You are on page 1of 5

¿Qué es una crisis?

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, una crisis se define
principalmente como un cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o
situación, o en la manera en que estos son apreciados. Definiciones más especializadas en el
ámbito de la salud también mencionan:

 Crisis como la intensificación brusca de los síntomas de una enfermedad.


 Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse ya para
agravarse el paciente.

Adaptado al ámbito de la salud mental, podemos hablar de la crisis como un estado de


perturbación y gran desorganización con una duración de 4 a 6 semanas, caracterizado por la
presencia de varios signos y síntomas intensos en el paciente, así como un cambio drástico en la
conducta de la persona en crisis, y con una posibilidad de producir, como consecuencia, un
resultado radicalmente positivo radicalmente negativo en el paciente.

Una crisis es gatillada, usualmente, por sucesos inesperados que afectan directamente a la persona
que sufre la crisis quien percibe estos sucesos como algo amenazador, incluyendo pero no
limitando a:

 Situaciones que atenten contra la integridad física o la vida de una persona, como
accidentes, enfermedades o ser víctimas de algún delito, ya sea que esto sea vivido por la
persona, o solo presenciado.
 Situaciones que atenten contra el patrimonio y la seguridad financiera de la persona, como
robos, asaltos, estafas, pérdida de empleo, etc.
 Cambios radicales en la vida de la persona, tales como un cambio de domicilio, una
reorganización del núcleo familiar, un arresto, cambio de estado financiero, etc.
 Un duelo importante, como el que puede darse en la pérdida de un familiar.

Pero cabe notar que no todos los individuos serán gatillados por las mismas circunstancias, los
sistemas de creencias y la capacidad de resiliencia determinarán si una situación puede gatillar o
no una crisis.

Es importante hacer notar que las consecuencias negativas de una crisis no resuelta de manera
saludable pueden ser bastante radicales:

 Crímenes como asesinatos y homicidios.


 Actos que atenten contra la vida de la persona en crisis, incluso suicidio.
 Perturbaciones emocionales graves o gatillar desordenes psiquiátricos.
¿Cómo reconocer cuando una persona se
encuentra en crisis?
Podemos identificar a una persona en crisis observando las perturbaciones en diversas esferas de
vida, usando el perfil de la personalidad CASIC para evaluar el estado de la persona

Modalidad/Sistema Variables/Sub-sistemas
Conductual Patrones de trabajo, juego, ocio, ejercicio, y dieta. Conducta sexual, hábitos
de sueño, uso de sustancias psicoactivas. De especial atención: Agresión,
homicidios, suicidio.
Afectivo Sentimientos y emociones varias: intranquilidad, ira, tristeza, euforia.
Sentimientos sobre el sistema conductual. De especial atención: reacciones
emocionales inadecuadas a situaciones de vida.
Somático Funcionamiento físico en general y salud. Presencia o ausencia de síntomas
como tics, dolores de cabeza, mareos, etc. Enfermedades estomacales u
otras. Sensibilidad inusual de cualquiera de los sentidos.
Interpersonal Patrones de relación con la familia, amigos, compañeros de estudio o
trabajo, vecinos y desconocidos.
Cognoscitivo Patrones de sueño, descripciones mentales sobre el pasado o el futuro,
autoimagen, planeación a futuro, creencias religiosas, filosofía de vida, ideas
y creencias racionales e irracionales, etc. De especial atención: síntomas
psicóticos como ideas delirantes o alucinaciones.

Para poder realizar un diagnóstico adecuado, todos los sistemas del cuadro anterior deben de ser
contrastados con su estado antes de la presente crisis, y antes y después de anteriores crisis.

Signos de alerta particularmente importantes son el dar muestra de situaciones o intenciones de


suicidio u homicidio a través de comunicación verbal, por ejemplo, declaraciones tales como:

 “Siento que no puedo continuar”


 “Podría matarlo”
 “Desearía estar muerto”
 “Si sucede otra vez, lo/la mataré”

Incluyendo declaraciones o referencias a previos intentos de suicidio u homicidio. También a través


de manifestaciones no verbales (Conductuales) como por ejemplo:

 Falta progresiva de interés.


 Preparación para la muerte.
 Aparición de patrones irregulares de sueño.
 Mejoría del estado de ánimo repentina.
¿Qué acciones son adecuadas para
enfrentarse a una crisis?
La tendencia natural de las personas al observar una crisis ajena es la de sentir temor e inseguridad
sobre el intervenir adecuadamente, pues suele considerarse que no intervenir de manera correcta
puede hacer más daño a la persona en crisis.

Sin embargo, existe fundamento científico para afirmar que lo peor que puede hacerse en estos
casos es el no intervenir. Desde luego, existen acciones adecuadas para enfrentar una crisis, las
cuales se deben practicar y asimilar con todo cuidado, ya que esto puede salvar vidas.

Cuando uno mismo detecta que se encuentra en crisis, se debe recurrir a una persona de confianza
que pueda y sepa escucharnos, y solicitar apoyo profesional o de alguien con práctica lidiando con
las crisis de otras personas:

1. Idealmente, se debe recurrir a un psicoterapeuta capacitado o un trabajador social para


lidiar con la crisis.
2. Si estos no están disponibles, buscar la ayuda de una figura importante en la vida de la
persona, que pueda escuchar y aconsejar, preferiblemente alguien con bastante autoridad,
sea un ministro religioso, un médico, enfermero, familiar, etc.

