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ANALISIS JURISPRUDENCIAL Y DOCTRINAL CORRESPONDIENTE A LA


RESPONSABILIDAD DEL ESTADO COLOMBIANO ANTE LOS DESASTRES
CAUSADOS POR FENÓMENOS NATURALES.

DANIELA ALEJANDRA FLOREZ VERBEL


JESUS ANTONIO MOSQUERA GARCIA

Trabajo de grado bajo la modalidad de proyecto de investigación presentado como requisito para
obtener el título de ABOGADO.

DRA. RAFAELA SAYAS


Tutor.

UNIVERSIDAD DE CARTAGENA
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
PROGRAMA DE DERECHO
2016
2

Nota de aceptación

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Firma del presidente del jurado

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Firma del jurado

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Firma del jurado
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CONTENIDO

1. TÍTULO ...................................................................................................................................... 4
2. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN ...................................................................................... 5
2.1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ........................................................................... 5
2.2 HÍPOTESIS........................................................................................................................... 6
3. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN ................................................................................ 7
3.1 OBJETIVO GENERAL ....................................................................................................... 7
3.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS .............................................................................................. 7
4. JUSTIFICACIÓN ...................................................................................................................... 8
5. MARCO REFERENCIAL ........................................................................................................ 9
5.1 ESTADO DEL ARTE .......................................................................................................... 9
5.2 MARCO TEÓRICO ........................................................................................................... 18
5.3 MARCO LEGAL ................................................................................................................ 24
5.4 MARCO CONCEPTUAL .................................................................................................. 31
6. DISEÑO METODOLOGÍCO ................................................................................................. 33
6.1 TIPO DE INVESTIGACIÓN ............................................................................................ 33
6.2 ÁREA JURIDICA .............................................................................................................. 33
6.3 MÉTODO DE LA INVESTIGACION ............................................................................. 33
6.3.1 Método Deductivo ........................................................................................................ 33
6.4 POBLACIÓN Y MUESTRA ................................................................................................. 33
6.5 TÉCNICAS E INSTRUMENTOS DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN ....... 34
6.5.1 Fuentes Primarias ........................................................................................................ 34
6.5.2 Fuentes secundarias ..................................................................................................... 34
7. RECURSOS DISPONIBLES .................................................................................................. 35
7.1 TALENTO HUMANO ....................................................................................................... 35
7.2 RECURSOS MATERIALES............................................................................................. 35
7.3 RECURSOS FINANCIEROS ........................................................................................... 35
7.3.1 Presupuesto ................................................................................................................... 35
8. CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES .................................................................................. 36
BIBLIOGRÁFIA .......................................................................................................................... 37
4

1. TÍTULO

ANALISIS JURISPRUDENCIAL Y DOCTRINAL CORRESPONDIENTE A LA


RESPONSABILIDAD DEL ESTADO COLOMBIANO ANTE LOS DESASTRES
CAUSADOS POR FENÓMENOS NATURALES.
5

2. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

2.1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Colombia ha sido pionera en América Latina en el desarrollo de una visión más integral
frente al tratamiento de los riesgos y desastres, sin embargo, los daños en la propiedad, la
infraestructura y los medios de subsistencia siguen en aumento y evidencian que los desastres no
son eventos de la naturaleza, sino el resultado de la aplicación de modelos inapropiados de
desarrollo que no consideran la relación sociedad-naturaleza.

Durante los últimos 40 años los desastres han ocasionado pérdidas que alcanzan los US$
7.100 millones, es decir, un promedio de pérdidas anuales de US$ 177 millones. Entre 1970 y el
2011 se han registrado más de 28.000 eventos desastrosos, de los cuales cerca del 60% se reportan
a partir de la década de 1990. Además, durante el 2010 y el 2011, en tan sólo 15 meses, se alcanzó
una cifra equivalente a la cuarta parte de los registros y los muertos de la década anterior. Hay un
evidente incremento en la ocurrencia de eventos desastrosos, pasando de 5.657 registros, entre
1970 y 1979, a 9.270 registros, entre el 2000 y el 2009, lo cual está relacionado no sólo con la
disponibilidad y calidad de las fuentes de información, sino principalmente con el aumento de la
población y los bienes expuestos. En la actualidad, la distribución del nivel de exposición indica
que en Colombia el 36% del territorio está en situación de amenaza sísmica alta, el 28% en alto
potencial de inundación y el 8% en amenaza alta por movimientos en masa. (Campos, 2012)

Muchos Fenómenos por lo general ocasionan grandes pérdidas concentradas en un territorio


y en un lapso de tiempo relativamente corto, por esto han sido denominados riesgos intensivos
(EIRD, 2011). Estos eventos pueden ser poco frecuentes pero con grandes impactos, como el
terremoto de Popayán (31 de marzo de 1983), el mega desastre provocado por la erupción del
volcán Nevado del Ruiz y la avalancha que destruyó a Armero (13 de noviembre de 1985), los
sismos del Atrato Medio (17 y 18 de octubre de 1992), el de Tierradentro conocido como el
terremoto de Páez (6 de junio de 1994) y el sismo del Eje Cafetero (25 de enero de 1999), los cuales
generaron importantes pérdidas de vidas y viviendas destruidas. (Campos, 2012)

Actualmente el 86% de la población colombiana se localiza en zonas de amenaza sísmica


alta y media (Figura 1.2). El 44% del territorio colombiano se encuentra expuesto a amenaza
sísmica alta e intermedia, principalmente en la regiones Pacífica y Andina, lo cual significa que
960 municipios, entre ellos los de mayor población, están expuestos. A nivel municipal, Cali
representa la mayor población expuesta a amenaza sísmica alta, seguido por otras capitales como
Cúcuta, Bucaramanga, Pereira, Villavicencio, Pasto y Manizales. (Campos, 2012)

Dentro de los eventos que pueden ser más críticos para el país está la posibilidad de un
terremoto. Las pérdidas estimadas por sismo con un período de retorno de 500 años serían: para
Bogotá de US$ 12.700 millones, para Medellín de US$ 7.500 millones, para Cali de US$ 6.400
6

millones, para la región del Eje Cafetero US$ 2.000 millones (Cardona, 2004)y para la nación en
general de US$ 44.900 millones. (Cardona, 2004)

2.2 HÍPOTESIS

La existente responsabilidad por parte del estado colombiano ante los desastres causados por
fenómenos naturales.
7

3. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN

3.1 OBJETIVO GENERAL

 Determinar jurídicamente por medio de los criterios de la Corte Constitucional si existe


responsabilidad por parte del Estado colombiano ante los desastres causados por fenómenos
naturales.

3.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS

 Describir los lineamientos y normatividad vigente en Colombia sobre la prevención de los


desastres naturales.

 Determinar la eficacia de la aplicación de las políticas y programas establecidos por el


estado colombiano para la prevención de los desastres causados por fenómenos naturales.

 Conceptualizar la gestión del riesgo y sus componentes de acuerdo a los avances de los
años en el país.
8

4. JUSTIFICACIÓN

La presente investigación es importante debido a que toda la sociedad en general le interesa


conocer cuáles son los estudios y mecanismos que se están llevando a cabo para contrarrestar los
efectos causados por los fenómenos naturales en la población, es importante conocer cuál es la
responsabilidad del estado colombiano ante las diferentes catástrofes naturales que sean presentado
en el país y cuáles son los métodos que actualmente se encuentran proyectados para mitigar el gran
impacto que generan en la población civil.

Esta investigación se justifica por cuanto además de la realidad del problema que se plantea
tiene un trasfondo jurídico con respecto a la necesidad de indagar sobre la responsabilidad del
Estado en los desastres causados por fenómenos naturales.

Con la presente investigación se pretende analizar cuál es la responsabilidad del Estado


colombiano ante los desastres causados por fenómenos naturales, para pretender un mejoramiento
de lo que se está presentando en la realidad. Además, se sirve como fuente de futuras
investigaciones que se vayan a realizar sobre el tema objeto de estudio.
9

5. MARCO REFERENCIAL

5.1 ESTADO DEL ARTE

Estructura de los sistemas de alerta temprana Los sistemas de alerta temprana pueden tener
diferentes estructuras que varían en su complejidad, pero, por lo general, están conformados por
los siguientes subsistemas (Maskrey, 1997):
• subsistema de alerta, compuesto por las predicciones y la monitorización de los peligros
a nivel nacional e internacional, el cual produce información científica que se transmite
a las autoridades nacionales encargadas de los desastres;
• subsistema de información del riesgo, el cual permite generar el escenario del riesgo e
identificar los impactos potenciales, así como los grupos y sectores vulnerables que
pueden verse afectados por el desastre;
• Subsistema de preparación, mediante el cual se desarrollan estrategias y acciones para
reducir los daños generados por el desastre, y
• Subsistema de comunicación, cuyo objetivo es comunicar la información oportuna sobre
el peligro, haciendo énfasis en los grupos vulnerables y teniendo en cuenta medidas de
mitigación, escenarios potenciales de riesgo y estrategias de preparación. Recientemente
se ha comenzado a enfatizar la importancia de los sistemas de alerta temprana centrados
en la gente, los cuales contemplan los siguientes cuatro elementos fundamentales para
su correcto funcionamiento (UNISDR, 2006).
1. Conocimiento de los riesgos: consiste en comprender el riesgo, para lo cual es necesario evaluarlo
mediante la recolección de datos que permitan establecer las medidas de mitigación y prevención.
2. Servicio de seguimiento y alerta: emite los pronósticos y la alerta; debe funcionar 24 horas al día
y estar coordinado con las diferentes instituciones. Además, debe respaldarse en el conocimiento
científico para emitir pronósticos confiables.
3. Difusión y comunicación: debe contarse con un sistema de comunicación para transmitir la
información sobre el riesgo y la alerta temprana. La información debe ser clara, útil, llegar a tiempo
y ser accesible a todas las personas en peligro.
4. Capacidad de respuesta: la comunidad debe comprender el riesgo en el que se encuentra, respetar
el sistema de alerta, saber responder ante los avisos de alerta y tener planes de respuesta.

