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JONATHAN SWIFT El art mentira EL arte de la mentira politica se publicé en forma de un folleto firmado por Jonathan Swift, pero el mismo Swift afirmé que cl autor era un amigo suyo, el médico y autor escocés John Arbuthnot, Sea como fuere, El arte de la mentira polttica se covres- ponde plenamente, tanto en el fondo como en la forma, con las ideas y el estilo satfrico de Swift. En un discurso que puede parecer cinico, pero que no es sino la descripcién satfrica de una realidad muy arraigada, el autor desenmascara la practica co- rtiente de la mentira con fines politicos, Su diserta- cién adopta un tono racional y académico que hace atin mis eficaz la feroz sAtira de los manejos de los politicos y poderosos de su tiempo. A la pregunta de si hay que engafiar al pueblo por su propio bien, el autor contesta afirmativamente, y considera que hacerlo es todo un arte que debe obedecer a unas reglas bien definidas. Estas leyes del arte de la mentira politica debe asimilarlas perfectamente todo gobernante u hombre influyente que se precie. * Aunque situada en un contexto politico muy dife- rente del actual —la Inglaterra de principios del siglo XVII—, a ningtin lector se le escapard la vigencia y la actualidad de esta critica, De hecho, como es bien sabido, en el mundo contempordneo Ja mentira politica ha superado infinitamente, tanto - en la gravedad de sus contenidos como en el alcance de su influencia, todo cuanto Swift, Arbuthnot y sus amigos podian llegar a imaginar. EL ARTE DELA MENTIRA POLITICA (atribuido a Jonathan Swift) 1 Traduccién 4 de | Esteve Serra. | “ \ . | , | EL BARQUERO {NDICE Introducci6n 6... 6... ee eee 9 Cronologia 2.2... 222. ee eee 13 El arte de la mentira politica, atribuido a Jonathan Swift ... . © 2009, de la presente edicién, José J. de Olafieta, Editor Apastado 296 -Palra (spats) omy, 978-04.9716:595.2 epSsita Lagi: 39.705-2008 Imprewsen She Loria avelona Printed Soin INTRODUCCION Elarte de la mentira politica, atribuido durante largo tiempo en muchos catdlogos y por muchos criticos a Jonathan Swift, es obra en realidad del amigo de Swift, y miembro como él del Scriblerus Club, John Arbuthnot (1667-1735), médico dela reina Ana y autor satirico escocés. La razén de es- te equivoco radica tal vez en que el texto del pan- fleto en cuestién se publicé en el volumen Hide las Miscellanies de Pope y Swift (Londres, 1727) —igual que, inversamente, en la edicién de las obras de Arbuthnot se incluyen obras que no son de él—.. Pero el mismo Swift, en su Diario de Ste- Wa, scitala a Arbuthnot como el autor de El arte de la mentira polttica. Todo esto no debe sorpren- JONATHAN SWIFT dernos, pucs los miembros del Scriblerus Club pu- blicaban a menudo de forma andénima, y los es- critos de uno eran atribuidos a otro, sin que ninguno de ellos se preocupara demasiado por de- fender sus derechos de propiedad intelectual ni por su reputacién literaria. Arbuthnot era intimo amigo de Swift y com- partfa sus ideas polfticas. Los miembros del Scri- blerus Club —del que formaban parte, ademds de Swift y Arbuthnot, Alexander Pope, John Gay, ‘Thomas Parnell y Robet Harley, conde de Oxford— estaban vinculados al partido Tory, conservador, y mantenfan violentas polémicas con los partida- rios de los Whigs, el otro gran partido de la esce- na politica britdnica de su tiempo. En este ambiente de virulentas disputas politicas se publica El arte de la mentira politica, tema que no era nuevo, si- no que estaba muy presente en el ambiente de la época. El propio Swift habfa publicado en 1710, en el Examiner, un “Ensayo sobre el arte de la men- tira polftica”, y también Addison, en 1712, habla escrito sobre este tema en The Spectator. INTRODUCCION La edicién que presentamos se basa en una tra- duccién francesa publicada en Amsterdam en 1733 bajo el nombre de Jonathan Swift. No se trata pro- piamente de un libro, sino que se presenta como un folleto que anuncia la préxima publicacién de un tratado con este titulo en dos voltimenes —el nombre de cuyo autor no se menciona— y que anima a los posibles interesados a suscribirse a la obra, cuyos términos de publicacién especifica. Y el autora continuacién ofrece una minuciosa des- cripcién del contenido de la futura obra, descrip- cién que constituye el texto del panfleto que el lector tiene entre sus manos. Asf pues, si bien el autor material de Fl arte de la mentira politica no es el propio Jonathan Swift, el espiritu y la manera de esta obra estén enteta- mente en consonancia con el estilo y la ideologia del genial autor de los Viajes de Gulliver. Arbuth- not o Swift: en el fondo es la misma voz licida, inteligente y desencantada de los miembros del se- lecto Scriblerus Club. CRONOLOGIA 1667. Jonathan Swift nace en Dublin el 30 de no- viembre. Su padre muere pocos meses antes de su nacimiento. Su madre se instala en Londres y Jonathan es confiado a su tio paterno. 1673. Asiste a la Kilkenny Grammar School, la mejor escuela de Irlanda en aquella época. 1682-1686. Estudia en el Trinity College de Dublin, donde se diploma. 