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El Macizo de Santander (Fig.

1) en el contexto de los Andes colombianos


representa una clave para interpretar la evolución geológica y tectónica del
margen continental noroccidental de Sudamérica (Ríos et al., 2003). Se
compone de un sótano cristalino decimonónico devónico del noroeste que se
compone de rocas deformadas y metamorfizadas del Complejo Gneis de
Bucaramanga, Formación Silgará y Orthogneiss (Ward et al., 1973, Clavijo,
1994), todos ellos cortados por Paleozoico - Cuerpos intrusivos de jurásico de
granito a composición de diorita (Goldsmith et al., 1971, Banks et al., 1985,
Boinet et al., 1985, Dörr et al., 1995, Restrepo-Pace, 1995, Ordóñez, Mantilla,
2004) y cuerpos intrusivos cretácicos más pequeños. El metamorfismo en el
Macizo de Santander ha sido estudiado intensivamente durante los últimos
quince años (por ejemplo, Schäfer et al., 1998, Ríos, 1999, 2001, 2005, Ríos y
Takasu, 1999, Campos, 1999, Montenegro y Barragán, 1999, García y Campos,
2000, Ríos y García, 2001, Castellanos, 2001, Mantilla et al., 2001, 2002, 2003,
Gálvez y Márquez, 2002, Ríos y otros 2003, 2008a, 2004, 2008, 2010, García
et al., 2005, Gómez y Avila, 2006), que ha contribuido a modificar el esquema
clásico de las zonas metamórficas y las isograds propuestas por Ward et al.
(1969, 1970, 1973). Sin embargo, el Macizo Central de Santander (CSM) es
probablemente la región más importante de este antiguo macizo. Esta región
fue elegida para el estudio metamórfico detallado porque contiene rocas
metapelíticas que contienen cloritoides en la Formación Silgará de baja
gradación. El cloritoide es un mineral de nesosilicato representado por la
fórmula general (Fe, Mg, Mn) 2Al4Si2O10 (OH) 4. Es un mineral ampliamente
distribuido que se ha descrito a partir de varias áreas de metamorfismo
regional (Williamson, 1953, Atkinson, 1956, Halferdahl, 1961, Chinner, 1967,
Cabanis, 1974, 1982, Baltatzis y Wood, 1977, Holdaway, 1978, Liou y Chen,
1978, Atherton y Smith, 1979, Lal y Ackermand, 1979, Labotka, 1981, Deer et
al., 1982, Evirgen y Ashworth, 1984, Dickenson, 1988, Javkhlan y otros, áreas
escasas de metamorfismo de contacto (por ejemplo, Atherton, 1980, Phillips,
1987, Kaneko y Miyano, 1990, Pattison y Tracy, 1991, Okuyama-Kusunose,
1994, Flinn et al., 1996). También se ha informado en ambientes
hidrotérmicos (Ochoa et al., 2007). El cloritoide no es abundante en las
aureolas de contacto debido a un estrecho intervalo de temperatura a bajas
presiones de metamorfismo de contacto (Ganguly, 1969) y severas
restricciones impuestas por la composición específica de roca en masa (por
ejemplo, Wang y Spear, 1991). La presencia de cloritoides en este contexto
geológico ha sido objeto de atención en estudios previos (por ejemplo,
Atherton, 1980, Phillips, 1987, Kaneko y Miyano, 1990, Flinn et al., 1996), que
discute sobre las relaciones de equilibrio del cloritoide con con respecto a las
asociaciones naturales coexistentes, proporcionando información valiosa
sobre la química, la mineralogía y la ocurrencia natural de las rocas que
reciben cloritoides para comprender las reacciones que controlan la
aparición y desaparición de los conjuntos que contienen cloritoides durante
el metamorfismo de contacto. Por otro lado, Likhanov et al. (2001) realizaron
un estudio detallado sobre la química mineral de los conjuntos que contienen
cloritoides a través de las isograds metamórficas de contacto. Sin embargo,
consideran que la paragénesis chloritoid + biotite siempre ha sido
problemática en la construcción de grillas petrogenéticas para pelitas, en las
que este conjunto tiene límites de estabilidad marcadamente diferentes. En
este estudio se presenta por primera vez y se discuten los datos relativos a la
ocurrencia del cloritoide y su significación en el metamorfismo de las rocas
metapelíticas de baja calidad de la Formación Silgará en el CSM

