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Schopenhauer es acusado de ser un filósofo misántropo, un avaro que elogia la

mezquindad, un misógino y así en más calificativos de este tipo por el tribunal


filosófico de comentaristas y autores de manuales. Pero apelo la sentencia. Vamos por
parte. Misántropo según su etimología sería algo así como: odio o rechazo por el
hombre o seres humanos. Y misógino lo mismo pero referido a un género en particular,
en este caso las mujeres. Pero será así, será como afirman los autores de manuales o los
divulgadores de la filosofía, es poseedor de estos rasgos psicológicos el filósofo que
aquí nos convoca. No lo puedo afirmar con precisión. Pero no hay que llamarse a
escándalo ante semejantes adjetivaciones que a veces funcionan como lugar común en
el que caen la mayoría de los autores de estos tipos de trabajo. Porque no pueden decir
nada nuevo.

Porque acusar de misántropo a quien sea es considerar que existe su opuesto, algo así
como la filantropía. El amor por el Hombre, con mayúscula, es decir a todo el género
humano. Pero amar al hombre así, universal, el amor a la humanidad es ingenuo, es no
querer a nadie, posiblemente ni a uno mismo; porque amar al hombre en abstracto es
una coquetería decimonónica muy de moda en estos días, las modas siempre regresan:
como las minifaldas. No olvidemos que durante el Ancien Régime mucho Déspota
Ilustrado era calificado de rey filántropo... O saquemos al hombre y coloquemos ahí el
amor por: las focas bebé, los perros de la calle, los glaciares, las montañas, los
cocodrilos, las montañas, la naturaleza virgen o los niños panzones del África. Todo
ellos no son más que valores bellos y abstractos, una pequeña coquetería sentimental. Y
conozco ejemplos concretos de personas que sufren por el abandono de un perro en
medio de la calle pero no dudan en expresar abiertamente su rechazo ante el pibe que
vende calendarios en los café o el anciano desocupado que mendiga en una peatonal. Lo
mismo sucede con quienes asisten a congresos sobre derechos de las mujeres o
violencia de género con el sólo fin de conseguir con quien pasar una noche o porque
solo responden a ciertas modas academicistas, o no tanto, y luego en el hogar no dudan
en ejercer el ¨patriarcado¨ más rancio y violento. Es por lo mismo que me parece que
acusar a Schopenhauer de misántropo o misógino es de hipócrita, a no ser que usted
lector ame a todos los seres que habitan en este bendito planeta, con lo cual de ser así le
pido de rodillas que me escriba y concrete conmigo, en lo posible, un encuentro así me
bendice la mano.

Sin embargo es cierto, hay juicios de valor en la obra de Schopenhauer sobre las
mujeres. Son explícitos y sin adornos retóricos. Voy a citar algunos:

¨Lo que hace a las mujeres particularmente aptas para cuidarnos y educarnos en la
primera infancia, es que ellas mismas continúan siendo pueriles, fútiles y limitadas de
inteligencia. Permanecen toda su vida como siendo niños grandes, una especie punto
intermedio entre el niño y el hombre¨ Posiblemente aquí tengamos cierta influencia
Kantiana, no en la afirmación despectiva sobre la mujer pero sí sobre su minoría de
edad, es decir por la incapacidad de las mismas de servirse de la propia razón, lo cual
las coloca en un término medio, siempre según el autor, entre los niños y el hombre. Por
lo tanto, la mujer no es igual al hombre, le es inferior; siempre siguiendo las ideas del
autor alemán. Veamos otro juicio del mismo tipo:

¨La naturaleza no le ha conferido a la mujer más que la simulación para defenderse y


protegerse. Esta facultad sustituye a la fuerza que el hombre toma del vigor de sus
miembros y de su razón¨ La fuerza en el hombre es un rasgo psicofísico, proviene del
cuerpo y de la razón, la mujer carece de ambos o en el mejor de los casos estas
características le son deficientes, en menor jerarquía en comparación con los del
hombre. ¿Pero carece de facultad alguna? No, la facultad que le es propia es la
simulación, el engaño, la mentira; visto así, Schopenhauer, no hace más que
considerarla moralmente inferior como si se tratara de un niño con discernimiento
limitado.

¨…en general, el hombre habla con algunas atenciones y cierta humanidad a sus
subordinados, hasta los más ínfimos; pero es insoportable ver con que altanería se dirige
una mujer de sociedad a una mujer de clase inferior, cuando no está a su servicio (…)
La posición social que ocupa un hombre depende de mil consideraciones; para las
mujeres, una sola circunstancia decide su posición: el hombre a quien han sabido
agradar¨ La mujer es incapaz de amistad. Y aquí podemos encontrar el eco de aquella
máxima de Zarathustra: ¨el hombre es sólo un malvado: pero la mujer es mala¨. Ambos
autores parecieran dar cuenta de cierta naturaleza malvada en la mujer, como si en ella
habría cierta predisposición al mal y por ende a la imposibilidad de establecer lazos
verdaderos entre las mismas; como si la amistad les estuviera vedada por estar
supeditada a un principio superior: la discordia. ¨Basta que se encuentren en la calle
para que crucen miradas de güelfos y gibelinos¨ En tanto que entre los hombres, en el
mejor de los casos, se son indiferentes los unos de otros.

Así podría continuar un buen rato citando algunas ideas de Schopenhauer sobre las
mujeres para que nos demos una idea de las mismas pero con estas creo que es
suficiente. Se puede acusar a Schopenhauer de misógino? Eso queda a criterio del
lector, en lo particular no acompaño a nuestro autor en sus juicios despreciativos pero sí
hay algo que rescato por sobre el contenido de sus reflexiones intempestivas. Pero antes
debo intentar dar un pequeño panorama del mundillo del cual surgen estas reflexiones
intempestivas. Schopenhauer escribe y piensa en un contexto en el que la filosofía y el
Estado se dan la mano. La filosofía, el mundo académico y el Estado conviven con
relativa armonía bajo la figura hegemónica del momento: Hegel y amigos.
Schopenhauer representa el polo opuesto. Su filosofía no pretende armonizar nada y
mucho menos establecer síntesis históricas. Schopenhauer es un decidor de verdad, de
su verdad, explicita sus ideas, sus sentimientos, su rechazo al oscurantismo filosófico
cuyo exponente es Hegel, según nuestro autor, y todo lo políticamente correcto del
discurso universitario de Jena y Berlín. Schopenhauer es un outsider.

Porque la verdad de Schopenhauer está en el coraje para decir lo que dice, ser
políticamente incorrecto pero no por amor al petardismo con afán de alarmar las
tranquilas almas burguesas, sino porque es lo que él realmente piensa sobre, en este
caso, las mujeres. Hay un elogio a la mezquindad en uno de sus tantos escritos, como
también odas cantada a la soledad o su abierto rechazo por todo lo alemán, al extremo
de declarar vergüenza pública por pertenecer a una nación de oscurantistas y teólogos.
Y es por estos motivos que Nietzsche lo considerara en cierta etapa su educador, su
maestro. Solitarios ambos, desconocedores del verdadero amor de una mujer, con
dificultades para establecer lazos sociales, parias sociales, pensadores volcánicos,
pensadores privados que al regresar de su retiro nos arrojan al caos de sus ideas, al caos.
Dije que Nietzsche se consideraba alumno de Schopenhauer? Para terminar concluyo
con unas de sus máximas extraída de un dialogo entre una anciana y Zarathustra: ¨vas
con mujeres?, no olvides el látigo!¨ Sin dudas, los filósofos no entienden a las mujeres.

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