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I.

PETROVSKI

LECCIONES
DE
TEORIA
DE
LAS
ECUACIONES
INTEGRALES

EDITORIAL MIR - MOSCU


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EDITORIAL
M IR

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I. G. PETROVSKI

LECCIONES
DE TEORIA
DE LAS ECUACIONES
INTEGRALES

EDITORIAL M IR • MOSCU
1971
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Dedico cxtc libro
a la memoria preclara de
m 't padre
G LO RG U I IVANOV1CH
PKTROVSKI

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C A P IT U L O 1

IN T RO D U C CIO N .
TEOREM AS DE F R E D H O LM

§ 1. Definiciones. Ejemplos
Se acostumbra llamar ecuaciones integrales a aquéllas
que contienen la función incógnita bajo el signo integral.
En particular, la siguiente ecuación, respecto a la función
</.(£), es una integral:
t>
a(x)(¡'(x) +f(x) = [ K(x, £>/<£) íl$, (!, I)
O

donde <?(.*), /(*), K(x, £) son funciones dadas, y </>(!) es


una función incógnita; las variables x y £ toman todos los’
valores del intervalo (a, b).
En este libro solamente estudiaremos ecuaciones en las
que la función incógnita figura en forma lineal, es decir,
solamente ecuaciones del tipo (1,1). Dichas ecuaciones se
llaman ecuaciones integrales lineales. Si a(x) no se anula,
dividiendo ambas partes de la ecuación ( 1 , 1) entre a(.v),
obtenemos una ecuación del tipo
b
9(x)= \ k (x , Z)',m </$+/{*)■ ( 2 ,1 )

<1
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10 Introducción. Teoremas de Fredholm
Estas ecuaciones se llaman ecuaciones integrales lineales
de segunda especie, o de Fredholm, en honor al matemático
que las estudió por primera voz. Si f(x)s0, la ecuación (2,1)
se lUima homogénea.
Si fuese ¿j(a-) = 0, entonces la ecuación (1,1) se reduciría a
b

\ K (xJ)m d£=f(x),
ti
la cual se llama ecuación integral lineal de primera especie.
La función K(x, §) se llama núcleo de la ecuación inte­
gral.
En lo sucesivo nos ocuparemos principalmente de las
ecuaciones integrales lineales de segunda especie.
Pueden considerarse ecuaciones integrales, en las que
las funciones incógnitas dependan no de una variable, sino
de varias. De este tipo es, por ejemplo, la ecuación

</'(■*>y) - f K(x, y>£> *?) +/(*= y)


G

respecto a la función incógnita </>(£, ij), donde la integración


se efectúa sobre cierta región G del plano (|, r¡). El punto
(x, 7 ) también pertenece a esta región. Esta ecuación puede
escribirse en la forma

<p(ñ=¡K(P,Q)q>{Q)dQ+J { n
a
donde P$G y Q tG *\

*) La notación A £ M significa que el punto A pertenece al con­


junto M.
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Problemas ripíeos que se red. a ecuac. integ. 11

También pueden examinarse sistemas de ecuaciones inte­


grales con varias funciones incógnitas.
Observación. En lo sucesivo, excepto en el § 20, sin in­
dicarlo expresamente, supondremos que las funciones con­
sideradas de los puntos P o Q están definidas en una región
finita G de dimensión d, que son continuas en toda esta
región, a excepción, posiblemente, de un número finito de
puntos, de curvas y de superficies suficientemente regulares,
hasta de dimensión (d - 1) inclusive. En estos puntos, curvas
y superficies singulares, las funciones pueden no estar de­
finidas. La frontera de la región G se considerará compuesta
por un número finito d-; superficies regulares de dimensión
o de un número finito de arcos regulares, si d= 2.
En Jo sucesivo, excepto en el § 20, la integración se
entenderá en el sentido ordinario, si las funciones son con­
tinuas en G; si dichas funciones tienen discontinuidades en
ciertos puntos, curvas o superficies, entonces las integrales
se considerarán como impropias; se supondrá que todas las
funciones estudiadas son absolutamente integrables.

§ 2. Problemas típicos que se reducen


a ecuaciones integrales
Consideremos un hilo flexible de longitud /, el que fácil­
mente (en el límite, como supondremos, sin ninguna re­
sistencia) puede cambiar su forma, pero, para aumentar su
longitud en Al se necesita aplicar una fuerza c Al, donde c.
es una constante (ley de Hooke). Supongamos que los extre­
mos de este hilo están fijos a dos puntos inmóviles A y B,
que se encuentran en la parte no negativa del eje x. Supon­
gamos, además, que el punto A se encuentra en el origen
del eje. El eje x lo consideraremos horizontal. Cuando el
hilo está en reposo, sólo bajo la acción de la fuerza hori-
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12 Introducción, Teoremas de Fredholm
zoníal de tensión T(i, muy grande» en comparación con las
otras fuerzas consideradas, la posición del hilo será hori­
zontal, o sea, coincidirá con el eje Ox.
Supongamos que en el punto C, para el cual x —£, hay
aplicada al hilo una fuerza vertical P. Bajo la acción de
ésta, ci hilo toma la forma de una linea quebrada ACO
(fig. 1). Supongamos que CC 0= 6 es muy pequeño, en com-

Fig. 1

paracióp con AC(t y C0B (el resultado de que P sea pequeño


,,). Despreciando el cuadrado de la magnitud b
respecto a J 1
con respecto a /, se puede considerar que también, bajo la
acción de la fuerza P, la tensión del hilo se conserva igual
a T0. Proyectando sobre la vertical las fuerzas de tensión
del hilo en el punto C y la fuerza P y despreciando nueva­
mente los miembros que contienen h~, obtenemos:

de donde

Designando por y(x) la flexión del hilo en el punto de ab-


cisa .v, de lo anterior obtenemos
y(x)-P-G(x, I),
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Problemas típicos que se red. a eeuac, linca. 13

donde
G(x, t¡)=X%rP ‘ para el intervalo AC(0=sx=s£),

G(x, |) = a -
Tj&s para el intervalo CB(£^x ^1). ° ’2)

Aplicando estas fórmulas, puede comprobarse fácilmente


que
G(x, l) = 0(|, x).
Supongamos que sobre el hilo actúa una fuerza distri­
buida en forma continua con densidad lineal />(£) tal, que
en el intervalo de éste, entre los puntos £ y £+/!£, actúa
una fuerza, aproximadamente igual a p($)¿l£. Ya que los
desplazamientos causados por las fuerzas elementales />(£) /(í
se suman (“principio de superposición”), el hilo, bajo la
acción de esta fuerza, toma la forma
¡

o
Consideremos los problemas siguientes.
1. Buscaremos la densidad de distribución de la fuerza
p(¡;), bajo cuya acción el hilo toma una forma dada
Entonces llegamos a la ecuación integral de primera especie
i
x * )= (2,2)
n
respecto a la función incógnita />(!).
2. Supongamos que sobre el hilo actúa una fuerza que
varía con el tiempo t, con una densidad en el punto £ igual a
/>(£) sen a l (íi>> 0).
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14 Introducción. Teoremas de Fredholm
Bajo su acción, eí hilo se pone en movimiento. Supondré-
mos, además, que durante su movimiento, la abscisa de cada
punto del mismo no varía, y que el hilo efectúa oscilaciones
periódicas, descritas por ia ecuación
y =y{x) sen coi.
Denotando por p(§) la densidad lineal de la masa del
hilo en el punto obtenemos que, en el momento f, en el
segmento del hilo, entre los puntos £ y I +/ 1I, además de
ia fuerza />(£) sen caí A£ actúa también la fuerza de inercia

- o(£) = p(£)X!)ro2 sen « / zt|.

Por esto, la igualdad (2,2) toma la siguiente forma:


¡

y{x) sen oot = j G(x, !)[/>(£) sen a>t +ü)2g(£)j(D sen o>í] dt,.
»
Simplificando por sen cot y haciendo
i
j G(x, IM S) & =/(*), G(x, S)e(|) « K(x, £), ca* =
0
obtenemos:
/
y(x) = XJ K(x, & **) £ +/(*)• (3,2)
o
Suponiendo dada la función /?(£) y, por lo tanto,/(x), llega­
mos de esta manera a una ecuación integral de Fredholm
para la determinación de la función y(x). Obsérvese que,
en virtud de la definición de la función f(x), se tiene que
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/(0 )= /(0 = °-

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Problemas típicos que se red. a ccttac. ¡nteg. IS

Si ladensidad (?(!) esconstante y f(x) es unaPunción


con segundaderivada continua, no esdifícil resolver esta
ecuación integral. En efecto, poniendo en #(*> £) en lugar
de G(x, |) su expresión dada por (1,2), resulta
X /

X *) f XS) ci$ +®*e di +f(x)


U X

o sea
x i

áx) = ^ ( / - *> J m) d s + ^ J V - q k í ) di+/(x),


o *
donde

Derivando dos veces respecto a x ambas partes de esta


ecuación, obtenemos
y"(x) = - co2cy(x) + f '(x). (4,2)
Por otra parte, se puede demostrar que cualquier solución
de la ecuación diferencial (4,2), que se anula para * = 0 y
x = /, es también solución de la ecuación integral (3,2). Para
ello basta multiplicar ambas partes de la igualdad /'(£ ) =
= -co2cy(l)+/"(i) por - T0G(x, |) e integrar respecto a i
desde 0 hasta /. Entonces se obtiene la igualdad (3,2), ya
que, integrando por partes, se muestra fácilmente que
l
J T nG ( x , £ ) < ? " (£ ) d £ = - i p ( x ) ,
ó
donde rp(x) es una función cualquiera con segunda derivada
continua, igual a cero para x = 0 y x~¡.
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16 Introducción. Teoremas de Fredhoim
Como es sabido por el curso de ecuaciones diferenciales
ordinarias, la solución general de la ecuación (4,2) tiene la
forma

y = C, sen /ix +C, eos fix+-


fl J|/"(I) sen ¡i(x - ¿) <!L
0
en donde /í = &)]/<? y C, y C2 son constantes arbitrarias. De
las igualdades (1,2) y (3,2) se deduce que >(0)=XO= 0-
Determinando de estas condiciones C, y C¡¡, obtenemos que,
si sen fil s¿0,
i

fj
X

+¿ j r ( í ) s e n M *- É )í£. (5,2)
o
En este caso, la ecuación integral (3,2) posee una sohición
única para cualquier función f(x), siempre que f[x) tenga
segunda derivada continua y /(O) =/(/) = 0,
Se puede demostrar, que para la existencia de solución
de la ecuación integral (3,2) es suficiente, si sen 0, que
la función f(x) sea continua; la condición de existencia y,
con más razón, de continuidad de la segunda derivada, es
superfina. En cambio, la condición sen /il&O es completa­
mente imprescindible para que esta ecuación integral tenga
solución para cualquier función continua, e incluso, para
toda función f(x) derivable cualquier número de veces.
Si sen ¡ti—Ó, entonces
kn
» (6,2)
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Problemas típicos que se red. a ecuac. integ. 17

(7,2)

he (8,2)

en donde k es un número entero cualquiera: positivo, nega­


tivo o cero. Los valores de dados por la fórmula (8,2)
para 1, 2, 3 , . . se llaman valores propios (autovalores)
del parámetro A de la ecuación integral (3,2), y los corres­
pondientes valores de co, frecuencias propias de las oscila­
ciones de la cuerda. De la deducción de la fórmula (5,2)
se desprende que la ecuación integral (3,2), en el caso en
que sen ¡il~ 0 y la función f(x) tenga segunda derivada
continua, puede tener solución solamente si

Integrando por partes y utilizando el hecho de que


sen/t(/-|) = 0 y /(£) = 0 para 5 = 0 y £ = /, esta condición
puede llevarse a la forma

( 10,2)
o
Recíprocamente, es fácil comprobar que la condición
( 10,2 ) es también suficiente para la existencia de una solu­
ción de la ecuación (3,2) para un ¡i dado, para el cual
sen fil = 0 ,
En particular, la condición (10,2) se satisface si
/(-Y) = 0.

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18 Introducción. Teoremas ele Fredholm
Entonces, la ecuación integral (3,2) y la ecuación diferencial
(4,2) se hacen homogéneas. Todas las soluciones de la ecua­
ción diferencial homogénea (4,2), se igualan a cero para
x = 0 y x = l y, por lo tanto, todas las soluciones de la ecua­
ción integral (3,2) vienen dadas por la fórmula
>(x) = C sen (ikx, (11,2)

donde C es una constante arbitraria y ¡j,Ic es igual a uno


de los números (6,2). La fórmula (i 1,2) nos da las ampli­
tudes en el punto x de las oscilaciones propias de la cuerda:
y = C sen ¡ikx sen oikt,
que tienen lugar sin la acción de fuerzas exteriores. Como
se ve de lo antedicho, estas oscilaciones pueden tener lugar
no con cualquier frecuencia, sino solamente con una de las
frecuencias dadas por la fórmula (7,2) para k = 1 , 2 , . . .
Como muestra la fórmula (5,2), si la condición (9,2) no
se cumple, la amplitud >'(*) de las oscilaciones periódicas
de la cuerda en el punto x aumenta indefinidamente, cuando
oj (frecuencia de las oscilaciones de la fuerza exterior) se
aproxima a una de las frecuencias propias de las oscilaciones
de la cuerda. En el límite, al coincidir estas frecuencias, co­
mienza la resonancia. Entonces, en general, para ampli­
tudes arbitrarias de la fuerza exterior, no existen oscilacio­
nes periódicas de la cuerda. En correspondencia con esto,
en general, no existe solución de la ecuación integral no
homogénea (3,2), cuando A es igual a uno de los valores
propios de esta ecuación.

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Analogía entre las ecuac. integ. Un. y algeb. Un. 19

§ 3. Analogía entre las ecuaciones integrales


lineales y las ecuaciones algebraicas lineales.
Enunciado de los teoremas de Fredholm
Consideraremos la ecuación integral lineal de segunda
especie
b
y(x)=\ K {x,m )dU f{x), (1,3)
ti
donde K(x, 0 y f(x) son funciones conocidas para a--u 's / i,
Dividamos el intervalo (a, b) en n intervalos iguales,
cuyas longitudes serán

— = /lx = A l
n
Pongamos
K(a+pAx, a +q zl|) = Kpi¡ (p,q = 1 ,2 ,..., ti),
y(a+pAx) =yp (p = 1 , 2 ,...,/? ),
f(a+pAx) =fp (p = 1 ,2 ,. .. , ri).
b
Sustituyamos la integral j K{x, £)X£) para x^a+ pAx
por la suma n

Z Ki><¡yq P = h 2,.
<?=>
Entonces, en lugar de la ecuación integral (1,3) obtenemos
un sistema de ecuaciones algebraicas lineales

>’p = 2 Kpq)’q¿t+fp, P = 1, 2 , . . n. (2,3)


9=i
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2*
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20 Introducción. Teoremas de Fredkolm
Aquí supondremos que Kp<l, f p, Ai son magnitudes conoci­
das, y que yp son incógnitas.
La finalidad de los próximos parágrafos es extender los
conocidos teoremas de las ecuaciones algebraicas lineales
a las ecuaciones integrales de Fredholm de 2n especie. En
los enunciados habituales de los teoremas de las ecuaciones
lineales algebraicas intervienen determinantes, los cuales,
si bien pueden ser ligados con las ecuaciones integrales, ello
resulta muy laborioso. Por eso enunciaremos estos teoremas
sin utilizar los determinantes. Estos enunciados están im­
presos en cursiva.
En la resolución del sistema (2,3), el determinante for­
mado por los coeficientes de este sistema desempeña un
papel fundamental:
\-Kn Ak -K VA S... -Kw Al
-K2lA£ 1 ~Kn A i . , . -K,n Ai
(3,3)

KrnA£ - Kn, Al 1 - KnnAi


Como es sabido, si este determinante es diferente de 0,
et sistema (2,3) tiene solución única, para valores /, ,f ¿ , . . .
cualesquiera. En este caso, el sistema transpuesto,
o sea, el sistema

zp & + /? > ] » - 1. 2 , . .

tiene también solución única para / * arbitrarios.


Si, en cambio, el determinante es igual a 0, el sistema
(2,3), para f p arbitrarios, en general, no tiene solución. Pero,
entonces, el sistema homogéneo correspondiente, es decir,
el sistema que se obtiene de (2,3), igualando todas las f p
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Analogía entre las ecuuc, integ. Un. y ulgeb- Un. 21

a O, siempre tendrá una solución no trivial, o sea, una solu­


ción no formada por ceros solamente.
De este modo, tiene lugar la siguiente ley alternativa:
o el sistema no homogéneo de ecuaciones algebraicas lineales
Jado (2,3) tiene una solución única para valores arbitrarios
. .,fn, de los segundos miembros, o el sistema homogéneo
correspondiente tiene, al menos, una solución no trivial. Si
para el sistema dado tiene lugar el primer caso de esta alter­
nativa, entonces éste también tiene lugar para el sistema trans­
puesto.
En el segundo caso, el sistema homogéneo dado

yp - ¿ Kpqy<¡ ¿1S “ o, p= \ ,...,n , (4,3)


qt=>1
tiene el mismo número de soluciones linealmente indepen­
dientes que su sistema transpuesto
n
zr>~ Z KqpzqAt “ p = u ...,n . (5,3)
<¡r=l

Este número es igual a n-r, donde r es el rango de tu matriz


del determinante (3,3) *\
Hallemos las condiciones necesarias y suficientes para
que en el segundo caso de la alternativa el sistema nohomo­
géneo (2,3) tenga solución. Ante todo, es fácil encontrar
las condiciones necesarias. Sea
zl> z‘¿> • • •>zn

*) Obsérvese, que la afirmación de la existencia do exactamente


Of-r) soluciones lincalmonto independientes de los sistemas homogé­
neos (4,3) y (5,3) es válida también en el primer caso de la alternativa,
cuando n - r. La expresión “cero soluciones linealmcntc independien­
tes” significa que se tiene solamente la solución formada por ceros,
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22 Introducción. Teoremas de Fredholm
alguna solución del sistema (5,3)- Multiplicando la p-csiina
ecuación de (2,3) por zp y sumando todas las ecuaciones
miembro a miembro, obtenemos que

2 y¡>zP- 2 K pqyqzp¿11- 2 ¡ pzp•


P M I'

l’cro el primer miembro de esta igualdad puede escribirse


también así:
2 ypZp ~ ¿ Kqpy^Zq Ai; — ¿ y ¡){Z p - 2 K q p Z q Z l| ).
p p>q p <i

En virtud de las ecuaciones (5,3), esta expresión es igual


a 0. Por lo tanto, tiene que ser

2fpZp= 0. (6,3)
p-i
Demostremos que esta igualdad es también condición
suficiente para la existencia de solución del sistema (2,3),
si ésta se cumple para todas las soluciones del sistema (5,3).
Es evidente, que esta condición se observa, si se cumple
para cualesquiera (n-r ) soluciones linealmente independien­
tes del sistema (5,3). Para demostrar nuestra afirmación,
recordemos del curso de álgebra superior, que la condición
suficiente para la existencia de la solución del sistema (2,3),
en el caso en que su determinante sea igual a cero, es la
siguiente: el rango de la matriz

1-tcn & -Kln


-K,nA*f,

, - K n i# 1—Knfí & fn

debe coincidir con el rango de la matriz (3,3).


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Analogía entre las ecuac. integ. Un. y algeb. Un. 23

Para esto es suficiente que todos los determinantes de


orden (r+1), formados por elementos de la matriz (7,3),
y que contienen elementos de la última columna de esta
matriz, sean iguales a cero. Desarrollando dicho determi­
nante £>,+, por los elementos f¡{, obtenemos de la condición
(6.3) que, en efecto, éste es igual a cero, ya que el sistema
(5.3) se satisface por la sucesión de números
z¡, z.¿,.. zn

formados de la siguiente manera; si i es tal que figura


en el determinante Dr+l, entonces, z, es igual al comple­
mento algebraico de j\ en este determinante; en caso con­
trario, z¡- O*5.
De este modo, en el segundo caso de la alternativa, la
solución del sistema no homogéneo existe si, y sólo si, para
cualquier solución (zL, . . zn) del sistema homogéneo trans­
puesto se cumple la condición (6,3).
Obsérvese que, si en el segundo caso de la alternativa
el sistema (2,3) tiene solución, entonces esta solución no
es única. En efecto, sumando a esta solución cualquier so­
lución del sistema homogéneo correspondiente, obtenemos
nuevamente una solución del sistema (2,3).

*) La justeza de esta afirmación puedv demostrarse del siguiente


modo. Sustituyamos los números z,, rí t . . z„ en la ./-¿sima ecuación
del sistema (5,3). Si j es tal, que en el determinante ¿V +i figuran ele­
mentos de la /-caima columna de la matriz (7,3), entonces el resultado
de dicha sustitución será 0, ya que éste será igual a un determinante,
en e! que coinciden dos de sus columnas. Si j es tal, que los elementos
de la /'-ésima columna no figuran en e¡ determinante Dr+ ,, entonces
el resultado de esta sustitución será también cero, puesto que será
igual a uu determinante de orden (r+1), formado por elementos de
una matriz de rango r.

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24 Introducción. Teurcmus de Fredholm

tienda a j K(x, £)j>(£) c/<?, y ia solución del sistema de ccua-


a
ciones (2,3) pase a la solución de ia ecuación integral (1,3).
Esto, en efecto, tiene lugar bajo ciertas condiciones respecto
al núcleo K(x, £). Pero la demostración de esto es compli­
cada, por lo que no la daremos, aunque para la resolución
aproximada de la ecuación integral (1,3), se sustituya a veces
por el sistema (2,3) *\ Demostraremos solamente, que los
teoremas enunciados anteriormente para el sistema (2,3) se
convierten en los siguientes teoremas:

Teorema 1. (Alternativa). 0 la ecuación integral lineal no


homogénea de 2l especie dada tiene una solución única para
cualquier función f(x) (de una clase suficientemente amplia),
o la ecuación homogénea correspondiente tiene, por lo menos,
una solución no trivial, o sea, no idénticamente nula.
Teorema 2. Si para la ecuación dada (1,3) tiene lugar el
primer caso de la alternativa, entonces tiene lugar el primer
caso también para la ecuación transpuesta
ft
z(x) = [ K(£, x)z(|) $ i
a

La ecuación integral homogénea dada y su transpuesta tienen


un mismo número finito de soluciones linealmente indepen­
dientes.

*) Véase L. V. Kantorovich y V. I. Krylov, Métodos Aproximados


del Análisis Superior, 5° od., Fizmatguiz, cap. II, § 1, 1962.
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Analogía entre las ecuae. íníeg. Un. y algeb. Un. 25

Es evidente que, si las funciones >>)(*), J'aí*). • • •>¿ViC*)


satisfacen a la ecuación homogénea (1,3), entonces cualquier
combinación lineal de ellas C^^x) + C.¡y.¿{x) + . .. 4 Cnyn{x)
con c'
ción.
Teorema 3. En el segundo caso de la alternativa, la con­
dición necesaria y suficiente para la existencia de solución
de ¡a ecuación no homogénea (1,3) es la siguiente:
b
j/ ( * ) z ( * ) ^ = 0 ,
a
en donde z(x) es cutdquier solución de la ecuación homogénea
transpuesta a (1,3).
Sí se cumple esta condición, la ecuación (1,3) posee un
conjunto infinito de soluciones, ya que, como es fácil com­
probar, esta ecuación será satisfecha también por cualquier
función del tipo
X*)+y(.v),
en donde y(x) es alguna solución de la ecuación (1,3), y
q>(x) es cualquier solución de la ecuación homogénea co­
rrespondiente. Por otra parte, es evidente que, si las fun­
ciones ^(jc) y y>,(x) satisfacen a la ecuación (i,3), su diferen­
cia satisface a la ecuación homogénea correspondiente.
Los teoremas 1, 2 y 3 que se acaban de enunciar, se
llaman teoremas de Fredholm, quien los demostró por pri­
mera vez para la ecuación (1,3) bajo condiciones bastante
amplias respecto a K(x, £) y a f(x). Los parágrafos próximos
están dedicados a la demostración de estos teoremas para
ciertas clases de ecuaciones. &1 número de variables inde­
pendientes aquí no es esencial. Por eso, todas las demostra­
ciones se harán para cualquier número de variables inde-
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26 Introducción. Teoremas de Fredholm
pendientes; escribiremos P en lugar de x, y Q en lugar de
así como se hizo al final del § 1. Estas demostraciones,
como, en general, la mayoría de las demostraciones de exis­
tencia de soluciones de ecuaciones, dan también métodos
para la resolución aproximada de las ecuaciones integrales
(1.3).
En las aplicaciones desempeña un papel particularmente
importante el primer teorema de Fredholm sobre la alter­
nativa. En lugar de demostrar que la ecuación integral dada
(1.3) tiene solución, es más cómodo, frecuentemente, de­
mostrar, que la ecuación homogénea correspondiente o su
transpuesta tiene solamente soluciones triviales. Y, de aquí,
por el primer teorema de Fredholm, se deducirá que la
ecuación dada (1,3), en efecto, tiene solución.

§ 4. Ecuaciones integrales con núcleos degenerados


Existe una clase de ecuaciones integrales que se reducen
fácilmente a ecuaciones algebraicas lineales. Los teoremas
tic Fredholm para estas ecuaciones se obtienen inmediata­
mente de los teoremas enunciados en el parágrafo anterior
para las ecuaciones algebraicas lineales. Tales son las ecua­
ciones integrales con núcleos degenerados (o de variables
separadas o disociadas):
Ahora demostraremos los teoremas de Fredholm para
las ecuaciones integrales con núcleos degenerados, y, en lo
sucesivo, utilizaremos este caso particular para la demostra­
ción de los teoremas de Fredholm para las ecuaciones inte­
grales con núcleos continuos cualesquiera.
Un núcleo se llama degenerado (o disociado), si tiene
la forma

m Q) = b í(PMQ). (M )
l—l

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Ecttac. tlileg. con núcleos degenerados 21
Supondremos que a,(P), b,(Q), y(P) y f(P) son funciones
uniformemente continuas en cierta región finita G, y que
todas las a,(P) y todas las b,(Q) son linealmente indepen­
dientes entre sí.
Demostremos que con esta última suposición no se res­
tringe la generalidad. Para esto, supongamos que existen
tales constantes Cl 5. . Cm> que
Cyam +. . . +Cnta,n{P)=0,
y, por lo menos, uno do los números C ¡,. . C,„ es dife­
rente de 0. Sea C,„^0. Entonces esta igualdad puede ser
resuelta respecto a am{P). Obtenemos que:
am(P) - C$a¿P) +...+ C*_1«„,_1(/’).
Sustituyendo esta expresión en el segundo miembro de (1,4),
obtenemos:
w—1 m—1
K{P, Q)^ 2 2 Cfa,{P)b,n{Q) =
i —1 /=1
m—i
- 2 < n \ .m ) + c?b,„m - 2 « i m m
/=1 /=.i
De este modo, resulta que el núcleo K(P, Q) puede ser
representado como una suma de un número menor que m
de productos de funciones que dependen de P por funciones
dependientes de O. Si las funciones a¡(P) o bf{Q), i~ 1 ,.. .
. . m- 1 fuesen de nuevo linealmente dependientes, este
número se podría disminuir otra vez y asi sucesivamente.
Como ya se ha señalado, las ecuaciones integrales con
núcleos degenerados se reducen fácilmente a ecuaciones
algebraicas lineales, y, para ellas, los teoremas de Fredholm
se demuestran sin dificultad. En efecto, supongamos que
la ecuación integral
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28 Introducción. Teoremas de FredhOlm

y(P) = j K(P, Q)y(Q) dQ +/(?), (2,4)

en donde £(/>, 0 está dado por la fórmula (1,4), tiene solu­


ción. Entonces, debe ser
Í m
Z aiP )m )y{Q ) dQ \-f(P)
i
o sea.

x/*) - ¿ « ¿ / o í W fiM fi) rffi + A n (3,4)


Í=1 J

Aquí, como también en lo sucesivo, omitimos la letra


G bajo el signo de la integral. El símbolo | siempre indi­
cará la integral tomada sobre la región G.
Hagamos

¡b,(Q)y(Q)c/Q-C¡. (4,4)

Entonces, de la ecuación (3,4) se obtiene que


m
y íP )= 2 C ta,{P)+f(P). (5,4)
("1
Para determinar las constantes C,, sustituyamos el valor de
y, dado por esta fórmula, en la ecuación (4,4). Obtendre­
mos:

\m ) ZC jam -yA Q) <IQ= C,.

