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Enfoques de la Ciencia Política:

Teoría normativa:
Es la aplicación de preceptos morales a la esfera de las relaciones políticas, desde esta
rigurosa visión, se puede afirmar que se dedica a las cargas morales fundamentales que
afectan a la vida política.
El pensamiento normativo se expresa por medio de razonamientos morales abstractos y a
través de análisis detallado de las instituciones y políticas, y busca determinar el cómo estos
preceptos morales repercuten dentro de la práctica política. La visión de la teoría normativa
basada en el “deber ser” no es compatible con muchos académicos, quienes niegan que el
individuo haga elecciones morales coherentes, otros dudan del sentido de los preceptos
morales y unos pocos descalifican la moralidad en su totalidad. A pesar de ellos este enfoque
desde los años setenta se ha visto renovado gracias a la influencia de autores como Ralws y
Nozick.
No existe un solo método para el uso del enfoque normativo, entre ellos podemos encontrar
en primer lugar que a estos teóricos les importa la coherencia interna de los preceptos morales
y para medir esta coherencia utilizan la lógica formal y la filosofía analítica. En segundo
lugar, utilizan las diversas disciplinas de las ciencias sociales, tales como la antropología y
la historia, con el fin de determinar si son correctas las premisas empíricas de los argumentos
o descubrir los problemas existentes en el razonamiento moral. Finalmente se puede
contrastar las conclusiones de los argumentos con las instituciones morales. Los teóricos
normativos se diferencian entre sí por la importancia que el dan a la lógica abstracta, los datos
científicos-sociales y la intuición.
Principales corrientes de la teoría normativa:
Utilitarismo: Es una filosofía moral y política vinculada a Bentham, dudaba de todos aquellos
principios de la acción política que se basaban en afirmaciones especulativas sobre la ley
natural, en cambio si creía todas las características de la naturaleza humana reveladas por la
observación empírica comentando que los seres humanos tienen como fin la mayor cantidad
de utilidad (felicidad) posible, siendo entonces las decisiones políticas moralmente correctas
las que buscaban más felicidad para el conjunto social. Esta percepción de bien, es subjetiva
ya que cada individuo debe definir lo que es bien para su persona.
Liberalismo deontológico: Señala que el utilitarismo no tiene en cuenta la pluralidad de los
fines individuales, en segundo lugar, la ética teleológica concede mayor importancia a los
fines que a los medios que pueden utilizarse para alcánzalos, negándose a aceptar que la lucha
por alcanzar objetivos sociales debes estar sometida a los derechos inalienables. Quienes
tomaron esta visión también fueron llamados liberales kantianos ya que contrastan la ética
de los derechos y obligaciones con la ética de los fines. Inmanuel Kant repudiaba las
concepciones políticas que sacrificara a los individuos por un fin superior.
Comunitarismo: Afirma que el yo individualista solo es dominante donde los vínculos
comunitarios se han corroído y los individuos se encuentra alienados y a la deriva.
Consideran que desde el punto de vista normativo este individuo ya no es deseable y que
síntoma de que algo no va bien, ya que para los comunitaristas el yo debe encontrarse
enraizado en la comunidad, los derechos y deberes provienen de la comunidad y como
individuos nos encontramos atados a los propósitos y fines de la misma. Esta visión nos
recuerda que nacemos con obligaciones morales hacia una comunidad de la que solo
podemos renegar a costa de parecer insensibles hacia aquellos con quienes nuestros
antepasado contrajeron una deuda moral, además de enseñarnos que las obligaciones morales
que contraemos afectan a los que nos son más próximos.

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