Colombia no es ajena a los éxodos forzados causados por desastres ambientales. Según el
Informe de 2009 de Evaluación Global de Reducción de Desastres de Naciones Unidas, en las
últimas cuatro décadas los desastres de pequeña y mediana escala en el país la mayoría de los cuales
han sido de tipo hidrometeorológico han mostrado un patrón de aumento, sobre todo en los últimos
diez años (EIRD, 2009)En el período 1970-2011 hubo un aumento sostenido de desastres como
inundaciones, sismos y derrumbes y deslizamientos de masa (MUNDIAL, 2012)
10

Existe consenso en torno a la necesidad de asumir un enfoque de derechos humanos en la


atención a los desastres, en general, y a los desplazamientos forzados por éstos, en particular
(COHEN, 2009)El Representante del Secretario General y luego el Relator Especial de Naciones
Unidas sobre las personas internamente desplazadas, así como la Oficina del Representante del
Secretario General para la Reducción de Desastres, han señalado que la mejor forma de tomarse en
serio este enfoque es aplicar los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos a la situación
de los desplazados ambientales y han instado a los Estados a tomar esa vía. (COHEN, 2009)

- Las obligaciones de las autoridades locales frente al derecho a la vivienda digna ante
riesgos de desastres

Debido a las condiciones de vulnerabilidad y amenaza de los derechos en las que se


encuentran las personas asentadas en zonas que por las condiciones del suelo o por el efecto de las
actividades humanas puedan ser consideradas como proclives a la presencia de derrumbes,
deslizamientos o situaciones similares,1 el legislador ha desarrollado un sistema normativo
tendiente a la protección de los derechos y los bienes de las personas que habitan dichas zonas a
través de diferentes acciones y procedimientos,2 estableciendo ciertas responsabilidades en cabeza
de las autoridades locales.

En efecto, el artículo 56 de la Ley 9ª de 1989,3 “Por la cual se dictan normas sobre planes
de desarrollo municipal, compraventa y expropiación de bienes y se dictan otras disposiciones”,
atribuyó a los Alcaldes Municipales la obligación de realizar un inventario de los asentamientos
humanos ubicados en zonas con alto riego de deslizamiento o derrumbes, procediendo
posteriormente a la reubicación de las personas que allí habitan. Dicha norma también faculta a los
alcaldes a realizar desalojos cuando las condiciones de seguridad física así lo requieran. De acuerdo
a esto, la jurisprudencia constitucional ha establecido que las autoridades locales tienen las
siguientes obligaciones: (i) tener una información actual y completa de las zonas de alto riesgo de
deslizamientos o derrumbes que se encuentran en su municipio, y (ii) adoptar las medidas
necesarias de reubicación en los casos en que personas se encuentren ubicadas en las zonas donde
se ponga en riesgo sus derechos por las condiciones del terreno, por lo que es responsabilidad de

1
Sentencia T-585 de 2008 (MP. Humberto Antonio Sierra Porto).
2
Ley 9ª de 1989, “por la cual se dictan normas sobre planes de desarrollo municipal, compraventa y expropiación de
bienes y se dictan otras disposiciones”, el Decreto 3111 de 2004, “por el cual se reglamentan las Leyes 3ª de 1991, 708
de 2001 y 812 de 2003 y se modifica el artículo 18 del Decreto 951 de 2001”.
3
“Por el cual se modifica la Ley 9 de 1989”. Artículo 5: "Los alcaldes y el Intendente de San Andrés y Providencia
procederán a levantar, en el término máximo de seis (6) meses contados a partir de la vigencia de la presente ley,
presenten altos riesgos para sus habitantes, en razón a su ubicación en sitios anegadizos, o sujetos a derrumbes y
deslizamientos, o que de otra forma presenten condiciones insalubres para la vivienda, y reubicarán a estos habitantes
en zonas apropiadas, con la participación del Instituto de Crédito Territorial. Además, tomarán todas las medidas y
precauciones necesarias para que el inmueble desocupado no vuelva a ser usado para vivienda humana.
11

la Administración ejecutar los actos necesarios para que los afectados encuentren otro lugar donde
vivir en condiciones parecidas a las que antes disfrutaban.4

Posteriormente, la Ley 388 de 1997, “Por la cual se modifica la Ley 9ª de 1989 y la Ley 3ª
de 1991 y se dictan otras disposiciones”, pretendió, entre otros objetivos, garantizar el derecho
fundamental a la vivienda digna y velar por la prevención de desastres.5 Así mismo, reiteró la
obligación que tienen las autoridades municipales de tener una información actual y completa
acerca de las zonas de riesgo de su municipio, de tal manera que se prevengan efectivamente
desastres naturales.6

Por su parte, la Ley 715 de 2001, “Por la cual se dictan normas orgánicas en materia de
recursos y competencias de conformidad con los artículos 151, 288, 356 y 357 (Acto Legislativo
01 de 2001) de la Constitución Política y se dictan otras disposiciones para organizar la prestación
de los servicios de educación y salud, entre otros” prescribió en su artículo 76 7 que las
administraciones municipales deben prevenir y atender los desastres que ocurran en su jurisdicción,
así como reubicar los asentamientos que se encuentren en zonas de alto riesgo.
Si bien las personas afectadas por desastres naturales deben tener un mínimo de diligencia
para obtener una respuesta estatal adecuada, como por ejemplo, poner en conocimiento de la
administración su situación calamitosa en caso de que las autoridades desconozcan tal suceso, o
postularse a los programas de vivienda o ayudas que se ofrezcan; de acuerdo a la normatividad
expuesta, es claro que la administración municipal tiene obligaciones y competencias específicas
en lo concerniente al tema de prevención y atención de desastres, por lo que debe tener información
actual y completa acerca de las zonas de alto riesgo de deslizamientos o derrumbes que se
encuentran en su municipio, y una vez obtenida dicha información se procede a la reubicación de
esas personas que se encuentran en situación de riesgo. Además, corresponde a las autoridades
locales promover y apoyar programas o proyectos de vivienda de interés social para las personas
afectadas por desastres naturales.8

4
Sentencias T-1094 de 2002, (MP. Manuel José Cepeda Espinosa), T-238ª de 2011, (MP. Mauricio González Cuervo),
T-526 de 2012, (MP. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
5
Ley 388 de 1997.
6
Ley 388 de 1997. Artículo 8. “Acción urbanística. La función pública del ordenamiento del territorio local se ejerce
mediante la acción urbanística de las entidades distritales y municipales, referida a las decisiones administrativas y a
las actuaciones urbanísticas que les son propias, relacionadas con el ordenamiento del territorio y la intervención en
los usos del suelo.
7
Ley 715 de 2001. Artículo 76. “COMPETENCIAS DEL MUNICIPIO EN OTROS SECTORES. Además de las
establecidas en la Constitución y en otras disposiciones, corresponde a los Municipios, directa o indirectamente, con
recursos propios, del Sistema General de Participaciones u otros recursos, promover, financiar o cofinanciar proyectos
de interés municipal.
8
Sentencias T-238A de 2011, (MP. Mauricio González Cuervo), T-526 de 2006, (MP. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).
12

- Naturaleza y alcance del derecho a la vivienda digna. La procedencia de su protección


directa a través del ejercicio de la acción de tutela. Reiteración de jurisprudencia

El derecho a la vivienda digna se encuentra consagrado en el artículo 51 de la Carta Política9


y ha sido reconocido en el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 194810
y en el artículo 11, párrafo 1, del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(PIDESC)11, bajo la denominación de derecho a la vivienda adecuada.

Ahora bien, en el Estado Social de Derecho, el compromiso con la garantía efectiva de los
derechos económicos, sociales y culturales consagrados en la Carta, tales como el derecho a la
salud, a la seguridad social, a la educación, al acceso al agua potable, al trabajo, o a la vivienda
digna implica, para su efectivo cumplimiento, que el Estado implemente políticas públicas
encaminadas a la obtención de los recursos necesarios para su materialización.12

La Corte en sus inicios consideró que el derecho a una vivienda digna no era un derecho
fundamental susceptible de ser amparado a través del mecanismo de la acción de tutela,
argumentando precisamente su indeterminación, porque para su efectivo cumplimiento requeriría
de un desarrollo legal y la implementación de ciertas políticas, siendo entonces un derecho de
contenido prestacional. Sin embargo, la Corte atemperó su postura en aras de ofrecer una efectiva
salvaguarda de garantías constitucionales que pueden terminar afectadas como resultado de su
desconocimiento, y adoptó la tesis de la conexidad,13 en virtud de la cual, un derecho, como el de
la vivienda digna, por más que tuviera un carácter prestacional, era exigible a través de la acción
de tutela cuando su desconocimiento comprometiera derechos consagrados en la Carta como
fundamentales, tales como el derecho a la vida, a la dignidad humana, a la integridad personal y
al mínimo vital,14 por mencionar algunos.