1688. Swift parte a Inglaterra y se retine con su madre. 1689. Es nombrado secretario de Sir William Temple en Moor Park, Surrey, en cuya biblioteca lee con avidez. Conoce a Esther Johnson, una huérfa- na de ocho afios, a la que Swift liamard Stella. 1690. Swift, que muestra los primeros sintomas de la enfermedad de Méniére, regresa a Irlanda, acon- sejado por los médicos. 1691. Vuelve a Inglaterra con Temple. JONATHAN SWIET 1692. Gracias a Temple, se diploma en Oxford y pu- blica su primer libro. 1694. Vuelve a Irlanda para entrar en el clero. 1695. Es ordenado sacerdote de la Iglesia de Irlanda, rama irlandesa de la Iglesia Anglicana. 1696-1699. Regresa a Moor Park y escribe la mayor parte de su primera obra importante, A Tale of a Tub (Un cuento de un tonel). 1697. Escribe The Battle of the Books (La batalla de los Libros). 1699, Muere Temple.y Swift viaja a Irlanda como se- cretario y capellan del conde de Berkeley. 1701. Publica su primer panfleto politico a favor de los Whigs y contra los ‘Tories. 1702. Doctor en Teologfa por la Universidad de Du- blin. Pasa varios meses en Inglaterra y regresa a Irlanda en compafifa de Stella. 1707. Swift es enviado a Londres como emisario del cle- ro irlandés para pedir la supresién del impuesto sobre los ingresos de los clérigos irlandeses. Su peticién es rechazada por el gobierno whig. 1708. Publica Bickerstaff Papersy An Argument Against Abolishing Christianity (Argumentacién contra La abolicién del cristianismo). 44 CRONOLOGIA 1710. Swift se une a los tories y es redactor de The Exa- miner. Escribe diariamente durante diez meses una carta a Stella, que se halla en Dublin. Estas cartas se publicaran con el titulo de The Jour- nals to Stella. Muere su madre. 1713. Es nombrado dean de la catedral de San Patri- cio de Dublin. 1714, Funda, junto con Alexander Pope, John Gay y John Arbuthnot, el Scriblerus Club, del que sal- drdn numerosas satiras firmadas con ef pseudé- nimo de Martinus Scriblerus. 1718. Comienza a publicar escritos sobre cuestiones irlandesas. 1720. Inicia la redaccién de los Gulliver’s Travels (Los viajes de Gulliver). 1724. Publicacién de The Drapier Letters, que tienen un éxito inmenso en Irlanda. 1726. Publicacién de los Viajes de Gulliver, la obra mids importante de Swift y uno de los clasicos de la literatura universal, que conoce un gran éxito. 1727. Ultimo viaje a Inglaterra. : 1728. Muerte de Stella. 1729. Publica A Modest Proposal (Una modesta propo- ’ sicidn), cruel sdtira sobre la miseria en Irlanda. JONATHAN SWIET 1738. Su enfermedad empeora y Swift sufre un ataque de pardlisis. 1745. Muere el 19 de octubre en Dublin. EL ARTE DELA MENTIRA POLITICA (atribuido a Jonathan Swift) Tratado muy curioso propuesto por suscripcién sed actualmente en prensa un tratado curioso, titulado xewpSohoyia woALeLKT, oel arte de la mentira politica. Consiste en dos vohimenes in quarto. Il. I. IV. CONDICIONES PROPUESTAS ALOS SUSCRIPTORES El Autor promete entregar el primer volumen a Jos suscriptores antes del préximo dta de San Hilario, si le anima el ntmero de suscripciones. El precio de los dos voltimenes serd, para los sus- criptores, de catorce chelines, de los cuales se pa- gardn siete por adelantado, y los otros siete cuando entregue el segundo volumen. Los que se suscriban por seis voliimenes tendrdn el séptimo gratuito, Ast, cada volumen no Ile- gard a los seis chelines. : El nombre y la direccién de los suscriptores se imprimirdén con todo detalle en el libro. Se ha leido el manuscrite con mucha atencién y se ha juzgado oportuno informar al publico del conteni- do del primer volumen a fin de estimularlo a suscri- birse a una obra tan util. ELARTE DELA MENTIRA POLITICA El autor, en su prefacio, hace algunas reflexio- nes juiciosas sobre el origen de las Artes y las Cien- cias. Dice que las artes consisten primero en “teoreinas y en prdcticas, dispersas por un lado y por otro, que se transtniten de mano en mano en- tre los maestros y que sdlo se revelan a los hijos del : : Arte, hasta que llega algdn gran genio que recoge estas proposiciones separadas y desunidas y las re- duce a un sistema regular. Que es el caso en que se encuentra hoy e/ Arte de la mentira politica, ese ar- ‘te tan util y tan noble; que, como en este ultimo siglo se ha enriquecido con varios nuevos descu- brimientos, es necesario que no permanezca por mds tiempo arrumbado y en la confusién; y que 2 | : i JONATHAN SWIFT puede, con toda la razén, pretender tener un lu- gar en la Enciclopedia, principalmente en la que debe servi de modelo para la educacién de un ha- bil principe. Que se propone adquirir una gran re- putacién en los siglos futuros porque es el primero que ha emprendido una obra tan gloriosa yal mis- mo tiempo tan necesaria; y que por la misma ra- z6n se tendra a bien excusar los errores que se le hayan escapado. Exhorta a todos los que tengan algtin talento en este género, o que hayan hecho en él nuevos descubrimientos, a que le comuni- quen sus ideas, asegurandoles que hard honor a ellas y que en su obra hablard de ellos con elogio. El primer volumen de este excelente