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REVISTA CIENCIA POLITICA / VOLUMEN XX / NEL / 1999 nes “LA DEMOCRACIA EN .© A. LATINA DESDE 1930” 1 220 Harruyn, JonatHan ¥ Arturo VALENZUELA, “La vewocracia ew A. Lavina agsoe 1930", en: BeTHeut, L. {e0.), Histor oe Auéeice Lavina, vot. 12, TRAD. CASTELLANO J. Beran y M. CHocANO; priens to. casreuiaso 1997, Barcevoa: Ep. Critics, 11-66 En las décadas de 1970 y 1980, ta imagen de los paises latinoamericanos en otras regiones del mundo era sumamente negativa, desde la perspectiva de su situacion social, de sus sistemas politicos y de la falta de estabilidad. En efecto, y por cierto en retacién a la fuerte influencia de fa literatura de autores latinoamericanos, cuyo principal tema era la denuncia de Jas realidades de sus paises, no sdlo en segmentos significativos de la opinion publica de Estados Unidos y de los paises de Europa occidental, sino también en circulos académicos de prestigiosas universidades e institutos de investigacién, predominaba la imagen de un continente subdesarrollado, desgarrado por guerras civiles, dictaduras militares monstruosas y violacio- nes a los derechos humans. A partir de tales imagenes, las perspectivas de sistemas democraticos en América Latina parecian ser lejanas, si no del todo irreales. En tal contexto, no faltaban tas visiones de quienes, dentro y fuera del conti- nente, postulaban que la democracia no era el mejor sistema politico para América Latina, ya sea argumentando desde una perspectiva positivista, evalucionista, o por razones historico-genéticas referidas a la cultura politica, la estructura social, los legados histéricos, etc. En tal escenario surgid una reaccidn interpretativa en los Estados Unidos, encabezada por Howard Wiarda, Harvey Kline y Richard Morse, entre otros autores, quienes, desde una perspectiva sociocultural mas que politolégica in sensu estricto, reivindicaban !a imagen de América Latina, y rechazaban la postura de considerar el continente poco apto para la democracia'. Esos autores criticaban una visién normativa universalista sobre fa democracia, y afirmaban que la democracia era posible en América Latina, pero con particularidades propias. No seria realista ni deseable demandar de América Latina sistemas democraticos similares a los de otras regiones del mundo, Por cuanto las experiencias historicas, las estructuras sociales y la cultura politica serian distintas. En definitiva, esos autores postulaban que la democracia en América Latina era posible, pero con caracteristicas distintas a las de otros paises; por ejemplo, e! marcado personalismo, cierto autoritarismo, privilegios corporativos, clientelismo, etc. En el campo de los especialistas europeos emergid otra posicién normativo- universalista sobre la democracia, que haciendo uso de una metodologia \Véase H. Wiarda y H. Kline (eds), Latin American Politics and Development, Colorado, Westview Press 1990; H. Wiarda (ed.), Politics and Social Change in Latin America, Oxford 1992 "LA DEMOCRACIA EN A. LATINA DESDE 1930" similar a los autores antes citados, al momento de preguntar por las posibilidades de la democracia en América Latina, argumentaba sobre la existencia de una serie de obstaculos sociales, culturales e historicos que hasta ahora habrian impedido una verdadera experiencia democratica en el continente. Por democracia se entendia sdlo fa experiencia histérica de los paises de Europa Occidental y los Estados Unidos. Manfred Mols, representante aleman de esta posicidn, ofrece una definicion filosdfica, antropoldgica e historica de la democracia, que excluye a los paises de América Latina’, Hartlyn y Valenzuela adoptan una vision distinta, que enfatiza aspectos institucionales y de normas, pues les persuade mds “una perspectiva que haga mayor hincapié en los factores variables de la politica, nacional e internacional, como factores que intervienen 0 son independientes por derecho propio, antes que como expresiones de factores culturales y socioecondmicos”. En efecto, y tratan de demostrarlo empiricamente a lo largo de su trabajo, la experiencia de América Latina con la democracia induciria a pensar que factores politicos e institucionales desempefian frecuentemente un papel critico en la definicion