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El encuentro entre dos mundos ha sido analizado como una dicotomíóa. La cual, tiene
una inclinacioó n especíófica dos partes. Sin embargo, la actual propuesta sugiere no soó lo
un anaó lisis episteó mico, donde, se puede examinar los sistemas de creencias y cuaó les
son las causas de las mismas, coó mo hacerlas entendibles y brindar contexto a un
agente episteó mico que no soó lo difiere de dichas creencias, sino, tambieó n, el desarrollo
de eó stas. En un campo donde pueda ser entendidas por ambos y pueda existir una
correspondencia desarrollada sobre una base eó tica.
Abstract
The encounter between two worlds has been analyzed has a dichotomy. This has an
specific point of view between both sites. However, the current proposal suggests not
only an epistemic analysis where the system of beliefs can be examined and the causes
of the same but also, how to make them understandable and provide with context to
another epistemic agent that not only differs from those beliefs but also the
development of these. In a field where these can be understood by both sides and
there could exist a correspondence developed over an ethical base.
Este conflicto se hace patente en las variadas noticias sobre la dificultad con
que los indíógenas se cristianizaban, pues eó stos volvíóan faó cilmente a sus antiguas
devociones, creíóan que el perdoó n otorgado en el sacramento de la confesioó n teníóa
validez en el fuero externo y se cuidaban maó s de las cosas de este mundo que de la
salvacioó n de su alma; casos que ocasionaron que se pusiera en cuestioó n la inteligencia
de los indíógenas. Sobre esto conviene senñ alar que las dificultades epistemoloó gicas del
encuentro se muestran maó s claramente en el lenguaje y en las traducciones, como
puede observarse en los Coloquios de 1524 (compilados y compuestos por Sahaguó n en
1564) donde, entre otros casos, encontramos una misma foó rmula linguü íóstica para
designar a la divinidad indíógena y a la cristiana: al falso ipalnemouani de los indíógenas
se opone el «verdadero ipalnemouani» de los cristianos. Esta foó rmula fue muy
empleada en los textos de evangelizacioó n por lo menos hasta el siglo XVII, pero ¿queó
entendíóan los indíógenas cuando se les decíóa eso?
Entre los actores que fungieron como mediadores podemos contar a los
misioneros que aprendieron y compusieron obras en lenguas indíógenas, con cuya
labor ademaó s nos dejaron nota de la representacioó n que se hicieron de la alteridad
indíógena e introdujeron la cultura europea de la eó poca entre los americanos; a esto
sumemos su labor de defensores y aó rbitros en los diversos conflictos interculturales.
Pero no debemos olvidar que esta labor no habríóa sido posible sin la colaboracioó n de
los indíógenas: los ninñ os que desde el temprano 1523 ensenñ aron la lengua naó huatl a los
primeros evangelizadores, quienes posteriormente fungieron como maestros en el
colegio de Santa Cruz de Tlatelolco (fundado en 1536), donde se formaba a indíógenas
trilinguü es para ayuda de la misiones.
1
Sobre los indígenas podemos decir poco: Motolinía (1971; 35) señala que ellos no tenían problema en sumar
un dios más a su panteón; pero las palabras que Sahagún (1986; cap. VII; 155), pone en labios de los
indígenas dan cuenta de la condescendencia de quien se sabe vencido y de la resistencia a modificar
totalmente su regla de vida.
2
Traté este tema en mis trabajos de 2009 y 2012.
y Bautista, desearon conservar a la moralidad prehispaó nica pero cristianizaó ndola
mediante el uso de los huehuetlahtolli3.
Sin embargo, aunque la autoríóa de todas estas obras quedara a nombre de los
misioneros, eó stos siempre contaron con el trabajo y colaboracioó n de los indíógenas
como senñ alan Sahaguó n y Bautista (2000; 371-79) 4. En tales colaboraciones, la cuestioó n
epistemoloó gica se hace presente, por ejemplo, en torno a la diferencia que hay entre el
concepto cristiano de divinidad y el nahua, recordemos aquella narracioó n de Motoliníóa
sobre los Ninñ os de Tlaxcala, cuando un grupo de chiquillos que se educaban en el
convento matan a pedradas al que ellos creen el dios Ometochtli pese a que los frailes
les declaran que no es sino un hombre (Motoliníóa, 1971; 29 y ss).
Que este fue un proceso complejo se nota en las diversas croó nicas de la eó poca:
Motoliníóa inicialmente creyoó que con un par de anñ os podíóan hacerse de la lengua
3
Podemos encontrar la obra de estos personajes en la Biblioteca Juan José Arreola del Estado de Jalisco, en
su Colección de lenguas indígenas, http://bpej.udg.mx/proyecto, donde además varias están disponibles
digitalmente.
4
Ver también Bautista, “Prólogo a su sermonario en lengua mexicana”, en (Gómez Canedo, 1982; 371–379).
mexicana para evangelizar y despueó s se corrige senñ alando los equíóvocos que
generalmente ocasionaba la lengua, tambieó n fue cambiando su parecer sobre los
indíógenas. Sahaguó n advierte sobre la idolatríóa oculta en el naó huatl a quienes la
consideraban erradicada y todavíóa en los albores del siglo XVII, Bautista creeó que
deben seguir indagando sobre lo indíógena mientras revisa traducciones y
equivalencias confusas entre ambas lenguas. Esto revela la dificultad del encuentro
cultural: la comprensioó n mutua no podíóa ser lograda por un solo fraile, aunque eó ste
tuviera un real intereó s por comprender a los indíógenas. El espacio de inteligibilidad se
fue construyendo gracias a la experiencia de varios religiosos pero tambieó n gracias a
la cooperacioó n de los indíógenas.
Surge asíó una situacioó n donde los factores epistemoloó gicos son tambieó n eó ticos:
la apertura hacia lo diferente, para comprenderlo, depende tambieó n de la relacioó n que
se establece entre uno y otro, de los objetivos que cada uno busca, de la manera en que
se da el contacto y, finalmente, de cuanto estaó dispuesto cada uno a ceder. Fue
necesario que uno y otro o quien fungiera como intermediario, estuviera dispuesto a
«pensar como el otro». Lo cual, debemos senñ alar, no implica que se acepten todas las
verdades y creencias ajenas pero síó significa reconocer que el lenguaje y las cosas que
dice el otro tienen una racionalidad propia que maó s o menos puede ser expresada en
un idioma ajeno, aunque al hacerlo se pierda algo de su sentido original.
Bibliografíóa
Motoliníóa, Fray Toribio. (1971). Memoriales, libro de las cosas de la Nueva España y de
los naturales de ella. Meó xico: UNAM, Instituto de Investigaciones Histoó ricas.
Sahaguó n, Fray Bernardino. (2000). Historia general de las cosas de la Nueva Espanñ a.
Meó xico: Estudio, Cien de Meó xico, CONACULTA.