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Introducción
El déficit fiscal y la deuda pública son unos de los males que arrastran los países de renta
baja (Como es el caso de El Salvador) que les impide salir del subdesarrollo.
La deuda pública y al déficit fiscal van de la mano, puesto que la deuda pública surge en
el momento en que se presenta déficit fiscal, esto es cuando los gastos del estado
superan sus ingresos, algo que siempre sucede.
El déficit fiscal y la deuda pública crean un círculo vicioso del que es casi imposible
escapar, porque en el año siguiente hay que dedicar recursos para pagar lo que se prestó
en el año anterior, y en consecuencia el déficit se incrementa haciéndose necesario
recurrir a más deuda, y cada año el problema se repite y se agrava. Un círculo vicioso y
costoso.
Marco Conceptual
El déficit fiscal se define como la diferencia negativa entre los ingresos y los egresos
públicos en un cierto plazo determinado. El concepto abarca tanto al sector público
consolidado, como al sector público no financiero y al gobierno central. Se trata del
resultado negativo de las cuentas del Estado. Cuando los gastos estatales superan a los
ingresos, se produce el déficit.
El déficit fiscal, por lo tanto, aparece cuando los ingresos recaudados por impuestos y
otras vías, no alcanzan para cubrir aquellas obligaciones de pago que han sido
comprometidas en el presupuesto. La contabilidad nacional se encarga de medir el déficit,
apelando a diversas cuentas para poder representar con números la actividad económica
de manera sistemática.
Es importante señalar que cuando un país gasta más de lo que ingresa se dice que tiene
un déficit fiscal, si gasta lo mismo que ingresa, un presupuesto equilibrado y si gasta
menos que lo que entra en sus arcas, tiene un superávit.
Por otro lado, cabe definir el término déficit fiscal y deuda pública, ya que muchas veces
se cree que son la misma cosa y, claramente, no lo son.
El déficit fiscal, como ya se ha definido, se refiere a las pérdidas del Estado a lo largo de
un año; mientras que el segundo término hace referencia a la deuda que el Estado ha
asumido frente a sus acreedores en varios períodos, es decir el déficit que ha acumulado.
Al existir el déficit, el Estado debe recurrir a la deuda pública para pagar la diferencia
negativa de sus acciones económicas, de este modo, ambos conceptos se retroalimentan.
El déficit implica que el Estado ha utilizado más dinero del que tenía en sus arcas, y ese
saldo negativo debe pagarse de alguna manera; para ello se recurre a una serie de
herramientas que permiten una mayor recaudación o un menor gasto como disminución
del gasto, un aumento en los dineros que los ciudadanos deben pagar al estado
(impuestos), un aumento en la cantidad y monto de los préstamos que solicita en el
exterior o a nivel nacional, o con emisiones de dinero (Bonos, LETES, etc).
Según la política económica calificada como keynesiana (por John Maynard Keynes), el
déficit presupuestario es una herramienta válida para promover la actividad económica
Los especialistas citan, por ejemplo, que el aumento de la demanda puede incrementar la
cantidad de importaciones y no la producción local, y advierten que si el déficit es
financiado a partir de la emisión de billetes, suele derivar en inflación y termina atacando
aún más el consumo.
Para medir el déficit fiscal, la contabilidad nacional aplica diversos criterios respecto a los
pagos, los cobros y las obligaciones. Por lo general, el déficit se califica o se juzga de
acuerdo al porcentaje del Producto Bruto Interno (PBI) que representa.
Es importante mencionar que tanto la deuda pública como el déficit fiscal son los peores
enemigos del desarrollo, las causas por la que aquellos países subdesarrollados no
pueden salir de esa situación económica y continúan endeudándose.
Los déficits se originan de una proporción mayor de los gastos respecto a los ingresos de
un ejercicio fiscal, situación que puede derivarse de una diversidad de factores de
carácter económico, político o circunstancial.
En el caso de El Salvador, estos factores han sido: la inversión pública, los costos de la
reconstrucción post desastres naturales, entre otros que también se encuentran
fuertemente ligados a la deuda.
a. Inversión pública.
En los últimos 40 años, en El Salvador se han construido importantes obras de
infraestructura financiadas con recursos provenientes principalmente de préstamos
bilaterales y multilaterales, que han incidido en el nivel de endeudamiento público.
Es de resaltar que, el valor pico del déficit fiscal se encuentra en el año 2009, con un
saldo negativo de $772 Millones; en este punto existía una fuerte recesión económica,
donde para ejemplificar, se pasó de tasas de inflación de 5%, a una tasa negativa:
Deuda Externa: Son aquella obligaciones monetarias representativas de crédito con otro
Estado, organismo internacional o con cualquier persona natural o jurídica sin residencia
ni domicilio en la República de El Salvador.
Deuda Interna: Son aquellas obligaciones que surgen por emisiones y colocaciones de
títulos y valores del Estado y Entidades Públicas en el territorio de la República de El
Salvador y las obligaciones que contrae el Estado u otras entidades públicas no
financieras con el BCR, Instituciones Financieras u otras personas naturales ó jurídicas.
Deuda Previsional
Otro factor determinante, es la responsabilidad del gobierno central de asumir la
obligación de pagar a las pensiones del Sistema Público de Pensiones (SPP) a partir del
agotamiento de las reservas técnicas del ISSS e INPEP, mismas que al entrar en vigor la
reforma previsional en mayo de 1998, solo duraron hasta cubrir una parte de las
prestaciones de 2001, por lo que desde ese año, se agregó una carga financiera más al
Estado de alrededor de 1.5% del PIB anual y para lo cual se ha tenido que tenido que
emitir deuda por un total de US$4,500 millones: en un principio eurobonos (2001-2006) y
desde la creación del FOP, certificados de inversión previsional (CIP), en el mercado
interno.
El cambio de aritmética legislativa llevó al gobierno a dar vida en septiembre de 2006 al
Fideicomiso de Obligaciones Previsionales (FOP), con la única función de emitir CIP, los
que de acuerdo a la ley debían ser adquiridos por las Administradoras de Fondos de
Pensiones (AFP). Con estos recursos, se pagaría las prestaciones a los pensionados del
SPP. Así Las cosas, a diciembre de 2011, sin contar los eurobonos emitidos directamente
por el gobierno antes de septiembre 2006, el saldo de la deuda previsional del gobierno
con el FOP a diciembre de 2011 llegó a más de US$3,100 millones (CIP series A y B), lo
que equivale al 13.5% del PIB; mientras que el servicio anual por dicha deuda ascendió a
US$72 millones en 2011 y en los próximos 5 años puede superar los US$150 millones
anuales, toda vez que las tasas de interés de referencia se mantengan bajas, generando
más problemas a la liquidez en el corto y mediano plazo.
Las finanzas públicas en El Salvador han sido históricamente deficitarias y los déficits no
han estado relacionados exclusivamente al financiamiento de proyectos de inversión en
infraestructura económica y social, sino que han tenido un alto contenido de complemento
al financiamiento de los gastos corrientes del gobierno. Esta situación tiene su origen en
los problemas “estructurales” de liquidez que padece el gobierno, mismos que se ven
reflejado en los ciclos anuales de ingresos y gastos, en donde, los primeros resultan
menores a los gastos, generándose brechas no financiadas que muchas veces se
relacionan con gastos esenciales e ineludibles para el funcionamiento del Estado, por lo
que no existe otra alternativa que buscar fuentes de los recursos para cubrirlos. En este
caso surge la deuda de corto plazo (LETES), en donde, ante la débil capacidad para
Conclusiones
Bibliografía