9
Constitución Política. Artículo 51. “Todos los colombianos tienen derecho a vivienda digna. El Estado fijará las
condiciones necesarias para hacer efectivo este derecho y promoverá los planes de vivienda de interés social, sistemas
adecuados de financiación a largo plazo y formas de ejecución de estos programas de vivienda”.
10
Declaración Universal de Derechos Humanos. Artículo 25.1: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida
adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la
vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de
desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por
circunstancias independientes de su voluntad”.
11
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Artículo 11.1: “Los Estados Partes en el
presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso
alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de existencia. Los Estados
Partes tomarán medidas apropiadas para asegurar la efectividad de este derecho, reconociendo a este efecto la
importancia esencial de la cooperación internacional fundada en el libre consentimiento”.
12
Al respecto se puede consultar la sentencia T-907 de 2010 (MP. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo).
13
Se puede consultar, entre otras, la sentencia T-544 de 2009 (MP. María Victoria Calle Correa) y la T-036 de 2010
(MP. Jorge Iván Palacio Palacio).
14
Sentencia T-323 de 2010 (MP. Nilson Pinilla Pinilla).
13

Posteriormente, La Corte en su desarrollo doctrinario advirtió como “artificioso”15 la


exigencia de conexidad respecto de derechos fundamentales, como presupuesto para amparar por
vía de tutela un derecho de contenido prestacional, como el derecho a la vivienda digna, ya que
todos los derechos, unos más que otros, contienen una connotación prestacional evidente, y porque
restarle el carácter de derechos fundamentales a los derechos prestacionales no armoniza con las
exigencias derivadas de los pactos internacionales sobre derechos humanos que hacen parte del
bloque de constitucionalidad, mediante los cuales se ha logrado superar esta diferenciación
artificial, que hoy resulta en desuso así sea explicable desde una perspectiva histórica.16

Entonces, la Corte ha sostenido en su jurisprudencia que el argumento según el cual los


derechos de contenido prestacional no son derechos fundamentales, apunta a plasmar más la forma
como dichos derechos pueden hacerse efectivos en la práctica, que a desconocer la necesaria
protección que merecen los mismos, en cuanto derechos constitucionalmente consagrados, aspecto
que deriva incuestionable una vez establecida su imperiosa protección de cara al respeto de la
dignidad humana. Sobre el particular, en la sentencia T-760 de 200817 la Corte precisó:

“La jurisprudencia constitucional considera entonces, que la condición de ‘prestacio-


nal’ no se predica de la categoría ‘derecho’, sino de la ‘faceta de un derecho’.18 Es un
error categorial hablar de ‘derechos prestacionales’, pues, como se dijo, todo derecho
tiene facetas prestacionales y facetas no prestacionales.

Algunas de las obligaciones que se derivan de un derecho fundamental y que tienen


un carácter prestacional, son de cumplimiento inmediato, bien sea porque se trata de
una acción simple del Estado, que no requiere mayores recursos (por ejemplo, la
obligación de suministrar la información de cuáles son sus derechos a los pacientes,
antes de ser sometidos a un tratamiento médico),19 o porque a pesar de la movilización
de recursos que la labor implica, la gravedad y urgencia del asunto demandan una
acción estatal inmediata (por ejemplo, la obligación de adoptar las medidas
adecuadas y necesarias para garantizar la atención en salud de todo bebé durante su

15
Se puede consultar, entre algunas, la sentencia T-016 de 2007 (MP. Humberto Antonio Sierra Porto) y T- 907 de
2010 (MP. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo).
16
Sentencia T-016 de 2007 (MP. Humberto Antonio Sierra Porto).
17
MP. Manuel José Cepeda Espinosa.
18
En la sentencia T-595 de 2002 (MP. Manuel José Cepeda Espinosa), la Corte estudió la acción de tutela de un
ciudadano que consideraba que una de las entidades que opera el sistema de transporte público de Bogotá, –
Transmilenio S.A.–, violaba su derecho a la libertad de locomoción y desconocía la especial protección que la
Constitución le brinda, al no haber garantizado la accesibilidad a las rutas periféricas [rutas alimentadoras] del Sistema
a las personas con discapacidad –en concreto, personas en silla de ruedas–. La Corte resolvió el caso a favor del
accionante.
19
Resolución 13437 de 1991 del Ministerio de la Salud, “Por la cual se constituyen los comités de Ética Hospitalaria
y se adoptan el Decálogo de los Derechos de los Pacientes”.
14

primer año de vida –art. 50, CP–). Otras de las obligaciones de carácter prestacional
derivadas de un derecho fundamental son de cumplimiento progresivo, por la
complejidad de las acciones y los recursos que se requieren para garantizar
efectivamente el goce efectivo de estas facetas de protección de un derecho. Tanto la
decisión democrática acerca del grado de protección que se brindará a un derecho
fundamental en sus facetas prestacionales, como la adopción e implementación de las
formas específicas de garantizar su efectivo respeto, protección y cumplimiento,
suponen que el cumplimiento de este tipo de obligaciones se logre progresivamente.
En tal sentido, el cumplimiento de este tipo de obligaciones no se satisface con la
simple actuación estatal, ésta debe ser ajustada a la Constitución, por lo que debe
estar encaminada a garantizar el goce efectivo de los derechos”.

En la citada sentencia se estableció que la procedibilidad de la tutela para la protección de


esferas positivas de los derechos está condicionada a (i) que la esfera prestacional requerida no
comprometa un alto esfuerzo económico, como cuando se solicita información adecuada en un
puesto de servicio al público; (ii) que se solicite el cumplimiento de obligaciones que hayan
recibido concreción política, o (iii) que sean prestaciones imprescindibles para la garantía de la
dignidad humana, de acuerdo con la jurisprudencia de La Corte o el DIDH.20

Ahora bien, en relación con el derecho a la vivienda digna, en sentencia T-585 de 2008,21
La Corte indicó que este derecho debe considerarse como fundamental debido a su estrecha y
evidente relación con la dignidad humana, por lo que “no es necesario desplegar un ejercicio
argumentativo exhaustivo para concluir que entre las necesidades básicas que deben ser
satisfechas para permitir a un individuo desarrollar en condiciones dignas su proyecto de vida,
se encuentra aquella relacionada con proveerle -por medios que no necesariamente implican la
inversión pública- un lugar de habitación adecuado”.22
De igual manera, en cuanto al contenido del derecho a la vivienda digna, la Corte ha
efectuado una lectura armónica de las normas constitucionales y de las disposiciones contenidas
en el PIDESC, así como de las observaciones del Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de las Naciones Unidas, específicamente, en su Observación General Número 4, sobre
el derecho a una vivienda adecuada, precisó como necesarios para la efectividad de tal derecho el
cumplimiento de los siguientes criterios:

“a) Seguridad jurídica de la tenencia. La tenencia adopta una variedad de formas,


como el alquiler (público y privado), la vivienda en cooperativa, el arriendo, la

20
Sentencia T-760 de 2008 (MP. Manuel José Cepeda Espinosa) y sentencia T-235 de 2011 (MP. Luis Ernesto Vargas
Silva).
21
MP. Humberto Antonio Sierra Porto.
22
Sentencia T-585 de 2008 (MP. Humberto Antonio Sierra Porto).
15

ocupación por el propietario, la vivienda de emergencia y los asentamientos


informales, incluida la ocupación de tierra o propiedad. Sea cual fuere el tipo de
tenencia, todas las personas deben gozar de cierto grado de seguridad de tenencia
que les garantice una protección legal contra el desahucio, el hostigamiento u otras
amenazas (…).

b) Disponibilidad de servicios, materiales, facilidades e infraestructura. Una vivienda


adecuada debe contener ciertos servicios indispensables para la salud, la seguridad,
la comodidad y la nutrición. Todos los beneficiarios del derecho a una vivienda
adecuada deberían tener acceso permanente a recursos naturales y comunes, a agua
potable, a energía para la cocina, la calefacción y el alumbrado, a instalaciones
sanitarias y de aseo, de almacenamiento de alimentos, de eliminación de desechos, de
drenaje y a servicios de emergencia.

c) Gastos soportables. Los gastos personales o del hogar que entraña la vivienda
deberían ser de un nivel que no impidiera ni comprometiera el logro y la satisfacción
de otras necesidades básicas (…).
d) Habitabilidad. Una vivienda adecuada debe ser habitable, en sentido de poder
ofrecer espacio adecuado a sus ocupantes y de protegerlos del frío, la humedad, el
calor, la lluvia, el viento u otras amenazas para la salud, de riesgos estructurales y
de vectores de enfermedad. Debe garantizar también la seguridad física de los
ocupantes (…).

e) Asequibilidad. La vivienda adecuada debe ser asequible a los que tengan derecho.
Debe concederse a los grupos en situación de desventaja un acceso pleno y sostenible
a los recursos adecuados para conseguir una vivienda. Debería garantizarse cierto
grado de consideración prioritaria en la esfera de la vivienda a los grupos
desfavorecidos como las personas de edad, los niños, los incapacitados físicos, los
enfermos terminales, los individuos VIH positivos, las personas con problemas
médicos persistentes, los enfermos mentales, las víctimas de desastres naturales, las
personas que viven en zonas en que suelen producirse desastres, y otros grupos de
personas (…).

f) Lugar. La vivienda adecuada debe encontrarse en un lugar que permita el acceso


a las opciones de empleo, los servicios de atención de la salud, centros de atención
para niños, escuelas y otros servicios sociales (…). De manera semejante, la vivienda
no debe construirse en lugares contaminados ni en la proximidad inmediata de fuentes
de contaminación que amenazan el derecho a la salud de los habitantes.

g) Adecuación cultural. La manera en que se construye la vivienda, los materiales de


construcción utilizados y las políticas en que se apoyan deben permitir adecuadamente
la expresión de la identidad cultural y la diversidad de la vivienda. Las actividades
vinculadas al desarrollo o la modernización en la esfera de la vivienda deben velar
16

porque no se sacrifiquen las dimensiones culturales de la vivienda y porque se


aseguren, entre otros, los servicios tecnológicos modernos”.