Pouíendo

Jb,{Q)aj(Q) dQ = K¡p j b,{Q)f(Q) dQ = /„ (6,4)


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Ecuac. integ. con mídeos degenerados 29

de la última ecuación hallamos:


m
C - Z K .fji- f,, 1 ,2 ,..., i». (7,4)
/= i
Así pues, a cada solución de la ecuación integral (2,4) le
corresponde una solución (Cl5 .. ., Cm) del sistema (7,4)
y, debido a que las funciones a¡(P) son linealmente inde­
pendientes, la solución es solamente una. Recíprocamente,
si este sistema de ecuaciones algebraicas lineales tiene al­
guna solución (C5, . . Cm\ entonces, sustituyéndola en el
segundo miembro de (5,4), se obtendrá una solución de la
ecuación integral dada (2,4), puesto que cada operación
efectuada para llevar (2,4) a (7,4) es reversible. Por lo tanto,
el problema se ha reducido al estudio del sistema (7,4).
De la misma manera, la ecuación integral

z(P) = f K(Q, P)z(Q) ÜQ +f*(P), (8,4)

transpuesta respecto a la ecuación (2,4), se reduce al sistema

Cf - 2 K },Cf +/*, i «1 , 2....... ... (9,4)

transpuesto con respecto al sistema (7,4).


Como se ha supuesto que las funciones o,(P) y b,{Q)
son linealmente independientes, a cada p soluciones tineal-
mente independientes del sistema homogéneo (7,4) o (9,4)
le corresponden p soluciones Hnealmente independientes de
la ecuación homogénea (2,4), o de la ecuación (8,4), res­
pectivamente, y viceversa. (¿Por qué?) De este modo, se
establece una correspondencia biunívoca entre las solucio­
nes de las ecuaciones integrales (2,4) y (8,4), por un lado,
y las soluciones de las ecuaciones algebraicas lineales (7,4)
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30 introducción. Teorema? de Frediuilm
y (9,4), por el otro. A las soluciones de las ecuaciones (2,4)
y (8,4), transpuestas una respecto a la otra, les correspon­
den las soluciones de las ecuaciones transpuestas (7,4) y (9,4).
De esto se deducen directamente los dos primeros teo­
remas de Fredholm para la ecuación integral (2,4), ya que
éstos son válidos para el sistema de ecuaciones algebraicas
lineales (7,4). (iVerifiqúese!).
Para demostrar el tercer teorema, obsérvese lo siguiente.
Si tiene lugar el segundo caso de la alternativa para el
sistema (7,4), entonces, la condición necesaria y suficiente
para la existencia de una solución del sistema (7,4) es
m
2 f iC f = o,
¿=i
en donde ( C f , . . C*) es una solución cualquiera del sis­
tema homogéneo transpuesto. Utilizando las igualdades de
(6.4), esta condición puede escribirse asi:
m p
ZC?\ ñQMQ)<¡Q=o,
o así:

W 0 ) r f £ = 0. (10,4)

Si ( C f ,. . . , C*) es una solución del sistema homogéneo


(9.4), entonces ZCfhiiQ) es una solución de la ecuación
homogénea (8,4), transpuesta a la (2,4). Por eso, la con­
dición (10,4) es equivalente a la condición

\ m m '/e = o
para cualquier solución z(Q) de la ecuación homogénea (8,4).
De esto se deduce directamente el tercer teorema de Fre­
dholm para http://librosysolucionarios.net
la ecuación (2,4).

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Ecuac. intcg. con núcleos degenerados 31

Observaciones. 1. Ocurre, frecuentemente, que el núcleo


K(P, Q) y f(P) son funciones complejas de los puntos reales
P y Q. Entonces, las soluciones y(P) de la ecuación integral
(2.4) serán también, en general, funciones complejas del
punto real P.
En este caso se conservan todos los teoremas
demostrados en este parágrafo. Recordemos que, si
(f{P)~q>¡(P)\if¿P),
en donde ^ ( P ) y f->(P) son funciones reales del punto real
P, entonces, por definición,

dP + i J f¿ P ) dP.
J </>(/>) dP = J rp,(P)

2. A menudo ocurre también, que a¡(P) y b¡(Q)


son fun­
ciones de cierto parámetro complejo X. Los razonamientos
del presente parágrafo muestran, que para la ecuación (2,4)
tiene lugar el primero o el segundo caso de la alternativa
de Fredholm, dependiendo de que sea igual o diferente de
0 el determinante formado por los coeficientes del sistema
(7.4), es decir, el determinante

- K a . . . - K m

D { X ) =
_ ^21 I - ^ k s ... ~ K m

~ K m l ■ —

en donde

Sean ctfiQ,)) y b¡(Q, X) para cada Q de G, funciones


liolomorfas de X en cierta región finita A del plano com­
plejo. Se supondrá que o;(Q, A) y /j,(Q} X) son funciones
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32 Introducción. Teoremas de Fredholm
uniformemente continuas respecto al conjunto (Q, k). En­
tonces K¡j y el determinante (11,4) también son funciones
holomorfas de X*>. Por eso, aquellos valores de 1, para los
cuales el determinante (11,4) es igual a 0, y por esto tiene
lugar el segundo caso de la alternativa para (2,4), no pueden
tener puntos de acumulación finitos en el interior de A,
siempre que el determinante (11,4) sea diferente de 0, por
lo menos, para un
3. Sean K,j y f, funciones holomorfas de ’ᣠA. Así será,
en particular, si aj{Q, /) y h^Q,).) poseen las propiedades
señaladas en la observación 2, y f(Q) es una función uni­
formemente continua de Q, lo cual supondremos para mayor
sencillez.
Según las conocidas reglas de la teoría de determinan­
tes, los coeficientes C¡ se obtienen de las ecuaciones (7,4)
en forma de quebrados, cuyo denominador para todo i es
el mismo determinante (11,4), y en e] numerador está el
determinante D,, que se obtiene del determinante (11,4),
sustituyendo su t'-ésima columna por la columna ■• •
• • -,/w)- Desarrollando D, por los elementos de esta última
columna, obtenemos:
2Afiifi
C~-L___ -
D(t) ’
en donde M,j son polinomios en K¡¡. Sustituyendo estos

*) Esto no es difícil de demostrar, representando la integral en


forma de límite de una suma integral y utilizando el conocido teorema
de Weiersirass que afirma que, si una sucesión de funciones holomorfas
converge uniformemente en cierta región, entonces, la función limite
es también holomorfa en la misma región. (I. I, Privalov, Introducción
a la Teoría de Funciones de Variable Compleja, 10a ed., Fizmatguiz,
1960, cap, 5, http://librosysolucionarios.net
§ 1).

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Ecuac. integ. con núcleos degenerados 33

valores de C¿ hallados en el segundo miembro de (5,4) y


aplicando las fórmulas de (6,4) para f , obtenemos:
\ 'Z M ilb j(Q ,» M P >¡)f(.Q )dQ
á p ) =-----......... ... w r .......... - f f(P). (12,4)
El numerador (para cada P fijado) y el denominador del
quebrado del segundo miembro de la última igualdad son
funciones holomorfas de A en la región A.
Frecuentemente, es útil escribir la igualdad (12,4) en la
siguiente forma:
y(P) = J P(P, Q, X)f(Q) dQ +/(/>), (13,4)
en donde
Z.M //bj(Q, X)at(P, X)
P(P, Q A) = Ü--------------------- m -.(14
La función P(P, Q, A) no depende de f(P ) y, como muestra
la fórmula (14,4), se expresa en forma de cociente de dos
funciones holomorfas de A en toda la región A. P(P, Q> A)
puede no ser una función holomorfa de A sólo para aquellos
valores de A donde Z)(A) = 0, es decir, para los cuales tiene
lugar el segundo caso de la alternativa de Fredholm para
la ecuación integral (2,4). En el apartado anterior se de­
mostró, que tales valores de A no tienen puntos de acu­
mulación en el interior de A, siempre que D(X) no sea idén­
ticamente nulo, lo cual supondremos. Se puede demostrar
fácilmente, que cada valor A= A„. donde D(X0) = 0 es, en
efecto, singular para P(P, Q, A) en el sentido siguiente:
P(P,Q,X) lio es una función uniformemente continua de
( P, Q, A), cuando A se encuentra en un entorno arbitraria­
mente pequeño del punto A0, y P y Q varían en G.
En realidad, supongamos lo contrario. Sea la función
y(P, A), definida por ia fórmula (13,4), uniformemente con­
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34 Introducción. Teoremas de Fredholm
tinua, si P tG y A varía en cierto entorno del punto V
Sustituyamos entonces el segundo miembro de (13,4) o, lo
que es lo mismo, de (12,4), en ambas partes de la ecuación
(2,4). Los resultados de las sustituciones, para cualquier
función uniformemente continua f{Q), serán funciones uni­
formemente continuas en la misma región de variación de
P y /. Sabemos que estos resultados coinciden, cuando
y cs suficientemente pequeño, ya que enton­
ces í>(A)?íO. Por lo tanto, por continuidad, estos resultados
coinciden también para A= / 0. Por consiguiente, para cual­
quier función f(P) de la clase considerada, ia ecuación in­
tegral (2,4) tiene solución para 2 = V ' esta viene dada por
la fórmula (13,4) para X= , donde P(P, Q, ?■ ) está definida
para A= por continuidad. Pero, entonces, para este valor
de 7. para la ecuación (2,4) tiene lugar el primer caso de
la alternativa de Fredholm, y no el segundo, por lo que
D Q J* 0 *>.
Ejemplo.
i
y{x) - - %J ( j « ¡ « > ( £ ) d$ +/(*),
ii
de donde
ir
>•(*)= -A x¿ |£}<£) <11 i x j /(.v).

*) Los razonamientos anteriores se extienden fácilmente al caso


en que a,(Qt A), b,(Q, A) y /((?) tienen discontinuidades con respecto
a Q on algunos puntos, y en curvas y superficies suficientemente regu­
lares de dimensión hasta d- 1, inclusive, independientes de A, si al
Q
acercarse el punto a los lugares de discontinuidad | a¡(Q,
A)|, | A) 1
y |/(Q )I no crecen con mucha rapidez. Las soluciones estarán in­
determinadas en aquellos puntos P, en los que a,{P, A) y f(P ) no estén
definidas.
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Ectiac. integ. con núcleos degenerados 35

Haciendo
i i
IijiQ d 6 ‘ C2 y J íM ^ d g - C ., (15,4)
0 0
obtenemos que
jK*) =/(*) - CLXx - C2?.x*. ( 16,4)
Sustituyendo esta expresión de y en las igualdades (15,4),
obtenemos
i
J’£[/(5)-C,AS-C2AaVS = C2,
o
1
J>[
o
o sea,
¿ , - £ ¿ _ Q A =C2> (17.4)
en donde
i x
/ ^ jV ( l) ¿ £ y />2= J > /(S )r £ .
o o
Escribamos las ecuaciones (17,4) en la siguiente forma:

5-+C2
(18,4)
+ c 2^ f t 2.

El determinante de este sistema es igual a


. l A2

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Introducción. Teoremas de Fredholm
Este tiene sólo dos raíces
Á= 60± 16/15.
Para estos dos valores de X solamente tiene lugar el
segundo caso de la alternativa de Fredholm. En estos casos,
todas las soluciones de la ecuación integral homogénea
i

están dadas por las fórmulas

en donde C es una constante arbitraria. Para otros valores


de X nuestra ecuación integral tiene una solución única,
dada por la fórmula (16,4), donde C1 y C2 se determinan
unívocamente del sistema (18,4). Esta solución puede ex­
presarse en la forma (13,4), donde

K! | «* * -& • |
A Xi
Í, + t )
l+ íw i

Ejercicios. Hallar h(x) de las ecuaciones


m
1. í i (. y ) = e* + X j"xt u (/) dt.
n

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Ecuac integ. con micleos cont, de mód suf peq 37

J
3. u(x) = A eos x u(t) dt.
o
i
4. u(x) —x +?> j"(x - t)u (t) dt.
o
*¿n
J
5. u(x) = A sen x sen tu(i) dt +/(x).
o

§ 5. Ecuaciones integrales con núcleos


continuos de módulo suficientemente pequefio

Para estas ecuaciones siempre tiene lugar el primer caso


de la alternativa, es decir, estas ecuaciones siempre tienen
solución única, Esto se demuestra por el método de apro­
ximaciones sucesivas, como en la teoría de ecuaciones dife­
renciales ordinarias se demuestran la existencia y unicidad
de la solución de una ecuación integral, que es equivalente
a la ecuación diferencial dada con sus condiciones iniciales.
En esencia, esto es una aplicación del principio de Caccio-
poli-Banach, expuesto, por ejemplo, en mi libro sobre la
teoría de ecuaciones diferenciales ordinarias. Yo podría
comprobar aquí solamente la posibilidad de aplicar este
principio general, pero prefiero hacer la deinostración para
este caso concreto dado, puesto que con ello obtendremos
algunas fórmulas útiles en lo sucesivo.
Introduzcamos notaciones simbólicas que serán utiliza­
das a vcccs en lo sucesivo. Sean K{(P, Q) y K.JP, Q) fun­
ciones uniformemente continuas de P y Q, cuando P íG
y QZ.G. Hagamos

KioKi=\ K¿Pt S)K¿St ® dS . (1,5)


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38 Introducción. Teoremas de Fredholm
Llamaremos al núcleo K(P,Q) = K2oKl producto sim­
bólico del núcleo K.Z{P,Q) por /£,(/■*, Q) *\
Es fácil demostrar que K.¿o Kl es una función unifor­
memente continua de P y Q. En efecto,

J S)K¿S, dS - J' K2( P , S)K\(S, QJ dS

- ]J K¿l\, S)[K1(S1, Qt) - K¡(S, Q.J] dS

+1J-W &)[**( p ,, S) - p.¿, s )] . (2,5)

Supongamos que la cota superior de los valores absolutos


de K\(P, Q) y KZ(P,Q), cuando PeC y QtG no supera a
M, y que D es el volumen de la región G. Debido a la con­
tinuidad uniforme de K}{P, Q) y de K¿P, Q) para todo e ^ 0,
existe un ->7>0 tal, que

1 / ^ , 5 ) - ^ , S O I- ¿ M
y
|*,(S, & ) - * , ( £ & )1- ¿ 5 .

*) El producto simbólico de núcleos, introducido de esta manera,


es análogo al producto de matrices.
Supongamos que la función <Pi(P) se transforma por medio del núc­
J
leo K¡(P, Q) en la función >pJLp) - K^P, Q)<p¡{Q)dQ, y la función ^ ( f ) ,

por medio del núcleo K¡{P, Q) en la función /oí/*)" j K^P, Q) y AQ) dQ-
Entonéis ei núcleo o da la transformación de la función <p,(P)
en <p3(P), o sea, <ps** j (íf2o K^yp^Q) dQ. De la misma manera, la apli­
cación sucesiva en un espacio de dimensión n de dos transformaciones
lineales nos da una transformación lineal con una matriz igual al pro-
dudo de las matrices de estas transformaciones-

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Ecitac. integ. can núcleos cant. de múd. xuf. peq.

si la distancia entre los puntos Pl y P,¿ y entre los puntos


Qi >' Q-i. es menor que r¡. Fácilmente se observa que bajo
esta condición, el primer miembro de la desigualdad (2,5)
es menor que f, que es lo que se quería demostrar. Obsér­
vese que, en general, K ^oK ^ KtoK.¿. Si K^{P, Q) es una
función uniformemente continua en P y Q, es fácil com­
probar que
o (K2o K j = (K lo K.¿) o K3.

Pasemos ahora a demostrar, que las ecuaciones integra­


les con núcleos continuos de módulo suficientemente pe­
queño siempre tienen una solución única. Esto será utili­
zado en lo sucesivo para la demostración de los teoremas
de Fredholm en el caso de una ecuación integral con un
núcleo continuo cualquiera.
Sea dada la ecuación integral

>■(/>) = A$K{P,Q)y(Q) c/Q i-/(/'), (3,5)

y sean K(P, Q) y f(P ) ciertas funciones uniformemente con­


tinuas, cuando PcG y Q€G, en donde G es una región
finita Aquí /. es cierto parámetro. Generalmente, este

*) En lugar de subrayar cada vez la continuidad uniforme cíe las


funciones consideradas en la región abierta <7, estas funciones se podrían
considerar en la región cerrada finita G (es decir, en )a unión de G
y su frontera), y exigir sólo su continuidad. Entonces, de aquí se de­
duciría directamente la continuidad uniforme de estas funciones. Si
está dada alguna función rp uniformemente continua en la región abierta
G, esta puede ser prolongada por continuidad a la frontera de G. En­
tonces se obtiene una función uniformemente continua en la región
cerrada G. Para las regiones sencillas que consiueraremos aquí (com­
párese con la observación ai § 1), el volumen de la dimensión d de
la frontera es igual a 0. Entonces, la integral de la función rp sobre
ia región G coincide con la integral de su prolongación sobre G.

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40 Introducción. Teoremas ele Fredholm
figura en la ecuación precisamente de la forma indicada
en (3,5).
Todos los razonamientos ulteriores de este parágrafo
son igualmente aplicables, tanto al caso en que las funciones
consideradas lomen valores complejos, como al caso en
que las mismas tomen sólo valores reales. El parámetro X
también puede tomar valores complejos. Pero es fundamen­
tal que los puntos P y Q sean reales, es decir, que todas
las coordenadas de estos puntos sean reates; de otro modo
surgiría la necesidad de definir qué es una integral de varias
variables complejas.
Siguiendo exactamente la definición de núcleo dada an­
teriormente, ahora deberíamos llamar núcleo a XK(P, Q).
Pero, utilizando la terminología común, llamaremos tam­
bién a la función K(P,Q) núcleo de la ecuación integral
(3,5). Al hablar en el título del presente parágrafo de la
pequeñez del núcleo, nos referíamos a la pequenez de
m p , Q).
Buscaremos la solución de la ecuación integral (3,5) en
forma de una serie de potencias en X
> < n = >*<»(n +W ) +* y ¿ p ) + . . . (4,5)
Sustituyendo formalmente esta serie en (3,5), obtenemos que

y ¿ P ) + W ) + P y ¿ n + iW ) + - ■=
=/ J K(P, Q)[y0(Q) +Xyx(Q) +...)d Q -./(/>). (5,5)

De aquí y comparando los coeficientes de iguales potencias


de X, obtenemos
y ,{ P )= m ,

y U P ) - ¡ K(P, Q M Q ) dQ, k = 0 , 1 ,2 ,.. . (6,5)


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Ecuac. integ. con núcleos cont. de mód. suf. peq 41

o sea
)\ in = K n

*(/>)“ fW W Px)<IPi,
y ¿P )=J j *
(/>,PiW v> P Jf(P ¿ <JPx <ip ,
h veces

yk{P)~ J...J/r(/\
••• W , - , , (7,5)
Lá última igualdad puede ser escrita de la siguiente forma:

y¿P )- j K("\P, Q)f{Q) dQ, * - 1 ,2 ,3 * ... (8,5)


en donde
(/!•—1) VCCC5

K<¡,\p, Q)=\ ...\ k (P,


^.K {P k_ „ Q )d P ,...d P ^ [,
para lc= 2 ,3 ,..., (9,5)
K'(P, Q)=K(P, Q).
Utilizando nuestras notaciones simbólicas, el núcleo
K(k\P, Q) puede ser representado en la forma
K(-"\P,Q) = KoKoKo . . .oK. (10,5)
***■
*« * y*»
k veces

Por lo demostrado al comienzo de este parágrafo, todos


los núcleos K(k\P, Q) son uniformemente'continuos. La
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42 Introducción. Teoremas de Frcdhohn
función K^h\P, Q) se llama reiteración k-ésima o iteracción
k-ósima del núcleo K{P, Q). Como puede verse fácilmente,
todas las funciones yh{P) son también uniformemente con­
tinuas.
Acotemos ios núcleos K^%P, Q). En virtud de la con­
tinuidad uniforme, el núcleo K(P, Q) es acotado. Sea
\K(P,Q)\^M. (11,5)
Sustituyendo esta acotación en el segundo miembro de (9,5),
obtenemos que
IKW(P,Q)\~Mk-Dk-1, (12,5)

en donde D es el volumen de la región G. Utilizando la fór­


mula (8,5), de lo anterior obtenemos que
\yh(P )\~ M “D>%
en donde F es el extremo superior de |/(/J)|. Por eso, si

W - H B - <l3 '5 >

la serie (4,5) converge absoluta y uniformemente respecto


a P en la región G.
La suma de esta serie es una función continua de P, ya que
cada sumando es continuo. Como la serie (4,5) es uniforme­
mente convergente, Ja integración en la igualdad formal (5,5)
escrita anteriormente, puede ser efectuada miembro a miem­
bro. Por eso, debido a la definición de yk(P), según las fór­
mulas (6,5), la igualdad (5,5) tiene lugar realmente, es decir,
la función y(P) definida por la serie (4,5) es solución de
la ecuación integral (3,5).
Demostremos que esta solución es única en la clase de
funciones acotadas, si se cumple la condición (13,5). En
efecto, supongamos que existen dos soluciones de la ecua­
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Ecttíic. intcg. con núcleos cont. de rnód. suf. peq, 43

ción (3,5) y ^P ) y y>¿{P)- Sustituyéndolas en la ecuación (3,5)


y restando miembro a miembro las identidades obtenidas,
hallamos:

y ¿P )- y ¿P )~ *jK {P ,Q )[y ¿Q )- y lm <*Q- (i*.s)


Denotemos por Y el extremo superior de |^a(/>) - J 7¿(/,) l ;
entonces, de (14,5), utilizando la desigualdad (11,5), obtene­
mos que
Y*\X\ MDY.
De esto, y debido a (13,5), obtenemos
Y^cY, en donde c < l.
Esto es posible sólo si 7 = 0 , que es lo que queríamos de­
mostrar.
Frecuentemente conviene representar la solución de la
ecuación integral (3,5) en la forma siguiente

A P ) = Ajl\ P, Q> m Q ) dQ +/(P), (15,5)


en donde

l '( P, Q, ?■)- ¿ l* - 1K*\Pt Q). ( 16,5)


A=J

De las acotaciones (12,5) se desprende que la serie (16,5)


converge uniformemente respecto a (P, Q, A), si P€G, Q€G
y ¡Á|-<-^-£, donde e>0. De esto se deduce que la fun­
ción l\P, Q, A) es uniformemente continua respecto al con­
junto (P, Q) para una A fija, y es una función holomorfa
de A en el círculo (13,5), si P£G y Q$G. Por eso, la inte­
gral (15,5) existe. El hecho de que ésta dé, en efecto, la
solución de la ecuación integral (13,5), expresada por la
serie (4,5), se ve fácilmente, si se sustituye la serie (16,5)
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44 Introducción Teoremas de Fredholm
en lugar de f{P,Q , A) en el segundo miembro de (15,5),
y se integra respecto a Q término a término.
La función l\P>Q, A) se llama resolvente de la ecuación
integral (3,5) Como se ve de lo anterior, ésta se define
por el núcleo de la ecuación integral y no depende de /(/*).
Como la función y(P), dada por ia fórmula (15,5), repre-

Comparemos (15,5) y (13,4). Mostremos que para las ecuaciones


integrales (3,5) con núcleos degenerados, para las cuales a,(P) y b,(P)
son funciones uniformemente continuas y de módulo suficientemente
pequeño; es decir, para aquellas ecuaciones integrales que pertenecen
a la vez a los tipos estudiados en los § § 4 y 5, será

ñp,Q A )=m p, q,
Como aquí tiene lugar el primer caso de la alternativa, se tiene que
D(A)* 0.
Supongamos que en cierto punto (P0,

^ (P Qo
o» » ¿ o ) 54 A j í (Po, G ij > ^a )> A j) 0 .

Ya que para las ecuaciones con los núcleos considerados r(P v, Q,


y l ’(P„, Q, /.„) son continuas respecto a Q, siempre se puede hallar un
entorno í7„ de! punto Qn, en el cual

Re {I\P0, Q, ;„)} * Re {V V » . Q, 4)}


o
lm { l\F0f Q, l0)}* luí Q, /,j}.

Por otra parle, en virtud de la unicidad de la solución de las ecuaciones


integrales del tipo considerado, pava cualquier función/(Z3) uniforme­
mente continua tiene que verificarse la siguiente igualdad:

( fXPo, Q> W (G ) dQ= K j J ’( n . ft W 0 dQ.

En particular, esta igualdad debe cumplirse para la función f(Q ), que


es igual a cero en el exterior de un entorno G0 del punto Qn, y positiva
en e! interior de este entorno, lo cual es imposible. (¿Por qué?)
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Eciuic. intcg. con núcleos con!, de ntód. suf. pcq. 45

senta la única solución de la ecuación (3,5), de aquí se sigue


que las ecuaciones (3,5) y (15,5) son equivalentes. Por eso,
si en la ecuación (15,5) consideramos y(P ) como función
conocida y f(P ) como función incógnita, entonces la única
solución f(P ) de esta ecuación viene dada por la fórmula
(3,5). La función K(P, Q) en esta fórmula juega el papel
de resolvente para la ecuación (15,5) con núcleo i{P , Q, A).
Aplicando a la ecuación

z{P) = Aj K{Q, P)z{Q) dQ +/(/>), (17,5)

transpuesta a la ecuación (3,5), y los mismos razonamientos


que acabamos de hacer para la ecuación (3,5), hallaremos
que en el círculo (13,5) ésta tiene una solución única en
la clase de funciones acotadas, la cual viene dada por la
serie
z( P) =z0(P) +Ar,(P) + A2r2( P) +A®23( P) + . ..
Aquí
zn(P )= f(P ),

z á P )= \ m ,n z ,u Q )< iQ

o, designando por K*(P, Q) el núcleo K(Q, P), obtenemos:

z,{P )= ¡K \ P ,P l)f(Pl)dPl>

k V G tL 'S

z„(P)= . . J K*(P , />,)**(/>,, P¿. ) . . . K*(Pk_ ,, Pj.)x

Xf(Pk)dP 1...d P h
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46 Introducción. Teoremas de Fredholm
o bien,

zt(P)~ j K*«'\P, 0 / ( 0 dQ, £ = 1 ,2 ,. .


en donde
1 vetes

K*W(P, 0 = j . . . \K*(P, K*(P¡t-u Q) dPy. . . rfP,(^ .

