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UNA MIRADA AL RIESGO URBANO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA

CIUDAD Y LA BUSQUEDA Y RESCATE EN CONTEXTOS URBANOS


Manuel Santana
manuels6555@gmail.com

La frecuencia de los desastres generados por fenómenos de la naturaleza


está aumentando tanto en América Latina y el Caribe (ALC), como en el
resto del mundo1. Este hecho y sus consecuencias sobre el proceso de
desarrollo de las comunidades, economías y países afectados hace
necesario enfocar la problemática desde una perspectiva diferente a la
tradicional que hace énfasis en la simple y pura respuesta.
De acuerdo con el BID (2014)2, durante las décadas de 1960 y 1970, menos
de 20 desastres ocurrieron por año. Sin embargo, a partir del año 2000, el
promedio aumentó a 50 desastres por año, lo que representa un incremento
del 150%. Según el Marco de Sendai3, a nivel global entre 2005 y 2015 como
consecuencia de los desastres más de 700.000 personas han perdido la vida,
más de 1,4 millones han sufrido heridas y alrededor de 23 millones se han
quedado sin hogar. En general, más de 1.500 millones de personas han sido
afectadas por desastres en diversas formas. Las pérdidas económicas
globales sobrepasan 1,3 billones de dólares. Las estadísticas indican que, en
todos los países, el grado de exposición de las personas y los bienes ha
aumentado con más rapidez de lo que se ha disminuido la vulnerabilidad,
lo que ha generado nuevos riesgos y un incremento constante de las
pérdidas relacionadas con los desastres.

Bajo esta premisa, hay coincidencias entre la comunidad de expertos


respecto a los desastres tienen un considerable impacto en los ámbitos
económico, social, sanitario, cultural y ambiental a corto, medio y largo
plazo, en especial a nivel local y comunitario y mayores consecuencias en
los países en desarrollo, donde la mortalidad y las pérdidas económicas
provocadas por los desastres son desproporcionadamente más altas. Según
el BID (2017) más del 75% de la población de la región de Latinoamérica y
el Caribe (LAC) vive en ciudades, un porcentaje superior al promedio
mundial que se ubica en el 50%, este proceso de urbanización acelerada
sufrido por LAC incrementa el grado de exposición y la vulnerabilidad al
potenciarse los factores subyacentes que aumentan el riesgo de desastres,
como lo son las consecuencias de la pobreza y la desigualdad, la

1 Ashwill, M. y Alvarez, L. (2014). Disaster Risk Reduction. Inter-American Development Bank. IDB: Building Resilience
and Reducing Emissions. Pag. 1.
2 Ashwill, M. y Alvarez, L. (2014). Disaster Risk Reduction. Inter-American Development Bank. IDB: Building Resilience

and Reducing Emissions. Pag. 2.


3 ONU (2015). Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030. Pag. 10
variabilidad del clima, la urbanización rápida y no planificada, la gestión
inadecuada de las tierras, y factores agravantes como los cambios
demográficos, las políticas formuladas sin tomar en cuenta los riesgos, la
falta de regulación e incentivos para inversiones privadas en la reducción
del riesgo de desastres, la utilización no sostenible de los recursos naturales,
el debilitamiento de los ecosistemas, la débil gobernanza en las estrategias
de reducción del riesgo de desastres con énfasis en el nivel local, entre otros
factores.

Bajo este orden de ideas, las proyecciones de los organismos internacionales


sobre el crecimiento de la población mundial son preocupantes, según el
Fondo de Poblaciones de Naciones Unidas - UNFPA, la población mundial
en 2016 llegó a 7.433 millones de personas, lo que significa que en un solo
año los habitantes del mundo crecieron un 1,1%, en comparación con los
7.349 millones de habitantes que registró el mismo trabajo de 20154 y prevén
que la población mundial continúe en aumento exponencialmente, como
podemos observar en el gráfico “Población Mundial proyectada hasta
2010”,5 alcanzará más de 1.000 millones de personas para el año 2050. De
acuerdo con la “Revisión de 2017 de Perspectivas de la Población Mundial”
de la División de Población de las Naciones Unidas, la tendencia al alza en
el tamaño de la población mundial continuará incluso suponiendo que los
niveles de fertilidad continuarán disminuyendo.
El crecimiento de la población
urbana se seguirá alentado por
dos factores: la persistente
preferencia de la gente de
mudarse de áreas rurales a áreas
urbanas y el crecimiento
mantenido de la población
durante los próximos 35 años,
según lo planteado por los
organismos mencionados,
incluyendo en esta opinión a
UNHABITAT.
Según DESA6 (2014) se ha pasado
de 10 megaciudades en 1990 a 28
en 2014, con más de 10 millones de habitantes, siendo Tokio la mayor de
ellas, con 38 millones. Esas megaciudades acogen en conjunto, a 453