Es así como la Corte ha definido el derecho a la vivienda digna, como aquel dirigido a
satisfacer la necesidad humana de disponer de un sitio de vivienda, sea propio o ajeno, que cuente
con condiciones suficientes para que quienes allí habiten puedan realizar de manera digna su
proyecto de vida.23

Así mismo, se ha sostenido que el derecho a la vivienda digna, como todo derecho
económico, social y cultural, impone al Estado unas obligaciones de cumplimiento inmediato y
otras de desarrollo progresivo. “En cuanto a las facetas que deben cumplirse de inmediato o en
períodos breves de tiempo, cuando menos puede decirse que son las siguientes: (i) garantizar unos
contenidos mínimos o esenciales del respectivo derecho a todos sus titulares;24 (ii) iniciar cuanto
antes el proceso encaminado a la completa realización del derecho25 –como mínimo, disponer un
plan-;26 (iii) garantizar la participación de los involucrados en las decisiones;27 (iv) no
discriminar injustificadamente;28 (v) proteger especialmente a las personas desaventajadas, en
circunstancias de vulnerabilidad relevantes, o que se encuentran en peor situación;29 (vi) no
interferir arbitrariamente en el contenido ya garantizado del derecho30 y (vii) no retroceder de
forma injustificada en el nivel de protección alcanzado.31 En cuanto a las obligaciones de
cumplimiento progresivo, puede decirse que son todas las que no puedan realizarse de inmediato
pero resulten idóneas, necesarias y proporcionales para garantizar plena y cabalmente el derecho

23
Ver, entre otras, las sentencias T-958 de 2001 (MP. Eduardo Montealegre Lynett), T-791 de 2004 (MP. Jaime
Araujo Rentería) y T-573 de 2010 (MP. Juan Carlos Henao Pérez).
24
Sentencia C-251 de 1997 (MP. Alejandro Martínez Caballero)
25
El principio 16 de Limburgo, por ejemplo, dice que “Todos los Estados Partes tienen la obligación de comenzar de
inmediato a adoptar medidas que persigan la plena realización de los derechos reconocidos en el Pacto”. En un
sentido similar, puede verse la citada sentencia C-251 de 1997 (MP. Alejandro Martínez Caballero. Unánime).
26
Sentencia T-760 de 2008 (MP. Manuel José Cepeda Espinosa). Dijo allí, al examinar si todas las obligaciones
estatales derivadas de un derecho social podían exigirse de inmediato, la Corte consideró que algunas no. Cuando eso
no era posible; esto es, “cuando el goce efectivo de un derecho constitucional fundamental depende del desarrollo
progresivo, ‘lo mínimo que debe hacer [la autoridad responsable] para proteger la prestación de carácter
programático derivada de la dimensión positiva de [un derecho fundamental] en un Estado Social de Derecho y en
una democracia participativa, es, precisamente, contar con un programa o con un plan encaminado a asegurar el
goce efectivo de sus derechos’”.
27
En la jurisprudencia de la Corte, se ha mencionado esa obligación, por ejemplo, en la sentencia T-143 de 2010 (MP.
María Victoria Calle Correa), antes citada, con respecto a las obligaciones de carácter progresivo relacionadas con la
satisfacción del derecho al agua potable. También en la sentencia T-760 de 2008 (MP. Manuel José Cepeda Espinosa).
28
El Comité, en su Observación General No. 4, manifestó que “el derecho a una vivienda adecuada no puede
considerarse aisladamente de los demás derechos que figuran en los dos Pactos Internacionales y otros instrumentos
internacionales aplicables” (Punto 9). Ver también los Principios de Limburgo, Punto 22.
29
Esa obligación no es incompatible con la prohibición de discriminación.
30
La Observación general No. 4 dice: “La tenencia adopta una variedad de formas, como el alquiler (público y
privado), la vivienda en cooperativa, el arriendo, la ocupación por el propietario, la vivienda de emergencia y los
asentamientos informales, incluida la ocupación de tierra o propiedad. Sea cual fuere el tipo de tenencia, todas las
personas deben gozar de cierto grado de seguridad de tenencia que les garantice una protección legal contra el
desahucio, el hostigamiento u otras amenazas”.
31
Sentencia C-507 de 2008, antes citada.
17

a una vivienda digna. Así, puede decirse que el Estado tiene la obligación de asegurarles
progresivamente a todas las personas el derecho a una vivienda en cabales y plenas condiciones
de seguridad jurídica, disponibilidad, sostenibilidad, habitabilidad, asequibilidad, adecuación
espacial y adecuación cultural”.32.33
En conclusión, la jurisprudencia de la Corte ha sido reiterativa en manifestar que los derechos
económicos, sociales y culturales deben considerarse como derechos subjetivos, en ciertos
contextos, en la medida en que se creen las condiciones para que la persona exija del Estado el
cumplimiento de la obligación que tiene, por ejemplo en virtud de la ley, de ejecutar una prestación
determinada. Así, se consolida entonces un derecho en favor de un sujeto específico,34 por ejemplo
como consecuencia del desarrollo legislativo o reglamentario de las cláusulas constitucionales,
gracias en parte a que se ha superado el nivel de indeterminación del derecho a la vivienda digna.
Esto se logra, entonces, a causa de la configuración específica de determinadas prestaciones en
beneficio de las personas, por ejemplo mediante la creación e implementación de planes y
programas que promueven la adquisición de vivienda propia; o mediante el otorgamiento de
subsidios y apoyos de carácter técnico o financiero; o mediante la demarcación de un conjunto de
prestaciones concretas a cargo de las entidades que tienen como función desarrollar la política
pública en materia de vivienda. En este sentido, puede considerarse que el derecho a la vivienda
digna adquiere el estatus de un derecho fundamental y, por ende, que su protección puede ser
invocada de manera directa por vía de acción de tutela.

32
Todas ellas aparecen expuestas en el punto 8 de la Observación General N° 4 del Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, sobre el artículo 11.1 del PIDESC. Esa interpretación es reconocida como válida, por esta Corte,
entre otras en la sentencia T-585 de 2006 (MP. Marco Gerardo Monroy Cabra).
33
Sentencia T-047 de 2011 (MP. María Victoria Calle Correa).
34
En relación con este tema se pueden consultar las sentencias T-108 de 1993 (MP. Fabio Morón Díaz), T-207 de
1995, (MP. Alejandro Martínez Caballero), T-042 de 1996 (MP. Carlos Gaviria Díaz), y SU-819 de 1999 (MP. Álvaro
Tafur Galvis).
18

5.2 MARCO TEÓRICO

Los efectos de un desastre pueden darse debido a una mala planificación de los
asentamientos humanos, falta de medidas de seguridad, planes de emergencia y sistemas de alerta
provocados por el hombre. Fenómenos naturales, la lluvia, terremotos, huracanes o el viento, se
convierten en desastres cuando superan un límite de normalidad, medido generalmente a través de
un parámetro. Éste varía dependiendo del tipo de fenómeno, pudiendo ser Magnitud de Momento
Sísmico (Mw), la escala de Richter para movimientos sísmicos, la escala Saffir-Simpson para
huracanes, etc. Otros desastres son causados por intervención humana. Entre ellos: Contaminación
del medio ambiente, explotación irracional de los recursos naturales renovables como los bosques
y el suelo no renovables como los minerales; construcción de viviendas y edificaciones en zonas
de alto riesgo.

CONCEPTOS: RIESGO, AMENAZA Y VULNERABILIDAD.

Para el análisis de los desastres como resultado de procesos histórico - sociales, resulta
imprescindible entender los conceptos que definen el contexto de su causalidad, esto es, el riesgo
y sus componentes de amenaza y vulnerabilidad. A continuación se describen cada uno de ellos.

Riesgo.
El riesgo es entendido como la probabilidad de que ocurra un desastre (WILCHEX-
CHAUX, 1998), y puede evaluarse mediante el cálculo de daños y pérdidas esperables. Éste se
define como tal cuando coexisten en un mismo espacio la posibilidad que se presente un evento
natural o antrópico denominado amenaza y una población o bienes vulnerables a ella. De esta
manera el desastre no es más que la materialización del riesgo.

El riesgo se configura de manera diferenciada al interior y entre las sociedades, lo cual se


evidencia con la existencia de sectores sociales con mayores probabilidades que les suceda un
desastre por las condiciones de inseguridad en las que se encuentran. Aunque la pobreza no es
necesariamente sinómino de vulnerabilidad, es evidente que las zonas de alto riesgo coinciden, por
lo general, con áreas que presentan condiciones de subnormalidad o marginalidad (RED, 2004).

La gente pobre tiene menos opciones de conseguir recursos que le permitan reducir los
niveles de vulnerabilidad y riesgo, en comparación con la gente que cuenta con mayores recursos
económicos, que se ve menos afectada porque tiene el dinero para reducir al mínimo estas
condiciones y, por lo tanto, también tiene la posibilidad de responder y recuperarse más fácilmente
y en menor cantidad de tiempo después de una emergencia (BLAIKIE, 1996)
19

Amenazas.

Las amenazas pueden definirse como “la probabilidad más o menos concreta de que uno o
varios fenómenos de origen natural o humano, se produzcan en un determinado tiempo y región
que no esté preparada para afrontar sin traumatismos ese fenómeno” (WILCHEX-CHAUX, 1998).
En la actualidad es cada vez más evidente que los procesos sociales no sólo intervienen en la
construcción y acumulación de vulnerabilidades en la población, sino que también inciden en la
ocurrencia de las amenazas. Los actuales procesos de urbanización e industrialización están
generando mayores riesgos en las ciudades, ante la aparición de nuevas amenazas o intensificación
de las existentes (QUARANTELLI, 1996) Las inundaciones causadas directamente por procesos
de urbanización o contaminaciones relacionadas con avances industriales y tecnológicos, son
algunos ejemplos de ello.

Existe una amplia variedad de fenómenos amenazantes que incluye desde los producidos
directamente por la naturaleza hasta aquellos atribuidos exclusivamente a la acción humana. Las
amenazas no necesariamente se presentan de manera individual sino que en muchos casos ocurren
en cadena y por lo tanto generan desastres mucho más complejos. (LAVELL, 1996) propone una
detallada clasificación de las amenazas, lo cual resulta fundamental para el estudio de riesgos en
una comunidad puesto que el, o los fenómenos amenazantes, se relacionan de manera directa con
los elementos que componen la vulnerabilidad existente. Esta clasificación contribuye a definir el
tipo de medidas que se deberán tomar para prevenir o mitigar los efectos de posibles amenazas.