tratado contiene once capttulos. En su primer cap{tulo, cl Autor razona filosé- ficamente sobre la naturaleza del alma y sobre las cualidades que la hacen susceptible y capaz de men- tir. Supone que el alma tiene Ja naturaleza de un 22 a ELARTE DE LA MENTIRA POLITICA §. espejo plano-cilfndrico; que un Dios todopode- _-toso ha hecho cl lado plano de este espejo y que “después cl Demonio ha hecho el otro lado, que ~ tiene forma cilfndrica. Que el lado plano repre- senta los objetos al natural y tal como son verda- -deramente; pero que el lado cilindrico debe “ecesariamente, segiin las leyes de la catéptrica, _ tepresentar a los objctos verdaderos como falsos, y alos falsos como verdaderos; que el cilindro, co- : mo es mucho mds grande y mas ancho, recibe y _ retine en su superficie una mayor cantidad de ra- yos visuales; y que por consiguiente todo el arte y "el éxito de [a mentira politica dependen del lado _cilindrico del alma. El Autor, en este mismo capitulo, reflexiona $0- bre las cualidades de la mente; por ejemplo, sobre Su inclinacién particular por lo malicioso y lo ma- tavilloso. La inclinacién del alma hacia la malicia _esun efecto del amor propio, o del placer y la sa- : tisfaccién secreta que sentimos al encontrar hom- bres peores, mas cobardes, més despreciables y mds 23 JONATHAN SWIFT desgraciados que nosotros mismos; y la pasién que nos attastra hacia lo maravilloso procede de la inac- tividad del alma, o de su incapacidad de dejarse mover por las cosas vulgares y comunes y de obte- ner de ellas el menor placer. Después de establecer las cualidades de la men- te en que se basa su Arte, en el segundo capitulo trata de la naturaleza de la mentira politica, que de- fine asi; Fl Arte de convencer al pueblo, el arte de ha- cetle creer fulsedades saludables, y ello con algin buen (fin. La lama un Arte para distinguirla de la accién de decir la verdad, para la cual parece que no hay necesidad de arte; pero, admitiendo su definicin, esto sélo hay que entenderlo en relacién con la in- vencién, porque, en efecto, se necesita mas arte pa- ra convenceral pueblo de una verdad saludable que para hacerle creer y aceptar una falsedad saludable. A continuacién llega a demostrar que hay falseda- des de esta especie, es decir, falsedades saludables; da de ello varios ejemplos, no sdlo de antes de la revolucién ocurrida en Inglaterra, sino también de 24 ELARTE DE LA MENTIRA POLITICA después de esta revolucién; y muestra claramente “que no habrfamos sostenido la guerra durante tan- to:tiempo sin un gran ntimero de estas falsedades -saludables. Da reglas para calcular en libras, cheli- nes y peniques el valor de una mentira politica. Por _ |i palabra bueno no entiende lo que es absoluta y sencialmente bueno, sino lo que le parece tal al rtista, es deciz, al que hace profesién del arte de {a mentira politica, y para él es un fundamento su- _ ficiente para actuar en consecuencia. Finalmente «divide lo ueno (bonum), como se divide habitual- ‘mente, en bonum utile, dulce y honestum, bueno til, agradable y honesto. Sefiala que hay mentiras -politicas de naturaleza mixta, que comprenden las tres especies desde diferentes puntos de vista: que el uitil reina gencralmenie en lo que respecta al Carh- bio, ola Bolsa, el dulcey el honestumen cl barrio de la ciudad llamado Westminster: que los unos suel- “tan una mentira para vender o comprar un fondo Es un barrio de Londres en el que se encuentra el Palacio don- -de'se litiga y el Palacio del Rey. JONATHAN SWIET ounaaccién a un precio m4s ventajoso, y los otros porque es honorable servi a su partido, y otros fi- nalmente porque es dulce satisfacer su deseo de venganza. Una vez explicados los diferentes términos de la definicién, pasa al tercer capitulo, en el que tra- tade laequidad de la mentira politica y sefiala que es licita y est4 permitida. Saca la prueba de ello de sus verdaderos principios, haciendo una exacta in- vestigacién de los diferentes derechos que tienen los hombres a la verdad. Sefiala que el pueblo tie- ne derecho a esperar que sus vecinos le digan la verdad en los asuntos particulares; que todos tie- nen derecho también a la verdad econémica, es de- cir, todos tienen derecho a exigir que los miembros de su familia les digan la verdad, a fin de no ser en- gafiados por sus mujeres, sus hijos o sus criados; pero que no hay ninguna especie de derecho sobre laverdad politica; y que el pueblo no tiene mas de- recho a querer ser informado de la verdad en ma- teria de gobierno que a poseer grandes bienes, tierras y casas sefioriales. El Autor regula y deter- 26 ELARTE DE LA MENTIRA POLITICA, mina con mucho juicio las diferentes partes que los hombres deben tener en esta clase (es decir, en Jo.que’se refiere a esta clase de verdad), segtin sus diferentes capacidades, sus dignidades, sus cargos sus profesiones: sefiala que los nifios no pueden pretender nada respecto a ella, y que por eso es nuy taro encontrar alguno que esté informado de Ugtin tipo de verdad. Hay que confesar, sin em- argo, que en este capitulo el Autor encuentra al- gunas dificultades, al menos