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“Derecho Constitucional I”

TEMA 6: NORMAS Y ORDENAMIENTO

Entendemos por norma jurídica el mandato que se compone de dos partes: un supuesto de
hecho y una consecuencia jurídica. Ésta se caracteriza por la abstracción, ya que refleja
conductas con independencia del sujeto que las realice y por la generalidad, ya que todas las
personas que están en la misma situación jurídica están sujetas a estas normas. En una norma se
distingue: validez, eficacia, vigencia. Así:
-Una norma es válida cuando se ha producido de acuerdo con el propio ordenamiento
jurídico, tanto desde el punto de vista formal (procedimiento) como material (contenido). Es
decir, una norma tiene validez cuando no contradice al ordenamiento jurídico. Esta validez se
produce una vez que la norma se publica, lo cual queda reflejado en el Art. 9.3 de la CE. Dado
que estamos en un Estado de Derecho, presumimos que las normas son válidas desde el
momento de su publicación.
-Una vez publicada la norma, esto indica su vigencia, es decir, que la norma ya está en
condiciones de desplegar efectos. Si no se indica lo contrario, el Código Civil establece que ésta
entra en vigor a los 20 días de su publicación. Mientras tanto la norma es válida pero no vigente,
es decir, que la norma existe pero no se aplica.
-Una vez que la norma entra en vigor, se dice que ésta es eficaz cuando contempla un
determinado supuesto de hecho.

Una norma deja de ser válida, vigente y eficaz cuando:


-Es inválida, ya que ésta no se ha producido de acuerdo al propio ordenamiento, es
decir, que contradice al ordenamiento de forma formal o material. Por tanto, se dice que la
norma es inválida y la consecuencia es su nulidad. Esto conlleva la expulsión de esa norma del
ordenamiento jurídico, previo consentimiento del Tribunal Constitucional. Así, la invalidez de una
norma conlleva a su nulidad.
-No es vigente, es decir, está derogada. Esto supone una muerte natural de la norma,
que se produce por la aparición de otra norma posterior, es decir, la sustituye.
-Es ineficaz, ya que la norma, pudiendo ser válida y vigente, no es eficaz dado que no se
da el supuesto de hecho que contempla. También puede producirse la ineficacia por la aplicación
de Principios como el de Competencia o Jerarquía. Estos se aplican cuando dos normas de un
mismo ordenamiento, válidas y vigentes ambas, regulan de distinta forma un mismo supuesto.
Nuestro ordenamiento jurídico es único y con estructura piramidal, habiendo distintos escalones
normativos donde se colocan las normas según la legitimidad del poder que las dicta. En la punta
de la pirámide está la Constitución como norma suprema y como norma de normas. Así, para
evitar que en un ordenamiento jurídico se produzcan las antinomias, es decir, contradicciones, se
aplican:
*Principio de CRONOLOGÍA y JERARQUÍA:
Constituciónpueblo
Según éstos, norma posterior y superior deroga a la anterior e
NPparlamento
inferior, la cual no puede contradecir a la norma superior. Su
NSgobierno
aplicación tiene dos consecuencias: en primer lugar la
derogación, ya que la norma posterior deroga o quita vigencia a la anterior y, por otra parte, la
invalidez ya que la norma inferior que contradice a la superior es inválida y, posteriormente,
“Derecho Constitucional I”

nula. El Principio de cronología opera entre normas del mismo rango y el de jerarquía entre las
de distinto rango.

En el caso de España, debido a su descentralización política, existen tantos centros de


producción normativa como Comunidades Autónomas, a parte del Estatal. Esto implica que no
se puede aplicar el Principio de Jerarquía para regular las relaciones estatales y territoriales, ya
que entra en conflicto con el Principio de Autonomía, según el cual las normas autonómicas
derogan a las estatales. Por lo tanto, para regular las normas internas de un único ordenamiento
si se pude aplicar el principio de jerarquía y el de cronología. En cambio, para regular las
relaciones del Estado y las Comunidades Autónomas se aplica el Principio de Competencia, que
supone una prevalencia a favor del poder territorial (CCAA) Así, si una Comunidad Autónoma
dicta una ley, válida y vigente, dentro de su competencia, que choca con una estatal, válida y
vigente también, la eficaz es la de la Comunidad Autónoma. De ahí que en la Constitución se
establezca que el Derecho del Estado es suplementario del territorial, con el fin de evitar los
vacíos legales. Y, por otra parte, si una norma se produce con exceso de poder, ésta será
inválida, ya afecta a competencias que no tiene dicho poder (estatal o territorial). Por tanto, el
Principio de Autonomía afecta a la validez y eficacia, pero no a la vigencia.
Actualmente, existe una elevada complejidad normativa ya que, por un lado, la
Constitución actúa como norma, con una aplicabilidad directa y, además, supone la norma
suprema a partir de la cual se despliega el ordenamiento jurídico, es decir, el resto de normas,
siendo ésta la encargada de colocarlas en los distintos escalones normativos. Así, la Constitución
crea distintos tipos de normas: las estatales, las de las Comunidades Autónomas y las europeas.
Esto implica que existen tres ordenamientos jurídicos en España, estando todos relacionados
entre sí. Dentro de la pirámide normativa distinguimos:
-Normas Primarias: están formadas por Tratados Internacionales, Estatutos de
Autonomía, Leyes Orgánicas, Leyes Ordinarias, Decretos Leyes, Decretos Legislativos y
Reglamentos Parlamentarios. Todas ellas tienen en común que son normas que tienen fuerza,
rango o valor de ley. Además, no todas tienen el mismo sujeto y objeto, relacionándose con otras
normas, al no estar jerarquizadas.
-Normas Secundarias: los reglamentos. No tienen fuerza, rango ni valor de ley, estando
subordinadas a las normas primarias. El Rgto. Suele ser obra del Gobierno, aprobándose a través
del Real Decreto del Gobierno, del Real Decreto del Presidente o de órdenes ministeriales. Estas
normas están jerarquizadas según el sujeto que las dicta y son complementarias.

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