tónomo, es decir, la conciencia sobre la elites de base rural que son las que
burgués, y las ciudades son el ámbito en región y sobre la sociedad que la habita, darán el tono a esa nueva ciudad.6 Mez-
que esa proyección se realiza, los ba- y sus formas ideológicas. Este es el clas análogas a las que ocurren en los
luartes de frontera de aquel mundo eu- original modo de Romero de formalizar años treinta, en la “ciudad masificada”.
ropeo, las avanzadas que buscan orga- un problema central de la historia lati- Allí la principal oposición la encuentra
nizar a su imagen y semejanza el extra- noamericana, que permite revisar pro- Romero entre la “sociedad normaliza-
ño, enorme y desconocido territorio en ductivamente las diferentes teorías que da” y la “sociedad anómica”, pero estos
que se incrustan. En este sentido, la promovió, de la acculturation a la dos bloques están lejos de ser homogé-
ciudad es también una ideología y su transculturación, y que permite tam- neos o tener sentidos unívocos. Por una
propia creación, a la vez tan original y bién trazar una historia interna de los parte, la sociedad normalizada está for-
tan pendiente de los modelos que toma: instrumentos conceptuales del propio mada por muy diferentes sectores: un
una forma urbana y mental de larga Romero, desde su temprano artículo sector conformista y otro disconfor-
duración. “Los contactos de cultura: bases para mista, que difieren en todo menos en su
Para realizar esta historia, Romero una morfología”, de 1944, inspirado incapacidad para comprender la nueva
va a mostrar, en principio, que si el rol por el vitalismo alemán. Aunque, como sociedad anómica y que deberán convi-
de la ciudad fue conformar una nueva siempre en Romero, el trabajo historio- vir al lado de un tercer sector, populista,
realidad, los logros fueron tan impor- gráfico es mucho más rico que el con-
tantes como los fracasos, no en el sen- ceptual: a diferencia de aquel artículo,
6. Tulio Halperin Donghi, “José Luis Romero:
tido de que se anularan unos a otros, en Latinoamérica... ese conflicto rom- de la historia de Europa a la historia de América”,
sino que en su mutua contaminación pe cualquier empresa clasificatoria. Anales de Historia Antigua y Medieval N° 28,
fueron produciendo entre ambos, Porque si una constante de toda historia FFYL-UBA, Buenos Aires, 1995.
que sí aceptó la transformación que lo que hace dinámica a una sociedad, decimonónicos la idea de “vacío” ame-
supuso la aparición de las masas y se sin duda, y ese dinamismo debe buscar- ricano y que Romero comparte con otra
colocó en posición de guiarlas. Por otra se en las fronteras culturales que siem- figura lateral a todo este debate, Ber-
parte, esas propias masas llevan en su pre se producen entre los diferentes nardo Canal Feijóo, para quien la Inde-
interior el conflicto principal entre de- universos que entran en colisión: donde pendencia había supuesto el pasaje de
sarrollo autónomo y heterónomo: pro- se produce la chispa (por eso el período una historia de ciudades a una historia
ducto de una nueva “ofensiva del cam- más rico del libro, a mi juicio, es el que entre ciudades. La percepción comple-
po sobre la ciudad”, reproducen en cla- dedica al siglo XIX, cuando Romero ja de las relaciones ciudad/campo que
ve urbana aspectos de su cultura rural, encuentra proyectos en pugna más fuer- aquí aparece también le impide a Ro-
pero de ese modo no hacen sino contri- tes y claros). En las fronteras culturales mero asumir sin más la acepción fun-
buir al mayor proceso de heteronomi- Romero apuesta a la posibilidad de que cionalista de la modernización como
zación europea y norteamericana de la los conflictos encuentren una vía de una cadena virtuosa, que se extraía de la
cultura latinoamericana, la industriali- conciliación, la ambicionada creación famosa noción de “continuo folk-urba-
zación. de una “cultura común”. Y la ciudad es no” de Redfield. Sin embargo, ella está
Es un conflicto que remite, por su- el lugar para ello. presente en su visión de un proceso
puesto, a aquellos caros a la visión Ese optimismo urbano permite, para histórico que va de la homogeneidad de
histórica de Romero: ciudad/campo, terminar, vincular la perspectiva de la comunidad estable y aislada a la
elites/masas. Pero no tanto como para Romero sobre la ciudad con los estu- heterogeneidad y la desorganización 47
alimentar la idea de una sociedad dios urbanos de su tiempo. Es impor- cultural de la sociedad urbana, secula-
escindida, aunque en esta historia lati- tante notar que la historia urbana lati- rizada e individualista. Y comparte la
noamericana haya una mayor parte de noamericana nace en los años cincuen- misma pregunta que de allí extrae la
momentos de fuerte escisión. Sino para ta, paradójicamente, como parte de las teoría de la modernización: cómo las
mostrar la ciudad como el resultado de políticas de desarrollo y modernización tradiciones patrimoniales del gobierno
continuas combinaciones y compromi- en las que la ciudad ocupa un lugar y la sociedad condicionan las formas en
sos entre las muchas facetas de lo exis- central, y va a recibir de ellas algunas que se produce la innovación. Final-
tente y la difícil, aunque indetenible, marcas notables. Un nombre como el mente, podríamos entender la fórmula
emergencia de lo nuevo, siempre dife- de Jorge Enrique Hardoy es emble- autonomía/heteronomía como una po-
rente, en sus resultados impuros, de lo mático de esa peculiar combinación sición singular de Romero frente a las
que podría haberse proyectado. Una entre curiosidad histórica, pulsión mo- ideas de dependencia e influencia, cen-
sensibilidad para las pervivencias y las dernizadora y producción de institucio- trales en aquel debate.