aparentes, cuando se rata de explicar algunos textos de la Sagrada Es- ritura y de responder a las objeciones que se sa- an de ella. _ El cuarto capitulo gira por completo sobre es- acuestién, a saber, si el gobierno es el unico que tie- z¢ derecho a marcar con su sello las mentiras politicas. utor, que es un celoso partidario de la liber- glesa, est4 en contra de ello, y responde con nucho ingenio y sutileza a todos los argumentos de los que estan a favor. Dice que, como el go- _bierno de Inglaterra tiene cietta mezcla de demo- 27 JONATHAN SWIET cracia, el derecho de inventar y difundir mentiras policicas reside en parte en el pueblo, que en los tltimos afios se ha distinguido por su apego obs- tinado a este justo privilegio y ha dado a entender que nunca querrd abandonarlo; que ocurre muy a menudo que el pucblo de Inglaterra no tenga otro medio que el ejercicio de este derecho indiscuti- ble para hacer caer a un ministro y a un gobierno del que estd harto y cansado; que una abundancia de mentiras polfticas es una scfial segura de la li- bertad inglesa, y que, como los ministros se sirven a veces de este medio para reforzar su autoridad, es razonable que ef pueblo utilice las mismas ar- mas para abatirlos y para defenderse a s{ mismo. En su quinto capitulo, divide las mentiras po- Iiticas en diferentes clases y diferentes especies; al mismo tiempo da preceptos sobre los medios de inventar, difundir y multiplicar estas clases de men- tiras. Empieza por los rumores, bulos, noticias y libelos difamatorios que atacan la reputacién de los que estan bien situados y tienen la aucoridad “28 EL ARTE DE LA MENTIRA POLITICA, entre manos. Censuray critica el error comtin, que $610. conoce una especie, a saber, la mentira de ca- umnia; o la mentira difamatoria, aunque en rea- dad las haya de tres clases, la mentira de calumnia, a mentira de adiciéno de aumento, y la mentira de ransferencia. La mentira de adicién da a un gran rsonajé mds reputacién de la que le correspon- y ello para ponerlo en disposicién de servir a gttn buen fin oa algtin proyecto que se tiene ala ca. La mentira de maledicencia, de detraccién, -calumnia, o la mentira difamatoria, es aquella on la que se despoja a algtin gran hombre de la sputacién que ha adquirido por méritos propios, miedo a que se sirva de ella en detrimento del iblico. Finalmente, la mentira de transferencia que transfiere el mérito de una buena accién de un hombre a otro hombre, que por s{ mismo ne cualidades superiores y un mérito muy por cima del que sc le concede; 0 aquella con la cual ie quita el demérito de una mala accidn al que la ha cometido para transferirlo a un hombre que merce atin menos por s{ mismo. Da diferentes 29 JONATHAN SWIFT ejemplos de las tres especies, pero principalmen- te de la ultima. ;Qué efectos —dice— no produ- jo lamentira de transferencia cuando fue necesario por el bien ptiblico dar el valor, el comportamiento y la prudencia de un hombre a otro hombre, y la de varios a uno solo? ;Qué golpes es capaz de dar esta especie de mentira? Puede incluso suceder en algunas ocasiones que un hombre se vea privado de los honores de una victoria que él haya obteni- do; puede suceder, digo, que se vea privado y des- pojado por alguien que no haya tenido mando en la acci6n. La salvacién, el restablecimiento y la des- truccién de la Reptiblica pueden atribuirse tam- bién a personas que no han participado ni contribuido a ello en modo alguno. El Autor exhorta a todos los honrados Practi- cantes a ejercitarse en este gran arte, es decir, en el arte de la mentira de transferencia, porque (como Ja existencia de las cosas mismas es visible y no exi- ge ninguna prueba) para imponerla y hacerla creer al pdblico no hace falta nada mds que un supuesto +30 ELARTE DE LA MENTIRA POL[TICA utoro una falsa razén. Esto no es presumir de- nasiado la credulidad de la mayoria de los hom- res, puesto que los resortes secretos de las cosas son habitualmente desconocidos. Da después de esto algunos preceptos para la rdctica de la mentira de adicién, Dice que cuan- se atribuye a alguien una cosa que no le perte- , hay que concertar la mentira de manera que osa no sea directamente contraria y opuesta a cualidades conocidas de la persona: por ejem- un Mentiroso politico, por poco que conoz- suoficio, no ird4 a decir, hablando de una mblea de protestantes, que el Rey de Francia taba presente en ella, ni que, a ejemplo de la Rei- Isabel, restituye a sus stibditos el excedente de impuestos; no irda decir tampoco que el Em- ‘perador paga dos meses por adelantado a sus tro- ni que los holandeses pagan mas que su cuota; representard a la misma persona como alguien anoso de mantener un ejército preparado y al mismo tiempo celoso de Ia libertad ptiblica; nia 31 JONATHAN SWIFT un ateo que sostenga los intereses de la Iglesia; ni aun libertino como reformador de las costum- bres; nia un impulsivo, un atolondrado o un hom- bre sin seso como un ejemplo de moderacién. Pero si es absolutamente necesario dar a alguien bue- nas cualidades accesorias para hacerle el honor de un mérito que no tiene, el