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Nos referimos a ellos como aquellos centros de energía situados en el cuerpo humano y

posiblemente de otros animales, de los cuales fluye la energía de la mente. Provenientes


de la palabra sánscrita que significa rueda o vórtice, hace referencia a los siete centros
de energía que componen nuestra conciencia y nuestro sistema nervioso. Los podemos
encontrar situados en las cejas, el corazón, el pecho, los genitales, el ombligo y en la
base de la columna vertebral.

Funcionando como verdaderos centros energéticos, al igual que una bomba o válvula,
regulan el flujo de la energía a través de nuestro sistema orgánico, condicionando las
decisiones que tomamos para reaccionar ante las circunstancias de nuestra vida. De una
manera intuitiva y frecuentemente voluntaria, abrimos y cerramos estas válvulas para
decidir cómo debemos sentir, asimilar y pensar, algo que logramos escogiendo el
adecuado filtro perceptivo a través del que queremos experimentar el mundo que nos
rodea.

Para los budistas solamente hay cuatro chacras, pero otras tendencias, como la tibetana,
nos describen un total de seis, llegando hasta siete en el tantrismo hinduista. Para todos,
sin embargo, los chacras no son físicos y los consideran como aspectos de nuestra
conciencia, como las auras, pero más densos y con capacidad para interaccionar con el
cuerpo físico a través de dos vehículos principales: el sistema endocrino y el sistema
nervioso.
Chacra Uno:

Tierra, identidad física orientada a la auto-conservación

Localizado en la base de la espina dorsal, este chacra forma nuestras raíces. Representa
el elemento tierra, y se relaciona, por consiguiente, con nuestros instintos de
supervivencia, y nuestro sentido de conectar con la tierra para unir nuestros cuerpos con
el plano físico. Con suerte este chacra nos trae la salud, prosperidad, seguridad, y la
presencia dinámica.
Chacra Dos:

Agua, identidad emocional orientada a la auto-satisfacción

El segundo chacra, localizado en la parte baja del abdomen y cerca de los órganos
sexuales, se relaciona con el elemento agua, las emociones y la sexualidad. Nos conecta
a otras personas a través de los sentimientos, el deseo, sensaciones y movimiento. Con
suerte, este chacra nos trae fluidez y dones, profundidad de sentimiento, explendor
sexual, y habilidad para aceptar el cambio.

Chacra Tres:

Fuego, identidad del ego orientada a la auto-definición

Este chacra es conocido como el chacra del poder, localizado en el plexo solar.
Gobierna nuestro poder personal, amor, y autonomía, así como nuestro metabolismo.
Cuando está saludable, este chacra nos trae energía, efectividad, espontaneidad, y poder
no dominante.

Chacra Cuatro:

Viento, la identidad espiritual, social, orientada a la auto-aceptación

Este chacra se llama chacra del corazón y es el chacra del medio en un sistema de siete.
Se relaciona con el amor y es el integrador opuesto a la psique: es la mente y el cuerpo,
varón y hembra, la persona y su sombra, el ego y la unidad. Un cuarto chacra saludable
nos permite amar profundamente, sentir compasión y tener un sentido profundo de paz y
centralización
Chacra Cinco:

Sonido, la identidad legítima, creativa, orientada a la auto-expresión

Éste es el chacra localizado en la garganta y se relaciona así con la comunicación y


creatividad. Aquí nosotros experimentamos el mundo simbólicamente a través de la
vibración, pues la vibración del sonido representa el idioma.

Chacra Seis:

Luz, identidad del arquetipo orientada a la auto-reflexión

Este chacra es conocido como el chacra de la frente o tercer centro del ojo. Se relaciona
con el sentido de la vista, físicamente e intuitivamente. Como tal, abre nuestras
facultades psíquicas y nuestra comprensión de los niveles del arquetipo, el modelo
original, soberano y eterno, que sirve de ejemplo. Cuando está saludable nos permite ver
claramente.