mutaciones que enlaza muy bien con la nes continentales para satisfacer ambas Quizás pudiera arriesgarse que Ro-
ensayística de Martínez Estrada. Como y mantenerlas articuladas. Buena parte mero se topa en esa melodía moderni-
para él, para Romero la ciudad se cons- de las preguntas que organizan la agen- zadora con una serie de notas familia-
tituye en el miedo al otro y en el fracaso da historiográfica va a acompañar los res, que no sólo le venían de los clásicos
por impedir, una y otra vez, la mezcla: diferentes tiempos y los diferentes esta- latinoamericanos, sino también de las
la “ofensiva del campo” de Romero dos de ánimo respecto del proceso de lecturas tempranas de Simmel, como se
bien puede leerse como la “venganza modernización de las ciudades. Y Ro- sabe, autor de notable influencia en los
del otro”, de Martínez Estrada; el tan mero no pudo haber dejado de recibir inicios de la sociología urbana de la
destacado rol de los caudillos en la un impacto de ese proceso y aquellos Escuela de Chicago. No digo con esto
ciudad moderna de Latinoamérica..., debates, aunque su apuesta a la socie- que Romero haya descripto por su lado
como esa saga de metamorfosis mar- dad civil frente al estado, señalada por la trayectoria nada lineal que va de
tínezestradianas que llevan del gaucho Omar Acha, le impide sintonizar plena- Simmel a Chicago y de allí a la teoría de
al guarango o explican el carnaval como mente con el clima planificador.7 Pero la modernización. Creo, en cambio, que
el eterno retorno de lo mismo negado. todos los temas y problemas de ese los temas presentes en la teoría de la
La diferencia, desde ya, está en la con- clima se reconocen en Latinoamérica... modernización le permiten reencontrar-
cepción de la historia: para Romero se como un tenue hilván: el peso de algu- se con Simmel, y ese reencuentro, no
trata de identificar las funciones cam- nas categorías, de aspiraciones y de- tan paradójico entonces como podría
biantes de lo viejo en lo nuevo, no de cepciones que surgen indudablemente pensarse, le da un tono levemente ex-
denunciar su inmutabilidad debajo de de la misma agenda. Por ejemplo, los céntrico a su modo de formular los
las máscaras del progreso. debates sobre el carácter diferencial de mismos problemas que abordaba el
Ni una visión inmovilista de la his- la ciudad latinoamericana frente a la funcionalismo y luego la crítica depen-
toria, ni otra que haga del conflicto su europea, que suponían discutir la céle- dentista. No es difícil reconocer en
punto de llegada. Más que en el conflic- bre caracterización de Pirenne invir- Romero la idea de ciudad como “forma
to en sí mismo, la sensibilidad de Ro- tiendo el sentido de la relación que de vida”, por usar la fórmula de Louis
mero está atenta a los bordes que todo trazaba entre ciudad y campo (ciudad Wirth, o la comprensión de la ciudad
conflicto presupone, las superficies de centrípeta europea versus ciudad cen-
contacto, las líneas de cambio, los pun- trífuga americana): de aquí sale una 7. Omar Acha, La trama profunda. Historia y
tos de tensión y fricción. El conflicto es posición que retoma de los autores vida en José Luis Romero, mimeo, 2001.
como cultura objetivada (la aporía la libertad allí es lo público, la política, reformista que aspira incluir a las masas
simmeliana de la máxima libertad y la la ciudad; la necesidad es lo privado, la en los beneficios de la cultura letrada,
máxima fragmentación) y, sobre todo, economía, el mundo doméstico. El cam- aunque no de un modo pasivo, sino para
como ámbito privilegado de la crisis de po es, así, para el Romero que relee a que a su vez la modifiquen enrique-
las relaciones primarias: el énfasis de Sarmiento, la barbarie de la necesidad y ciéndola.