4
UNFPA (2016). "Estado de la Población Mundial 2016". Fondo de Población de las Naciones Unidas.
5
Naciones Unidas (2017). “Revisión de 2017 de Perspectivas de la Población Mundial”. División de Población de las
Naciones Unidas. Recuperado de: http://www.un.org/es/sections/issues-depth/population/index.html
6
Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de NU
millones de personas, o lo que representa, un 12% de la población urbana
mundial.
De ellas, 16 están en Asia, 4 en América Latina, 3 en África, un número similar
en Europa, y 2 en América del Norte. Estima este informe, que para el 2030,
habrá 41 ciudades con más de diez millones de habitantes. Según UNFPA
(2016) este crecimiento de la urbanización de las naciones es producto de
la focalización del desarrollo, la industrialización y de los procesos
migratorios, muchos de ellos generados por la violencia. La mitad de todos
los países del mundo han alcanzado un área urbana de más del 60 % de su
territorio, proyectándose que para el 2050, el 70% de los países tendrán un
80% de territorio urbano.
Este nivel de urbanización contribuye a la incidencia de desastres de orden
natural, especialmente cuando este proceso, contribuye a la degradación
del ambiente o genera presiones en la infraestructura de servicios, ya
bastante cargada de las ciudades.
Otros documentos de estos organismos coinciden en que las familias más
pobres tienen mayor probabilidad de ser afectadas en estos mega espacios
urbanos por dos razones que podemos concretar en: 1.) Tendencia a vivir
en zonas de alto riesgo y 2.) Poca probabilidad de estar asegurados o de
tener otra fuente de recuperación financiera, después de un evento
generador de daños.
Finalmente, de acuerdo con BID (2014), los países que corren más riesgo7 son
los que tienen costas en el Mar Caribe y/o en el Océano Pacífico. Los países
sin litoral y los que tienen costas en el Océano Atlántico, tienen un nivel de
vulnerabilidad más bajo8
Si bien es cierto que la gestión de riesgo de desastres en la región LAC ha
tenido algunos avances en términos de gestión, en áreas como la
preparación de las construcciones y el mejoramiento en la respuesta a
emergencias, se siguen enfrentando desafíos importantes en cuanto a
prevención de desastres (evaluación de riesgos) a la RRD y a enfrentar los
factores de riesgo subyacentes como la planificación urbana inadecuada,
la obsolescencia de la infraestructura y las prácticas ambientales no
sostenibles y a una visión que concentra la atención en los eventos y no en
el contexto de ciudad.
Las dinámicas de desarrollo urbano de las ciudades tienen además, un
papel articulador en la red de ciudades que conforman las áreas vecinas
(Áreas Metropolitanas o Conurbadas), que responden a otras dificultades,
vinculadas al crecimiento urbano de cada una de ellas y como se articulan
y conviven en una red de ciudades que definen un funcionamiento