Escribiendo las integrales respectivas es fácil ver que


K*V%P, Q)=K^\Q, P). De esto se desprende que la solu­
ción de la ecuación (17,5) puede ser representada en la
forma

z(.P) = AJ j ’*(P, <2, A)A Q )d Q + m , (18,5)


en donde
r* (p , a ^ m p , / ) .

De este modo, mn<w (¡toe <?« el círculo (13,5), para cual­


quier función uniformemente continua f(P ) y bajo las condi­
ciones impuestas al núcleo, tanto la ecuación (3,5), como su
transpuesta (17,5), tienen solución única, es decir, hemos de­
mostrado que aquí siempre tiene lugar el primer caso de
la alternativa de Fredholm.
Señalemos las dos fórmulas siguientes:

r(P ,Q , A) = K{P, 0 + Aj K(P, P JiX P ), Q, A) clP,, (19,5)

l\p, Q, A)= K(P-, 0 + AjiY P , Px, ;.)tf(P„ 0 í / P j . (20,5)

Para comprobarlas, basta sustituir en lugar de P la serie


(16,5), y luego comparar los coeficientes de iguales poten­
cias de A, utilizando la fórmula (10,5).
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Ecuac. inreg. con núcleos próx. a ¡os degen. 47

Ef método de las aproximaciones sucesivas puede utili­


zarse para la resolución aproximada de ecuaciones integra­
les para |A| suficientemente pequeño *\

§ 6- Ecuaciones integrales con núcleos próximos a los degenerados

Sea dada la ecuación integral

y(P) = AJ * ( P , Q)y{Q) cIQ+f(P), (1,6)

en donde f ( P ) es una función uniformemente continua, y

K(P> e ) = i « ) ^ i ( í , Q)-J{P, Q)+K1(P, Q)■

Aquí a¡(P), b,(Q), K^P, Q) son funciones uniformemente


continuas y, por lo tanto, acotadas, ya que sus dominios
de definición son finitos. Nuevamente, nos es indiferente si
estas funciones toman valores complejos o sólo reales.
Para que los cálculos ulteriores, que por cierto, son bas­
tante complicados, no oculten la esencia de la cuestión, nos
será más cómodo escribir las ecuaciones integrales en forma
simbólica.
La igualdad

V(/>)= j>(/\ Q )M )dQ (2,6)

convendremos escribirla simbólicamente en la forma


ip = X y.

*> Comparar con L. V. Kantorovich y V. I. Krylov, Métodos Apro­


ximados dei Análisis Superior, 5a e d , Fizjnalgui?- )96Z <'ao. II, § 2

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48 Introducción. Teoremas de Fredholm
De este modo, designaremos por K el operador que

transforma la función X-P) en \


'A función ip(P) = J K{P,Q)-
■y(Q) dQ. Este operador se determina por el núcleo K{P, Q).
Designaremos por K * el operador que se determina por el
núcleo transpuesto K*(P, Q)-K(Q, P). El símbolo E desig­
nará el operador que transfórmala función y(P) en sí misma,
o sea, Ey=y para cualquier función y(P). El operador Kx±K.¿
se define por la igualdad

{Kx±K¿>y=Kyy±K¿y
para cualquier función y{P). El operador KXK,¿ lo definimos
mediante la siguiente igualdad:
K iK jy-K Jfo )0
para cualquier función y(P).
Fácilmente se ve que, si y K2 son operadores del tipo
(2,6) con núcleos K^P, Q) y k 2(P, Q), entonces el operador
K}±K2 se determina por el núcleo KX(P, Q)±K*(P, Q), y el
operador KrK2, por el núcleo KyoK^.
De esta manera, la ecnación (1,6) puede escribirse en
la forma
(£-XK)y~f.
Antes de pasar a la demostración de los teoremas de Fred­
holm para la ecuación (1,6), enunciaremos los siguientes
lemas:
Lenta 1. Si A(P,Q) es un núcleo degenerado y K(P, Q)
es un núcleo continuo cualquiera, enlonces A o K y KoA son
también núcleos degenerados.
Lema 2. El núcleo transpuesto a o K., es igual a K$° K*.
La validez de estas afirmaciones es fácil comprobarla,
considerando las integrales respectivas.
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Ecuac. inleg. con michos próx. a toa degen. 49

Demostremos ahora, que para Ja ecuación (1,6), si


en donde cs extremo superior de [os
valores de JKy(P, Q)|, y D es el volumen de la región G, tienen
lugar los tres teoremas de Fredholm.
1. Primer teorema de Fredholm. Demostremos que, si la
ecuación homogénea (1,6) tiene sólo solución trivial, enton­
ces la ecuación no homogénea (1,6) tiene solución para
cualquier función f(P).
Sustituyendo A" por A +KX, escribimos la ecuación (1,6)
en la forma
{ E - U - lK fo - f,
en donde A y Kx son los operadores correspondientes a los
núcleos A(P, Q) y K£P, Q). Entonces
(E-XKy)y=XAy+f. (3,6)
Hagamos
(E-XKJy-rj.
Como de la fórmula (15,5), demostrada en el
parágrafo anterior, se deduce que
y-r¡ +/,rr¡-(E vÁjT)v¡, (5,6)
en donde r es el operador correspondiente a la resolvente
r(P, Q, A)del núcleo KX(P, Q). Sustituyendo esta expresión
de y(P) en la ecuación (3,6), obtenemos:
r¡ = 2.A(E+ \r)r\ \-f
o bien,
[E-lA{E vW)\ n = f (6,6)
Del lema 1se deduce que el núcleo A(P, Q) + A o XF de
esta ecuaciónintegral es degenerado. De esta manera hemos
demostrado, que a cada solución y(P) de la ecuación (1,6)
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50 Introducción, Teoremas de. Fredholm
le corresponde, según la fórmula (4,6), una solución ?j(P)
de la ecuación (6,6) con núcleo degenerado.
Recíprocamente, es fácil comprobar que a cada solución
P) de la ecuación (6,6) 1c corresponde una solución y(P)
de la ecuación (1,6), determinada por la fórmula (5,6). Luego,
si la ecuación homogénea (6,6) tiene solución no trivial, la
ecuación homogénea (1,6) también poseerá solución no tri­
vial, la cual se determina por la fórmula (5,6).
Puesto que, por la hipótesis, la ecuación homogénea (1,6)
sólo tiene solución trivial, entonces, por consiguiente, la
ecuación homogénea (6,6) también tendrá solamente solu­
ción trivial.
En el § 4 se demostró el primer teorema de Fredholm
para la ecuación (6,6) con núcleo degenerado. Por eso, la
ecuación no homogénea (6,6) tiene solución r¡(P) para cual­
quier función / ( P ). Por la fórmula (5,6) obtenemos la solu­
ción y(P) de la ecuación (1,6) para cualquier función/(P ).
Es evidente, que esta solución es única.
Con esto el primer teorema de Fredholm queda demos­
trado, puesto que, si la ecuación homogénea tiene solución
no trivial, la ecuación no homogénea, o bien no tiene solu­
ción, o bien esta solución no es única.
2. Segundo teorema de fredholm. Demostremos que, si
l<‘i ecuación (E-lA -A K ¿y = 0 y su trans­
puesta
(7,6)

tienen un mismo número de soluciones linealmente inde­


pendientes.
Obsérvese que las ecuaciones homogéneas (1,6) y (6,6)
tienen un mismo número de soluciones linealmente inde­
pendientes, puesto que a cada p soluciones linealmente in­

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Ecuac. integ. con núcleos próx. a los degen. 51

dependientes de una ecuación le corresponden, según la fór­


mula (4,6) o (5,6), p soluciones lineafmente independientes
de la otra ecuación.
En virtud del lema 2, la ecuación homogénea transpuesta
a (6,6) tiene la forma
[£-A(£+AT*M*K=0- (8,6)
Como la ecuación (6,6) tiene núcleo degenerado, entonces,
por el segundo teorema de Fredholm, demostrado en el § 4
para las ecuaciones con núcleos degenerados, las ecuaciones
homogéneas (6,6) y (8,6) tienen un mismo número de solu­
ciones línealmente independientes. Demostremos ahora que
las ecuaciones (8,6) y (7,6) son equivalentes. Supongamos
que cierta función t(P) es solución de la ecuación (8,6).
Demostremos que ésta satisface también a la ecuación (7,6).
Aplicando a ambos miembros de la igualdad (8,6) el opera­
dor E~XKf, obtenemos:
(E-XKf)[E-HE+?T*)A*)Z=
= [E-}.K* - )(E-\K}){E+ = 0. (9,6)
Ya que de las fórmulas (17,5) y (18,5) se desprende que
(E-XK*XE+/.r*)r-cP
para cualquier función entonces, de la igualdad (9,6)
obtenemos:
{E-\ K*-U*X= 0,
que es lo que se quería demostrar.
Análogamente, aplicando el operador E +)T* a ambos
miembros de la igualdad (7,6) y utilizando la igualdad
(£+ Xr*){E-/.K*)-E obtenemos que cualquier solución de
la ecuación (7,6) satisface a la ecuación (8,6). De este modo,
hemos demostrada que las ecuaciones homogéneas (1,6),

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52 Introducción. Teoremas de Fredholm
(6.6), (8,6) y (7,6) tienen un mismo número de soluciones
linealmente independientes. Con esto queda demostrado el
segundo teorema de Fredholm.
Aquellos valores de A, para los cuales se cumple el se­
gundo caso de la alternativa de Fredholm, en la ecuación
(1.6), se llaman valores propios de la ecuación (1,6) (auto-
valores) (o del núcleo K{P, Q); compárese con el § 2), y las
soluciones no triviales correspondientes de la ecuación ho­
mogénea, funciones propias (o autofunciones) correspondien­
tes a dicho valor propio.
Como en el círculo |?.|«=— > r{Q, P, A) es una fun­
ción holomorfa de A, el determinante (11,4), correspondiente
a la ecuación degenerada (6,6), también es una función holo­
morfa de A en este círculo. Para A= 0 este determinante es
igual a I. Por consiguiente, no es idénticamente nulo. Por
eso sus raíces no pueden tener puntos de acumulación en
este círculo. Por lo tanto, los valores propios A de la ecuación
(1.6) no pueden tener puntos de acumulación en el círculo
¡Al -< _ ■,
^ ' M XD
3. Tercer teorema de Fredholm. Demostremos que la so­
lución de la ecuación (1,6) existe si, y sólo si,

¡f(P )z(P )dP = 0

en donde z(P) es una solución cualquiera de la ecuación


homogénea (7,6) transpuesta a (1,6).
En la demostración del primer teorema de Fredholm
para la ecuación (1,6) se estableció, que la ecuación (1,6)
tiene solución si, y sólo si, existe solución de la ecuación
(6.6) con núcleo degenerado. En el § 4 se demostró que la
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Ecttac. irtieg. con mídeos uniform. continuos 53

ecuación (6,6) con núcleo degenerado tiene solución si, y


sólo si,

¡ A P t in dP=o,

en donde C(P) es una solución cualquiera de la ecuación


(8,6). Pero, de acuerdo con lo que acabamos de demostrar,
el conjunto de estas soluciones £(/>) coincide con el con­
junto de las soluciones z(P ) de la ecuación (7,6). Con esto
queda demostrado el teorema.

§ 7. Ecuaciones integrales con núcleos


uniformemente continuot

Cualquier núcleo uniformemente continuo K(P, Q) puede


ser aproximado uniformemente, con una exactitud arbitra­
ria cualquiera por núcleos degenerados. En efecto, sea
K(P,Q) una función uniformemente continua respecto a
(P, Q), definida en una región finita G. Por el teorema de
Weierstrass, demostrado en el curso de análisis *\ para
cualquier e>0 existe un polinomio tal K0(P, Q), de grado
suficientemente grande respecto a las coordenadas de los
puntos P y Q, que en toda la región G
IK(P,Q)-K0(P,Q)\*e.

Es evidente que cada término del polinomio K{)(P,0) puede


ser representado como un producto de dos factores, uno de
los cuales depende sólo de las coordenadas del punto P, y

Véase, por ejemplo, R. Courant y D. Hilbert, Métodos de la


Física Matemática, t. I, cap. II, § 4; S. L. Sobolev, Ecuaciones de la
Fisica Matemática, Ia ed., M, - L., 1947, pág. 229.

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54 Introducción. Teoremas de Fredholm
el otro, sólo de las coordenadas del punto Q. Por eso, po­
demos escribir

k{p ,Q )- 2 < p M Q ) ^ U P , 0 ,
/=i
siendo, además
\K¿P, Q)\- f.
De aquí, y aplicando el teorema demostrado en el pará­
grafo anterior, obtenemos que en el círculo

en donde D es el volumen de la región <7, sean válidos todos


los teoremas de Fredholm, y que en este círculo no existan
puntos de acumulación de los valores propios de X. Como
e puede tomarse tan pequeño como se quiera, de esto se
deduce la validez de estos teoremas en circuios arbitraria­
mente grandes con centro en el punto Á= Q; es decir, su
validez en todo el plano
Repasemos los razonamientos que nos llevaron a la de­
mostración de los teoremas de Fredholm para las ecuaciones
con núcleos uniformemente continuos. Primeramente, (§ 4),
hemos demostrado estos teoremas para ecuaciones integra­
les con núcleos degenerados. En el § 6 estos teoremas fueron
demostrados para ecuaciones con núcleos próximos a los
degenerados. Y en el presente parágrafo se demostró que
cualquier núcleo uniformemente continuo puede ser apro­
ximado uniformemente con una precisión arbitraria por un
núcleo degenerado. Con esto obtuvimos la demostración de
los teoremas de Fredholm para las ecuaciones integrales
con núcleos uniformemente continuos cualesquiera.
El método con el que hemos demostrado aquí los teo­
remas de Fredholm pertenece a E. Schmidt. En mi exposi­
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Eeuac. inte!;, con núcleos ilel tipo K(P, Q)/PQ * 53

ción he utilizado los apuntos de las clases de S. L. S’obolev.


Obsérvese, que se pueden resolver, aproximadamente, ecua­
ciones integrales con núcleos continuos, sustituyendo estos
núcleos por núcleos degenerados, próximos a ellos *)-

§ 8. Ecuaciones integrales con núcleos


ileí tipo K(P. Q)
PQ*
1. A quí P y Q pertenecen a una región finita cerrada
G (véase la observación en la pág, 39), y K(P,Q) es una
función continua respecto a los puntos ÍP ,Ó ) (o sea, del
conjunto de puntos P y Q); PQ es la distancia entre los pun­
tos P y Q. La finalidad del apartado I del presente pará­
grafo es demostrar que, para las ecuaciones integrales con
núcleos de este tipo, siendo <x^d, en donde d es la dimensión
de la región G, en todo el plano X se cumplen los tres teore­
mas de Fredholm, y que, entonces, los valores propios ). no
pueden tener puntos de acumulación finitos.
Demostremos previamente ei siguiente lema para los
núcleos Ky{P, Q) y K./P, Q) continuos respecto a (/•*, 0 , si
P *Q , PdG y Q (G .
Si
\K¿P, Q)\~ ¿ ~ , 0«ocj «</ (1,8)

IK.¿(P, Q )| « , 0 (2,8)

*> Comparar con L. V. Kantorovich y V. L Krylov, Métodos Apro­


ximados del Análisis Superior, 5a ed, 1962, cap. IF, § 4.
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50 Introducción. Teoremas de Fredholm
entonces existe la integral

K.¿P, 0) = f *,(/», Pt)K¿l\, Q) dPt

y esta es continua respecto a (l\ Q), si P es diferente de Q ;


además
IW 01 (3.8)

y
\K¿P,Q)\*A3\\nPQ\+Av siaL+y..¿= d, (4,8)

en donde A3y A,¡ son unas constantes. Si, en cambio, aA+<x,¿^d ,


entonces esta integral existe y es una función uniformemente
continua respecto a ( P,Q ) *K
Demostración. Sea P ^Q . Entonces

I KÁ¡\ Q)I - J I Ki(P, /»,)!. 0 1 <//>,*


d
= [ ... J - - /)1/i2rf4 ,) ...rf 4 1)- - _ = / ( 5}g)

Aquí xit / = ! , . . d, son las coordenadas de los


puntos P, Pít Q, respectivamente; D es el diámetro de la
región G, o sea, el extremo superior de las distancias entre
dos de sus puntos;

*) Comparar con S. L. Sobolev, Ecuaciones de la Física Matemá­


tica, ltí edición, M. - L., 1947, pág. 233.

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Ecuac. integ. con núcleos del tipo K(P, Q)\PQ‘ 57

Para simplificar los cálculos sin restringir la generalidad,


hagamos
x , = . . .^ X j- 0 ; >'j = g, j y -=.. .= jv = 0 ,
en donde o~PQ. Pongamos luego

Entonces la integral / que figura en el segundo miembro


de (5,8) puede escribirse así:
<t
AtAso^(ISy-,. t/íd
'- i- i- * , =
J / ? ] 2 t í

Obsérvese que, si í k * a=2 , entonces

(6,8)
í l £f-
En efecto, de la fig. 2 se vo que PM + O P^O M . Pero 0 f = I.

0(0,0r..,0) P(l,0,...,U)

Por consiguiente, PM z=OM - l ~ j(O M +(OM -2)). Pero,

por hipótesis, O M ^2. Por eso, P M ^ ^ - .


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5X Introducción. Teoremas de Frcdhohn
Descompongamos la integral / en dos partes y utilice­
mos la acotación (6,8). Entonces se obtiene:

M zn~*
-J [Jé?]:2•[«,-
dsd
rt«l +«!

. A 4 l_ r r
t»1* j ■ j
D*
2*?|
7= 1 J

La integral en el primer sumando es convergente y da cierta


constante Cl que no depende de q. Para el cálculo de la
segunda integral, pasemos a coordenadas polares. Se ob­
tiene: o
e
/=* C,i/-*'-** + -*» í rJ-’ (h, (7,8

en donde C.¿ es una constante positiva.


Si aj entonces de la última fórmula se deduce que

+C . J dx = c 3Í,<i-«,-5, j

es decir, se obtiene la acotación (3,8).


Si Ai

/«£ Cx+ C2 ln 2o ,
D
es decir, la acotación (4,8) para K(P, Q) *\

*) En las consideraciones subsiguientes, el caso a,+ «.s=d siempre


pued? ser excluido, aumentando un poco ccj o a».
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Ecuac. i»!eg. can núcleos cid tipo Q)/^QU 59

Si, en cambio, < x}+k.¿^(Í, entonces es evidente que


K ^P,Q ) existe también para P = Q. Luego, de la acotación
(7,8) se sigue que *

+5 ^ 2 [ ( | p - - 2 ' - - . ] - C J, <8,8)

en donde Ca es una constante.


Demostremos ahora que KZ(P, 0 es siempre continua
y depende de (P, Q), si P no coincide con Q. Para esto
observemos que
W , Q )-K ¿P*, Q*)\*
*¡K 3(P, Q) - K,(P, Q*)\+ IK¿P, Q*)-K ¿P*, Q*)¡ =

* J| K,(P, P,)\. |*,(/>„ Q)-K ¿Pi , Q*)\ dPy+

+J lW , Q*)\ • IU P , Pí)- K l(P\P1)\dPv (9,8)

Hemos supuesto que las funciones KY{P,Q) y K2(P, Q)


están dadadas para todos los puntos P y Q (si P Q) per­
tenecientes a G, y que KL{P, O) y K¿{P,Q) son continuas
siempre que P ^Q . Por eso, en cualquier conjunto cerrado
de puntos (P, Q), que no contenga puntos para los cuales
P = Q, las funciones K^P, Q) y fC^P, Q) son uniformemente
continuas respecto a ( P, Q). Por consiguiente, cada una de
(as diferencias que figuran bajo el signo integral es uniforme­
mente pequeña con respecto a P ,, siempre que los puntos
Q y <2*, P y P* estén suficientemente próximos entre sí en
toda Ja región*(7 de puntos Py, a excepción de ciertos en­
tornos Gy, Gz> G3 y Gt de los puntos Py = Q, P^-Q*, P\ =P
y Pr—P*. En los entornos Gly G.±, Ga y Gi incluimos Jos
puntos de G, que distan respectivamente de Q, Q*, P, P*
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60 Introducción, Teoremas de Fredholm
no más de un cierto r fijo, pequeño, que no varía al apro­
ximarse P a P* y <2 u Q*. Por eso, en virtud de las con­
diciones de (1,8) y (2,8), las integrales que figuran en (9,8)
y son tomadas sobre las regiones G - (GL+ G.¿) y G-(Gx-i-G*)
se hacen arbitrariamente pequeñas, cuando los puntos ( P, Q)
y (P*,Q*) están suficientemente próximos. Las partes de
las integrales (9,8), tomadas sobre los entornos Gx, G2, G;l
y C4, como consecuencia de las condiciones ( 1 ,8) y (2 , 8),
también son arbitrariamente pequeñas, cuando /--O, si
P*Q.
Si, en cambio, ax+a2•<=ti, entonces, cuando los puntos
(P, Q) u (P*, Q*) están suficientemente próximos, las inte­
grales (9,8) son arbitrariamente pequeñas, incluso si los
puntos P y Q (o P* y Q*) coinciden, ya que en este caso las
partes de estas integrales tomadas sobre los entornos C¡, G,¿,
G-¿ y Gi tienden uniformemente a 0 respecto a (P, Q), cuando
r->0 .
En efecto, la primera de las integrales (9,8), tomada sobre
estos entornos, no es superior a la suma

JV iO P , dPx+ J \Kl(P, P¿\\K¿Pu Q*)\ÜPX.

Cada una de estas integrales se acota utilizando la desigual­


dad (8,8). Análogamente se acota la segunda integral de
(9,8), tomada sobre G,, G2, G 3 y Gi .
De esto se deduce la continuidad de la función K.¿{P, Q)
en toda ia región cerrada en que está definida y, por lo
tanto, su continuidad uniforme.
Dediquémonos ahora al estudio de las ecuaciones inte­
grales

y{P) = >.\K(P, Q)y(Q) c/O+AP), (10,8)

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Ccuuc intcg, con núcleos del tipo K(P, QVPQ” 61
en donde K(P,Q) tiene la forma indicada en el título del
presente parágrafo, para La función f{P) la conside­
raremos continua en la región cerrada, y por lo tanto, aco­
tada; consideraremos también sólo las soluciones continuas
de esta ecuación. Obsérvese que, de manera completamente
análoga a lo hecho en el párrafo anterior, es fácil demostrar
que con las suposiciones hechas sobre K(P, Q), cualquier
solución acotada de ¡a ecuación (10,8) es continua, si f(P )
es continua.
Demostremos, ante todo, que para JA) suficientemente
pequeño, esta ecuación, al igual que su transpuesta, tiene
solución única en la clase de funciones acotadas. Como para
la ecuación transpuesta todas (as demostraciones son iguales
a las de la ecuación dada ( 10, 8), nos limitaremos a consi­
derar sólo la ecuación (10,8). La demostración de la existen­
cia y de la unicidad de la solución de la ecuación ( 10 ,8)
se lleva a cabo de igual forma a como se hizo en el § 5.
Buscaremos la solución en forma de serie:

á p )= y0(P ) +W ) +I W ) +. . . (i i ,8)
Como en el § 5, obtenemos que

y¿P ) =»f{P ), W * ) = J K(P, Q)y>ÍQ) <iQ,

k = 0, 1 , 2 , . . .
Aplicando el lema recientemente demostrado, de aquf ob­
tenemos que todas las }'i,(P) son funciones continuas de P.
Acotemos sus módulos. Supongamos que

1/(^ 1
en donde N es una constante. Sea M el extremo superior
de los valores de Ja integral
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62 Introducción. Teoremas de Fredholm

J j K(P,Q)\dQ

(Ai, evidentemente, existe). Entonces es fácil ver que


\yk(P)\*NM".
l)c aqtií que, para

la serie ( 11 ,8) converge uniformemente respecto a A y da


una función holomorfa respecto a A y uniformemente con­
tinua respecto al conjunto (P, A). Completamente igual que
en el § 5, se demuestra que esta serie dá la solución de la
ecuación integral ( 10,8), y que no existe otra solución de
esta ecuación en la clase de funciones acotadas.
Del mismo modo que en el § 5, hallamos que esta solu­
ción y(P) puede representarse en la forma

}iP )= )] i{ p ,Q A m )< iQ + A n
en donde
f\P, Q, A) = K{P, Q) +XK«\P, Q)+VK< 'KP> Q) +. . . (12,8)
El primer término de esta serie es igual a

K (P,® = % ™ , (13,8)

en donde K{P<Q) es una función uniformemente continua


respecto a (P. Q). Como G es una región acotada, de aquí
se deduce que la función K(P, Q) es también acotada, y por
el lema demostrado al principio de este parágrafo,

\K^(P, 0 | \
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Ecitac. intcg. con núcleos riel Upo K(P, Q)/PQ“ 63

en general

\«mKP,Q)\~rQm^ m-TT*
si mv.-{m-1) d>0. Aquí A y A,„ son unas constantes.
Como a.^d, entonces para m suficientemente grande ten­
dremos que
m v.-(m —1) í/-=0.
Entonces, en virtud del lema demostrado, K ^ ^ P , Q) es una
función uniformemente continua respecto a (J*t Q). Todas
las iteraciones siguientes K<p\P, Q) serán también unifor­
memente continuas. Además, para pm n tenemos que

|*</*»(/>, Q)\«|_C K(P, P jK ^H P i, Q) dPt

* A f J | K(P, P()\d P ^ M pM,

en donde Mp es el extremo superior del módulo tle K ^(P , Q)


De aquí se obtiene la demostración de la convergencia uni­
forme de la serie ( 12 ,8) respecto a P, Q y ?■(para .
igual a como fue demostrado para la serie (16,5). Razona­
mientos análogos se pueden hacer para la ecuación trans­
puesta.
Todas las fórmulas obtenidas en el § 5 siguen siendo
válidas.
Después de esto, iodos los razonamientos del § 6 son
aplicables a las ecuaciones integrales con núcleos del tipo
m
K{P, Q ) -ls*2 [c t{ P)lh(Q) + Ki(P, Q),
*> Véase la nota en la pág 58

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64 Introducción. Teoremas de Fredholm
en donde a,{P) y b¡{Q) son continuas en G y K^P, O) tiene
la forma (13,8). De este modo, se obtiene la demostración
de los teoremas de Fredholm en el círculo

W *
en donde M x es el máximo de los extremos superiores de
las integrales:

\\Kl{P,Q)\<!Q, \\K¿P,Q)\ dP.