de reglas y procedimientos y la formulacién de oportunidades politicas, con fuerte repercusién en la experiencia democratica de un pais. “Entre estos factores se cuentan el liderazgo y la opcidn politicos, el papel real de instituciones y reglas _y procedimientos constitucionales cuya mision es regular el campo del juego, estimulando o debilitando a to largo del tiempo la construccién de formas democraticas. También son factores de este tipo los partidos y la expresién politica de grupos sociales que vinculan la sociedad civil con el Estado. El constitucionalismo, la ampliacién det sufragio, las relaciones entre los poderes publicos, la capacidad de gobierno, el estado de derecho, los partidos, el sistema de partidos, y las elecciones, son rasgos esenciales de la democracia”’. Et planteamiento anterior tiene el mérito de ser complementario a las otras posiciones y es muy realista. Indiscutiblemente, las instituciones y las normas ejercen influencia sobre Jos comportamientos de individuos y de grupos, y en tal sentido instituciones democraticas como fas que caracterizan al estado constitucional democratico contemporaneo con separacién de poderes, garantia de derechos, alternancia en el poder, sufragio, etc. estimularan los comportamientos democraticos. Pero de igual modo hay que ser suficientemente realista para reconocer que las instituciones y las normas no tienen efectos mecanicos sobre Jas personas y grupos, pues en definitiva quienes les dan sentido son las mismas personas y grupos mediante sus comportamientos. Por lo tanto, los argumentos sobre factores sociales y culturales relevantes para la democracia en América Latina no pierden validez*. Entendida a cabalidad la importancia de las instituciones y normas para la democracia, y por cierto la naturaleza de las mismas, es factible entender la democratia como un proceso que puede tener avances y retrocesos, porque el buen funcionamiento del orden politico no queda garantizado de una vez y para siempre, demanda esfuerzo permanente por manetener normas, instituciones y comportamientos equivalentes. Esta vision realista de Ja democracia admite explicar por qué hubo paises latinoamericanos que contaron con un largo periodo de estabitidad democratica y después la perdieron (véase ejemplos de Chile y Uruguay). Asimismo, pone en guardia frente a esquemas simplistas que presentan la democracia como una especie de orden perfecto para la humanidad o que la esquematizan, por ejemplo, como un proceso que va desde la liberalizacién, pasando por la transicién, para llegar a ta consolidacién (gla meta teleoldgica?). 2 M.Mols, La democracia en América Latina, Barcelona, Alfa, 1987 3 Hartlyn, Jonathan y Arturo Valenzuela, La democracia, 15, 4 Véase argumentos en P, Valdivieso, “Etica politica y éxito moral", Revista de Ciencia Politica, XIX (2), 1998: 30 y siguientes, 221 PATRICIO VALDIVIESO FERNANDEZ 222 Por otra parte, fa metodologia adoptada por Hartlyn y Valenzuela tiene la virtud de entre- gar criterios sobre la democracia que son susceptibles de ser operacionalizados y con- trastados con referentes empiricos precisos, al momento de preguntar si los paises de A. Latina han tenido o tienen sistemas politicos democraticos, y al preguntar por los facto- res que han obstaculizado la democracia o la han favorecida. De este modo, los autores evitan caer en definiciones “esencialistas" sobre {a democracia, y después divagar contra fantasmas, pues fundamentan empiricamente las afirmaciones que hacen sobre la democracia en América Latina. Los autores afirman que la democracia tiene tres dimensiones centrales de procedimiento: primero, competencia por obtener el voto de ta ciudadania, en elecciones periddicas, para formar gobierno, lo cual demanda garantia del derecho a ser oposicién politica, proteccién de ta libertad de expresion y asociacién, existencia de partidos que sirvan de vinculo entre sociedad civit y Estado; segundo, el constitucionalismo o respeto del orden constitucional que garantiza el ejercicio de derechos, define y restringe poderes de fos drganos estatales, y fija limites a !a hegemonia de las mayorias electorales para proteger derechos individuales y de minorias, las opciones de las futuras mayorias, y las instituciones