Una síntesis de la clasificación de (LAVELL, 1993) se describe a continuación:


a) Amenazas naturales. Son aquellas manifestaciones propias de la dinámica terrestre
(litósfera, hidrósfera y atmósfera) en las que el ser humano no incide en su aparición
ni puede intervenir, la mayoría de las veces, para que no sucedan. Estas amenazas
pueden tener diferente origen: geotectónico (sismos, actividad volcánica, tsunami)
; geomorfológico (deslizamientos, hundimientos, erosión terrestre y costera);
meteorológico o climático (huracanes, tormentas, granizadas, sequías, marejadas) e
hidrológico (inundaciones, agotamiento de acuíferos).
b) Amenazas socio - naturales. Son aquellas que se expresan a través de fenómenos
naturales, pero en cuya ocurrencia o agudización de sus efectos interviene la acción
humana. Dentro de este grupo se encuentran principalmente las inundaciones,
deslizamientos, sequías, erosión terrestre y costera e incendios forestales. Las
amenazas socio - naturales son resultado del impacto de determinadas prácticas
sociales (LAVELL, 1996) Entre éstas, una de las más evidentes son los actuales
procesos de urbanización, acompañados por el incremento de asentamientos en
zonas de laderas o riberas de los ríos, por inadecuada planificación y construcción
o deficiencia de infraestructura (por ejemplo de saneamiento básico, sistemas de
20

alcantarillado) que generan o incrementan la ocurrencia de fenómenos como las


inundaciones y los deslizamientos.
c) Amenazas antrópicas. Son aquellas atribuibles exclusivamente a la acción
humana. Se dividen en: a menazas antrópicas por contaminación, asociadas al
vertimiento de sustancias nocivas al ambiente, ya sea por causa de procesos
industriales (emisiones de gases, derrames de petróleo) ó domésticos (desecho de
sustancias orgánicas sin canalización o procesamiento por ausencia de adecuada
infraestructura). Y, amenazas antrópicas tecnológicas, referidas específicamente a
manejos inadecuados o malfunción de instalaciones o infraestructura
potencialmente peligrosas para las comunidades cercanas, principalmente las
ciudades, por estar ubicadas dentro o aledañas a ellas, o porque son imprescindibles
para la sociedad contemporánea, por ejemplo, incendios industriales, escapes de
gases tóxicos, explosiones de redes de gas domiciliario o prolongados
racionamientos de energía, etc.

Vulnerabilidad.

La vulnerabilidad es definida como la susceptibilidad física, económica, política o social


que tiene una comunidad de ser afectada o de sufrir daños en caso de la ocurrencia de un fenómeno
natural o antrópico (Cardona O., 2004). Es una condición de la población, construida histórica y
socialmente como resultado de sus prácticas sociales. Ésta sólo adquiere sentido como tal ante la
probabilidad de que se presenten una o varias amenazas en su mismo entorno.
(WILCHEX-CHAUX, 1998) definió los elementos que componen la vulnerabilidad de una
comunidad, los cuales se han convertido en referencia obligada de consulta al abordar el estudio
de esta temática. La convergencia y necesaria relación entre estos elementos constituyen lo que
(WILCHEX-CHAUX, 1998) denominó la Vulnerabilidad Global en una población. A
continuación se describen los factores determinados por este autor:
a) Factores ambientales. Aquellos relacionados con el impacto negativo de las
acciones humanas en el ambiente natural, esto es, la degradación que sufre el medio
ambiente, expresada en la creciente destrucción de los recursos naturales.
b) Factores físicos. Aquellos relacionados con la ubicación de los asentamientos
humanos en zonas de riesgo, las inadecuadas construcciones y la organización no
planificada del espacio interno de las ciudades, producto de las características de su
urbanización.
c) Factores económicos. Hacen referencia a las carencias económicas tanto en el
ámbito local e individual (desempleo, insuficiencia de ingresos, inestabilidad
laboral, poco o ningún accesos a servicios básicos, etc.), como al nacional (excesiva
dependencia de la economía nacional de factores externos como créditos,
comportamiento de precios, etc.).
21

d) Factores sociales. Comprenden las complejas relaciones de diversos aspectos de las


comunidades, de las cuales se destacan: Factores políticos, referidos al escaso nivel
de autonomía que posee una comunidad para tomar o influir en las decisiones que
la afectan o a su capacidad de gestión para la solución de sus problemas. Factores
ideológicos y culturales, asociados a la concepción y visión que se posee sobre el
mundo, así como a la forma en que los individuos se ven a ellos mismos dentro de
la sociedad a la que pertenecen. Factores educativos, que tienen que ver con el
contenido de la educación en relación con el conocimiento, participación y
comportamiento con el entorno natural y una posible relación armónica entre éste y
la comunidad. Factores institucionales, que consisten en los obstáculos que éstos
puedan generar respecto a una respuesta rápida y participativa en situaciones de
riesgo y desastres. Y, finalmente, Factores sociales relacionados con la
organización, esto es, la manera como una comunidad está organizada para asumir
las diferentes problemáticas y situaciones que le competen.

La definición de estos factores de vulnerabilidad ha contribuido al entendimiento de las


múltiples variables que pueden constituir las condiciones de fragilidad de una población. Estos
permiten identificar la vulnerabilidad de una comunidad en un momento determinado; sin embargo,
es claro que cada uno de ellos se conforma históricamente mediante la convergencia de diferentes
procesos sociales. En la práctica, cada uno requiere de instrumentos metodológicos para su
evaluación y diagnóstico. El mayor avance en este aspecto se concentra en la evaluación de la
vulnerabilidad física frente a diversas amenazas (Campos, 2012) (QUARANTELLI, 1996). Los
intentos de evaluar la vulnerabilidad social en Colombia, por el contrario, aun son pocos (COUPE,
1994) o no conocidos, lo cual indica que este es un campo poco explorado que requiere del decidido
aporte desde diferentes disciplinas.

Junto con el de (WILCHEX-CHAUX, 1998)otro reconocido modelo para el estudio de la


vulnerabilidad es el propuesto por (BLAIKIE, 1996), quienes plantean que existen diferentes
niveles en los procesos que generan condiciones de vulnerabilidad. Estos autores establecen un
modelo que evidencia los vínculos existentes entre procesos globales, aparentemente sin
incidencia, con las condiciones específicas de inseguridad en la población.

El modelo denominado PAR (Pressure And Release), establece unas Causas de fondo
referidas a las características de los sistemas económicos y políticos estatales, políticas
internacionales, factores ideológicos, etc., que son canalizadas por procesos denominados
Presiones dinámicas, hacia las formas específicas de vulnerabilidad de la población o Condiciones
de inseguridad. Las presiones dinámicas corresponden a procesos intermedios que bien podrían
denominarse como las causas inmediatas de la generación de condiciones de riesgo en una
comunidad; entre estas se encuentran la urbanización, el acelerado crecimiento demográfico y los
problemas de tenencia de tierra. Aunque se ha criticado este modelo porque explica la
conformación de la vulnerabilidad dejando a un lado su relación con los procesos naturales
22

(MASKREY, 1998) este propone elementos que permiten encontrar esos vínculos entre lo local y
lo global, tan necesarios en el entendimiento de las realidades contemporáneas. Procesos comunes
en muchos países y regiones expresados en las causas de fondo y las presiones dinámicas,
adquieren características específicas en contextos particulares y confluyen en diferenciadas formas
de condiciones inseguras en ámbitos locales.

TIPOS DE DESASTRES NATURALES

1. MOVIMIENTOS DE MASA

 Avalancha: Deslizamiento brusco de material, mezcla de hielo, roca, suelo y vegetación


ladera abajo. Pueden ser de piedras o de polvo. Representan el mayor peligro durante el
invierno en montañas.

 Corrimiento de tierra: Apelativo de deslizamiento de tierra, desastre vinculado con las


avalanchas, terremotos, tsunamis, etc. Los corrimientos de barro o lodo, también conocidos
como aluviones, son un tipo especial de corrimientos cuyo causante es el agua que penetra en
el terreno por lluvias fuertes, modificando el terreno y provocando el deslizamiento.

FENÓMENOS ATMOSFÉRICOS

 Ola de calor: Desastre que desencadena un calor extremo e inusual en el lugar donde
sucede. Necesitan combinaciones especiales de fenómenos atmosféricos para nacer, y
puede incluir inversiones de vientos catabáticos.
 Granizo: Desastre natural donde la tormenta produce glóbulos de hielo que dañan la zona
donde caen. Son especialmente devastadoras en granjas y campos de cultivo, afectando
ganado, cosechas y equipos sensibles.
 Sequía: Condición climatológica seca y escasa o de nula precipitación. Nace por ausencia
de lluvias. Durante este tanto la comida como el agua suelen escasear. Duran años y
perjudican áreas de aquellos que dependen de la agricultura para subsistir.
 Tormenta Eléctrica: Poderosa descarga electrostática natural. La descarga eléctrica
precipitada del rayo es acompañada por la emisión de luz (el relámpago), causada por el
paso de corriente eléctrica que ioniza las moléculas de aire. La electricidad (corriente
eléctrica) que pasa a través de la atmósfera calienta y expande rápidamente al aire,
produciendo el ruido característico del trueno del relámpago.
23

DESASTRES BIOLÓGICOS

 Enfermedad: Se convierte en desastre cuando el agente infeccioso adquiere una difusión


a nivel de epidemia o pandemia.

 Incendios Forestales: Desastre natural destructor de prados, bosques, etc. Suelen


producirse por un relámpago, negligencia, o incluso provocados.

 Inundación: Fenómeno natural que se da por acumulación de lluvias y agua en un lugar


concreto.

 Terremoto: Fenómeno que se da en las placas tectónicas de la corteza terrestre. Se


manifiesta por un movimiento o sacudida del suelo, pueden provocar desastres secundarios
como erupciones volcánicas o tsunamis.