Además de esto, resulta que en este círculo no puede
haber puntos de acumulación de los valores propios de X.
Pasemos ahora a la demostración de los teoremas de
Fredholm para las ecuaciones integrales con núcleo del tipo
indicado en el título del presente parágrafo. Hagamos
fe(x) ~x, sí x s C ,
<Pc(x) = C, si x^~C.
Entonces la función

Kc{P,Q)=-K{P,Q)vc(~]
será uniformemente continua respecto a ( P, Q) para todo C.
Para un valor C suficientemente grande, las integrales

J IK(P, Q)- KC(P , 0| dQ, j |K(P, Q) - KC(P, Q)\ dP


serán uniformemente pequeñas respecto a P y Q, respectiva­
mente. Como se dijo en el § 6, una función uniformemente
continua Kc{P, Q) puede ser aproximada uniformemente en
la región G con una precisión arbitraria por sumas del tipo
m
/*=1
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Ecuac. integ. con núcleos del tipo K(P, Q)/PQU 65
Entonces, tenemos que
K(P,Q) = Sm(P,Q)+K(P,Q),
y, además, el extremo superior de los valores de

j\K(P,Q)\dQ, j\K(P,Q)\dP
puede hacerse menor que cualquier e>0. De aquí se ob­
tiene la demostración de los tres teoremas de Fredholm en
todo el plano A para las ecuaciones integrales con núcleos
del tipo (13,8). Además, se obtiene la demostración de que
110 existen puntos de acumulación finitos de los valores pro­
pios.
La demostración que acabamos de hacer, de los tres
teoremas de Fredholm para núcleos del tipo (13,8), en lo
fundamental repite la demostración de estos teoremas para
núcleos acotados uniformemente continuos. En esencia, la
demostración de estos últimos teoremas se basaba sólo en
el hecho de que ciertas integrales eran pequeñas; la exigen­
cia de que los integrandos fuesen pequeños era superflua
para ello. Esto, precisamente, se tuvo en cuenta en el pre­
sente parágrafo.
Observación. Supongamos que el núcleo K(P, Q) es una
función continua de P y Q, cuando ?£G, QeG y P#Q,
y satisface a la condición |K(P. Q)\ , 0==a
' Sea e **0 y a - i E n t o n c e s
RTP m K( ^ Q ) P Q ^ C K (P ,Q)
p q *+ k — >

en donde K(P, Q) es una función continua de P y Q. De


este modo, para los núcleos del tipo indicado también son
válidos todos los teoremas de Fredholm.
2. Muchos problemas de la física matemática llevan al
estudio de ecuaciones integrales, en las cuales la integración
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66 Introducción. Teoremas de fredholm
se efectúa no sobre una región del espacio euclídeo ¿/-dimen­
sional, sino sobre una curva, superficie o variedad *) de
mayor dimensión, simada en un espacio euclídeo de dimen­
sión suficientemente grande.
Para las ecuaciones integrales de este tipo también son
válidos los teoremas de Fredholm. Más adelante demostra­
remos cómo se pueden demostrar los teoremas de Fred­
holm, utilizando los razonamientos del apartado 1 , en el
caso en que la región de integración sea una superficie ce­
rrada regular en el espacio tridimensional, Para otras varie­
dades las demostraciones son análogas.
Así pues, sea dada la ecuación

y{P)~ 1J K(P, Q)y(Q) dSQ+f(P), (14,8)


s
en donde S es una superficie cerrada regular en el espacio
tridimensional (suponemos que en cierto entorno suficiente­
mente pequeño de cualquier punto AzS, una cualquiera de
las coordenadas de los puntos de S es función con derivadas
continuas de las otras dos coordenadas); cJSq es el elemento
del área de la superficie S\PeS, QeS y f(P ) es una función
JC(P Q)
continua dada en S. Sea, además, K{P, Q )=—p- Qa -> donde
K(P,Q) es una función continua cuando P tS y Oe.S; 0=s
=sa*;2 y PQ es la distancia entre los puntos P y Q en el
espacio tridimensional. Para demostrar mediante los razo-

*> Por variedad ¿-dimensional diferenciable continua M , en el


espado euclídeo «-dimensional En d< n) se entiende un conjunto
A/ acotado, conexo y cerrado de puntos, perteneciente a F n , y tal,
que en gierto entorno de cualquier punto A 6 M , algunas (ti- d ) coor­
denadas de los puntos de M son funciones con derivadas continuas
de las restantes d coordenadas.

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Eeuac. intefí. ron inicíeos del tipo K{P, Q)/PQ“ 67

namientos del apartado I lodos los teoremas de FredhoJm


para la ecuación (14,8) considerada, es suficiente demostrar
que signe siendo válido el lema del apartado I y que lodo
núcleo continuo Kt(P, Q), dado en S, puede ser uniforme­
mente aproximado por un núcleo degenerado con cualquier
grado de exactitud. Los razonamientos restantes de los §' § 4,
5, 6, 7 y 8 se extienden automáticamente a las ecuaciones
del tipo considerado.
El núcleo continuo Ky(P, Q) puede considerarse como
una función continua, definida en cierto conjunto cerrado
S2 en el espacio de 6 dimensiones (xp> yp, zp, x q , Z q ) .
Este conjunto se obtiene cuando ios puntos P(xp, yp, zp) y
Q(xq , yQ, Zq) recorren el conjunto S, independientemente
uno del otro. Denotemos por R el cubo, en el espacio
(xp, yP, Zp, xQ, yQ, zq), que contiene a todos los puntos del
conjunto S 2. Una función continua, dada en el conjunto
cerrado S'2-, puede prolongarse hasta que resulte una fun­
ción continua, dada en R *K Del teorema de Weierstrass se
tiene, que una función continua, dada en R, puede aproxi­
marse uniformemente por un polinomio con una precisión
arbitraria. Si consideramos ahora este polinomio sólo en S2,
entonces, éste será, precisamente, un núcleo degenerado que
aproxima al núcleo K^P, Q) con cualquier precisión.
Verifiquemos ahora el lema del apartado 1, § 8 . Para
demostrar que KA(P,Q) es continua para P ^ Q , en forma
análoga a la demostración dada en el p. 1 , es suficiente
verificar, que para r suficientemente pequeño, la integral
del tipo

S ( Q ,0

*) P. S. Alcxandrov, Introducción a la Teoría de Conjuntos y


Funciones, Gostejizdat, 1948, cap. 6, § 13, pág, 284,

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Introducción. Teoremas de Predhotm
tomada sobre la parte de la superficie S, ubicada en la esfera
de radio r,con centro en el punto Q, cambiará gradual­
mente respecto a Q, en un pequeño entorno de cierto punto

Supongamos que en un entorno del punto Q0 la super­


ficie S está dada por la función con derivadas continuas z =
=,f(x, y) y Q' y P{ son las proyecciones de los puntos Q
y sobre el plano z = 0. Como dS-^Cdxdy, en donde
C es una constante, y, además, Q'P'x^QPy, se tiene:

s<qv )

Esta última integral puede hacerse arbitrariamente pequeña,


si r es suficientemente pequeño.
Para demostrar la continuidad de K3(P,Q ) para P-Q
y oíy+o^^d, basta acotar, de la^misma manera, la integral
del tipo

s«.')+syv)

cuando P y Q varían en un entorno pequeño del punto


P*=Q * y r tiende a cero, utilizando ta desigualdad (8,8).
Para demostrar la validez de las desigualdades (3,8) y
(4,8), demostremos que las funciones

K¿P,Q)PQ3‘+a'-d, si a j +a2 w /,
y

para PeS, Q zS y P ^ Q , están acotadas.


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Ecuac. integ. con núcleos del tipo K{P, Q)!PQl 69

Para ello, suponiféA'ftíis., ■uwsici'u návmv?á¿ró,. ’Yi\j "c*


cierta. Entonces existen dos sucesiones de puntos P 1 €5’,
P.¿£ S ,...,Q , z S, Q »€ S ,..., donde P ,*Q n que

\K.lP,,QÜ\PtQ7+,‘'~a cuando (15,8)

Podemos suponer, además, que las sucesiones P, y Q, son


convergentes, es decir, que

P,— Q¡-*Qi\£S.

De la continuidad de la función KJP, Q) para P *Q , de­


mostrada anteriormente, se deduce que P0= Qn. Suponga­
mos, para fijar ideas, que en cierto entorno U suficiente­
mente pequeño del punto P0, la coordenada z de ¡os puntos
de S es una función de x e y con derivadas continuas, y que
en este entorno se verifica la desigualdad dS^C dxdy (C
es una constante). Entonces, para todas las i suficientemente
grandes, se tiene que

u s~u

*A,A2C f , + ~F~«~— f (¡Sr,,


2 J PiPi 'PiQt ' 1 V e s - u P¡Pi'PiQV J

donde los trazos indican las proyecciones sobre el plano


i= 0 . Puesto que el último de ios sumandos obtenidos esta
acotado, de (15,8) se deduce que

PiQ T "-* J r ir | -r3£// cuand0 í 16’8>

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70 Introducción Teoremas de Fredholm
Sin embargo, para todos los / suficientemente grandes,
se tiene que P'Q'¡* , en donde C t > 0 (¿por qué?).
Por eso, de ( 16,8) obtenemos:

Pero los puntos P¡ y Q¡ están situados ya en la región


U' del plano. Por esto, en virtud dei lema demostrado en
el apartado l, tenemos que, para todas las í suficientemente
grandes,

JrWZÓF
i- dx dy A

(A es una constante). Esta relación contradice a la anterior.


K (P (T\
De forma análoga se demuestra que la función ]~¡n pq| +1
es acotada.

§ 9. Ejemplos de ecuaciones integrales singulares

Llamamos singulares a aquellas ecuaciones integrales para


las cuales no son válidos los teoremas de Fredholm, o bien
los valores propios tienen puntos de acumulación finitos.
Las ecuaciones integrales singulares citadas en este pará­
grafo tienen un intervalo de integración infinito. Pero, ha­
ciendo, por ejemplo,
É-tg r¡, x —tg y,
estas ecuaciones integrales pueden ser reducidas a ecuaciones
cuyo intervalo de integración es finito.
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Ejemplos de ecuac. integ. singulares 71

Ejemplo 1. La ecuación integral

<f(x) = A | sen -v£<p(£) </|


«
(Íenc para A= ±j/-^- un conjunto infinito de soluciones lineal-
mente independientes, ya que para tales las siguientes
funciones satisfacen a esta ecuación

«**>- í í ' ‘ - " ±3 Í j r


para cualquier <7 ^ 0 .
Ejemplo 2. La ecuación
-f®»
</ (.y ) = ). j d$

I a2
tiene la solución e¡ax para / = —=— . De este modo, cada
i ¿
A*=2 real es un valor propio. Aquí consideramos sólo valo­
res reales de a, ya que, en el caso contrario, elxx no sería
acotada en el intervalo infinito -
Existen ejemplos de ecuaciones integrales, para las que
no tienen lugar los demás teoremas de Fredholm.
En la teoría de las ecuaciones diferencíales con derivadas
parciales y en la física matemática, desempeñan un papel
muy importante las llamadas ecuaciones integrales singulares.
Estas ecuaciones tienen la forma (10,8), pero sus núcleos
tienen una singularidad fuerte (u. = d) y no son integrables
en el sentido común; la integral correspondiente se entiende
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72 Introducción. Teoremas de Fredholm
en el sentido de valor principal, según Cauchy. Ha sido
construida la teoría completa de las ecuaciones singulares.
Esta teoría se diferencia sustancialmeiue de la teoría de las
ecuaciones integrales de Fredholm. Una amplia bibliografía
ha sido dedicada a las ecuaciones integrales singulares.
Véase, por ejemplo, N. í. Musjclishvili, Ecuaciones Integrales
Singulares, Fizmatguiz, 1962; N. 1. Muskhelishvili, Singular
integral cquations. Boundary problems of function theory
and their appiication to matheinatical physics. (Dcp. of
Supply and Dcvelopment, Aer. Res. Lab., Melbouruc,
Australia, 1949; Noordhoft', Groningen, 1953, traducido del
ruso). S. G. Mijlin, Integrales Singulares Multidimensionales
y Ecuaciones Integrales, Fizmatguiz, 1962.

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CAPITULO 2

E C U A C IO N E S D E VOLT E R R A

§ 10. Ecuaciones de Volterra

Así se llaman las ecuaciones integrales

y{P) = * jK (P , Q)y(Q) dQ +f(P),


que satisfacen a las siguientes condiciones:
a) cada coordenada de los puntos P y Q toma valores
desde 0 hasta cierto a>-0 ;
b) Q) =■0, si por lo menos una de Jas coordenadas
del punto Q es mayor que la correspondiente (esdecir,la
que tiene el mismo índice) del punto P.
Estudiaremos sólo el caso unidimensional. Entonces la
ecuación de Volterra tiene la forma

y(x) = ?.\K(x, m t)& + A .X ). (1,10)


o
Demostremos que para esta ecuación tiene lugar el primer
caso de la alternativa de Fredholm para cualquier A, donde
se supone que K(x, £) es una función continua para O ^ x ^a ,
0 = £=í.*, y f(x) es continua para O ^x ^a .
En otras palabras, demostraremos que la ecuación de
Volterra no tiene valores propios.
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74 Ecuaciones de Voíterra
Demostración. La ecuación (1,10) pertenece a la clase
de ecuaciones integrales, para la que hejnos demostrado Jus
teoremas de Fredholm. Efr efecto,

i/i .. t\ ^ 1*^*" ^1e n .. i


K\X> ‘ ) ~ --l^yj g )6 > O ^ Í C I.

La función K(x, £), definida por las igualdades

K(x, $) = K(x, £ ) | .\ :-£ |5 para 0 s ís ,v „

K{x, I) = 0 para £ a x,

es uniformemente continua en el cuadrado


O a .ts fl, O ^^a.
Por eso, para la ecuación integral (1,10), de acuerdo con
c! § 8, son válidos los tres teoremas de Fredholm. Esto
significa que, para demostrar que para esta ecuación tiene
lugar el primer caso de la alternativa de Fredholm para
cualquier A, es suficiente demostrar que la ecuación homo­
génea correspondiente
X

X x ) - z f K ( x , £ M . g ) d E ( 2 10
, )

puede tener para cualquier X sólo la solución trivial en la


clase de funciones continuas de x para O ^x ^a . Demostre­
mos esto último: denotemos por B el valor máximo de
|X*)I para Q ^ x ^ a , y por M el valor máximo de |J5r(*, f)|
para 0= .v*:ü y 0 Entonces, de Ja ecuación (2,10),
obtenemos que
[><x)| *\)\MBx.
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Ecuaciones de Volterra 75

Sustituyendo de nuevo esta acotación de j ( a') en el segundo


miembro de (2 , 10), obtenemos

\y(x)\ * |A|2/V/Z~ .

Continuando este proceso, resulta:

!X *)1 s k\
---* --- j¡r,--- . ¿ = 1 , 2 ---

Esta última expresión tiende a 0 cuando le- Por lo tanto,


;.<aO = 0 en cf intervalo (0, a), que es lo que se quería de­
mostrar.
La solución de la ecuación (1,10) puede buscarse en
forma de serie

X * ) =7o(A‘) + 4>i(-v) + á2>«(a-) + . . . (3,10)


De acuerdo con el § 8 , tiene que ser
X
Jo(-v) =/(•*), >»/<+i(*) = J K(x, £)>’&(£) <!L k = 0 , 1, 2 , . . .
o
Sea N el máximo valor de |f(x )j en el intervalo (0, a).
Entonces se tiene que
, , ., mWn
I>’/<(*) í = —
íWMJV
i— •

De aquí se ve que la serie (3,10) converge uniformemente


respecto a A y x, cuando A está situado en un círculo ar­
bitrariamente grande y O s í s í .
Para tener una idea clara del por qué la ecuación de
Volterra no tiene valores propios, consideremos (de manera
similar a como se hizo en el § 3) el siguiente sistema de
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76 Ecuaciones de Votterra
ecuaciones algebraicas lineales, correspondiente a la ecua­
ción de Voltcrra en el intervalo O s .x s í í ;
/,=>•, AS,
ft¡— ~ XK,,,y¡ ¿\k+y2~lK 2,,y2¿l£,
(4,10)
f\~ ~XK^y¡A^ —XK.y¿y,¿ /J£ +y$ —XK^y^ Ai,

Aquí hemos conservado Jas notaciones admitidas en el § 3.


La ecuación (4,10), para cualquier ). fijo, puede resolverse
sucesivamente, siempre que |zl|| sea suficientemente pe­
queño, lo que supondremos. En efecto, de la primera ecua­
ción se puede hallar yx, ya que para |Zl£| suficientemente
pequeño, el coeficiente de yxes diferente de cero. Sustituya­
mos el valor de yY en todas las ecuaciones subsiguientes.
Entonces, de la segunda ecuación se puede obtener y2.
Sustituyamos su valor en todas las ecuaciones subsiguientes.
Entonces, de la tercera ecuación se puede despejar v3, etc.
Fácilmente se puede demostrar, que cuando Ax—0, la so­
lución del sistema (4,10), efectivamente, se aproxima a la
solución de fa ecuación integral ( 1 , 10).
El deternnríante del sistema (4,10) es igual a
n -o - a o o - xk¿
. 2m . . . (i - xKm ¿i$),

en donde A\-Ai = ^. De aquí se ve que


U
72 * ( 1 - \l\M á iY * • (5 , 10)
El segundo miembro de esta desigualdad, para cualquier AS,
suficientemente pequeño, es diferente de cero. Al disminuir
Ai, dicho miembro crece. Por ejemplo, cuando Zl| dismi­
nuye dos veces, entonces (I -|Á| M /)£) en (5,10) se susti­

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Ecuaciones de Volterra 77

tuye por la expresión

Cuando 0, el segundo miembro de (5,10) tiende a

La cansa algebraica de la ausencia de valores propios


de la ecuación de Volterra estriba, precisamente, en el hecho
de que el determinante de! sistema (4,10) es siempre diferente
de 0 y no tiende a 0 cuando —0 .
Observación 1. Con razonamientos completamente aná­
logos a Jos que utilizarnos para demostrar la ausencia de
valores propios de la ecuación de Volterra, con núcleos
uniformemente continuos, se puede demostrar (o mismo para
las ecuaciones de Volterra con núcleos del tipo

* ( * > * ) o i,
en donde K(x, |) es una función uniformemente continua,
Observación 2. Consideremos la siguiente ecuación inte­
gral de Volterra de Ia especie, respecto a la función incógnita
X * ):
X

J a^ v, a K D ¿¿ - /i* ),
u
yio)=o. (6,10)
Supongamos que K(x, £), K'(x, I); f(x) y / '( * ) son funcio­
nes continuas cuando O ^ x ^ a y O s Í s í . Entonces, cual­
quier solución continua j>(x) de la ecuación (6, 10) para O s
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78 licitaciones de VotIerra
s í s d satisface a la ecuación integral
X

K{x, x)y(x) + J‘ K'Jx, í » ’(f) dS =/'(*). (7-10)


o
la cual se obtiene de (6, 10), derivando miembro a miembro
respecto a x. Reciprocamente, fácilmente se ve que cual­
quier solución continua de la ecuación ( 7, 10) para 0-zx^a
satisface también a la ecuación (6,10). Si el módulo de
K(x, x) es mayor que cierta constante positiva, entonces la
ecuación (7,10) se reduce a una ecuación integral de Volterra
de 2a especie, estudiada en el presente parágrafo. Si K(x, ,t) =
= 0, a veces es útil derivar nuevamente miembro a miem­
bro la ecuación (7,10) respecto a x, etc.

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CAPITULO 3

E CU A C IO N E S IN T E G R A LE S
C O N N U C L EO S
S IM E T R IC O S REALES

§1 1 . Análogos geométricos de ciertos relaciones


entre funciones ( espacio de funciones)
Una noción sobre una función f(P ), uniformemente con­
tinua en una región finita G dada, por ejemplo, en un inter­
valo finito (a, b), nos da los valores de esta función en un
conjunto de puntos P^,P2, . . . , P n suficientemente denso.
En el caso unidimensional se pueden tomar (os siguientes
puntos:
x =■a +Ax, a + 2Ax, . . . » a (ti - 1) Ax, a +n Ax,

en donde ¿ix = ~^-, para n suficientemente grande. Denota­


remos los valores de / en estos puntos por
f W } y(2); _ _ j~(n)

respectivamente. Consideraremos estos últimos como com­


ponentes de un vector en el espacio euclí-
deo de dimensión cuyo origen está situado en el origen
de coordenadas. De este modo, a la función/ le corresponde
un vector La longitud o norma de este
vector es igual a

1 ¡f^ )2

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80 Ecuac. integ. con núcleos simétr. rcnlci
Pasando al límite, cuando es natural llamar ”Jongi-
tud” o norma de la función f(P) al número

En la tabla siguiente están enumeradas, por un lado, las


principales magnitudes y relaciones, ligadas con vectores
en el espacio euclídeo «-dimensional y, por otro lado, las
correspondientes magnitudes y relaciones para las funciones
(en el “espacio de funciones”). En este parágrafo todas las
Junciones consideradas se suponen reales, definidas en una
región finita G y de cuadrado integrable (véase la observa­
ción al § 1). El símbolo J f(P ) dP designará siempre la
integración sobre la región G.

I. El vector (/<'),/(2>( . . , 1. La función f ( P ).


2. Norma de la función

3. Distancia entre los 3. Norma de la diferen­


puntos (fp\ . . .,/,<">) cia de dos funciones
y (fé1], ■
■Jén))
] / 2 ifp - m * . Y ]lU P)-f¿P)\ *dP ■
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Análogos geométr. <lu cierí. relac. entre funciones 31

La norma de la diferencia f¿(P) —f^ P ) que acabamos de


definir caracteriza la distancia cuadrática media de f¿P ) res­
pecto a fi(P ). La diferencia entre las fu n c io n e s /^ ) y f t(P)
se puede caracterizar de varias maneras diferentes, y no sólo
mediante la norma de la diferencia f>(P)-f{{P). Esta distin­
ción se puede caracterizar, por ejemplo, a través del número
B, igual al del extremo superior de la expresión

Si B es pequeño, esto significa que la diferencia /¡.(jP) —/*i(


es uniformemente pequeña en toda la región G considerada.
Como la región G es finita, de la pequeñez de B se deduce
la pequeñez de la norma de la diferencia/^/*) - /,(/^definida
más arriba. La afirmación inversa no es cierta.
Si tenemos una sucesión infinita de funciones

fi(P )> M n . . ; A(P), . . ,


y una función f(P )y para las cuales
sup \f(P)~MP)\~Q. para
o
entonces, como es sabido, se dice que la sucesión de fun­
ciones fk(P) converge uniformemente hacia f(P).
Si, en cambio,

J !./'(P) f ) f dP - 0, para * - -.

entonces se dice que la sucesión de funciones /¿( /O converge


en media (o en media cuadrática) hacia f(P). De la conver­
gencia uniforme en una región finita se deduce la conver­
gencia en medía. La inversa no es cierta, como lo muestra
el siguiente ejemplo.

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82 Ecuac. integ. con mídeos simé/r. reales
La sucesión de funciones
A W = r,(*
en el intervalo abierto [0 , 1] converge en media hacia la
función fíx\= 0 etianr1n> 'x — TV fm -<*s ■p.vrtit'rln- -míe ‘finí

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Análogos geoméir. de ciert. relac. entre fundones 83

4. El producto escalar de 4. Sellama producto esca­


dos vectores lar de dos funciones /i(P ),
A (P) a

J / L( p w p )d p .
y fé*\. . fén))
viene dado por la fórmula Denotaremos este producto
por el símbolo La
2 ñ úfP- existencia de esta integral en
/<=i nuestras suposiciones es con­
Denotaremos este pro­ secuencia de que
ducto escalar por el símbolo
(A./o). \
üb\

5. Desigualdad triangular 5. Desigualdad triangu-


(la suma de dos lados de un lar:
triángulo no es menor que
el tercero): f ¡lf¿P)-M P )]*dP+

+}f j[ U P )- M P )] * d P *

J ÍÍÁ P) - U P W dP .

Ambas desigualdades se demuestran idénticamente. Por


eso demostraremos sólo la primera. Es fácil ver que, sin
restringir la generalidad, se puede considerar que todas las
h, son iguales a 0. Elevando al cuadrado ambos miembros
de esta desigualdad, y reduciendo términos semejantes, ve­
mos que ésta es equivalente a la desigualdad

- 2 ‘V t*V 2 a?2 cf,

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84 Ecuac: integ. con núcleos siméír. reales
puesto que todas las raíces cuadradas las consideramos no
negativas. La última desigualdad se deduce directamente de
la siguiente:
(M i)
la cual se llama desigualdad de Cauchy. Para su demostra­
ción, obsérvese que para cualesquiera números reales a,, c¡
y '•
2W ‘+íí)2* o.
Por eso, la ecuación cuadrática de A
; “2 ^ + 2 A2 V i- i- Z < f= o
no tiene raíces reales diferentes. Pero esto es posible sólo
cuando se cumple la desigualdad ( 1 , 11 ).
De la misma manera se demuestra la desigualdad

[ J / (P M P ) d p f - ] > ( / > ) d P . J y X P ) dP. ( 2 , 11)

Esta se llama desigualdad de Bunyakovski

*> La desigualdad (1,11) se encuentra por primera vez en el curso


de Análisis de Cauchy (J821): Oeuvres, l l s, t. I1T (1897), 373. El propio
Cauchy la dedujo de li. identidad
n n „ / n V-! 1n n
2 «í* 2 b] - 2 a¡bi\ = - 2 2 (O ib j- ajb .f,
(~t /sal \,í=l / ¿ ¿=l y=l
despreciando su segundo miembro no negativo. La desigualdad (2,11)
la demostró por primera vez y la utilizó Bunyakovski (Sur queiques
inégalités conccrnant Ies intégrales ordinaires. .. Memoires de l’Acad.
de St. Petersbourg (V il) I (1859), N 9). Pero enlaliteraturaespeciali­
zada esta desigualdad frecuentemente se llama desigualdad de Schwarz,
a pesar de que en sus obras ésta aparece por primera vez sólo en 1885
(Wcrkc, [ (1890), 2S1).
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Análogos geonxétr de ciert■relac. entre funciones 85

6. El coseno del ángulo 6. Llamaremos coseno


entre los vectores del ángulo entre dos funcio­
nes /,(/>) y f./P ) a
(fv \ ñ 2\•

(JV\JT\ •. ; A ‘') I '/¿n-Mi>)d/>


es igual a
]/ j ’f\ { p )d p ] ¡ \f\(P) di>
____ /_-i____________
De acuerdo con (2,11), el
módulo de esta expresión no
f i y w - } ¡ zw i}\2 supera a 1 .
De acuerdo con (1,IJ), el Se dice que la función
módulo de esta expresión no f(P ) está normalizada, si su
supera a 1 . norma es igual a 1 .
Llamaremos vector uni­ El coseno del ángulo
dad (o vector unitario), a entre dos funciones normali­
aquel cuya longitud es igual zadas /¡(/O y f ¿
‘ {P) es igual a
a I.
El coseno del ángulo en­ J / t {P )f£P )d P .
tre dos vectores unidad f$L\
y •■ •
. . es igual a

É fP fP -

7. Condición de ortogo- 7. Condición de “ ortogo-


nalidad de dos vectores nalidad” de dos funciones
u n y/¿ n
(A°, y
Í 7 M > , o. ¡u n u n dp^o.
/=i

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86 Ecuac. intet;. con núcleos siméir. reales
8. La condición de depen­ 8. La condición de de­
dencia lineal (coplanaridad) pendencia lineal de las fun­
de los vectores f k= {ffl, .. . ciones /,(/> ),..., f m(P) con­
. . .J fr ) k= 1 , 2 siste en la existencia de unas
consiste en que existen unas constantes C , ,. . Cm, no
constantes C,C¡, . . Cni, todas iguales a 0 tales, que
no todas iguales a 0 tales,
que m
(H
ZCJV= o, 2 c , M n =o
/.= !

i- 1 , 2 , . . . , n. para todos los puntos P.