de la propia democracia; tercero, participacion que exprese el concepto de la soberania popular, y por tanto eliminacién de restricciones al sufragio, tales como propiedad, capacidad de leer y escribir, sexo, etc. Una demacracia constitucional, sintetizan los autores, “puede considerarse consolidada cuando la competencia y el respeto al orden constitucional son aceptados por gran parte tanto de las elites como de las masas a la vez que la ciudadania y Ja participacidn efectiva en las elecciones se han hecho extensivas a todos los adultos que rednan un minimo de condiciones”. Esa definicion de democracia se basa en el procedimiento; a menudo la complementa un concepto de ciudadania que incluye la igualdad oficial (sufragio universal) y proteccién juridica respecto al poder abusivo del Estado, y también incluye niveles basicos de satis- faccién material y educacién. Et trabajo de Hartlyn y Valenzuela demuestra que los paises de América Latina tienen una tradicién constitucionalista presidencial sdlida, inspirada originalmente en Estados Unidos, donde los cambios constitucionales no han sido momentos efimeros, sino expresion de conflictos en las relaciones entre ef presidente y el congreso. Enfatiza también el papel que han tenido fos sistemas de partidos en la experiencia politica de los paises, y su claro aporte a las practicas democraticas, cuando bajo condiciones de un régimen presidencialista demuestran tener institucionalizacién y representatividad. Asimismo, quedan en evidencia los avances experimentados en materia electoral y de sufragio, y sus efectos positivos para elecciones regulares, competitivas, limpias y abiertas, esenciales para al evolucién de la democracia. Otro aspecto positivo det trabajo consiste en el esfuerzo por identificar grupos de paises, segun su experiencia democratica a lo largo de este siglo, que es evaluada en base a los criterios de competencia politica, orden constitucional y participacién. Sin perjuicio de formular tipologias, los autores ofrecen después antecedentes sobre cada caso en particular. A modo de conclusion, se puede afirmar que el trabajo constituye un aporte retevante para la comprensién de las experiencias democraticas en América Latina, tanto para especialistas del tema como para los estudiosos de sistemas politicos comparados. Patricio VaLoivieso FERNANDEZ Instiruro pe Ciencia Pouitica Powriricia UniveRsionn CaTOuica of CHILE REVISTA CIENCIA POLITICA / VOLUMEN XX / NP 1 / 1999 LIBRO DE LA DEFENSA DE CHILE. MINISTERIO DE DEFENSA. SANTIAGO, 1997 La publicacion del primer documento oficial de propdsitos generales en e/ sector defensa constituye todo un hito en este ambito de las politicas gubernamentales. Representa un paso inicial sin precedentes en el paulatino -y a veces muy lento- ascenso del liderazgo politico-civil en {a construccion de {a politica de defensa chilena. Los logros de esta iniciativa, de suyo encomiosa, no deberian hacernos ignorar importantes omisiones, carencias estructurales y ciertos errores o distorsiones. No se trata de menoscabar la notable y visionaria labor de! entonces Ministro Edmundo Pérez y de su equipo, simplemente intentamos tomar una perspectiva que nos muestre lo importante que ha sido este avance, en relaci6n a la lamentable situacion en que se encontraba el sector defensa en marzo de 1994, y fo mucho que falta por hacer. En especial si se compara a los logros experimentados en otros ambitos en los ultimos veinte afios de modernizaciones. Por tas mismas razones, junto con anatizar la importancia de lo logrado, es preciso indicar aquellos campos donde se requiere emprender avances cualitativos substanciales, lo haremos en dialogo con el contenido de este libro. Es inevitable hacer mencidn al periodo de gestion del documento, pues mucho de su contenido y de lo que carece se explica alli. La directiva ministerial fue amplia y desfavorablemente comentada en distintos ambitos de las FF.AA. y de Ja oficialidad retirada. No obstante, diversos factores hicieron posible superar esa inercia, entre los cuales no se pueden descartar la férrea voluntad ministerial, la calidad de su grupo asesor, la comprension y cualidades del equipo humano del Estado Mayor de la Defensa Nacional y, no menos importante, el