2. Entorno geológico :

El área de estudio está localizada en la parte sur del CSM dentro de una zona
tectónica compresiva entre los sistemas de fallas de Bucaramanga-Santa
Marta y Chitagá, y corresponde al sector Silos-El Cúcano (Fig. 2). La
Formación Silgará se extiende en varias bandas N-S, interrumpidas
localmente por la presencia de diques y orillas de ortoamphibolites con
estructuras anilladas a gabbólicas. Las rocas metamórficas de esta unidad
metamórfica generalmente golpean NE-SW y se sumergen al NW. Estas rocas
han sido afectadas por múltiples deformaciones, resultando en patrones de
interferencia. Se compone principalmente de rocas metapelíticas con
pequeñas rocas intercaladas psammiticas, semipelíticas, metabásicas y,
localmente, de metanocarbonato, las cuales fueron afectadas por un
metamorfismo hasta el grado regional de facies anfibolitas durante la
orogenia caledonia y revelan una historia tectónica y metamórfica muy
compleja. Estas rocas antiguas que forman el CSM fueron cubiertas por una
sedimentación del Paleozoico Superior a Mesozoico desarrollada (Julivert et
al., 1970), y constituyen el límite entre el Valle Medio de Magdalena y las
cuencas del Lago Maracaibo (Ward et al. fuerte control estructural y grandes
depósitos cuaternarios. Ward et al. (1973) hace referencia a la Formación
Silgará como una megasequencia cíclica de las rocas metamórficas. Las rocas
metapelíticas, que muestran una esquistosidad bien desarrollada, son los
principales constituyentes de la Formación Silgará, con intercalaciones
menores de rocas metafá- micas y metacarbanadas. Sin embargo, en el área
de estudio se compone principalmente de esquistos metapelíticos con
granate, estaurolita, cianita y cloritoide, con capas menores de cuarcitas,
metaconglomerados, rocas de metacar- bonato cálcico-silicato y mármoles.
Ríos et al. (2008b) también reportan el metacarbonato y rocas relacionadas
de la Formación Silgará cerca del área de estudio en el entorno de Mutiscua.
Ward et al. (1970), basado en nuestras observaciones de campo, definió la
biotita y las zonas metamórficas de estaurolita en el área de interés, que
también fueron reconocidas en el presente estudio. Sin embargo, nuestras
observaciones de campo y análisis petrográfico revelan que esta secuencia
metamórfica puede ser modificada.

3. Muestreo de campo y métodos analíticos

Un grupo de investigación de geocientíficos de la Universidad de Pamplona y


de la Universidad Industrial de Santander realizó varios trabajos de campo en
el CSM, particularmente en el sector Silos - La Cuca - El Cúcano, visitando
varias localidades, teniendo en cuenta el descubrimiento de los esquistos
cloritoideos. La estrategia de muestreo consistió en recolectar muestras de
esquistos portadores de cloritoides y rocas asociadas de varios afloramientos.
Los esquistos portadores de cloritoides objeto del presente estudio se
recolectaron en un afloramiento en la vía Silos - El Cúcano y cerca de la
corriente Vichagá, y pertenece a la zona metamórfica estaurolita-cianita. El
análisis mineralógico y petrográfico se realizó en un microscopio óptico
trinocular Olympus BX-51 para establecer el porcentaje modal de
constituyentes minerales y ensamblajes minerales, con énfasis en las
relaciones texturales entre fases minerales y las fotografías fueron tomadas
utilizando una microfotografía de NIKON NIS-elements BR del Grupo de
Investigación en Geofísica y Geología (PANGEA), de la Universidad de
Pamplona. Las abreviaturas de los minerales son después de Whitney y Evans
(2010). Imágenes SEM-BSE / EDS y el análisis se realizó mediante microscopía
electrónica de barrido ambiental (FEI Quanta 650 FEG) para examinar las
texturas de las fases minerales y las relaciones transversales en los esquistos
portadores de cloritoides, bajo las siguientes condiciones analíticas: aumento
= 130-350x, DE = 10,1 mm, HV = 20 kV, señal = Z CONT, detector = BSED.