Romero en las fronteras, en los contac- la libertad, como posibilidad, sólo pue- Carlos Altamirano mostró el valor
tos culturales de la sociedad aluvial, de anidar en la ciudad. ambiguo que asume la noción de “so-
también podría entenderse en sintonía Lo cual termina por recortarlo con ciedad aluvial” en Romero, los profun-
con el modo en que la primera Escuela mucha nitidez frente a dos modos alter- dos obstáculos que él advertía en ese
de Chicago analizaba los ámbitos de nativos de pensar la cultura urbana en compuesto social heterógeneo para que
transición en que aquella crisis se hacía los últimos años. Por una parte, frente a se produjera la necesaria cohesión: la
manifesta en la ciudad (en primer lugar, Richard Morse, un autor fundamental producción de una cultura común es
los inmigrantes). Como la Escuela de de la historiografía urbana latinoameri- muy compleja y, al menos en el caso de
Chicago, Romero apuesta a la asimila- cana, que comenzó en los años cincuen- la sociedad argentina, Altamirano mues-
ción, pero, quizás precisamente por ello, ta acompañando la empresa común del tra que Romero no tenía mucha con-
como la Escuela de Chicago, tiene una pensamiento sobre la ciudad, pero que fianza en que se pudiera llevar a cabo
gran sensibilidad para identificar sus muy tempranamente hizo sobre ella un con éxito el desafío.9 Pero si bien pudo
48 eslabones fallidos. doble giro: cultural, y en eso sienta de tener desconfianza en la sociedad, no
Es sabido que Romero reconoció algún modo el primer antecedente so- creo que sea necesariamente contradic-
haber encontrado la “clave” para su bre el cual se apoya el proyecto de torio señalar que mantuvo siempre, y
libro releyendo el Facundo. Pero qui- Romero, al criticar la tecnificación del este libro es el mejor ejemplo, confian-
zás pueda pensarse que si Sarmiento le pensamiento urbano y reivindicar la za en la ciudad, no como escenario para
permitió pensar la ciudad, todo este literatura y el ensayo como fuentes más esa cultura común, sino como motor
bagaje de búsquedas que van de Simmel confiables para entender la ciudad; y imprescindible para su producción.
y la Escuela de Chicago a la teoría de la populista, y en eso se distancia infinita-
modernización le haya permitido leer mente de Romero, al apostar por las
algo nuevo en Sarmiento, y que de esa fuerzas “auténticas” del mundo rural.
potenciación extraiga Romero la firme- Por otra parte, frente a Angel Rama,
za de su optimismo urbano, magnífica- que en su denuncia de la “ciudad letra- 8. La relación de Latinoamérica... con la lectu-
ra del Facundo, en Félix Luna, Conversaciones
mente retratada en la reinterpretación da” sintoniza mucho mejor con el áni-
con José Luis Romero, Timerman editores, Bue-
que dio de la antinomia civilización y mo actual de los estudios culturales nos Aires, 1976. La redefinción de la antinomia
barbarie como una antinomia entre li- urbanos, su modo paradójico de reco- sarmientina, en “Sarmiento entre el pasado y el
bertad y necesidad: necesidad como rrer la ciudad como bastión y ruina de futuro”, un artículo de 1963 reeditado en varias
antologías: por ejemplo, José Luis Romero, La
combinación de naturaleza y cultura, una modernidad opresora. Romero es-
experiencia argentina, Editorial de Belgrano,
elementos dados; libertad como la ac- cribe, en cambio, asumiendo los valo- Buenos Aires, 1980. Tulio Halperin, en el artícu-
ción humana creadora para sobrepo- res de la “ciudad letrada”: la realidad se lo citado, menciona ambos ejemplos.
nerse a esas determinaciones.8 Es indu- obstina en dificultarlos y posponerlos, 9. Cfr. Carlos Altamirano, “José Luis Romero
y la idea de la Argentina aluvial”, en Prismas
dable que está remitiendo a una defini- pero son valores por los cuales vale la
Nº 5, Buenos Aires, 2001, donde también desa-
ción clásica: como muestra Hannah pena luchar para que alguna vez se rrolla la vinculación de Romero con el vitalismo
Arendt en su lectura de la polis griega, impongan. Se trata de un programa alemán.

DIARIO DE
VARIACIONES BORGES
REVISTA DE FILOSOFÍA, SEMIÓTICA Y LITERATURA
EDITADA POR EL CENTRO DE ESTUDIOS Y DOCU-
Nº 58 / Primavera 2001 MENTACIÓN J. L. BORGES
Entrevistas a Gerardo Deniz y Edoardo Sanguinetti.
Sergio Raimondi: “Poesía de Saladero y Bulevar”
David Wapner: “Sucesos ficcionales en sucesión”
Ensayos de Robert Creeley y Edgar O'Hara /
Poemas póstumos de Aldo Oliva

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