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Sec. V \ - Uo.Wi-Ò.
jr g s ?
104646
EN MEXICO,
ACOMPAÑADA DE DOCUMENTOS INÉDITOS
Y D E UNA LARGA MEMORIA
DIRIGIDA
i»or e l e m p e r a d o r M a x i m i l i a n o a l e m p e r a d o r K a p o i e o n , y
Sec.j e n í r e g a d a et» S ' a r i « p o r ( a e n i p e r a t r i z C a r l o t a ,
PRECED'DA DE UN PREFACIO
DE
CLEMENTE-D4JVERNOIS.
1868.
Traducida p o r
José k m m Riiz.
IMPRENTA D E . « E L
1868.
j .'tr :
11
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i
Sec-
iilrtfflOHiitt i Mim
CAPITULO I.
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el orden.
L o s mexicanos deseaban ardientemente que fuera
PACHECO.»,
el archiduque Maximiliano de Austria, retirado e n M i -
ramar. La Francia aprobaba esa elección, pero el Imponer la libertad! Esto conduce al acto arbitra-
joven príncipe vacilaba. rio de cierto general que se hizo célebre, obligando á
Estas vacilaciones hacían posible la combinación un honrado comerciante á ser prefecto, BAJÓ PENA D E
que acariciaban los españoles, acerca de un príncipe
S E I S MESES D E P R I S I O N . ( 1 ) ' '
de la casa deBorbon; mas esto no podia convenir a Ta Sin embargo, ninguna otra cosa podia esperarse
Francia. del admirador de las ideas del Sr. vizconde de Gabriac.
Entre esta nación, que obraba, ó aparentaba obrar El hombre frivolo no podia dejar dé aparecer, y en
desinteresadamente, y la España que aparecia directa- efecto se le vuelve á encontrar en el siguiente despa-
m e n t e interesada, las probabilidades de triunfo esta- cho:
S E W A R D . ¡>
S E W A R D . ¡>
«Si convinieren la Inglaterra y la Francia en obrar Decididamente, el antiguo orgullo castellano domi-
de acuerdo con la España, se reunirán las fuerzas de naba los corazones de los ministros de Isabel. Ar-
las tres potencias, tanto para obtener la reparación de rastrado el gobierno español por la audacia que mos-
sus injurias, cuanto para establecer un orden regular traba desde algún tiempo hacia, creyéndose en los
y estable en México. Mas si se separan de la España, hermosos dias de Carlos V, y que nada era capaz de
INTERVENCION F R A N C E S A — A
el gobierno de la r e i n a . . . . obtendrá las satisfaccio-
«No rechazamos, y hasta veríamos con placer, la
detenerlo, respondió que no tenia objecion que hacer
cooperacion de los Estados-Unidos; pero una vez he-
á la propuesta de la Inglaterra, pero en seguida aña-
cha la convención entre las tres potencias, debemos
día: ir á México, sin esperar la resolución de la Union.
«Que no renunciaría jamás á su plena libertad de
CALDERÓN COLLANTES.»
acción para tratar, en la forma conveniente, las cues-
tiones con aquella república.
«Cuántos cambios entre el ministro de Estado de
«Setiembre 23 de 1861.
1861 y el de 1858, el cual rechazaba una simple me-
CALDERÓN COLLANTES. » diación apoyándose en razones sabias y convincentes!
Mas no debe uno asombrarse mucho de estas trasfor-
Los gallardetes flotaban al viento: no se podia re- maciones, cuando se esperan todavía muchas otras!
troceder. El Sr. Mon las explicaba en las Cortes, desde lo alto
Sin embargo, para que aquel ardor no hiciera fra- de la tribuna, con estas palabras:
casar el objeto propuesto, era necesario moderarlo, «Tienen lugar, decia, por una de esas circunstan-
así es que, algunos dias despues, vuelve á la carga el cias que forman la esencia de esta cuestión!»
gabinete de Madrid, pidiéndola acción común de la Amarga crítica de los hombres que la patrocinaron,
Francia y la Inglaterra; y el SR. Calderón Collantes en- y de las consecuencias que debia traer forzosamente!
vía el siguiente despacho á cada uno de los dos repre- El ministro de España en París contestaba el mismo
sentantes españoles acreditados cerca de estas dos po- dia el telégrama del Sr. Calderón Collantes, con el des-
tencias: pacho siguiente:
CAPITULO III.
CAPITULO III.
Habiendo quedado sin resultados la entrevista de la Juárez comprendió inmediatamente los peligros que
Tejería, era necesario esperar el curso de los aconte- la Convención de Londres acarrearía á la República.
cimientos. Juárez habia subido al poder, animado de las mejo-
Én fin, la escuadra inglesa ancló en Veracruz el 6 res intenciones, y despues de mil pruebas crueles.
de Enero, y el dia siguiente se colocaba la escuadra Hizo llamar á su secretario de Estado, ministro de
francesa al lado de sus aliados. negocios extrangeros; y no pudiendo todavia protes-
tar públicamente contra las resoluciones tomadas, or-
Los pabellones inglés, francés y español flotaban
en la fortaleza de Ulúa y en la ciudad. denó al Sr. Arias redactar la circular siguiente, que
era una primera respuesta á las acusaciones de que
La Europa intervenía en el Nuevo-Mundo, en los
habia sido objeto la República en toda la Europa.
momentos en que los Estados-Unidos del Norte eran
presa de una de las crisis mas gigantescas que los pue-
CIRCULAR DIRIGIDA A LOS GOBERNADORES DE LOS
blos sean capaces de atravesrr sin perecer!
ESTADOS.
Los aliados iban á intervenir pacíficamente!
Así lo decían al menos!,...
Ministerio de Relaciones.
Un hombre de Estado español, á quien se hablaba
en aquella época de esa intervención pacífica, respon-
México, 5 de Diciembre de 1 8 6 1 .
dió con mucha exactitud:
«Todas las intervenciones comienzan pacíficamen- «La situación delicada á que ha llegado la Repúbli-
te, y concluyen siempre con las armas. Los Congre- ca con las potencias extrangeras, pone á la nación y
sos de Verona y de Lavbach querían intervenir pacífi- al gobierno en el imperioso deber de velar mas que
camente la España,y ya sabemos lo que resultó.» nunca porque las garantías concedidas á ios extrange-
La expedición de México ha justificado, una vez ros por las leyes del país y el derecho de gentes, sean
mas, estas palabras. respetadas de una manera inviolable.
«La justicia de México, en medio de sus diferen- bles ante la verdadera civilización, de la ingratitud y de
cias con algunas de esas potencias, ofrece la probabi- los vicios de una minoría de hombres que, en todos los
lidad de que se evitarán los Conflitos cuando se exa- paises y en todos los tiempos, han pretendido opacar
minen mas de cerca los poderosos motivos que han el brillo de las mas ilustradas sociedades.
venido á interponerse accidentalmente, como una di-
ficultad en el desarrollo délas relaciones cordiales que «En consideración de lo que antecede, ha tenido á
México ha deseado cultivar y estrechar con las nacio- bien el ciudadano presidente disponer que os reco-
nes amigas, aun á precio de grandes sacrificios. miende, como tengo el honor de hacerlo, velar hoy
mas que nunca, por todos los medios que os sugieran
«Una prueba de esos deseos es, la franca y generosa
vuestra prudencia, circunspección y patriotismo, en
hospitalidad con que ha recibido en su seno este país á
que las garantías concedidas á los extrangeros por los
los hijos de esas mismas naciones, concediéndoles las
tratados y el derecho de gentes sean eficaces, apar-
mayores franquicias en el ejercicio del comercio, de
tando así todo motivo y todo pretexto que pudiera
la agricultura, de la industria y de las artes. Si algu-
comprometerlos á no conservar la extricta neutrali-
na vez los acontecimientos han perjudicado, no sola-
dad á que están obligados en las cuestiones pendien-
mente á los extrangeros, sino también á los naciona-
tes con el gobierno respesticvo. Con vuestro tacto y
les, México sin embrago no ha cesado nunca de mani-
conocido juicio, debereis dirijir á buen fin las exalta-
festar su amor á la justicia y á la civilización, ni hacer
ciones del patriotismo, é impedir que las excitaciones
cuanto estas últimas exijen, en bien de su nombre y
populares, aun en medio de los conflictos de la nación,
su decoro.
no se desborden contra los extrangeros laboriosos y
«A pesar de esto, dificultades inesperadas obligan pacíficos, á quienes se debe entera protección, así co-
hoy á la nación á dar nuevas pruebas y mayores testi- mo debe aplicarse todo el rigor de la ley á los turbu-
monios de honor y lealtad á las potencias extrangeras, lentos y sediciosos.
y á desmentir con actos ilustrados y humanitarios la
nota de semi-bárbara con que se le 'regala, merced á «Es excusado demostraros cuanto se agravaría la
manejos execrables y á informes mentirosos de expe- situación actual con desórdenes que, en estas cireuns-
culadores sin conciencia; y merced también á algunos lancias, vendrían á justificar hasta cierto punto las
lujos desnaturalizados de México, que serian su ver- inculpaciones que se hacen á México; y por el con-
güenza, sino estuviera persuadido de que las naciones, trario, cuanto contribuirá al buen éxito de su defen-
lo mismo que los individuos, no pueden ser responsa- sa, la actitud digna y mesurada de un pueblo que sos-
tiene, ai mismo tiempo que su independencia y su de- ferencia del día 12 occarrió un incidente. El gene-
coro, su amor á la civilización y á la humanidad, ral Prim expresó la opinión de que seria muy impor-
tante saber hasta donde se comprometería cualquiera
€ JUAS D E D I O S A R I A S . »
de los comisionados, apoyando las reclamaciones de
las otras dos partes. Habiendo sido bien acogida es-
Con semejante procedimiento se preparaba Juárez ta opinion, se decidió que la conferencia del 13 se
á contestar la proclama que dirijian á la nación ios consagraría exclusivamente á la lectura de las recla-
plenipotenciarios extranjeros el 10 de Enero de 1862. maciones que cada una de las partes debia presen-
tar.
¿Qué dicen las tres potencias en esa procalma?
Desde esa reunión data el desacuerdo.
—Leamos:
El primero que hizo la enumeración de las reclama-
«Vienen á tender una mano amiga á un pueblo á
ciones contenidas en su ultimátum fué el ministro es-
quien la Providencia prodigó todos sus beneficios, pe-
pañol.
ro al cual ven, con dolor, gastar sus fuerzas y extin-
Luego el ministro inglés dió lectura al suyo.
guir su vitalidad, bajo la violenta impulsión dé la guer-
ra civil y de perpetuas convulsiones.» Y en seguida vino el turno del ministro de Francia,
á quien reemplazaba en aquel acto el almirante Jurien.
Las reclamaciones francesas subían á la cifra de 12
¿Como se podia tender una mano amiga á este pue-
millones de ppsos, y estipulaban la aceptación de otras
blo, procurando derribar al ciudadano que habia es-
diversas demandas, señalando especialmente la ejecu-
cojido para que lo gobernara?
ción de un contrato celebrado por Miramon con la ca-
Esto es inexplicable. sa de Jecker, precisamente cuando habia sido batido
Los representantes de las potencias aliadas se reu- en todas partes con las tropas de Juárez, y se encon-
nieron desde el dia de su llegada, para juzgar de las traba desconcertado y en vísperas de ser lanzado de
medidas que era necesario tomar, en consecuencia un puesto que había ocupado contrariando la Consti-
con las instrucciones que se les habían dado. tución del país.
Todo parecía que debia marchar perfectamente, se- Todos los comisionados reclamaron contra esta úl-
gún las dos primeras conferencias. tima exigencia, y mas que todos él comisionado inglés.
M. de Saligny estaba [enfermo, y no podia tomar Habia sido ministro residente en el mismo México,
parte en los trabajos de sus colegas. En la 2 « . con- y conocía los detalles de este negocio, en el cual, decía,
INTERVENCION F R A N C E S A — 8
se habian cambiado 7 5 0 , 0 0 0 pesos en metal, por
xicano de que, en virtud de las malas influencias del
1 4 , 0 0 0 0 0 0 en bonos del tesoro. (1)
clima del litoral, y mientras duraban las negociacio-
Sir Charles Wyke declaró: «que esta proposición no
nes, se instalarían las tropas en el interior, en cam-
podia causar mas que un descontento general, y que
pamentos sanos.
impediría todo acuerdo entre México y los aliados,
Se habian pedido escoltasá la Tejería, y ya estaban
sin mas consecuencia que la guerra.»
allí esas escoltas esperando.
... El almirante Jurien se encontraba muy embaraza-
Importaba, pues, tomar una resolución y sobre to-
d o , y se atrincheraba detras de su ignorancia en todo
do, ocultar cuidadosamente el desacuerdo que acaba-
lo concerniente á esta cuestión, y en atención á la au-
ba de nacer entre los comisionados de las potencias.
sencia de M. de Saligny, suplicó á los comisionados
La discusión tenia lugar, principalmente, entre los
presentes que se aplazara esta discusión hasta el dia
ministros de Francia y de Inglaterra; y no pudo ter-
siguiente, en que ya podrían oirse las explicaciones
minar mas que con una decisión que tomaron, con-
del ministro francés.
traria á todas las órdenes recibidas.
Al siguieute dia, 14, concurrió M. de Sa'igny á la
Se decidió que la comision llevara la nota colectiva,
conferencia. Se discutió largo tiempo. El ministro
en la cual se adoptó la redacción siguiente:
inglés insistió, y en cuatro horas no pudo encontrarse
la solucion buscada al negocio. «Los plenipotenciarios estaban encargados de exi-
El caso era grave. gir plena reparación de los daños y perjuicios sufridos;
pero declarando al mismo tiempo que la primera cosa
Los comisionados habian nombrado una comision
que habia que hacer era procurar á la República los
encargada de llevar á México las seguridades de sus
medios de constituirse de una manera estable y que la
miras pacíficas; y, ademas, de conducir una nota co-
colocara en posibilidad de cumplir los compromisos
lectiva en que se exponian las intenciones de los alia-
que contratara.»
dos.
* Esta comision, cuya partida estaba fijada para el El ministro español suscribió la comunicación, y
mismo dia 14, debia prevenir también al gobierno me- esta tomó el camino de México.
El fin de la expedición quedaba falseado!
(1) EiSr. Jecker ha publicado en la Revista contem- Estaba violada la Convención de Londres!. .
poránea de 15 de Enero de 1868, un artículo justificativo
de su operacion financiera con el gobierno de Miramon, en La quinta conferencia tuvo lugar el 2 5 .
respuesta al cuaderno publicado por elSr. deKératry con- Desde el principio hicieron conocer los ministros
tra ese mismo negocio.—(N. del autor.)
ingleses á sus colegas, que habian sabido la próxima
llegada del ex-presidenie Miramon, y q u e e s t a h a s Miramon no era un malheclior vulgar.
cididos á impedir por todos les medios el desembarco
Mas digno hubiera sido, por parte de los ministros
del que habia ordenado penetrar á viva fuerza e n &
ingleses, no dejarse arrebatar por sentimientos de
legación inglesa de México, y tomar allí Jos fondos
odio personal, cuando se trataba de decidir cuestio-
pe rtenecientes á tes tenedores de bonos.
nes mucho mas graves que la de arrestar á un hom-
Con este motivo se suscitó « n a l u e r i e discusión en-
bre á quien tenian una invencible antipatía (1).
tre los ¿niuistros de Francia y de Inglaterra, y en va-
El padre Miranda n o fué comprendido en la medi-
n o trató el general Prim d e ponerlos de acuerdo, ha-
da tomada contra Miramon, aunque también venia á
ciendo muy Juiciosas observaciones á sir Wyke y al
bordo del Avore. Desembarcó sin ninguna dificul-
comodoro DuuJop.
tad, y pudo así esperar á sus amigos que le seguian.