 Contaminación de Cuencas Hídricas: Contaminación de ríos, manantiales, lagunas por


las exigencias de la explotación minera a tajo abierto.

 Derramamiento Del Petróleo: Es un vertido de hidrocarburo que se produce debido a un


accidente o práctica inadecuada, contaminando el medio ambiente.

 Tala De Bosques: Explotación de madera con o sin control.

Los efectos pueden clasificarse en pérdidas directas e indirectas. Las primeras están
relacionadas con el daño físico, en víctimas, en daños en la infraestructura de servicios públicos,
edificaciones, espacio urbano, la industria, el comercio y el deterioro del medio ambiente, es decir,
la alteración física del hábitat. (Cardona O., 1991)

Las segundas generalmente pueden subdividirse en efectos sociales tales como la


interrupción del transporte, de los servicios públicos, de los medios de información y la
desfavorable imagen que puede tomar una región con respecto a otras; y en efectos económicos
que representan la alteración del comercio y la industria como consecuencia de la baja en la
producción, la desmotivación de la inversión y la generación de gastos de rehabilitación y
reconstrucción. (Cardona O., 1991)

Debido a la recurrencia de diferentes tipos de desastres, en varios países del continente, se


puede llegar a tener un significativo porcentaje promedio anual de pérdidas por desastres naturales
con respecto a su Producto Nacional Bruto. Esta situación, como es obvio, se traduce en
empobrecimiento de la población y estancamiento, puesto que implica llevar a cabo gastos no
previstos que afectan la balanza de pagos y en general el desarrollo económico. (Cardona O., 1991)
24

La pobreza induce a la mitad de la población mundial a dañar árboles para poder calentarse
y preparar sus alimentos, dando lugar a procesos de empobrecimiento ambiental que aumentan la
vulnerabilidad todos los habitantes del planeta a los fenómenos climáticos. La falta de capacidad
de compra de tierras seguras obliga a los pobres a localizarse aguas abajo de las represas
hidroeléctricas, en los terrenos deslizables o en las áreas anegadizas de los ríos. Localizarse en la
ronda de los ríos es también una de las pocas alternativas de obtención de agua para quienes carecen
de acceso a los servicios de acueducto o riego, y para lograr capacidad productiva en tierras
temporalmente fértiles, para quienes no tienen capacidad de comprar fertilizantes debido a los bajos
precios que logran por su producción agrícola. También la pobreza explica por qué millones de
familias se ubican en las laderas de los volcanes activos, buscando aprovechar el enriquecimiento
de los suelos con sus emanaciones sulfurosas, pero en peligro siempre de perder la vida en su
empeño por subsistir. (Vargas, 2002)

Las medidas de prevención contra los efectos de los desastres deben considerarse como
parte fundamental de los procesos de desarrollo integral a nivel regional y urbano, con el fin de
reducir el nivel de riesgo existente. Dado que eventos de estas características pueden causar grave
impacto en el desarrollo de las comunidades expuestas, es necesario enfrentar la ejecución de
medidas preventivas versus la recuperación posterior a los desastres, e incorporar los análisis de
riesgo a los aspectos sociales y económicos de cada región o país. (Cardona O., 1991)

Los mayores niveles de exposición a los riesgos naturales y socio-naturales corresponde


siempre a los más pobres y son también los pobres quienes generan gran parte de los daños
ambientales que aumentan la vulnerabilidad a los desastres. (Vargas, 2002)

En la actualidad existe un importante conocimiento acumulado acerca del estudio de los


desastres. Los avances en la determinación de sus causas han sido notables, aun cuando éstos
continúan ocurriendo de manera frecuente e impactando fuertemente la población, especialmente
en los denominados países en vías de desarrollo (RED, 2004) Los ejemplos de desastres ocurridos
en todas las escalas (grandes, medianos y pequeños) son innumerables , lo cual propone una mayor
extensión del estudio de esta temática y la contínua evaluación de los mecanismos implementados
para su prevención y reducción.

Una descripción, aunque somera, del desarrollo de la teoría de los desastres como la que se
presenta a continuación, permitirá evidenciar el importante papel que juegan las diversas
disciplinas de las ciencias sociales en la explicación de estos eventos. La definición de los desastres
como resultado de procesos histórico - sociales, detonados ante la ocurrencia de un evento natural
o antrópico, invitan a la elaboración de análisis históricos, sociológicos, económicos, de género,
multidisciplinarios, etc., que muestren las complejas dimensiones y causalidades de esta
problemática tan común en la historia de la humanidad pero especialmente de la sociedad
contemporánea.
25

De acuerdo con la literatura disponible (LAVELL, 1996) (Cardona O., 2004) (MASKREY,
1998), el conocimiento que se ha generado para explicar los desastres ha abordado la temática
desde dos visiones que reflejan intereses colectivos y temporales, de alguna manera opuestos.
De estos se desprenden posturas teóricas que han ubicado el énfasis en el estudio ya sea de las
amenazas naturales, de las condiciones que favorecen su impacto en la población o de la compleja
relación entre ambos aspectos. La acumulación de este conocimiento, sus críticas y los continuos
estudios de casos realizados, han permitido ir refinando un enfoque que busca determinar y hacer
explícita aquella causalidad histórica y social de los desastres. Tal como lo plantea (LAVELL,
1993) al hacer un balance del pasado Decenio Internacional para la Reducción de Desastres
Naturales , “…a lo largo del decenio los desastres pasaron de ser vistos como productos de una
naturaleza castigadora, a ser el resultado de procesos de construcción de vulnerabilidad, arraigados
en procesos de cambio social y económico”. A continuación se describen, grosso modo, estas
posturas teóricas.

Amenazas: vistas como la causa de los desastres.

Hasta hace un par de décadas, e incluso hoy en algunos ámbitos o instancias donde se
maneja el tema de los desastres, predomina lo que de acuerdo con (LAVELL, 1993) Hewitt
denominó “Paradigma dominante o tecnocrático de los desastres”. Las primeras reflexiones sobre
la temática se inscriben en esta postura, donde la causalidad de los desastres se asocia a la presencia
de eventos extremos de la naturaleza (sismos, huracanes, erupciones volcánicas, etc.). Los desastres
se asumen, por lo tanto, como eventos externos que irrumpen la estabilidad de la vida normal y que
por su gran impacto afectan indistintamente a todas las personas ubicadas en una extensa unidad
geográfica.

Para (LAVELL, 1993)), este paradigma ha privilegiado, en primera instancia, los enfoques
de tipo fisicalista derivados de las ciencias naturales y básicas y orientados específicamente al
estudio de las amenazas naturales. A partir de éstos, se ha fortalecido el conocimiento de las
características de aquellos fenómenos y el establecimiento de técnicas para su predicción y
monitoreo (LAVELL, Ciencias sociales y desastres en América Latina: Un encuentro inconcluso.
, 1993) (Mansilla, 1996)). No obstante, bajo estos enfoques se maneja una visión reduccionista de
los desastres, que sólo atiende uno de los factores que inciden en su generación separándolos de
las verdaderas causas que los producen.

Siguiendo a (LAVELL, 1993) bajo este paradigma también se ha privilegiado la aparición


de enfoques estructurales, derivados de disciplinas ingenieriles y arquitectónicas. En éstos, el
énfasis se centra en la afectación física dejada por el impacto de eventos extremos, pero sigue
considerando las amenazas como la única causa de los desastres (MASKREY, 1998)). Se maneja
un concepto de vulnerabilidad física, pero pasiva o invariable, determinada por la exposición física
de los elementos o su ubicación en el área de influencia del fenómeno peligroso (Cardona O.,
2004)Los trabajos de investigación se han centrado en la elaboración de medidas estructurales y
26

obras de mitigación que permitan mantener sociedades más seguras (MASKREY, 1998), mediante
construcciones más resistentes.

(HEWITT, 1996) plantea que el paradigma dominante ha desatendido los ingredientes


sociales en la generación de los desastres, colocando el énfasis de su causalidad en los fenómenos
naturales y percibiéndolos como una situación anormal e impredecible. En consecuencia, el interés
ha estado en la etapa de ocurrencia del desastre, mediante la elaboración de medidas destinadas a
la atención de la emergencia y/o al desarrollo de técnicas para reducir el impacto de tales
fenómenos (Mansilla, 1996)

Vulnerabilidad: conformación de condiciones de inseguridad.

Una visión alternativa a la anterior se ha desarrollado con base en los estudios sociales sobre
los desastres desde la década de 1950, pero con una mayor producción durante los últimos veinte
años (Mansilla, 1996) Las posturas desarrolladas bajo este enfoque han buscado dar una
explicación social de los desastres, ya sea desde el punto de vista de la afectación que sufren las
personas y su comportamiento en momentos de emergencia, o desde aquellos cuyo énfasis busca
las relaciones entre los desastres y el contexto histórico y social de su causalidad.

Los aportes de este enfoque a la temática han sido decisivos para poner de manifiesto que
los desastres son el resultado de procesos sociales que ante la presencia de una amenaza que actúa
como detonador son reveladores de situaciones críticas preexistentes (LAVELL, 1993). Así, los
desastres pueden ser vistos como generados a partir de forzadas o no resueltas desventajas sociales
relacionadas con el género, la ocupación, la clase (situación socioeconómica), la religión, etc.
(HEWITT, 1996) en otras palabras, los desastres son “problemas no resueltos del desarrollo”
(RED, 2004) Lo anterior significa que los desastres son la materialización de las condiciones de
inseguridad que se han generado en la cotidianidad de las poblaciones y que dan cuenta de
problemas estructurales de exclusión y segregación social, reflejados especialmente en la
afectación diferencial sufrida al interior de una población en el momento en que ocurre un desastre.
Ejemplos comunes de la vida cotidiana en buena parte de las ciudades, por lo menos de los países
denominados en vías de desarrollo, dan cuenta de ello. (BLAIKIE, 1996) lo ejemplifica así: “...si
la estructura de la tenencia de tierras urbanas y el alquiler significan que lo mas cerca de las
oportunidades económicas es la barriada de la ladera, la gente se localiza allí sin importar los
riesgos de los desastres”.