9. Sean dados m vecto­ 9. Sean dadas m funcio­


res unitarios, ortogonales nes normalizadas, ortogona­
cutre sí: les entre sí:

’ (Frn(.P)-
••■
k~ 1 , 2 , . . . , m.
Sea <pk(J) la proyección del Se llama coeficiente de Fou-
vector (J'^\ . .., f M) sobre rier de la función f(P ) res­
la dirección del vector pecto a la función f,,( P) a
rp[l\.. 9^n>,. . . Entonces

<p,X f)=Zf°W - f„=\ f{P)n{P)dP.


I

Teorema. Sea dada una función f{P), integrable junto con


su cuadrado. Buscaremos ¡as constantes Cr> C2, . . . , Cmpara
que la distancia cuadrática media entre la combinación
lineal Cl<pl(P) +. .. +Cm<pm(P) y la función f{P) sea mínima.
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Análogos geométr. de ciert. relac. entre fundones 87

Se afirma que los valores buscados son iguales a los coeficien­


tes de Fourier f , *\
E n efecto,

/ ,„ = J [R P ) - C m ( P ) - . . . - c infm( p ) r d p =

= \P(P) dP - 2 Z C k¡f(J>)n (P) dP i

+¡i c ícj$<[>¿p)<pj(p )d r=
» m m
= [f\P ) dP - 2% C„ft+¿ ’C I=
J *e=l A«l
J. W
/-(/>) d p v y ( h - c k? - z r t .
itTi ¿«i
De aquí se ve que ¡m alcanza su mínimo
171
\.1\P)dP-ZJl S! ft = Ck, fe= 1,2....... /;/.
J A=1

10. Para cualquier vector 10. Para cualquier fun-


f (>), .. .,f (n) se verifica Ja
ción f(P ) se cumple la des-
desigualdad igualdad

2 W Áf)f - 1 [/(A)]2- 1 / 1 2) - !>>(/>) dP.


*ml *«J /,=! J
En el caso de igualdad, esla (Desigualdad de Bessel).
relación corresponde al teo­
rema de Pitágoras.

*) Interprétese este teorema geométricamente.

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88 Ecuac. integ. con núcleos simétr. reales
Demostración de la desigualdad de Bessel. Es evidente
que /,„»() para cualesquiera C,. Si Ct =j) para i= 1 , 2 , . . .
. .., m, entonces !m^/ 2(/>) dP - £fk> o sea fH P ) dP*
m j /.=i J
2=27*\ que es lo que queríamos demostrar.
l-=* i
La sucesión de funciones normalizadas, ortogonales dos
a dos, (brevemente, sistema ortonormal)

(3,11)

se llama completa, si para cualquier función continua (y,


por lo tanto, acotada)/(P), definida en una región cerrada,
se verifica la siguiente igualdad (igualdad de Parseval):

\ P { P )d p ~ ift.

I k=1
Nota. De la afirmación demostrada en el apartado 9 se
deduce la posibilidad de sustituir la definición dada de un
sistema de funciones completo por la siguiente, equivalente
a ella: el sistema ortonormal de funciones (3,11) se llama
completo, si para cualquier función continua, en una región
cerrada f(P), existe una combinación lineal de estas funciones
m
Z Q n C P).
/.=i

tal, que el error cuadrática medio cometido al sustituir f(P )


por esta combinación, es decir,

$ [f(n ~ Z C n n (P )] z dP,

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Análogos geométr. de ciert. rclac. entre funciones 89

es arbitrariamente pequeño. De aquí que, si Mamásemos sis­


tema completo a un sistema ortogonal, para el cual se cum­
pla la igualdad de Parseval para cualquier función de cua­
drado integrable /(/')■> continua en toda la región, a excep­
ción, posiblemente, de un número finito de puntos, curvas
y superficies regulares, de dimensión hasta (d- I), entonces
esta definición sería también equivalente a la anterior (aquí
d es la dimensión de la región G, en donde están definidas
las funciones consideradas). Esto sucede debido a que cual­
quier función f(P ) de esta clase puede aproximarse por una
función f* (P ) continua en G tal, que la norma de la diferen­
cia f(P) -J'*(P ) sea arbitrariamente pequeña. La demostra­
ción de esta afirmación mediante la desigualdad triangular
(véase el apartado 5) la dejamos a cuenta del lector.
El sistema ortonormal (3,11) se llama ceñudo*'*, si no
existe ninguna función de la clase considerada **\ cuya inte­
gral de su cuadrado exista, sea positiva y ortogonal a todas
las funciones de (3,11).
Teorema. Todo sistema completo es cerrado.
Demostración. Supongamos que el sistema (3,11) es com­
pleto, pero no cerrado, es decir, que existe una función
f(P ) para la cual la integral de su cuadrado existe, es posi­
tiva y ortogonal a todas las funciones de (3,11). Los coefi-

*) Muchos autores emplean lina terminología diametralmentc


opuesta. A los sistemas que el autor del hbro llama completos, tales
autores los llaman cerrados (o densos), y a los sistemas que el autor
llama cerrados, tales autores los llaman completos.
En el espacio L- estos conceptos son idénticos, debido ai teorema
de Ricsz-Fischer, que afirma que todo sistema completo es cerrado
y viceversa. Véase J. Rey Pastor, Pi Calleja, C. A. Trejo, Análisis Mate­
mático, Vol. Ilt, Ed. Kapelusz, 1961, Cap. X X V , o también S. Kacz-
marz, H. Steinhaus, Theorie der Orthogonalreihen. Warszawa- Lwów,
1935, Cap-II (Nota del Redactor de la traducción).
**> Ver la observación al § 1.

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90 Ecuac. integ. con núcleos slmétr. reales
cientcs de Fourier de tal función, respecto a las funciones
(3,11), son iguales a 0. Por consiguiente, para fa función
f(P) no se cumple la igualdad de Parseval.
La afirmación inversa no es cierta en la clase de funcio­
nes considerada, que tienen discontinuidades sólo en un
número finito de puntos, curvas, .. superficies (d- 1) di­
mensionales. Esta es cierta en la clase de funciones de cua­
drado integrable en el sentido de Lebesgue (véase § 20,
ap. 1 ).

11. La ecuación normal 11. Su análogo en el espa­


de un plano en el espacio de cio de funciones es
n dimensiones (<7/ ° , 1p{8), . . .
. . </j(n)) es

Z «(V ° = a , \a{P)f {P)dP=p,


Í=1
en donde en donde

\U'{P)dP = í.

12. La ecuación de una 12. Su análogo en el espa­


superficie de 2 ® orden con cio de funciones es
centro en el origen de coor­
denadas es
¡$K(P,Q)<p(.P)<p(Q)cfPdQ= I,
i % 'V ^ 1 (4,11) (5,11)
/,/=1
en donde
en donde K(P,Q)=K(Q, P)
P£G , Q 6 G.
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Análogas geométr. de ciert. retac. entre funciones 91

13. La proposición fun­ 13. Bajo amplias supo­


damental en la teoría de las siciones respecto al núcleo
formas cuadráticas real simétrico K(P,Q), no
idénticamente nulo, es decir,
i para el cual K(P, Q) =
t,J= i =K(Q, P), demostraremos
K,j = Kj, ( 6, 11 ) que la forma integral
consiste en la posibilidad de
reducir una forma de éstas
J ¡K(P,QM PyK Q)d/>dQ
mediante una transforma­ ( 10 , 11)
ción lineal no singular puede ser expresada como
una suma finita o infinita
,/,(0 = 2 ' r í /V 0), (7,11) del tipo
/=>
i = 1, 2,. . n
i, 1
a su forma canónica
en donde

¡é Tf •
7* ° “ J 'fi^ y p iip ) dP,
donde
nizan. (8, II) y las funciones <p¡(P), i-
= 1 , 2 , . . . , forman un con­
En lo sucesivo nos interesa­ junto no vacío, finito o nu­
rán sólo formas cuadráticas merable, de funciones nor­
con coeficientes K¡¡ reales; malizadas y ortogonales en­
en este caso, todas las tre sí, es decir,
pueden ser escogidas tam­
bién reales. Entonces tam­
bién serán reales todas las
¡ v t(P )n (r )d p ~ ó tl¡.

*) No escribimos el límite superior de los valores de i, el cual


puede ser finito o infinito.
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92 Ecuac. integ. con núcleos simétr. reales
?.¡. Existen muchas transfor­ Estas funciones <p¡(P) co­
maciones lineales (7,11) con rresponden a los vectores
coeficientes reales que redu­ unitarios, dirigidos por los
cen la forma cuadrática (6, 1 1 ) ejes principales finitos de la
a su forma canónica (8, 11 ). superficie (5,11). Cada fun­
Entre éstas desempeñan un ción <7),(P) satisface a la
papel especial las transfor­ ecuación integral homogénea
maciones ortogonales, es de­
cir, las transformaciones
(7,11), para las cuales iriP )^\ K {P ,Q )^{Q )d Q .
( 11 , 11 )
en donde todos los valores
A, son reales. De este modo,
en donde ¿¿,, = 0 , para i = k las ecuaciones integrales con
y 5II{= l para i = k. En el núcleo simétrico, de un tipo
curso de Algebra se de­ bastante general, siempre po­
muestra que los coeficientes seen valores propios (en
de dicha transformación sa­ contraposición con las ecua­
tisfacen a las ecuaciones ciones de Volterra) que son,
además, reales.
q P - X 'Z K k /lP * (9J1)

i = 1 , 2 ........ m (véase el
§ 19*)).

Geométricamente, a la
transformación de la forma

*) El § 19 está destinado al lector que desee repasar la teoría de


las ecuaciones cuadráticas. Esta teoría está expuesta allí en una forma
cómoda para nuestras aplicaciones ulteriores. Recomendamos leer
este parágrafo ahora.

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Análogos ge.ométr. de cierl. relac. «ntre /unciones 93
cuadrática (6,1 i) a la forma
canónica (8, 11 ), mediante la
transformación ortogonal
(7.11), le corresponde el paso
a un sistema de coordenadas
tal, que los ejes de coorde­
nadas coinciden con los ejes
principales de la superficie
(4.11). Los vectores (<pp\
<ít\ • . {pfn), / “ 1 , m,
son unitarios y van dirigidos
por los semiejes principales
finitos de la superficie (4,11).
Si m ■ =w, entonces, la super­
ficie (4,11) degenera en una
superficie cilindrica. En este
caso, además de los m ejes
finitos, la superficie tendrá
ejes infinitos. Aquellos
semiejes, a los cuales Ies
corresponden valores A¿ po­
sitivos, se llaman reales, y
aquellos, a los cuales les
corresponden valores ).¡ ne­
gativos, se llaman imagina­
rios.
El problema de hallar el La idea fundamental de
vector unidad ((f\ L\ . .. la demostración de la exis­
■■■ > que lleva la di­ tencia de, por lo menos, un
rección de un semieje prin­ valor propio de la ecuación
cipal de ta superficie (4,11), integral ( 1 1 , 11 ), consiste en
correspondiente a ?.t (supo­ lo siguiente (compárese con
nemos que es el menor eu el § 12). Demostraremos la

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94 Ecuac. integ. con núcleos ¿Imétr. reales
valor absoluto de todos los existencia en la clase de fun­
valores Á,), es equivalente ciones para las cuales
al sigyiea1tc^ 5fótoeri?¿j'\,réasfc
el § 19). J > ( P ) ¿ P = I , ( 1 2 , 1 1 )

Hallar el máximo, si ?.,>(),


o el mínimo, sí de la es una función que da un
forma ^Xy<p<¡V ;> con 'a máximo o un mínimo
condición de que diferente de 0, de la forma
integral (10,11). Esta fun­
ción (piiP) satisface a la
¿ M s= i . ecuación integral ( 1 1 , 1 1 ), pa­
í= i
ra /- 1. El problema de ha­
llar la función normalizada,
El problema de hallar el
correspondiente a P.2> diri­
vector unidad dirigido según
gida por el semieje principal
el semieje correspondiente a
de la superficie (5,11), y el
A2 de la superficie (4,11), o,
de hallar la función propia
lo que es lo mismo, el pro­
respectiva de la ecuación
blema de hallar la solución
integral ( 1 1 , 11 ), fácilmente
del sistema se reduce al problema de
hallar el máximo o el míni­
mo de la forma integral
/=■'
1 = 1 , 2 , . . . , n,

ortogonal a la solución x rtm m jrjQ


. . ., fácilmente se en la clase de funciones nor­
reduce al problema de ha­ malizadas por la condición
llar el máximo o el mínimo (12,11). En forma análoga
de la forma se hallan las funciones nor­
malizadas, dirigidas según
los demás semiejes princi­
pales de. la superficie (5,11)
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Análogos geométr. de cien, relac. entre funciones 95

en la clase de vectores uni­ o, lo que es lo mismo, las


tarios (ip(1>, . . . , De demás soluciones normali­
manera análoga se hallan zadas de la ecuación inte­
los vectores unidad, dirigi­ gral ( 1 1 , 11 ), ortogonales a
dos por los demás semiejes las soluciones anteriores (véa­
(véase el § 19). se el apartado 4 del § 13).
14. Sustituyendo en la 14. Bajo ciertas condi­
identidad ciones impuestas a K ( P , Q )
será demostrado (§ 15) que
i K 'jt f
v,í pypÁQ)
/, j —i 1= 1 ’l K (P ,Q )= 2 h
en lugar de su expre­
sión mediante (pV\ dada por
la fórmula (7,11), obtenemos

¿ W V 0S
V

I.J

=2 Z
/= l s,t

Comparando los coeficien­


tes de iguales productos en
los miembros extremos de
esta cadena de identidades,
obtenemos que

í=i
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'■i

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9f> F.atac. integ. con núcleos siméír. reales
15. La condición nece­ 15. En el § 14 se de­
saria y suficiente para que mostrará, que toda función
se pueda desarrollar un vec­ f(P ) intrínsecamente repre­
tor dado ( / <l*, .. .,/<">), se­ sentaba por medio del nú­
gún las direcciones de los cleo K{P, Q) y de una fun­
semiejes principales finitos ción h(Q) con cuadrado inte­
de la superficie (4,11), es grable, es decir, toda fun­
que el vector ( / (1>, .. ,,/M ) ción representable en la for­
sea ortogonal a todos los ma
semiejes infinitos de la su­
perficie (4,11). Pero de la f(P )~ ¡K (P , O)h(Q) dQ,
igualdad (9,11), como es fá­
cil de ver, se deduce que las puede ser desarrollada en
componentes (xíl\. . . , y}n)) una serie absoluta y unifor­
de los vectores dirigidos se­ memente convergente, según
gún los semiejes infinitos de las funciones propias (f¡(P)
la superficie (4,11) deben del núcleo K(P, Q) (teorema
satisfacer a las ecuaciones de Hilbert-Schmidt).

Í * 1/XO>= 0, i = \f . . . , n .

(13,11)
La condición para que el
vector ( / W , . . sea or­
togonal a todos los y}1*,. . .
.. ., que satisfacen a
las ecuaciones (13,11), es
que el sistema de ecuaciones

/« i
respecto a las incógnitas
o lo que es

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Demostr. de la existencia de funciones propias 97

lo mismo, debido a la con­


dición K¡j = Kj¡, que el sis­
tema

/r,
/=i
tenga solución (véase el § 3).
En los § § 12 -18 supondremos que todas las funciones
consideradas pertenecen a la clase de funciones descritas en
la observación al § I, y además, que todas ellas son reales
y de cuadrado integrable en toda la región finita de su defi­
nición.

§ 12. Demostración de la existencia de funciones


proplus de las ecuaciones integrales
con mídeos simétricos
1. Observaciones preliminares. Si existen las integrales
de los cuadrados de las funciones (p(P), f(P ) y K{P, Q) en
sus dominios de definición, que es lo que se ha postulado,
entonces la integral

( J K(P> Q )f(P M Q ) dP dQ
también existe. En erecto,

\K{P> Q )r(p MQ)\ ^ W . 0 1¿ r i n r H Q ) .


Por eso

¡ ¡\K(P,Q)VÍPMQ)\dPdQ^

A i í K2( P’ 6 ) dP dQ +~H<p\P) dP• J> (G )tffi.

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98 fíame ¡ij/cg. con núcleos simétr. ivale.t

En lo sucesivo, el símbolo [ [ indicará la integración sobre


todo el dominio de definición de K(P, 0 , es decir, sobre
toda la región donde PzG y Qf.G (véase el § 4, donde de
manera semejante se define el símbolo J j.
En los § § 12-18 estudiaremos los núcleos K(P, Q), con­
siderados en el ap. 2 del presente parágrafo. Para tales
K(P, Q), todas las integrales dobles, o sea, las integrales
respecto del conjunto ( P, Q), del tipo

J¡K(P, Q)<r<P)y<Q)dPdQ
pueden considerarse como integrales reiteradas, tomadas
primeramente respecto u Q, y luego respecto a P **.
Hagamos

B<f(P) = j K(P, Q)f(Q) dQ +C',>(P)


y
(7., v0= J y in r (P ) <¡P-
La función Bfp(P) es de cuadrado integrable en G, ya que
por la desigualdad de Bunyakovski

(j Q)f(Q) <IQ) - j m P, Q )]* ilQ . J <ñQ) dQ


y por eso

J'(J K(P, QM Q) <¡0)\lP [K(P, 0 ] a dP dQ . J<f(Q) dQ.

*) G. M. Fijtengolts, Curso de Cálculo Diferencial e Integral, M.,


1960, t. IIT, cap. X V I, § 5, págs. 214-273.
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Demoatr. de la existencia de funcionen propias 99

Generalización de la desigualdad de Bunyakovski. Supon­


gamos que la suma de las integrales

f / K(P, Q)<r(.Pyp(Q) dPdQ +c jv 2(P) dP a (Brh (p), ( 1 , 12 )

en donde c es una constante, es definida no negativa. Esto


significa que para cualquier función real <f(P), esta suma no
es negativa. A partir de este momento, supondremos que
Entonces, para funciones 7 (P) y f(P )
cualesquiera,
( % , v»)2 =*(Bf, cp)‘(By>, y>). (2,12 )
Demostración de la desigualdad (2,12). Como por hipó­
tesis la suma ( 1 , 12) es definida no negativa, para cualquier
¡i real, tenemos que

J j K{P, Q)[<p(P) + fiip(P)][<p{Q) +n V(Q)JdP dO +


+c\['}>(P) +w (P))*dP*0.

Abriendo paréntesis, obtenemos:

j $K (P,Q M PM Q )dPdQ +

+ n jjK (P ,Q to (P )V<Q)dPdQ +
+n\\K(P,Q)<p{Q)H{P)(iPdQ +

+f J J K(P, QM P)f(O) dP dQ +
J J
+c <p2(P) (fP+2,ue |rp(P)if(P) dP +tyt4 yP(P) tiP^ 0 .
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100 Ecuac. intcg. con núcleos simólr. reales
La segunda y tercera integrales son iguales, en virtud de
la simetría de K(P, Q); entonces,, ésta desigualdad puede
escribirse así:
(B(p, 7;) + 2 1/1) 4- i¡>) í=0.
Esta última desigualdad puede verificarse para cualquier fi
real sólo en el caso en que
(Rp, ip)2=z(B<r, tp). (Bip, 1/.),
que es lo que queríamos demostrar.
Si K{P,Q) = 0, y c= I, la desigualdad (2,12) se trans­
forma en la desigualdad de Bunyakovski

( \<f(P)dP- J i p\P)dP.
2. En lo sucesivo, hasta el § 18 inclusive, consideraremos
ecuaciones integrales con núcleo simétrico real del tipo
^ ( P ,0 = ^ f }, (3,12)

en donde K(P, Q) es una función uniformemente continua


respecto a ( P,Q), cuando PeG y Q<iG.Supondremos que
la región G es finita. Por eso, la función K(P, Q) serA aco­
tada.
Teorema. Sea dada la familia de funciones h{P), para las
cuales
\h\P)dP^M\ (4,12)
en donde M es una constante, igual para todas las funciones
h{P). Entonces, ¡a familia de funciones \p(P), definidas por
la igualdad
y{P) = j K(P, Q)h(Q) dQ,
es uniformemente acotada y equicontinua en G.
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Demostr•< de la existencia de funciones propias 101
La equicontinmdad de una familia significa que para
dos puntos PYy P2cualesquiera, pertenecientes a G, \f(P~j -
— ip(Px) | se hace menor que cualquier número e^-0, si la
distancia PXP.L es menor que un que depende sólo
de f., pero no depende ni de la función '/•(/*) de la familia
considerada, ni de la posición de los puntos Pt y P,¿ en la
región G.
Demostración.

\’P(P2) - V(P¿¡* = I\
J
f ÍK(P2, Q ) - K ( P t, Q)]KQ) dQ IV .
I
- J [K(P.,, O) - K(P ,, Q )f dQ -J h\Q) dQ =

[Ü(P.,, Q) —K(Pi, Q )f dQ. (5,12)

Al hacer el penúltimo paso, hemos utilizado la desigualdad


de Bunyakovski y, al hacer el último, la desigualdad (4,12).
Acotemos la integral que figura en el último miembro de
!a desigualdad (5,12). Para ello, dividamos la región G en
dos partes, GL y G.¿. Consideraremos que a G, pertenecen
todos los puntos de G, que distan de uno de los puntos
P, o P¡¡ no más que q. En virtud de la igualdad (3,12) y
debido a que K(P,Q) es acotada, tenemos que

\[K{P2,Q )~K (P1,Q)YdQ


G,
será menor que cualquier e positivo, si Q es menor que cierto
número e(f), que depende sólo de e y tiende a 0 , cuando
e-0. Este número g(í') no depende de los puntos Px y P¿.
Por otra parte, debido a la continuidad uniforme de K(P, Q)

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102 Eciiac. integ. con núcleos simétr. reales
en la región G para un q fijo, la integral

í [K(P2,Q )- K (P i ,Q)]*dQ (6,12)


puede hacerse arbitrariamente pequeña, siempre que los
puntos P{ y estén suficientemente próximos uno del otro.
La pequeñez de la integra! (6,12) depende sólo de la distan­
cia entre los puntos P] y P¿, y no de su posición.
La acotación uniforme de la familia de funciones ip(P)
se obtiene fácilmente utilizando la desigualdad de Bunya-
kovski. En efecto,

J K(P, Q)h(Q) dQ
fi
K (P Q f dQ 1/ I h-(O) dO.

La primera integral del segundo miembro de esta desigual*


dad es acotada, según (3,12). La segunda es menor que M,
debido a la condición (4,12).
3. Teorema. La ecuación integral

<¡{P) = x \k (P, Q)'iiQ) dQ (7,12)

posee, aI menos, un valor propio finito, si el núcleo satis­


face a las propiedades descritas al principio deI apartado
anterior, y no es idénticamente nulo. En io sucesivo sólo
consideraremos núcleos, ya descritos al principio del apar­
tado anterior, sin indicarlo expresamente.
La idea de la demostración de este teorema, dada a con­
tinuación, está expuesta en la columna derecha del ap. 13
del § 11. Por primera vez, casi al mismo tiempo, indepen­
dientemente ano del otro, demostraron este teorema, por
este método, Hilbert y Holmgren. La mayor dificultad que
se encuentra aquí consiste en la demostración de la existen-

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Demostr. de la existencia de Junciones propias 103
d a en la clase considerada de funciones qi(P), que cumplen
la condición ( 12 , 1 1 ), de una función taJ, que dé el máximo
o el mínimo de la forma integral (10,11) *\ La demostra­
ción expuesta aquí de la existencia de tal función pertenece
a I, M . Guelfand.
Demostración. Consideremos el conjunto 5 de funciones
q.'(f’), pal a las cuales

J > (/V P - I. (8, 12)


Sea
/(?*)« j ¡ K ( P , Q ) v(PyP(Q)dPdQ.
Los valores de l{<p) en el conjunto S son acotados, En efecto,
por la desigualdad de Bunyakovski

|/(<;')!2 ** { j K\P, Q) dP dO -J j| > ( W ( Q ) dP dQ =

= fjW , Q) dPdQ. \<íHP)dP. j v'-ÍQ) dQ.

La primera do las últimas tres integrales es finita, según la


condición (3,12), y Jas dos últimas son iguales a 1, de acuerdo
con (8, 12),
Sea fim, respectivamente /<AÍ, la cofa inferior, respectiva­
mente superior, de los valores de J(<p) en la familia S. Supo­
niendo que K(P, Q) no es idénticamente nulo, demostremos

La validez de la afirmación análoga de Ja existencia de un mí­


nimo o de un máximo de la forma cuadrática (6,11) en el conjunto
do vectores unitarios (<cO), y ( 0 ,. . , , qj('0), es consecuencia directa del
toorema de Weierstrass sobre la existencia del máximo o mínimo de
cualquier función continua en cualquier conjunto acotado, cerrado,
de puntos, en particular, de la función (6,11) en la esfera 1/

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104 IZcuuc. integ. con núcleos sinictr. reales
que por lo menos uno (Je los números /iM o (J,„ es diferente
de cero. En efecto, en caso contrario, la. integral 7(<p) seria
igual a 0 para todas las funciones <p(P) de la familia S. En
particular, esto sucedería para cualquier función <frXp ),
igual a 0 en toda la región, excepto un entorno arbitraria­
mente pequeño de algún punto P^, en donde <p/>,(P) =-0 .
Pero, por otra parte, como K(P, Q) no es idénticamente
nulo, indefectiblemente existirá un punto (Pv, £)0), en donde
Qi})*Q- Podemos suponer, que no coincide con
P„, ya que, sí K(P , Q) fuera igual aO para todos los puntos
( P, Q), en donde P es distinto de Q, entonces sería idéntica­
mente nulo, debido a la supuesta continuidad uniforme
de la función K(P, Q) respecto a ( P, Q), escrita en la rela­
ción (3,12). Pero

* <I’Q.) - K f v .)+ %Q„) + J J K(P, 2 k ( P W 0 dP d o +

I J' \k (P, QWrXQWvXP ) dP dQ .