No queriendo ninguna d e las parles asumir la res-
ponsabilidad del acto que s e cometía p o r los ministros En fin, el 2 8 de Enero regresaron á Veracruz los
ingleses, los representantes de Francia y de España comisionados que se habian enviado á México. De-
cuidaron d e especificar, «que toda medida Jomada p o r clararon que en todas partes habían tenido la mas
el gefe de la escuadra inglesa, comprometía su propia perfecta acogida; que el gobierno mexicano estaba en
responsabilidad.» las mejores disposiciones; y que podia esperarse que
se obtuvieran de él todas las satisfacciones apeteci-
La misma tarde llegaba Miramon en el vapor ^ y e -
das.
re, y antes de que este buque hubiese echado el an-
cla, se le pegó al costado una lancha inglesa. El Sr. Zamacona acompañaba á los comisionados,
El oficial que la mandaba preguntó inmediatamen- trayendo á los representantes extrangeros un despa-
te si se encontraba á bordo el ex-presidente; y habién- cho de Doblado, y órdenes y facultades para darles to-
dosele dado una respuesta afirmativa, liizo llamar á da especie de explicaciones positivas solu-e la respues-
Miramon y le intimó la orden de embarcarse con él ta del gobierno.
para ser conducido á una fragata inglesa. El ministro de Juárez manifestaba en su despacho,
La orden fué cumplida en el momento.
Allí espero Miramon el regreso del paquete inglés (f) Parece que al autor le escuece el que no patrocina-
ran los ingleses el desembarco de Miramon. ¿Hubiera de-
que debía ir á Tampico, y algunos días despees fué seado, acaso, que se protegiera su venida al pais, para ser
despachado para la Habana. uno de los principales corifeos dé la intervención, como lo
Este aeto era ciertamente sensible, v pedia suscitar fué Almonte, el cual vino protegido por los franceses, y
cuya protección desaprueba justamente el mismo autor,
inútilmente algunos conflictos graves.* como se verá adelante?—("N. del T.
primeramente, la gran satisfacción del gobierno al declaración de satisfacer las reclamaciones extrange-
encontrar en los comisionados las disposiciones pací- ras, era una oferta tan firme como sincera por parte
ficas que expresaba la nota que le habían enviado; y de su gobierno. En cuanto al reembarque de las tro-
luego, demostrando de un modo categórico que el go- pas aliadas, insistió empeñosamente en probar que
bierno de Juárez era el gobierno constitucional, á no era una condicion dictada por desconfianza de nin-
quien la nación obedecía voluntariamente y no por guna especie, y que en todo caso, no seria mas que
fuerza, participaba á los aliados los peligros que habría una medida temporal, si las negociaciones de Orizava
para el pais si aceptaba su intervención. no daban el resultado apetecido.
En efecto, decia, «el pais ha vuelto á entrar en una El principal, el único objeto era, como lo habia ex-
marcha administrativa regular, y una intervención plicado ya, asegurar la validez de las convenciones
extrangera solo serviría para despertar la susceptibi- que se estipularan; mas á pesar de estas reiteradas
lidad de la nación, alterar la paz y excitar ambiciones declaraciones, el Sr. Zamacona tuvo que regresar á
sofocadas en este momento por la irresistible acción México con la respuesta siguiente:
de la opinion pública.» «Los aliados, lejos de reembarcar sus tropas, de-
En cuanto á las reclamaciones, lejos de temerlas el berían avanzar hasta una zona mas benigna, y en con-
gobierno, deseaba, por el contrario, ponerse de acuer- secuencia, el 18 ó el 2 0 de Febrero deberían ponerse
do con cada una de las potencias. en marcha las fuerzas para Orizava ó Jalapa.»
Con tal fin, invitaba á los representantes de ellas Con esta negativa se perdia una bella ocasion de ter-
á concurrir á la ciudad de Orizava con una guardia minar la intervención, ó al menos de intentarlo, en
las conferencias de Orizava!
de honor de 2 , 0 0 0 hombres, asegurándoles que en-
viaría allí, por su parte, comisionados competente- ¿Qué importaba, en efecto, reembarcar por algu-
mente autorizados, para poder discutir las cuestiones nos dias unos hombres que estaban mal instalados en
con la debida calma, y arreglarlas á satisfacción de tierra y que, careciendo de todo medio de trasporte,
no podían moverse antes del 2 0 de F e b r e r o ? . . .
todos; en cuyo caso, y para evitar toda objecion de
nulidad por parte de la nación, invitaba también á l o s Nada; pero los plenipotenciarios estaban obligados
representantes de las potencias aliadas, á embarcar el á rechazar toda clase de ofertas, hasta recibir nuevas
órdenes de Europa!
resto de sus fuerzas, mientras era conocido el resulta-
do de las negociaciones de Orizava. Este estado de cesas era perfectamente conocido
en México, á pesar de todo el misterio en que se le
El Sr. Zamacona garantizó la seguridad de que la quería envolver en Veracruz.
Jupien preveía la respuesta que se le daría.
que a o teniendo provisiones, ni trasportes, ni nada
£1 Congreso de la nación estaba indignado; y des-
preparado, era imposible que las tropas se movieran
pués que salieron de México los comisionados extran-
de sus cerapamentos antes de veinte dias.
jeros, obligó al presidente á dictar medidas enérgicas
contra una invasión que le pareció inminente. Los aliados habían juzgado inútiles todas las medi-
das de previsión. ¿No debia el pueblo mexicano le-
«Queda decretada la pena de muerte eoatra todos vantarse en masa para recibirlos?
los que atentaren á la independeneia y á la seguridad
Sin embargo, la resistencia se organizaba por to-
de la nación.
das partes.
«En caso de invasión, serán castigados con la pena
Las desilusiones comenzaban!
de muerte todos los que contribuyan, de cualquiera
manera, á que se organice cualquier simulacro de go- En México no se sabia qué hacer, ni siquiera qué
bierno en los puntos ocupados por el enemigo. Su- pensar, con tantas medidas ambiguas: en tal virtud
frirán la misma pena todos los que den su voto ó con- se encargó al general Doblado manifestar á los repre-
curran á esas juntas, y todos los que acepten empleos sentantes extrangeros que se dignasen precisar sus
ó comisiones del invasor ó de sus delegados. deseos. Doblado les dirigió la nota siguiente:
«
He aquí el acto que M. Billault calificó de bárbaro,
«Ignorando e l gobierno de la República cual puede
desde lo alto de la tribuna, y apellidó uno de los mo-
ser ia misión que traen á México les comisionados de
numentos mas odiosos de la política sanguinaria.
las potencias extranjeras, porque estos comisionados
Los representantes aliados hicieron saber al go-
solo lian dado hasta hoy seguridades amistosas, pero
bierno mexicano, por medio de una nota colectiva,
vagas, que no demuestran su objeto real, no puede
que, con el fin de afirmar mas categóricamente lo que
permitir á las fuerzas invasoras avanzar, si no se fijan
habían contestado al Sr. Zamacona, y el de proporcio-
las intenciones 4 e los aliados de una manera tan preci-
nar á sus tropas un temperamento saludable, se dispo-
sa,que pueda servir para entablar las negociaciones ul-
nían á ponerse en marcha con ellas para Orizava y Ja-
teriores á«jue pueda haber lugar, con la garantía de-
laj)a, en donde esperaban teneruna acogida amistosa.
bida á los intereses importantes que deben discutirse
Esto era tanto como asegurarse de antemano, por- en ellas.
«El C. Presidente me ordena decir, ademas, á sobre todo á las instituciones republicanas, el general
VV. EE. que si VV. EE. envían á Córdoba un comi- Zaragoza soportaba.con disgusto la actitud que con-
sionado para discutir con otro que mandará el gobier- servaban los plenipotenciarios desde su desembarco.
no mexicano, las bases mencionadas, antes del dia 15 No estando perfectamente impuesto de lo que se ne-
del presente mes de Febrero se dará la orden para que gociaba con la capital, en cuanto supo que se trataba
avancen esas fuerzas á los puntos que se acuerden en de una marcha que deberían efectaar hacia adelante
esa discusión las fuerzas aliadas, dirigió la intimación siguiente al
«Libertad y Reforma. general en gefe de ellas.
Y sobre todo, ¿con qué derecho venia á llenar una La carta siguiente demostrará con cuanta inconse-
misión de que se habían encargado tres potencias, sin cuencia se ha empleado la palabra asesinato, para ha-
haber recibido misión legal de ninguna? cer conocer el fin de un general que se aprestaba á
combatir á sus conciudanos, y á hacer correr la san-
No diremos que se entregaran los refugiados mexi-
gre mexicana en provecho de un orden de cosas qui-
canos á sus enemigos:—no era este el papel de los re-
mérico, y en detrimento del que toda la nación reco-
presentantes franceses:—pero si no se estimaba con- nocía como legal.
«CARTA DEL GBNERAL ROBLES A M . DE S A L I G N Y . ropa llegaran á tomar las únicas medidas que puedan
salvar los intereses de sus súbditos y los del mismo
«Guanajuato, 12 de Noviembre de 1861.
país. Las últimas noticias que he recibido de nues-
«Mi estimado amigo. tros amigos de la Habana y de Almonte, me han de-
vuelto esa esperanza.
«He tenido el placer de recibir vuestra apreciable
carta de 3 de Octubre, que me proporcionó una im- «Si bien he tenido el disgusto de no recibir vuestras
presión muy agradable, al saber que un gran número noticias, directas, tenia lapersuacion de que muy poco
de personas os deben la vida y la libertad, ó la liber- ó nada habia que esperar del señor Doblado. Este
tad y la vida de sus parientes y amigos, y esto precisa- lo esperaba todo de la mutua destrucción de Juárez y
mente cuando acabábais de libertarme de ser traido- de Márquez, y creia tal vez que despues del triunfo
ramente fusilado yo mismo. Con verdadero senti- del uno ó del otro seria él llamado legalmente al poder,
miento os manifiesto mi convicción, de que la morali- donde todos lo aceptarían como á un salvador. Se-
dad de mis conciudadanos ha llegado á un estado la- gún las noticias que recibo de mis amigos, ya está de-
mentable. cidido á entrar inmediatamente en la escena. Cuan-
Ya no viven mas que bajo la influencia del terror y do creia que vendrían solos los españoles, opinaba
de la avaricia. Os lo digo con franqueza, porque es- por una resistencia enérgica; pero despues que ha sa-
toy persuadido de que, lo mismo que yo, deseáis me- bido que las tres potencias obran de acuerdo, se ha
jorar el estado del pais, sobre el cual podéis ejercer decidido á ponerse á la cabeza del gobierno y del
una grande influencia. Para lograrlo se necesita que ejército, para tratar con los aliados, esperando, se-
haya un gobierno, pero no tal como el que se ha inti- gún parece, un buen resultado de las negociaciones, y
tulado así hasta hoy. concluir una convención pacífica con condiciones fa-
«He tenido noticias del ataque brutal de Porfirio vorables. Cree que los gobiernos europeos se com-
contra vos, y me parece imposible que aun el mismo prometerían á sostener su candidatura, si él conviene
Juárez y su pandilla hayan tolerado eso. Deseo ar- en cumplir fielmente los tratados y pagar las reclama-
dientemente saber las consecuencias de ese acto vil, y ciones pendientes en un término dado.
las medidas que haya tomado el cuerpo diplomático. «Vos conocéis las probabilidades del éxito mejor
que yo, y me inclino á creer que si las naciones de
«He dejado de escribiros por algún tiempo, porque
Eieropa se kan decidido á intervenir en los negocios de
no me atrevía á expresar mí desaliento, y porque mi
México, deben haber convenido de antemano en el
sola esperanza consistía en que los gobiernos de Eu- orden de gobierno que debe establecerse aquí.
«Doblado está apoyado en sus esperanzas de un ta, que el general fué muy reservado en ella, por el
arreglo con él, por el vice-cónsul inglés de esta ciudad, peligro que habia entonces para la correspondencia!
y se dice también que tiene la seguraidad del apoyo Ninguna duda puede existir ya en adelante sobre el
de M¿ Corwin y de que ni los Estados Unidos ni la In- principio de esta intervención. La Francia y la E s -
glaterra aceptarán mas gobierno que un gobierno muy paña habian sido seducidas, largo tiempo hacía, pol-
liberal. Como podéis suponer, el vice-cónsul de los refugiados mexicanos Gutierrez Estrada, Miranda,
aquí obra por las inspiraciones de Sir Charles. (Wyke) Hidalgo y otros, y ambas naciones tenian el pensa-
«Doblado espera subir al poder, pero si esto no le miento de derribar el gobierno de Juárez y establecer
fuere posible legalmente, hará uso de la fuerza. Tra- en México una monarquía.
ta de encontrar en Querétaro cinco ó seis mil hom- La primera en beneficio de Maximiliano.
bres, y procura proporcionarse un préstamo de me- La segunda en beneficio de un príncipe de Borbon.
dio millón. Esas tropas son tales, que yo no envidia- Se puede asegurar también, según la relación de
ría el mandarlas; pero para batir á Juarez, se necesita estos hechos que hemos expuesto que, al principio,
bien poca cosa. El plan de Doblado presenta una la España fué la que arrastró á la Francia.—Mas tarde
gran ventaja, que consiste en la protección inevitable surgieron intereses poderosos en la cuestión, y vién-
de los extranjeros, aun cuando elloscrean que los pro- dose la España supeditada, se alejó.
teje siempre voluntariamente. En cuanto á la Inglaterra, todo le era indiferente,
«Yo no he sido buscado ni eonsultado por nadie, y menos el pago de sus deudas, y asistía impasible al
permanezco cuidadosamente alejado de todo compro- sleeple-chase monárquico de'sus dos aliados, sin to-
miso. Así seguiré unosdias mas, hasta la llegada de mar parte en él, y sin preocuparse del resultado. Re-
una persona que se espera aquí de la frontera. Con- pública ó monarquía, cualquier cosa le importaba po-
sidero de mucha importancia que esas gentes sean co, con tal de que le pagaran.
bien instruidas del verdadero estado de las cosas, y Con esta sola condicion consintió en firmar la Con-
que establezcan un sistema uniforme de operaciones: vención de Londres, en unión de la Francia y de la
inmediatamente despues,me aproximaré á la capital.» España.
He aquí al hombre, al ciudadano que, sirviéndonos La conferencia del 9 de Abril quebró el último ani-
da las mismas palabrass de M. Billault el 26 de Junio llo de la cadena que unia las tres potencias europeas,
de 1862, iba á llevar su concurso leal y genenoso á y desde entonces, el gobierno francés se encontró so-
la voluntad nacional!.... lo en presencia de la cuestión mexicana!
Y todavía dice M. de Saligny, hablando de esa car-
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CAPITULO IV.
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«Mexicanos: El 12 decretaba medidas de salud pública.
«No hemos venido al pais para tomar parte en sus
«Todos los mexicanos, desde 21 á 60 años pueden
divisiones: hemos venido para hacerlas cesar.
ser requeridos para el servicio de la patria y para re-
«Desde hoy queda declarada la guerra entre el go-
chazar al extrangero.
bierno de Juárez y nosotros, pero no confundimos al
«Los gobiernos de los Estados quedan autorizados
pueblo mexicano con una minoría opresiva No
para levantar guerrillas; mas con la precisa condicion
tenemos mas fin que el de inspirar á la parte honra-
da y pacífica del pais, es decir, á las nueve décimas de que las que se encontraren á diez leguas de la lí-
partes de la poblacion, el valor de dar á conocer sus nea enemiga, serán condenadas y castigadas como
intenciones . . . . bandas de ladrones.
«Todo el que prestare auxilios al enemigo, será eje-
cutado como traidor.»
«Apresúrense á venirhácianosotros todos aquellos
hombres que han estado divididos largo tiempo por La proclama del 16 encontró al gobierno de la Re-
querellas que ya no tienen objeto. La banda-a de la pública preparado para hacer la guerra y defender la
Francia ha sido plantada sobré el suelo mexihanoy independencia de la patria.
NO RETROCEDERÁ JAMAS: que los hombres prudentes la Almonte siguió á los franceses con otra proclama
acojan como una bandera amiga: QUE LOS INSENSATOS que apareció el 17. Ese documento era bastante in-
SE ATREVAN A COMBATIRLA! (1) significante: el general invitaba á los mexicanos á te-
«Abril 16 de 1862. ner confianza en él, en el ejército francés y en el em-
perador Napoleon, siempre «para constituir un go-
«DE SALIGNY. bierno estable y honrado»
Aunque protestaba su desinteres, esto no impidió
«JüRlEN.D
que se dejara proclamar por sus amigos gefe supre-
Desde el 9 de Abril, ya no podia dudar Juárez de las mo de la nación mexicana, bajo el pretexto de que la
resoluciones hostiles tomadas por los plenipotencia- poblacion de Córdoba y los demás puntos ocupados
rios franceses- por los franceses, se habian pronunciado en sn favor,
y le habian conferido ese título.
fí J Caló el cha-pea, régvirió ta espada...,
Mito al soslayó,... 'KUESE y no hubo nada!... Desde aquel momento, Almonte nombró sus em-
(N. del T.) pleados, expedía decretos, y tenia m i n i s t r o s ! . . . Los
representantes franceses reconocían, por supuesto, Después de la conferencia del 9 de Abril, cuando se
al Gefe supremo de la nación m e x i c a n a ! ! . . . habia perdido va toda esperanza de aep.erdo entre los
Las Convenciones de Londres y de la Soledad esta- plenipotenciarios, el general en gefe habia salido de
ban desgarradas. Almonte no perdía el tiempo para
TehuaCan y se había situado en Córdoba con todas sus
inutilizar hasta el último pedazo.
fuerzas.