En esta concepción, el término vulnerabilidad adquiere un significado en el que se enfatiza


en los procesos que intervienen en su conformación y acumulación. La vulnerabilidad, entendida
como las condiciones que hacen que una comunidad, o parte de ella, sea susceptible de ser afectada
por un fenómeno de origen natural o antrópico en un espacio y tiempo determinados (WILCHEX-
CHAUX, 1998), da cuenta de las múltiples dimensiones y procesos (sociales, políticos,
27

económicos, culturales, etc.) que pueden generar factores de fragilidad en un conglomerado social.
Los altos niveles de desempleo; el desconocimiento del territorio, sus ofertas y sus amenazas; las
difíciles condiciones de orden público, entre muchos otros, son elementos que componen, en
diferentes niveles, la vulnerabilidad en una población.
Bajo este marco conceptual se ha buscado dar explicaciones de los desastres a partir de la
configuración histórica de las condiciones que hacen propicia su ocurrencia. El afán de no caer en
un determinismo social ha permitido la elaboración de propuestas teóricas que vinculan la
interacción de los factores que conforman el riesgo en una comunidad: las amenazas, las
vulnerabilidades (Wilches-Chaux, 1998) y las estrategias de mitigación (HEWITT, 1996) (Cardona
O., 1991) (LAVELL, Ciencias sociales y desastres en América Latina: Un encuentro inconcluso. ,
1993), considerando al ser humano como un agente activo tanto en la configuración del riesgo y
los desastres, como en la reacción o respuesta frente a ellos. Resulta pertinente mencionar que este
enfoque, promovido desde espacios académicos estadounidenses y europeos, ha tenido un
importante aporte e impulso desde el ámbito latinoamericano, que ha permitido consolidar, de
acuerdo con (LAVELL, 1993, p. 4)), la “colección de estudios y debates conceptuales más
completa que existe sobre el tema, visto desde una perspectiva social, y publicados en español”,
haciendo referencia a las decenas de publicaciones de la Red de Estudios Sociales en Prevención
de Desastres en América Latina .
28

5.3 MARCO LEGAL

Marco normativo internacional

A nivel internacional existen documentos que fijan estándares para la prevención y


atención de desastres que han sido emanados del seno de la ONU, estos son, la “Estrategia de
Yokohama para un mundo más seguro y su Plan de Acción”35 y la “Declaración de Hyogo”,36
que si bien hacen parte del denominado soft law o derecho blando, constituyen parámetros que
permiten comprender de manera integral y armónica el alcance de las obligaciones de los Estados
en torno a la prevención y atención de desastres. Estos pronunciamientos de la comunidad
internacional se enmarcan en el contexto del desarrollo sostenible y propugnan por un enfoque
preventivo, bajo el supuesto de que, independientemente del origen natural de los riesgos y
amenazas susceptibles de convertirse en desastres, las pérdidas de vidas y los costos materiales
derivados de éstos dependen en buena medida de la adecuación de los planes y programas de
prevención del riesgo.37

La “Estrategia de Yokohama para un mundo más seguro y su Plan de Acción” consta de


diez principios que se enfocan en la prevención de desastres. Así, se indica que las medidas y
acciones tendientes a la prevención y preparación para eventos de desastres deben ser elementos
integrales de la política en los niveles nacional, regional e internacional, y reconoce que sobre cada
Estado recae la responsabilidad de proteger a su población, infraestructura y bienes de los efectos
de los desastres naturales. Igualmente, indica que la comunidad internacional debe tener particular
atención sobre los países menos adelantados para movilizar recursos financieros, científicos y
tecnológicos adecuados y necesarios para reducir los desastres naturales.

De igual forma, la “Declaración de Hyogo” reconoce la importancia de crear una cultura


de prevención de los desastres en todos los niveles y expresa que existe una relación intrínseca
entre la reducción de los desastres, el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. En este
documento se reitera también la responsabilidad que recae sobre los Estados para lograr reducir el
riesgo de desastres naturales, por lo que resulta imperioso adoptar políticas nacionales que
concedan prioridad a esta cuestión.

35
La Estrategia de Yokohama para un mundo más seguro y su Plan de Acción fue aprobada en la primera Conferencia
Mundial sobre la Reducción de los Desastres desarrollada en Yokohama, Japón, en mayo de 1994, como el principal
resultado del examen de mitad de período del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales.
36
La Declaración de Hyogo fue adoptada por la Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres en su novena
sesión plenaria del 22 de enero de 2005 que se celebró en la ciudad de Kobe de la Prefectura de Hyogo del Japón.
Mediante este instrumento se aprobó el “Marco de Acción de Hyogo para 2005-2015: Aumento de la resiliencia de las
naciones y las comunidades ante los desastres” que establece los objetivos y acciones a desarrollar en el tema de
prevención de desastres naturales.
37
Sentencia T-235 de 2011 (MP. Luis Ernesto Vargas Silva).
29

Marco normativo nacional

A nivel nacional han sido diferentes normas las que se han ocupado del tema de la
prevención y atención de desastres. Así, el Decreto 93 de 1998, “Por el cual se adopta el Plan
Nacional para la Prevención y Atención de Desastres”, establece en su artículo 3º38 los objetivos
del Plan Nacional para la Prevención y Atención de Desastres, a saber: (i) la reducción de riesgos
y prevención de desastres, (ii) la respuesta efectiva en caso de desastre, y (iii) la recuperación
rápida de zonas afectadas. Por su parte, el artículo 6º39 prescribe las estrategias generales del citado
Plan a las que corresponde cada uno de los programas que el Sistema Nacional para la Prevención
y Atención de Desastres debe ejecutar, consagrados en el artículo 7º,40 esto es: (i) el conocimiento
sobre riesgos de origen natural y antrópico, (ii) la incorporación de la prevención y reducción de
riesgos en la planificación, (iii) el fortalecimiento del desarrollo institucional, y (iv) la
socialización de la prevención y la mitigación de desastres.

Por su parte, la Ley 1523 de 2012, “Por la cual se adopta la política nacional de gestión del
riesgo de desastres y se establece el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres y se
dictan otras disposiciones” definió en su artículo 1º la gestión de riesgo de desastres como “un
proceso social orientado a la formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de políticas,
estrategias, planes, programas, regulaciones, instrumentos, medidas y acciones permanentes para
el conocimiento y la reducción del riesgo y para el manejo de desastres, con el propósito explícito
de contribuir a la seguridad, el bienestar, la calidad de vida de las personas y al desarrollo
sostenible” y precisó que la gestión del riesgo es responsabilidad de todas las autoridades y los
habitantes del territorio colombiano.41 Así mismo, en el artículo 6º42 de la citada norma se indican
los objetivos del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, los cuales son: (i)
desarrollar, mantener y garantizar el proceso de conocimiento del riesgo, (ii) desarrollar y
mantener el proceso de reducción del riesgo, (iii) desarrollar, mantener y garantizar el proceso de
manejo de desastres.

38
Decreto 93 de 1998. Artículo 3º.
39
Decreto 93 de 1998. Artículo 6º
40
Decreto 93 de 1998. Artículo 7º
41
Ley 1523 de 2012. Artículo 2°. De la responsabilidad. “La gestión del riesgo es responsabilidad de todas las
autoridades y de los habitantes del territorio colombiano.
En cumplimiento de esta responsabilidad, las entidades públicas, privadas y comunitarias desarrollarán y ejecutarán
los procesos de gestión del riesgo, entiéndase: conocimiento del riesgo, reducción del riesgo y manejo de desastres, en
el marco de sus competencias, su ámbito de actuación y su jurisdicción, como componentes del Sistema Nacional de
Gestión del Riesgo de Desastres.
Por su parte, los habitantes del territorio nacional, corresponsables de la gestión del riesgo, actuarán con precaución,
solidaridad, autoprotección, tanto en lo personal como en lo de sus bienes, y acatarán lo dispuesto por las autoridades”.
42
Ley 1523 de 2012. Artículo 6°.
30

- Principio de solidaridad frente a víctimas de desastres naturales.

El artículo 1º de la Constitución Política43 establece que Colombia es un Estado social de


derecho fundado en la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la
integran y en la prevalencia del interés general. Así mismo, el artículo 95 constitucional44 señala
que es deber de todos los ciudadanos obrar conforme al principio de solidaridad social. Resulta
clara entonces la importancia que tiene en nuestro ordenamiento jurídico la solidaridad, consagrada
como principio fundante del Estado social de derecho. Sobre el contenido de dicho principio ha
señalado La Corte:

“la consagración del citado principio constituye una forma de cumplir con los fines
estatales y asegurar el reconocimiento de los derechos de todos los miembros del
conglomerado social.

En cuanto a su contenido, esta Corporación lo define como: ‘un deber, impuesto a


toda persona por el sólo hecho de su pertenencia al conglomerado social, consistente
en la vinculación del propio esfuerzo y actividad en beneficio o apoyo de otros
asociados o en interés colectivo’.

De esta manera, cada miembro de la comunidad, tiene el deber de cooperar con sus
congéneres ya sea para facilitar el ejercicio de los derechos de éstos, o para
favorecer el interés colectivo.

Este postulado se halla en perfecta concordancia con el deber consagrado en el


artículo 95.2 de la Carta Política, el cual establece como deber de la persona y el
ciudadano ‘obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con
acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud de
las personas’.