éxito de los doce talleres que sirvieron de base para tratar los futuros contenidos del libro. El encuentro de militares, parlamentarios, académicos y funcionarios ministeriales en torno a tres o cuatro ponencias escritas, que dieron marco al tema de cada taller en una jornada de debate durante doce dias lunes en 1996, probé ser fructifero. Probablemente nunca se avanzé tanto en la construccién de una Comunidad de la defensa como durante ese periodo. Las suspicacias y discrepancias que por décadas habian lastrado fas relaciones civil-militares se vieron reducidas a su justa dimension, ‘Mas importante atin fue la constatacidn, sorpresiva para algunos, de que los conocimientos relevantes y el buen razonar no eran monopolio de ningun estamento en particular. Todos los participantes tuvieron 1a oportunidad de emerger con nuevas ideas o conceptos y también mas respetuosos de las cualidades de sus interlocutores. La estructuracién del libro siguié en gran medida la secuencia de los talleres, que en cada una de sus sesiones produjo un informe redactado por dos coordinadores; uno civil y otro militar. La elaboracién final estuvo a cargo de un equipo mas reducido que debid sintetizar esos informes, aunque hay bastantes pruebas de intensa negociacién posterior, que dejé temas fuera del texto e incluyé otros que no fueron tratados en extenso en las sesiones plenarias. Probablemente ese es el precio que se pago por la falta de experiencia, 223 REVISTA CIENCIA POLITICA / VOLUMEN XX / NP I / 1999 226 Las Crisis DEL PRESIDENCIALISMO, PERSPECTIVAS COMPARATIVAS Juan J. Linz y ARTURO VALENZUELA (Comp): Las omisis Det pResioENciALisHo, 1 Penspecrivas comparanias, VERSiOw eseafiot& o¢ Rocio TeRAn TRovANO, AUAKZA EDITORIAL, Manno, 1997, 285 pts. Este fibro es fa traduccién de las dos primeras partes de una obra de mayor magnitud, titulada The Failure of Presidential Democracy, editado el afio 1994. Esta obra se fundamenta en que los cambios acaecidos en Europa, Rusia y América Latina en la ultima década, han hecho que muchos vean con optimismo el futuro de la democracia, particularmente en fa posibilidad de que dichos cambios, tanto econédmicos como en ja profundizacion de la experiencia democratica de tas instituciones politicas, se vean favorecidos por el consenso en el libre mercado. Estos cambios han puesto en el debate {a cuestin de la gobernabilidad y han concentrado los esfuerzos en {a investigacién de los mecanismos institucionales que asumen las reglas democraticas y el procedimiento que estas alcanzan en diferentes sociedades, y de esta forma, los problemas que deben enfrentar. Es en este contexto que se desarrolian los cinco articulos contenidos en este libro, siendo el primero de ellos e! que se titula “Democracia presidencial o parlamentaria. Qué diferencia implica?”, cuyo autor es Juan Linz. Este texto es de larga data, aproximadamente de 1984, y ha circulado en el medio académico europeo y norteamericano bajo el contexto de los quiebres de la democracia. Posteriormente, en 1991 se publicé una version en el Journal of Democracy, bajo el titulo “The Perils of Presidentialism” Es por esto, que el articulo se hace cargo de Jas criticas que durante este tiempo han circulado, primero en torno a las explicaciones sobre el quiebre de la democracia y, posteriormente, sobre la transicién a ésta. Los planteamientos son desarrollades en torno a si un régimen presidencial era un factor que dificultaba las soluciones a los problemas que finalmente levaban at quiebre y, por otra parte, si facilitaba {a transicién de un régimen autoritario a uno democratico, en comparacién con un sistema parlamentario.? De esta forma, el articulo se centra en una perspectiva institucional primeramente. Es decir, en los problemas estructurales inherentes al presidencialismo, a partir de !a comparacion con el sistema parlamentario.’ Problemas que se pueden definir a partir de la legitimidad 1 Juan J, Linz y Arturo Valenzuela: The Failure of Presidential Democracy, The Johns Hopkins University Press, Maryland, 1994. 2 Hoy en dia, el debate se centra sobre el funcionamiento de las instituciones y practicas democraticas y su efecto en el sistema de partidos. 