La Francia no debia tardar mucho en conocer cuan
grande era esta falta: ya veremos adelante cómo y en Repentinamente, una orden general anunció á es-
que términos quiso repararla el mariscal Forey. tas tropas, el 19, que la vida de sus 4 0 0 camaradas,
M. de Saligny pretendía qué Juárez no tardaría ni que se encontraban en los hospitales dé OrizavS, es-
quince dias en salir de México. Era necesario, decia, taba amenazada. Una carta que él general én gefe
márchar pronto á la capital. habia recibido del general Zaragoza, se lo hacia temer
todo.
Por lo demás, ¿no habia escrito al general 'Serrano
que el gobierno de México no podría oponer m a s de «Adelante, pues, al socorro de nuestros camara-
4 0 0 0 guardias nacionales a los aliados, cuando el ca- das! » e x c l a m a el general Loreneez,
pitan general de Cuba afirmaba por su parte, que «era .Y en la misma mañana quedó rendida l a primera
imposible aventurarse á dar u n paso háeia el interior jornada de la expedición de México!
del país sin tener 0 0 0 hombres?» El ministro de En vez de retroceder mas acá del Chiquihuite, co-
Francia seguía repitiendo muy alto, por el contrario, mo lo ordenaba la Convención de la Soledad, se avan-
que con un solo batallón atravesaría la República de zaba de Córdoba sobre Orizava.
un extremo al otro. (1)
Es muy sensible q u e no se operara el movimiento
Y ademas, ¿no debían levantarse todos los pueblos de retirada antes, y aun despues de la llegada de la
á la aproximación de los franceses? carta del general Zaragoza.
El 2 6 d e Marzo había tomado e l general Lowacez Esta viciación de los tratados no admite disculpa.
el mando en gefe del caerpo expedicionario, y dirigi- Si los mexicanos hubiesen querido, en electo, ase-
do una proclama á sus soldados para comunicarles e s - sinar á los franceses enfermos, nadie se los impedía
ta resolución del Emperador.' mientras que las tropas avanzaban de Córdoba á Ori-
zava; y esta marcha, por lo mismo que era una viola-
(i) Esta gasconada recuerda ía respuesta (Jé un ame- ción de los tratados, podia, por el contrario, engen-
ricano á otra igual que se le eejió, respecto de su país- «Sí
drar el mismo peligro de que el general Lorencez fin-
jía libertar á sus soldados. Pero ya n o se tenia con-
sideración ninguna de la palabra empeñada, ni de los El ataque de Puebla debería verificarse el dia si-
compromisos contraidos!
guiente.
La ciudad de Orizava fué ocupada eí dia siguiente.
Nadie dudaba de la victoria, y se emprendió la mar-
No tardó en saber el general Lorencez que se le
cha sobre ella alegremente, bien convencidos de que
preparaba resistencia en las Cumbres y en Puebla,
no se encontraría ningún obstáculo serio.
pero confiando en el valor de sus oficiales y soldados,
y advertido por M. de Saligny de que esas resisten- En fin, aparecieron las altas torres de la catedral
cias no serian mas que de algunos bandidos, salió de de Puebla.
Orizava el 27, para ir á dormir con sus tropas á Teca- Las tropas se detuvieron un momento en las altu-
malucan, al pié de las Cumbres. ras de Amalucam.
A la vista de aquellas posiciones formidables, El aspecto de aquella gran ciudad «ra soberbio!
los soldados franceses, á pesar de su valor y de A su derecha aparecía el fuerte de Guadalupe, y el
la confianza en sí mismos, debieron decirse que blanco campanario de la pequeña iglesia dedicada al
su pequeño número triunfaría difícilmente de un ene- culto de la Virgen de los indios, se destacaba coqueto
migo, por débil que fuese, que se decidiera á comba- en el horizonte.
tir con resolución en defensa de aquellos largos y pro A su costado se percibía el pequeño fuerte del Lo-
fundos surcos trazados en los flancos de la montaña reto.
para llegar á su cima. Ambos dominan la ciudad de Puebla, por su al-
Pero los soldados mexicanos no saben combatir en tura.
campo raso: necesitan abrigos seguros para defender- Los colores mexicanos, que pueden equivocarse
se, como todos los soldados poco aguerridos. Ade- desde lejos con los colores franceses, flotaban sobre
mas, ahora tenían que habérselas con tropas sólidas, los edificios públicos de la ciudad y sobre los fuertes.
cuyo recuerdo en las guerras del primer imperio y en Sobre estos deberían dirigirse los primeros ata-
las campañas de Crimea y de Italia, les daban un pres- ques, á fin de convertir el 5 be Mayo en una fecha
tigio que duplicaba sus fuerzas. Con este motivo el gloriosa para las armas francesas.
paso de las Cumbres fué franqueado con facilidad el Vencidas las Cumbres, ¿quién podia dudar un solo
18, á pesar de los 6 0 0 0 hombres y las 18 piezas de instante de la victoria, ante aquellas miserables obras
artillería que lo defendía; y el pequeño ejército fran- de fortificación?
cés llego hasta Amozoc, pueblo distante cuatro leguas
El 99 de línea quedó custodiando el convoy, que se
de la ciudad de Puebla, orgulloso con sus triunfos.
componía de 2 4 0 carruages pesados, y los zuavos, los
m cazadores Jé á pig, íós soldados de infantería de mari- Muy doloroso debió ser para el general Lorencez
na, y los fusileros marinos, avanzaron con la artilléh'a. permanecer tres largos y mortales dias á la vista del
Sé dió la señal del ataque. Los franceses iñarcha- campo de batalla que habia sido regado con sangre
róii resueltamente al asalto: se trabó la pelea, y de francesa, inmóvil, sin tratar de vengar la muerte de
una y otra parte se hicieron heroicos prodigios de los bravos que habian perecido, víctimas por decirlo
valor. así, de las ilusiones que habian alimentado todos, des-
Una tempestad espantosa puso fin á aquellas esce- de el gefe hasta el último soldado!—Si este general no
nas sangrientas, y decidió la retirada de los asaltan- desplegó un talento militar notable, dió pruebas,
tes. (1) al menos, de que poseía una grande alma y un noble
En la noche, el general en gefe acampaba con el corazon, y todos los que^irvieron bajo sus órdenes l e
ejército expedicionario en la hacienda de los Álamos, dieron repetidas pruebas de la rara estimación que le
profesaban.
¡pasiiá tiro de cañón de Guadalupe.
Las pérdidas habian sido sensibles! Batido en Guadalupe, se encontró frente á frente
Los gritos de la fiesta, los cánticos del triunfo de con la realidad, y esta realidad era cruel!
los vencedores, llegaban hasta el campo francés. Según le habian dicho, la expedición venia pedida
Los soldados franceses silenciosos, pero deseando por las poblaciones, que no esperaban mas que su lle-
vengarse, esperaban una salida de la plaza; pero Za- gada para sublevarse.
ragoza se guardó muy bien de desperdiciar su triunfo, Esta era su eonviccion al pisar el suelo mexicano,
yendo en busca de una derrota cierta, y permaneció como esta era también, en Francia, la convicción del
detras de las murallas dé la ciudad victoriosa, espe- emperador Napoleón.
rando un ataque que no debia renovarse. (2)
Ni podia ser de otra manera, para que se atreviese
f l ) Y es fama que, desdé" entonces, los franceses y sus á lanzarse á la ventura, lejos de su base de opera-
partidarios, cuando quieren hablar de este hecho de armas ciones, con el débil contingente que poseía.
eternamente glorioso para México , se proveen antici-
padamente de fuego para nentraíizar la acción' de las Lejos de encontrar esas simpatías, esas aclamacio-
tempestades espantosas; y pasan como sobre brasas al re- nes: prometidas, encontró en todas partes resisten-
feriij su mas completa derrota, como sucede ahora al autor
dé'la préseftte obra.—N. del T. cia.
(2) Esto prueba evidentemente, por mas qiié lo nieguen Así habia pasado por el Fortín, y por las Cumbres,
los franceses, que aun despues del triunfo dé los mexica- y habia sido detenido en Puebla.
nos, todavia eran muy inferiores en número, respecto de
aqtféllos.—IN. del T. ¿En qué se habian convertido las ofertas de M. de
Saügny, y de los protejidos d a l a Francia, Almonte, chándose de su victoria.—Todo hablaba en favor de
Hidalgo, Miranda, Labastida y otros? Orizava.
Todos estos pensamientos debieron atravesar por El general dió la orden de retirada, (1) y el 9 vol-
el espíritu del comandante en gefe. vían á pasar las tropas el pueblo de Amozoc, de don-
¡Atacar otra vez á Puebla!—¿Con qne fin? de salieron el 5 en la mañana para ir á la victoria!....
Tal era la cuestión que debió proponerse á sí Esta resolución del general Lorencez le hace tanto
mismo. mas honor, cuanto que le era muy cruel tomarla.
¿Arriesgar las probabilidades de un nuevo descala- Durante aquella marcha lenta y difícil, por la nece-
bro, que podia debilitarlo hasta el punto de no poder sidad de arrastrar y protejer un largo y pesado con-
luego operar una retirada con condiciones favorables: voy, apareció algunas veces la caballería de Garbajal
exponerse así á una derrota? inquietando la retirada; pero la actitud enérgica de
Aun admitiendo que lograra tomar la ciudad, ¿qué los soldados franceses liacia retroceder al general
podía hacer en seguida?—¿Podia marchar sobre Mé- mexicano, y lo mantenía siempre á una respetable
xico?—Esto no era admisible. distancia.
No lo hubiera conseguido, y aun en el remoto caso El general Márquez procuraba unirse con las tro-
de conseguirlo, seria extinguido por pérdidas sucesi- pas francesas, y venia á poner su caballería á la dis-
vas, sin medios de repararlas. posición del general francés. (2)
¿Podia de este modo derribar el gobierno de Juá- Cerca de Aculzingo, en un punto llamado Barran-
rez? ca Seca, fué cortado por el ejército de Zaragoza, que
desembocaba de las Cumbres.
¿Podia ir así á pedir la ejecución de su ultimá-
tum? (1) Al fin!.... ¡Cuántos renglones parar largar esta du-
ra palabra, y cuán pocos para hablar de la batalla del 5 de
El buen sentido ordenaba al general volver sobre Mayo!.... Con razón, si en una y otra cosa resulta el orgu-
sus pasos, fortificarse en un punto, dar cuenta exac- llo abatido.—N. del T.
ta de la situación al Emperador, y esperar. (2) Desde el 5 de Mayo solicitaba ya Márquez el medio
de unirse á los franceses, y buscando esa unión, sin duda,
En Orizava estaban las fuerzas libres del vómito, se acercó á Puebla. Por esta razón el general Zaragoza,
bastante cerca de Veracrnz para reponer sus víveres, á pesar de contar con tropas inferiores en número á las
y podían permanecer al abrigo de los ataques de un francesas, dejó al general Tapia en la ciudad con una sec-
ción, observando á Márquez, y presentó la batalla con el
enemigo, que evitaría sin duda el aventurar un com- resto al general Lorencez; y se comprende que también
bate, puesto que n o se atrevía á ensayarlo, aprove- fué esta una de las razones que tuvo para no S3guir luego
al ejército francés en su derrota.—N. del T.
Se trabó el combate, y Márquez hubiera sucumbid
veces se nos había dicho que la ciudad de Puebla nos
do al número infaliblemente, si no hubiese recibido
llamaba con la mejor voluntad, y que la poblacion se
el socorro que le envió el general jranoes.
precipitaría á vuestro encuentro para cubriros de
El comandante Lefévre llegó con un batallón del flores.
99-de línea.
«En la confianza que inspiraban esas mentidas
Estas tropas no habían'tomado parte en el asalto noticias, nos presentamos delante de Puebla, cuya
de Guadalupe, por habérseles confiado el cuidado del ciudad encontramos erizada de barricadas y domi-
convoy, así es que, orgullosas ahora con la idea de nada por una fortaleza donde se habían acumulado
poder vengar á sus camaradas, se precipitaron, á la mil medias de defensa.
bayoneta, sobre el enemigo, que quedó derrotado en
pocos instantes, dejando prisioneros ochocientos in-
LORENCEZ.
fantes y cuatrocientos caballos.
Este suceso feliz dulcificó un instante la amarga Fácilmente se adivina que Mr. de Saligny y AUnon-
pena que causaba en los corazones d é l o s oficíales v te, que se hallaban también en Grizava, estaban en
los soldados, aquella dolorosa retirada. una posicion muy difícil, en presencia del general en
El 19 de Mayó se instalaba definitivamente en O n - gefe del cuerpo expedicionario.
zava el ejército francés, en espera de nuevas órdenes. Como si se hubiera tenido un presentimiento fatal,
El 21 dirijía el general Lorencez una proclama á se habían enviado socorros de Europa al general Lo-
sus tropas, felicitándolas por su valor y por el éxito rencez.
venturoso de Barranca Seca. En cada línea de esa
El general Douai, que gozaba de una alta reputa-
proclama se nota una sombra de tristeza, en medio
ción militar y poseia una grande energía, habia sali-
de aquel valor sereno que su alma había conservado
do para anxiliar al general en,gefe, y .para sucedei'le
siempre, aun en los momentos mas críticos.
en caso de necesidad por algún accidente.
Uno solo de sus párrafos basta para ver cuan pro-
Desembarcó en Veracruz el 16 de Mayo, supo allí
funda era la herida que le había causado el desastre
la noticia del desastre de Puebla, y llegó á Orizava el
de Puebla.
10 de Junio siguiente.