Autor nos ensefia a no darselas de entrada in extremo grade, en el grado maximo. Por ejemplo, si se trata de un avaro al que se quiere hacer pasar por gencroso, no se le hard dar de golpe cinco mil libras; es un acto de gene- rosidad, una caridad, un gasto del que no es ca- paz. Veinte o treinta libras bastaran de momento; es mas que suficiente para él, Si se trata de un hom- bre cuya ingratitud para con sus bienhechores es sobradamente conocida, no hay que decirnos que recompensa a un pobre por algiin servicio o algiin buen oficio que recibié de él hace treinta afios; no es una cosa probable, y no la podemos creer; pe- ro suponedlo agradecido a un hombre que le ha prestado algunos servicios y que est4 en situacién de prestarle atin otros mds esenciales; y entonces "32 EBLARTE DE LA MENTIRA POLITICA stra mentira encontrard cierto crédito; del mis- apitan que arrolla y persigue a escuadrones en- dadle tan sdlo el mérito de un hombre tur- Sehabla de algtin gran hombre que no tiene nin- in respeto por la religién, que la desprecia abier- ;mente y que es conocido como tal; no conviene acerle pasar dias enteros en devocién en su gabi- ete} pero podéis con toda seguridad hacerle asis- decentemente y con modestia a unas plegarias tiblicas. Se trata de un sefior, de un hombre po- ‘oso que nunca ha tenido la reputacién de que gustata pagar sus deudas, ni siquiera las mAs jus- Jegicimas; no vaydis a hacer de él de golpe un mbre generoso, una conciencia sensible, que estituye grandes sumas que, por decirlo asf, ha es- tafado a sus acreedores: contentaos de entrada con JONATHAN SWIFT hacerle pagar una suma de veinte libras a un ami- go que ha perdido su pagaré. El Autor prescribe las mismas reglas para el ar- te de la calumnia, o para la mentira difamatoria: os da como preceptos no inventar cosas directamen- te opuestas a las cualidades reconocidas de aque- llos a quienes queréis calumniar. Asi, no se encontraré en estas sabias reglas de la Pseudologta o de la mentira politica que sea prudente decir de un principe piadoso y religioso que descuida la re- ligién y que quiere introducir la herejfa; pero po- déis decir de un principe clemente que ha perdonado aun criminal que merecia la muerte y que no de- bia esperar obtener su gracia. No lograréis vuestro objetivo si decfs de algtin gran personaje cuya pru- dente economia es conocida por el publico, que di- sipa el dinero y los fondos de la nacién; pero podréis decir con toda seguridad en todas partes que ama- sa y atesora riquezas. ‘ampoco se puede asegurar que recibe regalos y se deja corromper, pero se le puede censurar libremente por ser demasiado len- > 34 ELARTE DE LA MENTIRA POLITICA en pagar; pucs, aunque ni Ja una nila otra de es- as dos cosas sean ciertas, la segunda es sin embar- refble, yla primera no lo es. No iréis a decir de un ministro sincero y generoso, cuya rectitud de az6i1 es conocida, que ha participado en una in- iga para traicionar a su patria; pero podéis ase- con alguna probabilidad que ha estado metido Jguna intriga con una dama. il Autor advicrte a todos los Practicantes que ten atencidn a los preceptos que les da y que gan exactamente. Asegura que es por no ha- conocido o practicado estas reglas por lo que, sde hace varios afios, algunas de sus mentiras ‘racasado y no han podido subsistir mucho MPO. : n-su'sexto capitulo trata de lo maravilloso; y maravilloso entiende todo lo que supera los pueblo, lo maravilloso se divide en dos especies, a PoPepov y la Sopoesdeo, es decir, la mentira 35 JONATHAN SWIET que sirve para asustar e infundir el terror, y la que anima y alienta, que son ambas extremadamente Utiles cuando se saben utilizar en las ocasiones en que son convenientes. Da varias reglas en cuanto ala PoPepov, o mentira que se utiliza para crear espanto e infundir el terror; una de fas reglas es que no hay que mostrar demasiado a menudo al pueblo objetos terribles, por temor de que acaben siéndole familiares y se acostumbre a ellos. Afiade que es absolutamente necesario servirse una vez al afiio del Rey de Francia y del Pretendiente para asus- tar al pueblo inglés, pero que después hay que vol- ver a atar los osos hasta el afio siguiente. La poca atencién que se ha puesto en observar un precep- to tan necesario, y la indiscrecién con la que tana menudo se nos ha querido dar miedo del coco ala menor oportunidad, han hecho que en los tltimos afios el pueblo fuera tan indiferente que ya no se asusta cuando se le habla de estos dos enemigos. Por lo que respecta a las mentiras que se difun- den en el puiblico a fin de animar y alentar al pue- >» 36 ELARTE DE LA MENTIRA POLITICA he aqui Jas reglas que prescribe. Es necesario, que to. superen los grados habituales de ve- imilitud; deben ser variadas; no hay que insis- iempre abstinadamente en una misma mentira. uanto a las que contienen promesas 0 pro- cos, no serfa prudente fijar las predicciones a plazo; serfa exponerse a la vergiienza y la con- ira que pronosticaba la conquista del Reino rancia, ésa mentira tan bien inventada y sin ropio-peso y no tuvo ningtin efecto por haber sostenida con