4. Situación en el campo

Las rocas metamórficas de la Formación de Silgará del Paleozoico Inferior en


el CSM surgen como una franja de tendencia NE. Se compone principalmente
de rocas metapelíticas con pequeñas rocas psammíticas, semipelíticas y de
metanocarbonato intercaladas, que incluyen cuarcitas, metaconglomerados,
rocas de metanocarbonato calc-silicato y mármoles, que ocurren como
escasas intercalaciones de centímetro a metro de escala de grosor y
morfología variable contactos) y espesor, desarrollando bandas discontinuas
y cuerpos lenticulares, dentro de la secuencia metapelítica de la Formación
Silgará (Figura 3). Las rocas de interés en este estudio se denominan
esquistos portadores de cloritoides. Estas rocas fueron afectadas por un
metamorfismo regional caledonio que produjo una zonación metamórfica
que va desde la zona de biotita hasta la zona de estaurolita-cianita del
esquema típico de Barrovian bajo condiciones de bajo a medio T y bajo P.
Describimos una secuencia metamórfica recorriendo el arroyo Vichagá,
haciendo énfasis en los esquistos portadores de cloritoides y rocas asociadas.
Se ha atribuido a la secuencia metamórfica investigada un amplio espectro
de condiciones físicas, que varían desde facies de greenschist hasta facies
anfibolitas. En general, estas rocas aparecen altamente tectonizadas que
pueden estar asociadas a la influencia de las principales estructuras
tectónicas en el área de estudio. Este hecho, unido a la captura y alineación
del arroyo Vichagá nos permite inferir un lineamiento estructural a lo largo
de este arroyo. La secuencia metamórfica (Fig. 3) está dominada por rocas de
silicato (y ricas en cuarzo localmente) compuestas de granate, estaurolita,
cianita y cloritoide, que muestran una estructura de esquistosidad. Las rocas
metapelíticas están representadas por tres tipos de rocas. Micaschistas de
plata grisácea con una foliación bien desarrollada, compuestos
principalmente de muscovita, biotita, cuarzo, plagioclasa, granate, estaurolita
y cloritoide. Muestran al menos dos direcciones de foliación dominantes. El
segundo tipo corresponde a cuarcitas, que pueden ser ricas en cuarzo
(plagioclasa menor) o ricas en mica, la última de ellas contiene muscovita,
biotita, granate, cianita y estaurolita. El tercer tipo está representado por
filitos doblados, que se caracterizan por una escisión crenulada. Presentan
localmente vetas discordantes de cuarzo. Los niveles calcáreos de mármol
blanco y rosa se entrelazan dentro de estas rocas de silicato. Los mármoles
blancos de grano fino muestran una geometría tabular, con espesores de
hasta 55 cm, y un tectonismo fuerte como lo demuestra la ocurrencia de
numerosos bloques. Estas rocas presentan una estructura de bandas
caracterizada por la presencia de agregados de tremolita fibro-radial y
lenticular de aproximadamente 10 x 5 mm, que varían en color de blanco
amarillento a marrón claro. Están dispuestos en correspondencia con la
banda. Además, las fracturas perpendicular a la estructura de estas rocas,
que se caracterizan por la presencia de tremolita grisácea de hábito acicular.
El origen de la trémolita se asocia con un evento metasomático-hidrotermal
debido a la infiltración y circulación de fluidos ricos en H2O y CO2, así como
en SiO2, que facilitan la movilización de Ca, contribuyendo al desarrollo de un
sistema calc-silicato. Este proceso fue favorecido por la fuerte fractura y
desarrollo de la porosidad secundaria en mármol. Los óxidos de Fe-Ti, como
rutilo, ilmenita, titanita y leucoxeno, son las principales fases minerales
accesorias. Las capas de mármol (Figuras 3a) están dobladas localmente (Fig.
3b). Un afloramiento típico de micaschist se muestra en la figura 3c. También
se observaron contactos graduales entre las rocas metapelíticas con granates
y mármoles, y son especialmente abundantes en rocas fuertemente
deformadas, donde las zonas calc-silicato pueden tener una forma muy
irregular y un grosor variable. Micaschists (Fig. 3d) típicamente presentan
una escisión regional. Los esquistos de grafito muestran escasas
intercalaciones de cuarcitas (Fig. 3e). Cuarcitas muestran planos de foliación
neto y múltiples superficies de junta como se muestra en la Fig. 3f. Por otra
parte, el cuarzo blanco lechoso de origen hidrotérmico se observa
comúnmente desarrollando remiendos ameeboides de moda y bandas
alineadas debido al tectonismo, un fenómeno que también deforma el
hermanamiento polisintético en bandas de calcita. Las características
generales de las rocas metamórficas a escala handspecimen se muestran en
la figura 4. En la figura 4a se ilustran esquistos con granates de grano muy
fino, con porfiroblastos de granate eudrídicos. La Fig. 4b ilustra un contacto
neto entre un mármol rosado de grano fino (parte inferior) y un grupo de
epido- to que lleva mineral Ca-pelite (parte superior), que muestra una
estructura de boudinage. Las tabletas porphyroblastic del chloritoid ocurren
en esquistos metapelíticos que llevan grafito (figura 4b). La Fig. 4c ilustra un
ejemplo de un esquisto de grano intermedio con estaurolita de granate, que
muestra granate subédrico y porfiroblastos de staurolita grandes y
esqueléticos. En la Fig. 4d se muestran los porfiroblastos de estaurolita
grandes y alargados que incluyen parcialmente los porfiroblastos de granate
subárdicos en el schiste metapelítico de grano medio. Estas rocas están
asociadas con vetas hidrotérmicas de acumulaciones de cuarzo y anfibolito
con foliación no definida. La secuencia descrita aquí es similar a la descrita
por Ríos et al. (2008b). Mármoles muestra una estructura con bandas y
textura granoblástica; se caracterizan por la presencia de varios agregados de
ventilador de tremolita acicular fibrosa (Fig. 4e) o vena- les de tremolita
acicular (Figura 4f). El descubrimiento de los esquistos portadores de
cloritoides se realizó en un área abrupta y altamente tectonizada, donde
estas rocas desarrollan bloques tectónicos rodeados por pelitos de grano
muy fino (Fig. 5a). Numerosos porfiroblastos de cloritoide son fácilmente
reconocibles a simple vista. En la escala de muestra de mano (Figuras 5b-5d),
el cloritoide se produce en los esquistos metapelíticos portadores de grafito
como pequeños porfiroblastos tabulares con un rango de tamaño limitado
(ejes largos de 45-100 mm y anchos de 515 mm), acompañados de
plagioclasa porphydoblástica las elipses blancas lechosas), siempre
significativamente más grande que la masa de tierra de grano fino
compuesto principalmente de cuarzo, clorito y muscovita.