« Vuestra marcha sobre México lia sido detenida
Pocos dias después debia prestar grandes servi-
por obstáculos materiales que no deberíais esperar
cios al general en gefe.
según las noticias que se os liabian comunicado: cien
Sin duda con la idea de que los mexicanos liabian
INTERVENCION FRANCESA 12
•<jui^íéo»ííwl>(l»síxi8-4oda.tqiitaíwá de p e s i e n , &m-iñ
su
^ i w o ü s l f e f d í f r a w s a y Séeá$thfabiat«[nadol inútU.bí.fgái-
Isajn^íbftHjQl ekpitóite^élétfajxjíjlHe^ jc-óiho^afoéza!i^e
^r^feíxtenceZiOpapalT^reeTroxietiBorffefov^pe-deí- tíüieotópírfía^lseipifdci^tósobifflí ehe«éáiig®i<£iev®9y-
mina áOrizava, y desde cuya altura una arhiferfh prendido y creyendo habérselas con fuerzasccoriiéidb-
ftifóng® \mm ¡Hisopas -rabfea; sfe pufe» p»ifi|ga£> (ahapdantódiM mültíhid de
íCftiria piMíladS «h <iini:2ii» mmja<ta*m¡ a m .*»:¡:»ÜOH ideu^rtn^plisionero^t y ü i i a l panleidoisítírilátefialide
-.fídíauy^ quiso-. a¡prt»rc- guerra. (1') .¿nii)
4ferfMmte>ell&fiidk-d w ibnof. K.v.|Rh«"J «mi uh¡ iüu.h
-om aoi 893iioJno obgytí .onpále orniJhi lo btñ 9té3
Mientras que hacia operar liha
marcha penosa con 2 , 0 0 0 hombres sobre las crestas cutaren los franceses en el ©ais. peí» hay exaieracion .an
de las m o n t f f t í £ f f e k llegar al cerro del Borrego, con todo el ejércitó'd-elrgérairui 'ííb%M<m\ tósiegup
avanzaba él mismo, sin ocultar su marcha, por el ca-
ñ^^fl^Putfblft'a é r ü s f t a y ' ¡cotí* t&¡ Visible ; Metí d e áta- ffiSW M f c M ' W f f i l
cias, daré aqao^íesíátoaofertflq
ob .V. ,
1,9
^ P ^ W a W ^ ' f e f ^ e f e ' f e * 'fim-
bria concluido la m a y ó ^ m ' ^ B é r t ^ ' ^ M c i b -
Ú ^ O H f uuíttn-^nq nii Oíun-.I j f t d t M l g k OUKO Este ste extiende de Norte a .Sur, concluyendo por este
1 3 1 1 4 Junio fl,é
i J í ^ T ^ L ^ - ^ > avisacfo el
cia el sur, llegando así la de vanguardia ó gran guardia-,-ea-
-shb^M&'tói ei&ferao¡sutia-*á4 salSjQClBfelnan^es^ilafiesBten-
Lejastllí ¿telas tffopa&«aesifian^2|Mir «n^srmttjéces de nuea-
reconocer e f pütffó? 8 5,, ;
' r- ; l0,
| «íl»^«.» >(> .>.•«:•> m -Sfias^otóastos^ufe fetiaíQniífcíjagees^ahíiflíila jaupttnfii&fda
-iíteaaéd^'ítoypi lagarrJ&: aec^BGtoaorii&ilisia^ndBl/ capitón
Détrie con su compañía, quien eticofatról'aud-sirai'jprimeffii
-«»hlsia® fresad g^rtUaode»ínid£. noBiMífiaaaixjkaJaH ca-
yífjt3<í&ilai gr&a ¡guáardmy laicnai. tf&i-désper-
vencieron todos los obstáculos.** 1 '"""^ "i«ul ->l> (;| -toscdt^&vortóa) fee4jattóIhasta¡i»ofar>gefeaj3ofieiaáMí5üáa-
^wiwg&tm wmtte ^ y ^ i i ^ m k m m a - -tódusieabi tpd«a¡sn0tsplatri<»tejatacadt9s; p»r uIusa<?©ttMjjs
pitan Détrie frente á frente c ó t N d d b í > é m é » c & d m -fr» ftc«ses«4ufiÉ^n^iecaauitíi^éícjtaJáKisiieés
-íRemft-sursd^ :$fcgsafu;das coo^iyasí. «ernlan üte i&edérts,
sdraarasfeiBa
,
•5^oipeBfaiS;miaiRt)SiíÓQmpa©M
ní^lí.,offl8Ía! oy, 'Jsb obiJimisq Q»id©áaj ségutidai;
9ri sai aup si omoooo\woasd,
,Í9 oíd
W e f O l í ^ « ' di azi,, al í i 0 1 «hoi» ÍU> liten
Si-—A&fcKUtf'i X t m ^ Y a j t f A todas las columnas, en medio de la sorpté^^latábaflistón
136
El «lia s i m i e n t e rechazaba el general Donan ¡un ata- en esta ciudad, pasando fuera del alcance de los tiros
que del general Zaragoza en Ja .garita de Puebla, y el de los fuertes de Guadalupe y el Loreto, para hacerse
general nepu&lieano se «retiró en la noehe M 14 a l t e dueño de ella y recibir las ovaciones prometidas. . . .
de Mayo. No sabemos á quien dirigía esa memoria, ni si la re-
Vtítvió á Puebla, y poco despues, d 8 de Setiem- mitió á alguno. Sin duda se decidió á guardar para
bre d e 1 8 6 2 , murió en la flor de su edad, víctima M sí ese trabajo, y ciertamente ha hecho bien.
tifus. La noticia del desastre de Puebla vino á sorprender
Este fué el último ataque. Desde entonces los me- al Emperador y á sus ministros, precisamente cuando
xicanos n o «e ocuparon m a s que <le fortificar á Pue- consideraban al general Lorencez en México.
bla, mientras que elgeneral JUrencez esperaba las ór- Ya se recordará la fuerte impresión que produjo.
denes que debian llegade de Francia. M. Billault buscó en su elocuencia los acentos mas
La falta que cometió dejando de ocupar e l cerro del patrióticos para demostrar que la Francia no podia
Borrego, &ié explotada por s u s enemigos. permanecer bajo el golpe de ese desastre, y que era
M. de Saligny lia procurado probar despues, en preciso vengarlo.
una larga memoria escrita en México, apoyada e n tes- A solicitud del ministro, votó el Cuerpo legislativo
timonios, que acompañó, de muchos habitantes de el envío de treinta mil hombres á las órdenes del ma-
PueWa, que hubiera hastado al ejército francés entrar riscal Forey.
La campaña se habia comenzado en Enero con dos
del momento, y arrebatadas por-el valor deáa desespera-
ción. se batieron y se destruyeron unas con otras de tal mil hombres, y al fin del año tenia la Francia cerca de
manera que, cuando sus gefes lograron hacerse oi'r v obe- cuarenta mil hombres en México! (1)
decer ya estaban derrotadas por síraismas, y f u é R e s a -
n o ordenar la retirada.
(i) ¿Cómo es que habiendo dos mil hombres y viniendo
F ^ a : e s la explicación .que te tenidodel hecho, en elmis- luego treinta mil, hubiera cerca de cuarenta mil hombres
rao Onzava, y en virtud de ella, repito <}ue hubo graa m é - en México? La aritmética se rebela contra estos asertos,
rito en la ascención del capitán Détrieai cerro del Borre- buenos, cuando mucho,, para ocultar el número de los sol-
go, trepando materialmente sobre peñascos y derruraba- dados franceses que fueron derrotados en Puebla el me-
deros easi inaccesibles; pero que hay exageración en el re- morable 5 de Mayo. Solamente Lorencez trajo tres mil
lato que acabo de traducir y en otros muchos mas 0 me- hombres, según confiesa antes el autor. Y los del almi-
nos apasionados que te oido y leido sobre él particular rante Jurien de la Graviére, con que ya amenazaba M. de
Los que concurrieron á ese encuentro sabrán apreciar de- Saligny al general Uraga en la Tejería?—N- del T.
bidamente, tanto esta y las demás versiones que corren so-
bre el como la que me he permitido dar yo mismo, sin
Sd CnTi T f ^esclarecimiento de la Ver-
201 iJ gol ab «Misóle lab Biai/1 obfifigfiq Jiebiib eíao «a 7 gaisnoiann aoilaann ia«aJoiq sicq .enaielgnl G1 è 7
0»iOdbíÍ í;'¡fi!j ,oJaioJ !•> f oqnbf^fiuí) ab galaant gol ab -aiab la 7 bsbifiGrnm! GÌ fiiinoa aobfihiaJfi-ao! •lifniiqai
gebiJarnoiq ganoiasvo gel i $ i a a i 7 tillo ab oíianb « .gaiaag ab oda
-m G! 13 i;i «ejiomam £ga eìgiiib naiup ¿ aorasdga oV.
-ina na sinoínsííi as aaanoina sivsboì ,97 92 ornoD
fiifiq 'lüingug i; òibiaab aa cbub.ini¿ .owigífi i; òiiirn
.oafiiliiniéfiM ab sintfibibfifio G! uìaiaaa osobsb
.riaid oííaarl cd aJíiauifijiaia 7 ,o[sde !j asa ir:
labnaiqioa ¿ oaiv eldául ab aijgfiaab lab siailon J;J lifnnqai sna noioibaqxa el ab otfbiìinfitti oJaido Í3
obasua aínafíiBgiaaiq «aoilainim ¿03 ¿ 7 iobGiaqípE[ 1« .«aìnag ab odaaiab la silnoa gMifilnaifi aol
.OaixaM na xaoaaioJ Icianag la usdfi-iabiaaoa -ixàM ab oaai'ofiQ . lab noiglunxa r\ ab ganaasd
.opjboiq aup noiaai<jííii ajiai/i ¿¡ ¿ifihioaai a?. cY 7 ,0 J
-aiig oiini ab T ì ^ A ' t i i ^ f - '
aoinaofi gol fibaanaofa us a i òosud Jíirsííia .¡í -neiìxa asbuab ¿ íf ÍHJ tfíj si(¡ 1ríHofifi eos* 'íoq obuaibnaq
fiiboq on GÌanei'i B1 siip iGiJaomab cisq goaiJòiiJeq no fiqoi«3 i; ober/na eidad saisnl aJnabisaiq 1a ,gfiiag
fiia a»p i «aUgfigab a?.a ab aqfog la ojfid laaanfiírnaq -iiiana noa »alaais'1! Í;1 ab .iH la .onsaizam agBfio&iaq
.ohsgfiar oaiaaiq ú biibèM a!> 7 aiifi^ ab saJioa asi i; if,aiíqza ab og
o/ilefeigaj oqiauO la oSov «oiJsiaifn lab bnliaiíoa A .QíiKaiíduqai qmaidoa lab Kíaubno-»
-era lab aanabiò gal è ea-idinorf litri fiJíiiaU ab oí/na la Envío del geueral F o r e y . — M i o v toma, de Puebla.
ab caías ifiiianaa obinoq fiidcd 011 oilasmra alsS
•voi o í íspgh
gob noa ojaoS na obsxnamoa fiidsd 93 p e q o i e a g J
Regencia dsl Imperio.
ab fiaiaa eianfii"? el sinal oiíe lab níl ífi 7 «aaidmod finí
la aiJíia noiacfai fìboì obsaaa eidfif! gaanoJíié abaaü
(1) IoaixàM na gaidmod lira GlnaiGna
-a§íiiiijx9 goiaogan ab oUgíoim la 7 a3fi9sjr,í ¿I ab .i?i
ofinainiv 7 ssftdmorf iim aob obrtaidud aup ga cn\ùO\ i ! ab 89íís ¡a na ,ob«Gua tgfigoa sal nfidBílaiBm íes 7 «201
aaidmod iim üino-iBíj-t ab sano» &íoiduri ,iim Bínioi) o«aní
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asi respecip de México.: ,, ,;
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diatamente mis pasaportes á V. E., en cuanto me con- gobiern»i^0bo<}ia€te!íiaqw ¡al^naBpbs^ryaciofnesí cotí-
vencí d ^ t o ^ l i l ^ d ^ e W í r U i r f ^ , s M í n e hu- c e rnien t e s é estaitloterm t n t ó o n ; ofein'epibár%¿>
biera contenido la esperanza que abrigaba todavia mi tan gbsjifi'eadsr) haqen&j rgo i ííwqpb, g^oetet ¡qneu |»u jiie»a
gobiOftftt d b padáfcí&dinjrttflaconvención con M. de llamarse mas bien tardía que precipitadaí>«Kasxa«í Oo
Sal¡
gny> y mas tarde la proclama lanzada por S. E. el noi^Btefide e l m a m e t i ^ i cn^ae-ia-.E^anoiitoíd^.-clebci'
Presidente, á causa de la i n v a s i q $ . , j g ^ ^ h a por
emplearla fi^mnmntmf\lé8icfe^nddai4ieñftqító 'ibfr
los españoles al territorio de la República, violando to-
cerda l ^saü¿;rnoíqib «an
' c¡»áin'enAarg0i,8iisé;''{íregiiirtá>ooalíbd sidof>Ja«àiv
^ delj principio ¡detes^bostilidades 1 , pulite tefepoade^
defque'lostiwiftreosi'enuHeiadosj a f e c t a m e n t e ÍS^SG®
los'verda^CToi^ y»Ìjud^neeèsàrlo<>H!;nibs tejios¡á'fcüá-
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todas las fuerzas vitales de México?-^ Sí, os lo digo Que todos los mexicanos, sean del partido que
con dolor, á vosotros todos, los que miráis la misera- fuesen, se den la mano para olvidar resentimientos
ble situación de vuestro país, vais corriendo á vues- antiguos y para trabajar de consuno en el engrandeci-
tra pérdida, y no teneis que dar sino un paso mas, miento de su patria.
para caer en un abismo que se tragará vuestra inde- «Este brillante resultado pueden obtenerlo á la
pendencia y volverá á sumergiros en la barbarie, si sombra de la bandera francesa, recordando las bellas
no retrocedeis en vuestro camino: retroceded, pues, palabras del Emperador: donde quiera que flota el
ya que la Providencia os ofrece quizá la última oca- pabellón francés, representa la causa de los pueblos
sion de halerlo. y la civilización.
«La Francia os envia un ejército, modelo de orden «En el gran cuartel general de Orizava, á 3 de No-
y disciplina, aunque se haya atrevido á decir lo con- viembre de 1862.
trario una prensa calumniadora; y viene á ayudaros
á constituir una nación rica, poderosa, libre con esa «El general comandante en gefe:
verdadera libertad que no marcha sin orden, en una
nación que puedan reconocer las demás como civili- Fitinado, FOREY . » (1)
Desde entonces, ambas fuerzas se entrega ron á El general González Ortega consiguió hacer salir
una guerra de calle á calle, y algunas veces de casa á una noche 2 , 0 9 0 caballos por entre las líneas fran-
casa. Era una lucha difícil, ventajosa para las tropas cesas.
mexicanas.. Las tropas francesas avanzaban l e n t a y Había pedido socorros á México, y Comonfort se
difícilmente, con pérdidas sensibles siempre. habia adelantado hasta San Lorenzo, donde se forti-
ficaba á la vista del cuartel general francés.
Despues de dos descalabros sérios, creyó el gene-
ral conveniente suspender sus ataques: el 15 de El 6 se tirotearon las tropas de Comonfort con las
Abril los comenzó de nuevo, y al anunciárselo á las de Márquez. El general Comonfort esperaba llamar
tropas les dijo: la atención de las tropas francesas por aquel lado, é
introducir á la plaza un convoy de víveres una noche,
«Vuestros padres tuvieron que hacer guerras pa- protejido por una salida de las fuerzas sitiadas.
recidas á esta en España, donde la nación entera,
alentada por el noble entusiasmo del amor á la patria (1) No deben ni contestarse estos groseros insultos.—
y á la independencia, sostenia el ejército.» Muchos de aquellos valientes mexicanos eran de los que
habian concurrido al glorioso 5 de Mayo.—¿Qué opinion
vendría á formarse del ejército francés, si en efecto lo hu-
biera derrotado entonces, y ahora lo tuviese á raya un
Y para entusiasmarlos niego, les decia: ejército de borrachos?—N. del T.
Despues de muchas vacilaciones, decidió el g e n e - lado en Orizava, .y para que diese tiempo á los mexi-
cc ral Forey el dia 7 , que fuese el general Bazaine á de- canos de prepaaaruna enérgica resistencia en Mé-
salojar al general Comonfort. xico.
p, El general Bazaine partió en la noche con cuatro Preténdese que, para decidirse á operar sin retar-
batallones, toda la caballería y alguna artillería; llegó do sobre la capital, cedió á las instancias de los gene-
al amanecer á la altnra de San Lorenzo, sorprendió rales de las divisiones.
al enemigo, se apoderó del convoy, y puso al ejército Envió, pues, á la vanguardia, la del general Ba-
de Comonfort en completa derrota, zaine, que le precedió algunos dias en México.
Esta
tr jornada, que hace mucho honor al general Cuando las tropas francesas estuvieron á pocas le-
ju Bazaine, decidió la capitulación de la ciudad. guas de la capital, se retiró el Presidente Juárez de
Apenas hubo regresado, apresuró el general un ella con su gobierno, llevándose los archivos, y con-
m ataque sobre Teotimehuacan. El enemigo pretendió fiando la custodia de la ciudad á los extranjeros mis-
al hacer una salida, pero fué rechazado, y el 18 de Ma- mos, que se organizaron en milicia.
y o , despnes de cincuenta y ocho dias de sitio, capitu- No se operó ningún trastorno ni revolución. * Juá-
laba la ciudad de Puebla sin condiciones. (1) rez cedía ante la fuerza, y no encontró á su paso la
El comandante en gefe felicitó al ejército por aque- mas lijera muestra de hostilidad.
lla victoria, en una orden del dia, de 4 de Junio. Era el último mentís á los emigrados y á M. de Sa-
ligny.
c1
«Pero nada se ha hecho, le decía, cuando falta al- Al anuncio de la toma de posesion de la ciudad por
go que hacer Adelante, pues, soldados! Marche- el general Bazaine, apresuró su marcha el general en
ra mos sóbrela capital!....» gefe, y desde el cuartel general de Buena Vista, á dos
A! Y á pesar de esta fogosidad aparente, faltó poco jornadas de México, dirijió la orden siguiente al ejér-
tr para que se instalara en Puebla, como se había insta- to, el 8 de Junio:
«Nuestras águilas victoriosas van á entrar, pues,
(1) No tengo á la mano] los documentos de la época en la capital del antiguo imperio de Moctezuma y de
re para rectificar esos hechos contados, cuando menos con Guatimoctzin; pero en lugar de i r á destruir como
a] demasiada precipitación. Algunos de los mexicanos que
se honran con haber participado de los peligros y las glo- Hernán Corléz, vosotros vais á edificar: en vez de ir
y rías de ese memorable sitio, se ocuparán quizá de ese tra- á reducir al pueblo á la esclavitud, vosotros vais á li-
bajo, que yo no puedo emprender, por otra parte, á cau-
sa de la precipitación conque tengo que traducir esta obra. bertarlo.