Chacra Siete:

Pensamiento, identidad universal orientada al auto-conocimiento


Este es el chacra de la corona que relaciona a la conciencia con el puro conocimiento.
Es nuestra conexión con el mundo del más allá, con lo eterno, en un pequeño espacio
que nos hace más inteligentes. Cuando está desarrollado, nos trae conocimiento,
sabiduría, conexión comprensiva, espiritual, y beatitud.

CONFECCIÓN DE AMULETOS

La confección de un amuleto ha sido siempre tarea de los magos, sacerdotes,


hechiceros, brujas, brujos, maestros, ascendidos, etc. Usted se preguntará cómo es
posible que algunas veces con un buen deseo de por medio puede uno magnetizar un
elemento para que lleve todo los buenos deseos a su portador. Pero la respuesta es
sencilla.
Sucede que cuando una persona trabaja con energías está mas impregnada de ciertas
sutilezas espirituales que puede transmitir a través de los objetos. Conoce su arte, y
puede aplicarlo.
Siempre que se busque un talismán o un amuleto, se deberá hacer "bendecir" por otra
persona que esté en un nivel superior de quien lo quiere portar. Puede ser un sacerdote
de su religión que impondrá sus manos en los objetos permitidos dentro de su culto, o
alguien que practique alguna rama especial de conocimientos espirituales. Por supuesto
que es usted quien deberá decidir a quién darle el objeto para que lo bendiga.

En el caso de comprar o confeccionar un amuleto para otra persona o para sí mismo


deberá efectuar estos simples pasos:

Compre una vela de color blanco.

Úntela con aceite perfumado, como por ejemplo, esencia de Sándalo.

Enciéndala en un lugar seguro.

Colóquela sobre un plato.

Rodee el plato con polvo de hojas secas de laurel.

Haga una oración a media voz a su guía espiritual o santo de su devoción.

Cerca de la vela coloque el amuleto que quiere trabajar, con cuidado que no vaya a estar
muy cerca como para quemarse.
Deje que se consuma toda la vela.

Luego perfume su amuleto con el aceite que usó para la vela y deje su amuleto por
espacio de una hora expuesto a los rayos del sol matutino.

Envuélvalo después con una tela de color azul o del color que requiera su amuleto y
guárdelo por espacio de 24 horas, al cabo de las cuales podrá usarlo tranquilamente en
la seguridad que esas energías solo trabajarán para usted.
Cómo se efectúa una sencilla sesión de espiritismo

Hay que tener en cuenta, antes de comenzar nuestra andadura por esta desconocida
forma de vida, que los espíritus son seres sensibles y en función del trato que tengamos
con ellos lograremos uno u otro resultado. La burla, el desánimo, la incredulidad y no
saber cómo realizar las sesiones, nos conducirá no solamente al fracaso sino a
consecuencias graves la mayoría de las veces.
Un espíritu burlado puede convertirse en un enemigo terrible aunque no lo manifieste de
una manera directa. Tampoco debemos olvidar que la misma dificultad que tenemos
nosotros para comunicarnos con ellos la tienen también los espíritus, pero una vez que
logramos el contacto los resultados siempre son interesantes, salvo que nuestra actitud
haya sido negligente o burlona. Las voces, los ruidos, las apariciones y hasta la mala
suerte continuada, sería la explicación racional de que un espíritu indignado se
manifiesta entre nosotros. Para que todo esto cese o nunca llegue a ocurrir, se impone
por tanto realizar una nueva sesión seria y con expertos, con el fin de comunicarnos con
la entidad causante de los problemas y pedirle las disculpas que sean preceptivas.

