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RESUMEN THE SOCIALISM OF LEON WALRAS AND HIS ECONOMIC THINKING

Renato Cirillo

El autor busca esclarecer lo que fue el pensamiento ‘socialista’ de Walras, pese a ser invocado
como uno de los fundadores de la economía ortodoxa. Su pensamiento, radical para la época, se
basó principalmente en permitir reformas sociales en el campo de la distribución, pero promover
el laissez-faire en la producción de bienes y servicios.

A Walras se le asocia a menudo con John Stuart Mill en la medida que se preocuparon
fuertemente por cuestiones sociales, más allá de formalizar teorías basadas en el hombre racional
y el utilitarismo. Sin embargo, fue imperdonable que Walras llamara el cuerpo de pensamiento
que estaba avanzando, como “socialismo” y llamándose a sí mismo “socialista”. Esta fue una razón
fuerte para que el pensamiento económico de la época pasara de largo por sus dos segundas
publicaciones; además, por su idea de la nacionalización de la tierra como solución al problema
social.

Pero su sistema no era ni individualismo ni socialismo en el sentido clásico de los conceptos. Él


proponía una especie de liberalismo social, o socialismo liberal. Para él, soluciones correctas y
plausibles, incluso si son inspiradas por un socialismo, deberían ser aireadas y discutidas
públicamente, más no impuestas en una sociedad democrática a menos que la gente esté
convencida de su pertinencia y deseabilidad.

¿Qué tipo de socialismo excluía Walras? Por un lado, él rechazaba el colectivismo (sin embargo, se
puede considerar que era cooperativista). Además, para él las ideas Marxistas de que el trabajo
era la fuente de todo valor y que las diferencias en habilidades podían ser reducidas a un común
denominador, eran FALSAS. La nueva economía ha mostrado que el valor no se deriva del trabajo,
sino de la utilidad y la escasez, y que incluso, ningún factor puede ser reducido a otro.

Walras fue básicamente un reformador social quien pensó que en un mundo liberal cualquiera
que optara por reformas sociales debería considerarse una especie de “socialista”. Él luchó por
conciliar la teoría económica con los principios básicos de justicia social. Las leyes económicas
podrían solo ser aplicadas apropiadamente a la generación de riqueza, mientras que la
distribución estaba condicionada por los principios de ética social y justicia.

Desde que la tierra y sus recursos pertenecieran a la sociedad como tal, ésta debería ser
nacionalizada. La nacionalización de la tierra proveería ingresos al Estado con las rentas, luego eso
permitiría abolir impuestos a salarios. Dos consecuencias importantes se derivarían de esta
política:
1) Los asalariados en los que reposaban los impuestos, podrían ahora ahorrar dicha cantidad e
invertirla. Podrían eventualmente volverse capitalistas.

2) La ausencia de propiedad privada sobre la tierra evitaría la formación de monopolios. En caso


de formarse, el Estado tomaría acción para eliminarlos.

Con lo anterior, se podría catalogar el pensamiento de Walras como utópico, pero nunca se
podría afirmar que es inconsistente. Hay mucha lógica en su secuencia de ideas.

La tierra es por DERECHO NATURAL propiedad del Estado. Aquí se aplica el principio de igualdad
de oportunidades de acuerdo a la cual todos estamos en la capacidad de beneficiarnos igualmente
de los recursos que la naturaleza nos ofrece para el ejercicio de nuestras actividades. La conciencia
acerca de la responsabilidad que tenemos los seres humanos sobre el uso de la tierra conlleva hoy
en día a que sea plausible aceptar las ideas de Walras, aunque no necesariamente se hable de
nacionalizar la tierra.

A sus argumentos teóricos, añadió argumentos prácticos. Por ejemplo, que por los impuestos que
los trabajadores deben extraer de sus salarios, el proletariado no es sustancialmente diferente de
la esclavitud o la servidumbre, en la medida que las tres son fases empíricas de la propiedad y los
impuestos, o la distribución de la riqueza social. El efecto de los impuestos sobre el ingreso al
trabajo hace que los trabajadores no gocen de movilidad social a rentistas o capitalistas, ya que no
tienen excedentes que puedan ahorrar para luego invertir. En ese orden de ideas, su solución
permitía que todo el mundo se volviera capitalista y cooperara entre sí.

Walras creía que el sistema económico, dadas las condiciones correctas y bajo la adecuada guía
del Estado, podría funcionar muy similar al modelo teórico. Él llamó a su nueva sociedad, una
sociedad racional, descartando la deseabilidad de cualquier otra forma de sociedad. El gran
compromiso de su teoría, pues, fue el de reformas sociales en el tema de la distribución y laissez-
faire en la producción de riqueza.

Cirillo encuentra novedoso que Walras insistiera en permitir la libre empresa para operar sin
obstáculos a pesar del socialismo que pregonó. Era tan liberal como socialista. Su instinto liberal
era tan fuerte como para rechazar la idea de permitir agencias de gobierno para administrar la
propiedad de la tierra después de la nacionalización.

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