L;is dos últimas integrales escritas aquí se toman sobre


pequeños entornos de los puntos {P„, Q()) y ((?„, /*„); en
virtud de la simetría supuesta de K(P, Q), las integrales
sobre estos dos entornos coinciden, y debido a que
K(P0, Q0)^Q y que en cierto entorno del punto (P0, Q0)
conserva su signo, éstas son diferentes de 0. En cambio,
suponíamos que las integrales J(<p¡0 y / (f/.'y,) eran iguales
a 0. Por eso,
/('/*>,+70,) ^ 0 ,

lo cual es imposible. De este modo, bajo nuestras suposi­


ciones, //•„, y fíM no pueden ser ambas ¡guales a 0. Supon­
gamos, por ejemplo, que
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Demeslr. tic 1u existencia do Junciones propias 105

Consideremos una sucesión infinita de funciones norma­


lizadas
<Fi{P)> <Í’ÁP)> • • n ( p )> • ■-
para tas cuales

Fácilmcnlc se comprueba que la diferencia

- % )+ fm J V c w />
es definida no negativa en el sentido descrito en el apartado
I del presente parágrafo. Por eso, en la desigualdad (2>(2)
se puede considerar

B<p(P) = J ( - K{P, Q 'M Q ) <¡Q+W p ( n


Hagamos en esta desigualdad
!p(P) = <l'h(P),
f(P ) = Bn (P).
Obtenemos que
(Btp/i, Bflc)'zs , (pk) ‘(BB'Pk, ( 10,12)
Cn virtud de (9,12)
i&l’toVk) i~>- 0 . ( M, I 2 )
Por otra parte,

De acuerdo con (3,12), Ja primera de estas integrales es


acotada, y la segunda, por la condición de (8, 12 ), es igual
a I. Por eso
I ^ O I - a í + I maiH w Cp M,
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106 Ecuac. integ. con núcleos simétr. reales
donde M es una constante que no depende de q>k. De ma­
nera análoga se puede obtener una acotación similar para
BBcpiAplicando la desigualdad de Bunyakovski se puede
demostrar fácilmente que la expresión {BB<pk, Byk) es tam­
bién acotada. Por eso, de las relaciones (10.12) y (11,12)
se deduce que
(%/.-> Brfk) — v 0. (12,12)

De acuerdo con el apartado 2, la familia de funciones

K ^(P )= \ k (P, Q)(ph(Q) dQ

es equicontinua y uniformemente acotada. Por eso, según


el teorema de Arzelá (véase, por ej., mis “ Lecciones de
Ecuaciones Diferenciales Ordinarias” , § 11), de la sucesión
de funciones K(pk{P) puede extraerse una subsucesión uni­
formemente convergente. Supongamos que ésta sea
K f d P ) , K < í% (n • ■•> K < r ,j.n . . .
Sea
KvxÁP) ^ > -
Se afirma entonces, que la función <['*(P) es solución de la
ecuación integral (7,12) para A= . En efecto,

! BKV¿P)\- |- K K f¿P) + f<MKn (P)\ =


= | K [ - Kcph(P ) + p MU n ] I = ! K&f¿P)\ =

\k (P ,Q )’ BtpiXQ) dQ

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Deniasir. de la existencia de funciones propias 107

Por eso, utilizando (12,12), se obtiene que


B K P ^P ) 0.
De aquí que, en virtud de la convergencia uniforme de
K n»(P )
Bf *(P) = 0,
que es lo que se quería demostrar. La función q>*(P) no es
idénticamente nula, ya que en caso contrario, debido a la
relación (J2,I2), la sucesión fiwf*m(P) Para también
tendería en media hacia 0, lo cual es imposible, ya que

/ Ii 'mT/JP)]2dP=,ul, - 0 .
Observaciones. J. El caso /i,n 0 se reduce al caso estu­
diado uM* 0, cambiando de signo a K(P,Q).
2. Hemos demostrado que el extremo inferior, respectiva­
mente superior, de los valores de la integral /(7O en el con­
junto de las funciones normalizadas <p(P) es igual a la mag­
nitud inversa de cierto valor propio A de la ecuación inte­
gral (7,12), siempre que este extremo no sea igual a 0. Por
otra parte, la magnitud inversa de cada valor propio Á¡ de
la ecuación (7,12) es uno de los valores de la integral /(</)
para cierta función de la clase (8,12). En efecto, e! valor
de la integral %.') para (p(P) = (p,(P), en donde f¡(P) es una
función propia normalizada correspondiente al valor propio
es igual a

J W ) dp\K(P, Q M Q ) dQ = ¿ jV ? ( P )
Se puede decir también, que el extremo superior, respectiva­
mente inferior, de los valores de la integral en el con­
junto de funciones <p(P), que satisfacen a la condición

¡tp\P)<lP*[, (13,12)

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108 Ecuac. integ. con núcleos siniétr. reales
es igual a la magnitud inversa del menor valor propio posi­
tivo, respectivamente del mayor negativo, de la ecuación
(7,12), siempre que este extremo sea diferente de 0. De esto
se desprende, que para todas las funciones q(P) que cum­
plen la condición (13,12), los valores de la integral en
valor absoluto no superan a la magnitud inversa del menor
valor propio A en valor absoluto de la ecuación (7,12). Ade­
más, de los razonamientos anteriores se ve, que el extremo
superior, respectivamente inferior, de /(</>) en (13,12) se al­
canza para <jo, igual a cualquier función propia normalizada,
correspondiente al menor valor propio ?. positivo, respecti­
vamente, al mayor negativo, en valor absoluto, si este ex­
tremo es distinto de 0 .
Ejercicio. Demostrar que el conjunto de los valores de
¡{(p) en (8, 12) puede ser cualquier punto, o un segmento
cerrado, o un segmento semicerrado, al cual no pertenece
el punto / = 0, que es uno de los extremos de este segmento.
El conjunto de los valores de J(f) en (13,12) siempre con­
tiene el valor / = 0 , y representa un punto o un segmento.
¿Qué casos son posibles si el núcleo es degenerado?

13. Alunitas propiedades de lax fundones propias y de los


valores propios de ¡as ecuaciones
integrales con inicíeos simétricos

1. Teorema. Las funciones propias de ¡a ecuación (7,12),


correspondientes a diferentes valores propios de A son orto­
gonales entre sí.
Delimitación. Sean

<Tl(P) = j K( P, Q)f í(Q) dQ, (1,13)

n (P ) = h\K\P,Q)f ,(Q)dQ (2,13)


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A //'Mías propiedades de las funciones propias 109

en donde Multipliquemos (1,13) por A2(p2(P) y (2,13)


por /,<•/>,(P). Restando miembro a miembro las igualdades
obtenidas, a integrando la diferencia respecto a P, obtene­
mos:

- J *(/\ QYPÁPW m dQ d P -
- ?.,Aaj j‘ K{P, Q)y.¿{ P yj-SQ) dQ dP. (3,13)

Cambiando las notaciones de las variables de integración


en el segundo término del segundo miembro, obtenemos:

jj'W Q)T¿P)<I\(Q) dP dQ = J j K{Qs P)<p«(Q)(pi(P) dQ dP.

Como K(P, Q)~ K(Q, P)> de esto se deduce que el segunda


miembro de (3,13) es igual a 0. Y ya que, por hipótesis,
¿ 2 ^ 2 ,, resulta

j '<PÁP)TÁP)dP=V,

que es lo que queríamos demostrar.


2. Teorema. Todos los valares propios de las ecuaciones
integrales con núcleos simétricos son reales.
Demostremos primeramente el siguiente lema. Todas las
funciones propios de las ecuaciones del tipo considerado son
continuas.
En efecto, de acuerdo con lo dicho al final del § II,
consideramos que tales funciones son de cuadrado integra­
ble. Nuestro lema se deduce inmediatamente del apartado
2 del § 1 2 .
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110 F.cuac. iiitcg. con núcleos simétr. reales
Demostración del teorema. Supongamos que la ecuación
integra] (7,12) tiene un valor propio complejo X= a-\-bi, en
donde h * 0. Sea y(P) la función propia correspondiente.
Entonces

'r<P) = {a +bi)¡X(P'Qyr.(Q)dQ. (4,13)

Denotando por <jr-(F) la función compleja conjugada res­


pecto a rp(P), de la identidad (4,13) obtenemos

W ) = («-k')\K(P, Q im xlQ -

Según el teorema 1, debe ser:

|(¡{P)f(Fj(lP = 0.

De esto y del lema que acabamos de demostrar, se deduce


que
T( P ) S 0,
por lo cual, para 0, (a +bi) no puede ser valor propio
Observación. Del teorema demostrado se deduce, que
tanto la parte real como la imaginaria de una función pro­
pia compleja son también fundones propias, que corres­
ponden al mismo valor propio.
3. Ortogonalización de las funciones propias. Del mismo
modo que las superficies de segundo orden pueden tener
varios semiejes principales de igual longitud, exactamente
igual, a un mismo valor propio A de una ecuación integral
con núcleo simétrico le pueden corresponder varias funcio­
nes propias linealmente independientes. Por el segundo teo­
rema de Fredholm, el conjunto de funciones propias lineal-
mente independientes, que corresponden a un mismo valor
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Algunas propiedades de las funciones propias 111
propio, es siempre finito. Supongamos que dichas funciones
son
‘PÁP),<P¿P),^-><Pm(.n (5,13)
Del hecho de que el valor propio /., correspondiente a estas
funciones es real, es fácil deducir que todas estas funciones
pueden escogerse reales. Según el teorema I, todas estas
funciones son ortogonales a las funciones propias de la misma
ecuación integral, pero correspondientes a otros valores 2.
Cualquier combinación lineal con coeficientes constantes de
las funciones (5,13) es también una función propia de la
ecuación (7,12). Demostremos que, formando tales combi­
naciones lineales con coeficientes reales de las funciones
(5,13), 3e pueden obtener m funciones propias normaliza-
das y ortogonales entre si, que, por lo tanto, serán funcio­
nes propias lineal mente independientes

V tiP ).V ¿ n • •
de la ecuación (7,12). Hagamos

Elijamos la constante de modo que

jV *(/>)</?= I.
Hagamos
%(./») = % *(/>) +&!»/>.(?)}.
en donde b^O y b¡ son ciertas constantes. Elijamos la cons­
tante de modo que sea

j VWá dP ~b[ f W\T-¿dP + | v-'i dp\ =» 0.


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1 12 Ecuac. ¡nteg. con núcleos slmitr. reales

Como |v’f dP = 1, entonces, esta desigualdad determina a


unívocamente. Elijamos la constante h de modo que la
norma de ?/>2 sea igual a I. Esto se puede hacer, puesto
que, en virtud de la supuesta independencia lineal de las
funciones (5,13), <¡>2{P) ft1y 1( / >)'n o es idénticamente nula.
Y, debido a que todas fas funciones propias d é la ecuación
(7,12) son continuas, la integral del cuadrado de +b^p
no puede ser igual a 0 .
Hagamos luego
y>ÁP ) = p) + c 2« /'a ( P) + c i T i (P )] » c* 0 -
Elijamos la constante c{ de tal manera, que

JV'tVzdP= c j W/’f dp+c-¿\ Wl>\ dP-I <?,JV?<1p\ - 0.


Ya que

j í/),?/’oclP = 0 y j !/)j r/P = 1,


esta condición define unívocamente a c ,:

<-. = - J W i

De la misma manera se pueden elegir las constantes c2 y


0 , de tal forma que

JW4 dP —0 y j i¡$dP =
Continuando este proceso, obtenemos yu(P) , . . . , y>m(P)-
Por lo tanto, podemos limitarnos a considerar solamente
aquellas funciones propias línealmente independientes de la
ecuación integral considerada que forman un sistema orto-
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Algunas propiedades de las funciones propias 113
normal. Tomemos un sistema ortonormal de funciones pro­
pias de esta ecuación, maximal en el sentido de que cual­
quier función propia de esta ecuación integral se expresa
linealmente medrante las funciones de este sistema. En lo
sucesivo nos será cómodo numerarlas, de forma que sus
índices crezcan a medida que crecen los valores absolutos
de los correspondientes valores propios A (el conjunto de
los cuales, según el § 8, no tiene puntos de acumulación
finitos). Si a un mismo A le corresponden varias funciones
propias linealmeníe independientes, todas estas funciones
las pondremos juntas. De este modo* obtenemos las suce­
siones
(6.13)
(7.13)

Aquí, debajo de cada función propia está escrito su valor


propio A correspondiente. Las sucesiones (6,13) y (7,13)
pueden ser tanto finitas como infinitas. En la sucesión (7,13)
algunos A, situados consecutivamente pueden ser iguales.
Esto sucederá cuando el valor correspondiente A, de la ecua­
ción (7,12) tenga varias funciones propias UneatmetUe inde­
pendientes. Pero, por el segundo teorema de Fredholm, para
cada A,- existe solamente un número finito de funciones pro­
pias ortogonales entre sí y, por consiguiente, lincalmentc
independientes. De este mismo teorema se deduce que, si
las sucesiones (6,13) y (7,13) son infinitas, entonces

El sistema (6,Í3) será maximal en el sentido indicado más


arriba, si en la sucesión (7,13) figuran todos los valores
propios de la ecuación integral considerada, y si a cada
valor propio de éstos en la sucesión (6,13) le corresponde
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114 Ecuac. integ. con núcleos simétr. reales
un número maximal de funciones propias linealmente inde­
pendientes, correspondientes a dicho valor propio.
4. Teorema. Sea (px{P) una función propia de la ecuación
integral correspondiente al valor propio
( 7 , 1 2 ) , Entonces,
para el núcleo
K¿P, Q) = K(P,
'l
las sucesiones defunciones propias y valores propios, análogas
a la (6,13) y(7,13) para K(P, Q), pueden ser obtenidas de las
sucesiones (6,13) y (7,13), correspondientes al núcleoK(P, Q),
eliminando q>}(P ) y A,.
Demostración. Verifiquemos, primeramente, que cual­
quier función propia f(P) del núcleo Kt(P, O), correspon­
diente a un valor propio es una función propia del núcleo
K(P, Q), correspondiente al mismo valor propio. En efecto, sea

(¡ { P ^ x jU P , Q)(f(Q) dQ. (8,13)


Entonces
j V ( / > M ( P ) ¿ / > = 0 , ( 9 , 1 3 )

puesto que

¡ < i < p ) < r ¿ p ) d p = x j J k ¿ p , Q ) < i í Q M P ) < i P < i Q =

= A JJ | K ( p , Q ) - y i ( f y 0 ] < r , ( P ) f ( Q ) <i p < 1 Q =

= ;.[ ¡K(p,QyP](P)<r(Q)dPdQ-

J 91,C G ¥ G ) ' I Q \ ? m m <IQ=0-


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Algunas propiedades de las funciones propias 115

En virtud de la relación (9,13), la igualdad (8,13) puede


escribirse en la forma siguiente:

H P) = / { [ K(P, Q) - <r(Q) dQ =

= a J ' K(p,QyriQ)<iQ,

De esta manera, hemos demostrado que <p(P) es una fun­


ción propia de la ecuación integral (7,12), correspondiente
al mismo A.
Demostremos ahora lo recíproco, que cada función pro­
pia <p¡(P) de la sucesión (6,13), correspondiente a un valor
propio de la sucesión (7,13), para / > ! , es una función
propia, correspondiente al mismo valor propio para el
núcleo K}(P, Q). En efecto, sea

<Pi(P) = K f QMQ) - l•
Entonces
¡<pi(P)tpl(P )dP ^0.

Por eso, de la igualdad (10,13) se sigue que

H ñ k¿p, q ) + ] <Pi(Q ) d Q =

-}i¡K¿P,QyrAQ)dQ.

La misma función <p¡(Q) no es función propia de la ecuación


(8,13), puesto que, en caso contrario, de la condición (9,13)
.■
»
se tendriu que j cp\(P)dP = 0, lo cual es imposible.
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116 Eciuiq. integ. con mídeos simétr. reales
De las proposiciones demostradas, fácilmente se deduce
nuestro teorema.
5. Aplicando sucesivamente el teorema 4 a los núcleos

K ¿P ,Q )- K li P .Q ) - í¿ ^ S L ,.. .,

obtendremos que todas las funciones propias <p,(P) de la


sucesión (6,13), correspondientes a los valores propios
de la sucesión (7,13), para el núcleo K(P, Q), son funciones
propias correspondientes a los mismos valores propios para
el núcleo
K J A Q) = K(P, 0 - 1 ?Ap)pá® ,

si i >■m. Estas funciones propias <p¡(P), i^m , forman un


sistema maximal de funciones propias para la ecuación
integral con núcleo Km{P, Q), en el sentido de que cualquier
otra función propia de este núcleo se expresa linealmente
por medio de éstas.
De este modo, fas sucesiones (6,13) y (7,13) para el nú­
cleo simétrico K(P, Q) pueden ser obtenidas aplicando su­
cesivamente el método variacional a ios núcleos K( l\Q),
KtÍA Q)> K¿P, Q ),...
6. Supongamos que el núcleo K(P, Q) tiene sólo un nú­
mero finito de funciones propias linealmente independientes
(esto ocurre con cualquier núcleo degenerado). Entonces,
para un m suficientemente grande, el núcleo Km(P, Q) no
tendrá ningún valor propio. Por otra parte, puesto que las
funciones <pu(P) son continuas, de acuerdo al lema del apar­
tado 2, el núcleo Km(P ,Q ), al igual que K(P, Q), tendrá
que satisfacer a todas las propiedades descritas en el apar-
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Algunas propiedades de lux funciones propias LL7

lado 2 del § 12. Por esto, de acuerdo con c) apartado 3


del § 12, tiene que ser Km(P, Q) s 0, es decir, debe ser

K ( P ,Q ) ^ Z n " • (H»I3)
í-i **
De esta fórmula se deduce, que cualquier núcleo de} tipo
considerado con un número finito de valores propios (o, lo
que es lo mismo, con un número finito de funciones propias
lincaImeiUe independientes), es degenerado.
Observación. Sea K(P, Q) -■
= , en donde O s a c í/,
Q) es un» función uniformemente continua en P y Q,
y K{P,Q)=¡K(Q,P). Fácilmente se observa, que para las
funciones propias continuas de una ecuación integral con
núcleo K(P,Q) del tipo señalado, son válidos ios teoremas
1 y 2 del presente parágrafo. Utilizando esto, demostrare­
mos que la ecuación integral con núcleo dei tipo indicado
tiene, al menos, un valor propio.
Del lema del § ü se deduce que existe un ni la), que el
núcleo K^m\P, Q) * Ko Ko. , ,oK es continuo. Como
'---- y---- ’
n i veccs
Q) es un núcleo continuo simétrico, según lo de­
mostrado en el § 12 , existe un número fi, y una función
V'i(P) continua tales, que
<Fi = I h K ^ n
denota el operador correspondiente al núcleo K<m)(P, Q)
véase la pág. 35). Supongamos que m es impar y hagamos
,«, = /lj', en donde A, es un número real. Sea e una raíz pri­
mitiva de la unidad de orden m. En este caso, se verifica
la igualdad
(E - ^K X E - V K ) ( £ - X ^ K ) . . . (E - X ^ - 'K ) =
=(£-ÁyX<«1)).

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118 ücuac. integ con núcleos simétr. reales
La jlisteza de esta igualdad se deduce de la identidad alge­
braica
(am_ fy>i) = u _ cb)(a - e2b) . . . (a - <.>m~J¿)).
Por lo tanto,
(E-X'l'K^m'>)if>l = (E~ÁlK)(E-?LleK) .. . (E-
Hagamos
( £ - a ^ K J E - ?.Le-K) . . . ( £ - v»,.

Enionoes
(E- K) !/>, = 0 y ¡/', ^ 0,

es decir, y, es una función propia de la ecuación integral


con núcleo K(P, Q). En efecto, como m es impar, los núme­
ros A,eP, para i ^p^m~ 1, son complejos. Luego,{E-X\CpK)x.
para cualquier función </?(/>) zO y 1 ^ p ^ m - I, puesto
que, según el teorema 2 del presente parágrafo, una ecuación
con núcleo simétrico no tiene valores propios complejos.
Por eso, yit&O, ya que, en caso contrario, obtendríamos que,
para cierto l^ p ^ m - l y una función </;(/’), no idéntica­
mente nula, (E - XyePKyp = 0.
Con esto queda demostrada nuestra afirmación.
Ejercicio 1. Demostrar que para el núcleo simétrico
Q) estudiado en el apartado 2 del § 12 , se puede hallar
la segunda función propia de la sucesión (6,13), aplicando
el método variacional descrito en el apartado 3 del § 12,
con la única diferencia de que ahora las funciones conside­
radas no sólo satisfacen a la condición ( 8, 12 ), sino también
a la condición (9,13). Aplicar este método para hallar las
demás funciones propias.
Ejercicio 2. Supongamos que K(P, Q) - -K(P, Q) y que
K{P,Q) satisface a la condición (3,12). Demostrar que, en-
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Teorema de Hilberl~Schinidt i 19

lonces, todos los valores propios son imaginarios, puros,


y las funciones propias no pueden ser reales. Cualquier fun­
ción propia es ortogonal a si misma y a todas las demás,
con la posible excepción de aquellas que correspondan a un
valor propio imaginario conjugado.

§ 14. Teorema de. llilbert-Schmidt


Toda función /( P), intrínsecamente representable ¡>ur me­
dio de ¡a función de cuadrado integrable h(P)> o sea., toda
función del tipo

/(/>)= J'á'(/>, QMQ)dQ,

puede ser desarrollada en serie por las funciones propias de


(6,13) del núcleo simétrico K(P, Q), ¡a cual converge absoluta
y uniformemente.
Observación. Naluralmente, tiene sentido hablar de la
convergencia de esta serie sólo en ei caso en que la ecuación
integral (7,12) tenga un conjunto infinito de funciones pro­
pias lincalmente independientes. En caso contrarío, esta
serie se reduce a una suma finita. Para no complicar la es­
critura, aquí, así como en otros casos análogos, escribire­
mos siempre series (infinitas), recordando que, en el caso
de un número finito de funciones propias, estas series se
transforman en sumas finitas, cuya convergencia no hay
necesidad de demostrar.
La demostración del teorema la haremos construyendo
primeramente una serie por las funciones propias de (6,13),
y demostraremos que dicha serie converge uniformemente;
después demostraremos que esta serie converge precisa­
mente hacia la función /(P ).
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120 Ecuac. intvg. Con mídeos ilniclr. reales
Supongamos que la función f(P) es desarrollable en
serie por las funciones propias de (6,13), las cuales con­
sideraremos ortonormales. Supongamos que

2 C m {P)=AP\ (1,14)

y que la serie que figura en el primer miembro es uniforme­


mente convergente. Para determinar el coeficiente Cm, multi­
pliquemos ambos miembros de la igualdad (1,14) por cp,„(P)
e integremos miembro a miembro sobre toda la región G
de definición delasfunciones f(P ) y f/P ). Obtenemos:

c m- J7 í/>>/•„,(/>)dP= j' {K(P, Q)h{Q)<Un dP dQ -


\h{Q) f { K(Q, P)'Pm(P) <¡p) JQ =

_ f rPm(.Q)h{Q) ‘ÍQ _ hm ^2 14)


J Ánt ?.m ’
donde hacemos

/<,«•= \myp,ÁQ)dQ.

Demoslremos ahora, que la serie

2 - ^r1 (3,14)
l A>
converge absoluta y uniformemente. Para esto, apliquemos
el criterio de Cauchy. Formemos el segmento de la serie

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Teorema tic ffitburt-SchmUft 121

Aplicando la desigualdad de C-auchy, obtenemos


i»+/> <rm m-\-p
vfT) (4,14)
2 IM h •2 *t
izzin /orffl

Los coeficientes h¡ son los coeficientes de Fourier de la fun­


ción h(P) con respecto alus funciones (p,(P)- Por eso, apli­
cando la desigualdad de Bessel, hallamos que la serie nu­
mérica

2=iQ
i-
es convergente. Por lo tanto, según el criterio de Caucliy,
la magnitud
m +p
2 hf
i**tn
será menor que cualquier t, positiva, sí m es suficientemente
grande.
Por otra parte, las magnitudes pueden consíde-
*
rarse corno coeficientes de Fourier del desarrollo del núcleo
K{P, Q), considerado como función sólo de Q, en serie,
según las funciones Aplicando nuevamente a estos
coeficientes Ja desigualdad de Bessel, hallamos:

Esta última integral existe en virtud de la condición (3,12)


y está acotada por una constante que no depende de P.
Por eso, pt::a cualesquiera m y p, la suma

/2
m +p 2
<Pi(ñ
=*/7í 4
es acotada.
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122 Ecttac. integ. con núcleos simétr, reales
De este modo, de la desigualdad (4,14) hallamos que
para cualquier constante existe un ///„ tal, que depende
sólo de f, que para cualesquiera m--m0 y p^O , se tiene:

De aquí y por el criterio de Cauehy se deduce que la serie


(3,14) es absoluta y uniformemente convergente.
Pasemos ahora a la demostración de que ]a serie (3,14)
converge precisamente hacia la función f(P ).
Anotemos, primeramente, que del teorema demostrado
en el apartado 2 del § 12, se deduce que la función f(P)
y todas las funciones propias %{P) son uniformemente con­
tinuas. Además, acabamos de demostrar que la serie (3,14)
es uniformemente convergente. Por eso, para demostrar
que dicha serie converge hacia f(P ), es suficiente demostrar
que esta serie converge en media h ac ia /(P ), es decir, que

Para demostrar esta última afirmación observemos que

de donde, haciendo, para abreviar, la escritura

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Teorema de Hilbert-Schmidt ]23

obtenernos:

f\/(p ) - j j | 7,{P)}ÍdP= J J[*(/\ Q) -


- 1 h(Q)\ f(n - 2 J >¡\(P)\dP dQ =
/= l Ai -I1 / n i J

= i / J'k,„(P, Q M Q ) f gm(Q)WtP) +g,n(P)] dP dQ -

J f K„,(P, Q)KQ)h(P) dP dQ -

~5 J J K'¿ P' Q)8m(Q)Km(P) dP dQ. (6,14)


Aquí hemos utilizado el hecho de que, debido a la simetría
del núcleo K(P, Q),

J [ K JP . Q)h(P)gjQ) dPdQ =

= J \ K,n(P, Q)KQ)g,ri( P) dP dQ.


Como J J

¡ifa P )d P = \p(P) d P - g Jfy )¿* j f ¿(P)dP,


existe un número M independiente de mf que para todo in

j sl(P ) dP-zM, J h\P) dP~M, J [h(P) +gJP)}'¿ dP~M.

Según la nota 2 al apartado 3 del § 12, y al apartado 5 del


§ 13, tenemos que
M
\\Km(P, QMP)v>(Q) dp dQ
'\Km+i I

J w V y) dP s. M .