3. Aldecir det autor su perspectiva no es meramente institucionalegal, ya que su enfoque se centra en: “la légica politica de los sistemas presidenciales y en algunas de sus posibles consecuencias en fa seleccién y estilo del liderazgo, las expectativas populares y la articulacién de fos conflictos”. Nota 1, pag. 26. LAS CRISIS DEL PRESIDENCIALISMO, PERSPECTIVAS COMPARATIVAS. dual que se aloja en el seno de fa democracia presidencial, con la existencia de una legitimidad dada por la eleccién del presidente y en forma simultanea, la det Congreso, fas que, en definitiva, emanan del mismo referente politico, los electores. Y por {o tanto, la pregunta persiste: ¢Quién tiene la representacidn del electorado y por lo tanto puede hablar en nombre det pueblo, sobre todo en periodos de crisis, el presidente o el parlamento? La segunda objecién al presidencialismo surge como una derivacién de ta primera. Esta se fefiere a las altas probabilidades de conflicto entre ef presidente y el parlamento, fo cual revela la ausencia de una bateria de mecanismos para resolver estos conflictos entre estos dos poderes. Et tercer problema deriva del caracter de las elecciones presidenciales, donde “el ganador se lleva todo” y el perdedor no obtiene ninguna cuota de poder en el sistema politico, ademas de la imposibilidad institucional de compartir ef poder.* A esto, Linz to ha denominado como la regla de suma-cero. EI cuarto apunta a la potencial polarizacién existente con cada posibilidad de conflicto, debido a la rigidez del mandato fijo, ya que no hay forma, o la hay sélo hipotéticamente, de desalojar a un mandatario del cargo de presidente en un conflicto. Este, de cierta forma, es irresponsable ante el parlamento en la conduccién del gobierno y sélo responderia a la opinion publica. De esta critica deriva el concepto de los contrapoderes, que de alguna forma han asumido los neopresidencialismos en América Latina. Es decir, para darle un cauce institucional a los conflictos y de esta forma desactivarlos. Por ultimo, se refiere a la regla de no-reeleccion que tienen algunas democracias presidenciales, la cual es una pauta predominante pero no definitoria. Esto solucionaria el problema de la eternizacion en el poder. Sin embargo, mediante la via de una seudo- eleccién, que se apoyaria en el poder presidencial y en el contro! del aparato estatal, a la larga se desarmaria cualquier posibilidad de tener un sistema politico competitivo y concentraria el poder, llegando a lo que el autor denomina, el problema de “deshacerse del caudillo”. Pero, ala vez, esta regia trae como consecuencia que los gobernantes ocupen fos ultimos aftos de su periodo en buscar su reemplazante, “el tapado”, o actuar livianamente en lo que queda de su mandato, ya que {as fuerzas politicas se concentrarian en buscar al préximo presidente. Posteriormente, se centra en los problemas de orden cultural, como son las dificultades simbolicas asociadas al cargo: primeramente, la tendencia a identificar a todos los electores que votaron por él con la totalidad de la nacién y, en segundo lugar, et estilo que puede imponerle al cargo, lo que se trasunta en una ambigiedad entre et cargo de Jefe de Estado y el de jefe politico frente a la ciudadania. En cuanto al sistema de partidos, el presidencialismo alienta la fragmentacién de éste con el surgimiento de partidos pequefios. Ademas, se da la aparicién de “outsiders”, que 4 Enesto sigue el argumento de Przeworski, quien plantea que en el sistema parlamentario aumenta el total de premios y por lo tanto hay un incentivo mayor a jugar bajo el sistema democratico parlamentario, Przeworski, Adam: Democracy and the Market, Political and Economic Reforms in Eastern Europe and Latin America, Cambridge, Cambridge University Press, 1991, pag. 34-35, citado por Juan J. Linz: op. cit, pag. 46-47 227 ‘MARCO FERNANDEZ 228 “bypassean” el sistema de partidos con lo cual se tiende a lo que et autor ha denominado “democracias plebiscitarias”.