—1SI. del T. i «Vosotros no venis desde el fondo del antiguo
mundo, atraídos por el cebo del oro, á subyugar este
pueblo inofensivo. Venis, enviados por nuestro Em-
ñores de Saligny y Almonte, se hubieran encontrado
perador, atraidos por un noble y gran pensamiento,
perplejos, pero 'ellos no tuvieron embarazo nin-
á arrancar á este mismo pueblo de los horrores de la
guno.
guerra civil; y ofreceis al universo entero el expectá-
culo singular de un ejército extranjero llamado por Se necesitaba, ante todas cosas, no aparecer muy
toda la nación para libertarla de la tiranía de sus pro- comprometidos en los negocios interiores, para po-
pios hijos desnaturalizados. der afirmar despues, con algún viso de verdad, que
se habia obtenido la expontánea y libre expresión del
país.
«FOREY.»
Por decreto del general en gefe, fecha 16 de Junio,
Oh! es digna de lástima esta nación entera, opri- se constituyó una junta de treinta y cinco miembros,,
mida por sus propios hijos!.... encargada de nombrar los del poder ejecutivo.
La entrada triunfal del general en gefe tuvo lugar Ademas, esa junta debia nombrar doscientas quin-
el 10 de Junio. ce personas que, reunidas á ella en Asamblea gene-
El entusiasmo que el general Forey encontró á su ral, darían á conocer los votos de la nación.
paso, al llegar á México, fué el mismo que encontra- Hé aquí como quedó compuesto ese alto consejo.
ban siempre los gefes mexicanos vencedores que en- «José Ignacio Pavón, presidente de la Suprema
traban á la capital. Corte de justicia en la época de Santa Anna; Manuel
¡De cuántos entusiasmos parecidos al del 10 de Ju- Diez de Bonilla, ministro de negocios extrangeros en
nio no habían sido testigos los habitantes de México, la misma época; José Basilio Arrillaga, clérigo de la
en cincuenta años de lucha entre todos los par-
orden de los jesuítas: Teodosio Lares, ministro de
tidos!
justicia en la época de Santa Anna; Francisco Javier
El primer pensamiento del general en gefe y de
Miranda, clérigo, ministro de justicia en la época de
M. de Saligny fué el de ajustarse á las órdenes del
Miramon; Ignacio Aguilar y Marocho, ministro de
Emperador Napoleon. Importaba, pues, formar in-
justicia en la época de Santa Anna; José Sollano, clé-
mediatamente un gobierno nacional, y hacer un
rigo; Joaquín Velazquez dé León, ministro de hacien-
llamamiento á la nación entera, para llegar así al
da en la época de Santa Anna; Antonio Fernandez
establecimiento de una monarquía.
Monjardin, ministro de justicia en la misma época;
Todo esto no dejaba de presentar sus dificultades
Ignacio Mora y Villamil, general, director de ingenie-
en la ejecución, y otros qué no hubieran sido los se-
ros en la misma época; Ignacio Sepúlveda, juez de
México en la misma época; José María Andrade; Aga- Un solo partido estaba E X C E S I V A M E N T E representa-
do en esta asamblea: el partido teocrático-conserva-
pito Muñoz y Muñoz; José Ildefonso Amable; Gerardo
dor, el mismo que había llamado la intervención, el
García Rojas; Joaquín María de Castillo y Lanzas, mi-
mismo que aspiraba á hacer recobrar al clero mexi-
nistro en las épocas de Santa Anna y de Miramon;
cano sus antiguos privilegios perdidos.
Mariano Domínguez, magistrado de la suprema Corte
Este sistema de proceder era contrario á las pres-
en la época de Santa Anna; José Guadalupe Arrióla,
cripciones del Emperador al general Forey en la car-
clérigo; Teófilo Marín, ministro de justicia en la épo-
ta que le había escrito en Fontainebleau; péro M. de
ca de Miramon; Adrian Woll, francés, general, go-
Saligny y el genral no hicieron caso.
bernador de Tamaulipas en la época de Santa Anna,
Desde la primera sesión habida el 22 de Junio, fué
y de Guadalajara en la de Miramon; Fernando Mangi-
volado el imperio por una mayoría de doscientos tre-
no, encargado de negocios de México en Francia, en
ce votos contra dosl
la época de Santa,Anna; José Miguel Arroyo, oficial
mayor del Ministerio de relaciones extrangeras en las El archiduque Maximiliano fué el candidato desig-
épocas de Santa Anna y Miramon; Miguel Cervantes, nado, y en caso de que no admitiera, los notables
general, y marqués de Salvatierra desde la época de ocurrirían al Emperador Napoleon para que les es-
los españoles; Crispmiano del Castillo, ministro en cojiera un príncipe!
las épocas de Santa Anna y Miramon; Alejandro Un miembro de esa Asamblea nos ha referido el
Arango y Escandon, uno de los principales partida- curioso detalle siguiente:
rios de Miramon; Juan Hierro Maldonado, ministro «Al principio se quiso votar la anexión á la Fran-
de hacienda en la época de Miramon; Manuel Miran- cia; pero habiendo sido rechazada esta proposición
da, negociante español; José Lopez Ortigosa; Manuel por algunos miembros, se propuso luego ofrecer la
Jimenez; Cayetano Montenegro; Santiago Blanco, ge- corona al príncipe imperial, y en seguida al príncipe
neral, ministro de la guerra en la época de Santa Napoleon. Despues de haberse discutido todas estas
Anna; Pablo Vergara, magistrado de la suprema Cor- proposiciones absurdas, se uniformaron los votos por
te en las épocas de Santa Anna y Miramon; Manuel el archiduque Maximiliano.» (1)
Tejada, intendente de los bienes de la iglesia; Urbano Mientras que M. de Saligny manejaba entre sus
Toyar, tesorero general en la época de Miramon; An- manos los negocios de la política, no se olvidaba al
tonio Moran, ministro de justicia en la época de Mi- general en gefe la cuestión militar, y lo mas pronto
ramon.
(i) ¡II !!! —N. del T.
«6.° Las sentencias no tendrán apelación, y se-
rán ejecutadas 24 horas despues de pronunciadas.
que le fué posible, decretó militarmente lo que sigue: »7.° Se establecerá una Corte marcial en cada
« E L GENERAL D E DIVISIÓN, senador, comandante en lugar en que se considere necesaria.
gefe del cuerpo expedicionario en México: »8.° Los poderes de cada Corte serán temporales.
«Considerando que importa poner término á los Comenzarán y concluirán cuando lo decida el gene-
actos de vandalismo de las bandas de malhechores ral comandante, en ge^e, ó el comandante militar á
que recorren el país, cometiendo atentados contra las quien el comandante en gefe delegare sus poderes al
personas y las propiedades, y paralizando las relacio- efecto.
nes comerciales: «En el cuartel general en México, á 20 de Junio de
«Que las leyes ordinarias son ineficaces para repri- 1863.
mir esos excesos, y obligan á lentitudes nocivas á la «El general de división, senador, comandan-
pronta represión de los crímenes en los mismos lu- te en gefe del cuerpo expedicionario de México:
gares en que se cometen,
»Decreta: FOREY.» (1)
(1) En un cuaderno que se publicó, intitulado La corte (1)' Os habéis equivocado, Sire: mejor dicho, os habéis
de Roma y el Emperador Maximiliano, se trata deta- chasqueado: la de México, al menos, terminó como el ne-
lladamente toda esta cuestión. Nota del autor. gocio de los vendedores del Templo.—N. del T.
184 185
carar por medio de las afirmaciones mas positivas; pado la capital y reparado la ofensa hecha á sus
ya no podia decir á los diputados de la derecha: armas
a Os andais entreteniendo en buscar, .mas allá de »Estad seguro de que, llegado el momento, em-
los hechos patentes, no sé que maquinaciones secre- plearé toda mi influencia en favor del augusto prín-
tas de la Francia en provecho de unextrangero.». cipe Maximiliano. Su Alteza piensa como yo, que
Pero hay mas todavía: no vacilaremos en afirmar la nación debe nombrarlo explícita y expontánea-
que la candidatura del Archiduque era y a una reso- mente; mas para obtener este llamamiento, es preci-
lución tomada el 12 de Enero. Para convencerse d e so que se prepare el terreno por un Gobierno nacio-
ello, basta saber que el Sr. Gutiérrez Estrada escri- nal, presidido por un mexicano que tenga el presti-
bía al viejo Santa Anna, desde el mismo mes de Ene- gio suficiente. (1)
ro, dándole á conocer las intenciones del Gobierno
francés, en los momentos en que las tropas se po- « A N T O N I O LÓPEZ D E SANTA A N N A . »
nían en marcha sobre Puebla.
La carta siguiente del ex-presidente de la Repúbli-
El gobierno imperial estaba, pues, al corriente de
ca no deja ninguna duda en el particular.
todas las maquinaciones de Santa-Anna y de Gutiér-
rez Estrada!
«San Thomas, 2b de Marzo de 1 8 6 3 .
Evidentemente M. Larrabure ignoraba estos deta-
«Muy estimado amigo: lles, cuando decia al Cuerpo legislativo en 1 8 6 4 , en su
relato sobre los créditos suplementarios: «en cuanto
«He tenido mucho gusto al saber que mi carta de á la expedición de México, que es la que mas pesa en
2 9 de Enero fué comunicada por vos al Gobierno la opinion pública y en el presupuesto, no ha adquiri-
imperial!!! do las proporciones considerables que se le conocen,
sino por un encadenamiento de incidentes desgracia-
Nuestros amigos han tenido mucho gusto al saber dos que el gobierno no ha podido prever ni evitar.»
también, en las circunstancias presentes, que la pro-
tección que se dará á México será duradera y (1) El viejo astuto creyó encontrar aquí la oportuni-
eficaz. dad de colocarse, y vino luego á Veracruz, tal vez con la
idea de virlar á Almonte la presidencia de la regencia; pe-
«Estaban profundamente abatidos con la idea de ro no contaba con el huesped, y Bazaine lo hizo reembar-
que los franceses se retirarían despues de haber ocu- car, para que fuera á aprender el francés.— N. del T.
1
Oíj ~rj rsomS¡í"U: b sí :ob.rjsupasrio
-" •-> • —.vi-mk'i' le i&io-ai ioi sb oioey
Ni el mismo Mi Billault estaría al corriente de lo de la regeneración de México, sin que antes confirme
que pasaba. De lo contrario, ¿cómo podia comparar la nación entera los votos de la capital, por una ma-
la expedición francesa con la que hicieron los ameri- nifestación libre de su expontánea voluntad.—Del re-
canos al mando del general Scott? sultado del voto de la asamblea del pais, ante todas
¿Cómo podia decir sin temor, el 26 de Junio de cosas, depende la aceptación del trono que se me
1863, para explicar la marcha sobre México: «Des- ofrece.»
pues de una ocupacion de cerca de un año, pudo el Ya no se trataba mas que de obtener ese voto. La
ejército americano evacuar á México, habiendo obte- cosa no era fácil, pero otros obstáculos mas difíciles
nido las reparaciones que fué á buscar: este es el m e - se habian vencido, y de este último dependía el re-
dio de acción quepodria ofrecer, hoy todavía, algunas sultado. . . .
probabilidades eficaces?». . .
¿Porqué no se buscó y se conservó hasta el fin ese
medio l e acción, en vez de ir á meterse en fundar un
nuevo orden de cosas antipático á la nación?....
Hemos dicho que el 18 de Agosto habia salido una
eomision de México, para ir á. llevar al Archiduque
Maximiliano el resultado de la votación de los nota-
bles.
A su llegada á Europa se le reunió su presidente,
el Sr. Gutiérrez Estrada, y el 3 de Octubre se presen-
tó en Miramar, ofreciendo la corona imperial al Ar-
chiduque de Austria.
El príncipe dió las gracias á los presurosos mensa-
geros, pero no creyó conveniente acceder, de luego á
luego, á sus ofertas.
«Estoy profundamente afectado, al saber el deseo
expresado de la asambla de notables,» les dijo
CAPITULO VI.
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Una sola marcha le bástó para recorrer ese trayec- Nada de esto debió hacerse, sin embargo. Uraga
to. La operacion tuvo MÚy buen éxito, y Uraga sé pudo reunir los restos de su ejército sin que lo inquie-
vio obligado á buscar ún refugio en la montaña de Mi- tara nadie, reunirse á Arteaga en la Barranca, y estar
choacan. amenazando con 12,000 hombres á Guadalajara, du-
Allí lo persiguíó Donay, y el 1.° de Enero de 1864, rante muchos meses, desde aquella posicion terrible,
lo obligó á abandonar sü artillería en Uruapam, y á despues de haber tenido en jaque al coronel Garnier,
huir liácia Colinia. á quien habia dejado el general en gefe con un regi-
Debemos suponer que Douay, despuefc de esa cor- miento guardando la capital de Jalisco.
rería, recibió orden de cesar en ella, porque volvió á En el mismo momento en que el general Douay su-
Zamora y fué á acampar á la Barca, á orilla del Rio- po que el general en gefe dejaba á Guadalajara to-
grándé, pronto á marchar sobre Guadalajara ó stíbre mando el camino de la Barca, separada de aquella por
cualquira punto que se ofreciera: cuatro jornadas de marcha, y á donde él se encontra-
Uraga estaba én Goalcoman, cerca dé Colima, don- ba acampado, recibió la orden para trasladarse á Za-
de tenia su fundición, su capsuléría y su depósito cen- catecas!
tral de armas ymunieioñes. O b e d e c i ó ! . . . . ¿Pero cuál debió ser su sorpresa al
llegar á esta ciudad, encontrando en ella al general las bandas que devastaron á Michoacan» sin haber po-
de Castagny, que también habia entrado allí la víspe- dido aniquilarlas jamas.
ra sin disparar un tiro?
Entretanto, el general en gefe marchaba á toda pri-
(Algunos ginetes mexicanos solamente habían des-
sa sobre la capital, á donde llegó en Febrero.
cargado sus armas sobre la vanguardia francesa.)
¡Los dos generales de división del cuerpo expedi- Tiempo es ya de explicar como sé manejaban las te-
cionario se habían cruzado en Silao, para volver á en- clas para obtener «la expresión positiva y libre de la
contrarse en Zacatecas, despues de largas jornadas! nación, con el fin de llamar al archiduque Maximi-
¿Para qué? liano.»
• u • '• •
En vano hemos procurado comprenderlo. Los gefes de fuerzas tenian orden de nombrar una
El resultado de todas estas combinaciones fué que municipalidad, á medida que fuesen entrando en las
cuatro dias despues de haber llegado á Zacatecas, poblaciones. Bien ó mal, se reclutaban los conceja-
cuando no descansaba todavía de su larga marcha eje- les. Lo importante era obtener actar firmadas en fa-
cutada desde la Barca hasta allí, la división Douay re- vor del imperio. Algunos dias despues aparecían
cibía órdenes para trasladarse á Guadalajara inmedia- aquellas actas en el diario oficial. He aquí el secreto
mente. Recuérdese que acababa de salir d é l a Bar- del procedimiento, para haber podido publicar un. nú-
ca, de donde solo hay cuatro jornadas á Guadalajara. mero considerable de adhesiones.
El coronel Garnier estaba en frente del ejército del -í ¡JU'j 1 Í )••.'•: i -II )'. ...:••
general Uraga, y este lo tenia en jaque, como ya he- Esta expedición del general en gefe fué llamada por
mos dicho. Preciso era apoyarlo, pero esto era cosa M- Thiers: «el paseo electoral.» Con razón: ella hi-
fácil de prever hacia largo tiempo. zo un emperador y un mariscal de Francia!