Otra aplicación, quizás la más entrañable de todas, sería la de poder comunicar con
nuestros seres queridos ya fallecidos. En estas circunstancias hay que diferenciar el
hecho de que las sesiones se celebren en la casa del fallecido o en otro lugar, ya que los
resultados serán distintos. En el supuesto de que la llamada a algún difunto podamos
hacerla en la misma habitación donde dormía o cerca del sofá donde solía descansar, el
contacto podrá lograrse incluso en la primera sesión ya que la entidad seguramente no
habrá abandonado el lugar que le era familiar.
Lo importante es que el fallecimiento haya ocurrido hace poco tiempo, ya que
posteriormente los espíritus se integran en otro orden de vida y se despegan bastante de
sus anteriores compañeros. Incluso pretender establecer contacto con algún familiar con
el cual nuestra vida no haya sido muy armónica puede provocar su rechazo, ya que le
estamos obligando a volver a vivir aquello que le hizo sufrir y esto es algo que a nadie,
espíritu o ser vivo, le agrada. Si a pesar de esto insistimos en ello, hay que dejarle notar
desde los primeros intentos que no pretendemos molestarle, sino todo lo contrario,
pedirle perdón por nuestros errores anteriores. Si no lo hacemos así, un espíritu
perjudicado de nuevo puede convertirse en alguien peligroso.

Otra aplicación más factible para una sesión de espiritismo sería poder curar enferme-
dades, y en esto nos podemos basar en las experiencias de otras entidades que estén a su
alrededor. Lo que ocurre es que en función de la fuente de procedencia –nos referimos
al espíritu consultado- así serán las terapias a aplicar y puede ocurrir que para un dolor
de muelas nos recomiende masticar esencia de clavo, tomar un antibiótico o coger una
pelota con los dedos de los pies. Cualquiera de estos remedios podrá ser efectivo y
nunca hay que tomárselos a broma, salvo en caso de auténticas barbaridades y que
pueden ser indicativas de que nos encontramos ante un espíritu burlón o despistado.
No olvidemos tampoco que el espíritu necesita educarse y culturizarse, y si a nosotros
nos hace falta experiencia para realizar buenas sesiones a él también; por eso, cuando la
ayuda que le solicitamos sea importante, debemos utilizar a una entidad adulta, nunca a
un novato.

Una aplicación más razonable de estas sesiones es pedir al espíritu la solución de algún
problema matemático y sobre todo físico, ya que en estos casos solamente deberán
utilizar la lógica, algo de lo que están sobrados. Preguntándoles adecuadamente, y
durante varias sesiones, podremos encontrar el fallo que perjudica el buen
funcionamiento de nuestra lavadora o automóvil, por poner un ejemplo.
También podremos pedirle ayuda para perfeccionar un invento, lo mismo que nos
ayudará a encontrar algún objeto perdido, siempre y cuando esté bajo su zona de
influencia. Si no es así, le pediremos que nos ponga en contacto con otra entidad que
conozca el lugar.
Lo que ninguna entidad hará es provocar daño a alguna persona que odiemos, puesto
que su sentido del honor es muy grande y hasta es posible que se vuelva contra nosotros
de manera airada si insistimos. Lo que sí puede indicarnos es la actitud que debemos
adoptar con esa persona odiada y quizá también nos pueda descubrir sus puntos débiles.
La tabla Oui-ja
Aunque los medios de comunicación han advertido reiteradas veces sobre los peligros
de jugar con la tabla Oui-ja, debemos interpretarlos más como una noticia
sensacionalista que como una realidad. En estas noticias se establece una contradicción,
puesto que aunque los científicos niegan cualquier posibilidad de vida extracorpórea,
advierten que no se emplee esta tabla porque puede dar lugar a problemas serios en
personas impresionables. Bien, personas que se impresionan por ciertos acontecimientos
o situaciones las hay por millones y la mayoría de ellas sufrirán problemas emocionales
sin necesidad de la Oui-ja.
Que la Oui-ja puede dar lugar a situaciones de angustia o pánico en una persona
concreta es cierto, no tanto por lo que ocurra como por la imaginación de la persona.
Pero esto mismo puede ocurrir a quienes acuden a las procesiones de Semana Santa y
rezan con fervor cuando pasa la Virgen o el Cristo, o cuando nos avisan de un accidente
de un ser querido y antes de llegar al hospital nuestra imaginación ha visto de todo, casi
siempre malo.