demasiada tozudez. JONATHAN SWIFT blores de tierra, siempre hay que suponer y decir que ocurrirdn en alguna comarca que esté al me- nos tan alejada del lugar en que uno se encuentra | como el camino que un hombre a caballo puede recorrer en un dfa. El capitulo séptimo esté dedicado por entero a determinar cual de los dos partidos, los Whigs y los Tories, es el mas habil y el mds versado en el Arte de la mentira politica. El Autor confiesa que | a veces es uno y otras veces es el otro, aquel cuyas mentiras polfticas son mejor recibidas y reciben mds crédito; pero reconoce siempre que el uno y § el otro tienen grandes genios entre sus filas. Atri- | buye el poco éxito de unos y otros a la cantidad demasiado grande de malas mercancias que quie- ren propalar a la vez: no es el mejor medio —di- | ce— de hacer creer algo al pueblo el querer hacerle tragar mucho de golpe; cuando hay demasiados gusanos en el anzuclo es dificil atrapar a los go- | bios. Para restablecer el crédito de un partido, pro- pone un sistema que parece un poco quimérico y © ELARTE DE LAMENTIRA POLITICA. ‘no se resiente mucho de ese juicio sdlido que tor ha hecho aparecer en el resto de su obra. ema se reduce a la proposicién de que el par- de propalar mentiras durante los seis meses ies. Pero reconoce al mismo tiempo que es posible encontrar personas capaces de eje- este proyecto, Hacia el final del capitulo de- contra la locura y la extravagancia de los artidos que retienen en su seno, y que utilizan propalar mentiras, a los hombres més viles y mds pequefios genios, como son la mayoria s. autores de novelas cortas 0 gaceteros de hoy dia, que no tienen por todo mérito m4s que una -inclinacién por la profesién que ejercen, pa- N, por otra parte, ignorar completamente las glas de la Pseudologia, y no tienen las cualidades los talentos necesarios para que se les confie un |pleo tan importante. JONATHAN SWIFT En el capitulo siguiente habla de algunos genios extraordinarios que han aparecido en los iltimos afios y que se han distinguido principalmente por sus disposiciones y su raro talento por lo maravi- lloso. Aconseja a los jévenes prometedores que se entreguen por entero al servicio de su patria y em- pleen en ello todos sus talentos, haciéndoles ver que es vergonzoso que hoy sélo se ocupen en ejer- cicios extraordinarios, come la caza del zorro, las carreras de caballos, conducir una carroza con ha- bilidad, tener deslices, correr, tragar melocotones, o arrancar dentaduras postizas para limpiarlas y volverlas a colocar, mientras que su socorro es tan necesario para la patria. E] octavo capitulo contiene un proyecto para reunir en un solo cuerpo varias pequefias socieda- des de mentirosos. Serfa demasiado aburrido dar aqui una explicacién excesivamente detallada de todo el sistema. Lo que tiene de més notable es que prescribe que esta sociedad debe estar compuesta por los jefes de cada partido, que no circulard nin- 40 ELARTE DE LA MENTIRA POLITICA guna mentira sin que ellos lo hayan aprobado, por- que ellos son las personas més capaces de juzgar lo que conviene en las diferentes coyunturas y de decidir qué clase de mentira hay que utilizar en tales 0 cua- les ocasiones; que es necesario que esta sociedad esté compuesta por personas de toda clase de esta- dos y de profesiones; que en ella se observard el o Aoyov y el wperov, es decir, la conveniencia, la probabilidad, la verosimilitud, canto como sea po- sible; que, ademds de las personas que acabamos de mencionar, la Sociedad debe estar compuesta por genios muy prometedores, como aquellos de los que se puede escoger una gran cantidad en la ciudad, particularmente en los cafés; por ejemplo, viajeros, curiosos y pedantes, cazadores de zorros, chalanes, procuradores, viejos marinos 0 viejos ma- rineros, y soldados de los hospitales de Greenwich” y Chelsea’. "+ Bin Greenwich hay un hospital de viejos marinos, o de mari- neros invalidos. 2 Pueblo situado a tres cuartos de legua o a una legua mds arri- ba de Londres, en el que hay también un hospital de soldados invélidos. 41 JONATHAN SWIFT Aesta Sociedad, compuesta y establecida como ° acabamos de decir, es a quien deben confiarse la direccién y el manejo de la mentira, con exclu- sién de cualquier otra, En la antecdmara de los Se- fiores de esta Sociedad debe haber siempre algunas personas que tengan un gran fondo de creduli- dad, que escuchen lo que se les dice y que se lo crean todo a pies juntillas. No andamos escasos de personas con este cardcter en el clima en que estamos, sino que abundan y pululan en él: el Au- tor cree se puede encontrar un ntimero suficien- te de ellas en los alrededores de la Bolsa. A esta clase de personas les corresponde hacer circular lo que los otros han forjado ¢ inventado; pues no hay hombre que suelte y difunda una mentira con tanta gracia como el que se la cree. La regla de la Sociedad debe consistir en inventar cada dia una mentira, a veces dos; y en la eleccién de esas men- tiras hay que tener en consideracién y prestar aten- cidn al tiempo que hace y a la estacién del afio en que se esta: las DoBEpa o