7
UNU-EHS (2012) Reporte de Riesgo Mundial - https://publications.iadb.org/handle/11319/6709?locale-attribute=en
8
Esta situación se basa en la incidencia que generan los eventos hidrometeorológicos
particular en lo social, laboral y funcional, desempeñando cada una de ellas
un rol relacionado con el desarrollo de las otras.
Estas relaciones y conexiones a distintas escalas, crean tendencias de
desarrollo y necesidades de orden urbano y de atención de emergencias,
que no son consideradas por los instrumentos de planificación territorial en
cualquiera de sus niveles, un simple deterioro de las bases de un puente, una
vía estratégica de conexión vial o un factor perturbador en un punto de
intersección o convergencia vial critica, puede generar un caos similar al de
un evento generador de daños, en términos de funcionabilidad de la
ciudad y de esas redes de dependencia que establecen la dinámica entre
ellas y por ende, para los responsables de gestionar su funcionamiento y
atención.
Esto que observamos, leemos, vivimos y que en conclusión nos presenta un
panorama preocupante, necesariamente tiene que ser entendido e
integrado a la planificación del desarrollo a largo plazo, abordando los
elementos subyacentes del riesgo y haciéndolo parte de las inversiones
públicas y privadas para gestión y reducción del riesgo de desastres, con
medidas estructurales y no estructurales que asegures la consolidación de
capacidades.
Este enfoque lo plantea, la tercera prioridad del Marco de Sendai9, que traza
ruta hacia “invertir en la reducción del riesgo de desastres para la
resiliencia”, que a su vez destaca priorizar la construcción de capacidades,
sobre la gestión luego de ocurrido un evento.
A partir de esta realidad y en el marco de la propuesta que hacemos desde
el componente de Búsqueda y Rescate en Contextos Urbanos (BRCU) sobre
el tema, la idea no es que los Organismos de Primera Respuesta (OPR) se
conviertan en “predictólogos10”, ni que se conviertan en promotores de
proyectos urbanos, la propuesta está enfocada a destacar dos vertientes,
una general y otra específica para BRCU:
Vertiente General
• La necesidad de desarrollar capacidades para enfrentar los impactos
de eventos generadores de daños a partir de las dinámicas urbanas,
logrando mantener las funciones esenciales del ente responsable de
atenderla, lograr en caso de ser afectado, la recuperación y puesta a
punto del apresto operacional y mantener este apresto por encima de
las presiones propias del momento.