La Oui-ja, para muchos, solamente es un sencillo y atractivo juego de sociedad


mediante el cual los participantes pueden manifestar deseos ocultos e inclinaciones sin
necesidad que los otros compañeros sepan quién realiza la consulta. En este sentido, una
sesión de “espiritismo” puede ser tan gratificante y entretenida como una partida de
póquer.
El problema puede surgir cuando deseamos comunicarnos ciertamente con las entidades
o algún familiar fallecido y lo hacemos sin el asesoramiento de una persona experta. En
estos casos las consecuencias pueden ser imprevisibles, no tanto por lo que nos
“cuenten” a través de la tabla, sino porque podemos contactar con espíritus que no sean
adecuados. Con bastante probabilidad, estas entidades permanecerán a nuestro
alrededor, bien porque no sepan cómo irse de nuevo, o porque les resulte atractivo
nuestro entorno. Que se comporten luego amigablemente, burlonamente o
agresivamente, dependerá de cómo les hayamos convocado y, especialmente, de quién
se trate.
Los preparativos y ceremoniales

Hay que tener en cuenta que la posibilidad de leer el futuro en la Bola de cristal
depende, no tanto de las calidades de dicha bola, como de nuestras facultades como
clarividentes. Se dice que una persona posee esta condición cuando trata de captar unos
objetivos que ni él ni ninguna otra persona conocen, y obtiene resultados superiores a
los que normalmente se consideran fruto del azar. Ahora bien, si alguien conoce estos
objetivos posteriormente, los mismos resultados podrían interpretarse como producto de
la telepatía.
Por clarividencia entendemos, también, ver claro y ver o predecir algo que los demás no
pueden ver ni saber y para ello podemos emplear cualquier sistema u objeto, incluida la
Bola de cristal.
En su interior deberemos observar una sustancia luminosa y estrellada parecida al éter,
denominada astral, que es una forma de materia superior a la que compone el mundo
físico. En esta sustancia se reflejan las partes correspondientes de la materia física, ya
que el mundo astral impregna y penetra en el mundo físico mediante los siete planos de
la naturaleza: físico, astral, mental, búdico, nirvánico, paranirvánico,
mahaparanirvánico.

Lo primero, es obvio, es encontrar una bola de cristal correcta, pues no son muchos los
comercios que la venden. El tamaño debería ser de al menos 20 cm de diámetro, aunque
hay quien prefiere mayores medidas. Tamaños pequeños, menos de 7 cm, no
proporcionan buenos resultados y tampoco se consideran adecuados para consultas
abiertas al público. El cristal debe estar correctamente pulido, sin aberturas,
imperfecciones ni sombras en el interior, preferentemente de cristal de roca (cuarzo),
aunque son bastante caras.
Cuando miremos a ella no deberían existir deformaciones de la imagen, salvo las
propias de la amplitud similar a un gigantesco Ojo de Pez en fotografía. Esta visión de
360º no permitirá visualizar varias imágenes al mismo tiempo, con bastante claridad si
se le ha añadido mayor porcentaje de plomo para darle más trasparencia. De todas
maneras, si tenemos que elegir entre una bola de cristal normal grande y una pequeña de
cuarzo imperfecto, deberíamos escoger esta última pues las posibilidades son mucho
mejores.

Después deberemos situarla en un soporte adecuado, bien sea de madera o metal,


aunque los más tradicionales siguen empleando un gran almohadón de seda negra. Es
importante que esta bola no sea tocada por personas distintas y que seamos nosotros los
únicos que la manipulemos, pues debe cargarse de nuestro propio aura y energía. En
especial, resultan muy afectadas por el sudor ajeno y por las personas agresivas o
incrédulas, contaminándola hasta tal punto que la hagan ineficaz.