Cuando se detecta una crisis en otra persona, es importante notar que no es necesario ser un
profesional de la conducta para intervenir benéficamente en favor de la persona en crisis, pero sí
es indispensable considerar que, de no tener un entrenamiento profesional, la mejor ayuda la
brindan las personas que resolvieron constructivamente sus propias crisis, esto es, que cuando se
encontraban en tal estado:

 Expresaron abiertamente sus sentimientos.


 Hablaron continuamente de sus pensamientos con respecto al suceso que gatilló la crisis.
 Obtuvieron un aprendizaje y un crecimiento personal como resultado de vivir su crisis.

Si no logramos esto en su momento, ocurrirá algo comúnmente denominado “enganche”, es decir,


la crisis de la otra persona retroalimentará nuestros propios conflictos no resueltos, generando que
sentimientos no expresados (tristeza, enojo, miedo, etc.) se expresen en este momento. Si este es
el caso, nuestra ayuda debe centrarse en referir al individuo con una persona o institución
capacitada para apoyarla.

De no hacer esto, nuestros propios sentimientos y la conducta que desencadenen probablemente


retroalimentarán los sentimientos y conducta de la persona en crisis, empeorando su estado.

Si no estamos capacitados para intervenir, debemos reconocerlo y referir a personas que se


encuentran en crisis con alguien que esté capacitado.
Protocolo para intervención en crisis.
1. Hacer un contrato psicológico.
 Acercarse a la persona inmediatamente después de ocurrido el suceso.
 Invitarla a platicar y permitir que se desahogue haciéndolo.
 Resumir y reflejar los sentimientos de la persona
 Establecer contacto físico con la persona.

Durante este paso es particularmente importante mostrar empatía, interés y mantener la calma.

2. Examinar las dimensiones del problema


 Preguntar qué ocurrió horas antes del suceso que provocó la crisis.
 Solicitar que la persona describa el suceso. Importante: debido a la facilidad con la
que los recuerdos de una persona en crisis pueden ser modificados, toda pregunta
en este ámbito deberá ser tan neutral como sea posible, sugiriendo tan poco se
pueda sobre el relato, idealmente sin sugestión alguna.
 Determinar las fortalezas y debilidades de la persona en crisis.
 Evaluar los recursos con los que la persona cuenta, con énfasis en los recursos que
la persona ha utilizado para resolver crisis anteriores.
 Evaluar la posibilidad de un suicidio y/o un homicidio, incluyendo el acceso a
posibles armas, intentos anteriores de suicidio, ideas y planeación suicida.
 Explorar las decisiones inminentes de la persona en crisis.

Con esta información debemos establecer una prioridad de necesidades: de las inmediatas
(urgentes) con las posteriores (Aquellas que puedan posponerse), esto se hace para tener de forma
reunida, ordenada y clara toda la información sobre el problema.

3. Examinar las soluciones posibles


 Preguntar a la persona que soluciones ha intentado hasta ahora para resolver cada
uno de los problemas que está enfrentando.
 Explorar todas las posibles soluciones que el paciente tiene a su alcance ahora.
 Ampliar este rango de posibilidades, ofreciendo nuevas posibles soluciones.
4. Ayudar a tomar una acción concreta
 Si la persona es capaz de actuar en su propio beneficio y los riesgos de daño a si
mismo u otros son bajos se toma hacia la persona una actitud facilitadora,
sugiriendo, explorando y reflejando solamente.
 Si la persona no es capaz de actuar en su propio beneficio y el riesgo de daño a si
misma u otros es alto, se toma una actitud directiva: se le indican con firmeza las
acciones que debe de tomar, y una vez se lleve a un acuerdo con la persona, se
realiza un convenio que incluya a la persona en crisis así como familiares, amigos o
pareja u otros recursos comunitarios. La persona nunca debe quedarse sola o sin
apoyo.
5. Hacer un seguimiento.
 Revisar mentalmente si se completaron las cuatro primeras etapas de este
protocolo.
 Considerar si se brindó el apoyo, si se redujo el riesgo de muerte y si se logró el
enlace con los recursos externos necesarios.

En caso de que las 2 condiciones anteriores se cumplan, nuestra responsabilidad termina aquí, sin
embargo, es importante:

 Acordar una cita con el sujeto para una entrevista posterior y próxima, en la cual se
revisará si se resolvieron las necesidades inmediatas a través de las acciones propuestas, y
si se realizó el enlace con las personas o instituciones de apoyo.
 Explorar nuevamente las dimensiones del problema y repetir los posteriores pasos del
proceso de ser necesario.
 Si después de la segunda cita de trabajo la persona no logra la resolución satisfactoria de
su crisis, debe de solicitar asesoría profesional.

Conductas que deben de ser evitadas durante la intervención en crisis:

 Contar la historia propia y/o hacer comparaciones a la historia de la persona en crisis.


 Ignorar cualquier hecho y/o sentimiento de la persona en crisis.
 Juzgar o tomar partido.
 Atenerse a dar respuestas de “Si” o “No”.
 Ignorar cualquier signo de peligro.
 Solo ver ciertos aspectos del problema.
 Dejar temas sin explorar.
 Intentar resolver todos los problemas inmediatamente.
 Obligar a la persona a tomar decisiones difíciles de mantener a largo plazo.
 Ser tímido y/o pasivo en la interacción con la persona en crisis.
 Dudar de tomar decisiones importantes cuando sea necesario.
 Suponer que tras la intervención la persona se responsabilizará y llevará a cabo las
acciones acordadas. Siempre debe darse un seguimiento a la persona en crisis.
 “Dejar el caso” sin apoyarse en otros recursos o no asegurarse que la persona hizo
contacto con ellos.
 No asegurarse de que disminuyeron los riesgos de suicidio, homicidio u otras agresiones a
terceros.

You might also like