° Por ultimo, se refiere al problema del reclutamiento de fas elites, el cual pasa a depender del estilo politico del presidente, fa eleccidn directa de éste y lo excepcional que sesultan los gobiernos de coalicién. Todo esto hace que el presidente tenga el control del reclutamiento e insercidn individual de las elites, las cuales pasan a depender, de alguna forma, de su visaje politico. Finalmente, Linz se hace cargo de las principales objeciones que se han hecho a su propuesta sobre la capacidad superior de la democracia parlamentaria para sortear en mejor forma los problemas, ya sean de estabilidad, como para resolver las dificultades no contempladas en las constituciones.® Estas han sido planteadas a partir del contexto histdrico politico que ha dominado la discusion: a saber, Jas transiciones de regimenes autoritarios o militares hacia sistemas demacraticas en la década de Jos 80s, las transformaciones econdmicas planteadas por el sistema capitalista internacional y, finalmente, la gobernabilidad institucional y los requisitos que ésta plantea a ambos sistemas. Dichos planteamientos se desglosan, tematicamente, de la siguiente forma: la relacién con las Fuerzas Armadas de un gobierno parlamentario se hace mas dificil, debido a la ambigiledad que rodea al ejecutivo, ya sea en su version dual propia de os gobiernos semipresidenciales, como de la diferenciacién que existe entre Jefe de Gobierno y Jefe de Estado, que el mismo Linz plantea como propio de la naturaleza del poder presidencial. La segunda critica se desprende también de la dualidad existente, y se refiere al “liderazgo nacional”: la necesidad simbélica de tener un conductor en algunas culturas politicas, fo cual hace que la inexistencia de este liderazgo y por consiguiente, tos problemas de conduccién de! aparato estatal, se plantee como critico frente a los procesos de transformacién econémica. La tercera critica se refiere a 1a aparicién de partidos politicos fuertes que copan el sistema de representacion, y de esto derivaria la estabilidad que el sistema parlamentario presenta. Pero, también su precariedad, al depender casi exclusivamente del sistema de partidos La cuarta y més reciente, se refiere a las condiciones de apoyo al sistema parlamentario bajo condiciones criticas y por to tanto el nivel de gobernabilidad que entrega, ya sea en el ambito institucional, es decir su eficiencia bajo demandas multiples como fue el caso de la Illy IV Republica en Francia El segundo articulo es de Arend Lijphart y se titula: “Presidencialismo y democracia mayoritaria: observaciones tedricas”.” El objetivo de éste es comparar las democracias pariamentarias y presidenciales, al mismo tiempo que las mayoritarias y las consensuales, ya que Lijphart plantea que el 5 J.Linzy Arturo Valenzuela: op. cit, pag. 57, 65-69. 6 J. Linz y Arturo Valenzuela: op. cit, pag 73-76. 7 Versidn revisada de ponencia presentada en el Simposium “Presidential or Partamentay Democracy: Does it Make a Ditference?”, Programa de Estudios Latinoamericanos, Universidad de Georgetown, Washington D. C., 14-16 mayo, 1989, LAS CRISIS DEL PRESIDENCIALISMO, PERSPECTIVAS COMPARATIVAS presidencialismo tiende hacia !a democracia mayoritaria, del mismo modo que la parlamentaria tiende a ser una democracia consensual. Sin embargo, para el autor esto no constituye un problema en si mismo. El problema radicaria en fo siguiente: tas democracias presidenciales tienden a ser democracias mayoritarias en paises donde se requieren consensuales, debido al fraccionamiento politico, étnico, religioso y cultural. Para esto, Lijphart define al gobierno presidencial bajo los siguientes postulados: primero, un ejecutivo elegido para un mandato fijo y que no puede ser obligado a dirimir en circunstancias especiales. Segundo, eleccién directa, ya sea popularmente o mediante un colegio electoral como en Estados Unidos.* Por ultimo, un ejecutivo de una sola persona y no un colectivo, como en ef caso del parlamento, el cual no tiene, ademas, una preeminencia rigida. Este es el fundamento que sirve de enlace con las democracias mayoritarias, ya que lo central en éstas es el actor que decide, el ejecutivo. Como contrapeso a este poder aparece, entonces, la separacién for- mal de poderes, la segunda caracteristica de las mayoritarias.? Ahora bien, las democracias mayoritarias son analizadas por Lijphart a partir de dos dimensiones, una que apunta desde {a relacién entre el ejecutivo y los partidos, ya sea en su version de gobierno de un solo partido producto de elecciones unidistritales 0 bien, de