La personalización

Indudablemente, una bola que haya pertenecido a un prestigiado mago o vidente, o


alguna reliquia encontrada en un baúl escondido en un desván, pueden proporcionarnos
resultados increíbles e imprevistos, pues en ella se habrán acumulado las energías de
personas muy cualificadas esotéricamente. Si la compramos nueva, deberemos
personalizarla mediante el proceso de magnetización y poder adecuado. Cuando esto
finalice tendremos una Bola de cristal en la cual solamente nosotros podremos ver el
pasado, presente y futuro, o en su defecto, una persona en la cual hayamos delegado
nuestro poder.
Desde ese momento la bola debe ser nuestro fiel amigo y aliado, casi como un criado
fiel o un espejo mágico que nos responde a todas nuestras preguntas. Nuestra mente
debe fundirse con ella y por ello llegará un momento en el cual tengamos una confianza
absoluta en sus propiedades, aunque en ocasiones será mejor dejar el proceso a causa de
su negativa a proporcionarnos datos.
Es importante también que el lugar elegido sea ligeramente sombrío, pues se comporta
como un espejo y refleja cualquier luz ambiental, lo que puede ocasionar distorsiones en
las imágenes.
Muchas de las antiguas leyendas concernientes a los ninjas, magos, brujas y dioses, se
centran en cuentos sobre sus increíbles poderes místicos, que supuestamente
proporcionaban a sus poseedores de amplias capacidades que trascendían y superaban
las que habitualmente tenían las personas normales. Otras personas también empleaban
cualidades misteriosas que los elevaban del plano puramente físico y numerosas
historias sobre poderes internos (Ki, Chi) y fuerzas ocultas universales, han fascinado a
personas de todas las épocas y lugares. Desgraciadamente, para muchos practicantes la
búsqueda de esos poderes sobrenaturales supone la falta de aceptación de las
limitaciones físicas de nuestro cuerpo.
Si hubiera algún tipo de "fuerza" que pudiera descender a nuestros cuerpos para
hacernos invulnerables o superiores, entonces podríamos obtener el control de nuestro
mundo sin esfuerzo y sin tener que realizar ninguna acción. Lógicamente, esto suena
muy tentador y atractivo para muchos, y así, engañados por los “conocimientos
secretos” de algunos Maestros, se creen dotados ya de fuerte superioridad mental, hasta
que un simple puñetazo en el rostro de un vulgar ratero le lleva otra vez a la realidad, ya
que ningún poder mental puede ir separado del aspecto físico.
Si verdaderamente hay algún tipo de “fuerza misteriosa” que pueda ser utilizada por el
hombre o mujer común para aumentar sus poderes físicos, sus orígenes se centrarán
indudablemente en las duras realidades de lo físico. Sólo estudiando profundamente el
funcionamiento de nuestro cuerpo, sus energías y cómo se relacionan con otras
personas, se podrá tener la esperanza de obtener las llaves para conseguir la llamada
energía interna.

Por muy atractivos que sean los métodos aparentemente cósmicos, es imposible obtener
el control mental, no digamos ya el espiritual, sin antes tomar honestamente conciencia
de todos los aspectos de nuestro ser físico. Desgraciadamente, este es un aspecto
demasiado olvidado por los instructores de las ciencias del poder mental, los cuales
siguen unas rutinas de adiestramiento físico caducadas, estériles y demasiadas veces
perjudiciales, como queriendo demostrar con ello su desprecio por la materia de la cual
están envueltos.
Debe tenerse en cuenta que ciertamente hay un reino de poder que de alguna forma se
encuentra accesible tras las técnicas físicas normales. Esta realidad a menudo es pasada
por alto por una gran mayoría de las personas que se empeñan en conseguir año tras año
mayor potencia y desarrollo en sus músculos, pese a las obvias advertencias que éstos y
sus huesos les mandan, sobre todo a medida en que sus años pasan. El punto en que
estoy haciendo énfasis, sin embargo, se refiere al hecho de que esta supuesta habilidad
suprafísica no puede estudiarse como un sistema de entrenamiento en si, sin que
previamente se hayan practicado el resto de las técnicas físicas normales. Así como no
se puede trabajar en el quinto piso de un edificio sin antes construir los cimientos y los
cuatro primeros pisos, tampoco se puede uno lanzar al estudio del poder espiritual o de
fuerzas ocultas en los comienzos del aprendizaje, sin antes haber adquirido una
experiencia en el entrenamiento físico normal
Métodos empleados habitualmente

