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LA FÓRMULA PARA SABER EN QUÉ MOMENTO DEL PARTIDO DE LA VIDA

ESTAMOS

En la actualidad, el ser humano vive casi el doble que hace solo cien años. A
principios del siglo pasado, la expectativa de vida en América Latina era de 44
años para la mujer y 41 años para el hombre, y antes era mucho peor. Por
ejemplo, durante el Imperio Romano, el ser humano vivía en promedio 28 años, y
durante la Edad Media la sobrevida era de 33 años.En la actualidad, el varón en
América Latina vive 74 años y la mujer 77; en Estados Unidos, el varón vive 76
años y la mujer 81; mientras
que en Japón –el país con más longevos en el mundo– el varón vive 78 años y la
mujer 85. En el Perú, el promedio de vida de los hombres es de 72 y el de ellas de
77.La pregunta de rigor es entonces: ¿Qué ha sucedido en los últimos cien años
que ha hecho posible que el ser humano prácticamente duplique su esperanza de
vida?

La respuesta nos la da la salud pública. El desarrollo de vacunas que han


controlado numerosas enfermedades infecciosas, el advenimiento
de los antibióticos, la disponibilidad de agua potable y los sistemas de
alcantarillado, la refrigeración de los alimentos y el simple lavado
de manos han sido muy importantes. Además, los adelantos en el cuidado de la
salud de la madre gestante y del niño, el desarrollo de
ambientes de trabajo más seguros, el reconocimiento de los peligros para la salud
del fumar cigarrillos, una mayor seguridad en el tránsito
de las carreteras y la enorme disminución de muertes por enfermedades del
corazón gracias a la educación del público han hecho también que se logre ese
adelanto.

El gran problema es que si en los tiempos antiguos la gente moría de accidentes e


infecciones, en la actualidad la gente muere de las eufemísticamente llamadas
enfermedades crónicas no transmisibles o enfermedades de la modernidad. Estos
males causan el 70% de las muertes en el mundo, especialmente en países
pobres, donde el 80% de las muertes es a causa de ese motivo.

Las enfermedades crónicas –que por definición son degenerativas, progresivas e


incurables– se producen como consecuencia de la
combinación de dos factores: el deterioro natural que ocurre en el cuerpo debido al
envejecimiento y el maltrato de este por estilos de vida no saludables. Las
enfermedades crónicas causan muerte
prematura (morir antes de tiempo) y discapacidad prematura (quedar
discapacitado a temprana edad).
Las enfermedades crónicas más frecuentes son: enfermedades del corazón
(infartos cardíacos, derrames cerebrales, arritmias cardíacas),
cáncer, diabetes, enfermedades pulmonares crónicas, artritis, insuficiencia renal,
insuficiencia cardíaca, depresión y demencias.
Podemos afirmar entonces que si por un lado los adelantos de salud pública han
logrado alargar la vida del ser humano; por otro, los adelantos de la sociedad
moderna –que promueven la mala alimentación, la vida sedentaria, el uso del
cigarrillo, el estrés y el no respetar el sueño– la están acortando. Y en este punto,
permítame
hacer una comparación entre el fútbol y la vida.

--- El partido de la vida ---

La duración de un partido de fútbol es de 90 minutos. Si el juego termina


empatado, hay que jugar dos tiempos suplementarios
de 15 minutos cada uno, y si el partido sigue empatado, los equipos entran a las
rondas de penales.

Sabiendo que en el juego de la vida la muerte siempre nos va a ganar, es


importante que juguemos el partido de nuestra vida tratando de
llegar empatados a los 90 minutos, seguir empatados durante
el tiempo suplementario y llegar a patear el mayor número posible de penales para
decidir el encuentro. La muerte nos ganará eventualmente, pero habremos
vendido cara nuestra derrota,
porque podremos irnos de este mundo después de haber tenido una vida larga,
productiva y de calidad; es decir, habremos llegado a viejos lo más jóvenes
posibles.

es posible establecer una fórmula matemática para calcular –de acuerdo a la


expectativa de vida del país y nuestra edad cronológica–
en qué momento del partido de nuestra vida estamos. En la tabla adjunta,
calculada según la expectativa de vida para hombres y mujeres en el Perú, les
damos año por año, y de acuerdo a su edad actual, los años que le quedan y el
minuto de juego del partido de su vida.

Pensamos que esa figura podrá ayudar a más de una persona a poner el tiempo
ya vivido en su verdadero contexto, pero sobre todo calcular el tiempo que le
falta por jugar para evitar a toda costa que la muerte le meta un gol anticipado y le
gane el partido antes del tiempo
reglamentario.

En general, las enfermedades crónicas no transmisibles son silenciosas y


traicioneras: no dan síntomas cuando están empezando.
Una persona puede tener cáncer, diabetes, colesterol o presión arterial elevados
durante meses o años sin tener un solo síntoma.

En ese sentido, una actitud positiva de prevención no solo implica saber


programar positivamente el envejecimiento, adoptando y
manteniendo estilos de vida saludables, sino también deshaciéndose de la
equivocada idea de que al doctor solo se va cuando hay un síntoma que lo
justifique. Quien así piense, y vea al médico
cuando presente un síntoma, se dará con la sorpresa de que su enfermedad está
avanzada y fuera de control.

Alimentación saludable, ejercicio diario, no fumar cigarrillos, controlar el estrés,


respetar las horas de sueño y cultivar la salud mental son consejos vitales para
llegar a viejos lo más jóvenes posible.
Morir o quedar discapacitado prematuramente por una enfermedad prevenible o
detectable constituye no solo un terrible sufrimiento, sino también una enorme
sobrecarga económica familiar.

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