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124 Ecuac. integ. con núcleos simétr. reales
EsLo significa que las tres integrales def segundo miembro
de (6,14) tienden a 0 cuando m — y por eso la relación
(5,14) es válida.
Corolario. Fórmula de Schmidt para la resolución de
ecuaciones integrales con núcleo simétrico.
Consideremos la ecuación integral

V(P)~X¡K(P, QMQ) dQ f / ( n (7,14)


en dondeK(P, Q) es un núcleo simétrico del tipo descrito
al principio del apartado 2 del § 12; f(P ) es una función
conocida uniformemente continua; f(P ) es la función in­
cógnita y A es un parámetro. Por el primer teorema de
Fredholm (§ 8), si A no es un valor propio, la ecuación inte­
gral (7,14) tiene una solución </’(/*) uniformemente continua.
Entonces, por el teorema de Hilbert- Schmidt, la función
<f'(P)-J(P) se puede desarrollar en serie por las funciones
propias del núcleo K(P, Q), la cual es absoluta y uniforme­
mente convergente. Sea
< á n - / ( p ) = íc m (P),
i-i
de donde

< !ín - ZC,<ri(P)+AP). (8,14)


<=i
Poniendo en la ecuación (7,14) el segundo miembro de la
igualdad(8,14), en lugar de<p(P), obtenemos que
o* Ül r*
2 C H P ) i f(P ) = A 2 J K(P,Q M Q ) dQ I
i <= 1 /= L J

+ Aj' k (P, Q)M )dQ+ f{P) =

- ¿ ¿ +f{P). (9,14)
i—I "i l—l 'V
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Teorema de Hilbcn-Schmid) 125

Aplicando nuevamente el teorema de HiJbert-Schmidt, he­


mos sustituido aquí la integral

J V ». , Q)Í(Q) JQ

por la serie absoluta y uniformemente convergente

, donde f * j/ lP M P ) dP.
Es fácil ver también, que la primera de las series que figu­
ran en el segundo miembro de (9,14) es uniformemente
convergente. Comparando los coeficientes de iguales fun­
ciones 9ij(P) en ambos miembros de la igualdad (9,14), ob­
tenemos:

De aquí que

y, por lo tanto,

T Í.P )='-2/i^ ~ T ^ m , (io,i4)

en donde la serie en el segundo miembro es absoluta y uni­


formemente convergente. Esta es la llamada fórmula de
E. Scbmidt.
Cuando /. coincide con uno de los valores propios A¡,
la solución de (a ecuación (7,14) se puede obtener de una
manera análoga. En este caso, por el tercer teorema de
Fredholm, y’ -O para todos los i, a los que corresponden
valores propios, iguales a A. La solución <f(P) se representa
}f.
en forma de la serie (8,14), en la cual C ,= si ).¡*/.
y C,=a¡, en donde a, es una constante arbitraria, si l i —
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126 Ecuac. inieg. con núcleos simen, reules
Ejercicio. Demostrar directamente el teorema de Hil-
bert-Schmidt para núcleos degenerados, utilizando ía fór­
mula (11,13).

i 15 Teorema del desarrollo de los mídeos

Teorema. El núcleo K( P, Q) del tipo considerado en este


capítulo es desarrollabíe en la serie

(1,15)
¡51 ¿I
la cual converge en media hacia K(P, Q) respecto a P, es
decir, para cualquier Q fijo se tiene

J [ K { P , Q ) - 2 d P — > 0 . ( 2 , 1 5 )

Demostración. Consideremos la función

K,(P,Q) = \K{P, S)K(S, Q)dS

como función solamente de P, considerando a Q fijo. En­


tonces, esta función, por el teorema de Hilbert - Schmidt,
puede desarrollarse en serie por las funciones propias de
<pi(P), la cual es uniforme y absolutamente convergente res­
pecto a P. Sea

w Q )= Z w < (.n

De acuerdo con la fórmula (2,14)

K(P,QMP)dP (pÁQ)
Cí~ ' k " Al
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Teorema del desarrollo de los núcleos 127

Por lo tanto,

(3,15)

Según el teorema de Hilbert-Schmidt, esta serie es abso­


luta y uniformemente convergente respecto a P para todo
Q fijo. Por consideraciones de simetría, de esto se deduce
también la convergencia absoluta y uniforme de esta serie
respecto a Q para todo P fijo. Pero esto no da ningún fun­
damento para deducirla convergencia uniforme de esta serie
respecto al conjunto P y Q. Tal convergencia será demos­
trada en el § 17.
De (3,15) se deduce que

^ e ) = l T
4 r- (4,15)
/=i /-,
además, esta última serie es convergente, pero no podemos
aún afirmar que es uniformemente convergente respecto a Q.
Por otra parte,

= J K(0, P)K{P, Q) dP - 2 j r E í p J K(Q, P)f¡( P) dP +

+ 11- ’
/•/ = U Q , Q) - 2(aa ]+ 1 f= J^ -
A(
=

= ^ m ® - J — f- ■ (5,i5)
/■=! A
De acuerdo con (4,15), esta última diferencia tiende a 0,
cuando w ->■«>. De esto se deduce (2,15), que es lo que se
quería demostrar.
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128 Ecuac. inleg. con núcleos simétr. reden
§1 6 . Clasificación de los núcleos

Consideremos la forma integral

¡ \ K { P , Q ) %{P)viQ )dPdQ , (1,16)

en donde y ( P ) es una función de cuadrado integrable. Apli­


cando la desigualdad de Bunyakovski es fácil demostrar que
la integral (1,16) existe, puesto que existe la integral del
cuadrado de K(P, Q) (véase (3,12)). Según el teorema de
Hilbert-Schmidt, la función de P

{ K(P, Q)/(Q) ilQ


puede desarrollarse en serie por las funciones propias <p,{P)
del núcleo K(P, Q), la cual converge uniformemente respecto
<n P. Aplicando la fórmula (2,14), obtenemos de este modo:

jK { r, Q)yXQ) t!Q= ¿ " f 7 </J), (2,16)


en donde

7.i ~ J 7.(P>r<(n ciP.


Multiplicando ambos miembros de (2,16) por y(P) e inte­
grando respecto a P,
obtenemos:

j ¡ K { P , Q)yXP)/{Q) ( ¡ P d Q - j k | . (3,16)

La forma integral y el núcleo K{P, Q) se llaman defutidas


no negativos, respectivamente no positivos, si partí cualquier
función %{P) de cuadrado integrable, la forma integral (1,16)
es no negativo, respectivamente no positiva (véase el apartado
1 del § 12).
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Teorema de Dini y sus aplicaciones 129

De la fórmula (3,16) se ve, que la condición necesaria


y suficiente pata que la forma (1,16) sea definida no negativa,
respectivamente no positiva, consiste en que todos los Á¡ sean
positivos, respectivamente negativos.
Llamaremos a la forma (1,16) y al núcleo X(P, Q) cuasi-
definidos no negativos, respectiva mente no positivos, si todos
los correspondientes, a excepción, posiblemente, de un
número finito de ellos, que son positivos, respectivamente
negativos.

í 17 Teorema de Dini y sus aplicaciones

Teorema de Di/tí. Si una sucesión monótona defunciones


continuas

converge en lodo el conjunto acotado y cenado F hacia una


función continua f{P\ entonces esta sucesión converge uni­
formemente.
Demostración. Sin restringir la generalidad, podemos
considerar q u e / ( f ) s O ; el caso general se reduce a este,
restando f(P] de cada función f,¿P}- Luego podemos con­
siderar, que la sucesión (5,17) es monótona decreciente en
cada punto P puesto que el caso opuesto se reduce a éste,
cambiando el signo a todas las f/,(P).
De este modo, supongamos que se tiene una sucesión
monótona de funciones continuas f k(P), decrecienio en cada
punto, y convergente hacia 0 en cada punto de! conjunto
acotado y cerrado F. Demostremos que esta convergencia

Q sovi
AW*A+.W, 1,2,3,
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»

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130 Ecutic. integ. con mídeos simétr. reates
es uniforme. Para esto, observemos lo siguiente. Para cada
í =-0 y cada punto P del conjunto F existe un m tal, que
0 * /„ (/» )-CF.
Por la continuidad de la misma desigualdad tendrá
lugar también en cierto entorno Op del punto P. Como la
sucesión considerada de funciones es monótona decreciente
en el entorno Op, se tiene que
0 ==.//-(Z3> ^ para todo k &m. (2,17)
De este modo, para un e elegido para cada punto P del
conjunto F existe un entorno Op tal de él que, a partir
de cierto k, en dicho entorno es válida la desigualdad (2,17).
Según el lema de Heme - Borel, de todo el conjunto de en­
tornos Op se puede extraer un subconjunto finito que cubra
a todo el conjunto F. Sea M el máximo de todos los nú­
meros m, correspondientes a estos entornos. Entonces, evi­
dentemente, para todo k ^ M , en todo el conjunto F. ten­
dremos
í'{P)~e,
que es lo que se quería demostrar.
Aplicaciones del teorema de Dini.
I. En el § 15 hemos demostrado que

¿i
K ¿ Q , Q ) = 1 ^ - - ( 4 , 1 5 )
<= i
Sin embargo, todavía no sabemos si la serie que figura en
el segundo miembro es uniformemente convergente respecto
n Q o no. Ahora, después de haber demostrado el teorema
de Dini, podemos resolver fácilmente este problema, En
efecto, según el lema demostrado en el § 8, la función
Kj.(Q> Q) es uniformemente continua respecto a Q. Por con­
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Teorema da Oiití y sus aplicaciones 131

siguiente, podemos consideraría continua en G (véase la


observación en la pág. 39). Por lo tanto, la sucesión
yri(Q l
£
es una sucesión monótona de funciones continuas en cada
punto <2 , que converge y tiende a una función también con­
tinua cuando m~ ». Por lo tanto, según el teorema de Dini,
esta convergencia es uniforme en G.
2. De la convergencia uniforme respecto a 0 de la serie
que figura en el segundo miembro de (4. í 5) se deduce, que
la sucesión (2,15) tiende a 0 uniformemente respecto u O
(véase (5,15)). Por eso,

J J [ K(P,Q)- $*@ 1^ dP<lQ — v 0.

3. De la convergencia uniforme de la serie (4,15) res-


pecio a Q se deduce la convergencia uniforme respecto a
(/', 0 y 1(7 convergencia absoluta (le la serie (3,15), puesto
que

4. Integrando ambos miembros de (4,15) respecto a O.


hallamos que
\ UQ,Q)dQ =
•i >=*i *-i
debido a que las funciones <r,(© están normalizadas, fisto
significa que la serie formula por los cuadrados de las magni­
tudes inversas a />, es convergente.
5. Teorema de Mereer, Si el núcleo K(P, Q) es cuaside-
finido y uniformemente continuo respecto a {P, Q), (a serie
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1?2 licitar., integ. cotí mídeos '¡¡mítr. reales
(1,15) converge hacia él no sólo en media, sino también ab­
soluta y uniformemente respecto a ( P, O).
Demostración. Supongamos, por ejemplo, que el núcleo
K(P, Q) es cuasidefinido no negativo.
Obsérvese que, si el núcleo Km(P, Q) es definido, no
negativo y continuo, entonces siempre será Km(P ,P )^ 0.
En efecto, si en cierto punto Pn fuese Km(P{), P0)^ 0 , en­
tonces, debido a la continuidad, éste sería negativo también
en cierto entorno del punto (P0, P0) en el espacio (P/Q).
Construyamos una función continua (pi\(P), que sea igual
a 0 en toda la región G, excepto en un entorno pequeño
C0 del punto P{), en donde esta función será positiva. En­
tonces, si la región es suficientemente pequeña, tendre­
mos que

í ¡ K m(P) Q)fpXP)<rp.(Q)dPdQ^ o,

lo que contradice a la suposición de que el núcleo Km{P, Q)


es definido no negativo.
Como el núcleo K(P,Q) es cuasidefinido no negativo,
para tn suficientemente grande, el núcleo

Km(P, Q) = K(P, Q) -

es definido no negativo (ver el § 16). Por eso, según la pro­


posición recientemente demostrada sobre los núcleos con­
tinuos definidos no negativos, para todo m suficientemente
grande, se deberá tener

n p . p ) - 2'i^ .
Por lo tanto, la serie

,= 1 Ai <3’ 17)

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Teorema de Dini y sus aplicaciones J33

es convergente para todo P. Por eso, la sene

2 r- ¥ (4,17)
f= .I *1
también es convergente para lodo Q. Como K(F, I’) es aco­
lado, Lodas las sumas parciales de las serios (3,17) y (4,17)
para iodo P y Q están acotadas en valor absoluto por cierta
constante

Aplicando la desigualdad de Cauchy y suponiendo que


m es tan grande que para ¿=-m todas las ?.,-*►0 , obtenemos

íte .- fd ® , (5>17)
l /etí/n I jj /carfj // 2
Aplicando el criterio de convergencia de Cauchy a la serie
(4,17), obtenemos que para cada constante, para cual­
quier <2 fijo, existe un (al, suficientemente grande, que
depende sólo de e y de Q, que

. 2?//}Lrjfr
/e IwJ - /«2=*WZ-f- ~2M~>
^<K/o Sl m' 6 )-

Por eso, de (a desigualdad (5,17) obtenemos que, para cual­


quier p > 0 y para m =»•m^e, Q), tendremos
»>-w >
<r,{n<rAQ)
-e.

De aquí, y aplicando el criterio de convergencia de Cauchy,


obtenemos que la serie (1,15) converja absoluta y uniforme­
mente respecto a P para cualquier Q fijo.
Debido a la relación (2,15), demostrada más arriba, ob-
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134 Ecuac iittef! con núcleos simétr reales
tenernos de esto que la serie (i, 15) converja precisamente
hacia K(P, Q). En particular,

K{P, P)= . (6,17)


Í«I Al
Como K(P, P) es, por hipótesis, continua en la región ce­
rrada G, y como todas las funciones <¡,(P) también son con­
tinuas en esta misma región (véase el lema delapartado 2
§ 12 ) y todas las a partir de una dada, son positivas,
por el teorema de Dini la serie del segundo ^miembro de
(6,17) es uniformemente convergente respecto a P. Por eso,
para cualquier £ ^ 0 constante existe un tal, que sólo
depende de e, que para cualquier 0 será
"'v ■ / s
i= m *1

De la desigualdad (5,17) se deduce que paca cualesquiera


P y Q, p~0, y las mismas m y f, tendremos que
"!+í niñniQ )
Zm
i— X,1
por lo que la serie (1,15) es absoluta y uniformemente con­
vergente respecto a (P, Q), que es lo que se quería demostrar.

§ lü. Ejemplo

Consideremos la ecuación integral


/
«p(,v) •=AJ <j (,v, !)</<(!) í/£, 0 * aW , (1,18)
o
en donde G(x, I) es la función de Green, construida en el
§ 2. Como fue indicado allí, esta junción es simétrica res­
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Teorema de Dini y sus aplicaciones 135

pecto a sus argumentos. Por esto, a la ecuación integral


(1,18) se le puede aplicar la teoría desarrollada en el pre-
sente capítulo. Como se vio en el § 2 , esta ecuación posee
un conjunto infinito de funciones y valores propios, que
fueron hallados en el § 2. Normalizado las funciones pro­
pias y escribiendo bajo las mismas los valores propios A
correspondientes» obtenemos las sucesiones

j/| sen x, j/^ sen 2x, . . |/| sen kx,, , .


(2,18)
I, 4 k*
Para simplificar la escritura, pongamos en las ecuaciones
(1,2) l-7t y c = ~ *= I. Aquí, a cada vaior propio X le co-
rresponde sólo una función propia. Fácilmente se com­
prueba que las funciones propias, correspondientes a dife­
rentes valores propios, son ortogonales entre sí, lo cual
correspondo a la teoría general (véase el apartado l del
§ 13).
Aplicando ol teorema de Hilbert-Schmidt, obtenemos
que cualquier función J'(x) del tipo
*
f(x) = J G(x, di. I, (3,18)
0
en donde /;(£) es una función de cuadrado integrable y de-
sarrollable en serie por las funciones propias (2,18) del nú­
cleo G(x\£). Supondremos, como hasta ahora lo hemos he­
cho (véase la observación al § l), que la función h(i) tiene
sólo un número finito de puntos de discontinuidad. Derive­
mos dos veces respecto a x ambos miembros de la igualdad
(3,18), así como lo hicimos en el § 2, utilizando para esto

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Ecuac. integ. con mídeos svnétr. reates
Iíis fórmulas (1 ,2 ). Obtenemos que, con la posible excepción
de un número finito de puntos,

/•■(*>—
Mi
Recíprocamente, utilizando las fórmulas ( 1 ,2 ), fácilmente
se comprueba que cualquier función f(x), que es continua
junto con su derivada primera en el intervalo cerrado [0 , 7t],
que es igual a 0 en los extremos de este intervalo, y que,
en todos los puntos, a excepción de un número finito de ellos,
posee derivada segunda, continua, de cuadrado integrable,
es representable en la forma (3,18), en donde h(x) es tam­
bién una función de cuadrado integrable; por h(x) se debe
tomar, precisamente, ~—- ■Por lo tanto, según el teorema
• •t /v
de Hilbert-Schmidt, resulta que cualquier funcion/fr) con­
tinua, que posea derivada primera, continua, en el intervalo
cerrado [0, jt], que tenga en todos los puntos derivada se­
gunda, continua, a excepción de un número finito de puntos
de cuadrado integrable, y que satisfaga a /(O) =f{n) = 0,
puede desarrollarse en una serie absoluta y uniformemente
convergente de sen kx. Por la teoría de las series trigonomé­
tricas es conocida la posibilidad de tal desarrollo, bajo su­
posiciones más débiles respecto a f(x). Para esto es suficiente,
por ejemplo, que f(x) sea continua junto con su derivada
primera en el intervalo cerrado [0, n] y que satisfaga a /(O) =
í=/(jr) = 0 *>. En esta última clase defunciones es fácil ele­
gir una función que no satisfaga a las condiciones del teo­
rema de Hilbert - Schmidt; por ejemplo, es suficiente tomar
una función sin derivada segunda en ningún punto. Esto

*) G . M. Fijíengoits, Curso de Cálculo Diferencial e Integral, t. III


M .- L ., 1960, cap. X IX , § 2, pág, 435.
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Teorema de Diui y sus aplicaciones 137

demuestra que, en general, las condiciones del teorema de


Hilbert-Schmidt no son necesarias para la posibilidad del
desarrollo de f(x) en una serie absoluta y uniformemente
convergente por las funciones propias.
Demostremos que el sistema (2,18) es completo, es decir,
que para cualquier función /(x), que sea continua en el
intervalo cerrado existe tal combinación lineal de
sen kx, que el error cuadrático medio cometido al sustituir
f(x) por esta combinación lineal es arbitrariamente pequeño.
Obsérvese para esto, que para cualquier función f(x) con­
tinua, en el intervalo cerrado [0, ti], se puede hallar en dicho
intervalo una función f y(x) tal, que sea continua junto con
sus dos primeras derivadas y que se hace 0 en los extremos
de este intervalo, que la norma de la diferencia / ( * ) - / ,(x)
es arbitrariamente pequeña. Como acabamos de ver, la fun­
ción f^x) puede, a su vez, desarrollarse en una serie uni­
formemente convergente de sen kx. Por eso, la función /,(x)
puede aproximarse por tal combinación lineal de sen kx
(por las sumas parciales de la serie de sen kx, las cuales
convergen uniformemente hacia esta función), que su error
cuadrático medio sea arbitrariamente pequeño. De aquí,
y aplicando la desigualdad triangular (véase el ap. 5 § 11).
es fácil verificar que el sistema (2,18) es completo.
De aquí que, según lo demostrado en el apartado 10 del
§ 1 1 , el sistema (2,18) es cerrado.
Todos los valores propios del núcleo G(x, £) son posi­
tivos. Por eso, a éste se le puede aplicar el teorema de Mercer.
Resulta:
sen x sen í > sen 2x sen 2¿
1 + 4 .....'■

en donde la serie en el segundo miembro es absoluta y uni­


formemente convergente respecto a (x, £).
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COMPLEMENTO

§ 19. Reducción de una forma cuadrática


a tu forma canónica por medio
de una transformación ortogonal

Expondremos aquí la demostración de la posibilidad de


tal reducción, correspondiente a hi teoría de las formas in­
tegrales l(f) desarrollada en los §§ 12 y 13.
1. Señalemos, primeramente, algunas propiedades de los
vectores unitarios ortogonales entre sí. Sean

9k = ( < fk Z}........ Ú n))> k= \,...,n,


n vectores unitarios ortogonales entre sí, es decir,
n
2 'l'kW = hp\ k,p n,
luí 1

en donde 6,(/, = 0, si k¡¿p y Í PP= J.


a) D=* |yjP| = ±1. En efecto, calculando D¿ por las
reglas conocidas, como el producto de dos determinantes
iguales, obtenemos un determinante, en el cual la diagonal
principal está formada por unidades y los restantes elemen­
tos son iguales a 0.
b) Denotemos por el complemento algebraico del
elemento <[l£> del determinante D. Entonces

(1,19)
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Reducción de tu forma cuadr a la forma canónica 139

En efecto, para cualquier k se verifican las siguientes igual­


dades: „
2 ’(tf# 1- « ,) = 0,

Considerándolas como n ecuacioncs lineales, homogéneas,


con coeficientes f (p , obtenemos las relaciones (1,19), ya
que Dr±0 .

c) Z lW f i- b y (2,19)
i.= i

Esto se puede comprobar multiplicando la igualdad (1,19)


por t/^ y sumando respecto a k.
2. Consideremos los valores de la forma cuadrática

Z K,j = Kji , (3,19)

en donde todas las K,j y las son reales, en la esfera

¿ V r>]-=1. (4,19)
(osI
Por el teorema de Wcicrstrass, en el conjunto cerrado,
acolado, de puntos de la esfera (4,19) existe por lo menos
un punto, en donde la función continua (3,19) alcanza su
valor máximo. Supongamos que dicho valormáximo es
igual a , y que éste se alcanza en el punto \. ..

*) V¿ase la nota 2 ai apartado 3 del § J2, en. donde se demostró


fa existencia dt una función q\P) en la "esfera"
J rp\P) dP~ I,
que da el máximo valor de la forma integral
\\K{P,Q)<fiPyf{Q)dPdQ,
siempre que este valor sea difcrente’ de 0.
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140 Complemento
Consideremos los valores de la forma (3,19) en los pun­
ios de intersección de la esfera (4,19) con el hiper-
plano perpendicular al vector . . ., y que pasa
por el centro de la esfera. Por el mismo teorema de Weiers-
trass, entre los puntos del conjunto Sn~2 existe por lo me­
nos uno, en donde la forma (3,19) alcanza su valor máximo
respecto a los demás puntos de Supongamos que este
valor máximo es igual a ¡x.¿ y que se alcanza en el punto
r e ­
consideremos luego los valores de la forma (3,19) en
los punios del conjunto Sn_a, que es la intersección de
con el hiperplano que pasa por el origen de coordenadas,
perpendicular al vectorqty). Sea /<3 el extremo
superior de los valores de la forma (3,19) en Sn^2; por el
teorema de Weierstrass, éste se alcanza por lo menos en un
punto de S,¡-3; supongamos que tal punto es .. .

Siguiendo estos razonamientos, hallamos n vectores uni­


tarios, perpendiculares entre sí, <p,. = (yj^, • • •> f^)> k = *l,. . .
. . n. Tomémoslos como direcciones de los nuevos ejes
coordenados O r/>,,. . O f„. Entonces

¥ k) = k=\,. . .,n.
1=1
Cada conjunto S„~i, es la intersección del plano de dimen­
sión (n - k ■
!• 1)
iji ■)- j = , . . =0
con la esfera

» = l . (5,19)
(=•1
El hecho de que la esfera (4,19) se transforma en la (5,19),
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Reducción de ¡a forma cuntir. ti lo forma canónico 141

y por lo tanto, para todos Jos puntos del conjunto Sn-¡c se


cumple la desigualdad (5,19), se deduce de que

¿ Iy * )] * - ! 2 'r W W i^ -
i =y /,•-1 í,y=¡

= 2
y según (2,19),

É 'fW P ^b tj-
;.=*i
Se afirma que en las nuevas coordenadas »/'(,) la forma
(3,19) toma la forma

Fs 2 2 (6,19)
r.y=i (.y-i i=i
El hecho de que
*,? = /<y,
se deduce de que nuestra forma toma el valor //., en el punto
A¡, cuyas coordenadas y> son todas iguales a 0, excepto
r¡¿'K la cual es igual a 1 . La igualdad Kf¡ = = 0, para
j=-1 , puede demostrarse de la manera siguiente.
Supongamos que para cierto j»- I se tiene fCt/* 0. Haga­
mos todas las excepto y 1¡f-i\ iguales a 0 . Enton-
CCS
F- l h h > 0)]2+ 2K*)yMhp<J) + Hjlyt»]2.
Sea |»/»</>| muy pequeña en comparación con |y(1)|, y

Entonces, despreciando las magnitudes de orden [i/>(^]2, ob­


tenemos:
FMfr +ZKUtfn. (7,19)
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142 Complemento
El signo de y>W lo escogemos de tal modo que 2K$tpV) í-0.
Entonces, de la relación (.7,19) se desprende que en la esfera
(5,19), o, lo que es lo mismo, en la esfera (4,19), existen
puntos donde F>-,ul5 lo cual contradice a la definición de
fij. Con esto se termina la demostración de que todos los
= 0 para j =>1. De la misma manera se demuestra que
todos los demás K¡* son iguales a 0, si i ^ j.
De nuestra propia construcción se tiene que

Algunos de tos números //, pueden ser iguales a 0, y otros,


negativos. Numeremos los fi¡ y los y>¡ respectivos de tal
forma que
(•i.* . . . = /i, =»... a» fim\fim+j —•• •= f^n = 0 (/í, * 0 para i = m).
Hagamos

) . ¡ — — , í = ! , . . . , m .
/'i
Entonces la igualdad (6,19) toma la forma

Si A,, . . son positivos, y Ap+i, . . Xm negativos, en­


tonces ]/7 j,. . //>.,. se llaman semiejes reales de la super­
ficie

(8,19)

Fácilmente se observa que esta superficie intercepta segmen­


tos ±yp.f en tosejes para i~ l, 2 , . . v; /A, es ei
menor de los semiejes reales. Las magnitudes f ~ ).v+i, .. .
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Reducción de la forma cnadr. a lo forma canónica 141

...,] / - se llaman semiejes imaginarios de la superficie


(8,19). Esta superficie no se corta con los ejes reales 0//¿F+1>,...
. . .,
Si m~=n, en el espacio (<p(1\ . . .,<7>(,j)) y en el •••
. . .,i///'))í (a ecuación (8,19) representa una superficie cilin­
drica, cuyas generatrices son paralelas al plano
ysO) = . , . = Q.
u
En este caso, es natural decir que los semiejes correspon­
dientes a los ejes . . . , Qy¿n) son infinitos.
En los apartados siguientes volveremos a la anterior nu­
meración de los ejes.
3. Demostremos que
n

En efecto, en virtud de nuestra construcción, para todas


las <p(>) reales tiene que ser

r*M>¿(<i(1)r - ¿ K iT u¥ '^ o .
i-». í,j='
Si para todo /, entonces F= 0, es decir, se
alcanza el valor mínimo. Por eso las derivadas parciales
respecto a todas las variables, tomadas para estos valores
de r<», son iguales a cero, lo que nos da las igualdades
(9,19).
4. Al hallar el eje Oi¡>(2\en lugar de considerar el valor
de la forma (3,19) en el conjunto Sn_2, que es la intersección
de la esfera (4,19) con el hiperplano 0, si ¿t2 0, se
pueden considerar los valores de la forma

í K r / |i ? í M ¥ ¥ J> (10,19)

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144 Complemento
cu toda Ja esfera (4,19). Es fácil demostrar, que la forma
( 10, i9) alcanza su valor máximo fi* en cierto punto
.. perteneciente a Sn-.¿ y = efecto,

2 {K¡¡ - =

/,/=■! 1= 2
Por eso, para que la forma (10,19) tome sil valor máximo
en el punto A* de la esfera (4,19) o, lo que es lo mismo,
de la esfera (5,19), es necesario, si /t2 ^ 0 , que para este punto
todas las »/>,■sean iguales a 0, excepto aquellas a tas que
les corresponden valores ¿u, iguales a ¡j .¿, a su vez, la suma
de los cuadrados de estas últimas debe”ser igual a l. Aquí
conservamos la numeración inicial de según la cual

Por lo tanto, /i* debe ser igual a /í3; el punto A* está en


■S,¡—2 y éste puede tomarse por A2. Este método de hallar
el segundo semieje no sería aplicable si /í2 =s0 , ya que en­
tonces la forma (11,19) alcanzaría su valor máximo 0, por
ejemplo, para
Vi e l , >A¡a,/’3= -. .=i/V,-0.
De la misma manera, si ¡i3>0, la búsqueda del eje Oi/>a
se puede reducir a hallar el máximo de la forma

i ’ [K¡1 ~ m W S - M & W ñrUV J) (12 , 19)

en la esfera (4,19), etc.