mentiras para asustare infundir el terror hacen maravillas y producen 42 ELARTE DE LA MENTIRA POLITICA grandes efectos en los meses de noviembre y di- ciembre, pero no funcionan tan bien y no tienen tanta eficacia en mayo y junio, a menos que en aquel momento reinen los vientos del Este. Hay que imponer una pena o una multa a cualquiera que hable de otra cosa que de la mentira del dia. La Sociedad debe mantener cierto ntimero de es- pias en la Corte y en otros lugares para que hagan propuestas, den ideas y proporcionen los lugares comunes para facilitar la invencién de las menti- ras pol{ticas; debe mantener también una corres- pondencia general en todas las ciudades en que haya mercado, para hacer circular sus mentiras. Sise observa que alguno de los miembros de la So- ciedad se sonroja, se turba o falla en una circuns- tancia necesaria al soltar la mencira, hay que excluirlo y declararlo incapaz. Ademiés de las mentiras que se difunden piuibli- cay abiertamente, hay otras que hay que propalar sordamente y sin hacer mucho ruido; para ello es necesario estabiecer un Comité particular, 0 Con- 43 JONATHAN SWIFT sejo Privado, que esté compuesto por los mas ha- biles de la Sociedad. Aqui el Autor hace una digresién; se extiende en alabanzas al partido de los Whigs, habla con elo- gio de su habilidad, de sus profundos conoci- mientos, y del uso que saben hacer de las mentiras de prueba. Una mentita de prueba es como una pri- mera carga que se introduce en una pieza de arti- llerfa para probarla; es una mentira que se sueltaa propésito, para sondear la credibilidad de aque- llos a quien se dice. Asi son ciertos puntos de la creencia de las Sectas Heterodoxas, que se pueden considerar articulos de prueba: proponédselos a al- guien; si pica y se los traga una vez, podéis estar seguros de que digerira cualquier otra cosa que le propongiis. Por eso el partido de los Whigs actuia sabiamente, probando de vez en cuando la credu- lidad del pueblo mediante cosas increibles, para ponerse en condiciones de juzgar con mayor se- guridad hasta qué punto infunde respeto y con qué peso podré cargarle a continuacién. 44 ELARTE DE LA MENTIRA POLITICA Hacia el final del capitulo, advierte a los jefes de partido que no crean demasiado en sus propias men- tiras; les propone, por ejemplo, lo que ha ocurrido en estos tiltimos afios, en que un partido sensato y una nacién sensata han resuelto sus asuntos amol- dandose a mentiras de su propia invencién, Supo- ne que hay que atribuir la causa de esto a un celo desmesurado, a un exceso en la practica de este ar- te yaun calor vehemente en las conversaciones; ce- lo, exceso y vehemencia con los que la gente se convence mutuamente de que lo que desea y di- funde como verdadero lo es efectivamente; que no ha habido nunca ningiin partido que no haya esta- do sujeto a este inconyeniente y que no haya teni- do la desgracia de cometer algunos errores de esta naturaleza; que los jacobitas lo han experimentado largo tiempo, pero que parece que en estos ultimos afios los Whigs les han supetado y han Ilevado atin més lejos que ellos esta debilidad y esta coscumbre. El Autor afiade a este capitulo un Calendario de mentiras para todo el afio en el que indica las que son convenientes para cada estacién y cada mes. 45 JONATHAN SWIFT El noveno capitulo trata de la celeridad y \a du- racién de las mentiras. En cuanto a la rapidez con la que las mentiras circulan, el Autor dice que es casi incretble; da varios ejemplos de mentiras que han corrido més rapidamente y han hecho mas ca- mino de lo que podria hacer un hombre corrien- do la posta: las mentiras que se inventan pata asustar eintimidar circulan y se difunden a una velocidad prodigiosa, hacen més de diez millas en una hora; las que se difunden secretamente y sin hacer rui- do, y que se dicen al ofdo, sélo circulan dentro de un pequefio circulo, pero lo hacen y se difunden con mucha rapidez. Dice que es imposible expli- car los diferentes Fenédmenas relativos a la rapidez de las mentiras sin la suposicién de Sincronismoy Combinacién, es decir, sin suponer que varias per- sonas que, por decirlo asf, se han puesto de acuet- do, han dicho al mismo tiempo la misma mentira en lugares diferentes. Por lo que respecta a la duracién de las menti- ras, dice que hay que distinguir en ellas varias es- 46 ELARTE DE LAMENTIRA POLITICA pecies, y que las hay de todas clases, a saber, de ho- ras, dias, afios y siglos; que hay ciertas mentiras politicas que, semejantes a insectos, mueren y re- viven en formas diferentes; que los buenos Artis- tas, es decir, los Peces Gordos de la Sociedad, y los mds hdbiles en el arte de la mentira, semejantes en esto alos que construyen con un arrendamiento* de corta duracién, saben calcular de modo tan pre- ciso la duracién de una mentira que ésta respon- de exactamente a sus designios, subsiste y se sostiene precisamente tanto tiempo como han tenido la in- tencién de hacerla durar, y no dura mas tiempo del necesario para producir su efecto. En el capitulo décimo trata de las marcas ca- racteristicas de las mentiras y de la manera de co- . nocer cudndo, en qué lugar y por quién tal o cual En Inglaterra se hacen arrendamientos largos: los hay incluso de treinta afios, Risto hace que 2 menudo se edifique sobre los cimientos de otro, Pero se hace la casa de duracién més corta o més larga, en proporcién al atrendamiento. Sies un arcendamicnto para treinta afios, por ejemplo, se hace el edificio lo bastante sélido como para que dure treinta afios sola- mente, 0 casi, y pocos afios mds. El Autor alude aquf a esta costumbre. 