5. Petrografía

La Fig. 6 ilustra los principales aspectos petrográficos de los esquistos


portadores de cloritoides y rocas asociadas de la Formación Silgará en el CSM.
Una filita de grano muy fino, que muestra una escisión de la crenulación, que
se corta transversalmente por una vena de calcita, se muestra en las Figs. 6a -
6b. Presenta una textura lepidoblástica y se compone principalmente de
muscovita, biotita, clorita y grafito. Las rocas metapelíticas se componen
principalmente de cuarzo, plagioclasa, muscovita y biotita, y granoblástica a
textura porfiroblástica. Contienen minerales metamórficos, como el granate,
la estaurolita y la cianita, que muestran una naturaleza porphyroblástica y
poiquiloblástica y revelan un crecimiento sintectónico. Por lo general
muestran un carácter idioblástico a xenoblástico, aunque a veces pueden
mostrar un carácter esquelético. Tanto el granate como la estaurolita están
desarrollando bandas finas. Estos minerales muestran una fuerte
deformación y un carácter subidioblástico a xenoblástico. Los esquistos de
grano de grano fino que muestran una escisión de crenulación bien
desarrollada se ilustran en las Figs. 6c-6d, con porfiroblastos de granate
euédricos sin inclusiones minerales y con grafito como principal accesorio
mineral. Las Figs. 6e-6f ilustra otro ejemplo de esquistos portadores de
granates de grano fino con grafito como el mineral accesorio principal. Los
grandes porfiroblastos de estaurolita que incluyen parcialmente los
porfiroblastos de granate subárdicos en el xiste metapelítico de grano medio
se ilustran en las Figs. 6g - 6h. Un gran porphyroblast staurolite con varias
inclusiones de ilmenita y mostrando incipiente alteración de clorito se
muestra en las Figs. 6i - 6j. El mármol con una textura nemato-granoblástica
se caracteriza por la calcite + cuarzo del conjunto mineral como se muestra
en las Figs. 6k - 6l. Las Figs. 6m-6n ilustra un agregado de ventilador de
trémolita acicular fibrosa en mármol, que exhiben las venas de cuarzo
localmente con un aspecto estriado, debido a la presencia de numerosas
inclusiones fluidas que se alinean, creando este aspecto particular. Se ilustra
una cuarcita típica de kianita en las Figs. 6o - 6p. La Fig. 7 ilustra los
principales aspectos petrográficos del cloritoide, que se produce en los
esquistos metapelíticos portadores de grafito que muestran una textura
porfirroblástica. El cloritoide exhibe la morfología típica de la cola del
ventilador, la escisión pobre, un pleocroísmo de color café verdoso / azul y la
zonificación del sector (estructura del reloj de arena). Se encuentra
generalmente como aislados monocristales, aunque pueden desarrollar
grupos típicos de dos o más cristales. El cloritoide presenta una interesante
relación textural con el clorito alineado y la moscovita, que definen la
foliación principal de estas rocas. Raramente, el cloritoide está alineado
paralelamente a la escisión principal y normalmente se produce orientado
con sus ejes largos en un ángulo de 30-90º con la foliación principal. Hay
evidencia de que el cloritoide sobrecarga la escisión, porque la foliación
principal no se desvía alrededor de los porfiroblastos y por lo tanto no se
observaron sombras de presión a cada lado de los porfiroblastos cloritoides.
Estas relaciones texturales sugieren que los porfiroblastos cloritoides
postdate el evento de deformación que produjo la foliación principal de estas
rocas. Aunque el muestreo realizado en este estudio no se realizó con
orientaciones exhaustivas de las muestras, sus características
microestructurales proporcionan información valiosa sobre la aparición de al
menos tres eventos deformacionales asociados al desarrollo mineralógico de
la litología del huésped del cloroide (Figura 8): (1) Evento de deformación Dn