La división Douay se puso, pues, en marcha para Pero lo que no dijo M. Thiers es, que la víspera de
Guadalajara, rehaciendo, en sentido inverso, la larga la salida del general en gefe de México para la campa-
y penosa caminata que algunos dias antes habia hecho
ña, habia hecho insertar en la cuarta página del «Dia-
inútilmente!
rio oficial,» con el título de AVISO PARA PUBLICAR, la
Mas tarde necesitó emprender una campaña seria enumeración de todas las causas que ponían á los me-
para destruir el ejército de Uraga; pero no tuvo ni el xicanos en manos de los consejos de guerra; y que en
tiempo ni los medios de hacerla en entera regla, y ese virtud de tal AVISO, sabian estos que tenian á su dis-
ejército mal destruido, fyé despues el núcleo de todas posición veinte maneras de merecer la muerte, sin
200 201
contar otras mil que les servirían para ir á diferentes y había hecho ya gastos considerables: n o podia que-
presidios (1). darse con la carga encima.
El emperador Napoleon se conmovió mucho con la
Así iban los franceses á buscar el voto de la na-
vacilación del Archiduque.
ción!!!. 1. ' ' ' '
Envió á uno de sus ayudantes á Miramar, para aca-
Así lo obtuvo el general B a z a i n e ü ! . . .
bar de decidir á Maximiliano, y personalmente le es-
Y sin embargo, no temió escribir al emperador Na- cribió cartas muy insinuantes para apoyar este pa-
poleón que el país entero esperaba impaciente al jo- so.
ven Emperador que habia proclamado la junta de no-
Al fin triunfó, y el 10 de Abril de 1 8 6 4 , el archi-
tables!!!. . .
duque Maximiliano de Austria se colocaba en las sie-
Ya el Archiduque no tenia razón para resistir. nes la corona del desgraciado Iturbide!
El gobierno francés se apresuró á comunicarle á 'El mi,smo dia nombraba al general Almonte tenien-
Miramar el resultado del paseo electoral del general te general d e l imperio.
en gefe.
El buen derecho sucumbía ante la Gonspira-
Mas es menester confesar que esto no satisfacía cion! . . .
completamente al príncipe, el cual vacilaba todavía.— La Gonveneion de Miramar s e firmó por los empe-
Por otra parte, el emperador de Austria no era parti- radores Napoleon III de los franceses, y Maximiliano I
dario de su aceptación. Consintió en ella con repug- de México.
nancia, y aun puso condiciones bastante duras á su Reproducimos aquí la parte mas interesante de ese
hermano para hacerlo desistir: entre otras, la de pri- documento.
varlo, por seis años, de sus derechos eventuales al «Los gobiernos dé S. M. él Emperador de los fran-
trono de Austria. ceses y de S. M. el Emperador de México, animados
El gobierno francés se habia comprometido mucho, por igual deseo de asegurar él restablecimiento del
orden en México y de consolidar el nuevo imperio,
1) Otro medio de civilizar. El general Bhzaine no han resuelto arreglar por una C o n v e n c i ó n : . . .
-quería ser menos que el general Forey!—Y ambos Cum- «Art. 1.° Las tropas francesas que se hallan ac-
plían su deber: esa guerra de la «raza latina» que tanto tualmente én México, serán reducidas lo mas pronto
critica á la raza sajona el aniquilamiento de los indios bár- posible á 2 5 , 0 0 0 hombres, inelusa la legión extran-
baros,.no se promovió coij mas fin que el de aniquilar á
gera.
ios «bárbaros mexicanos!»—(N. del T.)
«Para resguardar los intereses que motivaron la i n -
«Gracias á la magnanimidad del Emperador de los
tervención, permanecerá temporalmente ese cuerpo
franceses, se han adquirido igualmente las garantías
de ejército en México, bajo las condiciones de los ar-
necesarias para asentar sobre bases sólidas la inde-
tículos siguientes.
pendencia y prosperidad del país.»
«Art. 2.° Las tropas francesas evacuarán á Mé-
xico, á medida que S. M. el Emperador de México va- Como se frustraron estas e s p e r a n z a s ! . . . .
ya pudiendo organizar las tropas necesarias para
reemplazarlas.
EL «World» de Nueva York, y el «London Times» «Fácil es comprender que semejante situación no
hacían revelaciones importantes en este asunto. podia ni debia prolongarse sin peligro. El 22 de
El «Diario oficial» de México protestó enérgicamen- Marzo fueron llamados al cuartel general los editores
te contra semejante designio, en un largo artículo del y los redactores de todos los periódicos de la capital.
26 de Junio.—Declaró que el gobierno, no solamente «El coronel Boyer, gefe del gabinete del mariscal
no era cómplice, sino que se opondría á él con todas Bazaine. despues de haberles recordado los deberes
sus fuerzas. de los órganos de la prensa, cuya misión consiste en
Adelante se verá, en la defensa del Lic. Ortega, he- calmar las pasiones, y no en excitarlas ni en envene-
cha en favor de Maximiliano, en Querétaro, un párra- narlas, vituperó la conducta de los periódicos satíri-
fo que se refiere á este incidente. cos, y concluyó por declarar, á nombre del gobierno
La protección acordada por el emperador Napoleon imperial y el del mariscal, que el decreto de Noviem-
á Mr. Gwin complicaba las cosas y les daba una grave- bre de 1863 que estableció el estado de sitio, no esta-
dad que no pudo ocultarse á los mexicanas, quienes ba derogado, y que en consecuencia, los escritores
deseaban conservar su independencia absoluta. En que se hiciesen culpables de excitaciones á la discor-
consecuencia, provocó algunas artículos muy violen- dia y de propagación de rumores alarmantes, deberían
tos de la prensa menuda de la capital, en que tuvo comparecer ante los consejos de guerra. Acto con-
que intervenir el mariscal Bazaine. Este negocio hi- tinuo fué decidida la prisión de D. Manuel Villegas,
.zo algún ruido en Francia, porque en el diario «La editor de la «Orquesta,» y del Sr. Franco, adminis-
Prensa» de París, correspondiente al mes de Abril, trador de la «Sombra,» los cuales aun no han sido
encontramos las líneas siguientes: puestos en libertad. Está preso también el redactor
ó editor de la «Cuchara,» y se busca para ese mismo Para completar su proyecto, y con el fin de crearse
fin al gerente del «Buscapié.» una defensa en Sonora contra las agresiones posibles
¿Estaba autorizada la «Prensa» para decir que la de los americanos del Norte, Mr. Gwin proponía que,
suposición de la cesión de Sonora era falsa? cuando espirasen las contratas de los soldados del
Nosotros, con perfecto conocimiento de causa, sos- cuerpo expedicionario, les daria cierta cantidad de
tenemos lo contrario. He aquí, en pocas palabras lo terrenos para explotar, ó un Ínteres en la explotación
que sabemos de ese negocio. de las minas.
M. Gvvin habia visto muchas veces, en Paris, al em- Precisamente en estos términos fué firmada la con-
perador Napoleon, y le había expuesto su proyecto de vención Arroyo-Montholon, que se encuentra hoy en
activar la emigiación de los confederados del Sur, fi- los archivos del ministerio de negocios extrangeros en
jándola en Sonora, por concesiones excepcionales he- Paris.
chas á los colonos.
Y precisamente con la idea de hacerla ratificar,
Lo que Mr. Gwin pretendía, sobre todo, era la pre-
quería el gobierno francés imponer á Maximiliano la
sencia de la bandera francesa en aquella provincia,
obligación de reconocer, aun antes de que aceptase la
para que les sirviera de garantía; y esto explica como
corona de México, todos los actos y compromisos fir-
el senador americano pudo obtener de M. Conti una
mados por la regencia-Almonte.
carta para, el mariscal Bazaine,
El Archiduque rehusó entonces. ¿Podia deshacer
Quería constituir así una especie de protectorado
esta prudente determinación cuando Mr. Gvvin llegó á
que cubriese los colonos extrangeros y los mexica-
nos. México reclamando el apoyo del comandante en gefe
Cierto es que Sonora seguía siendo un Estado me- cerca del gobierno imperial?
xicano; pero por espacio de quince años quedaba ba- Como se ve, la prensa menuda de México tenia ra-
jo la inmediata y soberana protección de la Francia, zón para protestar, y los procedimientos del coronel
que pagaba al gobierno mexicano el 10 por 100 sobre Bover, lo mismo que los rigores de los consejos de
la exportación de metales preciosos. guerra en cuanto á esas susceptibilidades y á esos ar-
Esta combinación propuesta por el senador ameri- tículos, eran muy severos, cuando menos!
cano, ponía al gobierno mexicano en posicion de pa- El dinero comenzaba á escasear en medio de todas
gar la deuda que le quedaba pendiente con la Francia, estas complicaciones. M. Langlais fué enviado por
y la Francia quedaba garantizada con esa hipoteca di- el emperador Napoleon para poner orden en la ha-
simulada de un Estado sumamente rico. cienda mexicana; pero la guerra lo absorvia todo, y
por otra parte, la muerte vino á impedir el término
pues, sin la respuesta que deseaba, pero en cambio
de una obra hábilmente comenzada, y á la cual M.
conducía documentos del cuartel general y de la lega-
Langlais habia dedicado todas sus fuerzas.
ción francesa, que debian apresurar las decisiones del
Ya en esta época obligaba el gabinete de Washing-
gabinete de las Tullerías.
ton al gobierno francés á retirar sus tropas de Méxi-
En efecto, tres días despues de la llegada de M.
co, y la caida de Maximiliano era inminente!
Saillard á París, anunciaba el «Monitor Universal»
Los disidentes, alentados por las promesas de apo-
que las tropas francesas volverían á entrar en Francia
yo de los Estados-Unidos, se multiplicaban por todas
en tres fracciones, y que en la primavera de 1867 ha-
partes, cuando llegó á México el barón Saillard. El
bría salido de México todo el ejército.
Emperador estaba entonces en Cuernavaca, con
Ademas las cajas del tesoro francés quedaban cer-
uno ó dos de sus ministros.
radas, desde, entonces, para el Emperadar de Mé-
La llegada del diplomático francés le sorprendió, y
xico.
quiso conocer, antes de recibirlo, cual podia ser. el fin
de su misión. El ministro de hacienda de México se desesperaba.
Las aduanas no bastaban para los gastos, gracias á
Pronto se convenció, de una manera indudable, de
la generosidad de la Francia que sacaba de ellas el 2 4
que el barón iba á pedirle que tuviera á bien hacer
por 100 para pagar las reclamaciones inglesa y espa-
conocer al Emperador de los franceses, la época en
ñola.
que podria subsistir sin el apoyo del cuerpo expedi-
No se podia continuar la administración, sino ocur-
cionario.
riendo á medios extremos, y este recurso repugnaba
Su primer movimiento fué de cólera, y hasta pensó
á Maximiliano. Por la primera vez tuvo el pensa-
no recibir al barón; pero algunos sabios consejos l e
miento de abdicar, pero esta idea duró poco en su e s -
hicieron variar de parecer.
píritu, y muy pronto volvió á la esperanza.
Desde luego se comprende que la misión de M.
Entretanto, era indispensable obrar.
Saillard no tendría resultados favorables. En rigor,
Al momento convocó al mariscal, al ministro de
Maximiliano podia resignarse á saber por este diplo-
Francia y al comisario de hacienda, y logró obtener
mático que el Emperador de los franceses condenaba
de ellos que le prestaran la suma de medio millón de
á muerte al imperio mexicano; pero es evidente que
pesos mensuales hasta fin de 1 8 6 7 , para atender á los
no podia llevar la complacencia hasta el punto de fijar
gastos del ejército.
él mismo la fecha de su ejecución. El barón partió,
Bien pudo hacerse esto por él, puesto que no habia
conseguido que se le dieran mas de cuarenta millones raba en vano un apoyo, queriendo organizar una fuer-
de los dos empréstitos mexicanos! za armada, los Estados-Unidos enviaban al gobierno
Y sin embargo, el gobierno francés no aprobó la francés despachos, cuyo tono casi amenazador, cau-
concesion precedente! saba verdaderas inquietudes al gabinete de las Tulle-
rías.
El Emperador ocurrió, una vez mas, al talento del
mariscal para organizar una fuerza capaz de defen- Por otra parte, el horizonte se oscurecía del lado
derlo cuando el ejército francés evacuara á México. de la Alemania y el Austria: importaba precipitar los
En esta época se resolvió la creación de batallones acontecimientos.
de cazadores de México, cuya formación quedó encar- Costara lo que costara, era preciso que el ejército
gada al general Osmont y al intendente Friant. francés regresara lo mas pronto á Europa,
En cuanto al ejército mexicano, todo estaba por ha- Las promesas de Mi ra mar estaban ya bien lejos!
cer todavía: ni un solo batallou estaba realmente or- En los últimos dias de Junio recibió Maximiliano
ganizado! una carta autógrafa del Emperador de los franceses:
El Emperador reunió en su palacio al mariscal Ba- era corta, pero precisa. Le anunciaba que el tratado
zaine, á Uraga, al general Osmont y al intendente de Miramar estaba roto, y que el ministro de Francia
Friant. El mismo presidió la sesien, pero no se con- estaba encargado de presentarle un ultimátum.
siguió nada. De pronto el Emperador entró en una agitación ex-
Nada se podia conseguir.... trema; pero luego, como anonadado bajo el peso de
En la primera sesión desenvolvió un plan el maris- una decisión soberana, cayó sobre su sillón entregado
cal, que hubiera podido ser mas ó menos aplicable en al mas profundo silencio.
Europa, pero que no podia -serlo en México. Habló Sentía desmoronarse el trono bajo sus piés, y antes
de conscripción, y hasta de una caja de dotacion del de que se le escapara su corona para siempre, pensa-
ejército. ba depositarla en manos de quienes se la habían en-
En este terreno era forzoso fracasar. tregado. Abdicaba!
Estas conferencias fueron en Junio de 1866: ¿po- La Emperatriz se consternó al saber la resolución
dremos ser tachados de parciales cuando nos atreve- de su marido, y en vano procuró combatirla al prin-
mos á decir que el ejército mexicano nunca estuvo or- cipio.
ganizado? La abdicadion debió haber tenido lugar el 7 de Ju-
Mientras que el emperador Maximiliano se procu- lio, dia le la fiesta del Emperador; pero desde los pri-
meros «lias de ese mes, ya la emperatriz Carlota había Sea como fuere, aquellas precauciones fueron inú-
hecho desistir á Maximiliano de su proyecto. Se com- tiles, porque el desgraciado Emperador aceptó el
prometió á marchar en persona, prometiéndose arre- ultimátum con lodos sus rigores, y el 30 de Julio
glarlo todo. ¿Se convenció el Emperador del éxito de firmaba la convención que le dejaba por último re-
la misi'on que la Emperatariz le proponía cumplir con curso el producto de la Aduana de Veracruz, que
toda la energía y toda la perseverancia de que era ca- estaba ya bastante reducido. En efecto, los ingleses
paz, ó hizo una pura concesion á una muger que le y los españoles seguían percibiendo el 24 por 100 que
suplicaba tuviese fé en sus promesas? les habia concedido la generosidad del gobierno fran-
cés: este tomaba 50 por 100 de lo que quedaba á Mé-
Seguramente nadie lo sabe.
xico, y el gobierno de Maximiliano no podia cojer
El ministro francés le presentó el ultimátum, como mas que 38 por 100 para todos sus gastos. . . Y sin
le había anunciado el emperador Napoleon; y precisa- embargo, no lo percibió j a m a s ! . . .
mente en este momento crítico se alejaba el mariscal Algunas personas del círculo del Emperador, le
Bazaine de México, con pretesto de ir á facilitar el habían aconsejado insistir enérgicamente en sus pro-
movimiento de retirada al general Douay, que no lo yectos de abdicación, á pesar de la opinion de la Em-
necesitaba! Sin duda operaba aquel movimiento en peratriz.
virtud de órdenes recientes que habia recibido de Pa- Así es que, en dos cartas que le fueron escritas el
rís: hasta creemos que las habia recibido á consecuen- 6 y el 7 de Julio, por una persona agregada hasta en-
cia del ultimátum! tonces á su servicio particular, leemos:
El mariscal salió de México en los primeros dias • «México, 6 de Julio de 18GG.
del mes de Julio; y tan convencido iba de que el Em- «,
perador abdicaría, y aun de que partiría, que dejó la
«Ya no es posible hacerse ilusiones.
orden al general d'Hurbal de dar al soberano todas
«La caidade V. M. está concertada, prevista, de-
las escoltas posibles hasta Veracruz, para proteger su
cretada En vano fundará V. M. sus esperanzas
retirada
en la resistencia, en la lucha: creo que ya todo es inú-
Aunque esta noticia la tenemos de una persona til , mas lodavia, peligroso
exactamente informada en todas las cuestiones con-
cernientes al Emperador de México, la damos bajo to- L. DETROYAT»
da reserva.