Este deber, que vincula y condiciona el actuar tanto del Estado, como de la sociedad
y la familia, no es ilimitado, y por esta razón el intérprete en cada caso particular
debe establecer los límites precisos de su exigibilidad.”45

Ahora bien, el principio de solidaridad adquiere una singular importancia cuando se trata de
personas que se encuentran en estado de debilidad manifiesta, como ocurre con aquellas que sufren
las consecuencias de un desastre natural, pues en estas circunstancias “el principio de solidaridad
cobra una dimensión concreta que hace que el derecho a una vida digna se relacione directamente
con la salud, con la seguridad alimentaria y con la protección mínima de seguridad ante los
peligros de la intemperie entre otros aspectos. Por esta razón tanto el Estado, como la sociedad y
la familia deben concurrir a la protección de este bien jurídico”.46

43
Constitución Política. Artículo 1o. “Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República
unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada
en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia
del interés general”.
44
Constitución Política. Artículo 95.
45
Sentencia T-434 de 2002 (M.P. Rodrigo Escobar Gil).
46
Sentencia T-1125 de 2003 (M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra).
31

Así pues, ante la ocurrencia de un desastre natural, es claro que las personas que se ven
afectadas suelen quedar en condiciones de extrema dificultad ante la pérdida o destrucción de sus
medios de subsistencia, sus enseres y la propia vivienda, por lo que, en virtud del principio de
solidaridad, resulta imperiosa una respuesta adecuada y oportuna por parte de las autoridades
públicas tendiente a remediar esta situación calamitosa y evitar que se pongan en peligro o se
vulneren los derechos fundamentales de las personas afectadas, tales como la vida, la vivienda
digna o el mínimo vital. En consecuencia, en situaciones de desastre la solidaridad se concreta
como una pauta de comportamiento conforme a la cual deben obrar tanto el Estado como la
sociedad.47

DECRETO 1547 DE 1984: “Por el cual se crea el Fondo Nacional de Calamidades”.

LEY 46 DE 1988: “Por la cual se crea y organiza el Sistema Nacional para la Prevención y
Atención de Desastres, se otorgan facultades extraordinarias al Presidente de la República y se
dictan otras disposiciones.

DECRETO 919 DE 1989: “Por el cual se organiza el Sistema Nacional para la Prevención y
Atención de Desastres y se dictan otras disposiciones”.

DIRECTIVA PRESIDENCIAL NO.33 DE 1991: “Responsabilidades de los organismos y


entidades del sector público en el desarrollo y operación del Sistema Nacional de Prevención y
Atención de Desastres”.

5.4 MARCO CONCEPTUAL

AMENAZA: Evento potencialmente perjudicial, que puede causar la muerte o lesiones, daños
materiales, interrupción de la actividad social y económica o degradación ambiental.

AMENAZA GEOLÓGICA: Procesos o fenómenos naturales terrestres, con probabilidad de


causar pérdidas de vidas o daños materiales, interrupción de la actividad social y económica o
degradación ambiental. Incluye procesos terrestres internos (endógenos) o de origen tectónico,
como terremotos, tsunamis; así como procesos externos (exógenos) tales como movimientos en
masa: deslizamientos, caídas de rocas, avalanchas, colapsos superficiales, licuefacción, suelos
expansivos, deslizamientos marinos y subsidencias.

CAMBIO CLIMÁTICO: Alteración del clima en un lugar o región.

DESASTRE: Interrupción seria del funcionamiento de una comunidad o sociedad que causa
pérdidas humanas y/o importantes pérdidas materiales, económicas o ambientales. Resulta de la

47
Sentencia T-434 de 2002 (M.P. Rodrigo Escobar Gil).
32

combinación de amenazas, condiciones de vulnerabilidad e insuficiente capacidad o medidas para


reducir las consecuencias negativas y potenciales del riesgo.

ECOSISTEMA: Conjunto de relaciones entre organismos vivos que funcionan como una unidad
e interactúan con su ambiente físico. El alcance de un ecosistema puede extenderse desde escalas
espaciales muy pequeñas hasta, en última instancia, la Tierra entera. (IPCC, 2001).

RIESGO: Probabilidad de consecuencias perjudiciales o perdidas esperadas (muertes, lesiones,


propiedad, medios de subsidencia, interrupción de actividad económica o deterioro ambiente).
33

6. DISEÑO METODOLOGÍCO

6.1 TIPO DE INVESTIGACIÓN

Esta investigación se fundamenta en un paradigma cualitativo – cuantitativo con enfoque


socio jurídico. Es de carácter descriptivo debido a busca analizar cuál es la responsabilidad del
Estado colombiano ante los desastres causados por fenómenos naturales. Para ser desarrollada a
cabalidad se utilizarán las técnicas o métodos de investigación que permitan obtener un mejor
resultado, como la encuesta aplicada a una muestra de la población cartagenera que permita
conocer su percepción sobre el tema objeto de estudio.

6.2 ÁREA JURIDICA

La presente investigación pertenece al área de Derecho Público, debido a que busca


identificar como se ve afectada la comunidad ante los desastres causados por los fenómenos
naturales y así mismo analizar cuál es la responsabilidad del Estado colombiano.

6.3 MÉTODO DE LA INVESTIGACION

6.3.1 Método Deductivo. Por cuanto se partirá de las generalidades teóricas del estado, para
posteriormente analizar la información particular recogida de la situación actual.

6.4 POBLACIÓN Y MUESTRA

La población estará conformada por la población cartagenera, la cual asciende a 1.200.000


de habitantes.

Para el cálculo de esta muestra se aplicó la siguiente formula estadística:

2
n = Z * Pi (1-Pi)
--------------------
2
E

EL nivel de confianza para el investigador en este caso es del 95%, con un máximo error
permisible (E) del 5 por ciento, se estima una posibilidad de éxito del 99% y se determina la muestra
(n) de la siguiente forma:
34

N = 1.200.000
Nivel de Confianza = 95%
E = 5%
Z = Desviación estándar asociada al nivel de confianza dado a la investigación 1.96

Entonces:

2
n = (1.96)* 0.25 (1 -0.25)
--------------------------------
2
(0.05)
n = 3.8416 * 0.1875
0.0025

n = 288

Remplazando la n en la población:

n= 288__
1+_288_
1.200.000

n = 289

Ajustando por el tamaño de la población, resulta que la muestra a encuestar es de 289 personas.

6.5 TÉCNICAS E INSTRUMENTOS DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN

6.5.1 Fuentes Primarias. Se utilizará un instrumento de encuesta aplicado a la muestra


seleccionada.

6.5.2 Fuentes secundarias. La fuente de información secundaria se obtendrá por medio de la


revisión de teorías, revistas, enciclopedias, paginas Internet, periódicos sobre el tema materia de
investigación.

Una vez recolectada la información se procederá a su procesamiento e interpretación con el


propósito de tener los elementos claves que permitirán elaborar un análisis concreto sobre
responsabilidad por parte del Estado colombiano ante los desastres causados por los fenómenos
naturales.
35

7. RECURSOS DISPONIBLES

7.1 TALENTO HUMANO

Investigadores: DANIELA ALEJANDRA FLOREZ VERBEL


JESUS ANTONIO MOSQUERA GARCIA

7.2 RECURSOS MATERIALES

 Útiles de oficina
 Computador
 Impresora
 Fotocopias
 Tinta para impresión
 Papelería
 Material bibliográfico.
 Alimentación

7.3 RECURSOS FINANCIEROS

Los recursos financieros que demanda la investigación serán proporcionados en su totalidad por
los investigadores.

7.3.1 Presupuesto

GASTOS GENERALES VALOR TOTAL


Papelería (resma) $ 22.000
Impresión de formularios $ 50.000
Impresión Trabajo $170.000
Anillado y empastado $ 70.000

Internet $140.000
Transporte terrestre $300.000
Refrigerio $ 50.000
Imprevistos 10% $ 90.000
TOTAL GASTOS $892.000
36

8. CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES

Noviembre Diciembre Enero Febrero


ACTIVIDADES 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4
Recopilación de la información
Elaboración de la propuesta
observaciones
Elaboración del Proyecto
Aprobación del Proyecto
Procesamiento de la información
Elaboración informe final
Entrega informe final
Observaciones
Preparación ponencia
Sustentación
37

BIBLIOGRÁFIA

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Ecuador: Delta S.C.

JURISPRUDENCIA

Artículo 1º parágrafo. De la resolución 074 de 2011.


Constitución Política
Declaración Universal de Derechos Humanos
Decreto 4147 de 2011
Decreto 4579 DE 2010
Decreto 93 de 1998
Ley 1523 de 2012.
Ley 1523 de 2012.
Ley 388 de 1997.
Resolución 074 de 2011.
Sentencia C-145-09
Sentencia T -079 de enero 31 de 2008, M. P. Rodrigo Escobar Gil
Sentencia T-077 de febrero 11 de 2010, M.P. Nilson Pinilla Pinilla.
Sentencia T-096 de 1997 M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz
Sentencia T-1125 de 2003 (M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra).
Sentencia T-1125 de noviembre 27 de 2003, M. P. Marco Gerardo Monroy Cabra
Sentencia T-1190/04 (noviembre 25), M. P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
Sentencia T-161/05 (febrero 24), M. P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
Sentencia T-275 de marzo 12 de 2008, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa.
Sentencia T-328 de 2010,
Sentencia T-331 de mayo 4 de 2011, M. P. Nilson Pinilla Pinilla, entre muchas otras.
Sentencia T-377 de 2000, Magistrado Ponente Alejandro Martínez Caballero
Sentencia T-467 de junio 9 de 2011, M. P. Jorge Iván Palacio Palacio
Sentencia T-487 de 2001, M.P. Jaime Araújo
Sentencia T-574 de agosto 26 de 2009, M. P. Nilson Pinilla Pinilla.
Sentencia T-585 de julio 27 de 2006, M. P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
Sentencia T-585 de junio 12 de 2008, M. P. Humberto Antonio Sierra Porto
Sentencia T-972 de septiembre 23 de 2005, M. P. Jaime Córdoba Triviño

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