que produjo la foliación metamórfica principal de la roca (Sn o S2),
responsable del conjunto mineral Chl + Ms + Qtz. (2) Nucleación de
porphyroblasts del chloritoid dentro de un régimen intertectonic, con una
orientación evidente del cuarzo inclusiones en los sectores del reloj de arena
casi ortogonalmente a la foliación principal de la roca (Sn). Como se ha
observado y de acuerdo con Passchier y Trouw (1991), estas inclusiones
probablemente crecieron pasivamente sobre la tela en ausencia de
deformación y protegiendo el patrón de inclusiones resultante de la
deformación posterior. (3) Evento de deformación Dn + 1 que promovió la
formación de una foliación tardía (Sn + 1 o S3), que generó estructuras SC
(bandas cortantes de tipo C) y nucleación de ilmenita y plagioclasa, que se
observan superpuestas sobre la foliación principal de la roca (Sn). Por otra
parte, este evento de deformación tardía produjo la rotación de
porphyroblasts del chloritoid. La relación cloritoide-matriz se rige por la
expresión: Dn ˂ cloritoide ˂ Dn + 1. La imagen SEM de la Fig. 9 muestra las
relaciones texturales entre el cloritoide y las fases minerales asociadas con el
análisis semicuantitativo del espectro dispersivo de energía (EDS) en
diferentes puntos. Un mosaico de imágenes de alta resolución de las
relaciones texturales entre el cloritoide y las fases minerales asociadas (lado
izquierdo) muestra porphyroblasts del chloritoid, exhibiendo el sector-zoning
(estructura del reloj de arena), que se distribuye aleatoriamente con respecto
al clivaje de la roca. Obsérvese la ilmenita de alta densidad a partir del
contraste de la imagen electrónica de la retrodispersión. La Espectroscopia
de Dispersión de Energía (EDS) permitió identificar cuáles son esos elementos
particulares y sus proporciones relativas en las fases minerales que
constituyen el esquisto que contiene cloritoide. El análisis EDS de los
porfiroblastos de cloritoides (1) revela que esta fase mineral está compuesta
principalmente de elementos Si, Al, O y Fe (relaciones de masa de Si: Al: O: Fe
= 13.40: 26.05: 34.41: 20.68), con Mg menor 1,84% en peso). La matriz está
constituida por biotita (2) y muscovita (3), que muestran las siguientes
relaciones de masa Si: Al: O: Fe: Mg = 13,33: 15,53: 33,68: 25,04: 8,09 para
biotita y Si: Al: O: K = 25,53: 23,32: 35,24: 8,53 para muscovita, el último de
ellos con elementos menores de Na (1,17% en peso), Mg (0,43% en peso) y Ti
(0,31% en peso). El espectro EDS del cuarzo (4), que se presenta como matriz
o como inclusiones en el cloritoide, revela la presencia de elementos Si y O
(relaciones de masa de Si: O = 58.66: 41.34). La ilmenita (5) representa la fase
accesoria principal, que ocurre tanto como matriz como como inclusiones en
el cloritoide, y su análisis EDS indica la presencia de elementos Fe, Ti y O
(relaciones de masa de Fe: Ti = O = 39,55: 34,64: 23,46) . La magnetita (6) se
presenta como una fase secundaria que desarrolla vetas finas que penetran
en el cloritoide tras una superficie de crecimiento o fracturas, y su espectro
de EDS revela que consiste principalmente en Fe (63,51% en peso) y O (28,36%
en peso); Al y Si se atribuyen a la preparación de la muestra. Los espectros
EDS están de acuerdo con los datos de la literatura
(http://www.sfu.ca/~marshall/sem/mineral.htm). Los rayos X generados por
la exploración del haz de electrones a través de la muestra pueden usarse
para producir mapeo de EDS, que proporciona además de la imagen de BSE
una imagen significativa de la distribución elemental de una fase mineral. En
la figura 10, las diferentes fases que se muestran en la imagen de EEB (figura
9) se pueden identificar mediante mapeo elemental (figuras 10a-10d), que
sin embargo sólo dará una imagen cualitativa de la distribución de elementos.