9
ONU (2015). Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030.
10
Vocablo de mi cosecha, referido a las personas y organismos que anuncian por revelación, ciencia o conjetura lo que
va a suceder, pero no accionan y participan de forma activa para generar efectos positivos o negativos sobre el tema
• Estar preparados, para ofrecer opciones o alternativa que puedan ser
puestas en funcionamiento, cuando falla un componente esencial del
sistema que está previsto, logrando evolucionar y adaptarse ante el
cambio que demanda la situación que lo está exigiendo.
• Procurar el restablecimiento, funcionamiento, reorganización del
modelo aplicado, evitando que los problemas se repliquen, afectando
el proceso de atención de la ciudad.
• Lograr que el aprendizaje sea constante, internalizando experiencias
vinculadas, promoviendo y generando nuevas soluciones a medida que
las condiciones de la ciudad y su dinámica cambian.
Vertiente específica para BRCU
• Conocimiento sobre los índices de densidad, dinámica y tipología
urbana, permite asignarle el atributo que asegure la caracterización y a
partir de allí, identificar cantidad, clase y tipo de recurso que se debe
utilizar para intervenir en caso de afectación en el área.
• Conocimiento sobre los índices de concentración urbana, e
identificación de las formaciones urbanas críticas, características de los
materiales, así como la información de diseño predominante, permite
pensar en métodos cuantitativos de evaluación pos sismo, con uso de
tecnología y procesamiento de imágenes.
• Al conocer la relación entre espacios abiertos y área construida, es
posible conocer la cantidad de escombros que se puede generar y bajo
esa perspectiva, planificar el cómo manejarlos, que área se requiere
para su deposición y como desplazarse a través de la ciudad.
• Conocer de antemano los posibles escenarios producto de un evento
generador de daños (EGD), nos permite prepararnos, organizar e
identificar actores que serán requeridos para su atención, así como, cuál
será la responsabilidad y autoridad que ejercerán.
• Conociendo la tipología constructiva y el perfil de la población que los
habita, se puede inferir dado los edificios existentes, su posible respuesta
a las amenazas y por ende, la acción humanitaria que corresponde
generar de acuerdo con el escenario planteado.
• La identificación de las formaciones urbanas críticas permite trabajar
sobre una auditoría de vulnerabilidad, matriz de escenarios y priorizar los
procesos de atención, dando eficiencia a los recursos disponibles, pero
también, capacidad para desarrollar esfuerzos de mitigación.
• Aprovechamiento del conocimiento, para lograr que el aprendizaje sea
constante, internalizando experiencias vinculadas a sus realidades,
generando y promoviendo soluciones legales, funcionales o
administrativas, a medida que la ciudad y su dinámica cambian.
En conclusión, lo propuesto pretende buscar la sostenibilidad a partir de las
complejidades de la ciudad, lo cual exige un cambio radical en la forma en
que se han venido pensando, planificando, ejecutando y evaluando los
procesos, dependiendo siempre del evento. Lo que se busca es fortalecer
las habilidades adaptativas para soportar y recuperarse rápidamente de los
impactos y las tensiones de la ciudad, mejorando y conociendo mas allá de
lo tradicional y lo individual, lo que contempla el desarrollo como generador
de riesgos en entornos vivos, integrales y cambiantes, como son las
ciudades.
En otras palabras, es tomar conciencia de la importancia que tiene el ser
gestores de un proceso vinculado a la dinámica urbana y sus actores,
entender las debilidades, identificar los puntos ciegos y los factores que unan
y puedan hacer coincidir intereses interagenciales, que permitan desarrollar
estrategias comunes en beneficio de un desempeño institucional exitoso, a
partir de las características de los escenarios que se deben enfrentar.
Es considerar tanto, las necesidades inmediatas como las futuras y las que
van a ser comunes, construyendo una base de información integral, que
asegure mejores prácticas y un proceso de gestión activa sobre el
funcionamiento de la ciudad, la seguridad y protección de sus habitantes,
dejando de lado, la actuación pasiva que solo procede a demanda de los
eventos.
Área prioritaria: la gobernanza urbana
Desafíos
Uno de estos desafíos que pueden aportar beneficios con una visión más
concreta del tema de gestión y reducción del riesgo en las ciudades, es la
escala de trabajo que se utilice (País, Área Metropolitana, Ciudad, Barrio) y
en este sentido, la descentralización es factor clave.
Ciertamente los procesos de descentralización dan a los gobiernos locales
una posición relevante para demostrar su capacidad de liderazgo, en lo
financiero y en lo institucional, pero también es cierto que son muchas las
dificultades para medir el beneficio que ofrece la descentralización, se suma
el hecho, que son muchos los actores que intervienen y resulta muy difícil
demostrar los impactos de esos procesos, particularmente en el tema de
Reducción del Riesgo de Desastres y de Gestión del Riesgo.
En este tema, son muchos los factores que intervienen, sin embargo, hay
estudios que demuestran la vinculación entre descentralización y desarrollo,
y eso aunado a lo anterior, plantea la necesidad de tener un especial
cuidado en los procesos de gestión municipal, particularmente para que el
desarrollo no se convierta en factores que incrementen el riesgo ya que en
nombre de “mejorar las condiciones de vida de la población” que
ciertamente es uno de los pilares del trabajo municipal, ya sea por acción o
por omisión, se puedan convertir en lo que el sociólogo alemán, Ulrick Beck,
acuño en 1986, como una "sociedad del riesgo"
Es fundamental que los OPR sean parte activa del desarrollo, observando y
analizando la relación de decisiones de hoy y los daños potenciales a futuro.
De la misma forma, las capacidades de control, su relación con los gestores
de la fuente de riesgo, el conocimiento de la amenaza a futuro y la
perspectiva de la exposición, son factores que darán confianza, ofrece una
perspectiva razonable sobre los retos que se deben enfrentar y proyecta
racionalidad, sobre la administración pública regente a la ciudadanía, que
verá una gestión urbana bastante sana y coherente con su realidad, por
ende, a unos gobernantes preocupados por su protección y seguridad.
Esto cobra particular importancia, cuando analizamos lo que los estudiosos
del problema del riesgo municipal han destacado cuando dicen, que el 90%
de los eventos generadores de daños que ocurren en el país, se inician en
el municipio y terminan en el municipio.
Esto de verdad nos plantea la necesidad de una mirada diferente del
problema y bajar la escala de trabajo del nivel nacional a nivel local y aquí
fijar la atención en la perspectiva de barrios, como áreas geográficas de
interés en la reducción y gestión del riesgo de desastres.
Los barrios definidos por sus características sociales, económicas y físicas
sirven como base para consolidar una identidad jurídica/administrativa
dentro de una jurisdicción mayor. Las características de un barrio
proporcionan a sus residentes una identidad, y por ende, familiaridad y
seguridad dentro del caos del contexto urbano. Debido a los factores
mencionados anteriormente, después de una crisis humanitaria y desastres,
los barrios y su funcionamiento, juegan un papel crítico para sus habitantes.
En este sentido, debemos entender por barrio, una subdivisión de
una ciudad o pueblo, que suele tener identidad propia y cuyos habitantes
cuentan con un sentido de pertenencia. Un barrio puede haber nacido por
una decisión administrativa de las autoridades, por un desarrollo inmobiliario
o por el simple devenir histórico.
No debemos confundir la palabra “barrio”, asociándola a las poblaciones
con carencias y con viviendas precarias, conocidas
en Argentina como villas miseria, en Brasil como favelas o en Uruguay
como cantegril, entre otros.
Así es que se hace necesario para quienes participan en la gestión de sus
ciudades, lo cual incluye a los OPR, entender y comenzar a ser parte de las
transformaciones políticas y territoriales que estamos viviendo en los últimos
tiempos y que están alcanzando una escala de complejidad y de gran
interés para todos los actores.
De la misma forma, los cambios y transformaciones urbanas y territoriales,
que en muchos casos corresponden a procesos de descentralización, son
también protagonistas de nuestro día a día, ya sea por la construcción de
edificios con nuevas técnicas constructivas y materiales menos pesado y
más resistentes, o la aprobación de un nuevo desarrollo urbanístico con una
concentración humana importante, alejado de cualquiera de los servicios
de OPR, donde además se generara la construcción de grandes centros
comerciales e instalaciones no previstos en materia de ocupación de suelo.
A esto, adicionamos que los proyectos que son sometidos para su
aprobación a las autoridades, sino vienen pre aprobados de los gobiernos
centrales, cuando se someten a los gobiernos locales, solo se considera lo
previsto en el proyecto per se, y no se considera lo vinculado al entorno, ni
al daño, que los camiones concreteros y las pesadas cargas de ida y venida
hacia el área de desarrollo, deterioran la vialidad, los pequeños puentes y
los drenajes, producto del aporte de materiales constructivos a estos
sistemas.
El caso es que no siempre relacionamos estas dimensiones del desarrollo y
prevalece la idea de que son procesos separados que a veces, por no decir
siempre, se ven como entes no vinculados, aunque operan y afectan a un
mismo espacio geográfico. En este marco de ideas, se hace necesario un
trabajo estructurado, que logre un marco de relaciones entre la red de
actores que les permita generar un “networking11” entre los actores
multisectoriales presentes en un espacio geográfico, bien sea que le
llamemos barrio o ciudad, según sea la escala que apliquemos, pero que
en conclusión, deben conocerse, conectarse, comunicarse y coordinarse
para tomar decisiones sobre la cosa pública que generen un bien común,
en este caso la reducción del riesgo urbano.
En el marco de gobernanza urbana que se menciona, es necesario vincular
ampliamente, a la tecnología, las relaciones espaciales, las relaciones
sociales, los hábitos de los usuarios, los estilos de vida, las estructuras
organizativas de los ciudadanos que sirven al interés general de su
comunidad a través de procesos comunitarios, que además pueden actuar
como mediadores entre los poderes públicos y los ciudadanos, y por
supuesto, otros aspectos que permiten la funcionabilidad de la ciudad, lo
cual incluye al proceso de atención de emergencias en el contexto urbano.