elecciones proporcionales con multipartidos. La segunda dimensidn se refiere a la regimentacién institucional, que va desde un régimen federal a uno de caracter unitario, el cual se operacionaliza a través de instituciones centralizadas, congresos unicamerales 0 bicameraies y si poseen 0 no una constitucion escrita Posteriormente, se centra en las caracteristicas de las democracias mayoritarias presidenciales. En primer lugar, la eleccién popular dei presidente y la concentracién del poder ejecutivo, los cuales provienen de un impulso digitado desde el sistema presidencial, distincién que el autor realiza en términos tedricos y como parte de la tendencia primitiva de los gobiernos presidenciales hacia las democracias mayoritarias, como vimos mas arriba. Finalmente, y en segundo lugar tenemos los impulsos propios de la mixtura resultante, que se traducen en Io siguiente: una tendencia al bipartidismo, ya que sdlo se maximizan fas probabilidades de tos partidos con posibilidades reales, y el desarrollo de una tendencia a no favorecer la constitucién de partidos cohesivos. Et tercer articulo es de Giovanni Sartori, y se titula: “Ni presidencialismo ni parlamentarismo”. Ai contrario de Lijphart, el autor se centra en los criterios acumulativos y no de tendencias, 0a lo menos hacia alla se dirige en lo que respecta a su definicion de presidencialismo. En 8 En esto concuerda con Linz, en {o referente a que el paradigma de un gobierno presidencial utilizado mayoritariamente por ef mundo académico ha sido la Presidencia norteamericana y por ende, las otras variantes ‘coma el caso de Latinoamérica ha sido comparado a partir de este modielo, sin reparar en que el presidenciatisrmo en esta region tiene diferentes fundamentos. A saber, tradicin mondrquica centralista, autoritarismo y gobierno ligérquico. Ver Mario Fernandez y Dieter Nohlen: “El presidencialismo latinoamericano: evolucién y perspectivas” en Presidencialismo versus Parfamentarismo. América Latina, Dieter Nohlen y Mario Feméndez (Eds.), Caracas, Editorial Nueva Sociedad, 1991, pag. 37-50. 9 De esta forma, lo contrario a éstas es donde no existe una separacién, sino que un equitibrio de poderes, es decir: las democracias consensuales, 229 MARCO FERNANDEZ 230 efecto, presenta los criterios de la siguiente forma: Jefe de Estado elegido popularmente, el parlamento no puede destituirlo ni nombrar al gobierno, y el Jefe de Estado es el Jefe de Gobierno En cambio, el gobierno parlamentario se caracteriza porque el gobierno es elegido o apoyado por el parlamento, teniendo como variantes el sistema inglés (predominio del gabinete); la Tercera y Cuarta Repiiblica francesa y el sistema dominado por los partidos. Luego, el autor ordena su articulo a partir de la siguiente pregunta hacia sus interlocutores. Si queremos una alternativa al presidencialismo, ga cual parlamentarismo queremos llegar? Esto, ya que no sdlo basta optar por el parlamentarismo debido la flexibilidad que presenta frente al riesgo, como elemento definitorio para despejar la discusién, como 10 plantea Arturo Valenzuela. Dicho autor se inciina por esta opcidn a partir de sus estudios sobre fos quiebres de los sistemas democraticos en los 70s, introduciendo la distincién entre crisis de gobierno y crisis de régimen. En cambio, Sartori plantea que se debe analizar los presidencialismos reales, que tienen como caracteristica la separacion de poderes. De esta forma distingue sus caracteristicas esenciales de los elementos que requieren para poder funcionar. Por ejemplo, en el caso de los Estados Unidos, flexibilidad ideoldgica, politicas pragmaticas, partidos débiles y sin disciplina y por ultimo, politicas centradas en el ambito local. Lo contrario sucederia en América Latina donde los presidencialismos no son fuertes y por lo tanto requieren de un parlamento débil Por Jo tanto, si el presidencialismo tiene virtudes, hay que buscarlas en el sistema semipresidencial, basados en el reparto del poder y no en la separacién de poderes. Sartori presenta como conclusin, Io siguiente: “para socavar la dicotomia presentada entre democracia estable y gobiernos no estables, los modelos semipresidenciales son los mejores y depende en cada caso real su formulacién”. Finalmente, se