Relajación

El sujeto permanecerá tumbado boca arriba, en superficie dura y respirando con el


abdomen, tal y como hacen los niños pequeños. Se levanta una mano y luego se deja
caer lentamente como si estuviéramos perdiendo las fuerzas. Eso mismo se realiza con
la otra mano y con ambas piernas. Luego se coge, con las manos totalmente relajadas,
un libro y se lee en voz alta sin tratar de entenderlo ni memorizarlo, pues lo que se
pretende es que los ojos se concentren mientras el cerebro permanece ausente.

Atracción hacia atrás

Se pone al sujeto en pie con los dos pies juntos y se colocan las palmas de las manos en
su espalda, a la altura de los omóplatos. Se le pide que cierre los ojos y después de unos
minutos, lentamente y sin que lo perciba, retiramos las manos. Habitualmente la persona
seguirá a nuestras manos y caerá hacia atrás.

El dedo pequeño

Cogemos la mano derecha del sujeto, la situamos con la palma hacia abajo y oprimimos
suavemente sus dedos con nuestra mano izquierda, salvo el meñique. Ahora efectuamos
suavemente tracciones de ese dedo, pidiendo que lo mantenga relajado. Cuando
notamos que está sin tensión le indicamos que piense en ese dedo y se lo imagine suelto,
sin ligazón con su mano. Si lo conseguimos haremos lo mismo con la mano y luego con
el antebrazo.
La finalidad es que pierda la sensibilidad cutánea y que sienta que un sueño profundo y
placentero le invade más y más.
Autorelajación

Sentados, con la espalda sin tensión y el cuello sin fuerza para soportar la cabeza, se
apoyan los antebrazos en la parte interior del muslo para que cuelguen relajados. Se
cierran los ojos suavemente y se repite internamente la frase “estoy relajado”. Después
nos concentramos en uno de los brazos y nos decimos "mi brazo derecho pesa mucho,
cada vez más". A continuación lo hacemos con el otro brazo y las piernas, pasando a
decir, siempre mentalmente, que nuestros párpados pesan mucho y necesitamos dormir.

Sugestión consciente

Se mira fijamente al sujeto a sus ojos y se le ordena con voz enérgica y sin titubeos que
cierre los ojos fuertemente. Luego, le decimos que sus ojos están firmemente cerrados y
que no podrá abrirlos. Posteriormente, le afirmamos que está siendo invadido por un
sueño placentero y profundo, y que deberá tumbarse en el suelo para dormir. Todo ello
debe realizarse con dulzura y quitando cualquier temor al paciente.
También, se le sitúa sentado de espaldas a la luz, se le agarran las manos plegando sus
dedos pulgares y se le mira fijamente en su pupila, sin pestañear.

Respiración

Se trata de conseguir que nuestra respiración sea larga, sin esfuerzo voluntario, pero
poco a poco tan imperceptible que apenas la sintamos. No se trata de detenerla, sino de
lograr que no la oigamos o sintamos.
La Luna asume el color que le corresponde y está estrechamente ligada en el horóscopo
a los planetas. Gobierna nuestras emociones y sentimientos, aprovechando el lado
femenino, por lo que algunos grupos la describen como nuestra madre, junto con las
otras mujeres en nuestra vida. Cuando una mujer está embarazada su ciclo se aproxima
aún más a las características de la Luna, en oposición al Sol, al que definimos como
nuestro centro, nuestro enfoque, nuestra identidad. La Luna es la reflexión del Sol, la
luz que nosotros absorbemos sin problemas y que nos proporciona seguridad y
confianza.
La colocación de la Luna en las diferentes señales y elementos del horóscopo determina
cómo las emociones se expresan a lo largo de nuestra vida. Su luz reflejada nos inculca
la habilidad para confiar en otras personas, en las situaciones, así como en nosotros
mismos.
Empleando Solamente 29 días para completar un ciclo, la Luna es el más cambiable de
los cuerpos planetarios. Esta mutabilidad se refleja a menudo en nosotros con cambios
emocionales frecuentes y una reputación para el malhumor.