INTERVENCION F R A N C E S A — 2 0
«México, 7 de Julio de 1 8 6 6 . «Existe una cuestión de hacienda insuperable, y en
«Si re: ella son vencidos hasta los mas tenaces. Volveremos
«Las noticias llegadas de Europa esta mañana son á caer en los préstamos forzosos.—Ya no hay adua-
iatales. . . . . . nas, la revolución está en todas partes.—Tampoco
«Creedme, sire, ahora mas que nunca sereis aban- hay pacificación posible despues de las noticias veni-
donado; se os abandonará mañana, pasado mañana, das de Europa, que van á alentar á los disidentes. . .
poco importa, pero sereis abandonado. Si V. M. «¿Qué va á ser, qué e s hoy ya la cuestión mexicana
piensa retirarse despues de la salida del primer solda- en Europa?
do francés, su resolución será discutida ante la histo- «Los Estados-l uidos exigen que los franceses deso-
ria, ante la opinion pública. cupen á México. . .
«V. M. se encontrará en la alternativa de correr «Luego no hay mas que falta absoluta de dinero en
aventuras, de ponerse á la cabeza de las tropas (si las México, presión de la opinion pública en Francia . . .
hay) y de hacer como Juárez, como Miramon y otros
presidentes. «He aquí mis argumentos, y son irresistibles
«Vale mil veces mas una caida digna.
«Se retirarán las tropas f r a n c e s a s . . . . .
«Oigo decir, porque se habla ya de una catástrofe
«Abandono, abandono por todas partes!
próxima como de un hecho consumado, oigo decir «Quiera el cielo que V. M. se convenza de esto, an-
que el Emperador envía á Mejía á la Sierra; que arma tes de la salida del primer soldado francés!
á Juan Francisco; que llama á Márquez. . . El Empe-
rador se sostendrá: sí, es justo, porque los presiden- «Se pretende que si V. M. se retira, los mexicanos
de todos los partidos, adormecidos hoy, despertarán
tes se han mantenido con menos qtxe eso; pero V. M.
para retenerlo. Sea; pero es necesario experimen-
faltará también al primer principio de su corona, que tarlo . . . . . Y es preciso moverse, obrar pronto, sin
debe ser anti-revolueionaria por esencia. ninguna indecisión, adoptar un plan y seguirlo hasta
«La proclama de Miramar pertenece á la historia: el fin. Ya lo he dicho: estamos en los dias de las re-
es la fé jurada! soluciones supremas
«Los presidentes imponían préstamos forzosos pa- «Quiera Dios inspirar bien á V. M!
ra vivir. V. M. no puede aceptar esto, y sin embar- L . DETROYAT.» ( 1 )
go las cargas públicas se han recargado con dos prés-
tamos onerosos.—Hoy la Francia reclama, y se hará (1) Como dije al principio, en mi nota relativa, asegu-
ran algunas correspondencias de Paris que este es el au-
pagar. tor de la presente obra anónima.—N. del T.
- • i. ' r •
¿Porqué no fueron oidos estos sabios consejos? cía del pasado nos obligaba á buscar garantías en el
¿Podia dudarse un solo instante, en efecto, lo irre- porvenir contra la repetición de actos que tan á me-
vocable de las resoluciones del gobierno francés, nudo habían traído represiones severas, pero siempre
cuando, despues de haber leido la carta del empera- ineficaces, á ese pais, á costa de expediciones onero-
dor Napoleon, se conocía el documento que sigue?. . . sas.—Esas garantias debían resultar, sobre todo, de
la fundación de un gobierno regular, bastante fuerte
«París, 31 de Mayo de 1866.
para romper con las tradiciones de desorden que le
«El general Almonle ha entregado al Emperador
habian legado unos gobiernos efímeros.
las cartas de S. M. el emperador Maximiliano, y las
«No hemos querido creer, sin embargo, que los
comunicaciones que se le encomendaron para el go-
elementos de una indispensable regeneración política
bierno francés. S. M. tiene el sentimiento de deber
fuesen desechados por la nación mexicana, y nos per-
expresar aquí la sorpresa que le han causado esas co-
mitimos secundar todos los esfuerzos que el país mis-
municaciones.
mo hiciera para salir de la anarqnía que lo devoraba.
«Desde hace mas-de un año, las instrucciones diri-
Esta idea era grandiosa, y sedujo al emperador Maxi-
gidas á los agentes franceses en México, inspiradas
miliano. Sin detenerse por las dificultades y los pe-
por el sentimiento de los deberes y obligaciones recí-
ligros de la empresa, oyó el llamado de la nación me-
procos que hemos contraído, tienen el objeto de ha-
xicana, y se dedicó valerosamente á la tarea. Creyó,
cer llegar al gobierno mexicano consejos dictados por
lo mismo que el emperador Napoleon, que la indepen-
los intereses de los dos países, así como por la since-
dencia mexicana y la integridad de su territorio garan-
ra amistad que S. M. profesa al emperador Maximi-
tizada por un gobierno estable y reparador, afectaba
liano.
grandes intereses ele conciliación v de equilibrio; y
«No parece que se han oido estos consejos. A^í
§abia que no le faltaría nuestro apoyo para ayudarlo á
lo indican bien las proposiciones formuladas por el Sr
realizar nna obra provechosa al mundo entero.
general Almonte, al mismo tiempo que revelan la mas
«Sin embargo, los deberes del Emperador hacia la
completa falta de conocimiento de una situación, cu-
Francia le ordenaban medir la importancia de los in-
yo esclarecimiento no puede diferirse ya para la corte
tereses franceses comprometidos en esta empresa, con
de México.
la extensión del auxilio que le era permitido ofre-
«No hay para qué recordar el origen de la expedi-
cer á México para asegurar un éxito feliz, y con tal
ción francesa: su legitimidad resaltaba de nuestras
motivose concluyó el tratado de Miramar
quejas.—Obligados á hacernos justicia, la experien- B • •
152 234
«La Francia lia llenado ampliamente los compro- cuitad las reclamaciones inglesas; cuando se encontra-
misos que aceptó en el contrato que estableció nues- ban recursos para pagar, al contado y sin demora al-
tros derechos y nuestras obligaciones, y no ha recibi- guna, deudas dudosas y no exigibles? Hemos visto
do de México sino muy incompletas las compensacio- negar hasta el principio mismo de las reclamaciones
nes equivalentes que se le prometieron. Este es un francesas, que estaban reconocidas, sin embargo, por
hecho que debemos hacer constar, porque no depen- el tratado de Míramar, como la causa determinante
de de nosotros el suprimir sus consecuencias. de nuestra expedición, y que aun á falta de estipula-
«Lejos estamos de desconocer las dificultades de di- ción, hubiera constituido una «leuda de honor irremi-
ferentes naturalezas con que ha tenido que luchar sible é indispensable!
S. M. el emperador Maximiliano. Si algunas veces
«Despues de haber señalado al gobierno mexicano,
liemos deplorado que 110 fuesen mejor secundadas sus
en todas circunstancias, la necesidad de proveer por
leales intenciones, liemos aplaudido siempre su activa
sí mismo á su propia conservación, y de haberle decla-
solicitud y su generosa iniciativa.
rado muchas veces que la cooperaeion que le prestá-
«
bamos no se sostendría sino mientras las obligaciones
«Los resultados no han correspondido á nuestras
correspondientes contratadas en nuestro favor tuvie-
esperanzas, á pesar de la hábil y enérgica dirección
ran el debido cumplimiento, le hemos expuesto las
del marisca], y de la abnegación de un ejército que na-
imperiosas consideraciones que nos impedian pedir
da cansa.
ya á la Francia nuevos sacrificios, y que nos decidian
«
á llamar nuestras tropas.
«El gobierno francés facilitaba la conclusion de los
empréstitos que aliviaban los embarazos del tesoro «Al tomar esta última resolución, hemos ordena-
mexicano, y sin embargo, nuestras cargas solo eran do, sin embargo, que se procuren llenar en su ejecu-
compensadas con arreglos ilusorios de cuentas. He- ción todos los plazos, todas las precauciones necesa-
mos dado consejos amistosos; pero la resistencia sis- rias para evitar los peligros que acarrearía una brus-
temática de los consejeros de S. M. se manifestaba en ca transición.
todo lo concerniente á los intereses de la Francia. «Al mismo tiempo hemos debido preocuparnos de
¿Deberemos recordar á precio de cuantos esfuerzos sustituir á las estipulaciones de Miramar, que han
pudo, en fin, conseguir la legación de Francia una in- quedado sin ningún valor, otros arreglos destinados
suficiente reparación de los daños sufridos por nues- á asegurar la garantía de nuestras deudas. En con-
tros nacionales cuando ya estaban arregladas sin difi- secuencia, el ministro del emperador en México ha
recibido instrucciones para concluir, al efecto, una «Es imposible aceptar las proposiciones presenta-
nueva convención. das por el general Almonte, y autorizar su discusión.
«Estas instrucciones, como todos los actos del em- Seria necesario consentir en una nueva convención.
perador Napoleon, van inspiradas de los sentimientos «Si S. M. el emperador Maximiliano acepta las
naturales que le inspüa el Emperador de México, y combinaciones que le serán propuestas, se sosten-
por su deseo sincero de conciliar intereses que no drán los plazos fijados para la salida sucesiva de las
quiere separar. tropas francesas, y el mariscal Bazaine, de acuerdo
«El Emperador ha estimado las razones que han con S. Mí, dictará las medidas necesarias para que la
determinado á sus representantes á no apresurar la evacuación del territorio mexicano se efectúe en las
conclusión inmediata de los arreglos que les estaban condiciones mas favorables para el sosten del orden y
indicados; pero ha sentido ver que el gabinete mexi- la consolidacion del poder imperial.
cano se ha aprovechado de su condescendencia para «Si por el contrario, no fueran aceptadas nuestras
trasportar á París el asiento de una negociación que proposiciones, no podemos disimular que, conside-
no puede ser útilmente seguida mas que en México. rándonos en lo sucesivo como libres de todo com-
»El emperador Napoleon ha sentido, sobre todo, promiso, y firmemente decididos á no prolongar la
encontrar figurando en el proyecto de tratado some- ocupacion de México, ordenaremos al mariscal Ba-
tido á su gobierno por el general Almonte, las pro- zaine que proceda al reembarque de las tropas con
posiciones ya formuladas; y que cada vez que se han toda la diligencia posible, sin cuidarse mas que de las
presentado, nos hemos visto obligados á declinar por conveniencias militares y de las consideraciones del
razones incontestables. La permanencia de las tro- arle, de que él será el único juez; debiendo procurar,
pas debería prolongarse mas del término convenido; al mismo tiempo, las seguridades á que tienen dere-
se nos piden nuevos adelantos, previendo la insufi- cho los intereses franceses.
ciencia del tesoro mexicano; y se aplaza su reembolso «El emperador Napoleon tiene la conciencia de ha-
á épocas indeterminadas. Ninguna prenda se nos ber ayudado á la obra común. En adelante, á Méxi-
ofrece, ni se estipula ninguna garantía para la seguri- co e s á quien corresponde afirmarse. Cuando la tu-
dad de nuestra acreencia.—Despues de las explica- tela extrangera se prolonga, es una mala escuela y un
ciones francas, leales y completas del gobierno fran- manantial de peligros: en el interior cria la costum-
cés, cuesta trabajo explicarse la persistencia de las bre de no contar consigo mismo y paraliza la activi-
ilusiones que han presidido la concepción de ese pro- dad nacional: en el exterior suscita celos, despierta
yecto. susceptibilidades. Ha llegado el momento para Mé-
xico el momento de responder á todas las dudas, y de Nadie podia esperar en Europa la decisión de la em-
elevar su patriotismo á la altura de las difíciles cir- peratriz Carlota.
cunstancias que atraviesa. Los ataques dirigidos con- Almonte, siu embargo, presentía que eran ciertos
tra la Corma de gobierno que se ha dado, se debilita- los rumores que circularon en París en los primeros
rán siu duda gradualmeute, tanto en el interior como días de Agosto, acerca de la llegada de esta joven s o -
en el exterior, cuando se defienda por sí solo, y llega- berana, porque se encontró en San Nazario á la lle-
rán á ser impotentes al fin, contra la union délos pue- gada del paquete, á cuyo bordo se trasladó para po-
blos y de su soberano, cimentada en pruebas acepta- nerse á sus órdenes.
das con valor y soportadas en común. El honor de
Apenas habia llegado la emperatriz Carlota, hizo
S. M. el emperador Maximiliano y de la nación mexi-
saber al emperador Napoleon que acababa de desem-
cana, será la conclusion de la obra civilizadora que
barcar sobre el suelo francés.
siempre tendremos el orgullo de haber alentado y pro-
El Emperador estaba enfermo precisamente. Se
tegido en su principio.».. .
hallaba en Saint-Cloud, obligado á guardar cama. In-
Nada faltaba á este ultimatum. Contenia los mas mediatamente hizo conocer á la Emperatriz el senti-
sangrientos reproches y las mas duras amenazas. miento que le causaba no poder ir á recibirla, aunque
«esperaba verla, decia, á su regreso de Bruselas.»
La emperatriz Carlota debia salir de México el 8. Y como Bruselas no figuraba para nada en el des-
Maximiliano puso en sus manos todas las piezas que pacho de la Emperatriz, creyó esta que el Emperador
necesitaba para emprender su difícil misión, y entre se servia de.un pretexto para no recibirla.
ellas una larga memoria que debía entregar al empe- Pasó la noche en Nantes, llena de ansiedad, y ade-
rador Napoleon. lantó algunas de las personas de su séquito, á fin de
Llevaba también una pesada caja llena de documen- que le informaran con exactitud, á s u llegada á Paris,
tos que servirán para escribir la historia de México, si realmente estaba enfermo el Emperador. Supo á
los cuales han sido depositados en Miramar. no poder dudarlo, que la enfermedad era cierta, y se
tranquilizó un poco.—Nuestros trenes de Nantes lle-
Se. cuentan mil cosas del viaje de esta valerosa mu-
gan sucesivamente á la estación de Montparnasse y á
jer. Nosotros no queremos ni afirmarlas ni desmen-
la de Orleans. La desgracia quiso que el ayudante
tirlas aquí.
enviado por el Emperador fuese á recibir á la Empe-
Todo lo que digamos á este respecto, lo sabemos de ratriz justamente á la estación á que no debia llegar,
la manera mas exacta.
«le manera que llegó al Grande-Hotel fuera de sí, y los
que la conocen pueden decir humillada; pero algunos Ahora, veamos la memoria que la emperatriz Car-
minutos déspues le fué explicada la equivocación. lota entregó al emperador Napoleon, sin que se haya
A los pocos dias de su Hegadá recibió la visita de la cambiado, quitado ni añadido una sola palabra.
empejatriz Eugenia. Las dos soberanas se abrazaron
MEMORIA DEL EMPERADOR MAXIMILIANO AL
con efusión. Instintivamente los pensamientos de
ambas se trasportaron á tres años atrás.—¡Cuántos EMPERADOR NAPOLEON.