6. Metamorfismo :

Los ensamblajes de minerales y sus relaciones sugieren la presencia de una


secuencia metapelítica de bajo a medio grado con intercalaciones de rocas
semipelíticas, psammíticas y carbonatadas. El metamorfismo de la Formación
Silgará en el CSM se caracteriza por la aparición de minerales índice típicos
de tipo meurofórico barroviano. La formación de Silgará en el área de estudio
puede ser dividida en una serie de facies de tipo barroviano de zonas de
biotita, granate y estaurolito-cianita, modificando las isograds metamórficas
reportadas por Ward et al. (1970) y revelando una compleja historia
metamórfica y deformacional para esta unidad geológica. Según conjuntos
minerales investigados por los autores, existen interesantes datos
petrológicos que pueden estar relacionados desde el norte con las partes
meridionales del CSM, con una disminución en las zonas metamórficas desde
el núcleo del CSM hasta sus partes periféricas, donde una extensa zona
estaurolita-cianita con un fuerte control estructural que produce un
adelgazamiento de la zona de granate y biotita. Por lo tanto, no estamos de
acuerdo con el esquema zonal original, teniendo en cuenta que Ward et al.
(1970) sugieren una distribución inversa de las zonas metamórficas con una
zona estaurolita al este y una zona biotita al oeste, la última de ellas, incluida
la Formación Floresta. Documentamos los cambios progresivos en las zonas
de ensamblaje de mineral en estas rocas, aunque la distribución regional de
ensamblajes aún no ha sido mapeada. Sin embargo, las isograds
aparentemente fueron desviadas por la presencia de características
estructurales.
6.1. Zona biotita

Las rocas metapelíticas de la zona de la biotita son filitas o esquistos de


grano fino caracterizados por una escisión penetrante, que se ve afectada
por la posterior escisión de la crenulación. El conjunto mineral típico es Chl +
Ms + Bt + Qtz + Pl con minerales accesorios opacos. La escisión con listones
S1 (formada durante la primera deformación D1) está definida por la clorita y
la muscovita. S2 (formado durante D2) representan la esquistosidad regional.
La reacción química considerada en las rocas semipelíticas es Kfs + Chl = Bt +
Ms + Qtz + H2O, mientras que la reacción química considerada en las rocas
metapelíticas es Phe + Chl = Bt + Ms + Qtz + H2O (Spear, 1993).

6.2. Zona granate

Las rocas metapelíticas suelen ser foliesadas, esquistos metapelíticos de


grano fino a grano medio. El conjunto mineral típico es Qtz + Ms + Grt + Gr ±
Cld. El granate se presenta como porfiroblastos muy pequeños y euédricos,
que no contienen inclusiones minerales. Sector zonificado (estructura de
reloj de arena) cloritoide distribuido aleatoriamente sobrecarga la
esquistosidad de la roca. La presencia de cloritoides en esta zona
metamórfica puede estar también relacionada con las pelitas ricas en Al y
probablemente cerca de la zona biotita. La reacción química considerada en
las rocas metapelíticas es Chl + Ms = Grt + Bt + Qtz + H2O (Whitney et al.,
1996).

6.3. Zona de estaurolita-cianita

Las rocas metapelíticas son típicamente foliares, de grano medio a grueso,


metapelíticos a semipelíticos que contienen los siguientes conjuntos
minerales: Qtz + Bt + Ms + Grt + St ± Ky ± Cld, con menor plagioclasa y K-
feldespato y Óxidos de FeTi como las principales fases accesorias. Las rocas
carbonatadas contienen el ensamblaje Tr + Cal. El granate se presenta como
porfiroblastos parcial o totalmente incluidos en los porfiroblastos
estadolóticos grandes, poikiloblásticos y alargados paralelos a la
esquistosidad principal de la roca. Contienen varias inclusiones de cuarzo e
ilmenita. Staurolite creció después del granate. La cianita se presenta como
escasos porfiroblastos subédricos, que están relacionados con los dominios
de mica. Las reacciones químicas consideradas en esta zona metamórfica se
describen a continuación.

En la parte inferior de esta zona metamórfica, la estaurolita probablemente


creció a expensas del cloritoide por la reacción Cld + Qtz = St + Grt + H2O
(Whitney et al., 1996). Por otra parte, el clorito persiste y, por lo tanto, debe
considerarse la reacción Grt + Chl + Ms = St + Bt + Qtz + H2O (a baja T), que
tiene lugar a una temperatura fija para cualquier presión dada, porque es
discontinua y continúa hasta que se ha consumido uno de los tres reactivos
(Yardley, 1989). De acuerdo con Yardley (1989), cuando esta reacción cesa, se
puede producir estaurolita adicional mediante una reacción continua que
implica las fases restantes, tales como Chl + Ms = St + Bt + Qtz + H2O (a T
alto). La cianita puede haber crecido a expensas de la estaurolita mediante
una reacción tal como St + Chl + Ms = Ky + Bt + Qtz + H2O (Whitney et al.,
1996). El cloritoide no ocurre comúnmente en la Formación Silgará, debido al
contenido de MnO del granate, que produce una expansión del campo de
estabilidad Grt-Chl a temperaturas más bajas oa las composiciones pobres de
Al que contienen conjuntos granate + clorita en lugar de chloritoid + biotita
Spear y Cheney, 1989).