11
El networking es una estrategia común en el mundo empresarial que apunta hacia el objetivo de
aumentar la red de contactos profesionales. El networking implica la creación o fortalecimiento de una
sólida red de contactos profesionales que genere relaciones duraderas en el tiempo gracias a la implicación
de beneficios mutuos.
La idea pues, es relacionar los procesos, poniendo el énfasis en la
gobernanza, entendida como la articulación de la toma de decisiones
políticas, y el papel que se reserva al ciudadano, es decir, a toda persona
integrante activo de un estado titular de derechos civiles y políticos y
sometido a sus leyes, en otras palabras, a todos y cada uno de nosotros. De
tal manera, que como OPR somos pivote del proceso y no podemos
desvincularnos y ser apáticos a esta realidad.
Como OPR y gestores de ciudad, es fundamental que seamos parte activa
y directa del proceso a través del cual se quiere transformar la realidad
perfectible que vivimos, con el objeto de satisfacer cierto fin que,
teóricamente, debiera tener mayor perfección que la que estamos
viviendo. Siendo actores pasivos de esta realidad y cumpliendo solo con las
obligaciones y sin aportar a las posibles soluciones, mantendremos como
OPR una deuda de ciudadanía en nuestro haber de funcionario público.
Líneas estratégicas
▪ Promover el intercambio de experiencias y de información entre los
entes públicos del gobierno local, los entes descentralizados del mismo
municipio y la sociedad civil organizada, a fin de enriquecer la gestión
de Ciudad.
▪ Promover una visión única y común de ciudad en lo geográfico, pero
también como sistema organizado de actividades humanas, con
estructuras sociales y físicas que promueven su propio desarrollo y
renovación, que responde a las necesidades multisectoriales de la
población.
▪ Trabajar en el enfoque de competencias y conocimiento por parte de
los actores responsables de la gestión de ciudad, sobre:
o Organización que la rige
o Relaciones que determinan su organización
o Modos de crecimiento
o Elementos urbanos
o Sistema vial
o Espacios verdes y de desahogo
o Zonificación
o Redes, trazados y sus nodos críticos
o Equipamiento inter agencias

