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EDUCA A TUS HIJOS CON EL AMOR DE DIOS.

Catecismo de la Iglesia Católica, numeral 1655 al 1657

Cristo quiso nacer y crecer en el seno de la Sagrada Familia de José y de María. La Iglesia no es otra
cosa que la "familia de Dios". Desde sus orígenes, el núcleo de la Iglesia estaba a menudo constituido
por los que, "con toda su casa", habían llegado a ser creyentes (cf Hch_18:8). Cuando se convertían
deseaban también que se salvase "toda su casa" (cf Hch 16,31 y 11,14). Estas familias convertidas
eran islotes de vida cristiana en un mundo no creyente.

En nuestros días, en un mundo frecuentemente extraño e incluso hostil a la fe, las familias creyentes
tienen una importancia primordial en cuanto faros de una fe viva e irradiadora. Por eso el Concilio
Vaticano II llama a la familia, con una antigua expresión, "Ecclesia domestica" (LG 11; cf. FC 21). En
el seno de la familia, "los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su
palabra y con su ejemplo, y han de fomentar la vocación personal de cada uno y, con especial
cuidado, la vocación a la vida consagrada" (LG 11).

Aquí es donde se ejercita de manera privilegiada el sacerdocio bautismal del padre de familia, de la
madre, de los hijos, de todos los miembros de la familia, "en la recepción de los sacramentos, en la
oración y en la acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la renuncia y el amor que
se traduce en obras" (LG 10). El hogar es así la primera escuela de vida cristiana y "escuela del más
rico humanismo" (GS 52,1). Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el
perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda
de su vida.

PILARES
1. TIEMPO.
“Que estas palabras que yo te dicto hoy estén en tu corazón. Las repetirás a tus hijos, y hablarás
de ellas cuando estés sentado en casa y al ir de camino, al acostarte y al levantarte.”
Deuteronomio 6,6-7

“Todo tiene su momento y hay un tiempo para cada cosa bajo el cielo.” Eclesiastés 3,1

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2. COMUNICACIÓN.
“Bien lo sabéis, hermanos míos queridísimos. Que cada uno sea diligente para escuchar, lento
para hablar y lento para la ira;” Santiago 1,19

“¿Has visto a un hombre precipitado en hablar? Más se puede esperar de un necio que en él.”
Proverbios 29,20

Piensa antes de hablar, nunca sabes a quien puedes herir con tus palabras.

Hemos nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua porque debemos mirar y escuchar dos
veces antes de hablar.

3. DISCIPLINA.
LimitesCorrecciónRespeto

Aplicar el Castigo o dejarles padecer las consecuencias de haber decidido mal.

“Y habéis olvidado la exhortación dirigida a vosotros como a hijos: "Hijo mío, no desprecies la
corrección del Señor, ni te desanimes cuando Él te reprenda"; "porque el Señor corrige al que ama
y azota a todo aquel que reconoce como hijo". Lo que sufrís sirve para vuestra corrección. Dios os
trata como a hijos, ¿y qué hijo hay a quien su padre no corrija? Si se os privase de la corrección,
que todos han recibido, seríais bastardos y no hijos. A nuestros padres según la carne los teníamos
como educadores y los respetábamos. ¿Y no estaremos sujetos con mayor razón al Padre de los
espíritus para alcanzar la vida? Ellos nos educaban para un tiempo breve y nos castigaban según
su parecer, pero Él lo hace con vistas a nuestro bien, para que participemos de su santidad. Toda
corrección, al momento, no parece agradable sino penosa, pero luego produce fruto apacible de
justicia en los que en ella se ejercitan.” Hebreos 12,5-11

La instrucción termina con la corrección, y la disciplina comienza tras la desobediencia de la


corrección.

“Quien escatima la vara odia a su hijo, pero quien lo ama lo corrige a tiempo.” Proverbios 13,24

“Lo que sufrís sirve para vuestra corrección. Dios os trata como a hijos, ¿y qué hijo hay a quien su
padre no corrija?” Hebreos 12,7

4. DAR EL EJEMPLO.
“Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor, y tenéis razón, porque lo soy. Pues si yo, que soy el
Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.
Os he dado ejemplo para que, como yo he hecho con vosotros, también lo hagáis vosotros.” Juan
13,13-15

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“Como hijos obedientes, no conforméis vuestra vida a las antiguas concupiscencias del tiempo de
vuestra ignorancia, sino que, así como es santo el que os llamó, sed también vosotros santos en
toda vuestra conducta, conforme a lo que dice la Escritura: "Sed santos, porque yo soy santo".”1
Pedro 1,14-16

5. LLEVARLOS A LOS PIES DE JESUS.


INSTRUIR Y FORMAR A LOS HIJOS.
“Manóaj invocó al Señor y le dijo. -Te ruego, Señor mío, que el hombre de Dios que nos
enviaste venga de nuevo y nos enseñe qué debemos hacer con el muchacho que va a nacer.”
Jueces 13,8

INSTRUIRLOS DESDE LOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA.


“Instruye al muchacho acerca de su camino, y ni de viejo se apartará de él.” Proverbios 22,6

PRIORIDAD AL CUIDADO Y A LA INSTRUCCIÓN.


“No hay para mí mayor alegría que oír que mis hijos caminan en la verdad.” 3 Juan 1,4

“Como un padre a sus hijos -lo sabéis bien-, a cada uno os alentábamos y os consolábamos,
exhortándoos a que vivierais de una manera digna de Dios, que os llama a su Reino y a su
gloria.” 1 Tesalonicenses 2,11-12

“Me alegré mucho al haber encontrado entre tus hijos a quienes caminan en la verdad,
conforme al mandamiento que recibimos del Padre.” 2 Juan 1,4

DESCUIDO POR OTRAS COSAS.


“Vara y corrección dan sabiduría, pero el niño consentido avergüenza a su madre.” Proverbios
29:15

DEBEMOS ENSEÑAR LA PALABRA DE DIOS.


“Antorcha es tu palabra ante mis pasos, luz en mi sendero.” Salmos 119:105

ENSEÑARLES A CONFIAR EN EL SEÑOR.


“Porque la promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los que están lejos,
para todos los que quiera llamar el Señor Dios nuestro.” Hechos 2:39

LLÉVALES A ACEPTAR A JESÚS.


“hijos míos, por quienes padezco otra vez dolores de parto, hasta que Cristo esté formado en
vosotros.” Gálatas 4:19

AUNQUE UNO SOLO DE LOS PADRES SEA CREYENTE, LOS HIJOS SON SANTIFICADOS POR DIOS.
“Porque el marido no creyente es santificado por la mujer, y la mujer no creyente es
santificada por el hermano. De no ser así, vuestros hijos serían impuros, y ahora son santos.”
1 Corintios 7:14

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