7. Importancia petrológica

La aparición del cloritoide es muy difícil de entender con respecto a otros


minerales del índice metamórfico y su relación con el esquema barroviano
definido en el CSM aún no está clara. El cloritoide ha sido reportado y
descrito en muchos terrenos metamórficos en los que este mineral aparece
en metapelitos de bajo y medio P empobrecidos y enriquecidos en
metapelitos de Al y alto P con altos contenidos de Mg. Las condiciones PT de
metapelitos portadores de cloritoides van desde la facies sub-greenschist
hasta la parte media de la facies anfibolita en la zona estaurolita-cianita.
Primmer (1985) en las pizarras de epizones del Dévoniano Superior y
Robinson y Bevins (1986), cerca de la frontera de la anchizona-epizona
superior, informan la presencia de cloritoides en las rocas de grado más bajo.
Por otra parte, Spear (1993) informa la ocurrencia de la paragénesis
chloritoid + pyrophyllite. En la facies de la greenschist, el cloritoide es un
mineral común asociado con la clorita y la muscovita en rocas enriquecidas
en Fe y con altos contenidos de Al (Turner y Verhoogen, 1960), Cabanis, 1982,
Johnson et al. Los contenidos de Fe y Al deben ser mayores que los
registrados para la estabilidad de clorito y muscovita (Cabanis, 1982; Johnson
et al., 2003). En este sentido, no es inusual la aparición de cloritoides con alto
componente de ottrelita en los metapelitos de bajo grado de las facies
greenschist como filitos y esquistos (Kramm, 1973; Brindley y Elsdon, 1974).
En la facies anfibolita, el cloritoide también ha sido reportado en rocas con
andalusita, cianita y estaurolita (Cabanis, 1974; Spear, 1993). La construcción
de cuadrículas petrogenéticas y diagramas de estabilidad de la paragénesis
con cloritoides indican que bajo ciertas condiciones puede considerarse una
zona de cloritoide análoga a la zona de biotita (Spear, 1993). Uno de ellos se
basa en la cuadrícula KFMASH de Harte y Hudson (1979), en la que el cloroide
+ biotita es estable en un estrecho intervalo de temperatura a relativamente
baja presión y el otro en las redes KFMASH de Spear y Cheney (1989) y Wang
y Spear (1991), en el que este conjunto es estable en amplios intervalos de
condiciones de presión y temperatura. El estudio petrológico presentado a
continuación ofrece una buena oportunidad para evaluar la validez de estas
redes alternativas de petrogenetic para pelites. Teniendo en cuenta la
primera presencia de cloritoides en el Macizo de Santander, proponemos dos
interpretaciones. (1) El cloritoide está asociado con muscovita, clorita y
cuarzo en la zona estaurolita-cianita de la facies anfibolita en una región
altamente deformada y cortada. Sin embargo, los porphyroblasts del
chloritoid no demuestran la deformación, que podría ser interpretada como
crecimiento de post-deformación y podría corresponder al paso retrógrado
de metapelites con los contenidos bajos de Al, pero algo enriquecido en Fe.
(2) Se ha superpuesto un evento metamórfico térmico casi isobárico
relacionado con el emplazamiento de pequeñas masas de granitoides sin
deformación sobre el metamorfismo barroviano previamente definido en el
Macizo de Santander, y particularmente muy bien definido en el CSM. El
origen más probable del cloritoide, debido a su restringida presencia dentro
del Macizo de Santander, y más específicamente dentro de las rocas
metapelíticas de la Formación Silgará, puede atribuirse a los flujos de calor
asociados a numerosas masas graníticas félsicas sin deformación, muchas de
las cuales no han sido mapeadas pero principalmente debido a su intensa y
avanzada meteorización y tamaño (en general menos de 1 km2 de extensión
pero con una distribución que cubre casi 2.000 km2 en varios sectores del
CSM). Se presentan como pequeños cuerpos que muestran un contacto
intrusivo con las tres principales unidades metamórficas de su sótano
cristalino del Macizo de Santander, muchos de los cuales fueron mapeados y
descritos por Ward et al. (1973). Composicionalmente, estos granitoides
están representados por moscovita y / o biotita cuarzmonzonita y granito,
con variaciones locales en el tamaño y color del grano, siendo importante
destacar que no muestran evidencia de deformación pre, sin- o post-
emplazamiento. Sin embargo, la falta de datos termobarométricos y
geocronológicos no permite definir las condiciones PTt de formación de
cloritoides en el contexto geológico del Macizo de Santander. Se argumenta
que a pesar de la pobreza y la preservación de los afloramientos, la aparente
restricción del cloritoide a un área altamente tectonizada en la parte sur del
MSC es inusual y real. Se consideran dos posibles interpretaciones de esta
restricción: El cloritoide ocurre en los esquistos metapelíticos portadores de
grafito altamente tectonizados que pueden estar asociados a la influencia del
lineamiento de Vichagá en el área de estudio. La presencia del cloritoide
como mineral índice en las rocas metapelíticas de la Formación Silgará hace
necesario revisar si el cloritoide está definitivamente asociado a un evento
térmico (asociado al emplazamiento de pequeñas masas de granitoides sin
deformación) sobrepuesto o no al metamorfismo regional. Sin embargo,
consideramos que el último de ellos como la causa más probable de la
formación de cloritoide, a pesar de Ríos y compañeros de trabajo han
reportado evidencias petrológicas que relacionan el emplazamiento de las
masas de orthogneiss no sólo a la apariencia restringida del sector estructural
y de composición- granates zonales (Castellanos et al., 2004) y porfiroblastos
grandes de andalusita, particularmente en la regiones periféricas del
ortovícico Orthogneiss. Se han descrito asambleas de cloroideos de
numerosas áreas de metamorfismo regional y de escasas aureolas de
contacto. El segundo caso se debe, en parte, a un estrecho intervalo de
temperatura a bajas presiones de metamorfismo (Ganguly, 1969) y severas
restricciones impuestas por la composición específica de rocas en masa (por
ejemplo, Wang y Spear, 1991). Sin embargo, no tenemos evidencia de un
metamorfismo de contacto y, por lo tanto, concluimos que el origen de los
conjuntos de cloritoides en el área de estudio puede estar relacionado con el
flujo de calor asociado al emplazamiento de pequeñas masas de granitoides
sin deformación. Otras evidencias del efecto del emplazamiento de masas de
orthogneiss han sido reportadas por Ríos et al. (2008b), que consideran que
el H2O requerido para impulsar la pérdida de CO2 prograda en las rocas de
metacarbonato proviene probablemente de la deshidratación regional de las
rocas metapelíticas circundantes, aunque el desarrollo de una zona de
reacción diósida rica en H2O en presencia o ausencia de escapolita fluida
derivada de intrusiones sin-metamórficas (masas de orthogneiss) emplazadas
durante la fase final del metamorfismo de la Formación Silgará. La existencia
generalizada de agregados de "shimmer" de alteración sericita de minerales
aluminosos (por ejemplo, estaurolita o cianita) en la zona estaurolita-cianita
proporciona evidencia de transferencia de potasio durante el metamorfismo
retrógrado.

