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Biografia escolar

Mi experiencia educativa comienza a los cuatro años al entrar al nivel Jardín de


la escuela Parroquial Milagroso Niño Jesús de Praga, de la Ciudad de Salta,
Provincia de Salta. Como el nombre lo indica, una escuela católica
perteneciente a la Congregación de los Padres Agustinos (San Agustín). Ese
primer año me acuerdo que fue la primera vez que viví lo que es socializar con
otras personas que no eran de mi círculo familiar. La seño Marcela, era una
docente dedicada demasiada activa que me acuerde. Siempre proponiendo
interrogantes y proponiendo actividades para que podamos interactuar entre
todos los que íbamos a ese espacio de educación.

Lo que me fascinaba de esa escuela era el orden y la convivencia en que se


vivía. Los padres agustinos siempre pasaban a saludar por los cursos y eran
muy queridos por todos los chicos que íbamos ahí, en especial el padre
Donato, que era el líder de esa sede en Salta. Ver a esos señores, de la edad
de nuestros abuelos, bien arreglados y con una calma en sus rostros. El orden
que se vivía en ese lugar, estaba muy relacionado con la estricta disciplina que
nos inculcaban desde el primer momento en que nos aceptaban la solicitud
para el ingreso y durante los primeros pasos dentro. El uniforme que
vestíamos, pensándolo en estos momentos de mi vida, estaba diseñado para
que no seamos como el resto de las escuelas y de los niños. Este uniforme
estaba compuesto por un pantalón de vestir gris, camisa blanca, corbata verde,
un pulóver verde, delantal o traje verde, y para el invierno un sobretodo verde.
Desde los chicos de jardín hasta los chicos de sexto grado lo usaban todos los
días del año escolar.

Todos los años se hacía diversos eventos, desde kermeses hasta concursos
de cultura general. Estos últimos eran los más esperados por los alumnos, ya
que podían demostrar frente a toda la escuela que tantos conocimientos habían
adquirido entre un año y otro, y que tan rápido podían levantar las manos para
asegurarse poder contestar primero. Me acuerdo a los padres de mis
compañeros, y a los míos, ayudando a prepararnos para esas fechas, que no
tenían un momento especifico en el año, ni tampoco en el horario, La directora
se presentaba en cualquier momento al aula con un sobre de preguntas y acto
seguido comenzaban las primeras rondas eliminatorias.
En cuanto a la forma de dictar las clases, los maestros eran bastantes
ingeniosos, ya que, en la mayoría de ellas, tenían diferentes recursos
didácticos y casi nunca los repetían. Nos brindaban espacios para la reflexión y
para la indagación. A su vez, se destacaba la forma de organizar los cursos, ya
que se en todos los años que duraba la primaria, nos sentaban de a grupos de
seis alumnos y mixtos. Estos grupos cada cierta cantidad de clases se iban
modificando de acuerdo al criterio de la maestra. Hoy en dia, volviendo a
recordar esto, creo que pude descifrar ese criterio, y era en base a como
íbamos avanzando con el aprendizaje, por lo cual, la maestra buscaba que
nosotros nos sintamos comodos a la hora de aprender, sin estar presionados
viendo como los integrantes del grupo avanzaban en desigual sintonía.

Esa visión de cómo debíamos de estar sentados dentro del aula, cambió
radicalmente al producir el paso de los dos primeros EGB, que realice en esa
escuela, que la que viví en el tercer y último EGB, que lo realice en otro
colegio. Este colegio, católico y privado nuevamente, nos ubicaban dentro del
aula en bancos individuales para tener una mayor observación por parte de los
docentes a la hora de lo actitudinal. A su vez, lo estricto en cuanto a
convivencia que tuve en los primeros seis años de educación, paso a ser algo
más flexible, ya sin tanto formalismo a la hora de la presentación, y con una
mirada más integradora con los demás colegios.

La forma de dictar clases los profesores empezaron a ser más estructuradas


donde lo que se intentaba lograr era que se llegue a dar todo el contenido y no
en ver si los alumnos entendíamos o no. Los profesores ya no tenían el
carisma que aprecie en la primaria y pasaron a ser una figura fría a la cual
debíamos escuchar por obediencia que por interés.

Pese a eso había un puñado de profesores que nos demostraban el interés en


el conocimiento y nos despertaban las ganas de estudiar que teníamos, entre
ellos puedo mencionar a la Profesora Alvarado de Biologia, que a pesar de ser
una profesora que tenía una forma tradicional de enseñanza, con su carisma y
su empeño para motivarnos fuera de clases, hacía que apreciemos la materia;
el Profesor Cancinos de Etica y de Doctrina social de la Iglesia, que su forma
de enseñanza era que nosotros podamos a través de la inducción, descubrir el
contenido de estas materias; la profesora Dambolena, la profesora más joven
del colegio, con 26 años, que enseñaba Economía y Sociologia, que siempre
tenía historias y anécdotas para que podamos entender los diferentes temas y
que siempre nos motivó para que sigamos soñando e interesándonos con el
conocimiento.

Mi paso por ultimo en el nivel Universitario, en la carrera de Derecho de la


Facultad de Derecho de la UNC, fue muy distinto a todo lo que había
presenciado a lo largo del nivel medio y secundario. La mayoría de los
profesores con los que curse, no demostraban el interés que los alumnos
esperábamos a la hora de ir a clases. Sus clásicas clases magistrales, nos
dejaban a todos con la sensación que nos faltaba algo, y ese algo, era la
motivación que posee cada estudiante al momento de elegir una carrea
universitaria. Muy pocos profesores lograron despertar esa sensación de
querer aprender más por nuestra cuenta, de interesarnos en los contenidos que
nos querían trasmitir.

El aspecto, de mi paso por el sistema educativo, que puedo vincular y que creo
que pueden impactar en mis practicas docentes futuras, es el de la motivación.
La motivación que los profesores y maestras que tuve, a la hora de
enseñarnos, fue un aspecto muy trascendental que marco mi forma de ver las
diferentes asignaturas. Esto, es asi, ya que al acercarnos a los contenidos que
nos mostraban a través de la motivación, hacían que nosotros, los alumnos,
nos dé el interés de seguir aprendiendo, de seguir profundizando cada vez más
en ellos. La motivación creo que es uno de los aspectos que hacen a un buen y
a un mal profesor, ya que si no podés despertar en los alumnos ese interés en
el aprendizaje, va a ser muy difícil lograr buenos resultados, y más aún, lograr
llevar una clase en donde todo el alumnado este ansioso de escucharte. Esta
motivación, se deberá de trabajar desde las primeras clases, a través de los
diferentes recursos que tengamos a mano y más aún con la creatividad que
todos llevamos adentro.

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