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De acuerdo a los informes de peritaje médico del Servicio Médico Legal, las edades
más frecuentes de las víctimas de agresiones sexuales se ubican en los grupos de
edad de 10 a 14 años y, en segundo lugar, de 5 a 9 años. El 100% de los casos de
incesto denunciados afectan a niñas menores de edad.
¿Hasta qué edad se considera Abuso Sexual?.
El abuso sexual por definición tiene que ver con el poder y existe en la medida en
que hay poder relacionado con la dependencia. Mientras más edad tenga la víctima,
mayores posibilidades existen de abrir el tema. Y en ese sentido es importante
terminar con el mito de que mientras sea niñita es abuso, pero cuando es
adolescente lo hace porque se acostumbró a tener relaciones sexuales.
El abuso sexual es el mismo, aunque se tenga 6, 14 o 18 años, incluso la mayoría
de edad. Porque lo que indica abuso es el poder que tenga el abusador y puede
incluir o no penetración. (Sicóloga Caroline Sinclair, Revista De Mujer a Mujer).
Causas, efectos y consencuencias.
El abuso sexual es otra forma de abuso de poder, la peor de todas, especialmente
cuando se manifiesta sobre niñas y adolescentes. Un abuso de poder que marcará
su vida, especialmente cuando el abuso se convierte en violación.
El abusador/violador se refugia en el secreto, que le protege y le permite repetir la
misma actuación con otras niñas de su familia. Porque aunque sea descubierto por
algún otro miembro de la unidad familiar, el hecho de hacerlo público es tan
espantoso que generalmente callan para proteger la imagen de la familia.
Esta ley del silencio agudiza los efectos y las consecuencias que la víctima sufrirá
durante gran parte de su vida. Por eso es tan importante que hablemos de la
existencia de los abusos sexuales y los reconozcamos como un problema social
que hay que abordar.
Las familias incestuosas mantienen una ley del silencio tan férrea como la mafia. Si
surge alguna mujer lo suficientemente valiente como para hablar de ello,
generalmente descubrirá que otras mujeres de su familia también han sido
abusadas y chocará contra la negación a hablar de ello fuera del seno familiar.
Desde nuestra experiencia terapéutica, hemos constatado que muchas de estas
familias incestuosas tienden repetidamente a relacionarse, “a casarse”, con
integrantes de otras familias incestuosas, como si haber vivido esa experiencia
dotara de una intuición especial para escoger a seres afines, algo así como una
comunicación no verbal, un entendimiento tácito.
Y, si no se toman medidas para luchar contra el secretismo de estos abusos
domésticos, el número de familias incestuosas seguirá creciendo y expandiéndose.