Aplicando a Ja forma (10,19) los mismos razonamientos
que en el apartado 3, se puede demostrar, si que
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Hcducción de la forma cttadr. « la forma canónica 145

í/ip, i= 1 , 2 , . . n, deben satisfacer a las ecuaciones

/'M ° = 2 KjÚP, ' = U -• (13,19)


J= <
puesto que

2 ú J)ú J)= 0-

Utilizando la forma (12,19) y otras formas construidas


análogamente, se puede demostrar que <$\ . . co­
rrespondientes a también satisfacen a las
ecuaciones del tipo (9,19).
Si, en cambio, (<¡>= 0, esto significa que la forma cua­
drática

2 \
k<j - / v / i ' W W 0 r (i) - o,

para cualesquiera /= 1 , 2 ,. . y es igual a cero, si


<7,0 ) = (j4') para todo /. igualando a cero las derivadas par­
ciales de esta forma, respecto a todas las variables, tomadas
para los valores < / > < ' ) = obtenemos que </ip satisfagan
a un sistema de ecuaciones del tipo (9,19). Estos mismos
razonamientos son aplicables a los otros vectores que
corresponden a ¡tu~ 0.
Si ¡i<>■«0, entonces los números /<3, fi?>, . . / < „ , que son,
en este caso, todos negativos, y sus correspondientes vecto­
res <fli\ . . ., 1$>), i= 1 , 2 , . . . , n, pueden hallarse con­
siderando el mínimo de la forma (11,19) (en lugar de su
máximo). En este caso, los números /i,,, /i;j, . .., fin y sus
vectores correspondientes se obtienen en orden inverso. Aná­
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10

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146 Complemento
logamente se puede proceder si fi3-<0, etc. En todos estos
casos se conserva la ecuación (13,19) y las ecuaciones aná­
logas a ella para los demás vectores (<jn^, <pjp, . .
Ejercicio. Basándose en las ecuaciones (9,19), (13,19), . .
elaborar un método no variacional de reducción de las for­
mas cuadráticas a la forma canónica, utilizando (a solución
de la ecuación característica
W j- n W - O .

$ 20. Teoría cíe las ecuaciones integrales


con núcleos simétricos en la clase de funciones
de cuadrado integrable según Lebesgue
La teoría de las ecuaciones integrales con núcleo simé­
trico, construida anteriormente, se generaliza fácilmente a
ecuaciones integrales con núcleos simétricos e integrables,
según Lebesgue, junto con sus cuadrados, lo que le da más
armonía.
La construcción de esta nueva teoría tiene mucho de
parecido con las construcciones de los § § 11 - 16 y se lleva
a cabo exactamente por el mismo plan. Por eso nos limi­
taremos sólo a exponer aquellos lugares de esta teoría que
se diferencian esencialmente de los correspondientes a la
teoría desarrollada anteriormente.
I. Supondremos conocida la teoría de la integral de
Lebesgue *>. Señalemos solamente algunas propiedades de
las funciones integrables según Lebesgue (sumables).
a) Teorema de Fubim. Supongamos que la función f(P, Q)
es integrable sobre el producto topológico de los conjuntos

*) Véase, por ejemplo, I. P. Natanson, Teoría de Funciones de


Variable Real,2a ed., Fizmatguiz, M „ 1957, Véase también G. E. Shilov,
Análisis Matemático (curso especial), 2a ed., Fizmatguiz, 1961.
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Generalización de la teoría de ¡a ecuac. integ. 147

medibles Gt y G2, donde P € G i y 0 € G 2. Escribamos esta


integral en la forma

/ = J’ J /(P , Q)<1PJQ.
Gi rj,
Entonces, para casi todos Jos puntos Q, pertenecientes a G<>,
existe Ja integral

/ ( 0 = J A P ,Q )dP ;
n,
la función I{Q) es sumable y

( í, 20)
o,
Recíprocamente, si para casi todos los puntos Q€G¡>,
existe Ja integra!

r*(Q)=f\AP,Q)\<tP,
o,
f
en donde la función *(Q) es sumable sobre G2¡ y si f(P , Q)
es medible en GXG„, entonces existe también la integral / y
es válida la igualdad ( 1 ,20).
Recordemos que se llama producto topofógico G¡G2 de
los conjuntos Gt y G%al conjunto de "puntos” (P, Q) tales,
que /*€(?! y QxG2. Se supone que los conjuntos C ,, G.¿ y
G]G<¿ están respectivamente en los espacios euclídeos (jcj, . . .
• • xdi), .,yj,) y xd¡)(y}, . . ydt). Si los
puntos P y Q se determinaban, respectivamente, por las
coordenadas (x ,, . . xd) e (yl t . . ydj), entonces, el punto
(P, Q) se determina por las coordenadas (xl f . . „ xdt> y ,,. . .
. . . , y dt). Las medidas de los conjuntos Gx, G2 y G^Gü se
10»
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148 Complemento
definen como las medidas de Lebesgue en los espacios eucli-
dcos de dimensiones dx, d, y dr+d2, respectivamente.
b) Supongamos que la función f(S) está definida en la
región (/-dimensional G, y que la integral de/(S ) sobre cual­
quier cubo ¿/-dimensional, situado dentro de G, con los
aristas paralelas a los ejes coordenados, es igual a 0. En­
tonces f(S) = 0 en casi todo G.
c) Teorema de Fisher - Riesz. Sea dada una sucesión in­
finita de funciones de cuadrado sumable en cierto conjumo
medible G':
A ( p ) , u n .. u n .•-
Supongamos que para cada ¿.=-0 existe un número N tal,
que
Jefn - ín W P * * , (2 .20)
<7
si n>-N y Entonces, en la región G existe una fun­
ción f(P ) de cuadrado sumable tal, que

J (fn —/ ) 2 dP 0.(3,20
r,
La afirmación recíproca, que de (3,20) se deduce (2,20),
es evidente.
En lo sucesivo la convergencia de una sucesión de fun­
ciones se entiende sólo en media. El teorema de Fisher-
Fiesz es el análogo de la bien conocida condición necesaria
y suficiente (criterio) de convergencia de Gauchy. El espacio
de funciones, en el cual el criterio de Cauchy asegura la
convergencia de una sucesión de funciones, se llama com­
pleto. Esto significa, que el espacio de funciones de cuadrado
sumable, en donde la convergencia se entiende en media, es
completo.
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Generalización tic la teoría de la ceuac. Integ, 149

(j) En la clase de funciones de cuadrado sumable se pue­


den realizar todas las construcciones y demostrar todas las
proposiciones hechas en los apartados 1 - 10 del § II, para
funciones que tienen discontinuidades sólo en un número
finito de puntos, de líneas o de superficies ¿-dimensionales
(k =*2, 3 ,. . d- I), cuando la integración se entendía según
Cauchy. Además, se puede demostrar, que en esta clase los
conceptos de sistema completo y cerrado de funciones orto­
gonales normalizadas coinciden totalmente. La demostra­
ción dada en el apartado 10 del § I I , de que un sistema
completo es cerrado se extiende completamente a la clase
considerada de funciones de cuadrado sumable. La afirma­
ción de que en esta clase un sistema de funciones ortogonales
normalizadas que es cerrado es también completo, se de­
muestra de Ja manera siguiente.
Supongamos que un sistema de funciones ortogonales
normalizadas
< p ¿ n <r¿P), • • •, <r,ÁP), • • - (4,20)
no es completo. Entonces existirá una función f(P) de cua­
drado sumable tal, que

\f\P)dP- J V '2 -0 , (5,20)


en donde
¡f(P)?*(P) dP.
Consideremos la sucesión de sumas parciales de la serie
Z a)fP*(.P)- (6,20)
Esta satisface al criterio de convergencia de Cauchy, puesto
que
r r "H-rt il! m-t-n
I É a m {P )\ dP= Z
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150 Complemento
y la serie numérica infinita es convergente, por lo cual
para esta última se cumple el criterio de Cauchy. Por esto,
según el teorema de Fisher- Riesz, existe una función y(P)
de cuadrado integrable, hacia la cual la serie (6,20) con­
verge en media. Entonces, la función

f( P )-V (P )
será ortogonal a todas las funciones <p(P), y la integral de
«su cuadrado, que es igual al primer miembro de (5,20), será
positiva. Por lo tanto, el sistema (4,20) no es cerrado.
e) Señalemos una propiedad importante más de las fun­
ciones de cuadrado sumable, que utilizaremos en lo suce­
sivo.
Para cualquier función F(P) de cuadrado sumable en un
conjunto medible G, y para cualquier f--0 existe una fun­
ción continua f(P ) tal, que

J ir (P )

2. Al integrar una función según Lebesgue, los valores


del subíntegrando en un conjunto de medida 0 no influyen
en el valor de esta integral. Puede considerarse inclusive
que esta función no está definida en un conjunto de medida
0. Por eso, a todas las funciones que coinciden en un con­
junto de medida completa, es decir, que difieren sólo en un
conjunto de medida 0, en donde algunas de estas funciones
pueden incluso no estar definidas, es natural considerarlas
equivalentes y no diferenciarlas una de otra. Por eso, llama­

*) V. I. Smirnov, Curso tic Matemáticas Superiores, t. V., Fizmru-


guiz, M., 1959, cap. II, § 3, p. 60; I. P. Natanson. Teoría cíe Funciones
üe Variable Real, 2a cd., Fizmatguiz, M., 1957, cap. VH y XL1.
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Generalización de la teoría de ¡a ecuac. intea 151

remos solución de Ja ecuación integral

r ( P ) = X ¡ K ( P , Q ) v { Q ) d Q ( 7 , 2 0 )

a
a cualquier función de cuadrado sumable que satisfaga
a esta ecuación para casi todos los P.
La demostración de que para cierto A real, en la clase
de las funciones de cuadrado sumable, existe una solución
no trivial de la ecuación integral (7,20) con núcleo real si­
métrico, se lleva a cabo por el mismo plan que fue admitido
en el § 12. Por esto expondremos sólo aquellas partes de la
demostración que se diferencien esencialmente de los co­
rrespondientes lugares del § 12 . Supondremos que existe la
integral
¡ ¡K%P,Q)c!PcJQ (8,20)
extendida sobre el producto topológico de dos conjuntos
inedibles, iguales, G, a los cuales pertenecen los puntos P
y Q. Por eJ teorema de Fubini, de esto se deduce que para
casi todos los P existe la integral

Q)dQ
y, por lo tanto, para casi todo P existe la integral

J K(P, Q)t(Q) dQ

para cualquier función <p(Q) de cuadrado sumable, ya que

I *( P, Q M Q) I ^ ±'/— } •

Aquí, como en lo sucesivo, el símbolo J J denota la


integración sobre el producto topológico de dos conjuntos
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152 Complemento
medibles, iguales, G, a los cuales pertenecen los puntos P
y Q; el símbolo | denota la integración sobre el conjunto G.
Para cualquier función (f(P) de cuadrado sumable existe
la integral
J J>(/\ QyP(Py¡iQ) dP dQ
puesto que

I K(P. QMPMQ)\ Q )+ 'iW < ism >

J J <ñ PyfiQ ) dP dQ = j <P2(P) dP . j cpHO) dQ.

En lo sucesivo consideraremos sólo núcleos K(P, Q) si­


métricos, para los que existe la integral (8,20). En general,
en todo lo que sigue se considerarán sólo funciones de cua­
drado integrable, según Lebesgue, en todo el conjunto G en
que están definidas. No volveremos a repetir esto cada vez.
3. El apartado I del § 12 se repite totalmente.
En lugar del teorema demostrado en el apartado 2 del
§ 12 demostraremos el siguiente:
Sea dada una familia 11 de funciones li(P), para cada una
de las cuales
j h\P) dP M"1, (9,20)
M » 0,
en donde M es una constante, la misma para todas las fun­
ciones h( P). Entonces, la familia 2 ! de las funciones y’(P),
definidas por la igualdad

>P(P)= ¡K(P,Q)h(Q)dQ,
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Generalización de la teoría de la ecuac integ 153

es compacta. Esta significa que de cada conjunta infinito de


tales funciones se puede extraer una sucesión convergente en
media.
Demostración. Si K{P, Q) es una función uniformemente
continua cuando P$.G y Q íG , entonces, por el teorema de-
mostrado en el apartado 2 del § 12, la familia de funciones
W(P) es equiconiinua y uniformemente acotada.
Según el teorema de Arzelá, la familia de funciones i¡>(P)
es compacta, o sea, de cualquier sucesión infinita de fun­
ciones ip(P) puede extraerse una sucesión parcial uniforme­
mente convergente y, por lo tanto, convergente en media.
Empleando esta proposición, demostraremos la compacidad
de la familia £ para un núcleo arbitrario K(P, Q) de cua­
drado súmatele.
De acuerdo con la nota c) del apartado I del presente
parágrafo, podemos construir una sucesión de funciones
continuas
K,(P, Q), K¿P, Q), . . ... KJP,
tal que

J j' í K( P, Q) - K„( P, Q )f dP dQ - (10,20)

«-1,2,...

Sea dada ahora una sucesión infinita de funciones

nP)>V-JiP), ■' .,VÁP), ■■■ <11,20)

de Ja familia 2¡> obtenida por medio de Ja sucesión de fun­


ciones
>,i(P), h ¿ P ) ,..., h,¿ P ) , . . . (12,20)

de la familia H, de tal modo que i¡>( = Kh¡ (ver (2,6)).


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154 Complemento
Como K{(P< Q) es lina función conlinua, de la suecsión
(12,20) se puede extraer una subsuccsión infinita
h[¡K n ¡W K n • • ■
>w x n . . . ( 13 ,20)
tal, que la sucesión de funciones
K^\KJÁp........ Krfp , . . . (14,20)
converge uniformemente y, por lo tanto, converge en media.
Luego, de la sucesión (13,20) nuevamente extraemos una
subsucesjón infinita
!>Hn> h™(P), . .. (15,20)
tal, que la sucesión
\KJtf\ • • •, . ..
converge en media, etc.
Es fácil ver que la sucesión
h[l\P\itfXP ) , . . . , /!<„">(P) (1(5,20)
es tal, que para cualquier Km{P,Q), la sucesión
K„ft\ Kmh%\. . KJi<X\ . . . (17,20)
converge en media.
Demostremos ahora que la sucesión de funciones y(P)
de la familia ]¡?
Ktfp, K típ,. . . , Ktíg\ . .
t
que es una subsucesión de ( 11,20)., también converge en
media.
En efecto, por la desigualdad triangular (véase la pág. 83)

11 Kh\p- Ktíp\ M I K h^ ~ KPW\ I +


+11KJÍ& - Kph ^ H + ll - Kfff II- d 3,20)
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Generalización do la teoría de la ecuac. ¡itteg, 155

De la condición (10,20) se deduce cine p puede elegirse tan


grande que \\Kh-K¡Jt\\ sea menor que cualquier e =*0 para
todas las funciones de la familia H. Es fácil convencerse de
esto aplicando la desigualdad de Bunyakovski, ya que

(J [K( P, Q) - Kp(P, Q)\h(Q) clQ)~ *

- J [K(P, Q) ~ KP{P, Q)Y dQ¡h\Q) dQ


y
\\Kh-K¿i\\*
i
=M[ J J (K(P, Q) - Kp(P, Q )fdP dQ]2 - M • ¿ .

Tomando p de este modo, podemos indicar un número N


tal que, si h y m son mayores que N, se tiene
\
\KphW-KW\\
puesto que la sucesión (17,20) converge en media. En este
caso, el primer miembro de la desigualdad (18,20) es menor
que 3e. De este modo queda demostrado que fa familia
es compacta.
4. La demostración de la existencia de valores propios
finitos para las ecuaciones integrales con núcleo simétrico
K(P, Q) de cuadrado sumable respecto al conjunto ( P, Q\
si G es acotado, se realiza de la misma manera que en el
apartado 3 del § 12 . La diferencia consiste sólo en lo si­
guiente.
a) La función rprjiP) se debe definir de tal forma que
sea igual a 0 en todos los puntos, a excepción de la inter­
sección del conjunto G con cierto cubo cuyo centro
está situado en el punto P0 y los lados son paralelos a los

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156 Complemento
ejes coordenados. En esta intersección, la función q'i\(P)
debe ser igual a l. Entonces, la hipótesis de que /% = ,«,„ = 0,
nos lleva a la conclusión de que la integral

Q) dPdQ,

tomada sobre la intersección de G-G con cualquier cubo


2/í-dimensional en el espacio (P, Q), debe ser igual a 0, si
las aristas de este cubo son paralelas a los ejes coordenados.
Utilizando el apartado 1 b) del presente parágrafo, es fácil
obtener de esto que K(P,Q) = 0 en casi todo el producto
lopológieo del conjunto G por sí mismo (incluso si G no
es una región).
b) La convergencia debe entenderse en todas partes como
convergencia en media y, en correspondencia con esto, en
lugar del teorema demostrado en el apartado 2 del § 12 ,
debe aplicarse el teorema demostrado en el punto anterior
del presente parágrafo.
c) Para cada valor propio existe sólo un número finito
de funciones propias linealmente independientes, y los valo­
res propios no pueden tener puntos de acu mu (ación finitos.
Esto puede demostrarse de la manera siguiente. Construya­
mos para el núcleo dado K(P , Q) las sucesiones (6,13) y (7,13)
de la misma manera que se hizo en el § 13. A priori, no ex­
cluiremos la posibilidad de que todos los miembros de la
sucesión (7,13), a partir de uno de ellos, coincidan. Enton­
ces, para cualquier m,

Jj [k(P, Q) - ¿ J --^ (~ ]'dP dO -

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Generalización de la teoría do la ccuac. ittteg J5 7

De esto se deduce que la serie

es convergente, por lo cual /, —0 para /-*«.


Observación. De este modo, una ecuación integral con
núcleo de cuadrado integrable posee no más de un con­
junto numerable*) de valores propios y de funciones pro­
pias lincalmenle independientes. Este hecho es un caso parti­
cular de que cualquier sistema orlonormal de funciones S,
definidas en una región finita, tiene potencia numerable o
finita. En electo, del teorema de Weierstrass se deduce fácil­
mente, que para cualquier función f t S existe un polinomio
</y en las coordenadas con coeficientes racionales tal, que
la norma de la diferencia f~<P/ es menor que cualquier e ^ 0
1/2
previamente asignado y, en particular, es menor que ~ .
Pero el conjunto de tales polinomios es numerable y, si S
no fuese numerable, entonces existirían f ' & f ” (ales, que
= De esto, por la desigualdad triangular (véase el
apartado 5 del § 11), la norma de.,la diferencia f ’ -J'" será
menor que ]/2. Pero esto es imposible, ya que, como
fácilmente se verifica, la norma de la diferencia entre
dos funciones normalizadas ortogonales cualesquiera es
igual a / 2 .
5. Los razonamientos de los § § 13-16 conservan total­
mente su valor, si el conjunto G es acotado. Es necesario
solamente considerar en todas partes la convergencia media
en lugar de la convergencia uniforme. Por ejemplo, el teo~

*> Esto significa que este conjunto es finito o numerable (N. del
R. de la tracl.).

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158 Complemento
rema de Hilbert - Sehmidt afirma ahora la convergencia en
medía de la serie (3,14) hacia ia función f(P ) intrínsecamente
representable.
6. Es fácil demostrar todos los teoremas de Fredholm
para fas ecuaciones integrales (7,14) con núcleos simétricos
K(P,Q) del tipo considerado, si el conjunto G, por el cual
se toma la integra!, es acotado.
Para cualquier función f{P) de cuadrado sumable del
segundo miembro de Ja ecuación (7,t4), se pueden formar
los coeficientes de Fourier, utilizando el sistema de funcio­
nes propias ortonormales (6,13) del núcleo K(P,Q). En
virtud de la desigualdad de Bessel, la suma de los cuadra­
dos de estos coeficientes es convergente. Aplicando el teo­
rema de Fisher-Riesz, es fácil comprobar que, si ?■no es
igual a algún valor propio la serie del segundo miembro
de (10,14), para cualquier función f(P ) de cuadrado suma-
ble, converge en media hacia cierta función f 0(P ), también
de cuadrado sumable. Entonces esta función <p0(P) satisface
a la ecuación (7,14) enxjHsi todos los puntos. Para verificar
esto, obsérvese, ante todo, que, si los resultados de sustituir
<I\)(P) en ambos miembros de la ecuación (7,14) (FX(P) y
F¿(P), respectivamente) no coincidiesen en casi todos los
puntos, entonces la integral del cuadrado de su diferencia
no sería igual a 0. Demostremos que esto no puede ser.
Para esto, en ambos miembros de la ecuación (7,14) susti­
tuyamos <i(P) por

/“ l Ai “ A

Supongamos que los resultados de esta sustitución sean las


funciones F[n\P) y F[n\P). Es evidente, que para n sufi­
cientemente grande, las normas (distancias cuadráticas me­

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días) de las diferencias F\- F{n^ y /'2 - que denotare­


mos por

II _ Ftn) II y II ^2 ~II > respectivamente,

serún arbitrariamente pequeñas. Aplicando la desigualdad


triangular, de aquí obtenemos que no puede tener lugar la
relación
ii w - w w ^ o,
si
IUWall*0.
Pero, por otra parte,

F%\P) =

= A2 f K(P, Q) ¿ t 2# c!Q +á \k (P, Q)f(Q) dQ \f(P).


J ¿el '•1 ~ A J

Aplicando el teorema de Hilberl-Schmidt en su nuevo


enunciado, y también el hecho de que <p¡ son funciones pro­
pias del núcleo K(P, Q), obtenemos de esto que, en casi
todos tos puntos,

11?\P) = Z t 7 +
i=i Ai =

-
f f^ ± A P )\ z jM .n
, = 1 /'í- / ‘ i = n+l A¡

Por lo tanto, en casi todos^los puntos

fiH n
F^\P)-t\n\P) = X Z ¿ U é [
l^n+ 1 A<
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160 Complemento
por lo cual,

W o i h *2 ! -o.
/ J. /./

De este modo, la hipótesis de que r)\,(P) no satisface en casi


todos los puntos a la ecuació» (7,14) nos ha llevado a lina
contradicción.
Por lo tanto, si A no es igual a ninguno de los valores
propios de la ecuación (7,14), entonces esta ecuación tiene
solución para cualquier función f(P ). F.sta solución es única.
Bn efecto, si <p¡(P) y <f:2(P) fueran soluciones de la ecuación
(7,14), entonces < / ; , ( / * ) seria solución de la ecuación
homogénea correspondiente y, contra lo supuesto, A sería
un valor propio. De este modo, el primor teorema de Fred­
holm queda demostrado.
Por la simetría del núcleo K(P, Q), el segundo teorema
de Fredholm es una consecuencia evidente de la nota c)
del apartado 4.
Cuando A coincide con uno de los valores A,, para ia
existencia de una solución de la ecuación (7,14), es nece­
sario q u e /(/O sea ortogonal a todas las funciones propias
<I^\P),.. <lín(P\ correspondientes a este A,, ya que en­
tonces se debe tener que:

\<f{P)Ú\P)<lP =

= A, J JaT(P, QM Q)i$(P)c(PdQ+ ¡AP)<á\P) dP =

- J <r(Q)<á°(Q) dQ+jf(P )q>K P ) dP,


k = 1, 2 , . . / « .
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Generalización de la teoría de la ccuac. integ. 161

Verifiquemos que esta condición es suficiente. Para esto,


formemos la serie (10,14), haciendo que en tos términos en
/t
que ?. = ).¡ (y por eso f¡~ 0) la relación ~-r- sea igual a
cualquier número fijo ocy. Entonces, análogamente a lo an­
terior se verifica que la serie obtenida converge en media,
y que su suma satisface a la ecuación (7,14) en casi todos
los puntos. Al variar a, tendremos todas las soluciones de
la ecuación (7,14) (que se obtienen de una solución cual­
quiera, agregando todas las soluciones de la ecuación homo­
génea correspondiente). Con esto, queda demostrado el ter­
cer teorema de Fredholm.

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Capitulo I, Introducción. Teoremas de Fredholm .................. 9
§ ]. Definiciones. Ejemplos ............................................. 9
§ 2. Problemas típicos que se reducen a ecuaciones
integrales lineales ...................................................... 11
§ 3. Analogía entre las ecuaciones integrales lineales
y las ecuaciones algebraicas lineales. Enunciado de
los teoremas de Fredholm ...................................... 19
§ 4. Ecuaciones integrales con núcleos degenerados . . . 26
S 5, Ecuaciones integrales con núcleos continuos de
módulo suficientemente pequeño ............................ 37
§ 6. Ecuaciones integrales con núcleos cercanos a los
degenerados............. ................................................. 47
§ 7. Ecuaciones integrales con núcleos uniformemente
continuos .................................................................... 53
§ 8, Ecuaciones integrales con núcleos del tipo K(P, Q l'PQ'1 55
8 9. Ejemplos de ecuaciones integrales singulares . . . . . . 70

C a p í t u l o 2. Ecuaciones de Volterra ...................................... 73


$ 10. Ecuaciones de Voitcrra............................................. 73

C a p í t u l o 3. Ecuaciones integrales con núcleos simétricos reales 79


§11. Análogos geométricos de ciertas relaciones entre
funciones (espacio de funciones) ........................... 79
§ 12, [Demostración de la existencia de funciones propias
de las ecuaciones integrales con núcleos simétricos 97
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Indice 163

§ 13. Algunas propiedades de Jas funciones propias y de


los valores propios de ¡as ecuaciones integrales con
núcleos simétricos...................................................... 108
§ 14. Teoremade Hilbcrt-Schmidt ........................... 1(9
§ 15. Teorema del desarrollo de losnúcleos .................... 126
fi 16. Clasificaciónde los núcleos...................................... 128
8 17. Teorema de Dini y sus aplicaciones ..................... 129
§ 18. Ejemplo .. ...................i .................................. ....... 134

Complemento.................................................................................... 138
§ 19. Reducción de una forma cuadrática a la forma canó­
nica por medio de unatransformación ortogonal 138
§ 20. Tepjía de las ecuaciones integrales connúcleos simé-
triíos en la clase de ecuaciones de cuadrado integrable
según Lebesgue.................................................. ........ 146

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