La Luna, su poder eterno y la belleza han intrigado a los humanos durante muchos miles
de años, convirtiéndose en un elemento que influye en la vida de las personas. Los
científicos han demostrado el hecho ¿innegable? que las distintas fases de la Luna
influyen en las mareas del océano, y posiblemente en las mentes de las personas.
También, y en sentido contrario, se dice que “eres un lunático” o “estás en la Luna” para
aclarar la incongruencia en las acciones de alguna persona, mientras que la expresión
hispana “a la Luna de Valencia” nos indica las esperanzas frustradas.

En muchas religiones antiguas, la Luna se convirtió en un símbolo, e incluso una casa,


donde moraban los distintos dioses y diosas, aunque la influencia más tenebrosa que la
Luna ejerce sobre los humanos la tenemos en el mito del Hombre Lobo. Si hay quien
pueda pensar que este personaje siniestro es fruto de la imaginación de los escritores, les
recordaré que la historia real está plagada de extraños seres con apariencia de lobo que
se dedicaron a cometer toda clase de crímenes. Se conocen datos fidedignos que
provienen del siglo XVI y XVII los cuales nos hablan de asesinos con poderes
demoníacos, quienes tomaban aspecto de lobo cuando había Luna llena y devoraban a
todo ser vivo, animal o humano, que se ponía a su alcance. Además, los autores nos
cuentan que las personas mordidas, si no morían, entraban en una fase de delirio que les
convertía también en monstruos.
Los principios de la verdad son siete; aquel que conoce éstos, con comprensión, posee la
llave mágica ante cuyo toque todas las puertas del templo se abren de repente. Estos
siete principios son los siguientes:
1º Principio de Mentalismo.
2º Principio de Correspondencia.
3º Principio de Vibración.
4º Principio de Polaridad.
5º Principio del Ritmo.
6º Principio de Causa y Efecto.
7º Principio del Genero o de la Generación.

Pasemos a revisar en adelante cada uno de estos principios:

El principio de Mentalismo:
«EL TODO es MENTE; El universo es mental.» Este principio incorpora la verdad de
que «todo es mente».
Explica que EL TODO (que es la realidad sustancial que subyace a todas las
manifestaciones y apariencias externas que conocemos bajo los términos de «el
universo material», «el fenómeno de la vida», «materia», «energía», y, en breve, todo lo
que es evidente a nuestros sentidos materiales) es ESPÍRITU, que en sí mismo es
INCOGNOSCIBLE e INDEFINIBLE, pero que puede ser considerado y concebido
como UNA MENTE UNIVERSAL, INFINITA Y VIVIENTE.