8. Conclusiones

El cloritoide se informa por primera vez en rocas metapelíticas de la


Formación Silgará de la zona estaurolita-cianita de la facies anfibolita del CSM.
Este mineral se presenta como porphyroblasts zoned del sector idioblastic
(estructura del reloj de arena) en una matriz del muscovite, del chlorite, del
cuarzo, de la ilmenita y del grafito como minerales principales. El contexto
litológico indicaría un evento térmico casi isobárico superpuesto al
metamorfismo barroviano causado por el emplazamiento de pequeñas
masas de granitoides sin deformación. Concluimos que el metamorfismo
puede caracterizarse como un tipo barroviano, desarrollado en condiciones
de presión media y temperaturas que alcanzan la facies anfibolita. El
metamorfismo de media presión podría ser el resultado de la perturbación
térmica relacionada con las intrusiones de granitoides calcalerinos en las
profundidades de la corteza media a superior. La secuencia zonal de la biotita,
el granate y la estaurolitequanita es diferente de aquella original descrita en
el trabajo clásico de Ward et al. (1970). La primera aparición de cloritoide
difiere de otras regiones del Macizo de Santander, donde este mineral índice
no parece desarrollarse. Agradecimientos El trabajo de campo de este
estudio fue financiado por la Universidad de Pamplona para apoyar el
desarrollo de las prácticas académicas sobre temas de Metamorfismo y
Geología de Campo. Agradecemos a sus profesores y alumnos, al técnico de
laboratorio responsable de la preparación de muestras geológicas, a su
participación, esfuerzo y Dedicación. Los autores reconocen al Laboratorio de
Microscopía de la Universidad Industrial de Santander por el uso de las
instalaciones de investigación y su personal profesional para la asistencia con
la adquisición de datos SEM. Estamos en deuda con estas instituciones por
permitirnos el uso de instalaciones de investigación. Las discusiones con los
miembros del Grupo de Investigación en Geología Básica y Aplicada de la
Universidad Industrial de Santander ayudaron a entender la geología de la
Formación Silgará. Estamos agradecidos a los árbitros anónimos por su
lectura crítica y perspicaz del manuscrito y estamos muy agradecidos a las
personas ya las instituciones arriba mencionadas por su apoyo.

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