47 JONATHAN SWIFT mentira ha sido inventada; se extiende largamen- te sobre los medios de descubrir si es mercancia de Holanda, de Inglaterra o de Francia; estas dife- rentes especies de mentiras se distinguen bien las unas de Jas otras; se encontrardn incluso las mar- cas con las que se puede distinguir entre una men- tira forjada y propalada en la Bolsa y una mentira forjada y propalada al otro lado de la Ciudad. Se necesita —dice— mucho ingenio y juicio para ele- gir bien el lugar en el que se quiere hacer circular la especie. Las mentiras de ley mds baja y mas vil estan destinadas al Wapping’, es decir, el verdadero lugar en el que hay que propalarlas y donde deben circular; hay alli varios cafés que tienen sus Es- tampas® particulares, que un Practicante juicioso puede reconocer facilmente. Todos nuestros gran- > Bl Wappinges un suburbio de Londres habitado por la chus- ma més vil; apenas hay mds que marineros. Es como si dijera que estas mentiras estin destinadas a Jes Halles o a la Place Maubert (de Paris]. © Bs decir, su ewflo particular, con el que es necesario que se acu- fen las mentiras para que las reciban bien y se las traguens sus ideas pasti- culates, su manera de pensar, sus materias 7 temas de conversacién, con los que tienen que estar proporcionadas las mentiras que s¢ les quieren decir. 48 ELARTE DE LAMENTIRA POLITICA des hombres tienen sus Phantatéusticos’ particu- lares. El Autor dice que, gracias a un largo estudio y una larga aplicacién, ha Ilegado a ser tan habil y experto en esta materia que si le llevan una men- tira os dird con tanta seguridad en qué lugar se ha forjado y de quién lleva el sello, que el gran perso- naje que haya sido su Autor no tendra el descaro de negarlo. Las mentiras sobre promesas que dicen los gran- des, las personas ricas y poderosas, los Sefiores, los que est4n bien situados, se conocen por la mane- ra de decirlas: os ponen la mano en el hombro, os abrazan, os estrechan, sonrfen, se inclinan al salu- daros; son otras tantas sefiales que deben haceros conocer que os engafian y que quieten impresio- naros. Reconoceréis asimismo sus mentiras en ma- teria de hechos por los juramentos excesivos que os hacen repetidamente. ¥ Esdecir, su imaginativa particular; su manera particular de for- jar una mentica. JONATHAN SWIFT Dedica el capftulo undécimo entero a exami- nar una tnica cuestién, a saber, sé una mentira se contradice mejor y se combate mejor con una verdad 0. con otra mentira. Dice que, después de haber con- siderado bien la vasta cxtensién de la superficie ci- lfndeica del alma, y la gran inclinacién que tienen todos los hombres de estos ultimos tiempos a creer mentiras, esta convencido de que el medio mds adecuado y més eficaz para destruir una mentira es oponerle otra mentira. Por ejemplo, si alguien os dijera que el Pretendiente estuvo en Londres, no vaydis a combatir esta mentira diciendo que nun- ca ha venido a Inglaterra, sino que demostraréis mediante testigos oculares que no avanz6 mAs alla de Greenwich* y que de all{ volvié sobre sus pasos. Del mismo modo, si se difundiera el rumor de que algun gran personaje ha muerto de tal o cual en- fermedad, no diréis fa verdad crudamente, ni ase- guraréis positivamente que goza de buena salud y que nunca ha sufrido la enfermedad de la que se 4 Pueblo situado junto al Tamesis.a una legua y media de Londres. 50 ELARTE DE LA MENTIRA POL{TICA pretende que ha muerto, sino que diréis tan sdlo que est4 conyaleciente y que se restablece poco a poco. Es sobre este principio como, ante un gen- tilhombre que dltimamente aseguré que se habia hecho un tratado con Francia para introducir la esclavitud en Inglaterra y para establecer en este pais la antigua religién, y que este supuesto trata- do se habfa firmado el 15 de septiembre, otro que no era menos habil en el arte Je respondié muy jui- ciosamente, no oponiendo la verdad a su menti- ra, ni sosteniendo que nunca se habia hablado de semejante tratado entre las dos Coronas, sino di- ciendo que estaba completamente seguro y que sa- bia de buena fuente que este tratado conten{a varios articulos sobre los que todavia no se habia Hegado aun acuerdo y que atin no estaban decididos. Reservamos para otro momento el andlisis y el contenido del segundo Volumen de este excelente Tratado. Esta aguda satira de fa practica de la mentira politica, aunque escrita en la Inglaterra del siglo XVII, mantiene toda su vigencia y es tan pertinente hoy como lo era cuando se publicé por primera vez. th 9788697 EL BARQUERO José J. de Olaiieta, Editor

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