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Cuestionario

Un compañero o compañera lee la pregunta de este cuestionario y


otro compañero o compañera va leyendo el capítulo 3 “Patología
del hombre caído”, número 2 “Patología del deseo y del gozo”;
inciso a) “La desviación del deseo y la perversión del goce ”;
cuando encuentren la respuesta en el libro la escriben bajo la
pregunta correspondiente.

25.¿Cuál es el deseo más natural y profundo que tiene el ser


humano?
R. El hombre ha sido creado por Dios para unirse a Él, por lo
tanto la facultad de desear (epitimía, en griego) está en su
naturaleza para desear a Dios, para tender hacia Él y unirse a
Él. Afirma san Nicolás Cabasilas: “El ojo ha sido creado para la
luz; el oído, para los sonidos; todas las cosas, par su fin; y
el deseo del alma, para elevarse hacia Cristo” (san Nicolás
Cabasilas, La vida en Cristo, II, 90).

26.¿Cuál es el gozo más profundo que puede experimentar el ser


humano?
R. Cuando se satisface algún deseo, se produce un placer. Por lo
cual, el deseo de Dios cumplido lleva a un placer o gozo
espiritual. La unión con Dios, la cual se realiza cuando se
participa de la vida de Dios a través de la gracia divina
produce en el alma un gozo infinito; Cristo lo llama “la alegría
perfecta” en Jn 15,11: “Os he dicho esto para que mi gozo esté
en vosotros y vuestro gozo sea perfecto”. ¿Qué había dicho
Jesús? Había dicho lo siguiente: “Como el Padre me amó, yo
también os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis
mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” (Jn 15,9-10).

27.¿Qué le sugirió el diablo a Adán y por qué?


R. Jean Claude Larchet responde: “El diablo, celoso del gozo
espiritual al que el hombre estaba destinado, le sugirió
entonces que apartara de Dios su deseo y lo orientara en una
dirección contraria a la que Dios, con el mandamiento que le
había impuesto, le había indicado (…) El hombre fue tentado por
la Serpiente a gozar de otros placeres todavía desconocidos para
él, pero más inmediata y fácilmente accesibles (ver san Atanasio
de Alejandría, Discurso contra los paganos, 3) que los gozos

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espirituales hacia los cuales le hacía tender su naturaleza y a
los que aún no accedía más que parcialmente, pues su posesión
perfecta no debía obtenerse sino al término de su crecimiento
espiritual. Estos placeres que el Maligno proponía al hombre
estaban ligados al deseo de las realidades sensibles, que el
hombre en su estado primero ignoraba como tales. Adán había sido
destinado a gozar de las realidades sensibles (Gn 2,16; ver
Macario de Egipto, Homilías, colección II, XIII, 1), pero a
hacerlo espiritualmente, es decir, en Dios, por medio de sus
razones espirituales, de sus logoi” (razones, en griego,
Larchet, Terapéutica de las enfermedades espirituales, p. 61).

28.Después del pecado original, ¿cómo deseaba Adán a las


criaturas? ¿Qué hizo con su deseo y placer espirituales?
R. “Adán se puso sobre todo a considerar y a desear a las
criaturas y a querer gozar de ellas mismas y para sí mismo, de
forma egoísta, es decir, fuera de Dios; en otras palabras: a
querer –como dice san Máximo el Confesor– “apoderarse de las
cosas de Dios sin Dios y contra Dios, no según Dios”. De este
modo sustituyó el deseo y el placer espirituales conformes a su
naturaleza, por un deseo y un placer carnales antinaturales (ver
san Máximo el Confesor, Ambigua a Juan, 41; en Larchet, p. 62).

29.¿Qué es la filautía?
R. Filautía significa amor a sí mismo, pero es un amor carnal a
sí mismo; un amor a sí mismo que se expresa a través del amor a
las realidades sensibles y a extraer de ellas todo el placer
posible para sí mismo (amor al placer carnal). Dice Larchet:
“Conviene subrayar, con Juan Damasceno, que el placer sensible o
carnal no es solamente corporal (…) “Los placeres del cuerpo son
llamados tales, pero en realidad no existen más que por la
conjunción alma-cuerpo, como en el caso del alimento, la
sexualidad, etc., y no se encuentra placer que sea únicamente
corporal”” (Juan Damasceno, Exposición de la fe ortodoxa, II,
13; en Larchet, p. 62).

30.¿Por qué cayó Adán en pecado? Explica la interrelación


dialéctica entre las dos causas: deseo de la realidad sensible
y la ignorancia de Dios. (Reflexión complementaria: Rm
1,28-32; Ef 4,17-24).
R. “El deseo de lo sensible y de su disfrute por una parte, y la
ignorancia de Dios por otra (pero también este mismo deseo y la
filautía) se incrementan correlativamente, se condicionan

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recíprocamente y se refuerzan mutuamente: “Cuanto más se dirigía
el hombre hacia las cosas sensibles a través únicamente de su
sentidos, más lo agobiaba la ignorancia de Dios; cuanto más
encadenado estaba por la ignorancia de Dios, más se entregaba al
disfrute de las cosas materiales conocidas empíricamente, más se
impregnaba de este disfrute y más excitaba la filautía que se
derivaba de él; cuanto más cultivaba la filautía, tanto más
inventaba múltiples medios para obtener el placer, fruto y
objetivo del amor a sí mismo”” (san Máximo el Confesor,
Cuestiones a Talasio, prólogo; en Larchet, p. 64).

Placer sensual Ignorancia de Dios

Placer sensual Ignorancia de Dios

Placer Ignorancia de
sensual Dios

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31.¿Cómo surgen las pasiones? ¿Por qué el hombre inventó las
pasiones?
R. Las pasiones son invenciones del hombre para dar satisfacción
a sus nuevas necesidades o deseos. “Buscando obtener el placer y
evitar el sufrimiento, empujado por la filautía, el hombre
inventa diversas e innumerables formas de pasiones corruptoras”,
explica san Máximo el Confesor” (Cuestiones a Talasio, prólogo).

32.¿A qué obligan los vicios al hombre?


R. Larchet cita a san Máximo el Confesor: “Los vicios se
presentan bajo formas múltiples y variadas, dependiendo del
vínculo de cada uno con la naturaleza humana… Obligan al hombre,
sujeto al deseo del disfrute y al miedo al sufrimiento, a
servirlos y a inventar numerosas formas de pasiones, según las
posibilidades ofrecidas por las circunstancias y los
medios” (Cuestiones a Talasio, prólogo; ver Marcos el Monje, La
ley espiritual, 102; Juan Damasceno, Discurso útil al alma;
Teognosto, Sobre la acción y la contemplación, 4).

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