Explica también que todo el mundo o universo fenomenal es simplemente una creación
mental del TODO, sujeto a las leyes de las cosas creadas, y que el universo, como
conjunto, y en sus partes o unidades, tiene su existencia en la mente del TODO, en cuya
mente «vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser».
Este principio, estableciendo la naturaleza mental del universo, explica fácilmente todos
los variados fenómenos mentales y psíquicos que ocupan una porción tan grande de la
atención pública, y que, sin tal explicación, son incomprensibles y desafían el
tratamiento científico. Una comprensión de este gran principio hermético de
Mentalismo capacita al individuo para captar fácilmente las leyes del universo mental, y
para aplicar las mismas a su bienestar y avance.
El estudiante hermético está capacitado para aplicar inteligentemente las grandes leyes
mentales, en vez de usarlas de una manera fortuita.
Con la llave maestra en su posesión, el estudiante puede abrir las muchas puertas del
templo mental y psíquico del conocimiento, y entrar al mismo libre e inteligentemente.
Este principio explica la verdadera naturaleza de «energía», «poder» y «materia», y por
qué y cómo están todos éstos subordinados a la maestría de la mente. Uno de los viejos
maestros herméticos escribió hace mucho tiempo:
«El que capta la verdad de la naturaleza mental del universo está bien avanzado
en el sendero hacia la maestría.»
Y estas palabras son tan verdaderas hoy como en el tiempo en que fueron escritas por
primera vez. Sin esta llave maestra, la maestría es imposible, y el estudiante llama en
vano a las muchas puertas del templo.
Antes de que podamos comprender el significado de cualquier Sephirah aislado, es
necesario que captemos en líneas generales, como conjunto, lo que significa Otz Chaim,
el Árbol de la Vida.
Es un jeroglífico, un símbolo compuesto, que tiene por objeto representar al Cosmos en
su integridad y, a la vez, el alma del ser humano en relación con aquel. Cuando más
estudiamos el jeroglífico, tanto más nos damos cuenta de que constituye una
representación perfectamente adecuada del Árbol y que lo podemos utilizar como el
ingeniero o el matemático emplean la regla de calcular para investigar y calcular todas
las complicaciones de la existencia tanto visible como invisible, así como la Naturaleza
externa y las profundidades del alma.

En el diagrama se ve que es una combinación de diez círculos arreglados en


determinada manera y vinculados entre sí por ciertas líneas. Estos círculos son los Diez
Sephiroth Sagrados y las líneas que los conectan entre si representan los Senderos cuyo
número es el de 22.
Cada Sephirah (Sephirah, singular de Sephiroth) es una fase de la evolución y en el
lenguaje de los rabbis se los denomina las Diez Emanaciones Sagradas. Los Senderos
que se encuentran entre ellos son fases de la conciencia subjetiva, las Sendas o Gradas
(del latín Gradus, Escalón) por las que pasa el alma en su realización del Cosmos. Los
Sephiroth son objetivos; los Senderos son subjetivos.

Recordaremos nuevamente que no estamos exponiendo la Cábala tradicional de los


rabbis, como una curiosidad histórica, sino que exponemos la estructura que
generaciones de estudiantes, iniciados todos ellos, y algunos adeptos o Maestros, han
ido edificando paulatinamente, convirtiendo el Arbol de la Vida en el instrumento de su
desenvolvimiento espiritual o de su trabajo mágico.

Esta es la Cábala Moderna o la Cábala Alquímica, como se ha llamado algunas veces, y


contiene muchísimas cosas que no pertenecen a la tradición rabínica, como se verá a su
debido tiempo.

Consideremos ahora la disposición general y el significado del Árbol.


Se verá que los círculos que representan a los Sephiroth están arreglados en tres
columnas verticales y que a la cabeza de la del centro, que es la más alta de las otras,
formando el vértice superior del triángulo de los Sephiroth, está el Sephirah Kether.
Para mencionar, las palabras de MacGregor Mathers:
El Océano Infinito de la Luz Negativa no procede de un centro, porque carece de él,
pues se concentra en un centro, que es el número Uno de los Sephiroth manifestados
(Kether, la Corona, el Primer Sephirah).

Toma dos clases de leña


(una blanca y otra negra)
y haz un buen fuego con ellas.
Llena de aceite un caldero,
Fríe en él nieve de enero
Guarda el caldo y un carbón,
Durante una luna o dos.
Tritura la mezcla luego
con la mano del mortero.
Mete en un cuerno la harina
Y, cuando quieras volar,
¡en un libro echa una pizca!

Aprieta el libro en tus brazos


Y dale hasta siete abrazos.

Empieza luego a pensar,


Con mucha concentración,
a dónde quieres volar.
Cuando tu imaginación esté dispuesta a partir
Sólo tendrás que decir.
“SISPI, SISPI”, y volarás hacia allí.
Y cuando quieras volver, te bastará con cantar:
“IPSIS, IPSIS”, al revés,
y volverás a tu hogar.

Tres pinos mecidos al viento...


El aire sabe de encantamientos

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