*
recursos al ejército. El ejército por sí solo es quien «Se ve, pues, que los consejos ó las insinuaciones
absorve todas las rentas del Estado, y basta echar una de los gefes del ejército francés mas autorizados por
mirada á las cuentas del ministerio de hacienda, para su posicion, demuestran bien claro que el Emperador
convencerse de ello.» ha tenido cómplices en su línea de conducta política
«El 10 de Enero designó el comandante en gefe al fuera de su círculo personal que tanto se le reprocha.
ministerio tres funcionarios que no le inspiraban con- «Entre los otros cargos que se ha creído tener de-
fianza. Dos dias despues, el Emperador le comuni- recho para dirigir al gobierno imperial mexicano, hay
caba su resolución: «En espera del trabajo comple- uno de grave naturaleza. Se dice y se repite: la ha-
to que me prometeis, pongo en vuestro conocimiento cienda mexicana está en su desarrollo; el sistema en
que las tres personas que habéis citado, han sido re- que se encuentra basada es defectuoso; los altos fun-
levadas de su sempleos.» El 5 de Marzo siguiente cionarios y los empleados de la gestión de los intere-
fué cambiado el ministerio! ses del tesoro son ímprobos ó incapaces; y el Empera-
«Se ha reprochado igualmente al gobierno impe- dor, lejos de hacer un esfuerzo por remediar este mal,
rial mexicano, el no haber marchado exclusivamente ha cerrado el oido á los mejores consejos, y sistemá-
con cierto partido, y haber intentado una obra de con- ticamente ha alejado de sí á los franceses, que hubie-
ciliación. Pero, ¿se ignora acaso que esta fué la po- ran podido prestarle una ayuda útil.
lítica aconsejada al principio por los mismos genera- «He aquí la acusación.
les franceses?—El general Castagny escribía al maris- «He aquí los hechos.
cal, el 30 de Agosto de 1864: «Las poblaciones de «Si la situación financiera es mala, ¿cuándo ha sido
la frontera del Norte son enérgicas, laboriosas, indus- buena?—No es, ciertamente, cuando se inauguró el
triales y liberales. Aceptarán el imperio sin dificul- imperio, porque M. Budin, comisario extraordinario
tad, con tal de que no se ajen con demasiada dureza de hacienda, escribía al nuevo soberauo, con fecha
sus convicciones.» El mismo mariscal decia á S. M. 11 de Junio de 1864: «Los recursos han sido muy
en una comunicación fecha 29 de Diciembre de 1864: restringidos desde el principio, y lo son todavía. Los
«Las tendencias clericales del general Mejía y del ge- agentes del gobierno precedente se llevaron, al huir
neral López, y el espíritu generalmente liberal de to- ante la intervención, los archivos y los expedientes de
da la poblacion de Nuevo-Leon y Tamaulipas, recla- las oficinas de hacienda, creando así serios embarazos
man funcionarios ilustrados, que puedan contraba- á la administración instalada por el general en gefe.
lancear con.su influencia, si no dominar, la de los co- Lo mismo pasa en las demás oficinas, y lo propio su-
cede en el interior. Antes de proceder á fas reeau-
mandantes militares.»
250 . ;
luego, la dirección oficial del ministerio de hacienda,
daciones, tienen los nuevos agentes que c^ear los tí-
pero he encontrado mucha resistencia por su parte,
tulos de donde deban nacer.
fundada én la posición que oeupa en el parlamento
«¿Se habían edificado siquiera las bases de un plan
francés. La solidaridad que existe entre nuestros dos
financiero que pudiera proporcionar recursos?—No:
gobiernos me hace-creer que no existe esa incompati-
se habia vivido al dia.—-En presencia de semejante es-
bilidad. La misión confiada á M. Corla no terminará,
tado de cosas, la sórpresá del emperador Maximiliano
sino cuando él pueda asegurar á sus colegas que el país
fué extrema, y así lo manifestó con franqueza al ho-
cuenta con los recursos necesarios y ofrece las garan-
norable M. Fóuld.
tías de una organización financiera capaz de asegurar
«Al llegar á México, le escribía el 9 de Agosto de
su realización.
1864: « creía yo que la intervencion francesa lo hubie-
«¿Es este el leuguage de un hombre que se ciega en
ra preparado todo para ponerme én disposición de a-
sus caprichos? Despues del regreso á Francia de M.
preciar ra Verdadera situación financiéra, y que no me
Corta, vino M. Bonnefond á dirigir la misión finan-
quedaría mas que decretar los medios de hacerle fren-
ciera francesa, á quien el Emperador ofreció, lo mis-
te y de aplicar el sistema financiero francés modificado
mo que á su predecesor, la cartera de hacienda. Si
según las exigencias del país, con la inteligente coo-
M. Bonnefond creyó que no debia aceptar, al menos
peracion de los funcionarios de vuestro departamento,
existe su negativa para justificar las buenas intencio-
puestos á mi disposición; pero desgraciadamente no es
nes de S. M: la trascribimos: «Estoy profundamente
así: todo está por hacer.»
agradecido á la confianza que me ha manifestado V. M.
«Pasaron algunas semanas en vacilaciones; en fin,
sin conocerme; pero le suplico me permita decirle, con
vino á México M. Corta, diputado del Cuerpo legisla-
una respetuosa deferencia, que no puedo aceptar las
tivo. Su rectitud, su espíritu conciliador, su profun-
ofertas tan halagüeñas que se ha dignado hacerme, á
do conocimiento en los negocios, persuadieron al
causa de mi completa ignoraecia de los hombres y de
Emperador de que había encontrado al hombre que
las cosas de este país.»
buscaba para mejorar la hacienda del país. Escribió,
«No se desalentó por esto el Emperador, y á pedi-
pues, al señor duque dé Moray, el 9 de Agosto de
mento suyo, vino á México M. Langlais, consejero de
1864: «Mr. Corta me dá pruebas de sus altas Cualida-
Estado. Sus ideas fueron en seguida las de S. M., y
des administrativas y financieras, en cualesquiera cir-
un decreto imperial de 3 0 de Setiembre de 1865, in-
cunstancias. Ha sabido grangearse las simpatías de
vistió á M. Langlais de atribuciones superiores á las
los mexicanos: por consiguiente, me es necesaria' su
de Jos ministros, casi dictadoriales. Todos los gastos
cooperacion. Hubiera yo querido confiarle, desde
fueron sometidos á su examen, y su plan de hacien-
la opinion pública del país y de la Francia, y acabo
da se adoptó desde el momento de su presenta-
de expedir orden para la compra de armamento y
ción, sin modificarle una línea, y se consagró por le-
vestuario, hasta donde lo pecmitau nuestros recursos,
yes y decretos publicados en el Diario imperial de 12
«Se culpa al gobierno mexicano de no haber apre-
de Febrero de 1866.
surado la organización de un ejército nacional; ¿pero
«En fin, despues de la irreparable pérdida de este se ignora que el comandante en gefe estaba encarga-
hombre de Estado emimente, no desesperó todavía S. do de formarlo, é investido de los poderes necesarios
.M. y pidió á Parisun sucesor de M. de Langlais. Este para ello? En fin, cuando ya fué evidente su absten-
pedido quedó sin resultado. ción, le escribió el Emperador, el 5 de Abril de
«Tal es la relación sucinta y verdadera de la con- que confiaba la organización de una brigada modelo
ducta observada hacia los agentes financieros y los al conde de Thun, y que en consecuencia era preciso
hombres de Estado que la Francia ha enviado á Mé- reunir en Puebla los elementos y los cuadros de est%
xico. tropa. Y se reunieron, en electo, pero todavía no
«Agregaremos aquí una reflexión.» lenian ni los primeros lazos para su formación, cuan-
«El tener un buen financiero en el consejo, no es do los dispersó el general en gefe en tres direcciones
todo: se necesita todavía que las perturbaciones vio- diferentes, para hacer frente á las eventualidades de
lentas no vengan á cada paso á contrariarlo y á in- la guerra.
terrumpir sus eombinaciones. Sobre todo, es nece- «Mas tarde, cuando el ministro de la guerra de
sario que una guerra conducida con parsimonia y que S. M- el Emperador de los franceses insistió con el co-
se arrastra con lentitud, no venga á cada instante á mandante en gefe para que proveyera á la organiza-
impedir el equilibrio entre los ingresos y los egresos. ción de tropas del país, en cantidad suficiente para
- - E l Emperador decía al comandante e n g e f e , el 12 proteger los intereses franceses después de lg ma?cl#
de Enero: «en cuanto á las necesidades de las tropas del cuerpo expedicionario, se resolvió el comandante
nacionales, que en gran parte se encuentran despro- en gefe á emprender esta obra, dando parte de su de-
vistas de vestuario y de equipo, nadie sufre tanto por terminación al emperador Maximiliano, quien de nue-
ello, física y moralmente, como yo; pero desgraciada- vo le confirió todos los poderes necesarios para llevar-
mente, la guerra interior, por si sola absorve todas la á buen fin. La carta siguiente <lel mariscal, fe-
las rentas del Estado con su duración. Sin embar- chada el 6 de Junio de 1866, es un testimonio ir-
go, estoy resuelto á hacer todos los sacrificios para recusable de ello: «He recibido, dice, la carta que
cooperar á un fin tan impacientemente esperado por me ha dirigido V. M. el 3 del presente mes, en la cual
INTERVENCION FRANCESA—22
se digna investirme de una autoridad absoluta para la Entregamos este documento á la opinion pública,
organización délos Cazadores de México y para la re- sin permitirnos hacerle una sola observación siquiera.
organización del ejército mexicano, del general en ge- Vamos solamente á dar el motivo que determinó al
fe del Estado Mayor, y del intendente en gefe del mis- emperador Maximiliano á fijar su elección en el gene-
mo ejército. Ya comuniqué las intenciones de V. M. ral Thun, para la organización del ejército mexi-
al señor general Osmont y al intendente militar cano.
Friant, v me honraré con tener al corriente á V. M. Estas explicaciones nos parecen indispensables pa-
de los resultados que se vayan obteniendo progresi- ra probar, que si el emperador Maximiliano no era
vamente.» justo á veces en su animosidad contra el mariscal, co-
«Los oficiales generales citados se pusieron á la mo lo confesamos francamente, en esta circunstan-
obra inmediatamente, con un celo y una inteligencia cia no manifestó su resentimiento sino despues de ha-
dianas de todo elojio. Los oficiales y soldados del ber agotado todos sus recursos de conciliación.
ejército francés respondieron á su llamado con tal Maximiliano habia deseado, pedido y designado los
diligencia, que justificaron las esperanzas que se ha- oficiales generales franceses que quería para formar
bían concebido para la formación de estos nuevos una brigada modelo, pero se habia encontrado siem-
cuerpos. Y estaba ya equipado y armado un núme- pre con que, según el parecer del mariscal, ninguno
ro de batallones de Cazadores, cuando llegó la fatal de esos oficiales poseía las circunstancias apetecidas
noticia de que se retiraba el subsidio que el mariscal para alcanzar el fin que se proponía el Emperador.
y el ministro de Francia habían acordado provisional- De esta manera, se vió forzado á no ocurrir mas al
mente como recurso indispensable. general en gefe.
«No debe disimularse que el sosten de ese subsidio Y para servirnos de sus propias palabras:
hasta el fin del año de 1867, es la sola garantía para «No habiendo podido ó querido ningún general
la constitución de ese ejército mexicano que, como lo francés encargarse de la organización del ejército me-
confiesan todos en México, es la única fuerza capaz de xicano,« decidió encomendar esa tarea difícil al gene-
proteger los intereses, gravemente amenazados hoy, ral austríaco de Thun.
En apoyo de lo que acabamos de decir, vamos á ci-
de los residentes extrangeros; y que cualquiera otra
tar una carta que se encontró en los archivos del pa-
solucion pondrá en peligro, rio solamente esos intere- lacio de Chapultepee.
ses, sino hasta la existencia de los mismos extrange- No daremos ningún nombre, por no lastimar nin-
ros, tan íntimamente ligada á la salud del imperio. guna personalidad; mas por esto no perderá la carta
nada de su valor.
que ahora en el viaje me he decidido por el conde de
Thun, quien ha tomado la tarea con el empeño de un
«Mi q u e r i d o . . . .
hombre de corazon.
«Acabo de recibir vuestra carta de 1.° del corrien-
te, la cual me apresuro á contestar, suplicándoos que
«Thun tiene muy buena voluntad, y siguiendo mi
deis conocimiento al mariscal de su contenido.
invitación, se propone adoptar lo mejor que tiene la
«Celebro muebo saber que el general*** puede per- organización militar francesa.
manecer en el país. Esto es muy conveniente para
México, donde los hombres de inteligencia y de ener-.
gía son hoy mas necesarios que nunca. MAXIMILIANO. »
A estas razones respondieron los Sres. Riva Palacio El general Mejía, ministro de la guerra, les contes-
y Martinez de la Torre: tó el mismo dia «que no eran contrarias á las preven-
«Que Maximiliano jamás aceptó el cargo de ser ins- ciones de la Constitución las disposiciones de aquella
trumento de los franceses, á quienes siempre habia ley; y que estaba, ademas, suspenso el régimen cons-
combatido en sus exigencias titucional por efecto de la guerra necesaria que toda-
Que en cuanto á la ley de 3 de Octubre, Maximilia- vía sostenía la nación (Márquez defendía
no les habia asegurado, qué, además del uso frecuente todavia á México.)
que hizo del perdón, en las aplicaciones de ella que se
La ley de 25 de Enero de 1862, debia tener, pues,
habían hecho, tanto él como su Ministerio habían creí-
su observancia.
do firmemente que el gobierno republicano habia
No quedaba mas que un recurso: implorar la cle-
abandonado el país»,
mencia del Presidente de la República.
Todo 6ra de temerse. La ejecución de la sentencia
Se hizo una petición, al efecto, por los abogados de
podiá ser instantánea. El general Escobedo tenia de-
Maximiliano. Ese documento es muy largo. En él
recho para negar al condenado el recurso de indulto.
se explica como fué la venida del príncipe á México;
Con arreglo á la solicitud de sus colegas de Queré-
como había hecho respetar siempre las leyes liberales;
taro, los Sres. Riva Palacio y Martinez de la Torre pre-
como había tenido la convicción de llenar una misión
sentaron desde el principio una protesta contra la
justa é indispensable parala felicidad de México; y
competencia del Consejo de guerra.
concluye con consideraciones políticas y humanitarias
En ella leemos el párrafo siguiente:
en favor del condenado.
«Un Consejo de guerra ordinario no puede juzgar
de los actos de conducta y administración, en un pe- El general Mejía respondióá esta solicitud, «que no
estando todavía pronunciada la sentencia,no había l u - necesidad de asegurar la paz de la República
gar á dar á conocer las decisiones supremas del go- LEUDO DE TEJADA.
bierno. » El 1 i , un telegrama de los Sres. Vázquez y Ortega
En estas circunstancias llegó á San Luis el Barón hacia saber á los Sres. Riva Palacio y Martínez de la
dé Magnus, representante de la Prusia. Llegaba á so- Torre, que el Consejo se habia reunido á las ocho <1®
licitar el perdón de Maximiliano, á nombre del Aus- la mañana, y que se habia suspendido la sesión á las
tria, de la Bélgica, de la Italia, y si era necesario, de ocho de la noche para continuarla el dia siguiente á la
la Europa entera. misma hora de la mañana.
El 13 se presentó al Sr. Lerdo.
Los dos amigos del Sr. Lerdo volvieron á implo-
El Ministro de Juárez le dio las mismas respuestas
rar. Sabían, á no dudarlo, que la sentencia seria de
que había dado ya á los defensores.
muerte.
El Presidente mismo, que recibió también al pleni-
El Ministro respondió, como antes, «que era preci-
potenciario prusiano, fué muy poco explícito sobre la so esperar la sentencia» añadiendo:
suerte que estaba reservada al Archiduque. «El perdón de Maximiliano pudiera ser muy funes-
Entonces fué cuando Mr. Magnus escribió en la no- to al pais, porque en lo conocido de su variable carác-
che una carta reclamando el perdón del Archiduque ter, no habría gran probabilidad de que se abstuviera
á nombre de la humanidad, a nombre del rey de Pru- de otra seducción
sia, «el cual se tendría por muy dichoso en ayudar al «Es preciso que el Gobierno quite los principales
gobierno de México, en cuanto le fuere posible, á es- elementos de un trastorno probable. La justicia cum-
tablecerse y á obtener la paz.» ple con este proceso uno de sus deberes, y la nación
El dia siguiente recibió la respuesta de su carta, de nos pediría cuentas de una indulgencia que la expu-
que extractamos el párrafo siguiente: siera á los peligros de una nueva agitación.
«Las personas que componen el Gobierno de la Re- «¿Quién puede creer que estarían tranquilos los
pública, aprecian justamente esas buenas relaciones hombres intransigentes, para quienes los adelantos
de amistad que con él habla mantenido el gobierno de de la sociedad, su progreso, sus instituciones, son un
la Prusia: han meditado y meditarán justamente con pecado que los lastima y excita á la revolución ?
lo que Vd. ha expuesto, todas las consideraciones que «¿Qué garantías pudieran dar los soberanos de Eu-
deben tenerse presentes para pesar con 1.a mas madu- ropa de que no tendríamos una nueva revolución para
ra deliberación todos los motivos de clemencia y be- sostener el imperio
nignidad, con todos los deberes de la justicia y de la «Europa no quiere ver en los mexicanos hombres
dignos de formar una nación. Tiene de nosotros la por el señor general en gefe. Está señalada para la
mas pobre idea: se figura que las instituciones repu- ejecución las seis de la tarde.
blicanas son el vértigo de un pueblo demagogo, y á OUTEGA.
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