pregunta Sartori, en Chile seria sensato adoptar un sistema parlamentario? Su respuesta, para este caso, en particu- lar, es el de uno semipresidencial.” EI articulo de Alfred Stepan y Cindy Skach, “Presidencialismo y parlamentarismo en perspectiva comparada”, introduce el tema a partir de una pregunta: {Por qué parece que el parlamentarismo presenta un marco que ofrece un apoyo mayor que ei presidencialismo para poder evolucionar con el fin de consolidar la democracia? La respuesta gira en torno a cinco razones: primero, la mayor propensién a que los gobiernos parlamentarios tengan mayorlas para poder hacer cumplir sus programas. Segundo, la mayor capacidad para gobernar del parlamentarismo en un medio multipartidista. Tercero, fa menor propensién a que los ejecutivos gobiernen en el limite constitucional y la mayor facitidad de destituir al Jefe de Gabinete que !o intente. Cuarto, la menor susceptibilidad a un golpe militar por parte de los regimenes parlamentarios. Y finalmente, la mayor tendencia a asegurar carreras fargas dentro de fos partidos por parte det parlamentarismo. 10 Para otros autores, en cambio, los sistemas parlamentarios son débiles e inconstantes, al decir de Sartori 11_Lo mismo plantea en Oscar Godoy {ed.): Cambio de Régimen Politico, Universidad Catdlica de Chile, Stgo. , 1992, pag, 37-56. 12 Aparecié bajo el titula “Constitutional Frameworks and Democratic Consolidation: Parlamentarism and Presidentialism”, en World Politics 46 (October) 1993, pag. 1-22 LAS CRISIS DEL PRESIDENCIALISMO, PERSPECTIVAS COMPARATIVAS. En conclusion, el sistema parlamentario formado a partir de estas cinco tendencias aumenta {a posibilidad de consolidar la democracia, en cambio la presidencial tiende a impedir Ja consolidacién de ésta. El Ultimo articulo, “Presidencialismo y estabilidad politica en Francia”, de Ezra N. Suleiman se apoya en tres supuestos tedricos y en un caso practico, la Quinta Republica Francesa. Et primero de los supuestos es que las estructuras constitucionales pueden permitir re- solver los que podrian !lamarse conflictos moderados 0 de rutina inherentes a las democracias. Segundo, las estructuras se juzgan tanto por su capacidad para solucionar conflictos, como para evitar el quiebre y manejar las amenazas al orden politico. Tercero, las instituciones provocan cambios imprevistos, y tampoco son independientes de otros cambios, Por su parte, a partir de 1958 el sistema politico de Francia se caracteriza por una autoridad reforzada det ejecutivo, estabitidad del gobierno y un sistema de partidos coherente. De todo esto, surge la pregunta a cual sistema son atribuibles tos cambios institucionales. Esto debido a que el sistema francés parece haber evitado el enfrentamiento de dos legitimidades en competencia, presentando un sistema ejecutivo dual, con un presidente y un primer ministro, un consenso sobre {a legitimidad de la Constitucién del 58, y donde s6lo se discute e! sistema electoral, es decir, el procedimiento por el cual se seleccionan a quienes ocuparan tos escafios. Esto ya que el sistema tiene como objetivo la estabilidad del sistema de gobierno, como una forma de darle estabilidad al régimen institucional, y no al revés como otros autores han sefialado, Esto se basa en ta idea del monarca republicano, en un gabinete que dirige tas acciones del gobierno, un sistema electoral que garantiza una mayoria, y finalmente, el incentivo a la cooperacién entre el gabinete y el parlamento. Todo {o cual ha resultado en una transformacién del sistema de partidos, en la aparicion de tres mayorias diferenciadas: una que elige al presidente, otra que designa a la mayoria en el parlamento y por fo tanto al gabinete, y finalmente, 1a gubernamental. Lo cual ha dado como resultado, lo que se ha denominado “cohabitacién” entre 1986-1988, entre un primer ministro de un signo politico diferente al de! presidente. Sin embargo, este sistema ha traido como cambio una politizacién administrativa, una dicotomia electoral entre el parlamento y el presidente, y finalmente, una tendencia a la cooperacién en el ambito gubernamental. Marco Fernannez Instituto ve Crencia Potttica, Powtiricia Universipad Carouca dé Crnne 231

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