▪ Hacer hincapié, en la interdisciplinariedad para analizar, desarrollar y


gestionar los procesos de planificación y desarrollo en la identificación
de escenarios de posible afectación, por eventos adversos o fallas en
la funcionabilidad de los sistemas y servicios.
▪ Fortalecer los gobiernos de las ciudades y las instituciones locales con
competencia en la planificación urbana, y en la atención al
ciudadano.
▪ Mejoramiento continuo de la calidad y eficiencia de las entidades
prestadoras de servicios públicos urbanos a partir de lecciones
aprendidas, promoviendo incentivos, por excelencia, al buen
desempeño institucional.
▪ Promover la práctica documentada de gestión pública que agrega
valor al cumplimiento de las obligaciones legales y misionales que
tienen las entidades.

Actividades
▪ Apoyar la planificación urbana integral, con participación de todos los
actores responsables de la gestión de ciudad.
▪ Promover la inclusión de la Reducción del Riesgo de Desastres en los
planes rectores sectoriales, que incluya las normas vinculadas a
coordinación e integralidad.
▪ Incrementar la participación ciudadana e incentivar su participación
en los procesos de planificación, programación y ejecución de y para
la comunidad, haciendo hincapié en:
o Integración e inclusión
o Participación Activa en el quehacer de la comunidad
o Apoyo en la construcción de redes internas entre las
comunidades (Tejido Social)
o Información útil, oportuna y disponible para todos
o Fortalecer Capacidad Familiar en la Preparación
o Cohesión, Responsabilidad y cooperación en la Gestión
Ciudadana
o Infraestructura y Servicios Vigilados con Participación de los
Socios Comunitarios
o Conectada, informada y Comunicada
o Oportunidades para desarrollar la economía local
o Capacidad para Gestión de Activos Naturales y Funcionales
o Apoyo concertado para satisfacer Necesidades Básicas

Reflexión final
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible12 es la hoja de ruta para que
en los siguientes 15 años los países del mundo intensifiquen los esfuerzos para
poner fin a la pobreza en todas sus formas, reduciendo las desigualdades,
sin embargo, como hemos mencionado los desastres obstaculizan
significativamente el progreso hacia el desarrollo sostenible y por tanto
reducen las posibilidades de alcanzar los 17 objetivos de la Agenda 2030.

12
ONU (2015). “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”. Naciones Unidas.
Es por ello que asumimos el objetivo de desarrollo sostenible (ODS) 11
destaca la necesidad de lograr que en los próximos 15 años las ciudades y
los asentamientos humanos en general sean inclusivos, seguros, resilientes y
sostenibles, reforzando el planteamiento que se ha venido desarrollando a
lo largo del presente documento.
El ODS 11 nos recuerda que las ciudades son hervideros de ideas, comercio,
cultura, ciencia, productividad, desarrollo social, complejidades y
dinámicas urbanas que cambian constantemente y que nos obliga como
responsables de proteger y dar seguridad a sus ciudadanos, a no quedarnos
atrás.
Es necesario surfear en la ola correspondiente al desarrollo sostenible y ser
tan dinámicos como son las ciudades y el mismo concepto de desarrollo,
que evoluciona y se complementa ante las necesidades sociales,
institucionales, políticas, ambientales y económicas de la presente y futuras
generaciones.
Los problemas son muchos, pero en nuestro papel de OPR con visión de
barrio, de ciudad, es necesario enfrentarlos y dominarlos, aprovechando
para reducir o eliminar los aspectos que nos separan del logro de los ODS,
dedicando más esfuerzo a los que nos unen en el necesario networking
interinstitucional y multisectorial, enfocando el futuro que queremos, con
ciudades seguras, protegidas, con oportunidades y acceso a servicios
inclusivos eficientes y efectivos, ejerciendo la menor presión posible sobre la
tierra, los recursos y la infraestructura.

Manuel A. Santana
Responsable del componente de
Riesgo Urbano y Búsqueda y Rescate en Contextos Urbanos
del Programa Regional de Asistencia para Desastres de USAID/OFDA

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